Capítulo 5 "el roce de la indecisión"
Ambas chicas estaban en silencio, cada una tratando de encontrar las palabras adecuadas. Por una parte, Dahyun tenía demasiado que preguntar a la artista y esta última tenía mucho que explicar consiguientemente.
Se había metido en una situación difícil por un descuido tan simple que fue dejar su medicamento a la vista de su amiga, quien claramente sabría reconocerlo. Su mejor amiga había descubierto su tortuoso y doloso secreto. Los segundos seguían pasando y aún no había el valor suficiente para poder decir algo al respecto, pero tenían que hablar, se supone eran mejores amigas y se contaban todo, sus vivencias eran sabidas por la contraria siempre ¿Por qué una de ellas le había ocultado algo tan importante a la otra? Y no solo eso, aún había más… mucho más.
Chaeyoung trataba de tomar el valor suficiente, no solo debía confirmarle a su mejor amiga que, efectivamente, volvía a tener leucemia; sino que una metástasis estaba matándola sin remedio ni retorno y aunado a ello, venía la decisión de entregar a Mina y Tzuyu a alguien más. No sabía qué sería lo más difícil de decir, pero ya era momento, pues Dahyun cada vez parecía más inquieta.
-Ha sido muy difícil estos últimos días… he pensado en tanto y en nada al mismo tiempo. Es frustrante- Comenzaba a hablar Chaeyoung mientras miraba el suelo, evitando por momentos la mirada de la mayor.
-Bueno, una enfermedad de esta magnitud siempre es difícil de llevar, yo tengo que lidiar a diario con pacientes así, pero sé con certeza que podrás recuperarte, igual que la primera vez- comenzaba a hablar Dahyun, completamente ajena a la realidad.
Chaeyoung simplemente apretó sus manos una contra otra, mientras buscaba la mejor manera de decirle la verdad a su pálida amiga, pero tras cada palabra parecía más y más difícil lograrlo.
-No es así, esta vez es diferente Dahyun…- comenzaba, tratando de encontrar las palabras adecuadas para trasmitir el doloroso mensaje. La coreana mayor prestó atención a ella, como impulsándola a continuar.
-¿Qué lo hace diferente?- preguntó guiada por la incertidumbre.
-Tú sabes más que nadie que la leucemia mieloide es de las peores leucemias, a pesar de que ya cursé con ella, no hay posibilidades para mí esta vez… ya no…- Las palabras de la rubia inquietaron aún más a Dahyun quien no lograba decir nada todavía, esperaba el mejor diagnostico posible. -Dahyun… hizo metástasis a mis pulmones, el médico dijo que el pronóstico es fatal. Voy a morirme- por fin lo dejaba salir.
Para Dahyun fue como un golpe al estómago que rápidamente esparció su dolor por todo su pecho, subiendo hasta su garganta, lugar donde un nudo doloso también comenzaba a formarse. No podía ser verdad, su mejor amiga, alguien joven y alegre… alguien que apenas comenzaba a vivir, se le limitaba la vida de esa forma y era injusto.
Chaeyoung no escuchaba respuesta de su amiga y por lo que poco a poco fue levantando la vista, temerosa de encorarse con los ojos de Dahyun; cuando por fin los vio, una nueva punzada en su pecho se hizo presente. La expresión de la coreana mayor dejaba ver lo incrédula y dolida que estaba con la noticia, sus rasgados ojos oscuros pronto se cristalizaron y en un parpadeo, las lágrimas por fin cedieron, corriendo por sus mejillas.
-No puede ser verdad… no puedes decirme de la nada que voy a perderte- dijo primeramente. Chaeyoung entonces desvió la mirada un momento luchando por contener las lágrimas. -¡No puede ser un hecho que vaya a perderte!- repitió mientras caminaba presurosa hasta ella y la envolvía en sus brazos.
Por fin Chaeyoung dejaba caer sus lágrimas…
La rubia apreciaba demasiado a Dahyun, siempre estuvo con ella, ante cualquier situación, incluso en la preparatoria cuando se enfermó de aquel mal por primera vez. Cada día Dahyun estaba ahí, al lado de su cama en el hospital, sosteniendo su mano y diciéndole que todo estaría bien, ella estuvo ahí cuando lloraba al mirarse al espejo, perdiendo el cabello, y también estuvo ahí, feliz meses después cuando volvió a crecerle. Jamás la abandono… en ese momento podía sentir lo doloroso que sería esto para ambas, ya que el cariño era inmenso, estaba tan preocupada por su familia que no se detuvo a pensar en lo doloroso que sería también para su mejor amiga. Y ahí estaba envolviéndola entre sus brazos, buscando una forma de apaciguar el dolor que ambas estaban experimentando en ese momento.
-Lo siento mucho, de verdad…- Chaeyoung alcanzó a decir mientras devolvía el abrazo a Dahyun y apoyaba su frente contra el hombro de la más pálida.
-¿Por qué te disculpas? Simplemente no es algo que hayas decidido- la mayor acariciaba la espalda de su amiga constantemente, tratando de calmarla y calmarse a sí misma. -Claro, eso no lo hace menos doloroso, Chaeng-
Y en respuesta, la rubia solo se apegó un poco más a su amiga, buscando refugio en su calor por un tiempo incierto. Permanecieron así unos minutos, los suficientes para que las lágrimas de ambas se calmaran, así como sus respiraciones y una vez logrado aquello, por fin se separaban de su cálido abrazo, mirando los rojizos y ligeramente hinchados ojos de la contraria.
-Dime algo… ¿Mina y Tzuyu lo saben? - dejo salir lo primero que inquietaba a Dahyun respecto a aquello pues, conocía a Chaeyoung… probablemente la primera en enterarse de lo sucedido era ella.
La artista por su parte mordió su labio inferior y agacho la mirada, tenía la llegada de esa pregunta, sin embargo, también estaba segura que podía confiar en Dahyun y contarle lo que estaba asando; eso no hacía más fácil la labor por supuesto, pero al menos su amiga la ayudaría a pensar un poco mejor las cosas. De alguna manera, la presión al respecto comenzaba a sentirse menor, ya no cargaría completamente sola con todo aquello.
-La verdad Dahyunnie, ellas no lo saben… de hecho, hay algo que me gustaría contarte al respecto- comenzaba, señalándose a su amiga que tomara asiento, por que tardaría un poco en explicarle lo que tenía planeado y lo que había resultado de su primer intento.
Dahyun escuchó atentamente cada cosa que le decía la menor, tras cada palabra, parecía más y más incrédula por lo que ocurría, pero, ciertamente si Chaeyoung estaba haciendo algo como lo que estaba contándole, debía estar completamente loca, pensando que aquello quizá pudiera funcionar.
-No puede ser verdad todo esto… simplemente, no puede- Dahyun soltaba con algo de frustración añadida a su incredulidad. -Chaeyoung, simplemente no te creo capaz de algo tan tonto- insistió.
-No quiero que se queden desamparadas, lo económico nunca fue un problema, pero simplemente hay cosas que el dinero no va cubrir. Tzuyu necesita el mayor apoyo posible, sé que una nueva persona podría ser ese apoyo y en cuanto a Mina… simplemente no quiero que se la viva de luto, la conozco y sé que hacer que ella ame a alguien más es lo mejor para hacer menor el impacto de lo que va a sucederme- se excusaba Chaeyoung ante su amiga, pues seguía firme en que eso era lo mejor. -Yo simplemente… quiero que todo esté bien antes de irme…- y la frustración volvía a Chaeyoung, quien cubría con cansancio su rostro con sus manos y soltaba un gran suspiro.
-¿y que hay de ti? ¿Qué pasa con tus sentimientos?- la pregunta de su amiga obligo a Chaeyoung a volver a levantar la vista, tratando de encontrar las palabras correctas para responder a la pálida chica frente a ella.
-Yo ya no importo, mi vida está por caducar. Lo único que me importa ahora es que sea capaz de lograrlo… es todo lo que necesito para irme en paz- aclaraba, sin embargo, la mueca en la expresión de Dahyun le hizo entender que algo no le agradó.
-Chaeyoungie, claro que importa, desde el momento en que comienzas a respirar hasta el momento en que dejas de hacerlo importa… incluso cuando ya no respiras, tus sentimientos van a ser relevantes hoy, mañana y siempre ¿cómo puedes simplemente decir eso?- la mayor intentaba hacerle llegar su sentir a su amiga, le dolía mucho escucharla.
Dahyun se acercó un poco más a Chaeyoung y tomo sus manos entre las de ella, tratando de trasmitirle esos sentimientos que estaban inundándola con mucha angustia y dolor. La menor por su parte, soltó un nuevo suspiro y correspondió a la caricia.
-Simplemente busco cosas que me ayuden a futuro, uno en el que claramente no estaré, por ello puedo decirlo, porque ni yo ni mis sentimientos tendremos un futuro más allá. Pero Mina y Tzuyu si estarán ahí, en ese futuro que busco para ambas… Y Nayeon será parte de ese futuro- Chaeyoung hablaba con más suavidad mientras le dedicaba una sonrisa tranquilizadora a su mejor amiga, quien estaba a punto de soltar lagrimas nuevamente, pero se mantuvo callada al respecto y decidió enfocar su atención a un segundo tema que la tenía en gran duda.
-¿Nayeon? ¿es el nombre de esa chica? - preguntó curiosa.
-Así es… confío en que puede hacerlo porque pese a la mala racha no se ha rendido. A decir verdad, si yo fuera ella ya me habría rendido… pero hay algo, algo que la hace querer intentarlo- eso último, parecía una incógnita al azar para ambas amigas, tanta era aquella incógnita que ninguna de las dos prestó atención al tenue sonido de la puerta principal abriéndose, anunciando la llegada de una de las tres silenciosas habitantes de aquella casa…
-Chae, solo quiero que sepas que yo te apoyaré decidas lo que decidas, y si esa mujer es lo que te trae tranquilidad, entonces está bien…- Dahyun decía, tratando de expresar su apoyo a su amiga, que sin importar qué, ella estaría en todo momento para ella.
-Gracias Dahyun, sé que puedo contar contigo y que guardaras esto conmigo… Mina y Tzuyu no pueden saberlo bajo ningún motivo ¿De acuerdo?- Chaeyoung quería asegurarse de que su amiga guardaría su secreto también.
Ambas mujeres escucharon la estruendosa puerta abrirse esta vez, haciendo que se sobresaltaran y guardaran silencio por completo, miraron a la entrada de la sala, percatándose de quien era la recién llegada. Esta traía muy mala cara y un evidente signo de querer llorar en sus ojos.
-Tzuyu llegaste de tus clases, ¿pasó algo?- Chaeyoung preguntaba a su hija mientras trataba de mantener la calma, la niña de lacio cabello simplemente la miró de reojo y negó con la cabeza, antes de pasar de largo en dirección a su habitación.
-No es nada, solo estoy cansada…- dijo con un hilo de voz y abandono la sala, subiendo rápidamente las escaleras.
Chaeyoung y Dahyun se miraron algo desconcertadas por la mala actitud con la que había llegado Tzuyu aquel día, sin embargo, decidieron dejarlo pasar, pues claramente la niña deseaba algo de privacidad, además, ellas aun tenían cosas que hablar.
Tzuyu por su parte, en cuanto llego hasta su habitación, botó su mochila a un lado y cerró la puerta a sus espaldas para después dejarse caer, recargando su espalda contra la fría madera, lo que había escuchado la puso mal y solo una pregunta cruzaba por su mente:
“-¿Chae está viendo a otra mujer?-“ pensó con inquietud y tristeza.
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La abogada abría la puerta de su oficina, permitiendo que Nayeon pasara al interior. Después del momento que habían tenido hace unos minutos, sin decirse ni una sola palabra, Mina arrastró a Nayeon hasta aquel lugar para que pudieran refugiarse de la lluvia. Una vez que la coreana ingresó, pudo ver el bonito y elegante arreglo de la joven pelinegra en aquel pequeño cuarto. Había algunos títulos y certificaciones colgadas en la pared, se sentía impactada por todo lo que se había perdido.
-Ponte cómoda, espero que la lluvia se calme pronto- Mina rompía el silencio mientras cerraba la puerta de su oficina y se dirigía hacia una pequeña mesa en la esquina del lugar, ahí tenía una compacta cafetera y al menos dos tazas limpias y vacías en espera de ser usadas. -¿Te gustaría un poco de café?- preguntó.
-C-claro, gracias- respondió la mayor, observando detenidamente las acciones de la pelinegra. Pensó por un momento como es que había sucedido todo, Mina simplemente le dijo que no la odiaba e incluso la abrazó, cosa que la hizo sentir tan feliz. Ahora no estaba muy segura de que hacer o decir, pero esa alegría interior, simplemente no desaparecía. -Lamento causar molestias, no era necesario- hablaba tratando de no quedarse mucho tiempo en silencio con la abogada, quien simplemente se acercaba hasta ella y le entregaba una taza con café caliente.
-No pasa nada… como es costumbre, simplemente la palabra “paraguas” está fuera de tu vocabulario, aun cuando odias la lluvia- Mina dijo mientras se sentaba en su silla reclinable, con su propia taza entre sus manos, ella aun llevaba la bufanda celeste encima cubriéndola del frio.
Nayeon soltó una pequeña risa ante lo que dijo la japonesa, pues era una verdad muy curiosa, una que le trajo recuerdos variados.
-Si, siempre terminabas compartiendo tu paraguas conmigo porque nunca cargaba con uno… supongo que me mal acostumbraste- respondió con una broma más, logrando por fin hacer que Mina le dedicara una pequeña sonrisa.
-Pude abandonarte a tu suerte y no lo hice ni una sola vez, se dice gracias- continuaba Mina para después tomar un sorbo de su café. -ahora, por culpa de tus malos hábitos estarás aquí atrapada hasta que la lluvia termine ¿Lo podrás soportar?- comentaba mirando hacia la gran ventana de aquella oficina, la lluvia era tupida y resonante.
-¿Bromeas? Estoy en un asiento cómodo bebiendo café delicioso y caro, tu verdadero problema será sacarme de aquí- y Nayeon también tomaba un sorbo del café que Mina preparo para ambas. Un pequeño silencio se instaló entre ellas todo para después reír en conjunto por el último comentario de Nayeon.
Se sentía muy bien, extrañaba demasiado escuchar esa risa, no había cambiado nada desde la última vez que la escucho reír genuinamente. Al mirarla podía ver esa sonrisa tan singular que Mina portaba, también la había extrañado. Tantos años guardado solo en su memoria y sus recuerdos, que poder escucharlo y verlo nuevamente la hacían sentir increíble.
Pero no podía simplemente vivir de una conversación cargada de bromas, sentía que necesitaba avanzar un poco más seriamente y también sabía que Mina no sería quien daría el primer paso, por lo que tomo la iniciativa esta vez.
-¿Sabes, Mina? Quizá no sea momento adecuado para mencionarlo, pero, yo realmente estoy feliz de que no me odies…- Nayeon soltaba aquello mientras miraba la taza caliente entre sus manos y mantenía una suave sonrisa en sus labios.
Mina entonces observo su postura. No supo cómo es que se había decidido a volver por Nayeon, solo sabe que se siente aliviada de haberlo hecho.
-Creo que… realmente no puedo odiar a alguien que me trajo muchas alegrías. Siempre he pensado que lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia. Definitivamente ninguna de esas palabras podrían asociarse entre mis pensamientos si en ellos apareces tu- Mina también estaba sincerándose, sentía que era su única oportunidad de poder hablar con Nayeon. La había conocido hace trece años y la había sacado de su vida hace ocho años, pero de sus recuerdos jamás pudo hacerlo, sin importar que sensación implicara recordar a la coreana.
-De alguna manera, puedo entender a que te refieres… realmente quisiera enmendar todo lo malo, Mina…- Estaba tentando territorio peligroso, lo supo de nuevo cuando vio a Mina abandonar su taza de café en su escritorio y desviar nuevamente su mirada hacia la ventana.
-Si de algo no me arrepiento es de lo que dije hace unos minutos atrás, el pasado no me interesa ya, Nayeon. No es algo de lo que realmente valga la pena hablar- Mina daba su punto, entristeciendo un poco a la castaña en el proceso. -Sin embargo, así como pienso que no vale la pena hablar de algo malo y que pertenece al pasado, también pienso que no vale la pena guardarle luto a amargos recuerdos- continuaba, ganándose la mirada de la mayor nuevamente en ella.
-Entonces… ¿no vas a irte de nuevo?- Nayeon preguntaba de una forma que hizo estremecer el corazón de Mina.
-No, solo si prometes no hablar más del pasado- la pelinegra por fin le daba una señal favorable a la coreana, una que lleno de alegría su corazón. -Claro, no significa que olvidemos todo. Las anécdotas escolares siempre serán algo agradable que recordar- y su sonrisa volvía a formarse en sus rosados labios.
No era lo que Nayeon esperaba, pero en definitiva fue un avance que la alegro mucho. Su mente estaba tan concentrada en las posibilidades que aquello podría implicar que simplemente se olvidó por el momento que aquello aún tenía un propósito, uno que Chaeyoung le había pedido y que pronto Mina se encargaría de recordarle sin saber nada al respecto.
-Entiendo, si es así entonces me mantendré al margen- Nayeon aceptaba de momento lo que Mina le había dicho y después miró nuevamente los muros de la pequeña oficina. -Veo que trabajaste muy duro todo este tiempo-cambiaba de tema, tratando de mantener su palabra y desviándolo a lo exitoso que lucia el trabajo de Mina.
-Ha sido un camino duro, pero logré llegar hasta aquí. Me siento muy satisfecha realmente- respondía la japonesa, mirando también aquel muro con una sonrisa orgullosa. – Jihyo, la jefa del departamento fue una gran amistad que me impulsó a ir cada día más lejos, la aprecio demasiado por eso- la expresión de Mina fue más suave, recordando a su molesta compañera de habitación diciéndole que no era posible pasar en casa todo el día mirando la pantalla de un celular mientras escuchaba música, hizo caso porque para Mina, Jihyo era aterradora en un inicio.
-¿La jefa del departamento tienen tu edad? Increíble- Nayeon realmente se encontraba sorprendida de que aquella mujer tan amable y bella fuera tan joven y haya logrado tanto, le causaba nostalgia.
-Si, es quizá la persona más trabajadora que conozco. Pero no solo ella me impulsó a trabajar duro… tengo dos razones más por las cuales quise crecer tanto- y con esas palabras, Mina miraba un pequeño marco en su escritorio, solo lo sujetó con mucho amor y cariño, observándolo cuidadosamente. Nayeon también parecía curiosa del porque Mina miraba tan enternecida un retrato, pero tenía una idea de quienes podían estar ahí.
No estaba segura de querer escucharlo de los propios labios de Mina, de su propia voz, pero sabía que en algún punto tenía que ser así. Se tenso en el momento en el que Mina giró el retrato para que pudiera apreciarlo y efectivamente, el verlo provocó una pequeña punzada en la coreana castaña, pero se mantuvo tranquila y fingió observar curiosa a las dos mujeres en el retrato.
-¿Son… tu familia?- trataba de que su voz fuera curiosa, pero el toque lento y triste en sus palabras salió a flote. Ya lo sabía, sabía que Mina tenía una familia, pero simplemente era completamente diferente la sensación que le provocaba el oírlo de la propia japonesa que de su esposa.
-Ella es Tzuyu, es una niña sumamente encantadora… aunque creo que quizá no hayas conocido la mejor versión de ella- Mina comenzaba, se sentía un poco apenada de recordar como fue el primer contacto de Nayeon con su hija. -Realmente se parece demasiado a mí, ya sabes, no es de muchas palabras y no es fácil saber cuando está feliz o enojada- Mina reía recordando la expresión seria que solía tener la niña.
-Es linda… creo que sin recibir una patada sería a un más linda- bromeo la castaña sacándole una sonrisa más a Mina. -Y ella ¿es tu pareja? - se animó a dar el paso, señalando la imagen en la que se podía apreciar a Chaeyoung sonriendo mientras abrazaba a la menor.
Mina bajó un poco la mirada con timidez y sonrió con cariño, esa joven rubia significaba mucho.
-Es mi esposa, se llama Chaeyoung- Mina la presentaba, palabras que fueron un poco molestas para Nayeon, pero siguió conteniendo su verdadero sentir.
-Ella es una chica muy afortunada, Mina. Si ha sido un impulso para hacerte llegar hasta aquí entonces… ella en definitiva es una gran persona- dejó salir, tratando de formar una sonrisa en sus labios y sin ver la reacción de la japonesa, apartó la mirada del retrato.
Mina se encargo de recordarle el porque estaba ahí y que tenía un compromiso que cumplir, uno que solo ella y Chaeyoung conocían.
Mina alguna vez la amó, se sentía hasta cierto punto confiada de poder lograrlo por que en aquel entonces fue tan mutuo que pensó quizá podría haber una esperanza. Pero cuando vio la expresión de Mina al ver aquel retrato con tanto cariño, con tanto amor… su pecho dolía enormemente. Jeongyeon se lo dijo aquel día en el que se encontró por primera vez en mucho tiempo con Mina, que no quería que la lastimaran y aquel loco plan en definitiva iba a lastimar a alguien de una forma despiadada, quizá solo a Chaeyoung, tal vez Mina, pero, en definitiva, ella sería una de las más perjudicadas probablemente. Aun así, al igual que Chaeyoung, decidió tomar el riesgo. Y ahí estaba ahora, tragándose las ganas de llorar al ver con sus propios ojos a Mina mirar con amor a alguien más.
¿Hasta qué punto pensaba poder con ello? Aunque un nuevo pensamiento tortuoso pasó por su mente, uno que le decía “-Te lo mereces, por hacerle creer a Mina que tu amabas a alguien más… todo por tontas decisiones… el karma existe y este es especialmente para ti-“
Sacudió suavemente la cabeza, en un intento de apartar todos esos pensamientos tortuosos, necesitaba concentrarse en mantenerse adecuadamente frente a la japonesa.
-Ella realmente es increíble, me siento agradecida de tenerla en mi vida- Mina sonreía pero por alguna razón, sintió tenso el ambiente, al mirar a Nayeon, pudo percatarse de como la coreana había apartado la irada de ella y una nueva sensación de culpa y melancolía la invadía, por lo que opto por ser prudente, al menos eso es lo que ella creía. -Y ¿Qué hay de ti? ¿Cómo te ha ido en la vida?- sus palabras cambiando el tema no fueron precisamente lo mejor para Nayeon.
“-No pude terminar una carrera porque mis padres me echaron de casa al descubrir que te amaba… tengo un trabajo desagradable donde tipos y tipas se creen con el derecho de manosearme por que pagaron por una cita. Solo Jeongyeon puede hacer mis días mejores, pero no puedo decirte eso porque dado lo sucedido estoy segura que vas a gruñirme de solo escuchar su nombre… todo normal…-“ pensó con ironía tratando de encontrar algo que contarle a Mina que no sonara como un desastre total, pero simplemente no encontró nada bueno que decir porque eso era su vida, un desastre total.
-Realmente… no hay mucho que contarte, un trabajo desagradable con sueldo casi promedio. No creo que quieras escuchar la aburrida vida que tengo, ya que, si quieres deprimirte, puedo continuar- comenzaba a decir de forma despreocupada. -veras, todo comenzó cuando yo nací…- y continúo usando una dramática voz al final, provocando que Mina riera.
-Extrañé ese sentido del humor tuyo, tan peculiar realmente- Mina aun reía un poco por la forma en que la castaña decía las cosas.
-¿A si? Me hace sentir especial, y como parezco ser especial para ti, entonces deberías darme otra taza más de café- con esas palabras estiraba su brazo ofreciendo su taza vacía a la japonesa.
-¿Sin un por favor? Que sinvergüenza eres- la pelinegra solo suspiro y se levantó para tomar la taza de la coreana.
La japonesa se encargó de preparar una nueva taza cuando alguien llamo a su puerta, indicó a su visitante que podía pasar, dejando así a la vista a la hermosa jefa del departamento, Park Jihyo quien se sorprendió de encontrar a Nayeon ahí todavía, sentada a su gusto propio en el sofá de la oficina de Mina el cual comúnmente era para sus clientes.
-Lamento interrumpir… ¿tienes la copia de demanda de tu cliente? Me quedé esperándola, pero como no había señal de ti vine a buscarla- Jihyo preguntaba a Mina mientras veía de reojo a Nayeon sentarse adecuadamente y erguir la espalda apenada.
-Oh claro, discúlpame, tuve un par de… sucesos…- se disculpaba, notando como Jihyo miraba curiosa a Nayeon.
-Gracias, no es normal en ti vagar así- la jefa, con toda la intensión del mundo soltó aquel comentario provocando que tanto Mina como Nayeon se sonrojaran.
-Eh veo que ya paró de llover, así que ya es hora de irme- Nayeon tratando de disimular su rostro ruborizado se levanto del sofá y tomó su bolsa, lista para marcharse. -Gracias por todo, Mina- le dedicaba una mirada cariñosa a la pelinegra quien detuvo su búsqueda del documento que Jihyo le pedía y se aproximaba hasta Nayeon.
-Espera…- la retuvo un breve momento para después sacar una tarjeta de su pantalón negro y ofrecérselo a Nayeon. -Toma, es para… poder hablar después, cuando se presente la oportunidad- Nayeon miró lo que Mina le había dado y se sintió feliz al ver un número telefónico ahí.
-Muchas gracias, Mina. Entonces estamos en contacto- y guiñando un ojo de forma coqueta, le dio la espalda por fin a la japonesa y abandono la oficina, preparándose mentalmente para lo que le diría Jinyoung al llegar a JYPink, pero, aun así, feliz de lo sucedido. Por fin Mina la aceptaba.
Mina se quedó en silencio, viendo marchar a Nayeon hasta que su espalda desapareció tras la puerta de su oficina, fue entonces que Jihyo decidió aclararse la garganta y llamar nuevamente la atención de la pelinegra.
-Sé que casi nada te distrae de tu trabajo, pero me intriga demasiado saber quien es esa mujer. Quiero decir, pagaste su multa e incluso le diste de tu café kopi luwak, ¡Ni a mi me das de ese café!- Jihyo recalcaba, por su parte, la japonesa rasco su nuca incomoda y caminaba hasta su cafetera tomando la taza que había preparado para Nayeon y se la dio a Jihyo.
-Listo, ahora tienes la oportunidad de probar mi kopi luwak- Mina llegaba ahora hasta su escritorio y tomaba el papel que Jihyo había venido a buscar y se lo entregaba también. -Y aquí está lo que buscabas, listo ¡adiós, Jihyo!- Mina daba por sentado no tener intenciones de hablar al respecto.
Sin embargo, Jihyo no se quedaría con la duda, aunque algo en sus recuerdos le hacía pensar que aquella chica ya tenía identidad ante los recuerdos de ella y Mina cuando se conocieron en la universidad.
-Myoui Sharon Mina ¿Estas echando a tu jefa de tu oficina?- la voz de Jihyo más que sonar severa, retenía una incrédula y graciosa risa, mientras Mina literalmente empujaba su espalda para sacarla de aquella habitación. -Estas evadiendo el decirme quien es esa tal Nayeon… pero, creo saber quien es por tu boba forma de evadirme- y con eso último, logró hacer que Mina dejara de empujarla.
Jihyo por fin miró a Mina y la expresión avergonzada en su rostro le daba toda la razón. Jamás se imagino que esa chica problemática sería la persona que hizo llorar a Mina durante casi dos años.
Jihyo y Mina se convirtieron en compañeras de habitación cuando ingresaron a la universidad, a decir verdad la coreana estaba feliz con lo ordenada y silenciosa que era su compañera, sin embargo cuando llegaba la noche, algunas veces noto a la joven llorar en silencio. Después de muchos intentos por parte de Jihyo, por fin se hicieron amigas, y tras una noche donde ambas salieron junto a más compañeros por algunos tragos, se armó del valor suficiente para preguntarle a Mina sobre esos momentos en los que lloraba aparentemente sin razón.
Pero había una razón, y después de tantos años conocía por fin el nombre de esa razón… Im Nayeon.
-Escucha, ya no importa ¿Vale? Todo eso ya es pasado- Mina la japonesa por fin decía palabra mientras hacia contacto visual con su amiga coreana.
-Sé que es pasado pero, de verdad me sorprendió todo lo que hiciste por ella hoy y no me refiero a la multa o al café; solo mírate…- comenzaba Jihyo para después soltar un suspiro. Tenía ocho años de conocer a Mina, dos de ellos la vio llorarle a un amor trágico hasta que Chaeyoung apareció, pero ¿Y si la artista rubia no hubiera aparecido? ¿Qué habría sucedido entonces?
La jefa entonces estaba acercándose a hacer un pregunta de índole muy riesgosa con Mina, no solo por la pregunta en sí, sino lo que implicaría en Mina y las posibles dudas que le provocaría a la pelinegra, pero de alguna forma, lo creía necesario.
-Yo sé que estas satisfecha con la vida que tienes, quiero decir, amas a tu hija y a Chaeyoung como nunca te vi amar a nadie… - Jihyo se acercaba delicadamente a Mina, tratando de darle algo de tranquilidad a la japonesa. – Y estoy segura que eso no cambiaría, pero… ¿Nayeon aún te provoca algo? - y la peligrosa pregunta por fin salió de sus labios.
Sabía que Jihyo le preguntaría algo así, ella misma se lo estuvo cuestionando desde el momento en que tomó la decisión de ir tras Nayeon. Paso su mano por su pecho haciéndose esa cuestión cuando su piel topó con la tela de la bufanda celeste que alguna vez le perteneció. Aspiro el aroma a lavanda tan tenue que su madre usaba en su suavizante de tela, pero mayormente olía a ella, un dulce olor a vainilla, tan tenue y perseptible…
-Jihyo por favor, yo amo a Chae. Nunca me complementé tan bien con una persona en la vida como lo logré con ella. Conoce tanto de mi como yo de ella, como almas gemelas… y el sentimiento es más fuerte por que Tzuyu está para nosotras también, son todo lo que necesito- soltó la pelinegra por fin.
-Entiendo Mina, solo quiero que estés bien, pase lo que pase- Sin indagar más al respecto, Jihyo dio una respuesta simple, aunque no estaba satisfecha.
Simplemente no podía definir en que momento Mina no dejo implícito ni un si o un no ante la incógnita que le hizo.
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La japonesa iba llegando de un duro día en la oficina, Jihyo la había dejado con mucho que pensar realmente y aunque trato de concentrarse en su trabajo por el resto de la tarde, simplemente no logró conseguir hacerlo.
No deseaba comer, no quería ni dignarse a tomar un baño, simplemente quería llegar a su cama y dormir, porque dormida no vagaba en sus pensamientos, de esa forma era la única en la que la voz constante de su cabeza dejaba de recordarle acontecimientos que no deseaba tener presentes. Simplemente sentía que su cabeza era todo un caos y quería pararla inmediatamente.
Cuando ingreso a su hogar, pudo notar que no había nadie en el piso inferior, dada la hora, seguramente Tzuyu ya estaría durmiendo y Chaeyoung seguramente estaría tomando un baño antes de también disponerse a dormir, por lo que sin indagar más en la casa, simplemente se dirigió a la habitación tumbándose en la cama con desgane.
-¿Mina?- la voz de Chaeyoung la llamó desde el interior de la regadera, como pensó, la joven rubia estaba aseándose.
-Lamento la hora, recibí un nuevo cliente y me atrasé con su documentación- respondía la japonesa soltando un cansado suspiro.
-Entiendo… menos mal ya estás en casa ¿Quieres cenar?- respondía la rubia.
-No sé ni lo que quiero…- susurró
La pelinegra permaneció unos segundos recostada sobre su cama, hasta que su teléfono hizo un pequeño ruido mientras vibraba, anunciando la llegada de un mensaje. Con algo de desgane, Mina lo tomo y desbloqueo, todo para ver un número desconocido, simplemente lo abrió, pensando que podría ser algún cliente, sin embargo, no fue así.
Desconocido
Espero que tu jefa no te regañara por mi culpa.
de cualquier forma, gracias por todo lo que hiciste por mí el día de hoy.
Por cierto, esa bufanda sigue siendo mía, así que no te encariñes mucho con ella Mi-na-ri~
Solo había una persona que la llamaba así, era como si pudiera escuchar la voz de Nayeon pronunciando ese apodo mientras le mostraba la más cálida sonrisa. Las emociones de Mina volvieron a ser un desastre total ante la llegada de incontables recuerdos a su memoria.
Simplemente no era justo que Nayeon le provocara aquello.
Reafirmar su sentir, eso necesitaba… por lo que simplemente se levantó de su cama y comenzó a quitarse la ropa que usaba, arrojando incluso a un lado la bufanda celeste.
Chaeyoung se quedó algo inquieta en la ducha al no recibír respuesta de Mina, por lo que decidió apresurarse a salir para ver si la japonesa se encontraba bien, tan solo necesitaba terminar de enjuagarse y listo, sin embargo, algo la sobresalto. Fue el ruido de la puerta de la regadera deslizándose, dejando ver a la japonesa con expresión seria y usando únicamente la ropa interior de su cadera.
-¡Mi-Mina!- exclamo la rubia con algo de sorpresa. Comenzó a sentirse nerviosa cuando sin permiso alguno, la mayor se metía a la regadera también.
-No quiero cenar… te quiero a ti- dijo con voz tenue mientras se acercaba a la otra mujer en el lugar.
Se había abstenido de tener contacto intimo con la japonesa desde que supo de su enfermedad, pero por alguna razón, cuando los labios de Mina besaron los suyos, simplemente no pudo controlarse más y terminó por recibir a la mayor en la regadera. En algún punto pasó de auto atormentarse con pensamientos negativos hacia su persona, tales como la debilidad de su cuerpo o la fragilidad de este últimamente, ahora simplemente disfrutaba de las manos ajenas deslizándose por cada rincón de su piel, acariciando con suavidad y delicadeza su cuerpo, el toque tan característico que Mina tenía y que tanto amaba.
Sus labios en constante contacto con su cuello y su piel, rozando de una forma placentera y tortuosa cada centímetro, haciendo erizar cada vello de su pálida textura.
Si podía dejarse llevar y dejarse amar tan solo una vez más por su amada, entonces quizá encontraría el valor suficiente para abstenerse una última vez de las caricias de la mujer a la que estaba entregando a alguien más. Sobre poniendo sus sentimientos y sus inseguridades ante lo que esa maldita enfermedad estaba haciéndole a su cuerpo.
Más tarde, cuando abandonaron la regadera, llegaron hasta su sitio seguro, donde la calidez de las sabanas abrazaban a ambas en un ambiente en el que se permitieron mutuamente existir solo ellas dos.
Finalmente, todo llego a su fin tras un gruñido de la japonesa en respuesta a las uñas de su amada aferradas neciamente en la húmeda piel de su espalda.
Siempre era así, después de un momento intimo se acurrucaban una cerca de la otra, manteniendo el contacto de sus pieles sobrecalentadas, sintiendo a veces el acelerado palpitar de sus corazones. Por un lado, Mina se mantenía quieta, acariciando el cabello de Chaeyoung, tratando de concentrarse únicamente en eso. Y por otro lado, Chaeyoung simplemente se esforzaba por no hacer muy evidente el bajón de energía que había sufrido y aunado a ello, el dolor que el esfuerzo había provocado en su cuerpo. Sin embargo, no se arrepentía en absoluto. Era un punto de no retorno para ella, pues confirmo una teoría que le había surgido desde el momento en que decidió buscar su remplazo, y esta era que mientras siguieran en contacto tan afectivo e íntimo, sería más difícil dejarla ir.
Y Chaeyoung necesitaba dejar ir a Mina…
-¿En que piensas?- la japonesa pregunto en un ligero susurro mientras depositaba un cálido beso sobre la mejilla de Chaeyoung. Pero lo que le respondería la artista, simplemente no lograría entenderlo del todo…
-¿Cómo se puede olvidar a alguien?-
Y el silencio permaneció por un breve momento entre ambas, todo para que, tras un suspiro de Mina, por fin le diera respuesta a su amada.
-No se olvida, simplemente aprendes a vivir sin ese alguien-
Era doloroso aquello, pero era una respuesta acertada, lo que quizá necesitaba oír para finalmente tomar una decisión real. Chaeyoung simplemente se acurrucó un poco más cerca de Mina, acariciando la mano ajena que rodeaba sus caderas y la mantenían cerca.
“-Entonces… tendré que enseñarte lo que será vivir sin mí, para que puedas olvidarme...-“ pensó con dolor, antes de cerrar los ojos y dejar que el sueño la abrazara con la misma paz que Mina lo hacía.
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🐯🐰🐧
Miércoles de capítulo nuevo~
Sé que aún hay muchas dudas y luego he puesto más, no me odien, me encanta el drama xD
Gracias a quienes sigan leyendo la historia, espero mantenga buenas expectativas capítulo tras capítulo.
También muchas gracias a quienes votan y dejan un comentario, me alegra leerlos 💕
Hasta el próximo miércoles ^^
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