Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6 "Lágrimas inocentes"

Nunca le gustó el sentimiento de la lástima, porque ante este venía de la mano con la mentira y la decepción. Vivió muchos años sujeta a ese sentimiento antes de su vida en familia. Todos esos adultos que llegaban al orfanato tenían lástima de los niños mayores, de ella... odiaba la mirada compasiva de todos ellos y de como tras tener una platica con ella o alguno de sus compañeros, simplemente recibieran una caricia en la cabeza y un:

"-Lo pensaremos-"

Tzuyu odiaba esa simple oración, en ella venía la mentira, porque sabía el significado de que traía consigo. Esa pareja no volvería, y si lo hacía, adoptarían a alguno de los bebés en el orfanato, dejando a todos los niños mayores de 6 años esperando, mirando como día a día eran despreciados. Por supuesto después de la mentira, finalmente llegaba la decepción que le provocaba aquella situación, porque, ¿Quién querría a un niño grande como ella? Y peor aún ¿Quién querría a un niño extranjero?, los adultos coreanos que había conocido le habían dejado más que claro que de querer adoptar a un niño mayor, ella sería la última opción por ser extranjera.

Los adultos coreanos eran crueles.

Pero aún así, hubo alguien que no la miró con rechazo, alguien que nunca la hizo sentir esos tres horribles sentimientos.... Alguien que dijo "lo pensaremos" y si volvieron...

.

Tenía tan solo ocho años cuando estaba sentada bajo la sombra de uno de los árboles del jardín del orfanato, miraba a las institutrices y trabajadores sociales de un lado a otro moviéndose como locos. También miraba a muchos de sus compañeros emocionados, tratando de vestir sus mejores ropas y verse lo más lindos posible, ya que ese era un día en especial, un dónde habría visita de un grupo de caridad donde vendrían muchos adultos que podrían considerar adoptar. Así mismo, había visita de algunos profesionistas que les hablarían sobre la importancia de estudiar y ser el mejor para poder tener un buen trabajo.

El tiempo pasaba lentamente mientras miraba llegar a varios de los invitados de caridad, muchos de ellos con camisas de un color característico y un logo en común, eran parte de una universidad, ella ya les había visto antes, venían una vez al año a dejar juguetes, ropa y comida para ellos y eso ponía a todos felices menos a ella, pues sabía que no sería un día excepcional, simplemente sería un día más donde un montón de adultos vendrían a mirarlos con lástima y a llenar sus cabezas de ilusiones y jamás volverían a verlos. Tzuyu ya había tenido suficiente de todos ellos.

-¡Oye, china!- una voz molesta la llamaba, esa insufrible niña que siempre hacía comentarios molestos ante ella y muchos otros niños del orfanato. Tzuyu solo levanto la mirada para ver esa engreída y fastidiosa expresión frente de ella.

-Soy Taiwanesa...- respondió de forma suave y fastidiada, pero solo consiguió que aquella niña soltara un sonido de desagrado.

-¿Qué importa? Todos ustedes son igual de feos- escupió con malicia a lo que Tzuyu simplemente desvió la mirada, estaba pensando seriamente en levantarse e irse, pero sabia que, si lo hacía, seguro esa niña iría tras ella y volvería a golpearla como otros días... tenía miedo.

-¿Qué es lo que quieres?- preguntó, tratando de librarse pronto de ella.

-Solo quería decirte que con esas fachas tan desagradables no conseguirás que una familia te preste atención hoy. Eres fea y morena, deberías esforzarte en verte por lo menos decente para que no causes tanto asco a los visitantes- soltó con saña, logrando que Tzuyu frunciera el ceño en una mueca evidentemente herida.

-Prefiero verme fea y que ellos se alejen de mi... no quiero un día más lleno de falsas esperanzas- contesto mientras tragaba el nudo en su garganta. La niña molesta soltó una carcajada más.

-Aléjalos lo que quieras de ti, pero el resto de nosotros no queremos que los ahuyentes. Lo mejor será que te largues de aquí antes de...- aquella niña continuaba con los insultos, sin embargo, Tzuyu no estaba dispuesta a soportar más aquello por lo que se levantó del césped y se dispuso a salir corriendo.

Ya se lo esperaba, que aquella niña cruel fuera tras ella y la retuviera, ella simplemente corrió tras Tzuyu y la empujo, haciendo que cayera al suelo y raspara sus rodillas en el impacto. Sintió muchas ganas de llorar, pero no le daría tal gusto a esa odiosa niña, por lo que simplemente apretó los puños y trato de contener sus lágrimas.

-No me des la espalda cuando estoy hablando contigo, sucia china...- y volvió a arremeter contra su persona.

