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.Mi Elsa.

Estoy nervioso, estoy malditamente nervioso. Jamás en mi puta vida había estado tan nervioso como ahora, pero ¡maldita sea! ¡Debo hacerlo!

Han pasado un par de meses desde que Elsa vive conmigo, y me encanta tenerla conmigo, la sensación de tenerla ahí es agradable. Cada que llego a nuestro apartamento soy recibido por ella, por un momento preocupada, como siempre, ya que pasé las semanas de prueba y ahora estoy oficialmente en el cuerpo del FBI, ahora Elsa se preocupa más por mí. Pero no importa, me gusta que lo haga. Le importo. No me preocupa de que algo malo le pase, porque sé que está en casa o trabajando, pero siempre estoy con ella, aunque no lo sepa. Digamos que si soy un poco sobreprotector... solo un poco. Me encanta dormir junto a ella, me hace sentir en paz. Me gusta cómo se siente, es un poco doméstico y la verdad no me molesta en lo absoluto... Y me gusta demasiado.

— Vas a hacerlo bien, Jack. Ya deja tu nerviosismo y se un hombre — me ánima Aster desde el intercomunicador.

— Okay, Okay... ya lo haré.

— ¿Lo de ser un hombre?

— Jódete, Aster — bufo rodando los ojos.

Él se ríe — Suerte.

Salgo del auto y camino por el estacionamiento con aquellos grandes letreros en las manos... yo no soy un gran romántico, pero de verdad espero que funcione. Diviso a mi chica riendo con unas compañeras de trabajo y algunas madres de sus alumnos.

Tomo una gran respiración para armarme de valor. Ella me ve, primero frunce su entrecejo con algo de confusión, pero luego me dedica una sonrisa y me saluda moviendo su mano.

Bien, inicia Frost.

Le sonrío y le enseño el primer letrero.

Sabes que te amo, ¿Cierto?

Ella sonríe y se ríe asintiendo con la cabeza. Genial, le muestro el siguiente.

Y tú me amas, ¿verdad?

Vuelve a asentir con su cabeza teniendo aquella preciosa sonrisa en su bello rostro. Le muestro el tercer letrero.

Te amo, Sabes que haría cualquier cosa por ti. ¿No es así?

Elsa frunce su entrecejo aun teniendo su sonrisa brillante e intacta. Supongo que confundida, pero asiente de todas formas. Entonces lee el siguiente.

¿Son muchas preguntas?

Noto como ella y las demás maestras se ríen mientras Elsa mueve su cabeza con afirmación. Sonreí al mostrarle otra.

¿Te puedo hacer una última pregunta?

Su sonrisa se transforma en una línea recta presionando sus labios, pero sus ojos no pierden ese brillo en la espera de algo grande. Entonces revelo el último letrero.

¿Quieres ser mi esposa?

Lleva sus manos cubriendo su boca con sorpresa y asombro brillando en sus preciosos ojos celestes. Las maestras, madres de familia y personas que están alrededor solo nos ven con una enorme sonrisa en sus rostros y cotillean entre ellas con felicidad. Y mientras yo tengo la sonrisa más grande que he tenido en mi vida.

Elsa inicia a correr a mi dirección al mismo tiempo que tiro los letreros y me acerco a ella. Cuando está a punto de llegar se abalanza sobre mí y la atrapo en mis brazos abrazándola por la cintura y levantadora centímetro del suelo. Al bajarla ella me sonríe y toma mi rostro para dejarme un largo y muy dulce beso en los labios.

— ¡Sí quiero ser tu esposa Jack! — exclama con la alegría que no cabe en su ser.

¡Maldita sea! ¡Nadie en esta jodida tierra puede ser más feliz que yo en este momento! ¡NADIE! Tomo a Elsa en mis brazos y beso sus labios, sus tan fascinantes, dulces y delicados labios. Sus mejillas las cuales de deslizan lágrimas de felicidad, beso su frente, sus sonrojadas y tiernas mejillas, y todo su rostro escuchando aquella risilla que me provoca millones de cosas.

— Te amo Jack ¡Te amo! — enuncia enormemente feliz, ni un millón de estrellas se compararían con el brillo que tienes sus ojos.

