Capítulo 1
No, no, no y no.
Nada servía, todo estaba mal.
En estos momentos estaba teniendo un ataque nervioso. Nada en mi closet era adecuado para mi entrevista de trabajo. Eran las 7:27 y mi entrevista era a las 8:30.
¡Una maldita hora!
Desesperada, tomé lo que me convencía más, porque era eso o ir desnuda, y no era muy buena primera impresión. Un pantalón negro de traje con una camisa blanca y un saco negro con mis zapatillas negras. Era básico, pero tenía que bañarme y maquillarme aún.
Dejé mi ropa sobre mi cama y tomé una toalla para meterme al baño y darme una ducha rápida. Diez minutos después, salí envuelta en una toalla con mi cabello en otra.
Hidraté mi cuerpo y procedí a colocarme lo que me pondría hoy, para después maquillarme. No era una experta en maquillaje nivel Kardashian, pero me quitaba la cara de monstruo que siempre cargaba. Solo una BB cream, un poco de rímel, rubor y un labial rojo que hiciera resaltar mi piel. Cepillé mi cabello rezando para que no se esponjara como solía hacer.
¡Solo compórtate por 2 horas!
Y como si el mismo Dios me hubiera escuchado, cuando terminé de secarlo todo, absolutamente todo estaba bien.
Ya estaba lista: Cabello listo, maquillaje listo y vestuario listo.
Salí a la pequeña cocina que tenía mi departamento y desayuné lo más ligero y fácil de digerir, ya que solo tenía 25 minutos y el lugar de la entrevista estaba a 20 minutos a pie, y era un buen día para caminar; aparte de que mi presupuesto no alcanzaba para desperdiciar en taxi.
Tomé los documentos que había preparado la noche anterior y salí de ahí. Bajé en el ascensor hasta recepción.
-Buenos días Frank- saludé al portero.
-Buenos días Elena- respondió el.
Salí de aquél edificio color marfil para encaminarme hacia la empresa.
¡Ohh! Pero qué tonta.
Soy Elena Hells, una comunicóloga cualquiera de 23 años, en dos meses 24. Una persona que solía tener una familia y que disfrutaba de los detalles de la vida.
Ya no más.
Tragedias y dolor me habían marcado, dejando una persona que ya no creía en el amor.
Y en cuanto a lo físico admito que tenía lo mío: un buen cuerpo que me costó años de ejercicio y del cual me sentía orgullosa.
Mi cabello era de un castaño obscuro que llegaba hasta la mitad de mi espalda. Una tez que no era especial, solo era de un color que mi madre llamaba "bonito". Y unos ojos que realmente no tenían nada de extraños, pero, que a mis 7 u 8 años odiaba, ya que eran víctimas del bullying. Mi hermana me consolaba diciendo que ellos me molestaban porque los envidiaban; eran de un color miel, pero solían brillar mucho.
Y debido a que no nací con el mejor cuerpo, solía ser el centro de burlas durante mi infancia, por ende realicé lo que estaba en mis manos para mejorarme "físicamente".
¿Y mi familia? Sinceramente, ya no lo sabía.
Salí de la universidad hace 3 meses y hoy voy hacia mi primera entrevista. Era una empresa que había captado mi atención, ya que se enfocaba a la publicidad, y era justamente lo que buscaba.
¿Su nombre? "Publisher ABST"
Un nombre bastante raro para una empresa, sin embargo, era de las mas reconocidas en la región, y pronto se empezaría a expandir.
Había pensado tanto, que sin darme cuenta, me encontraba parada enfrente de aquél edificio que causaba vértigo de tan solo mirarlo.
¡Santo padre!
Tomé aire nerviosa y, decidida puse un pie dentro de aquella recepción muy limpia, blanca y perfecta en mi opinión. Felicitaría a los de limpieza, pero ni siquiera sabía cual era mi destino aquí.
Me acerqué a una mujer que parecía ser la recepcionista; una mujer rubia y bonita para mi parecer, aunque algo plástica.
-Buenos días, vengo por la entrevista de trabajo para secretaria de presidencia- dije amable.
Ella solo me miró de arriba abajo con, ¿asco? Buscó algo en un cajón y me entregó un gafete que decía "VISITANTE".
-Último piso- respondió de manera cortante.
Solo la ignoré y me encaminé a un elevador. Había dos y me parecía extraño, ya que uno tenía las puertas color dorado con letras grabadas que decían "Presidencial", y el otro era de un color gris sin ninguna inscripción.
Mi inteligente cerebro dedujo que el dorado era para los "intocables" o los de alto mando y el gris para simples mundanos o empleados sin ninguna relevancia.
Y como no quería tener problemas antes de trabajar aquí, tomé el gris, a pesar de que había muchísima gente.
Llegué al último piso y parecía que una fábrica de Barbies había explotado aquí.
Miré el número de piso para saber si estaba equivocada y no lo estaba. Era el lugar correcto, pero, ¿Por qué mierda había tanta rubia aquí?
¡Hasta las recepcionistas eran rubias!
En esos momentos me sentía rara, era un puntito café entre tantos amarillos.
Me registré en recepción, tomé asiento en una silla que había ahí. Supuse que las que estábamos sentadas esperábamos por la entrevista y fue cuando los nervios me invadieron.
Ellas eran hermosas, rubias, delgadas y altas, por cierto ¿Mencioné rubias?
¿Qué tenía el jefe con las rubias?
Me asustaba que tal vez por mi cabello y mi aspecto no me aceptarían, ya que al parecer, él solo trabajaba con rubias plásticas y demasiado perfectas para mi gusto.
Pero no dejaría que nada me hiciera sentir mal, si no quedaba, al menos lo había intentado.
Llené la solicitud que me habían entregado y la deje con otra recepcionista, rubia por cierto, y tomé asiento, esperando mi turno.
Y así pasaron 40 minutos, donde vi salir y entrar a esas mujeres , hasta que fui llamada.
-Elena Hells- dijo mi nombre una chica.
Solo me levanté de mi silla y entré a la oficina cerrando la puerta detrás de mí.
Estaba decida, o al menos eso me hacía creer.
Decir que esa oficina era hermosa, era poco. Demasiado grande, muy bien decorada con un olor delicioso.
-Tome asiento- dijo una voz varonil sacándome de mi trance observando todo.
Miré de donde provenía esa voz tan... ¿hermosa, varonil, fuerte? Probablemente las tres.
Venia de una silla que me daba la espalda, así que solo tomé asiento.
Mis manos comenzaron a sudar como signo de nerviosismo.
La silla giro lentamente dejándome ver a un hombre de cabello castaño con una piel tan tersa como la porcelana y unos ojos.. ¿verdosos grisáceos? enfocaron mi rostro.
¡Era guapísimo!
Analizó mi rostro y una sonrisa atrevida salió de su boca, una sonrisa que movió algo dentro de mí. Rápidamente la borró, regresando a su seriedad.
-Señorita ¿Hells?- preguntó leyendo mi solicitud y currículum
-Así es- dije nerviosa.
Maldita sea ¡Contrólate!
Y al parecer mi nerviosismo le divertía, ya que mientras leía mis papeles una sonrisa burlona se asomó.
Eso solo me hizo avergonzarme. Jamás había tenido nervios cuando alguien estaba cerca, mucho menos un hombre. Yo los despreciaba y evitaba a toda costa.
Probablemente solo eran nervios de que esta era mi primera entrevista. Seguramente.
-Aquí dice que no tienes experiencia laboral ¿Por qué?- preguntó mirándome a los ojos
Tranquila, tranquila...
-Me gradué hace algunos meses, y esta es mi primera entrevista- respondí un poco más tranquila
-¿Crees que estás más capacitada a diferencia de todas las demás?-
Y pensé mi respuesta.
-Solo sé de lo que yo soy capaz, desconozco el potencial de las demás, pero conozco el mío. Sé lo que puedo dar y que puedo aprender rápido-
Su respuesta solo fue silencio.
Me miró y dio una mirada extraña, sus ojos hermosos ya no eran de un color claro, solo de uno obscuro y brillante. Se levantó y me tendió la mano.
-Felicidades señorita Hells, está contratada-
Me levanté asombrada y tomé su mano. Sentí como una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo. Lo solté de inmediato desconociendo la sensación que había sentido.
Y fue cuando caí en la cuenta.
Yo era su secretaria...
Nota de la autora:
¡Hola gente bonita! Me encuentro publicando mi segunda novela y de verdad que estoy sumamente orgullosa de esta.
Haré una actualización por semana: Sábados.
Espero todo su apoyo y amor para este libro.
Sígueme en mi instagram: Luz_mejia_
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