4._Pregunta.
-¿Por qué no nos cuentas de ti?- intervino Cus para acabar con ese ambiente pesado que cayó sobre la mesa después de las palabras de Mary.
-Es buena idea. No sabemos nada de nuestra nueva hermana- manifestó Sour.
-Estoy de acuerdo- exclamó Mojito- ¿Cuéntanos un poco de ti Mary? Morimos de la curiosidad- agregó antes de acercar el tenedor a su boca.
-Comprendo su curiosidad así que les otorgare una pregunta a cada uno de ustedes- les respondió Mary tomando los cubiertos para empezar a comer- Es más dinámico que un relato insípido con datos de currículum.
Algunos intercambiaron miradas, otro se sonrieron como Vados.
-Me parece bien- Exclamó uno de los mayores, Mary no reconoció la voz y estaba fuera de su vista- ¿Quién tendrá el honor de comenzar?
-Partiremos con la mayor y acabaremos con el menor de todos- le contestó Mary saboreando esa sopa en extremo salada.
-Sere yo quien comience- dijo Cus con un poco de entusiasmo- ¿Cómo se conocieron nuestros padres?- consultó aparentemente sin malicia.
Mary guardo silencio, un instante, todos dirigieron a ella su mirada.
-Bueno... según sé ellos coincidieron en un evento social. En ese entonces mi madre era dueña de un servicio de banqueteria y...
Y nada de lo que Mary contó sonó no creíble. Ni siquiera el sitio donde ellos se conocieron estaba fuera de lugar. Cus recordaba que su padre visitó esa ciudad por esas fechas debido a una gira de negocios. Así, uno a uno, fueron soltando una pregunta sobre la muchacha. Algunas eran incómodas de responder, otras fueron más ligeras y destinadas a complementar la del hermano previo en hacer la consulta. Unas eran más personales, otras menos invasivas; pero la de Vados dejó helados a todos y es que sin tapujos o tacto quiso saber hasta cuando ella pretendía mantener vivo a su padre.
-Hasta que despierte o haya muerte cerebral- respondió Mary sin mostrarse afectada por la desagradable pregunta, algo en que la nueva cabeza de la familia se fijó muy bien.
Después de Vados llegó el turno de Whiss quien le consultó si tenía pensado quedarse a vivir con ellos.
-No dejaré solo a mi padre- contestó la muchacha- No voy a arriesgarlo a que acabe sepultado vivo de nuevo- agregó.
-¿No te resultara incómodo permanecer en una casa donde evidentemente no eres bienvenida?- le preguntó Mojito que era el siguiente en hacer la consulta.
-Sí, sí me resultará incómodo- contestó Mary de manera tajante, esperando acabar con ese tema.
-Debes amar mucho a nuestro padre para que te sometas a tal estrés- comentó Sour- ¿Cómo era tu relación con él? Imagino que debió ser un tanto distante. Nuestro padre jamás dejo está casa en las fechas importantes. Era muy estricto en cuanto a su responsabilidad familiar.
-Dai es estricto en todo, aunque muchas veces da la impresión de ser complaciente...no lo es- rió Mary saboreando el picante segundo plato que le dieron- Recuerdo que no se tomó nada bien que abandonará la universidad, pero no me obligó a seguir esa carrera. Ni ninguna otra.
-¿Nuestro padre te permitió no ser un profesional?- exclamó Marcarita.
-Así fue, pero me obligo a tomar cursos y me quito la manutención.
-Inaudito- comentó Korn- A nosotros nunca nos hubiera permitido algo así.
-Es obvio. Nosotros sí somos sus hijos- le respondió Vados, pero viendo a Mary- Ningún padre pone por encima de su descendencia a un extraño.
-Pero nuestro padre rompe el molde. Fue a mi a quién entrego su vida- le dijo Mary- En lugar de dejarla en manos de uno de ustedes.
-Eso no es sinónimo de tu relevancia- le señaló Vados- En situación catastróficas como lo es una enfermedad terminal o un estado de coma es difícil tomar una decisión objetiva. Los sentimientos y valores entran en juego por lo que para los familiares puede volverse una situación terriblemente desgastante. Nuestro padre siempre se caracterizó por ser una persona racional, por lo que es obvio no iba a descansar una decisión como esa en sus amados hijos... Tú, por el contrario, eres una extraña.
-¿Una extraña?- repitió Mary.
-Sí algo a quedado claro, desde el inicio, es que tu adopción fue un acto de caridad. Por lo que has contado aquí ustedes nunca convivieron mucho tiempo- continúo Vados tomando su copa de vino blanco con extrema elegancia.
-Sí- afirmó Mary- Fue un acto de caridad. Yo misma lo mencioné. Y por ello, siendo nuestro padre una persona tan racional, sabía exactamente que esperar de una persona a la que trato con generosidad- continúo la mujer, pero hizo una pausa antes de decir esa última palabra- Gratitud.