La furia comenzaba a invadir a la pequeña taiwanesa, estaba harta... aquel día era por sí mismo pésimo, y la llegada de esa niña solo empeoraba todo segundo tras segundo.

-Tienes razón, no me adoptaran nunca por ser fea o morena- comenzaba a hablar la pequeña mientras se ponía lentamente de pie, sosteniéndose en sus lastimadas y temblorosas piernas. Sin embargo, miraba de forma furiosa a aquella molesta niña. -Pero a ti tampoco te adoptaran nunca, porque tú no eres una niña, eres un monstruo- los sentimientos hablaban por ella.

Ese único insulto por parte de Tzuyu bastó para que aquella niña comenzara a ponerse furiosa, tanto que incluso su rostro poco a poco se ponía rojo en consecuencia de contener su ira unos breves segundos, antes de caminar presurosa hasta Tzuyu y elevar su puño al aire, lista para golpearla.

Tzuyu entonces cerró los ojos, esperando el golpe, sin embargo, no llegó nunca. Cuando abrió los ojos, alguien había parando a esa niña cruel, reteniendo el brazo con el que iba a golpearla.

-Hey ¿Qué crees que estás haciendo? - cuestionó su salvadora a aquella niña grosera, quien simplemente bajó su mano y fingió comenzar a llorar.

-Ella estaba molestándome, yo solo intentaba defenderme- acusó a Tzuyu, quien aun permanecía quieta, mirando a la joven que la había ayudado.

-Eso no es verdad... ¡Yo no le hice nada!- rápidamente respondió tratando de defenderse.

La joven que había detenido la pelea se encontraba confusa ante lo que las niñas habían dicho. Cada una diciendo que la culpable del alboroto era la contraria. Y por su parte, Tzuyu no podía creer que esa niña fingiera llorar tan bien y tratara de victimizarse.

-Chae, ella miente- una voz más suave llego a oídos de la pequeña taiwanesa, al girar su rostro, pudo divisar a otra de las voluntarias, una hermosa chica de cabello negro al nivel de los hombros, al ver el logo en su camisa, supo que era una de las universitarias que visitaban el lugar junto a la otra chica que la había ayudado.

-¿Quién miente? Mina- la joven que había retenido a la agresora preguntó a la recién llegada. Tzuyu estaba temerosa de que esa joven pelinegra la señalara, creyendo en la mentira de su agresora, sin embargo, algo inesperado sucedió.

-Ella, la niña que llora miente- aseguró para sorpresa de ambas niñas.

-¡No estoy mintiendo! ¿No puede ver que soy yo la que llora?- reclamó con voz demandante, mirando enfadada a Mina, la joven pelinegra.

-¿Cómo estás tan segura?- preguntó de vuelta Chaeyoung, la otra joven que había acudido al auxilio.

-Porque la escuché llamarla "sucia china" antes de que la empujara al suelo- Aseguró Mina para sorpresa de las otras tres.

Aquella niña simplemente se liberó del agarre de Chaeyoung de un manotazo y corrió un poco lejos de ellas, una vez en una distancia lo suficientemente segura, enseño su lengua de forma grosera.

-No importa lo que hagas, nunca dejaras de ser solo una niña china a la que nunca adoptaran- gritó antes de marcharse corriendo, dejando a Tzuyu con aquellas dos chicas.

-Vaya me sorprende que alguien tan pequeño sea tan grosero- Chaeyoung decía aquello aún sorprendida por la actitud de aquella niña molesta.

-Tú, por ejemplo- bromeo Mina.

- ¡Oye! - la otra joven protestó.

Tzuyu no entendía en absoluto como es que aquellas dos chicas se habían acercado a defenderla, nunca nadie la había defendido antes. Se sintió abrumada por la agradable sensación, tanto que, a pesar de estar sumamente feliz, no podía articular palabras todavía.

-¿Te encuentras bien?- la joven rubia se acercó a ella y le hizo aquella pregunta, agachándose a su altura. Para Tzuyu era una chica muy linda, de rostro atractivo y ojos redondos, como los de un felino.

-Yo... creo que si- afirmó con voz apenas audible mientras bajaba la mirada.

-Tus rodillas están heridas- ahora se acercaba la joven de cabello negro, también era hermosa, con un rostro bello adornado de lunares. La joven miraba las rodillas raspadas de la pequeña taiwanesa. -Ven con nosotras, vamos a encargarnos de eso- señaló sus heridas.

Esas dos chicas se llevaron a Tzuyu a un lugar donde pudieran sentarse para atender esas heridas. La chica de nombre Chaeyoung fue la que se encargó de limpiar las heridas y la pelinegra de nombre Mina, colocó un pequeño vendaje en cada rodilla, de forma cómoda y estética. Una vez que terminaron, ambas mujeres observaron a la cabizbaja niña. Ninguna de las dos estaba segura de que es lo que mantenía triste a la pequeña, puesto que el resto de los huérfanos estaban sumamente felices, corriendo por aquí y por allá. Ambas universitarias aceptaron ser voluntarias en el centro de adopción, con mucho gusto ambas se encargaron de juntar diversidad de cosas para poder hacer felices a aquellos pequeños, incluso Chaeyoung, por parte de la universidad, daría una de las platicas sobre lo grandioso de ser artista y estudiar artes. Pensaban que todos los niños estarían felices, pero esa niña de cabello lacio y ojos tristes, les provocaba preocupación.

-¿Cuál es tu nombre? Pequeña- pregunto primeramente Mina, mientras le dedicaba una amable sonrisa.

-T-Tzuyu- respondía aun sin mirarlas directamente.

-Encantadas de conocerte Tzuyu, yo soy Chaeyoung y ella es Mina- presentaba la rubia dedicándole también una sonrisa a la pequeña. Al notar que no estaba respondiendo mucho, entonces continuo. - ¿Por qué no vas con el resto de niños? Hay muchas cosas para ustedes y seguro también encuentras algo delicioso, preparamos muchas banderillas de queso ¿No quieres comer una?- preguntó.

La niña solo negó con la cabeza de forma lenta y desganada, mientras evitaba a toda costa mirar a los ojos a ambas universitarias.

-¿Por qué no?- esta vez Mina se animó a preguntar.

-Porque no quiero causar asco a los adultos... todos ellos vienen a adoptar niños y bebés lindos, pequeños y de piel blanca- respondía mientras jugaba nerviosamente con sus manos.

Chaeyoung y Mina no podían creer lo que Tzuyu acababa de decirles, entendieron entonces que esa pequeña había sido dañada por los demás niños, al grado de hacerla pensar que todos esos insultos eran verdad.

Los niños coreanos eran crueles.

-¿Pero que disparates dices? Eres increíblemente bonita- aquello salía de los labios de Mina que se agachaba nuevamente a la altura de la pequeña y sujetaba sus manos con cariño. -Tan solo esa pequeña nariz, bonitos ojos rasgados y por supuesto, esa piel dorada tan agradable y suave- decía mientras acariciaba las manos de Tzuyu.

La pequeña se sorprendió demasiado, no esperó que Mina dijera aquello, de hecho, no esperó que absolutamente nadie pudiera decir esas palabras dirigidas a su persona. Pero ahí estaba esa bella pelinegra, diciéndole que era linda.

-Eso es verdad, Mina tiene buen ojo. Estoy segura que tu sonrisa es aún más deslumbrante- Chaeyoung apoyaba a la japonesa y también le dedicaba una amable sonrisa a Tzuyu. -¡Ya se! Vayamos adentro para que te pongas ropa bonita y dejes a todos deslumbrados. Mina y yo te ayudaremos- y sin esperar respuesta, tomo a Tzuyu de la mano y la guio hasta el interior del orfanato, para hacer dicha labor.

Ambas chicas tuvieron una seria discusión frente a Tzuyu, una en la que cada una opinaba qué cosa se le vería mejor a la pequeña. La taiwanesa entonces opino que una mezcla de ambos estilos le gustaría probar, dándole un toque único. Posterior a eso, mientras Mina cepillaba su cabello, Chaeyoung buscaba un espejo para que Tzuyu pudiera verse en el, cuando la rubia volvió, solo quedaba que Tzuyu opinara al respecto. Cuando miró su reflejo, simplemente no podía creerlo.

-¿Qué opinas? A que te gusta- Chaeyoung le sonreía a la niña, quien aun no reaccionaba, Mina finalmente termino por acomodar una cinta blanca en el cabello de la niña y después se apartó, permitiendo que se viera detenidamente.

Le gustaba lo que miraba en el espejo, el brillo en sus ojos, sus mejillas ligeramente rosadas, lo bien que Mina había cepillado su cabello. Tzuyu se sentía bonita, por primera vez las palabras hirientes de los niños no le importaron en absoluto, como si una burbuja en la cual estaba encerrada con cada una de ellas repentinamente se reventara, dejando ver una realidad absoluta. Estaba emocionada y su corazón lo reflejaba, tanto que deseaba llorar de la felicidad.

-Yo... soy bonita- dijo en un suave susurro mientras poco a poco se comenzaba a formar una sonrisa en sus labios. -¡Soy bonita!- aseguraba esta vez con emoción, mirando con una gran sonrisa a ambas chicas, quienes se sintieron deslumbradas por aquella sonrisa, una donde incluso unos coquetos hoyuelos se podían apreciar.

-¡Lo sabía! Su sonrisa también es hermosa- Chaeyoung afirmaba a Mina, quien también le sonrió amablemente.

-Y ya que por fin te ves deslumbrante ¿Qué te parece ir con nosotras a divertirnos un rato con los demás?- Chaeyoung ofreció su mano a Tzuyu, dedicándole una enérgica sonrisa que también hizo sentir deslumbrada a la pequeña... a pesar de haberla conocido hace tan solo unas horas, aquellas dos chicas le trasmitían seguridad, por lo qué finalmente, tomo la mano de la rubia y después la de la pelinegra.

"-Quisiera sostener estas manos siempre-" pensó.

Y así las tres fueron directo a los pequeños juegos que habían instalado los voluntarios, animando a Tzuyu a probar suerte con cada uno de ellos, donde incluso podía ganar premios. Se sentía tan bien, aquellas dos chicas eran muy agradables, llenaban su pecho de calidez. Realmente no le importó en absoluto las miradas de los demás niños, llenas de asombro e incredulidad antelo deslumbrante que estaba. Mina y Chaeyoung hicieron que todas esas palabras desagradables se esfumaran, la hicieron sentir importante, que valía mucho...

"-Esto se siente tener una familia?-" se preguntó aquello, mientras las tres estaban en una pequeña banca, disfrutando de una banderilla de queso bajo la sombra de un árbol.

Poco a poco algunos de los asistentes comenzaban a retirarse, lo que significaba que pronto Chaeyoung y Mina también deberían irse, eso causo tristeza en Tzuyu, pues esas dos chicas eran increíbles, no quería que el pequeño sueño que le hicieron realidad ese día terminara tan pronto.

-Oye Tzuyu ¿Te gustaría un juego más?- pregunto Chaeyoung a la niña quien pareció pensarlo un poco.

-No lo sé, no pude ganar nada en los que jugamos- contestó con algo de desgane, a lo que la rubia sacudió sus manos y después tomó la de Tzuyu para guiarla nuevamente.

-Vamos, intentemos una ultima vez, creo que podría acertar con los pequeños aros- con voz animada, Chaeyoung se llevaba a ambas pelinegras en dirección a un último juego aquella tarde.

Algo captó su atención, un gran peluche de un Golden retriever, fue como amor a primera vista, sin embargo, para su mala suerte, necesitaba hacer tirar los aros en un puntaje casi perfecto, por lo que hizo su mayor esfuerzo, sin embargo, como lo esperó, realmente no pudo obtener demasiados puntos, lo cual la entristeció. Mina entonces se percató de lo ocurrido y le susurró algo a Chaeyoung al oído. La joven coreana jugó cuidadosamente sus rondas, logrando obtener los puntos necesarios para ese gran peluche.

-Wow eres muy buena Chaeyoung, ¿y bien? ¿Qué piensas hacer con esos puntos?- pregunto el joven compañero de la rubia que estaba encargado de aquel juego, a lo que ella simplemente sonrió.

-Quiero ese perro- señalo entusiasmada el peluche del perro Golden.

Tzuyu se sintió feliz por la chica, pero algo triste también por no haber podido tenerlo ella, aun con ello, simplemente le sonrió a la rubia dedicándole una gran sonrisa.

-Ese perro es muy afortunado, ira a un hogar el día de hoy- dijo con un toque melancólico, Mina y Chaeyoung se voltearon a ver, con un pequeño toque triste debido al significado de las palabras de Tzuyu. Finalmente, la rubia se acerco con el gran peluche en brazos y se colocó a la altura de la niña taiwanesa.

-Este gran chico sería feliz en mi casa, pero ¿sabes donde estaría más feliz?- Chaeyoung le decía a la pequeña y acto seguido, ofreció el gran peluche a la niña. -Contigo lo estaría-

Tzuyu entonces, mirando asombrada el peluche y después a Chaeyoung, supo que aquel sería un recuerdo hermoso de esas dos chicas... no pudo creer que un día como ese fuera real, que personas como ellas dos existieran. Finalmente tomó el peluche y lo abrazó. Poco a poco lo estrujo más fuerte entre sus brazos, mientras hundía su rostro en el y dejaba que sus lágrimas escaparan de sus ojos, alarmando a Mina y Chaeyoung.

-Ojalá todas esas personas que vinieron hoy se llevaran a niños como yo y no los peluches... ojalá ustedes dos decidieran llevarme a mí el día de hoy...- dijo entre sus lágrimas, ocultando su rostro entre la felpa del peluche que Chaeyoung le regaló.

Mina y Chaeyoung se miraron, ambas conteniendo las ganas de llorar junto a la pequeña niña porque sus palabras dejaban ver el dolor que significaba estar ahí a la espera de una familia que la amara, que añorara tenerla en casa y abrazarla como un tesoro deseado. Ambas chicas parecieron entonces comunicarse tan solo con miradas. Finalmente, mientras Mina acariciaba su cabeza, Chaeyoung sacaba de su bolsillo un pañuelo para secar las lágrimas de la niña y sonreírle.

-Eres una niña preciosa Tzuyu, cualquiera desearía llevarte a casa con solo ver lo tierna y adorable que eres...- Chaeyoung entonces terminó de limpiar sus lágrimas. - Lo pensaremos cuidadosamente, te lo prometo-

Entonces el interior de Tzuyu se sintió dolido... Chaeyoung y Mina también eran como los demás adultos... le mentían para poder irse y jamás volverla a ver, aunque quiso volver a llorar, simplemente bajó la mirada y asintió.

Mina y Chaeyoung se fueron aquel día, haciéndole una promesa que para Tzuyu no tuvo valor alguno, por que nuevamente la trataron con lástima, nuevamente le mintieron y nuevamente la decepcionaron...

Unos días después, aquella tarde estaba a la sombra del mismo árbol de siempre, mirando a los niños del orfanato jugar, ella solo permanecía ahí, abrazando con tranquilidad aquel peluche que esas chicas le dieron. Pensaba en lo triste que estaba el día, a pesar del cielo azul y el brillante sol calentando el día. No fue hasta que una de las institutrices la llamó, ya que la necesitaban en una de las salas.

Tzuyu completamente confundida fue hasta ahí abrazando entre sus brazos el peluche de perro, cruzó cabizbaja la puerta, sin mirar a nadie en el interior.

-Tzuyu, que linda te ves hoy- aquella voz... la pequeña taiwanesa alzó la mirada con completa sorpresa, y ahí las vio otra vez, dedicándole una gran sonrisa.

-Mina... Chaeyoung...- susurro con sorpresa.

Su cuerpo reaccionó solo, dejando caer el peluche y corriendo hacia ambas chicas para abrazarlas y aferrarse a ellas. Finalmente, alguien decidió amarla, alguien decidió tenerla como familia.

.

Tzuyu secaba sus lágrimas, estaba recordando el día en que Mina y Chaeyoung habían decidido iniciar el largo proceso que significaría adoptarla, ahora estaba sentada en el suelo de su habitación mientras abrazaba ese peluche que Chaeyoung le obsequió hace 4 años. Amaba a Chaeyoung, era simplemente una madre fenomenal como la que siempre deseó, pero también amaba a Mina, quien era una madre amorosa y cuidadosa. Para Tzuyu no era justo lo que Chaeyoung probablemente estaba haciéndole a Mina, engañarla por estar con otra mujer. Una intrusa que se había metido en el camino y que debía ser descubierta a toda costa, pero simplemente no sabía por donde empezar, o simplemente si podía hacer algo al respecto. Era la primera vez que Chaeyoung la hacía sentir decepcionada de verdad...

-Creí que amabas a mamá Mina... que me amabas a mí- repetía una y otra vez mientras hacía lo posible por secar sus lágrimas.

Pensó detenidamente mientras miraba el peluche entre sus manos. Debía haber una forma de descubrir que era lo que Chaeyoung andaba ocultando, por lo que se levantó del suelo, dispuesta a ir a la habitación de las dos mayores para intentar buscar algún indicio que pudiera darle alguna señal, un camino que seguir.

Caminó fuera de la habitación con cuidado, notando que la puerta del estudio de Chaeyoung estaba entre abierta, ahí se encontraba la artista, terminando una pintura más, sin embargo, en ese momento hablaba por teléfono, por lo que decidió escuchar.

-¿En tu mesa de noche? Dios, Mina. Tienes un montón de papeles ahí, se un poco más específica- Chaeyoung parecía hablar con Mina. La niña se alejo de la puerta y se ocultó, ya que la artista se había puesto de pie y salía de su estudio en dirección al dormitorio. Esperó a que la coreana saliera de la habitación para poder escuchar más al respecto.

-Escrito de demanda, claro, ya lo tengo. ¿Necesitas que te lleve algo más?- pregunto por teléfono mientras comenzaba a bajar las escaleras con un folder delgado en mano. -De acuerdo, entonces voy para allá, enseguida te veo- Finalizó la llamada para ir por las llaves de su auto y dirigirse a la salida. -Tzuyu, iré a la oficina de Mina, no tardo- avisaba mientras salía del hogar y dejaba por fin a la joven taiwanesa sola en la casa.

Era el momento perfecto para aprovechar e ir a indagar un poco a la habitación de las mayores. Asegurándose que el sonido del auto de Chaeyoung se alejara, por fin entró a aquella habitación, mirando alrededor con completa calma, tratando de observar algo fuera de lo común, pero no había nada sospechoso.

-Claro que no, Mina también duerme aquí... quizá sus cajones- con aquello en mente, caminó hasta la mesa de noche de la coreana y comenzó a abrir los cajones.

No hubo nada extraño ahí, salvo algunas cajas de medicamentos cuyos nombres no les dio importancia alguna y continuó en el armario, tratando de buscar entre las prendas, pero tampoco encontraba nada fuera de lo normal. Finalmente opto por buscar en los bolsillos de las chaquetas que Chaeyoung más usaba. En ellas encontró algunos recibos, un paquete de coma de mascar y finalmente una bola de papel que causó curiosidad.

Tzuyu sacó la bola del bolsillo y poco a poco comenzó a deshacerla, revelando una propaganda de lo que parecía un sitio algo inapropiado, pues tenía el ambiente total de algo apasionado y romántico, cosas de adultos.

-JYPink, un trozo del cielo para ti, porque lo mereces...- leyó el titulo del folleto y se percató de inmediato que se trataba de un sitio donde se pagaba por citas.

Se sintió realmente enfadada con Chaeyoung ¿Cómo era capaz de tener algo como eso? Seguramente la mujer que ella veía había salido de semejante lugar. Así que, sin más, Tzuyu volvió a arrugar aquel papel y devolverlo a la chaqueta de Chaeyoung, después de eso, se dirigió a su habitación y se dispuso a buscar en internet en donde se encontraba aquel lugar.

.

.

.

Soltó un suspiro cansado, tenía bastante trabajo por delante y había olvidado un papel importante en casa. Últimamente estaba demasiado distraída de su labor, ella jamás olvidaba cosas del trabajo en casa, pero simplemente no podía pensar correctamente cuando Chaeyoung se había mantenido distante los últimos dos días, tratando de evitar cualquier tipo de contacto con ella. Claramente eso le dolía a Mina, pero simplemente decidió dejarlo pasar, seguramente la rubia estaba estresada, aun tenía un par de pinturas para finalizar para final de mes.

Aun así, sentía que había algo diferente, no estaba segura que era o que podía ser, pero algo no andaba bien, como si lo presintiera. Y luego estaba Nayeon, quien le enviaba un mensaje cariñoso todas las noches, diciéndole que había hecho un gran trabajo. Como siempre, la joven coreana no perdía sus costumbres.

.

-No te pongas así, Mina. Sé que trabajaste duro por ese examen, estoy segura que conseguirás una mejor nota la próxima vez-

-Es totalmente inaceptable... papá va a enfadarse conmigo-

-¿Es tan severo por un examen reprobado?-

-¿Reprobado?...-

- A ver, dame eso... ¿¡Estás llorando por un 92/100!? Por el amor de dios, que ñoña-

-¡Cállate! De verdad esto arruina mi excelencia académica, además ¿Quién te dio permiso de mirar? Ahora debes enseñarme el tuyo-

-Oh no, tú no quieres ver eso...-

-Oh... 52/100... sí que eres mala estudiante ¿eh?-

-No soy mala estudiante... yo, me dormí-

-Eso te hace mala estudiante-

-Bueno, como sea. Yo si tengo derecho a llorar por ese examen, sin embargo, tú lo hiciste excelente, como todo lo que haces, así que deja de pensar que eres mala cuando eres realmente increíble y me haces admirarte...-

-Nayeon unnie...-

La voz de alguien irrumpió su momento, uno donde llegaba una pelicorto y abrazaba por los hombros a Nayeon mientras la despeinaba...

-Deberías alejarte de esta boba, Mina. La estupidez es contagiosa-

-Jeongyeon tiene razón, ella me la contagió a mí, por ejemplo-

-¡¿Qué dijiste?!-

.

Mina sonrió ante aquel recuerdo, sin embargo, también sintió la irritación subir a su cabeza ante la presencia de Jeongyeon en aquel recuerdo. No odiaba a Jeongyeon, pero no era grato para ella recordarla... ella y Nayeon la lastimaron demasiado... no eran recuerdos gratos para ella.

Alguien llamó a su puerta logrando evitar que memorias dolorosas volviera, de inmediato Mina supo que se trataba de Chaeyoung quien iba a entregarle el documento que le pidió, así que rápidamente se apresuró a abrir la puerta y saludar con un beso en la mejilla a su amada. Sin embargo, se detuvo en seco a pocos centímetros de la mejilla de su visita, quien curiosamente no resulto ser su esposa, sino alguien más.

-¡Oh dios mío! Discúlpame Nayeon- Rápidamente la japonesa alejaba su rostro de una sorprendida coreana, quien se quedó helada al ver como Mina casi besa su mejilla ante la visita. Su cara se calentó de una forma que no se imaginó podría calentarse.

-Eso fue... sorpresivo- Nayeon por fin decía algo, moviéndose al interior de la oficina. La japonesa la miro con curiosidad, jamás dejaría de ser inoportunamente insolente y encantadora, pues sin invitación o permiso siquiera de Mina, ella llegaba y se metía a su oficina.

-No quiero sonar grosera, pero ¿Qué haces aquí? Estoy trabajando- Mina caminaba hasta su escritorio, rogando a los dioses porque su rostro volviera a su color antes de llegar a su escritorio y tomar asiento.

-¿Olvidas que dije que esa bufanda celeste seguía siendo mía?- ponía el primer pretexto Nayeon, logrando que Mina simplemente soltara un suspiro cansado. -Además, quise traerte un pequeño obsequio- agregó mientras se aproximaba hasta el escritorio de Mina y colocaba sobre este una bolsa de plástico.

Mina miro curiosa, la bolsa y esa sonrisa traviesa de conejo. Su cabeza no tenía cupo para saber que es lo que podría estar ahí por lo que simplemente tomo la bolsa y saco lo que había dentro, eran dos pequeños botes de helado, uno de vainilla y otro de choco chips, su corazón se sintió inquieto de repente mientras soltaba una pequeña sonrisa.

-¿Así que aún recuerdas mi sabor de helado favorito eh?- Mina tomaba el bote con el sabor choco chips y lo miraba con cariño.

-¿Cómo lo podría olvidar? Nos encantaba comerlo en los descansos y amaba cuando los mezclábamos, todos decían que era desagradable porque se perdía el sabor, pero para ti y para mí era como un sabor supremo- Nayeon sonreía también ante el recuerdo.

Poco a poco tomaba por su cuenta el helado de vainilla, todo sin quitar su sonrisa ver la reacción de Mina. Fue todo lo que esperó, pues la japonesa le dedico una mirada cariñosa mientras abría el helado y después estiraba su brazo para que Nayeon hiciera lo suyo. La mayor tomó con su cuchara un bocado del helado de Mina y después tomo un poco del suyo, mezclando ambos sabores para al final llevarlo a su boca y degustar. Mina le siguió después. Era un sabor especial, un sabor a recuerdos escolares, a melancolía... a sus días felices.

-Sabe tan bien a como lo recordaba antes- Mina decía después de pasar el bocado, Nayeon asintió y mientras ponía el bote de helado en su escritorio, se aclaraba la garganta, necesitaba decirle algo a Mina y esperaba que la pelinegra aceptara.

-Realmente, el helado fue un mero pretexto- decía despreocupadamente.

-Eso lo sé, recuerdo que lo comprabas cuando habías hecho algo estúpido y querías compensarlo... o porque aun no lo hacías, pero tenías intenciones de. Como una disculpa anticipada- Mina contestaba con algo de gracia.

-No hice ni haré nada malo, lo prometo. Realmente yo quería saber si te gustaría salir a tomar un café pronto, ya sabes... estamos intentando retomar nuestra amistad y creo que tenemos aun más cosas que contarnos. Tampoco quiero irrumpirte en el trabajo como hoy, es solo que... pensé que sería mejor hacer la invitación en persona- Mina podía notar una pequeña timidez en la mayor al hacer la invitación. Le pareció sumamente adorable de su parte.

-Supongo que no habrá problema, solo debo ordenar mis horarios y ver que día tengo disponible- respondía a la invitación.

-¿Eso es un si entonces?- quería estar segura de la respuesta de Mina.

-Correcto- confirmó a lo que Nayeon elevó su muño al aire en signo de victoria mientras se movía de un lado a otro. -Oh no, no, no... creí que ese ridículo baile de victoria había quedado en el olvido- Mina cubría su boca para evitar reírse muy fuerte.

-¿Ridículo? Que grosera...- y la mayor hacía un puchero en respuesta tras su queja.

Para desgracia de ambas, el ameno momento se vio irrumpido con la llegada de alguien, Mina había olvidado por completo que estaba esperando una visita y cuando miro la puerta de su oficina abierta y a esa rubia parada en la entrada con expresión seria, sintió como un hueco en el estómago. Por su parte, cuando Nayeon también se giró para mirar a la recién llegada, se quedó totalmente inmóvil, al percatarse que se trataba de Chaeyoung, la chica con la que había hecho un trato y la misma con la que no había quedado de acuerdo para continuar con su plan... sus nervios comenzaron a aumentar considerablemente.

