Capítulo 5; (no) cita.
Las cosas no fueron incómodas después de lo ocurrido en el apartamento de Takemichi, de hecho, parecía que ni siquiera había ocurrido nada entre ellos. Mikey tampoco lo mencionó cuando Takemichi lo llamó un par de días después para hablar de trabajo, solo se tragó las dudas y respondió monótono cualquiera de los cuestionamientos del abogado.
Otro par de días después, Mikey decidió gastar su tiempo en la tienda con Draken, ayudándole con las motocicletas como en los viejos tiempos. Al final de cuentas, las máquinas eran lo único que no lo decepcionaban.
—Te veías feliz estos días y volviste a ser deprimente, ¿qué cambió? —preguntó Draken, pasándole una llave.
Mikey torció los labios y levantó la cabeza, pensando en ello. Normalmente trataba de ser muy neutral con sus emociones, pero no funcionaba.
—Nada, no tiene que pasar nada. —Volvió con lo suyo, tratando de ajustar una parte de la motocicleta que arreglaba. Sus manos y su cabello estaba hecho un desastre de aceite y polvo, pero no importaba mientras pudiera terminar eso.
—Claro, entonces finjamos que no ocurre nada.
—Es espeluznante que me conozcas tanto, pero en serio, no pasa nada —insistió, mostrándole una sonrisa de todos los dientes, tan falsa como su estado de ánimo, hasta que su celular sonó al costado donde lo tenía apoyado y casi arruinó lo que estaba haciendo cuando se levantó para responder.
Era Takemichi.
Su rostro debió mostrar alguna expresión, porque Draken lo miró con una sonrisa cómplice. Movió la mano diciendo que lo dejara y solo se alejó para responder, no necesitaba que alguien supiera que el abogado con el que estaba hablando últimamente era Takemichi.
—¿Hola?
—¡Mikey! ¿Cómo estás? —preguntaron del otro lado, con un tono de voz naturalmente encantador—. Lamento no llamar antes, muchas ocupaciones.
Takemichi estaba ocupado, no era que no quisiera hablar con él.
—No tienes que darme explicaciones —respondió tan sereno como no se sentía en lo absoluto—, ¿ocurrió algo?
—No, todo está bien. Yo solo... —el chico pareció dudar de lo que iba a decir.
Mikey se preocupó. El nuevo Takemichi no vacilaba.
—Dilo.
—Está bien. El sábado van a celebrar el cumpleaños de uno de mis compañeros de trabajo y me preguntaba si querías venir conmigo. No es nada laboral, entonces estoy inseguro, no te meterás en problemas, ¿verdad?
De todas las cosas que hubiera esperado, una invitación no estaba en sus planes. Mikey se sorprendió y sintió una extraña calidez en el pecho y las mejillas, Takemichi lo estaba invitando a él. Se aclaró la garganta en caso de que sonara demasiado emocionado y respondió:
—¿Por qué me metería en problemas? Y no tengo nada que hacer el sábado, ¿paso por ti?
—¡Por supuesto! Te esperaré a las ocho, no llegues tarde —luego de decir eso, hubo un pequeño silencio que el mismo Takemichi rompió—. Debo irme, Taiju me necesita.
—Te veo pronto.
La llamada se cortó y Mikey, allí mismo, estaba sonriendo como un idiota enamorado, hasta que Draken carraspeó y lo sacó de su momento de ensueño. En serio, su mejor amigo tenía problemas con la privacidad. ¡Solo era una llamada!
—¿A dónde vas el sábado?
—¿Eres mi padre, Kenchin?
—No, por suerte. Pero, no me habías dicho que habías conocido a alguien.
—No conocí a nadie. Solo es el abogado, ya sabes, negocios —dijo, zanjándose del tema para volver con la motocicleta que había dejado abandonada—, quiere que nos veamos para firmar cosas.
—De acuerdo, pero no me sonrojaría por una llamada del abogado.
—¡¿Qué?! —exclamó, llevando sus manos a sus mejillas. No podía ser cierto, Draken solo estaba jugando con él—, no molestes.
No lo dejó en paz por mucho tiempo, aunque en ese punto no importaba. Lo más preocupante de momento era lo que usaría para una fiesta de cumpleaños, ¿algo casual, formal? Y no quería llamar a Takemichi solo por eso.
Para su fortuna, o tal vez no tanto, porque extrañaba a Takemichi, el tiempo pasó relativamente lento hasta el día de la no cita. Emma lo ayudó a elegir algo casual para la "reunión" con el abogado. Le palmeó las mejillas para darle color a la palidez de su rostro y lo despidió deseándole muchos éxitos.
Mikey también esperaba que la noche fuera bien.
Takemichi ya lo estaba esperando en la puerta del apartamento, luciendo mucho más radiante que de costumbre con una hermosa camisa azul, pantalones de mezclilla y una chaqueta de algodón. Lo mejor de su atuendo era su cabello negro rizado, no lo había mencionado, pero le sentaba tan bien, mucho más jovial y fresco. Mikey estaba enamorado de ese chico.
—Mikey... viniste.
No Takemichi, no sonrías de forma tan encantadora que el pobre corazón de Mikey no puede resistirlo. Empuñó sus manos en los costados, y rogó a todas las deidades para no sonrojarse.
—Te dije que vendría —respondió, nervioso.
—Entonces vamos o llegaremos tarde —dijo Takemichi, tomando del brazo a Mikey para llevarlo de vuelta a la motocicleta—. La fiesta es en casa de uno de mis compañeros de trabajo, que casualmente también es mi amigo.
Takemichi siguió parloteando, y Mikey no hizo más que escucharlo con una sonrisa, disfrutando en silencio de los brazos que lo rodearon en todo el viaje. No había frío, no había nada más que el calor de Takemichi en su espalda.
Cuando llegaron, Mikey se preguntó si todos los empleados de Taiju ganaban muy bien, porque vaya que era una casa grande y pomposa. Tenía una brillante fachada y puerta de madera doble, moderna. Lo mejor estaba dentro, luciendo como un salón de fiesta, con más invitados de los que creía.
—Son muchos invitados, vamos, te presentaré al cumpleañero.
Mikey se dejó llevar sin problema, sumergiéndose entre la gente que estaba ya, disfrutando de la celebración. Al fondo, en una pequeña mesa buffet, porque hasta eso tenían, estaba un rubio de espalda, sirviéndose algo, hasta que Takemichi llamó su atención.
Hubiera sido graciosa la forma en la que se giró, si tanto Mikey como el cumpleañero, no se hubieran mirado con sorpresa.
—¿Inupi?
—¿Mikey?
—¿Se conocen? —preguntó Takemichi, uniéndose al notable ambiente de confusión.
Mikey quería golpearse con algo, Inupi aquí, seguro que ahora le contaría a Draken lo que había estado haciendo. Aunque Takemichi pareció mal interpretar la situación entre ambos, porque se le había borrado la sonrisa y se veía notablemente perturbado.
—Vaya que nos conocemos —agregó Inupi, haciendo mucho más incómoda la situación.
—¿Cómo? —Takemichi insistió, soltando a Mikey.
—En el pasado, antes de su viaje.
—¡¿Qué?! Ustedes también tuvieron algo.
Mikey estaba boquiabierto, ¿de qué hablaba Takemichi? Menos mal que no era el único que estaba en ese estado, porque en segundos, tanto él, como Inupi, gritaron al unísono:
—¡No!
—Por dios, Takemichi, ¡puaj! —Inupi fue el primero en salir del estupor.
—Dímelo a mí, prefiero casarme con mi motocicleta.
—Claro, porque ella es mucho más interesante que tú.
Takemichi se relajó visiblemente y se echó a reír.
—Ya veo que se llevan muy bien, ahora cuenten de que se conocen.
Vaya, iba a ser una noche mucho más larga de lo que imaginó, siempre y cuando pudiera obligar al rubio a mantener la boca cerrada con Draken. No estaba listo para retomar el tema de Takemichi en su vida, no sin antes tener alguna oportunidad con él.
Justo hoy se cumple un mes desde que actualicé, lo sientoooooo.
Tenía un bloqueo con esta historia por algo que ocurrió con alguien, en fin. Quiero poner horarios de actualización, ¿lunes?
Besitos en la cola.
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