Le doy otro beso, la besaría todo el tiempo que deseara.

— Y yo a ti, Te amo Elsa. Me has cambiado la vida por completo, pase de ser la persona que odiaba a mundo a ser el imbécil más condenadamente feliz que ha pisado el planeta. Y todo eso te lo debo a ti y solo a ti — le doy un beso fugaz en sus labios y saco la cajita de terciopelo del bolsillo de mi chaqueta. Revelo el anillo de oro blanco con un gran diamante en el medio y varios decorando alrededor del aro — y por eso quiero que seas mi esposa. Nada, definitivamente nada más vale la pena si tú no estás conmigo, Elsa — tomo su mano y deslizo el anillo en su dedo — Te amo con todo lo que soy, lo que tengo y lo que no. Necesito que sepas, que siempre, siempre, estaré ahí para ti. Porque nada nunca va a importarme más que tú, Elsa. Soy incondicional y eternamente tuyo.

Las lágrimas caen en sus mejillas y me mira con el amor que únicamente ella me hace sentir. Un amor puro, sincero y hasta alocado como lo somos juntos.

— Y yo tuya — susurra en mis labios — toda, toda tuya. Te amo tanto — se abraza a mi cuello y esconde su rostro en él. Mientras tanto besos su cabello y le susurro lo feliz que me hace.

¿Me importa que la gente nos vea? No, lo que yo siento se lo mostraría al mundo entero y les muestro el dedo medio a todos los que me dijeron que yo nunca iba a hacer feliz. Creo que antes lo he mencionado, pero vale la pena repetirlo. Mi felicidad tiene nombre, y ese nombre es Elsa Arendelle. La única chica que llegó a mi vida para quedarse y la única que quiero a mi lado.

*****

Sin importar que aún debemos trabajar, la llevo a casa.

Entramos al apartamento besándonos con profundidad, al cerrar la puerta tomo sus piernas y la subo a mi cintura. Sus manos se enredaron en mi cabello presionando sus labios a los míos. El beso se profundiza más con lo que pasa los segundos, sus labios finos y delicados tan embriagadores y perfectos, como si hubieran sido diseñado para que fueran solo míos. Sostengo su cuerpo el mío acariciando sus piernas tan suaves como la seda. Elsa entreabre sus labios y doy paso a que mi lengua entre al calor de su boca, la suya recibe a la mía con una desesperada y caliente caricia haciendo que se escape un gruñido de mi garganta.

Sus delicadas manos viajan por mi pecho y mi abdomen causándome un leve temblor. Ella levanta poco a poco mi camina hasta que me hace dejar de besarla para retirarla del todo. Me tomo un momento para mirar sus ojos centelleantes con amor y deseo, en segundos vuelvo a besarla con más intensidad, como si de un rato a otro fuésemos a extinguirnos, ambos sedientos del otro mientras nuestros labios se hinchan al tierno-agresivo contacto de nuestro roce.

Nos guio hasta nuestra habitación y con un poco de dificultad abro la puerta y al entrar la cierro detrás de nosotros. Camino por la habitación hasta quedar junto a la cama, y bajo a Elsa con cuidado al suelo.

Deslizo mis labios por su mejilla, dejando una línea de besos hasta llegar a su cuello. La beso con ternura, aunque también cada vez más deseando mucho más de ella. Deshago los botones de su camisa y la retiro de sus brazos tirándola al suelo de la habitación. Desabrocho su sujetador y lo tiro junto a su camisa. Escucho sus jadeos entrecortados y noto como su pecho se eleva con su irregular respiración.

Vuelvo a tomarla en mis brazos para dejarla sobre la cama. Me coloco sobre ella, con nuestras piernas entrelazadas mientras me sostengo con mis manos a los lados de su cabeza, me inclino sobre ella y vuelvo a su cuello, succionando un poco su piel. Mis labios desperdigan besos por su cuello y su pecho hasta llegar al montículo de su seno derecho, donde deslizo mi lengua hasta su pezón.

— Mmm — gime para luego jadear entrecortadamente. Su espalda se curva levantando más su pecho y su cadera se contrae ante la sensación. Chupeteo y luego succiono su pezón para finalizar dándole un pequeño mordisco— ¡Ah...! — su cuerpo entero se estremece bajo mi perversa caricia. Juego con su otro pezón haciendo que su cuerpo se estremezca bajo el mío, causando esos pequeños gemidos y jadeos entrecortados que hacen que mi excitación crezca.

Llevo a mi boca de nuevo a la suya, disfrutando de cada movimiento de sus labios, de cada jadeo. Elsa acuna sus manos en mis mejillas y las desliza hasta mi cabello, presionando dulcemente sus labios y usando su lengua con pequeños toques con la mía, rozándose en una placentera caricia. Sus manos viajan con lentitud por mi abdomen hasta llegar al botón de mis pantalones, con un poco de dificultad los deshace, cuando baja la cremallera introduce su mano y toma mi miembro e inicia a hacer un lento movimiento de arriba-abajo con su mano.

— Mierda — gruño separando nuestros labios y escondo mi rostro en el hueco de su cuello y hombro. Un gemido se escapa desde mi garganta al sentir su pequeña y hábil mano frotándose de esa manera en mi miembro. Pero por más que me guste lo que hace, no la dejo seguir. Tomo su mano y la coloco sobre la cama y entrelazo sus dedos y los míos.

Esto se trata de ella, solo de ella. Vuelvo a besarla, con intensidad. Amo a esta chica.

Me levanto un momento para quitarme el pantalón, y recorro con mis manos sus piernas cuando le quito su falda junto con las bragas. Me tomo un momento para admirar su desnudez ante mí. Es perfecta, simplemente perfecta. Su piel brillante cual porcelana y tan suave como el algodón. Su perfume a flores invade mis sentidos embriagándome. Me reclino sobre ella y beso cada parte de su cuerpo, apreciando su piel, apreciando su entrega. Beso con dedicación sus largas y torneadas piernas, su vientre, su abdomen plano, sus delicadas manos, sus brazos, su cuello. Cada detalle de su rostro, sus dulces labios, sus sonrojadas mejillas y sus brillantes ojos. Elsa se remueve con cada caricia, siendo bien recibida en su cuerpo. Todo en ella me parece perfecto.

Cuando retiro la última de mis prendas, me coloco entre sus bellas piernas. Entro en ella con cuidado y lentitud para no dañarla. Sus uñas se encajan en mi piel y un suave y casi audible quejido sale de sus labios entre abiertos. Un jadeo ronco sale de mi boca al percibir lo bien que ella se siente. Mis labios buscan los suyos, encontrando su familiar calor, como si fuera mi único hogar. Suavemente me muevo en su interior, sintiéndola; haciéndole el amor. Jamás en mi vida me había sentido así por alguien, nunca había experimentado este tipo de amor, tan entregado, sentir que lo puedo todo con estar con ella es inmensamente increíble.

— Te amo, Elsa. No puedo imaginar mi vida sin ti. Eres mi todo — susurro entre besos.

Ella para de besarme y toma mi rostro entre sus manos y sus pulgares acarician mis mejillas y es ahí donde me doy cuenta de las lágrimas que tenía en mi rostro. Nunca me había sentido tan intensamente feliz y la verdad, pensé que nunca lo sería.

— Te amo, Jack. Siempre voy a amarte — susurra viéndome con ternura y con sus ojos cristalizados como los míos.

Elsa une nuevamente nuestros labios, tierna y apasionadamente. Sin poder obtener lo suficiente de ambos. La gran sensación que dejamos en el otro mientras nos besamos, mientras nos decimos cuantos nos amamos, es simplemente la mejor de todas. Cuando la entrega es mutua y es más intensa, cuando hacemos el amor hasta que amanezca... es todo, mi mundo. Mi Elsa.



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Awwww si muero de diabetes va a ser su culpa x3

Este, definitivamente es el capítulo más meloso y cariñoso como oso que he escrito, debo exorcizarme de tanta miel xD actualizo dentro de un tiempo. Nah, es broma ;)

Espero que les haya gustado, pos aunque muy meloso fue tierno pos aja, Jack tenía una vida de mierda y pos ya saben ¿no? X3 es tan Cute.

Cambio y Fuera Unicornias y Pandicornias x3

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