-Hola Mina, no pensé que tuvieras tiempo libre, ya que me hiciste venir a darte un documento supuestamente urgente- El tono de voz de la rubia era tranquilo, Nayeon se sintió aliviada al ver que la coreana no había reaccionado de una forma imprudente, pero Mina estaba inquieta, conocía ese tono de voz molesto. -En fin ¿Quién es tu amiga? - preguntaba dedicando una tenue sonrisa a Nayeon, cosa que puso a la castaña más nerviosa.

-Chaeng... l-lamento haberte hecho venir hasta aquí por un descuido mío, te agradezco mucho que vinieras- Mina contestaba nerviosa mientras llegaba hasta su esposa y recogía el folder. Después indico a la rubia a que mirara a Nayeon, cosa que Chaeyoung hizo. -E-ella es una vieja amiga, su nombre es Nayeon- primeramente, presentaba a la coreana mayor. -Nayeon, ella es Son Chaeyoung, m-mi esposa...- y proseguía a presentar a la rubia como su amada.

-Un gusto, Chaeyoung- Nayeon ponía su mejor sonrisa y ofrecía su mano para estrecharla con la artista que evidentemente ya conocía.

-Encantada, Nayeon- correspondió el saludo, pero esa sonrisa en Chaeyoung dejaba ver a Nayeon que estaba molesta. Una vez que se soltaron las manos, Chaeyoung le dio la espalda a la castaña y a la pelinegra, dispuesta a salir de la oficina de la más alta. -Bueno cariño, te dejo trabajando. Debo volver para terminar con mis pinturas...- se despedía sin si quiera mirar atrás, dejando a una japonesa inquieta y a una coreana preocupada.

-Creo que ella está molesta...- Mina decía aquello con algo de desgane.

-Será mejor que me vaya también Mina... después de todo, ella tiene razón, estás trabajando y creo que no debería quitarte más tiempo. Espero todo esté bien, te mandaré mensaje más tarde- Nayeon se disponía a marcharse también, no sin antes dedicarle una cariñosa sonrisa a la japonesa. -Gracias por aceptar mi invitación.

Y tras esas últimas palabras, Nayeon también se despidió, dejando a Mina con mil preguntas en la cabeza...

.

Salió tan pronto como pudo del departamento de policía, temía encontrarse con Chaeyoung. Seguro la chica estaba molesta porque había hecho avances y ni siquiera se tomó el tiempo de notificarle algo al respecto, simplemente aparecía de repente en la oficina de Mina con tanta normalidad que claramente merecía una explicación para la menor.

-Nayeon- esa voz llamando a por ella la hizo helar y detener su andar.

Chaeyoung se quedó fuera de la estación de policía a esperar a que saliera para enfrentarla. Necesitaba una explicación ¿Por qué Nayeon no le dijo nada? Simplemente llegaba y la encontraba metida en la oficina de Mina como si nada. Las sospechas cada vez eran más grandes, sobre aquello que ambas chicas le ocultaban. A pesar de las circunstancias y que ella misma pidió por el enamoramiento de Mina hacia alguien más, simplemente se sentía engañada por ambas al no recibir una respuesta honesta de ninguna de las dos.

Simplemente era momento de aclararlo.

-Chaeyoung, sé que debes estar sorprendida, lamento mucho no informarte nada al respecto. Pero tengo buenas noticias...- Nayeon trataba de dialogar, pero la expresión de la menor no la hacía sentir segura del todo.

-No me interesa eso ahora, podemos hablarlo después. Lo que yo quiero saber ahora mismo es ¿Por qué tu y Mina me han dicho verdades a medias?- Chaeyoung dejaba salir primeramente, poniendo nerviosa a Nayeon, sin embargo, lo último que diría, sería la peor parte. -Tu y ella... tuvieron algo en el pasado ¿cierto?...-

Chaeyoung no estuvo segura de que tan cierta era la frase "el que busca, encuentra" al menos no hasta que Nayeon, con expresión seria y determinada, le planto frente con la mirada en alto.

-Si... Mina y yo tuvimos algo que ver en el pasado...-

.

.

.
🐯🐧🐰

Espero que este capítulo haya sido de su agrado. Se que la situación de Mina y Nayeon es la principal, pero recordemos que Nayeon no solo debe ganarse el corazón de Mina, sino también el de Tzuyu, una hija que ama demasiado a sus dos madres pero que comienza a sentir decepción por parte de una de ellas.

Mientras Nayeon debe ganarse dos corazones, Chaeyoung debe romperlos.

En fin, gracias por sus votos y comentarios, alegran mi día y me impulsan a escribir más, de verdad muchas gracias 💕

Hasta el próximo miércoles.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro