.Juzgándome.
Los días pasan rápidos y pasan justo como lo hacían antes de conocer a Elsa, simples. No he hablado con ella durante este tiempo, talvez la única comunicación que hemos tenido es un "Hola" o un "Adiós" y a veces solo un asentimiento de cabeza. ¿Es extraño? Pues, solo un poco ya que me acostumbre un poco al estar con ella, pero he notado que ella luce por mucho más feliz que cuando la conocí, es por eso que pienso que le he hecho un favor al alejarme, de haber continuado con... nuestra amistad, ella no estaría más feliz, creo. Y yo solo tendría más luchas mentales.
Lo bueno es que su viaje a Paris ha llegado, un viaje que tomare como una ventaja de estar lejos de ella, sin verla y ella a mí. Nos ahorramos molestias.
Salgo del edificio con una chaqueta de cuero para cubrirme del frio, ya que ha iniciado a nevar y el frio ya es algo casi no soportable. Al final de las escaleras están Tooth y Aster, probablemente, esperando a Elsa.
- Hola Jack - Saludan al mismo tiempo
- Hola.
- Creí que irías al viaje - comenta Aster mirándome confundido.
- Tengo cosas que hacer - me encojo de hombros sin darle importancia. Pero claro, es Aster, por supuesto va a querer sacarme la verdad de algún modo.
- Aster, ya te había mencionado que Tadashi iría en lugar de Jack - dice Tooth rodando los ojos.
- No me gusta la idea que Tadashi vaya - Elsa aparece detrás de nosotros. Deja dos grandes maletas azules con ruedas a sus lados, con su rostro pintado con disgusto.
- ¿Qué? Pero es tan lindo - justifica Tooth - Por eso organice una cita para ustedes antes del viaje, para que lo conocieras y vieras lo lindo que es.
- Si claro - sonríe Elsa con sarcasmo - Las últimas horas que pase escuchando más de él de lo que hubiera querido del. Es guapo, pero de nada sirve si es un tonto egocéntrico. Me hubiera gustado que invitaras a otra persona - finaliza cruzándose de brazos.
- Invité a Jack, pero él no quiso - señala Tooth haciendo un gesto vago con la mano.
Elsa se sonroja y voltea a verme - Me hubiera gustado que tu fueras - admite tímidamente.
Me encojo de hombros- Tengo cosas que hacer - miro sus maletas - ¿Quieres ayuda con eso?
- Si, por favor - accede haciéndose a un lado.
- También te ayudo - ofrece Aster acercándose.
Ambos tomamos cada uno una maleta y caminamos hasta detrás de la camioneta para dejarlas en la cajuela con las demás.
- ¿Qué es lo que pasa contigo? - pregunta Aster una vez que dejamos las maletas en la camioneta.
- ¿De qué hablas?
- Detesto que te hagas el imbécil, ¿Por qué le hablaste así a Elsa? La última vez que los vi la defendiste de un imbécil ¿Ahora se supone que no le hablas y eres cortante con ella? - me acusa fulminándome con la mirada.
- No sabes de lo que hablas, Aster. Metete en tus asuntos - me defiendo.
- Elsa es como mi hermanita, es mi maldito asunto si la tratas mal.
- ¿Tratarla mal? Le hago un favor, eso hago... además, yo soy así, si no te gusta te puedes ir al infierno.
El solo se me queda viendo, analizándome con la mirada y a la vez matándome con ella - ¿Así eres, eh? Frio, cortante... solitario.
- Exacto.
- En todo caso el que puede irse al infierno eres tú, Frost - Me habla desafiante.
Me rio una vez y me acerco un paso a el- ¿De dónde crees que vengo?
Aster cierra fuertemente la puerta de la cajuela y me rodea empujándome con el hombro. Entra a su auto y lo último que veo antes de verlos partir, es a Elsa sacudir su mano despidiéndose de mí con una sonrisa apenas dibujada en su rostro.
Bien, supongo que ahora si puedo dejar de pensar.
