.Sus ojos.
Todo mi cuerpo se siente tenso por la ira, si ese imbécil se atreve a acercarse juro que voy a golpearlo. Tengo las miradas confusas de Elsa y su padre encima y la verdad, me hacen sentir incómodo.
— Jackson... — se acerca a mí.
— Ni se te ocurra — le advierto severamente asiendo que deje de caminar.
— Espera... ¿Jackson es tu hijo? — pregunta Edward.
— Sí.
— No — corrijo — Yo no soy tu hijo.
— ¿Por qué escapaste?
— ¿En serio quieres saber porque escape? — espeto fulminándolo con la mirada.
— Te creí muerto.
— Desearía estarlo — admito cerrando mis manos en puño. Sí, sí, que se haga el buen padre frente al señor Arendelle.
— Jack... — susurra Elsa viéndome preocupada.
— Elsa, dejémoslos a solas. Parece que tienen mucho de qué hablar — dice dándose la vuelta, Elsa me ve por unos segundos más, pero luego sigue a su padre.
— Así que Elsa es tu novia.
— Eso no te importa — espeto.
— ¿Estas con ella para sacarle plata? — se ríe entre dientes — no, no Jack, yo no te eduque así.
— Púdrete — lo fulmino con la mirada.
— Cuando escapaste me generaste muchos problemas, ¿sabes?
— Entonces que bien que lo hice.
Se ríe sin gracia — Tu mamá no pensó eso, asear la casa no era lo suyo y trabajar se hizo un tanto difícil para mí — se burla — Ahora soy abogado, ¿Cómo da vueltas la vida no?
— Vete a la mierda.
Vuelve a reírse y se acerca a mí — No has cambiado ni un poco, a excepción de esa mierda en tus brazos. Pareces un maldito pandillero, no te ha ido tan bien como yo creí, aunque creí que estabas tres metros bajo tierra, aun eres una mierda.
Lo agarro bruscamente de su chaqueta y lo levanto centímetros del suelo.
— Ya no soy el mismo niño al que podías hacerle mierda, Robert. Tengo bastas razones para partirte a golpes — gruño cada vez más cerca de la ira asesina.
— Puedo llevarte a los tribunales por agresión — habla con dificultad.
Me rio con gracia genuina — ¿Tu demandándome por agresión? No seas hipócrita, ¿Quieres? — lo suelto empujándolo con brusquedad alejándolo de mí.
— Bastardo... ¡No tienes más familia además de yo! ¿Sabes por qué? ¡Mataste a tu familia!
Y ya no puedo más. Me acerco a él y lo golpeo, lo golpeo con la fuerza que solo el demonio sabe que tengo. Porque me pudo decir varias cosas, pero que me dijera eso fue un golpe bajo... y uno que no tiene derecho a decir. Lo golpeo, aun sabiendo que le estoy faltando el respeto a la casa del señor Arendelle, pero es como si la ira me hubiese poseído, no puedo parar.
Hasta que alguien me separa de él. Es el inglés.
— Cálmese, señor Frost. Puede venir el señor Arendelle y no confiaría en usted para Elsa, cálmese — me suelta y le ayuda a Robert a levantarse.
Tengo la respiración agitada, y la verdad no siento que mi enojo se vaya pronto. De pronto veo a Elsa apareceré.
— ¿Eso es cierto? — su rostro transluce el pánico — Lo que él dijo... ¿Mataste a tu familia? ¿Es por eso que no me hablas de ellos?
Mierda, no.
Suspiro pasando mi mano por el cabello — No es lo que tú piensas Elsa.
— ¿Por qué confiarías en él, Elsa? ¿Te ha dicho algo de su familia?
— ¡Cállate! — le grito. Camino hacia Elsa, pero ella retrocede dos pasos — Elsa... Confía en mí, no es que lo estás pensando.
Después de unos segundos, ella camina hacia mí y me abraza.
— ¿Me vas a decir? — pregunto separándose.
Suspiro — No aquí.
— Vamos arriba — toma mi mano y caminamos hacia su habitación sin importar haber dejado como la mierda a Robert.
Entramos a su habitación, está un poco oscura ya que el sol se oculta. Me siento en su cama y Elsa se sienta a mi lado. Solo esperando a que yo hable.
— Tenía siete años... Mi familia era pequeña, solo mis padres y Emma, mi hermana... Vivíamos en una casa apartada en Whitechapel... Yo era un niño que jugaba demasiado y, recuerdo que era época navideña, el árbol, las luces, todo estaba conectado — tomo una respiración y me recuesto sobre la cama, mirando al techo teniendo encima la mirada de Elsa — Estaba entusiasmado y ayudaba a mi mamá en cada cosa que podía... Quería ayudarle a encender las velas que habían en la casa, sin que ella se dirá cuanto, lo hice... Con una vela encendida en la mano, me tropecé, caí y solté la vela encendida, esta fue a parar sobre el cableado eléctrico y hubo circuito — cierro mis ojos y respiro profundo — el fuego se propagó demasiado rápido. Emma estaba cerca de una toma corriente y este explotó... tenía un año, fue la primera en morir — la escuché aspirar un poco de aire. Y por tanto que me lo niegue, un nudo se está formando en mi garganta, uno que me obligo a tragar — Traté de ayudarla, juro que lo hice... Mi mamá entró en pánico y mi papá buscaba salidas, pero el fuego había obstruido todo... Solo recuerdo que estaba con mi mamá y solo cerré los ojos. Creí que había muerto y de verdad, hubiese preferido eso. Desperté en ese hospital recibiendo la noticia de que toda mi familia había muerto... Que yo haya sobrevivido ha sido un maldito recordatorio de esa noche, un incendio que provoqué y del que salí vivo... He pasado año tras año viviendo con la culpa de esa noche.
— Fue un accidente — musita Elsa. Abro mis ojos para darme cuenta de que tiene lágrimas en sus mejillas — No debes culparte, fue un accidente Jack.
— Y de no haber sido por ese accidente mi familia estuviera viva, de no haber sido por ese accidente yo pudiera presentarte a mis padres, Emma hubiese crecido... — suspiro. No, tu no lloras, Frost. Le contaré todo, ya no voy a esconderle nada — Terminé en ese orfanato, me hacían bullying por mi cabello, es por eso que lo cambie... fui adoptado por los Lowell... saben lo de mi familia ya que los del orfanato lo sabían y ellos se los dijeron. Hicieron de mi vida un maldito infierno, escapé por esa razón, trabajaba para ellos y me hacían trabajar extra fuera de casa, reuní dinero y escapé, me metía en problemas, uno tras otro. Fue ahí cuando conocí a Aster, me llevo a la estación donde me dijeron que pasaría dos años encerrado, pero Aster, por alguna razón hizo que en lugar de mi encierro, yo trabajara con él. Fue así como llegue a la policía, donde cada que podía en un caso, me arriesgaba con tal de matarme... pero es como si la vida estuviera empeñada y me dejara vivo para recordar a mi familia... la culpa no me daba motivos para seguir viviendo.
Me siento en la cama y limpio las lágrimas de su rostro.
— No llores.
— Lo siento, Jack. Siento lo de tu familia y sobre todo siento haber dicho que tu... Lo siento mucho — se acerca a mí y me abraza.
Abrazo su pequeño cuerpo contra el mío y dejo mi mejilla sobre su cabeza, respirando ese magnífico y embriagante aroma que emana de ella.
Ella se reclina en la cama llevándome consigo. Clavo mi mirada en esos preciosos ojos celestes, retiro de su rostro un mechón de cabello. Acerco mis labios a su rostro y dejo un beso en su frente, luego desciendo por sus mejillas que tienen ese leve sonrojo que me gusta ver en ella. Termino y me abandono en sus labios. Saboreando, probando y disfrutando de sus pequeños, carnosos y dulces labios. Sin dejar de besarla, apoyo mi peso en mi brazo derecho y me pongo a un lado enlazando nuestras piernas.
Elsa toma mi rostro en sus manos acercándome más, dándome acceso a su boca. Juro que acariciar su lengua es lo mejor que he sentido en esta vida, hasta ahora.
Bajo mis besos hasta su cuello. Ella ladea su cabeza dándome más libertad. Trazo lo largo de su cuello con mi nariz, aspirando ese aroma a flores que ella emana, luego, dejo besos justo donde paso mi nariz. Su piel es endiabladamente suave, y la verdad, quisiera besar cada centímetro de ella.
Volviendo a sus labios, paso mi mano izquierda por su cadera y su cintura en un va y ven en esa curva perfecta de su cuerpo. Me atrevo a pasar mi mano por debajo de su tela, se estremece ante mi tacto. Paseo mi mano por su cintura y su abdomen, su piel es impecablemente tersa y sobretodo suave.
Dejo de besarla y la miro a los ojos. Grandes e hipnóticos.
— ¿Y ahora... tienes motivos para vivir? — pregunta con un brillo en sus ojo, que solo Dios sabe cómo, pero saben calmarme.
Sonrío de lado — Tu eres mi motivo.
Una sonrisa tímida se dibuja en su rostro.
— Te quiero, Jack...
— Y yo a ti, más de lo que imaginas.
— Ahora sé porque nunca me simpatizo ese señor. Lo odio — se cruza de brazos —... Es por eso que Aster te ofreció un puesto en la policía.
— Sí, aunque yo era un dolor de cabeza para él. Nunca hice caso a sus órdenes, tiraba a matar y me exponía demasiado, lo que me salvaba era que lográbamos atrapar al sujeto.
— ¿Lo volvieras a hacer?... ¿Volverías a ser policía?
— Lo estoy considerando, aunque ya no con los mismos propósitos de antes.
— Vaya...
— ¿Te asusta?
— Un poco, pero si es lo que te gusta.
— Tranquila, solo estoy considerándolo — y vaya que lo estoy haciendo — por otro lado, ¿Eres maestra?
— Sí, pero me gusta más tratar con niños. Los amo.
— ¿Y por qué no trabajas?
— Es difícil que contraten a alguien con... mi expediente psicológico. Como maestros siempre deben ir en nuestros documentos y el mío no están favorable que digamos... ya sabes, "traumas infantiles" no es algo que acepten en cualquier profesor.
— Pero eso es ridículo, eres inteligente... ¿De muestras más de lo que das?
— ¿Cómo?
Me acomodo mejor y ella se recuesta de lado. Ambos mirándoos frente a frente.
— ¿Has demostrado lo que puedes hacer? Así como un periodo de prueba.
Frunce su entrecejo — No... no sé me había ocurrido. Además, no sabía que se podía hacer, me refiero, ¿Dar una clase? No creo que todos acepten un periodo de prueba...
— Sara, la novia de Lía, ella es profesora. Podría ayudarte — le sonrío de lado.
— ¿Crees que lo haría? — pregunta dudosa.
— Claro, les caes bien.
Ella sonrío — Dios, ¿Qué haría sin ti? Gracias — Se acerca más a mí y la atrapo en mis brazos. Es totalmente adictivo abrazar su cuerpo pequeño.
Nos quedamos callados por un tiempo. Yo solo sosteniéndola junto a mi cuando de pronto escucho un murmuro, un suave y melodioso murmuro, que poco a poco se convierte más claro... está cantando... y canta bien, bueno, más que bien.
— You make me feel like I'm living a, teenage dream, the way you turn me on. I, can't, sleep. Let's runaway and don't ever look back, don't ever look back... — pasa su mano derecha hacia mi pecho y se aferra a mi — My, heart, stops when you look at me. Just, one, touch, now baby I believe this, is, real, so take a chance and don't ever look back, don't ever look back...
Beso su cabello — ¿Alguna otra cosa que no sepa de ti? Tocas el piano, cantas hermoso, eres maestra... ¿Algo más que agregar a la lista, señorita Arendelle?
— Soy buena haciendo retratos... también estudie cocina, puedo usar un arma.
— ¿En serio? — pregunto alzando mis cejas. Ella se acomoda sobre mi pecho y la veo a los ojos.
— Muy en serio, mi padre me enseño. Así que te informo que no he fallado nunca.
Alzo una ceja divertido — Elsa Arendelle, ¿Estas advirtiéndome algo?
— No, no... solo te estoy diciendo — sonríe inocente.
— Sí, si como no — tomo su cintura y nos doy vuelta poniéndola debajo de mí — ¿Me dispararías?
— A ti no. No soy celosa, pero hay muchas chicas que se te quedan viendo... oye, a mí me enseñaron que debo cuidar lo que es mío — dice encogiéndose de hombros sonriendo con malicia.
Me rio a carcajadas. Dios santo, no puedo con ella. Pero, tiene razón en algo. Normalmente las mujeres suelen creer que los hombres "las hacemos nuestras" y es verdad hasta cierto punto, pero, la verdad, es que somos nosotros quienes les pertenecemos. Yo le pertenezco a esta pequeña chica de ojos perfectos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro