.No me puede estar pasando.
Seis Meses Después
Me sorprende la rapidez con lo que van los meses. Todo va muy rápido, enserio.
Elsa ha logrado tener un trabajo en el jardín de niños de la ciudad. Me ha dicho que le encanta enseñarles a todo y sobre todo por fin ejercer lo que le gusta hacer. Por otro lado, estoy a unos meses de terminar el siguiente ciclo de la universidad, pero para ser sincero ya no sé si pueda soportar más de esa mierda.
Estoy seriamente pensando en volver a la unidad de policías con Aster. Y he hablado con él, esta noche iré con Aster. Se supone que ahora lo han ascendido a agente y él va a darme una semana de prueba. Quiere saber si ya no soy tan suicida. Sí lo hago bien es posible que trabaje en todos los casos de él. Me gustan más, sus casos son por mucho más interesantes que otros.
Elsa odia la idea, pues le han dicho como yo era de impulsivo y suicida. Pero eso era antes de conocerla, claro que ya no seré tan estúpido.
Eso es lo que estamos discutiendo últimamente. Es cansado, pero ¿por qué seguir con los estudios de algo que odio? Ni siquiera sé porque empecé la carrera.
— ¿Por qué no terminas la carrera? Has perdido tiempo si no lo haces.
— Lo perdería más si sigo estudiándolo lo que odio Elsa, entiende.
— ¿Entender? ¿Entender que quieres arriesgar tu vida otra vez? Jack en serio no te entiendo.
— Talvez antes lo hice pero ahora diferente.
— No, nada es diferente. Eres impulsivo ¿acaso olvidas como golpeaste a Hans? O siempre que algo te molesta tú solo te lanzas, no sería nada diferen...
— ¡Elsa ya basta! — Alzo la voz haciendo que ella instantáneamente se calle — Hemos discutido esto por toda la maldita semana, ¡Estoy harto! Trabajaré con Aster y no vas hacerme cambiar de opinión.
Elsa baja la mirada con su entrecejo totalmente fruncido y casi roja de lo enojada que esta.
— Está bien, haz lo que quieras — recoge su abrigo y camina a la salida.
— Gracias — bufo sarcásticamente.
— Idiota.
Cuando sale cierra la puerta con fuerza.
Revuelvo mi cabello con frustración — ¡AHHHH! —grito como el maldito loco que soy. Es frustrante y además ella lo está exagerando demasiado.
De pronto siento a mi celular vibrar en la bolsa de mi pantalón.
— ¿Qué? — contesto con arrebato.
— Guou, tranquilo —es Aster — ¿Vendrás esta noche, no?
— Sí, iré.
— Y... ¿Cómo lo tomó Elsa? Supe que no estaba muy de acuerdo.
— Me odia.
— ¡Vamos hombre! No exageres... ¿va tan mal?
— Acabamos de terminar una ridícula discusión sobre eso.
— Ya le pasará. Solo se preocupa por ti.
— Sí, pero no debería.
— ¿Bromeas? Hasta yo temo por ti. Eres un imbécil.
— Gracias — agradecí, también con sarcasmo.
— De nada. Te veo esta noche.
Finaliza la llamada.
Me tiro al sofá con mi cabeza en el respaldo. Quiero hacer esto, y este o no de acuerdo, lo haré. ¿Por qué detenerme?
Las horas pasan rápido y me siento cada vez más ansioso por ir.
Salgo de mi apartamento, bajo por el ascensor. Saco las llaves de la motocicleta y antes de alejarme del veo a Elsa caminar hacia el edificio.
— Elsa — me detengo frente a ella. De pronto frunzo mi entrecejo al verla con atención. Ahora tiene otro color de cabello, pero esta vez no es un color tan diferente. Lo tiene rubio, de uno muy claro y a decir verdad se ve mejor con ese que con cualquier otro.
Ella se acerca a mí. Sé que sigue enojada.
— No estés enojada.
— No lo estoy. Pero me preocupa mucho. Tú no eres muy paciente que digamos y mucho menos canalizas bien tu enojo. Si algo te pasa yo...
— Elsa, creo que debes tener más confianza en mí — admito que me ofende un poco que todos me crean un imbécil.
— ¿En serio iras?
— Sí, Elsa — suspiro cansado — Hablamos luego.
— Sí, llegaras tarde — rueda sus ojos y se dirige a su apartamento.
Ni siquiera sé porque se enfada tanto. Enserio, no la entiendo.
Enciendo el motor y nuevamente me pongo en marcha directo a la estación. Cuando vuelva, posiblemente esté dormida... no puedo decir que no me importa su opinión, porque lo que piense me importa. Pero no hay motivos para enojarse o preocuparse. No tengo motivos para hacer lo de antes. Es más, tengo uno para volver.
Cuando llego a la estación, Aster está esperándome en la entrada. Primero se me hace un poco raro al verlo vestido de traje, pero recuerdo que ahora es agente.
— Llegas tarde — me reprocha.
— Solo fueron diez minutos.
— Aun así, ya debes ser más puntual. Y recuerda, cuando entremos ahí, ya no seremos amigos, seré tu jefe.
— Bien.
— Okay, entremos.
Dejo la Harley en el estacionamiento y luego subo al tercer piso.
La oficina está totalmente repleta. Hay varios agentes caminando de un lado a otro con varias carpetas a la mano. Algunos se me quedan viendo y otros solo me ignoran.
— ¡Jackson! —saluda Gogo Tomago con una sonrisa entusiasta. A ella la he conocido cuando vine por primera vez aquí.
— Gogo, ¿Cómo estás? — le sonrío amistosamente.
— Agotada, pero feliz de verte de nuevo.
— Lo mismo digo, llevo siglos sin saber de ti.
— Ya lo creo. Yo sabía de ti por Aster. ¿Qué haces aquí?
— Es mi nuevo ayudante, pero está en prueba — contesta Aster en mi lugar.
— ¿De prueba? ¿por qué? Él siempre fue bueno.
— Gracias — ¡ja! Por fin alguien si lo ve.
— Sí, pero también era bueno poniéndose a él y a todos, en peligro — replica Aster cruzándose de brazos.
— ¿Y? Siempre lograban los casos, eso es lo que cuenta — me agrada Gogo, siempre está de mi lado — Bien, creo que debo darte tu uniforme y tu arma... ¿aun sabes usar un arma, verdad?
— Claro.
— Siempre un hombre de pocas palabras — se ríe negando con la cabeza — Vuelvo enseguida.
Aster se acerca a mí — Siempre le gustaste.
— Eso ya lo sé — digo con obviedad.
— Siempre me pregunta por ti. Es fastidioso.
— Ya lo creo — solo espero que no sea un problema después.
Después de un rato, ella vuelve y me entrega una bolsa que lleva un pantalón azul-negro, botas militares, una camisa celeste oscura, un chaleco antibalas y un portador de pistola. Supongo que es una Glock 54, pero ya veremos. Después de cambiarme y dejar el chaleco y mi ropa en el casillero que me asignaron. Vuelvo con Aster quien de inmediato me da un archivo.
— Este archivo contiene las muertes más recientes de la ciudad. La más reciente fue ayer a las cero horas. Una chica de veinticuatro años llamada Sara.
Frunzo mi entrecejo — ¿Sara?
— Sí, ella acababa de salir de una fiesta LGTB y la asaltaron en un callejón. Su pareja está aquí por si quieres hacerles preguntas.
Mierda, la noticia me ha caído como balde de agua fría. Sara está muerta.
— ¿Estás bien? Estas pálido... más.
— Está chica era mi amiga, Aster — abro el archivo y efectivamente la foto de Sara está ahí. También de la escena en donde fue asesinada — Mierda — tenía cortadas en el abdomen y cuello. Una de las cortadas tiene la forma del número — ¿Puedo ver a la pareja de ella?
— Claro, pero no tardes. Está en la sala de interrogaciones. Sabes dónde está.
— Gracias.
Camino lo más rápido que puedo hasta aquel lugar. No me imagino como debe estar Lía. Cuando llego, ella está saliendo de esa sala. Tiene los ojos y la nariz roja. Ella alza si vista, y en cuanto me ve rompe en llanto. Me acerco a ella y la abrazo.
— Lo siento, Lía.
— Está muerta, mataron a Sara, Jack ¡La mataron! ¡Sentía que algo malo pasaría, se lo dije! Pero ella nunca me hacía caso y ahora está muerta — solloza con fuerza abrazándose cada vez con más fuerza — me iba a casar con ella...
Cierro mis ojos con fuerza. Esto es más duro de lo que pude imaginar.
— Esto no quedará así, Lía, vamos a atrapar al maldito que hizo esto.
— Si lo encuentran. Mátalo — susurra con odio — Mátalo, Jack.
No puedo prometerle algo como eso. Hay un código en el FBI que nos prohíbe hacer eso. No podemos disparar a menos que el sujeto lo haga.
— ¿Qué haré ahora Jack? Sara me cambio la vida, lo sabes... ya no tengo motivo para seguir.
— No digas eso — Duele ver como la mejor amiga que he tenido se destroza.
— Es la verdad Jack... — se separa de mí y limpia sus lágrimas — No tengo mucha información que pueda ayudar con la captura. Solo sé que a esa fiesta ella iría como anfitriona. Yo no fui con ella porque mi padre tuvo un problema y tuve que ir...
— ¿Había alguien que quisiera hacerle daño?
— No que yo sepa, todos se llevaban bien con ella. Todos la quería.
— ¿Dónde fue la fiesta?
— En la quinta avenida norte de la calle 34.
— Muy bien, nosotros nos encargamos Lía. Ve a descansar.
— ¿En serio crees que voy a poder dormir?
La miro con pesar — lo lamento Lía. De verdad.
Ella asiente con su cabeza y se da la vuelta para irse con su madre.
Regreso al lugar donde deje el archivo y lo reviso.
Organismo de Investigación Judicial
Departamento de Investigaciones Criminales
Sección de Homicidios
Al mayor: Aster James. – Jefe del departamento de Investigación Criminal
Vías:
Agente Tomago.
Agente Copper.
Agente Romano.
Agente Hunter.
Informe policial N° - IP. 09
Ubicación del sitio del suceso: Quinta avenida norte, calle Madison #34.
Fuente de información: Llamada por parte de un hombre al 911, único testigo del incidente.
Desplazamiento y llegada al sitio del suceso: Todos los investigadores del área nos desplazamos al sitio mencionado, llegamos al ser las 00:00 horas, el fiscal a las 00:30 los agentes las 00:20 y técnico y otros a las 1:00
Datos De La Víctima
Nombre de la víctima: Sara Marie Belikov.
Género y Edad de la Víctima: Mujer de 23 años.
Fecha y Hora de muerte: Domingo 26 a las 00:00.
Pistas en la escena del crimen
No hay evidencia.
Sospechosos
Ninguno.
Relato del testigo
"Ambos habíamos salido de la fiesta LGTB que se celebraba en la misma calle. No caminamos mucho cuando un hombre alto y encapuchado apareció de un callejón. Corrimos, mi auto no estaba muy lejos, pero ese hombre fue mucho más rápido y la atrapó a ella. Traté de ayudarla pero él me golpeó tan fuerte en la cabeza que quedé inconsciente. Cuando desperté vi el cuerpo de Sara ensangrentado y con esa marca del 10. Llamé a la policía y espere junto a su cuerpo"
Teoría del equipo de criminología:
La muerte de la víctima fue causada por un forcejeo a manos de un homicida serial (dados los otros casos similares a este) que tiene una aparente aberración hacia los homosexuales, que tiene tendencias al acoso.
Vaya, el equipo de criminología tenía falta de imaginación para sus teorías.
— ¿Qué paso con la chica? — pregunta Aster acercándose con más archivos.
— Está mal, ¿Qué esperabas? Asesinaron a su novia.
— Lo entiendo — suspira — concentrémonos. Ahora a media noche rondaremos el perímetro de ese lugar. Mira — me da los archivos de las otras nueve víctimas — Revísalos.
— ¿Él testigo es homosexual?
— Sí.
— Entonces lo que tiene el equipo de criminología no está bien, ya que si el homicida tiene una clase de odio hacia los homosexuales, también lo hubiera matado. Además, no creo que las demás víctimas sean homosexuales, ¿o sí?
— Buen punto, pero esas son solo teorías.
— Sí, pero las cosas se hacen bien desde un principio o no se hacen — resoplo.
— Excelente, por lo menos no me tengo que preocupar por si eres incompetente o no — ruedo los ojos — revisa los otros archivos.
Me siento en una de las sillas frente a un escritorio y pongo los archivos en pila. Todas son mujeres, y así como a Sara, le han dejado la marca de un número... Veo con detenimiento todas esas marcas y a las víctimas que no son chicas de más de veinticinco años, la más joven es de veintiuno y todas ellas son rubias. Todas las han encontrado muerta a la misma hora, y los lugares donde las encontraron no son tan distantes de otros. Es más, las calles van en secuencia.
— ¿Alguna otra pista que hayas encontrado? — pregunta Gogo sentándose frente a mí.
— No una que ustedes no sepan ya. Lo único que sé, es que a Sara Belikov la encontraron muerta en la misma calle que fue la fiesta donde fue participe.
— ¿Qué?
— Sí, su pareja me lo acaba de decir.
— ¿Se lo dijiste a Aster?
— Lía lo ha dicho en la sala de interrogaciones, supongo. Ya se lo habrán informado.
— Bien, solo por si acaso iré a corroborar... Por cierto. Debes hacer una prueba de armas, solo para comprobar que no has olvidado el uso.
— Entendido.
— Excelente, te veo luego.
Me concentro en las víctimas y en los lugares que fueron asesinadas. Es como si seguirán un patrón. La que tiene la marca del número "1" fue asesinada en la calle 26. La número dos en la 27. La tres en la 28 y así hasta Sara que ha sido la más reciente y fue encontrada en la 34. Los datos de los archivos son tan ridículamente pobres que decido hacer una investigación de los perfiles de cada una de las chicas. Me sorprendo al saber que cada chica fue asesinada en la misma calle en la que vivían. Tres eran Casadas, dos solteras y cuatro con pareja. Solo Sara era homosexual y Sara no viví en esa calle... pero era rubia. Vaya, una homicida que odia a las rubias. Así que Criminología está mal. Volviendo al patrón de las calles, probablemente ahora él o los asesinos puedan estar en la calle 35.
¿Aster sabrá sobre esto? Supongo que sí, espero.
Antes de que me levante para decirle lo que he descifrado. Él se me acerca junto a Gogo.
— Aster...
— ¿La chica Belikov la encontraron en la misma calle de la fiesta? — Asiento con la cabeza — ¿Por qué no me lo dijiste?
— Lía acababa de decir salir de la sala de interrogaciones, se supone que quien esté a cargo de eso debería de informarte, ¿no?
— Aun así, cualquier cosa que esté relacionado con eso debes decírmelo. Sí sabes otra cosa, dímelo.
— De hecho quería preguntarte si ya sabías que las chicas fueron asesinadas en la misma calle en la que vivían — expongo la idea que me he planteado.
— No. Los familiares no dan mucha información.
— ¿Y no se les ocurrió revisar sus perfiles?
— Se supone que Gogo lo haría — Aster la miro con el ceño un poco fruncido.
— Lo siento, lo he olvidado. He tenido mucho trabajo últimamente.
— Como sea. ¿Qué otra cosa sabes?
— Por si no lo notaste, todas son rubias. Y él asesino está dejando huellas como seguir el patrón de las calles. Todas van en orden.
— Una chica por calle — murmura con entendimiento.
— Exacto.
— Por lo que ahora es posible que vaya a la calle 35 — asiento con la cabeza — Joder, ni siquiera sé porque mierda te despidieron, Frost. Eres excelente.
— Eso ya lo sabía — sonrío con algo de ego.
Después de un par de horas más y de que haya probado que aún se usar un arma. Nos dirigimos al estacionamiento para ir a los autos. Creí que iríamos en los autos policiales, que eso sería en grabe error puesto que así el que esté haciendo esto no se acercaría a la calle. Salimos con seis autos, otros van a asegurar otras áreas cerca de la 35 y yo, como estoy de prueba, voy con Aster.
Pero a pasar las horas revisando al perímetro y esperando información de otros lugares, no hay nada. No hay gente fuera y mucho menos hombres o mujeres, (porque no descartemos que también puede ser una mujer) que luzcan sospechosos.
— No hay nadie. Debemos regresar a la estación, son casi las dos de la mañana — avisa Aster metiendo la llave en la ranura del auto.
— ¿No deberíamos esperar a que los demás nos den información?
— Si lo hubiera, ya nos la hubieran dado.
De pronto el radio comunicador da la señal y Aster conecta.
— ¿Pasó algo?
— No paso fuera en la calle como esperábamos, pasó dentro del edificio — avisa Gogo con la respiración agitada.
— ¿en qué calle estás?
— En la calle sprint.
Me paralizo — Gogo, ¿Cuál edificio es? — pregunto. Que no sea, por favor que no sea.
— Es el edificio Point Walker. La chica se identificó como Elsa Arendelle.
Aster arranca a toda la velocidad que da el auto, mientras que yo... me he quedado mudo, helado, más que pálido y paralizado. Maldita sea, esto no me puede estar pasando.
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