Mary calló dejando sus palabras suspendidas en el aire como un relámpago. Tomó su copa para con calma y elegancia proponer un brindis.
-Por nuestro padre- dijo y ninguno le hizo un desaire. Las preguntas se retomaron y la cena acabó.
La pregunta más inocente la hizo Merus. Posiblemente, pensó Mary, porque no tenía algo que preguntarle realmente. Cuando la cena terminó, la muchacha subió a ver al doctor. Se anunció en la puerta antes de entrar y al hacerlo buscó a Bills con la mirada.
-¿Tiene algo para la indigestión?- le preguntó- Esa comida me caerá fatal en un par de horas- le dijo al médico que estaba reposando en el sofá. Dai, que se sentó en la cama al oírla llegar, la miró extrañado.
En la cocina Vados miraba los platos vacíos y le preguntó a la cocinera si había hecho lo que le pidió. La mujer dijo que había puesto un poco más de sal en la sopa de Mary y picante en su carne, pero Vados no recordaba haber visto a esa mujer hacer una mueca que delatara el desagradable sabor de esas comidas.
-No puedo creer que le hayas hecho a nuestra nueva hermanita- le dijo Whiss que había entrado a buscar algo de comer que hubiera sobrado de la cena.
-Solo era una pequeña prueba y la superó- le respondió Vados sonríendo.
-¿Qué me dices del cuestionario que nos propuso?
-Es astuta- exclamó Vados viendo a su hermano tomar el postre que ella no quiso- Sabía que la íbamos a someter a un interrogatorio así que decidió dirigirlo. No solo eso también juzgo nuestras preguntas como nosotros sus respuestas.
Whiss se quedó viendo a su hermana mientras hundía la cuchara en la copa con el postre de fruta, cremas y salsas dulces. Ella se veía muy entusiasmada, sonreía divertida como si acabara de ganar un juego o algo por el estilo. No estaba molesta u ofendida.
-Lo estás disfrutando- le señaló Whiss antes de meter la cuchara en su boca y ser víctima de un escalofrío de placer.
-Hace tiempo que no tengo con quien divertirme. La llegada de nuestra hermanita puede hacer las cosas divertidas por aquí, aunque no creo que resista mucho- confesó Vados cubriendo su sonrisa con su mano.
-En lugar de ponerte a torturar a Mary deberías poner atención a otras cosas, hermana- le pidió Whiss tomando otro poco de postre- La presencia de esta hermana adoptiva puede desatar muchos conflictos. La herencia de nuestro padre se deberá repartir entre catorce. Si antes eso reducía las propiedades y acciones de los más ambiciosos, ahora les parecerá insuficiente...
-No me complace dar otra rebanada de pastel a un miembro más, pero por lo que pude revisar la adopción es real- le dijo Vados acercando una servilleta a su hermano-Y no entiendo porque nuestro padre nos ocultó la existencia de esta chica...¿Será que en algún momento de su vida pudo anticipar lo que sucedería?
-Tratandose de nuestro padre no me sorprendería ¿Oíste lo que ella dijo él le mencionó de nosotros?- le pregunto Whiss con una expresión apática.
-Sí...- murmuró Vados- Para nuestro padre todos éramos unos miserables ambiciosos deseosos de su muerte.
-Ni tan equivocado- murmuró Whiss.
Ninguno volvió a hablar. Vados dejó la cocina. Whiss le preguntó a la empleada si había quedado otro postre.
Cerca de las diez de la noche, Mary dejaba el baño cuando vio salir a Whiss del cuarto de Dai. Él no advirtió su presencia. Bajó la escalera con una expresión muy seria. Ella se había dado un baño por lo que antes de ir a ver a Dai fue a vestirse. Mary usaba un camisón por debajo de las rodillas con dos tirantes. Uno de ellos estaba roto por lo que perdió unos minutos atando la prenda y para cuando salió alguien más había ido a ver a Dai. Él estaba con Bills y si bien este no estaba enterado del trato que ella tenía con su supuesto padre, si lo estaba de lo que él tramaba y más le valía estar a la altura de las circunstancias.
Fue un día largo. La comida le hizo daño, tuvo un tenso encuentro con esa familia, Mary solo quería descansar y se acostó en aquella cama esperando dormir un poco. Casi una hora después Bills llegó a su puerta. Él todavía estaba vestido con su ropa de día.
-Tu padre quiere verte- le dijo tras abarcarla con una mirada.
Mary le cerró la puerta en la cara. Nunca se tomaba bien que alguien la despertara. Realmente eso la ponía de muy mal humor.
-Ese sujeto no educó bien a ninguno de sus hijos- gruñó Bills frotándose la nariz- Con razón lo quieren muerto. Maldita mujer...
-¿La mujer de quién?- le pregunto Mary que en ese momento abría la puerta llevando una bata de color negro.
-¡No vuelvas a cerrarme la puerta encima, grosera!
-No grite, escandaloso- le respondió Mary pasando por su lado.
La mujer fue al cuarto de Dai y lo encontró sentado en la cama. Leía un libro de bolsillo. Al verla le sonrió y le dio la bienvenida. Ella caminó hasta la orilla de la cama después de abrir el biombo que aislaba ese espacio del resto de la habitación. Supuso que Bills quería descansar, pero él no lo interpretó así. Tampoco se sentía muy cómodo alistándose para dormir con esa mujer ahí. Compartir tan íntimo espacio con el supuesto enfermo ya era demasiado, pero no podía ni debía quejarse. Se sentó en el sofá a esperar que ella se marchara. No creía que fuera a permanecer allí toda la noche.
-¿Cómo te fue en la cena, linda?- le preguntó Dai extendiendo su mano hacia ella.
-Fue difícil y eso que solo estamos empezando- le respondió Mary al sujetarle la mano- Pero bueno...todo tiene un precio. Convertirme en la heredera de un millonario no puede ser gratis. Entre más grande es la recompensa más grande es el esfuerzo.
-Sí mis sospechas son ciertas corres peligro- le susurro Dai tirando de su mano para hacerla inclinarse para hablarle al oído.
-Lo sé- contestó Mary- ¿No puedes dormir?- le preguntó tras una pausa y el asintió con la cabeza.
La mujer lo vio descansar la cabeza en la almohada mientras ella comenzaba a silbar. Ese armonioso sonido atrajo la atención de Vados que iba por el pasillo a su cuarto. Cuando trató de abrir la puerta la descubrió cerrada, pero no hizo otro intento quedandose oyendo la melodía un instante antes de ir hacia la habitación de Mary y hallarla vacía. Bills oyó a alguien en la puerta, pero como no sucedió algo más se relajo y esperó a que la mujer grosera se retirará. Eso ocurrió pasado las dos de la mañana.
A las siete Mary despertó oyendo un violín. El sonido se oía un tanto lejano, pero era seguro provenía del otro lado de la pared de la derecha. Ella recordaba que Merus le había dicho ahí dormía uno de los hermanos mayores, pero ella no recordó cual hasta que se asomó al balcón. Aunque en realidad terminó viéndolo. Korn tocaba allí el violín. Mary se quedó escuchando sin ninguna mala intención, pero cuando él se giro hacia ella y abrió los ojos, le frunció el ceño. La muchacha se apartó del barandal sonriendo y se alistó para bajar a desayunar, aunque antes paso por el cuarto de Dai. Lo encontró en compañía de Cus.
-Buenos días- le dijo la mayor de los hijos de Dai a lo que Mary respondió con un ligero movimiento de su cabeza- Vados me pidió que te llevará de compras después de desayunar.
-¿De comprás? ¿Por qué?- le cuestinó Mary mirando a Dai tendido en la cama, totalmente inmóvil.
-¿Irán de comprás?- exclamó una jovial voz a espaldas de Mary, al ella voltear descubrió a Whiss inclinado sobre su hombro- ¿Me dejan ir con ustedes?
-Sí- respondió Cus.
-No- respondió Mary- Yo no quiero ir de compras...
-Claro que quieres. A todo el mundo le gusta ir de compras- le respondió Whiss poniendo sus manos en los hombros de la muchacha.
-Sí tú vas con ella, me harías un favor. Yo debo presentarme en la facultad, pero Vados insiste en que es necesario que nuestra hermana compre algo de ropa para...
-Sí, si...yo sé lo que quiere Vados, no te preocupes yo me encargaré de todo- le dijo Whiss.
-Te lo agradezco mucho...
-Ya les dije que yo lo quiero- protestó Mary, pero de nada le sirvió, Whiss la sujetó y no la soltó más llevándola fuera del cuarto y haciéndola bajar la escalera diciendo lo mucho que se iban a divertir, según él.
La muchacha terminó montada en un auto deportivo junto a su nuevo hermano.
-Será mejor que te pongas el cinturón, hermanita- le advirtió Whiss y ella le tomó la palabra, sin embargo, la expresión de ese sujeto le advirtió que ese paseo no era presidente por diversión.
Awamo, uno de los hermanos mayores, estaba en el jardín esa mañana. Los vio pasar, en el automóvil, y les hizo adiós con la mano.
-Cortare unas flores para poner en la habitación de nuestro padre- se dijo arreglándose el sombrero que le cubría del fuerte sol de esa fría mañana de principios de otoño.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro