Capítulo 23
El club estaba lleno totalmente. Cuando creía que no entraban más, siempre aparecía personas nuevas.
No era tan exclusivo, pero tenía ambiente y buenos tragos.
-¿Ahora?- preguntó Claudia cuando estábamos en una mesa.
-No, solo vamos a divertirnos- respondí poniéndome de pie para bailar.
No era tan tarde, eran exactamente las 10, pero era una buena hora para llevar a cabo mi plan.
-Claudia, ¿estás lista? - pregunté sentándome en la mesa que nos habían dado.
-Lista- respondió y tomó su teléfono para subir aquella historia.
Minutos antes, Claudia se había encargado de grabar una historia para Instagram mientras yo bailaba un tipo que desconocía, y realmente solo lo había usado para la historia.
Alexander no vería su historia, pues ni Instagram tenía, pero quien se la iba a enseñar era Aaron, el cual seguía a mi amiga. Obviamente Aaron no se quedaría callado y se la mostraría a Alexander y después de ahí, era incierto lo que pasaría.
-Ya está- aclaró mi amiga tomando un trago de su bebida -¿Y ahora?-
-Solo queda esperar- respondí.
POV. ALEXANDER AMBROSETTI
-Ya es hora de que te vayas a dormir- me dijo Aaron viéndome seriamente.
-Lo que menos quiero es dormir- respondí de mala gana.
Tenía unas copas encima, pero no estaba tan mal. Lo que ponía mal era el hecho de que Elena no contestara mis putas llamadas, y si iba a su departamento, ni la puerta me iba a abrir. Las cosas no habían pasado con ella creía, pero siendo sincero, yo no detuve nada con aquellas mujeres.
-Entonces haz lo que quieras- dijo Aaron sentándose en el sillón de enfrente. Tomó su teléfono y comenzó a distraerse.
Él había decido venir a verme después de ver la noticia en televisión. Cuando vio que estaba algo alterado, decidió quedarse conmigo.
-Mierda- susurró viendo su teléfono.
-¿Qué?- pregunté curioso.
-No creo que sea conveniente que lo veas-
-Déjame ver Aaron- hablé serio y le quité el teléfono de las manos.
-Mierda- susurré.
Al parecer era una historia de la amiga de Elena. Era un vídeo que se había subido hace 5 minutos, en el que se veía a Elena bailar con un tipo.
La furia se apoderó de mi cuerpo. Nadie iba a tocar a Elena.
-¿Dónde carajo es?- le pregunté a Aaron.
-Al parecer en el club del centro- me respondió viendo detalladamente el vídeo.
Ni siquiera lo esperé. Tomé mis llaves y una chaqueta y caminé a la cochera.
-Espera, ¿A dónde planeas ir?- preguntó Aaron intentando detenerme.
-A buscar a Elena- respondí soltándome de su agarre.
-Yo voy contigo- dijo subiéndose al auto.
Nadie toca lo que es de Alexander Ambrosetti.
POV. ELENA HELLS
Me sentía nerviosa, pues Aaron ya había visto la historia hace 10 minutos y nada pasaba. Ni una llamada, ni un mensaje, ninguna reacción.
¿Y si a Alexander no le importaba lo que yo hiciera?
Eso me desanimo uno poco, porque Alexander influía mucho en mí, pero tal vez yo no provocaba lo mismo en él.
-Deja de pensar en eso y vete a divertir- me dijo Claudia sacándome de mis pensamientos -No te atormentes Elena, solo disfruta de la noche- y acto seguido, se levantó a bailar con un desconocido.
Tal vez Claudia tenia razón, no era el momento para atormentarme.
Me puse de pie y caminé a la pista de baile. Mis caderas se dejaron llevar por aquella música que sonaba, no conocía la canción, pero era muy pegajosa. Cerré los ojos y me dejé llevar por el ritmo. Me movía de izquierda a derecha, daba pequeñas vueltas y repetía los mismos pasos. El nerviosismo se había esfumado, y solo disfrutaba el momento.
Entonces, abrí los ojos, y ahí estaba él.
Alexander me miraba desde lejos, su semblante no se veía muy feliz. Estaba furioso.
Por muy loco que suene, eso me produjo felicidad, ya que sabía que yo también tenía efecto en él, sin embargo, seguía enojada con él.
Comenzó a caminar hacia mí, y mi instinto me dijo que no me quedara ahí. Automáticamente me alejé, y caminé rápidamente a la mesa donde estaba antes. Cuando llegué a mi mesa, lo busqué con la mirada, y no estaba. Al parecer lo había perdido.
-¿Buscas a alguien?- hablaron a mis espaldas.
Demonios.
Agarré valor y di media vuelta.
-¿Qué haces aquí?- pregunté mirándolo a los ojos. No me iba a dejar intimidar por Alexander.
-Vengo por ti, es hora de irnos- exclamó serio.
Una risa sarcástica salió de mí.
-Yo no te saqué ayer de donde andabas con esas mujeres- hablé firme.
-Entiende que es diferente Elena-
-¿En qué carajo es diferente?- pregunté enojada.
-No lo entenderías- contestó, pero su respuesta me enojaba más. Yo no era una tonta para no entender las cosas.
-Es muy simple Alexander, si tú puedes salir con alguien más, yo también puedo- aclaré.
-Solo vámonos Elena- habló en voz baja, pero ya estaba desesperado.
-No Alexander. Me voy a quedar-
-Vámonos- habló más desesperado.
-Explícame porque fue lo de ayer- pedí enojada.
-No lo entende...- dijo, pero lo interrumpí furiosa.
-Entonces explícame- grité.
-¿Por qué carajo te interesa eso? Esto es un maldito contrato y no tengo porque darte explicaciones- explotó Alexander.
Me quede callada.
Sus palabras me habían lastimado, para él solo era un contrato y aunque doliera admitirlo, yo ya estaba enamorada.
-Tienes razón. Solo soy una pieza más en tu ajedrez- respondí calmada -Al final no somos nada-
-Elena- suspiró cansado.
-Me voy a quedar, te guste o no- dije más calmada, pero sentía aquella presión en el pecho.
-Entonces yo también me quedo- dijo él y se sentó en una de las sillas.
Me enojaba que creyera que me podía manejar como un simple títere. No me iba a dejar manejar, chantajear o manipular. No esta vez.
-No entiendes que el problema no es el lugar, el problema eres tú- dije tomando mi bolso -Si me voy, me voy con Claudia o sola, pero no contigo-
-¿Sabes qué? Estoy harto de que seas como una niña malcriada. No te voy a andar rogando, haz lo quieras, y vete con quien quieras- hablo enojado Alexander.
Más opresión en el pecho. Pero no me detendría, no ahora.
-Si estas harto de mí, pues entonces acabalo. Déjame ir de una buena vez- exclamé.
-¿Y dejar ir mi herencia? No gracias- respondió enojado. Esto nos estaba haciendo decir cosas equivocadas, o tal vez eran cosas que de verdad sentíamos.
-Solo por tu maldita herencia- me acerqué a él -Solo estamos aquí por eso, ¿no? -
-Siempre fue la herencia, el poder y el dinero. Por eso seguimos aquí-
Era hora de sacar lo que de verdad sentía.
-Yo no sigo aquí por eso- dije mirándolo a los ojos -Yo sigo aquí porque estoy jodidamente enamorada de ti, de tu perfecta sonrisa y de tu maldito carácter. Pero, ¿sabes qué? Eso ya no importa, porque el joven Ambrosetti no esta listo para algo serio- escupí con los ojos llorosos. El se puso de pie, y se paró frente a mí. Se quedo callado, y se notaba que estaba pensando que decir.
-Elena, no sé qué decir- respondió mirándome.
-Si no vas a corresponder, no digas nada- dije.
Y se quedo callado. Ninguna palabra, ningún sonido. Alexander bajo la mirada, y no dijo nada.
Mis ojos comenzaron a llorar. Era obvio que él no cambiaría por nadie, y menos por mi.
Yo había provocado esto, por traerlo a este lugar, por aceptar el trato y por ser tan estúpida.
-Con eso dijiste todo- dije rota. Di media vuelta y comencé a caminar entre la gente.
Alexander no me siguió, no me detuvo, me dejo salir de aquel club con el corazón roto y eso me dolía aún más...
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