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Capítulo 16

Los periodistas ya habían guardado silencio, y solo esperaban que nosotros dijéramos algo. Ya estábamos sentados, Alexander había tomado mi mano y un silencio sepulcral reinaba en el lugar.

-Gracias por estar aquí hoy- dijo Alexander hacia ellos -¿Quién quiere iniciar?-

Una periodista pelirroja levanto la mano y Alexander le concedió la palabra.

-¿Por qué habían guardado el secreto de su relación?- fue la pregunta. Hasta ahora nada extremo.

-Por la privacidad de Elena, ella no está acostumbrada a todo esto, así que era lo mejor- respondió Alexander. Otro reportero levantó la mano.

-¿Están viviendo juntos?- preguntó.

-No, pero después de casarnos viviremos en mi casa- dijo Alexander.

No era tan malo como creía, nada del otro mundo estaba pasando, pero algo me decía que esta gente no era tan buena.

Alguien más levantó la mano.

-¿Cuándo se van a casar?-

Esto ya era más fuerte, pero no me preocupaba la pregunta, lo que me preocupaba era la respuesta.

-Después de tanto platicarlo, decidimos que sería en 2 meses- respondió Alexander.

¡DOS MESES!

Mis ojos se abrieron y mi cara de desfiguro. Jamás lo habíamos hablado y el hombre ya tenía fecha. Mi corazón comenzó a latir cada vez más fuerte y esto me ponía muy nerviosa.

-¿Por qué está tan sorprendida señorita Elena?- preguntó alguien llamando mi atención. Miré a Alexander para decir algo, pero él solo presionó mi mano.

-Claro que no, solo estoy muy emocionada- dije con una alegría falsa.

-Otra pregunta señor Ambrosetti- mencionó una reportera.

-Adelante- dijo Alexander.

-¿La señorita Alexa Russo estará invitada a la boda?

¿Quién carajo era Alexa Russo?

Miré a Alexander y sus ojos estaban tan furiosos que creí que golpearía a todo el mundo. Su mano comenzó a apretar más fuerte la mía, al punto de hacerme quejarme del dolor.

-Duele- exclamé en voz baja, para que solo él lo supiera. Me soltó bruscamente sin decir nada.

-No, ella no está invitada, y si lo preguntan, tampoco la Familia de Leandro Ambrosetti- dijo con un tono firme para que nadie tuviera dudas –Ha terminado esta conferencia, gracias por venir-

Me tomó del brazo y me obligó a levantarme, y a continuación caminamos lejos de aquella mesa.

¿Por qué el nombre de Alexa Russo lo había puesto así? Algo malo le había hecho.

Antes de dar otro paso, un joven reportero se cruzó en nuestro camino evitando que siguiéramos avanzando.

-¿Qué quieres?- preguntó Alexander de mala gana.

-Solo vengo a decirle a la señorita Elena que se ve hermosa en ese vestido- alagó el guapo reportero.

-Muchas gracias- dije agradecida. Por fin alguien notaba mi belleza y no me obligaba a quitarme el vestido.

-¿Solo viene a alagar a mi prometida?- preguntó Alexander tomándome de la cintura. Parecía perro marcando su territorio.

-No. También vengo a tomarles una foto para una revista-

Alexander lo dudo, pero al final acepto la foto. Sonreímos con una feliz pareja, pero detrás de eso todo era mentira.

-Muchas gracias señor Ambrosetti- se despidió y dio media vuelta, pero antes de caminar, giró nuevamente. -Realmente te ves esplendida Elena- comentó antes de irse definitivamente. Solo sonreí y noté a Alexander extremadamente furioso.

-¿Quién se cree ese idiota?- mencionó en voz baja, pero lo suficiente alto para que lo escuchara.

-Al menos el aprecia mi belleza- dije comenzando a caminar dejando atrás a Alexander.

No estaba molesta, pues lo de la boda era algo que esperaba de él. Estaba intrigada por la tal Alexa, pero si le preguntaba se pondría mal, pues se había puesto como loco cuando la reportera preguntó.

-Vamos a la empresa- dijo Alexander cuando me alcanzó. No dije nada y solo moví mi cabeza en forma de afirmación.




Ya estábamos en la grandiosa oficina y solo nos veíamos mutuamente. Nada decía nada, solo conectábamos miradas. Tenía tantas ganas de preguntar a cerca de la tal Alexa Russo, pero lo mejor era quedarme callada.

-¿Qué te pareció?- preguntó Alexander.

-Creí que todo sería peor- fue mi respuesta. Realmente pensé que todo sería un caos total. Solo hay detalles que me gustaría aclarar.

-¿No estas molesta por lo de la boda?-

-Estoy sorprendida, pero no molesta. Era algo que esperaba de un patán como tú-

Se puso de pie, y se acercó lentamente.

-Muestra más respeto Elena- mencionó cada vez más cerca.

-Gánatelo- comenté. Para exigir algo, había que dar.

Ahora yo estaba de pie enfrente de él. Su cercanía intimidaba a cualquiera, y había comprendido porque todos los empleados huían cuando él estaba cerca, y no los culpaba, pues aparte de intimidante, también era un cretino. No saludaba, no agradecía, no reía, no socializaba. Y realmente hacia un gran trabajo como jefe, pero no como ser humano.

-No te tengo miedo- dije tan cerca de él que podía sentir el calor que su cuerpo soltaba.

-Pues deberías- respondió.

Estaba a punto de responder, cuando algo selló mis labios. Me estaba besando nuevamente y no se sentía nada mal, pero no me dejaría manipular.

Le seguí el beso.

-Ahora no odio el vestido- dijo separando sus labios de los míos.

-Nunca lo odiaste- fue mi respuesta antes de atacar esos labios creados por los Dioses.

 El beso era algo simple, pero cuando se relajó, mi rodilla se estrelló contra su entre pierna.

-¿Qué carajo fue eso?- preguntó adolorido.

-El respeto que te mereces- respondí.

-Sera mejor que te vayas a trabajar- comentó sentándose en su silla y mirándome.

Le sonreí.

-Con gusto, jefecito- 

Maldito idiota.

Se merecía eso y mucho más, pero poco a poco comenzaría a pagar sus deudas.

Salí de su oficina. Me sentía orgullosa de mi y de lo que había logrado.

Si tenía ganas para continuar con ese beso, sin embargo, su cara de dolor había valido la pena.




Mi jornada de trabaja por fin había terminado, y Alexander y yo no habíamos vuelto a hablar, y eso era lo mejor para todos. Estaba lista para irme a casa.

Bajé por el ascensor con mi bolsa y todas las ganas de llegar a mi hogar y dormir. Justo antes de cruzar la puerta del edificio, Noah y Claudia se interpusieron en mi camino.

-¿A dónde va la futura dueña de todo este imperio?- dijo Claudia con una gran sonrisa. Una pequeña sonrisa salió de mí.

-Basta. Solo soy su "novia"- respondí haciendo comillas con mis manos.

-Debido a que pronto te "casaras"- dijo Noah de la misma manera -¿Te gustaría salir esta noche con nosotros?-

- No lo sé- dije dudosa.

-Vamos, nosotros pagamos- aclaró Claudia.

-Está bien, me convencieron- respondí sonriente.

-Ese vestido es maravilloso, ¿iras con el?- preguntó Noah mirándome.

-Creo que si-

-Vamos, te llevo a tu casa y regreso por ti más tarde- mencionó Claudia. Solo asentí con mi cabeza.

A lo mejor esta salida me ayudaría a relajarme un poco, y dejar de pensar en aquel malestar: Alexander Ambrosetti...

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