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08| déjà vu

Capítulo ocho: déjà vu

—¡¿Pero qué rayos le sucede a esto?! —Asher intenta por todos los medios abrir la puerta, pero es imposible.

—Basta —Le tomo de la camisa para tirar de él hacia atrás—. Solo se puede abrir por fuera, estamos encerrados.

—¿Tienes el móvil?

Asiento al mismo tiempo en el que tecleo rápidamente a mis amigas por ayuda.

Demonios, todo iba bien como para terminar así.

—Espero que vengan antes que el entrenador —Mordisqueo levemente mis uñas—. No quiero ni imaginarme el problema que tendremos si nos encuentra acá.

—Yo sólo venía a descansar —musita desviando su mirada—. No sé porque viniste tú.

Le miro atónita, abriendo mi boca para dejar escapar un bufido lleno de indignación.

¡Pues vine para!...

Es cierto, vine para decirle lo de las tutorías y al final terminamos hablando de otra cosa.

Cierro mis ojos, dejando escapar un suspiro.

—Nunca te puedo pillar en el aula —Es mi respuesta—. Y, además —Desvío la mirada—, sólo quería decirte que te prepares para las tutorías de la próxima semana.

Sus ojos grises emiten un leve brillo momentáneo, una sonrisa se esboza en su rostro y deja de golpear la puerta con la punta del pie para voltearse por completo hacia mí.

—¿Hablas en serio?

Carraspeo, incómoda.

—Sí, así que, prepárate para después de las cuatro.

Por tu culpa llegaré tarde a casa, me lamento en mi interior.

—Estoy tan sorprendido que no sé qué decir —Se apoya de espaldas contra la puerta, cruzando sus brazos—. Te prometo que daré lo mejor de mí.

—Solo tres oportunidades —Le recuerdo, aunque sé que no le daré tres oportunidades. Desde el momento en que decidí cambiar mis horarios de tutorías en la academia era porque estoy dispuesta a que si o si Asher Kane entienda la química.

—¿Ya vienen tus amigas? —pregunta luego de varios minutos de silencio.

—Creo —Saco el móvil para revisar los mensajes mientras que Asher empieza a golpear nuevamente la puerta y a decir constantemente con un tono de voz un poco alto «¿Hola?, ¡si hay alguien ahí, sáquenme de acá!»—. Dicen que ya vienen.

—Mientras lo hacen, ¿puedo preguntarte algo? —Sus manos aún continúan golpeando la puerta.

Asiento.

—¿Qué haces con todos los chocolates que recibes para San Valentín?

Abro ligeramente mi boca y esbozo una sonrisa.

—¿Es una pregunta genérica para saber qué hice específicamente con los que me diste? —inquiero divertida.

El leve rubor en su mejilla lo delata al igual que su mirada que va de un lado a otro en un intento de evitar la mía.

» No me gustan mucho los chocolates —admito—. Así que la mayoría se mantienen en el congelador y suceden dos cosas: papá se los come casi todos mientras que yo tomo algunos de vez en cuando.

—O sea que... —Una de sus manos va directo a su cabello, desordenándolo un poco—. Los míos...

Suelto una risa.

—Si, están ahí o en el estómago de mi padre. —Su cara de decepción mezclado con el rubor que intenta ocultar dándose vuelta contra la puerta me hace gracia y no puedo evitar molestarlo con ello—. ¿Qué? ¿Por qué tan tímido?

En realidad, los chocolates que él me dio no dejé que los comiera mi padre, sino que los compartimos entre Lely y yo.

Pero no tiene porqué saberlo.

—¿Alguna vez has estado interesada en uno de ellos? —Aún está contra la puerta dándome la espalda y golpeando levemente la madera.

Río mientras niego con mi cabeza.

—No sé quiénes son, tengo una vaga idea de algunos, pero supongo que soy solo una especie de crush para ellos.

—Oh... —Lo que es un leve murmuro pasa a convertirse en un grito de sorpresa seguido del mío, cuando de manera inesperada la puerta se abre bruscamente y como Asher estaba apoyado por completo en ella, se va de bruces cayendo como lo hacen las damiselas en apuros de los cuentos medievales.

En los brazos del príncipe.

Sólo que él cae en los brazos de Koa y no precisamente como las princesas. Más bien Koa evita que el pobre chico de ojos grises bese el suelo de una forma brutal.

—¡¿Pero qué carajos?!...

Debo admitir que Koa tiene muy buenos reflejos, porque si yo hubiera sido él, definitivamente hubiera dejado que Asher cayera.

—Suéltame —murmura Asher con su rostro del color de un tomate. El chico de cabellera plateada le obedece haciendo que Asher caiga de rodillas sobre el suelo.

—Pero ¡qué pasa acá! —exclama intercalando su mirada entre ambos—. ¿Qué soy ahora? ¿El chico que siempre los saca de esta puñetera bodega?

Llevo mis manos hacia mi boca en un intento de ocultar la sonrisa que se ha formado en mi rostro. La verdad es que quiero reírme por lo que acabo de presenciar, pero siento que no es ni será buena idea hacerlo.

—Gracias por sacarnos de ahí —Carraspeo—. Procuraremos que esto no vuelva a suceder.

Asher se pone en pie y aclara su garganta.

—Sí, como sea. —Remueve su cabello—. Gracias por eso.

Koa está atónito y solo sacude su cabeza antes de abrir la puerta por completo y entrar a la bodega. Asher cruza miradas conmigo y yo solo me encojo de hombros, al tiempo en el que clavo mi vista en el pasillo viendo a Lely y Suki correr a toda prisa hacia nosotros.

—¡Rizzia! ¿Estás bien? —pregunta Lely en medio de jadeos, tocando mi rostro y los brazos con aprehensión.

—Tranquila, mamá osa —rio sosteniéndola de las manos—. Estoy bien.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Larga historia —Suelto un bufido—. Pero puedo resumirlo en que me pasó lo mismo que a Suki el otro día.

La asiática abre levemente su boca, dejando escapar un «oh» y no me pierdo de vista como sus ojos parecen agrandarse cuando ve a Koa salir de la bodega con un saco lleno de balones.

El chico pasa por alto la mirada de mis amigas y se dirige hacia Asher quien parece estar procesando aun lo que le ha pasado.

—El entrenador te busca, Kane —Acomoda el saco en su hombro—. Más te vale presentarte y dejar de jugar al tonto escondiéndote con chicas en lugares evidentes —Me da una última mirada y se aleja de nosotros a paso rápido sin esperar respuesta por parte del capitán de su equipo.

Suelto un quejido lleno de indignación. ¿Pero qué escena de libro se habrá montado este chico en su cabeza?

04 de marzo, 2017.

No tengo ni la más remota idea del porqué, supongo que ha de ser por el calentamiento global o algo así, pero la primavera está por venir técnicamente y estas últimas semanas ha estado nevando como si fuera a principios de invierno.

Por supuesto no me quejo porque me encanta el frío, pero sí, me da un poco de lástima el no poder usar mis vestidos porque de hacerlo moriré congelada.

Acomodo mi bufanda nuevamente y continúo caminando por la calle observando el ajetreo de las personas. Para ser sábado por la tarde hay poco movimiento de personas en las calles, lo cual agradezco en cierta manera, pues no me siento tan agobiada.

Llego al centro comercial sintiendo como una sonrisa se esboza en mi rostro. Camino de forma apresurada hacia la perfumería, viendo desde lejos los anuncios que presentan la exposición de una nueva línea sacada por grandes marcas.

Cuando entro siento como si estuviera en el paraíso. Las agradables fragancias me dan la bienvenida y pareciera como si en lugar de caminar, volara por los pasillos.

Una de las cosas que más disfruto es la perfumería, es un hobbie un tanto peculiar, pero es que me encanta distinguir las distintas notas de cada fragancia y en cierta manera, es como si fuera mi método de relajación.

Le agradezco con una sonrisa a la dependienta cuando me da un mouillete y un pequeño botecito con café molido, una vez con eso en la mano me asomo a la estantería con la nueva colección de perfumes y la pruebo sobre el mouillete. Uno de los tantos errores que cometía cuando no sabía nada sobre los perfumes era rociarlos sobre mi piel, pero cuando rociaba muchos llegaba un momento en el cual ya no distinguía las notas y era como si perdiera mi olfato.

Y aquí es donde entra el café molido. Con el tiempo y la experiencia, aprendí que nunca debo rociarlos sobre mi piel a menos que sean uno de los candidatos a comprar. Y para mientras pruebo, debo hacerlo sobre los mouillete, que son tiras de papel exclusivas para poder captar con exactitud las fragancias. Luego de ello, huelo el café que me permitirá despejar mi nariz y así no me perderé las notas de los siguientes perfumes que esperan ser probados.

Me llevo mi tiempo probando entre tanto perfume hasta quedarme con dos en específico, uno con notas de cítricos, rosas y creo que bergamota, y el otro es de magnolia, lirio y flor de loto. Ambos tienen fragancias de larga duración, y son de esos que cuando pasas por un lugar el olor queda impregnado por un buen tiempo. Por mi parte quisiera llevarme ambos, pero el precio es un poco elevado y lo que tengo ahorrado no será suficiente para llevármelos así que opto por el de tonos florales, prometiéndome a mí misma regresar por el otro tan pronto como sea posible.

—Haz hecho una buena elección Rizzia —Me comenta la cajera cuando llego con mi perfume para pagarlo.

—He estado esperando esta línea desde que la anunciaron —respondo sin ocultar mi emoción.

La mayoría de las dependientes ya conocen mi rostro y el buen gusto que tengo en perfumes. Hubo un tiempo en el que casi todos los fines de semana solía frecuentarlos, por lo que me hice cliente habitual y luego cliente vip, gozando de ciertos beneficios.

—¡Que tengas un buen día! —exclama dándome la bolsa.

—Gracias tú igual —digo brindándole una cálida sonrisa para luego darme la vuelta y salir del local.

Mientras camino saco el móvil para ver la hora. Son las cuatro en punto, y aunque está temprano y puedo aprovechar el tiempo para pasear por la ciudad decido regresar a casa porque tengo que estudiar, y como mi madre llegue a casa y no me encuentre hará que lo lamente.

Cuando salgo del centro comercial soy recibida por copos de nieve, ha empezado a nevar otra vez y sin poder evitarlo, extiendo mi mano hacia adelante con tal de capturar algunos copos lo cuales se derriten al hacer contacto con mi piel.

—Realmente te encanta la nieve, ¿no?

Una voz profunda proveniente de mi lado derecho me sobresalta haciendo que retroceda unos cuantos pasos debido al susto.

—¡Uy, ten cuidado! —Su brazo va hacia atrás en un amago de evitar que caiga y yo solo llevo una de mis manos al pecho soltando un suspiro.

—¡No vuelvas a hacer eso, a menos que quieras presenciar mi muerte! —exclamo queriendo controlar los latidos de mi corazón.

—¿Te asusté? —Una sonrisa se esboza en su rostro.

—¿Tú qué crees?

—Creo que estorbamos acá. —Y antes de que responda me toma con delicadeza del brazo halándome hacia un lado para dejar la entrada libre.

Le miro con curiosidad y por alguna razón siento como si esto fuera una especie de dèjá vu el que estoy viviendo. Sus peculiares ojos grises están ocultos bajo unas gafas oscuras, su cabello no va peinado hacia atrás como de costumbre, sino que el flequillo le cubre toda la frente, y lo que más llama mi atención es el pearcing que tiene en su oído.

Creo que soy muy obvia con la mirada pues se toca el arito.

—¿Te causa curiosidad?

Parpadeo ligeramente saliendo de mi estupor.

—¿Eh? ¡No! —exclamo zafándome de su agarre—. Es solo que... nunca lo había visto en ti.

Ríe suavemente.

—La última vez que lo llevé al colegio, el coordinador me amenazó con que me lo iba a quitar de un solo tirón la próxima vez que lo llevara —Se estremece—. Fueron solo palabras, pero realmente sentí como si lo hubiera hecho en ese momento.

—Suena a algo que él diría. —concuerdo, porque sí, el coordinador de disciplina es un poco turbio.

—Como sea, ¿qué haces acá?

—Vine de compras —me encojo de hombros—. ¿Qué hay de ti? ¿No deberías estar entrenando? O mejor aún —Cruzo mis brazos—. ¿Estudiando química?

—¡Qué va! —Desvía su mirada hacia el cielo—. Hoy es sábado y los sábados se disfrutan, no se estudia y ¡Auch! —Se queja debido al golpe que le he dado en el brazo—. ¡¿Por qué me pegas?!

—¡Por irresponsable! ¡Deberías estar estudiando o entrenando!, ¡no vagabundeando!

—Acabo de salir del entreno. —Soba su brazo mientras me mira con su ceño fruncido—. Y ya te dije, los fines de semana no estudio.

Niego con mi cabeza.

—Luego no te quejes de tus notas.

Sin darme cuenta hemos empezado a caminar y aunque yo tengo claro mi destino el cual es mi casa, creo que Asher no pues cuando mira a su alrededor me da a entender que esa es la dirección que no debía tomar.

—Ya que vamos por este rumbo —musita obviando mi regaño—, ¿quieres ir por un café?

Le miro por el rabillo del ojo.

—No puedo tengo que estudiar.

—¿Qué te he dicho antes? —inquiere cruzándose de brazos—. ¡Hoy no se estudia!

—¡Pues yo sí que lo hago!

—Vamos —insiste—, hazlo por el café que te debo.

—¿Eh?, ¿qué me debes qué?

—¿No recuerdas? —pregunta parpadeando con rapidez—, cuando te quite el café y lo lanzaste por el balcón.

—Ah... —frunzo el ceño recordando como verdaderamente fueron los hechos—, ¿disculpa? Yo no lo lancé, fuiste tú.

—Si, si cómo sea, te lo pagaré hoy, ¿qué dices?

—Mmm

—Vamos, no lo pienses tanto.

No es que lo haga, bueno si, pero es que es algo complicado. Realmente necesito estudiar, o al menos llegar antes que mi madre. Papá no dirá nada si llego tarde, para él mientras más tiempo pase fuera de esas cuatro paredes es mejor, porque dice que soy una ermitaña y que no sabe cómo soporto pasar solo encerrada.

—De acuerdo. —accedo—. Pero solo serán pocos minutos porque en serio que necesito regresar a casa temprano.

Seguimos caminando por la misma ruta pues falta poco para llegar a la zona donde abundan las cafeterías por este lado de la ciudad.

—¿Y cómo vas en los entrenos? —pregunto sacudiendo la nieve que ha caído sobre mi cabello.

—Horrible, odio estar en la banca —musita con un deje de tristeza.

—Pero, ¿te has disculpado?

El silencio por su parte me confirma lo contrario.

» Asher, ¿en serio?

—¡Agh! Es que es difícil —Sus manos van hacia su cabello revolviéndolo con frustración—. Creí que sería más fácil, pero no.

—Ellos nunca se disculparán contigo si es lo que esperas. —Niego con mi cabeza—. Ellos no fueron el del error, fuiste tú.

—Si, si, no me lo repitas.

Suelto una risa, empezándole a molestar con ello por todo el camino hasta que llegamos a la zona de restaurantes de la ciudad.

—¿A cuál quieres ir?

—Una donde vendan café es suficiente para mí —Me encojo de hombros—. Pero que sea rápido porque empiezo a congelarme.

Asher me recorre de pies a cabeza con su mirada observando mi largo abrigo, arqueando su ceja.

» Es caliente pero no lo suficiente —Me defiendo.

—Entonces debes usar más ropa que te abrigue —Niega con su cabeza.

—No quiero parecer un bodoque.

—Entonces no te quejes. —ríe abriendo la puerta de la cafetería mientras me hace un además para que pase primero, cosa que agradezco porque digamos que siempre tengo una leve confusión con las palabras «hale» y «empuje»

—Gracias —musito. La calefacción del lugar es tan agradable que me hace soltar un suspiro de alivio, sumándole a ello la música tranquila que parece sacada de esas playlist de Spotify sin copyright, hacen del ambiente un poco más cálido.

Vamos directo a pedir nuestras bebidas, Asher de hecho pide algunos postres y mientras lo hace, camino por el lugar viendo en que sitio podemos sentarnos.

—¿Te parece bien ahí? —Señalo una mesa con vista hacia la calle.

—Donde tu quieras —Es su respuesta.

Ambos tomamos asiento, uno frente al otro y mientras esperaos nuestros pedidos saco el móvil para tomar unas cuantas fotos del paisaje cubierto de nieve que tengo frente a mí.

—¿Quieres que te tome una?

—¿Eh? —Me giro hacia Asher quien sonríe y sus ojos ahora sí que parecen los de antes cuando lo conocí. Tienen ese brillo lleno de emoción que me instan a querer salir corriendo de acá.

—¡Vamos! —insiste—. Soy muy buen fotógrafo.

—De acuerdo —Deslizo el móvil por sobre la mesa. Asher lo toma con una sonrisa y me pide que me cambie de asiento para poder tener la calle llena de nieve de fondo.

Empieza a tomar las fotos y en cierta manera me siento un poco cohibida. Cuando mis amigas lo hacen me desenvuelvo un poco más haciendo muecas y todo, pero con él apenas y puedo esbozar una sonrisa. Creo que lo nota pues lucha por no reírse, pero las comisuras de sus labios levemente alzadas lo delatan.

—Tu cabello pelirrojo realmente realza con la nieve de fondo —murmura ladeando su cabeza.

—Es cobrizo —me quejo incorporándome hacia adelante queriendo tomar mi teléfono, pero él lo evita alzando su brazo para que no pueda alcanzarlo—. ¡Hey! ¡Déjame ver!

—¿Qué ocultas aquí, Rix?

—¡Dámelo! —Insisto como una niña pequeña.

La alarma sobre nuestra mesa empieza a vibrar indicándonos que nuestros pedidos están listos. Asher entrecierra sus ojos negando con su cabeza.

—¡Ah! Salvada por la campana —Se levanta dejando mi móvil sobre la mesa y yo lo tomo mientras le saco la lengua haciéndolo reír.

Solo le toma unos segundos estar de regreso en la mesa. Me tiende mi vaso de café y un trozo de pastel, y mientras comemos en silencio de repente se escucha un gran estruendo que estremece a todos. Por instinto miro hacia la calle y las luces en el cielo formando peculiares figuras resuelven nuestras dudas de porqué el estruendo.

Todos empiezan a salir del lugar para tomar fotografías de los fuegos artificiales y cuando me giro hacia Asher lo veo estremecerse como un conejo asustado ante cada sonido de explosión.

—Asher, ¿estás bien?

Trata de asentir, pero se sacude con violencia cuando otro cohete es reventado. Cierra sus ojos intentando sonreír, pero el temblor de su cuerpo es más que evidente. Los fuegos artificiales suenan con más frecuencia y Asher se remueve incómodo, casi como si estuviera tratando de hacerse pequeño en la silla.

—¿Asher?

—¿S-sí? —Tartamudea, pero otro cohete suena haciendo que se le escape un ligero grito que por supuesto llama la atención de los presentes y más de alguna risa se escucha en el lugar. Pero Asher ni siquiera les presta atención, parece que realmente está sufriendo, y es hasta que le veo con detenimiento que está tapando sus oídos con sus manos.

Creo que Asher le teme a los fuegos artificiales y a este punto, está por colapsar.

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¡Holaaaa! ¿Cómo me las está tratando la vida? A mi horrible T-T ya no puedo con este sufrimiento llamado Universidad y vida. :(

Y si, es la razón por la que no pude actualizar el fin de semana pasado y en serio, mil disculpas :( pero en medio de tanta cosa busqué el tiempo para escribir y traerles capítulo sí o sí el día de hoy.

¿Qué les pareció? Espero lo hayan disfrutado mucho.

¡Muchísimas gracias por su apoyo y paciencia! ¡Las amo mucho!

No olviden seguirme en mi IG: bely__bel para estar enteradas de novedades sobre mis historias o avisos.

¡Nos leemos luego!

Baiii. 



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