Camino por mucho, mucho tiempo solo pensando en nada, en realidad estoy con la mente en blanco y puedo decir que es realmente agradable. Las calles húmedas, los arboles tomando la tonalidad de la nieve recién caída, y sobre todo el clima frio, es realmente relajante.
Este clima me recuerda una vez que estuve jugando con Emma en un lago congelado. Me rio en mis adentros al recordar que ese día casi muero por hipotermia al caerme al agua congelada. Emma era como el ángel que me decía las cosas malas que hacía y me regañaba si hacia cosas malas, a pesar de su tan corta edad. Ella era tan pequeña y frágil... Esta época del año me gusta por el clima, pero la odio al mismo tiempo porque cada treinta de noviembre es el maldito día en que perdí a mi familia.
De pronto paro frente a un local. Un bar. Entro al lugar e inmediatamente el calor agradable me abraza. Me acerco a la barra y pido una cerveza. Mientras la bebo recorro el local con la vista y noto al sin fin de parejas montando espectáculos mientras se besan en las esquinas del bar o en el la pista de baile, otras personas jugando al póker y otras como yo, solo bebiendo. Le pido al barman un cigarrillo y me entrega uno y me ayuda a encenderlo. Dando caladas durante diez minutos ni siquiera me doy cuanta cuando pido el cuarto cigarrillo y la segundo cerveza ¿Cuándo los fume y bebí? Realmente tengo la mente en blanco.
Por el rabillo de mi ojo noto como una derrotada Lía se sienta a mi lado. La veo alzando una ceja, pero no le digo nada.
- ¿Sabes cómo se siente tener una familia de mierda? - me pregunta pero de inmediato se da cuenta de lo que acaba de decir - ¡Oh santo cielos, Jack! ¡Lo lamento! Soy una completa imbécil.
- Olvídalo - le doy un trago a mi cerveza.
- No, en serio lo lamento. No debí decir eso.
- No importa Lía... ¿Qué te sucede?
- Le dije a mi padre que soy lesbiana - suelta dejando caer su mano sobre la barra.
Alzo ambas cejas - ¿Y qué sucedió?
- ¡¿Qué sucedió?! ¡ME TRATO COMO LA MIERDA!... me dijo que me tenía asco y que yo ya no era más su hija...prácticamente me tiro a la calle - murmuro cabizbaja y rápidamente limpia una lágrima a punto de caer por su mejilla.
- ¿tu madre no hizo nada? - pregunte haciéndole un gesto al barman para que le dé una cerveza a ella. Vaya que la necesita.
- ¿Bromeas? ¡Si mi padre dice negro ella también dice negro! Los únicos que me ayudaron fueron mis hermanos. Mi hermana también es homofóbica - comenta disgustada bebiendo de la cerveza.
- Lamento que eso pasara
- ¿En serio? Yo no lo lamento, así, me doy cuanta quienes de verdad me apoyan... y me alegra que seas de esas personas, Gracias - alza su bebida en mi dirección. También alzo mi cerveza en su dirección.
- Por qué un día los homofóbicos cambien - brindo.
- Salud por eso - ella choca su botella con la mía y luego ambos bebemos de un solo trago el líquido.
El "rato" que pasaría en el bar se convirtieron en diez cervezas y cinco cigarrillos junto a Lía y por lo que veo, ya que mi inconciencia está a su límite, tengo a una chica besándome justo en este momento.
- Vete Jack - me dice Lía arrastrando las palabras - hace mucho que no te diviertes - se ríe - vete, vete, esta chica te hará feliz.
Me rio junto a ella tratando de enfocar mi vista en algo, pero todo da vueltas y vueltas que me es imposible incluso pararme y dejar de reír por eso.
- Vamos bebé, te vas a divertir - habla la chica que esta junto a mí.
- No, no... no puedo... yo... yo me tengo que ir - digo arrastrando las palabras y dejando a un lado a esa chica aun lado.
- No, no, no, yo iré contigo - esa chica voltea mi cara a su dirección y presiona brevemente su boca con la mía.
- Si Jack, ve con ella, mereces un momento feliz - me anima Lía empujándome de la silla.
