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15| ¿Atracción o amistad?

Capítulo 15: ¿Atracción o amistad?

03 de abril, 2017.

Miro con nostalgia como los niños en el parque juegan sin preocupaciones, para ellos la vida es una completa alegría y no puedo evitar tenerles cierta envidia pues a su edad lo único en lo que se preocupan es en comer, ver televisión, jugar y dormir.

—Parece como si a la fuerza quisieras convertirte en un niño de esos.

—¿Eh? —Me giro sobresaltada al escuchar una voz masculina a mi lado.

Kian acomoda sus gafas y parpadea para esbozar una media sonrisa.

—Estabas muy ensimismada viéndolos —señala—, y por tu mirada parecía como si quisieras ser uno de ellos.

—Ah —Guío mi vista hacia ellos nuevamente—, es que se ven tan felices y llenos de energía —murmuro—. Me parece casi irreal que cuando crecemos todas esas emociones parecen desaparecer y no volvemos a sentirlas nunca más porque en su lugar nos inunda el estrés, la tristeza y la preocupación de como sobrevivir día con día —Suelto un suspiro dirigiendo mi mirada hacia el chico que se encuentra perplejo ante mis palabras.

Uh, ¿por qué me mira así?

¿Será que soy la única que se siente así?

—Lo que dices es verdad —Asiente con su cabeza, dubitativo—. Pero soy fiel creyente de que podemos tener un balance con respecto a nuestras emociones y aun en medio de todos los problemas, encontrar un rayito de felicidad que quizás no sea igual que la que sentíamos de niños pero que nos satisface en cierta forma.

Siento un ligero déjà vu al escuchar sus palabras y muevo mi cabeza un poco convencida.

—Pero nunca será igual a lo que sentíamos en ese momento —Inspiro profundo—. Los adultos nunca son felices y en ocasiones lo son, pero, ¿a qué precio?

—Puede que sacrifiquen algo, pero se sienten conformes con ello —Me doy la vuelta para verle y una leve sonrisa está plasmada en su rostro—. Y creo que es mejor vivir con poco pero feliz y no sacrificar tu felicidad por algo que al final te dará beneficios, pero siempre sentirás que algo te falta y la inconformidad será algo con lo que tendrás que cargar a lo largo de tu vida.

Muerdo mi labio procesando las palabras de Kian. Por una parte, entiendo lo que quiere decirme, pero por otra me cuesta asimilar que una persona sea feliz con pocas cosas, me refiero a una persona adulta, porque si vemos a nuestro alrededor todos los adultos lucen desesperados por una cosa: obtener dinero.

Y la felicidad queda en segundo o ultimo plano.

—¿Te... —Kian se calla por algunos minutos, pero luego continúa—, ¿te sientes bien?

—Estoy bien —río—, es solo que a veces viene ese momento de reflexión, ¿sabes?

—Ah, los momentos de viajes astrales, ¿no?

Empiezo a toser con frenesí al escuchar su respuesta, sintiendo como mis orejas y todo mi rostro arde con fervor.

Kian ríe de manera discreta al ver mi reacción y yo cubro mi rostro con ambas manos debido a la vergüenza. No puedo creer que aun siga recordando eso, y ahora me doy cuenta del por qué es que pasé evitándolo los últimos días de la semana anterior.

—¿Cómo sigue tu rodilla? —pregunta en tono cantarín y yo solo quiero que se abra un hoyo en la tierra y me trague o sino poder volverme invisible.

Aunque la opción de salir corriendo también me parece tentadora.

Con mi rostro aun cubierto doy una profunda respiración y aclaro mi garganta para poder hablar.

—Está bien.

Y no miento, ya no me duele y por lo tanto ya no cojeo. Lo que sí es que el viernes en la noche y sábado lo pasé fatal porque no solo me dolían las rodillas, sino que toda la pierna debido al uso de los tacones. Pero ahora ya se ha empezado a formar la costra y el dolor es casi inexistente.

—¿Segura?

Le miro a través de mis dedos y aunque todavía sigue sonriendo, puedo percibir un rastro de preocupación en su mirada.

—Sí —digo tomando valor para dejar ver mi rostro—. Tengo las vendas porque no quiero que se me infecte, pero ya no duele.

—Es un alivio —murmura poniéndose en pie—, realmente me asustaste cuando caíste y vi que tenías sangre ahí.

Si, bueno yo en lugar de miedo sentía vergüenza.

Miro la hora sobre el reloj en mi muñeca viendo que ya falta poco para que se hagan las ocho de la mañana. Sacudo mi mochila para luego colocármela y cuando estoy a punto de ponerme en pie recuerdo que tengo algo para él.

Abro mi bolsón y saco mi agenda buscando entre las páginas hasta dar con el papel.

El cupón que diseñé.

Le dije que se lo enviaría en el fin de semana, pero decidí imprimirlo y dárselo en persona porque creo que se siente más real de esa forma.

—Kian —Le llamo, el chico voltea hacia mí y yo le sonrío—. Ten —Le doy el cupón—. Te dije que iba a enviártelo el fin de semana, pero creo que es mejor así.

Kian sostiene el papel en sus manos leyendo lo que está escrito y asiente con una sonrisa.

—Pero, faltan las firmas...

—Lo sé, esperaba que lo dijeras para terminarlo —respondo sacando un lapicero para terminar de llenar el cupón.

—¿Sabes que por estar haciendo esto llegaremos tarde al colegio?

—¡Apresúrate y llénalo entonces!

El pelinegro niega con su cabeza mientras deja salir un suspiro. Toma el lapicero y se pone en cuclillas apoyando el cupón sobre una de las bancas para que le sirva de mesa.

—Firma tú primero.

Asiento y coloco mi nombre añadiéndole una carita sonriente al final. Kian resopla cuando lo ve y se limita a escribir en el espacio que le corresponde.

—Listo —dice dejando el lapicero sobre la banca. Se pone en pie y saca lo que parece ser una billetera y con cuidado coloca el cupón dentro sin doblarlo—. Bien, hemos hecho un trato, Weasley —Me apunta con su dedo—. Recuerda que lo que sea que pida me lo tendrás que cumplir en cualquier momento de nuestras vidas, ya sea hoy, en un año, dos o en veinte.

Suelto una risa al escuchar sus palabras.

—Sí, sí, como digas —Apremio—. Ahora, démonos prisa o llegaremos tarde.

El viernes en la noche después del evento subí algunas fotos que nos tomamos juntos con Asher a mi Instagram y sabía que era muy iluso de mi parte el esperar que Lely y Suki no dijeran nada sobre ello durante todo el fin de semana.

Y no lo hicieron porque decidieron esperar hoy, en el almuerzo.

Lely no ha parado con sus comentarios de «¡Qué bonitos!», «¡Se ven adorables!», «¿Qué hacían juntos?», y más bla, bla...

—¡Es que no has visto la química que despiden ustedes dos en esa foto! El brazo de Asher rodea tu cintura con elegancia, —Señala sin despegar su mirada del móvil— a pesar de que usabas tacones siempre luces más baja que él, la sonrisa que está plasmada en tu rostro y los ojos de él que no miran la cámara, sino que te miran a ti. Es que... es que... ¡aahh! —chilla llamando la atención de varios estudiantes en el comedor.

—Cállate —siseo ocultando mi rostro con el cabello—. Nos pones en vergüenza.

—No me importa —murmura con entusiasmo. Parece como si le hubieran dado una tremenda cantidad de dulces y ahora esta en modo hiperactivo, parlanchín que nadie la puede callar y parar—. Yo te dije, te dije desde hace mucho que parecías gustarle. Las miradas que te lanzaba eran muy obvias, destilan interés y, y, y, el día en que te pidió ser la madre de sus hijos, ese día fue donde todo cambió.

—¡Lely! —grito, escandalizada al escuchar lo último—, ¿quieres por favor parar?

—Nou. —Estira sus labios como un bebé en forma de puchero—. Te lo seguiré recordando hasta que aceptes que le gustas o al menos le interesas a Asher Kane.

—Si, pero a mí no me gusta —revoleo los ojos.

—Te apuesto lo que quieras a que si lo harás —me reta—. Pasas mucho tiempo con él, entre los eventos de tu madre, las asesorías....

—¡Ay Lely! Por favor ya no me abrumes con tanto —me quejo tapando mis oídos en un intento de bloquear sus palabras.

Veo como Suki mueve su cabeza en señal de negación hacia la castaña y esta por fin deja de hablar.

Cosa que agradezco infinitamente, y solo le doy una mala mirada a Lely antes de apoyar mi cabeza sobre la mesa y cerrar mis ojos.

Todo lo que Lely dice es producto de su extensa imaginación al leer libros porque creo que si realmente le llamara la atención a Asher ya hubiera hecho cualquier movimiento. El chico es conocido por ser muy coqueto con varias estudiantes y aunque tiene esa actitud nunca ha salido con nadie de aquí, así que no veo el por qué yo tendría que ser la excepción.

Además, no quiero confundir amistad con algo más.

Me dejo llevar a la deriva por mis pensamientos hasta que siento una mano sobre mi cabello y luego una voz susurrando:

—¿Está dormida?

—Si tiene los ojos cerrados muy probablemente sí —Identifico la voz de Lely y yo trago en seco, dándome una palmada mental.

¡Esta chica!

—¿Qué pasa? —murmuro alzando mi cabeza y quitando algunos mechones que se han quedado pegados en mi rostro.

—¡Hola! —El rostro de Asher aparece inesperadamente frente a mí y no puedo evitar hacerme hacia atrás por inercia.

—A-asher —tartamudeo y no paso por alto la risa de Lely.

¡Ay no! ¿Qué cosas estarán circulando por esa cabeza?

—Hoy no habrá clases —suelta revolviendo mi cabello haciendo que me queje suavemente y el suelte una risa suave. Da la vuelta y se sienta a mi par, por instinto guío mi vista hacia Lely quien mueve sus cejas con picardía y Suki que se mantiene con ojos inexpresivos.

—¿A qué te refieres? —pregunto acomodando mi cabello porque entre los mechones que se me habían salido de la coleta por apoyarme sobre la mesa y la mano de Asher revolviéndomelo han dejado un caos.

—Por lo que escuché vendrán algunas universidades a presentar sus ofertas y después del almuerzo nos quieren en el auditórium.

—Oh, ya veo —musito desenredando mi cabello con los dedos—. ¿No entrenaste hoy?

Él niega con su cabeza.

—El entrenador nos dio día libre por eso —Se encoge de hombros y fija su mirada en el movimiento de mis manos—. Por cierto, deberías venir al juego del sábado, finalmente ya estoy en la cancha jugando. —La forma en lo que lo dice me recuerda a la de un niño pequeño orgulloso de haber coloreado sin salirse de la línea.

—¿En serio? ¡Eso es genial? —exclamo, aunque en mi interior me carcome la duda sobre si se habrá disculpado con todo el equipo por su anterior acción.

El timbre anuncia que ya debemos regresar a las aulas por lo que nos ponemos en pie y yo tomo mi bandeja para ir a colocarla donde corresponde. Las chicas se me adelantan y creo que es para darnos privacidad con Asher, aunque realmente no deberían, pero bueno.

—¿Dónde están tus amigos? —pregunto pues me sorprende verlo sin ellos.

—Eso me gustaría saber —Su mirada recorre toda la cafetería mientras caminamos hacia la salida—. Dijeron que vendrían acá pero cuando vine no los vi, pero divisé tu cabello rojo y dije ¿por qué no ir a molestarla? —Sonríe deteniendo su vista en mí.

Niego con mi cabeza mientras me quito la cola que llevaba como pulsera en el brazo para hacerme una coleta alta y mientras caminamos Asher empieza a hablar sobre algunas dudas que tiene con respecto a algunos temas que veremos pronto en Química.

Vamos charlando hasta que llegamos al auditórium y las chicas alzan su mano llamándome para que me vaya a sentar con ellas. Le pregunto a Asher si quiere sentarse con nosotras y responde que sí pues aún no encuentra a Dirk y Dechen, así que al final quedo con Suki a mi lado izquierdo y Asher a mi lado derecho.

En el escenario hay varios carteles con el nombre de la universidad estatal de Iverny, la cuál es catalogada como una de las tres mejores dentro del ranking de universidades en el país. Parece que aun no han terminado de montar lo necesario para empezar con la presentación, así que muchos estudiantes aprovechan para sacar sus móviles, charlar, algunos hasta para comer y otros para echarse una siesta.

—¿Ya pensaste en qué universidad estudiarás? —La pregunta de Asher me saca de mi letargo y desvío la mirada hacia él.

La verdad es que tengo tres opciones, la universidad que presentará sus ofertas hoy y que está en la capital, la Universidad de Felmor y otra que está ubicada en el estado de Krysshine.

Pero, aunque tenga pensado esas no me sirve de nada porque aun sigo indecisa con la carrera.

—¿Qué hay de ti? —inquiero una vez le he presentado mis opciones.

—Una de ellas es la estatal de Iverny —Frunce sus labios—, pero también me inclino por la de Krysshine.

—He oído que ahí hay buenas ofertas en el área deportiva —comento.

Asher sonríe.

—No quiero dedicarme al deporte, creí habértelo dicho en el evento del viernes —Su mirada se cruza con la mía—. Quiero estudiar administración de empresas.

—Eso es genial —susurro—. ¿Desde cuándo decidiste eso?

Antes de hablar mira a su alrededor y se recuesta un poco sobre el asiento inclinándose levemente hacia mi acortando distancias. Por inercia imito su gesto y acerco más mi oído hacia él.

—Cuando era pequeño y mis padres se divorciaron, mi mamá pasó muchas dificultades con la empresa —murmura bajito—. La veía desvelarse día enteros, su estrés alcanzaba niveles estratosféricos y casi no tenía tiempo para mí. Fueron días difíciles hasta que el cuerpo de mi madre no lo soportó más y colapsó —Abro mi boca ligeramente sorprendida—. Probablemente eso debió haberme servido para nunca querer estudiar sobre el manejo de las empresas —Suelta un suspiro—, pero lo cierto es que eso fue lo que me motivó a querer estudiarlo porque realmente quería ayudar a mi mamá, y no solo ser un estorbo. Ansiaba crecer rápido para estudiar y poder ayudarla con todos los papeles en su escritorio, porque en mi ingenua mente solo bastaba pegar el estirón para facilitarle el trabajo a ella, aunque pues no es así —Termina riendo.

—Creo que cuando somos niños queremos crecer rápido pero cuando llegamos a cierta edad queremos volver a nuestra infancia.

El chico de ojos grises asiente, pensativo.

—Sí, aunque por mi parte no quisiera volver a ser niño —desvía su mirada hacia el frente—. Creo que fue la peor época de mi vida.

—¿Puedo preguntar el por qué?

Asher esboza una media sonrisa y se acerca a mi oído para empezar a hablar causándome cosquillas cuando lo hace.

—Cuando era pequeño desarrollé miedo a los fuegos artificiales por culpa de mi papá, en esa época las cosas no estaban bien entre mi madre y él, y en medio de una emborrachera de locos me dio un petardo encendido y me dijo que lo sostuviera hasta que la luz de la mecha se apagara —Se aleja de mí dejándome ver como sus ojos empiezan a ponerse vidriosos y yo siento mi cuerpo helarse al escuchar sus palabras—. Creo que quería matarme, después de todo yo era un crío y no tenía ni idea de la magnitud que tenían esas cosas al explotar...

—¿Te explotó? —Le interrumpo con temor fijando mi vista en su rostro con mucho detenimiento buscando alguna cicatriz anticipando sus palabras.

—Mi mamá se dio cuenta segundos antes y se lanzó hacia mí para tratar de quitármelo justo en el momento en que explotó —Un grito ahogado sale de mi garganta, pero Asher no parece darse cuenta porque está muy ensimismado narrando—. Prácticamente le explotó a mi mamá en las manos y el mayor de los daños los sufrió ella, yo solo tuve algunas quemaduras y problemas con m audición por la explosión —Deja salir el aire que estaba conteniendo—. Es por eso que no soporto escucharlos, porque cuando eso sucede es como si me transportara a ese día y es mucho para mí.

—Asher... —susurro sin apartar la mirada de su rostro.

Sus ojos parecen querer dejar salir las lágrimas y sus labios están apretados denotando frustración y rabia.

—El mayor trauma para mí fue ver a mi mamá en un charco de sangre y sin reaccionar —La primera lágrima se desliza por su mejilla y mis manos pican por querer apartársela—. Estuvo muy cerca de que le amputaran un dedo, tuvo que ser sometida a cirugía y además de las quemaduras presentaba lesiones en el pecho y parte del estómago. Yo entré en estado de shock y no reaccionaba a nada, según los médicos pasé cerca de una semana en la que no lloraba, no hablaba... parecía un robot internado en el hospital.

Sin poder evitarlo me imagino esa escena en mi mente y la tristeza en conjunto con la rabia me invaden. ¿Cómo es posible que exista ese tipo de personas en el mundo? ¿Por qué desquitarse con los hijos cuando ellos no tienen nada que ver?

—¿Qué pasó con tu padre? Dime que arrestaron a ese imbécil —mascullo entre dientes.

Asher suelta una leve risa mientras niega con su cabeza.

—Me echó la culpa a mí —sonríe con amargura—. Dijo que yo lo había encendido sin supervisión y amenazó a mi mamá para que no contara nada —Sacude su cabeza—. Después de eso se divorciaron y una vez ella se recuperó totalmente empezó otro caos: la custodia.

Creo que quizás no se ha dado cuenta o a lo mejor sí, pero lo deja estar, el caso es que las lágrimas no paran de bajar por sus mejillas y de un momento a otro mi mano está ahí, limpiándolas con delicadeza. Sus ojos grises me miran con melancolía y yo termino de quitar sus lágrimas viendo por primera vez con tanto detenimiento su rostro.

Sus mejillas están sonrojadas al igual que su nariz. Sus ojos están rojos debido al llanto silencioso, pero al mismo tiempo tienen un cierto brillo que me hace imposible apartar la mirada de ellos. De repente empiezo a reparar en cada parte de su cara, en el lunar que tiene bajo su ojo, en algunas cicatrices que parecen ser consecuencias de un leve rastro de acné años atrás, en lo perfilada que tiene sus cejas y lo largas que son sus pestañas.

Es atractivo.

Aparto lentamente mi mano de su cara y ni él ni yo intercambiamos palabras. Nos quedamos en silencio mirándonos el uno a otro, y repentinamente empiezo a sentirme nerviosa y dubitativa.

¿Por qué... no puedo dejar de mirarle? ¿Por qué me remueve el corazón el que llore? ¿Por qué quisiera regresar hacia ese momento y consolar a Asher en versión miniatura?

¿Por qué me cuenta esas cosas?

¿Por qué siento que estoy confundiendo atracción con amistad? 

¿Qué me sucede?

Siento que al final quedaré como payasa y tendré que tragarme las palabras que le he dicho minutos atrás a Lely.

Porque siento que lo que ella me dijo puede hacerse realidad, solo que será al revés porque en lugar de gustarle a él, él empieza a ser atractivo ante mis ojos y eso es una muy mala señal.

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¡Holaaaaa!

Perdón por la tardanza😓, el fin de semana no estaba muy bien de salud, pero hoy ya me siento mucho mejor así que ya tienen listo su capítulo.

Díganme, ¿Qué les pareció?

Muchísimas gracias por sus comentarios y sus votos🖤 me hace muy feliz saber que disfrutan de esta historia.

Eso es todo por mi parte el día de hoy.

¡Nos leemos hasta el sábado!

Baiii.🖤

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