11
—No pudiste vestir más discreto —le dije cruzándome de brazos.
En respuesta, Jungkook aventó su cigarro al suelo, recargándose en la motocicleta que había pasado de un color amarillo a un negro, no era un color llamativo pero le quedaba bien a él; piso con su bota el cigarro y se cruzó de brazos.
—No voy a fingir alguien que no soy, sólo para venir a verte.
—Tienes razón, olvídalo —acepte a regañadientes—. ¿A dónde iremos?, a unas cuadras de aquí hay varios lugares para comer.
—¿Haz ido a greenbasket? —preguntó, ese era el lugar donde Taehyung solíamos comer; también fue el lugar donde terminó conmigo—. Me gusta la comida que venden ahí, podemos ir a preguntar que tienen.
Iba a negarme, pero al final asentí. No podía censurar todos los lugares que me recordarán a Taehyung, si lo hacía, jamás lo superaría. Jeon me pasó el casco de repuesto y me lo coloque, subí a la motocicleta después de él y me aferre a su espalda.
Mientras nos íbamos, pude ver las figuras de Taehyung y a Nayeon mirándonos, cuando nos alejamos. Me pregunte si Taehyung todavía me amaba. Si le molestaría que yo subiera a la motocicleta con otro hombre y me aferrara a su espalda.
Si el sufría un poco de lo que yo lo hacía. Tal vez no me sentiría tan miserable. Muy en en fondo necesitaba saber que no me había olvidado. Y que el dolor era mutuo.
Finalmente, después de firmar los papeles de la compraventa, y de que me entregará el ticket del deposito, regrese a la oficina. Iba a pedir un taxi pero Jeon habían insistido en llevarme y no pude negarme.
Cuando baje, le entregue el casco y él lo ató a la motocicleta.
—Entonces nos estaremos viendo —dijo y asentí. No había razón para ello, Jeon Jungkook no era mi amigo, era amigo de mi hermana y Baeko. Aún así estaba seguro que no sería la última vez que nos veríamos. Espere hasta que se retirará y subí a mi oficina.
Medite sobre esa tarde, Jeon no era un mal tipo. Comía y bebía como las personas normales, incluso había pagado por la comida, aún cuando yo lo había invitado.
Cuando regrese a la oficina, Jay estaba terminando de ordenar todo, así que, como había prometido le pagué el efectivo y él sonrió animado diciendo que le compraría trajes a sus avatars. Se despidió minutos más tarde y yo me quede trabajando hasta que la noche llegó.
Necesitaba con urgencia ponerme al día, no quería decepcionar a Namjoon, así que me quedé estudiando la mayoría de los casos; cuando me di cuenta eran las dos de la mañana.
Llame un taxi y mi madre me dio un sermón cuando llegue a casa. Advirtiéndome que mientras viviera en sus casa tenía que avisarle cuando iba a llegar tarde.
Le di un beso en la frente para tranquilizarla y rápidamente me metí a bañar antes de acostarme.
Había sido un error creer que por cambiarme de departamento, iba a dejar de ver a Taehyung. Seguía encontrándomelo en la sala de descanso, en las oficinas, en la bodega de papelería y otros lugares.
Mientras acomodaba mi cabello frente al espejo, él se lavaba las manos. Fui el primero en huir, caminé hacia la puerta, pero Taehyung tomó mi brazo antes de que pudiera seguir avanzando.
—¿Necesitas algo? —pregunté, sólo el toque de su piel me hacía arder y ponerme ansioso.
—¿Qué es lo que estas haciendo últimamente?, el hombre de ayer, no se ve confiable Hoseok.
Sonreí, por supuesto que Jungkook no se veía confiable, se veía como un criminal o un drogadicto. No necesitaba que nadie me lo dijera, mucho menos Taehyung.
—No es tu asunto lo que yo haga, no tienes porque meterme en mi vida privada.
Taehyung pareció comprender y me soltó.
—Estoy celoso —admitió para mi sorpresa—. No me gusta verte con otros hombres.
Entonces reí como un desquiciado y Taehyung me miró desconcertado. Al menos había comprobado que nuestros sentimientos eran mutuos, él me amaba igual que yo a él.
—¿Qué crees qué siento yo cuando te veo con Nayeon?
Taehyung no respondió, me atrajo hasta él y me beso, fue un beso demandante, que me obligaba a abrir la boca y corresponder. Su mano se colocó en mi cabeza y jalo de mi cabello. No pude hacer nada para apartarlo, amaba a ese hombre más que a mi mismo.
Lloré mientras correspondía a su beso, rodeé su cuello con mis brazos y me pegué más a él. Kim Taehyung era como una droga para mi. Cuando el aire nos hizo falta y tuvimos que apartarnos, la realidad me golpeó.
Quise golpearlo por besarme y hacerme sentir vulnerable, pero me iba a ver como un ridículo, pues había correspondido a él. Me limpie las lágrimas y volví a lavado donde empape mi cara con agua, para entrar en razón.
—Te amo.
—También te amo —admití—. Pero no voy a perdonarte por no haberme escogido. Sigue amándome mientras la besas y le haces el amor si quieres, pero yo no voy a hacer lo mismo.
Seque las manos con mi ropa y salí del baño con velocidad. Me sentía tonto y estúpido, cuando llegué a mi oficina, Nayeon estaba ahí, esperándome. Me mostró una tarjeta blanca con detalles dorados.
—Es oficial, la boda será en dos semanas —ella se veía feliz, quería decirle que Taehyung no la amaba y que jamás la amaría. No lo hice, al contrario, sonreí y la abracé, mientras tomaba la invitación. Incluso le deseé felicidad. Ella parecía que quería llorar.
Los días siguientes, me hundí en mi trabajo. Volviéndose mi único consuelo, como si los papeles a mi alrededor pudieran personificarse y tomarán mi mano antes de caer a un pozo oscuro.
Estudié y leí, escribí en mi computador como un adicto al trabajo, apenas durmiendo o comiendo. Todo estaba bien, todo estaba bien, mientras no prensara en él.
Finalmente dos días antes de la boda de Taehyung, me derrumbe y me desmaye en medio de una audiencia.
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