Veo a la rubia frente a mí de pies a cabeza. Piernas largas, cintura pequeña y... bueno, realmente tiene un cuerpo excepcional - Vamos a casa.
***
Mí jodida cabeza, mi pobre y maldita cabeza.
Despierto con los molestos rayos del sol entrando tenue por mi ventana dándome justo en los ojos. Me remuevo en la cama dándome cuanta que no estoy solo en ella... ah, si... la rubia ¿Cómo se llamaba?... Nah, en realidad no me interesa, de todos modos, ni siquiera la volveré a ver en mi vida.
Me siento en la cama sosteniendo mi cabeza. Vaya noche...
Cuando me levanto me cambio lo más rápido que puedo con mi ropa deportiva y camino hasta la otra habitación donde tengo mi propio gimnasio, pero al hacerlo noto que hay música puesta en el apartamento de enfrente... ¿Qué? Me acerco poco y noto que Elsa está en su apartamento. ¿No se suponía que estaría en París? De pronto ella me ve y sonríe de lado moviendo su mano para saludarme, pero su sonrisa desaparece en segundos cuando la noto mirando detrás de mí.
La chica de anoche sale de mi habitación resonando sus tacones por toda la sala. Cuando se acerca lo suficiente a mi deja un casto beso en mi boca.
- Lo de anoche fue increíble guapo - me sonríe coqueta.
- Te acompaño a la puerta - ofrezco señalando la salida. Ella camina delante de mí moviendo sus caderas más de lo que debería. Cuando abro la puerta ella intenta besarme de nuevo, pero la esquivo alejándome.
- ¿Me llamaras? - pregunta retorciendo la punta de su cabello en un dedo ¿Por qué demonios hacen eso?
- No.
- ¿Qué? Pero...
- Adiós - entonces cierro la puerta escuchando un grito detrás de ella diciéndome "idiota"
Me acerco de nuevo a la sala y noto que Elsa se acerca a la ventana, supongo que para decirme algo como siempre. Nah, ¿Por qué no? Me acerco también a la ventana.
- ¿Por qué no estás en Paris? - pregunto curioso.
- Pelee con Tooth en el aeropuerto y ella rompió mi pasaje, Aster se enojó e hizo el mismo con el suyo y me trajo un poco tarde a noche - explica cruzándose de brazos y ahora fulminándome con la mirada.
Ruedo los ojos - ¿Ahora que se supone que hice para que me veas así?
- ¿Aparte de ignorarme? Bien, ya veo que es tu "tengo cosas que hacer" jamás creí que fueras un idiota que trata a las chicas como "La chica de la noche" - espeta
- ¿Disculpa? Ni siquiera me conoces para decir que lo hago siempre ¿o si? No lo creo. Antes de decir otra cosa, infórmate, que cuando la traje a mi apartamento yo estaba inconsciente de ebrio y además por lo que recuerdo ella no estaba muy enojada por venir conmigo - me explico teniendo un grado de enojo controlable.
- Si, tienes razón no te conozco ¿Por qué será? ¡ah sí! ¡Porque eres más cerrado que... que...CUALQUIER COSA CERRADA! - me grita enfurecida.
- ¡Mi vida privada es mi jodida vida privada!
- Es por eso que alejas a todos. Eres un amargado que aparta a las personas con esa personalidad de llanero solitario - suelta desdeñosamente.
Suspiro soltando una risa sin gracia- No obligo a nadie a estar conmigo. Ni siquiera a ti. Sin embargo siempre regresas, lo cual no entiendo. Si piensas todo eso de mí, ¿por qué no solo te alejas y punto?
No me contesta, solo se me queda viendo con el entrecejo poco fruncido y los labios apretados.
- Bien entonces supongo que podemos dejar esta absurda conversación.
Cierro la ventana y las cortinas. De todas las personas con las que he tratado, ella ha sido a la que nunca he tratado como el imbécil que soy ¿Por qué ella tiene que decirme que soy así? Yo no le di a ella un motivo en particular para que ella piense eso de mi... es la verdad, yo soy así; pero odio que ella lo haya dicho.
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