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capítulo 4 "Jamás"

La puerta de JYPink se abría, haciendo ese característico sonido titilante. Jinyoung miraba cautelosamente quien era el nuevo cliente que ingresaba al local, pero no se trató de uno. Por la puerta cruzaba una desalineada castaña, a quien se notaba que se le había hecho tarde para salir de su hogar, con el cabello desordenado y su camisa claramente al revés adornada con una mal colocada bufanda color celeste, Nayeon ingresaba a su lugar de trabajo soltando un cansado y fastidiado suspiro.

-Estaba algo inquieto por tu ausencia, Nayeon- El hombre salía a saludar a la recién llegada quien se tenso ante la presencia de su jefe. No esperaba encontrarse con él tan rápido aquella tarde.

-Discúlpame, no han sido los mejores días- respondía de tan simple manera, evitando en todo momento hacer contacto visual con el alto hombre. Estaba dispuesta realmente a ya no volver a aquel sitio, pero la inseguridad que le había dejado ese último trabajo la tenía mal.

Chaeyoung prometió llamarla para reorganizar un nuevo encuentro con ella y Mina. Evidentemente, ya había pasado al menos tres días desde su primer encuentro en la exposición de arte en la plaza principal, donde descubrió su tan alegre y desafortunado destino. Y tras la conversación con Chaeyoung, preguntándole si estaba dispuesta a continuar pese a que ella y Mina parecían tener algún pasado que tampoco le conto a la rubia, No hubo nada más que esperar.

Pero no había ni una sola llamada, ni un solo mensaje. Chaeyoung se había esfumado los últimos tres días y con ello, cualquier información acerca de un nuevo encuentro con la japonesa. Era claro que no podía quedarse a cuestas de lo que la artista rubia le pagaba, por lo que se vio obligada a regresar cuatro días después a JYPink para poder tener un poco más de dinero ahorrado.

Mucho enredo para explicar a Jinyoung el porqué de su ausencia.

-Para ti nunca son buenos días, Nayeon. Si necesitas un tiempo para descansar saber que puedes hacerlo- Explicaba el hombre mientras tomaba asiento en uno de los sillones de la sala de espera del local. -Solo espero que te tomes el tiempo de siquiera avisarme que no vendrás. Es preocupante para mí que ustedes no se comuniquen, tomando en cuenta que trabajan constantemente con personas desconocidas… ya sabes, no sabemos quién puede ser peligroso y quien no- El hombre dejaba ver el porqué de su angustia. La castaña por un momento se sintió un poco culpable.

-Relájate, sabes que puedo defenderme bien, además soy muy cuidadosa con eso- aclaro tratando que su jefe no intentara indagar más al respecto. No tenía ganas de explicar lo que en su cabeza había, porque ni siquiera ella misma era capaz de entenderlo del todo.

-Bueno, solo me gustaría saber que estas bien, solo eso- El hombre soltó un suspiro resignado y continúo hablando. -Revisa por favor tu calendario, un par de personas vinieron a solicitar tus servicios y aplacé los horarios disponibles por tu ausencia.

-Claro, en eso estoy- Nayeon se sintió más tranquila al saber que Jinyoung no le preguntaría nada más y se dispuso a hacer lo que él le había pedido.

Reviso si había fechas establecidas para ella y para su desgracia encontró una de ellas. Una estaba programada para las cuatro de la tarde, lo que significaba que debía confirmar el lugar del encuentro con su cliente y prepararse adecuadamente para encontrarse con él, pues no faltaba mucho tiempo para que llegara la hora.

Tomo tranquilamente su teléfono celular, destinado únicamente para el trabajo, y envió un mensaje al número de aquel cliente, confirmando la cita y el lugar donde se verían.

Una vez hecho aquello, se dirigió a la parte posterior del local, donde gran parte de sus compañeras asistían para arreglarse. Eran cuartos grandes que contaban con ropa diversa, espejos y por supuesto, mesas donde abundaba el maquillaje y perfumes. Todo lo necesario para una cita al gusto del cliente. Cabía resaltar que aquello era proporcionado por el dueño, puesto que prohibía a las chicas usar su propia ropa y accesorios, principalmente en busca de protegerlas posteriormente de cualquier sujeto con intensiones sospechosas.

Nayeon llegaba hasta su lugar más cómodo y se alistaba con mucho desgane.

A pesar de estar en aquel lugar, simplemente su mente permanecía en un solo sitio, rondando por las mismas personas. Aquellas involucradas en tan controversial problema; Mina y Chaeyoung… 

“-¿Tengo derecho a pensar así? ¿Tengo el derecho de pensar que quizá te amo con la misma intensidad que ella? A pesar de que me equivoque, ese sentimiento nunca cambió. Tu recuerdo me impidió siquiera intentar mirar a alguien más-“

La frustración de la situación era grande. Era claro que había una persona muy enamorada de Mina ahí, a tal grado de entregársela para protegerla. Y por otra parte estaba ella, sintiéndose culpable por aún tener sentimientos por aquella a quien alguna vez le dijo te amo.

“Te amo” una palabra muy fuerte para Nayeon y que por supuesto únicamente podría tener a una sola persona en la cabeza al decir esa palabra…

Jeongyeon la consoló la noche anterior. Se quedo un largo tiempo abrazándola y diciéndole que todo estaba bien, que no tenía porque menospreciar sus sentimientos y mucho menos compararlos con los de Chaeyoung, pues estaban conectados en común hacia la misma persona.

Pero eso era lo que dolía, que sentimientos similares fueran para el mismo ser. Vivir con el hecho de que había alguien amando a Mina igual o más que ella.

Ni siquiera había competencia alguna a su parecer. Mina se había casado y la había olvidado, cosa que Nayeon no pudo hacer. No negaba en absoluto haber tenido alguno que otro romance por ahí, pero nada que la hiciera una pizca de feliz de lo que Mina lo hizo.

Por el contrario, Mina encontró a Chaeyoung y enterró su recuerdo. Esa rubia era quien tenía el corazón de Mina ahora. Y con aquellos pensamientos, más preguntas llegaron a su cabeza. ¿Cómo debía continuar? Chaeyoung deseaba evitarle sufrimiento a la japonesa, pero ¿No el proceso para dejar de amarla también le causaría dolor? ¿Qué había con Tzuyu?

Madre e hija la odiaban…

-¿Acaso traes ese suéter al revés?- La voz de una de sus compañeras la sacaba de su interno conflicto. -Es la primera vez que te miro usar algo tan infantil ¿Petición de algún cliente?-. Cuando giro su rostro a aquella persona que le hablaba, una atractiva y sonriente chica la miraba.

-¿Qué, está al revés?- respondió mirándose curiosa para después detener su vista en la bufanda celeste, objeto de burla de su compañera. – No es eso Jisoo… no es petición de nadie, esto…- Contesto mientras sus ojos permanecían en la tela celeste y su mano acariciaba el pingüino bordado en uno de los extremos.

El día anterior, después de que Jeongyeon se fuera, Nayeon fue de inmediato a observar las cosas que tenía guardadas en su armario, su objetivo era algo muy especial. Tras un par de cajas, logró sacar esa bufanda que Mina le había dado el día en que se conocieron, bajo el frío invierno de aquella tarde en la parada de autobús. La preservo a tal punto que incluso conservaba un poco el aroma a lavanda de la japonesa.

Al mirarla pensaba en Mina y pensar en la pelinegra, la ponía feliz y melancólica. Cosa que su compañera Jisoo notó.

-Realmente es un obsequio… es mi bufanda favorita- respondía tan simple mientras la retiraba de su cuello para poder cambiarse de ropa.

-Un obsequio de mamá o de papá… quizá de un novio, interesante- Comento de forma poco discreta a lo que la castaña solo soltó una pequeña risa.

-Haces demasiadas preguntas, mejor apresúrate que tienes mala fama de llegar tarde con tus clientes- bromeo con la otra castaña quien hizo un puchero.

-¡Que mala!-

Nayeon solo agradecía algo aquella tarde, y eso era tener trabajo para poder distraerse de todo lo demás…

.

No le agradaba mucho la primavera, pues llovía demasiado, y aunque ese día apuntaba a un cielo nublado y gris, ahí se encontraba, entrando al lugar, un restaurante popular donde su cliente la había solicitado. Se encargo de vestir de forma linda, usando unos pantalones azules, un suéter de cuello de tortuga color negro, junto a un abrigo y botas de mismo color, por supuesto, se negó a quitarse la bufanda celeste, por lo que también la llevaba puesta, viéndose realmente cómoda y cálida.

Identifico entre las mesas a un hombre que rondaba aproximadamente los 35 años, parecía bien vestido y ansioso por su llegada por lo que, tomo un bocado de aire y al exhalar, se aproximó a su encuentro.

-Buenas tardes, tú debes ser “Hoon” El nickname que proporcionaste en JYPink- se acercaba al hombre para confirmar si se trataba de su cliente, a lo que él simplemente le dedico una sonrisa y asintió.

-Así es, un gusto en conocerte, eres más hermosa en persona- el hombre le sonreía mientras le ofrecía asiento en su mesa para así comenzar con su cita.

Cuando tomó asiento, el hombre comenzó una plática amena; Aunque para Nayeon su mente estaba en todas partes menos en aquel lugar escuchando la conversación de aquel hombre. No paso mucho para que por fin les atendieran.

-Bienvenidos, espero el lugar sea de su agrado. Les ofrezco la carta para que puedan ordenar- una joven mesera se acercaba a su mesa a brindarles servicio.

Ambos revisaron la carta, por su parte Nayeon no sentía mucho apetito por lo que pensaba en solo comer algo ligero. Ya lista con lo que pediría en mente, espero paciente a aquel hombre. Unos minutos después, la mesera volvió a la mesa, lista para retirar los menús y tomar su orden.

-Me gustaría un poco de costillar con papas fritas- comentaba el hombre. -También puede traerme un tarro de cerveza… y para ella un poco de pasta, por favor-

Nayeon comenzó a sentir molestia, aquel hombre ni si quiera había tenido la cortesía de dejarla hablar. La mesera miro con algo de inquietud a Nayeon quien simplemente lo dejaría pasar por esta vez, haciéndole una señal a la mesera de que todo estaba bien y que trajera lo que él decía.

La chica simplemente asintió, aun con cierta inseguridad.

-Dime Nayeon, ¿qué clase de gustos tienes? - el hombre trataba de hacer platica después del incomodo momento a lo que la castaña simplemente se limitó a contestar lo que él le pedía de forma poco profunda.

No estaba siendo un buen día y aquel cliente estaba comportándose como un completo idiota, tras la llegada de su orden, la coreana se limitó a comer un poco de la pasta que el pidió por ella, por otro lado, el hizo desaparecer la cerveza en un santiamén, por consecuencia ordenó más y más.

La castaña ahora estaba deseosa de que su cita terminara ya, pues entre más alcohol había en el cuerpo del sujeto, más desagradable se volvía y reía constantemente, molestando incluso a los comensales de las mesas a su alrededor. Pocas veces sentía pena ajena, ese día era una de esas veces.

-Creo que sería mejor salir de aquí, quiero decir, terminamos de comer… podríamos pasear por un sitio más agradable- Nayeon sugería, estaba impaciente por abandonar ya aquel lugar y miraba constantemente a las personas alrededor, quienes hacían evidente su molestia.

-Claro preciosa, conozco un mejor lugar para pasarlo bien- comento poniéndose de pie de forma torpe y acercándose de forma algo peligrosa a la castaña.

Jinyoung siempre le dijo que en cuanto los clientes tuvieran contacto o acercamiento indeseado abandonara el lugar, pero para ella ocurrió tan rápido que simplemente se quedó helada al sentir como el hombre pasaba su brazo por sobre los hombros de la chica y la acercaba de forma desagradable hacia él.

-Creo que… deberías ser más cuidadoso- Nayeon aun sonreía al hombre tratando de apartarlo un poco, claro, su sonrisa era una que expresaba completa incomodidad.

-Claro que seré cuidadoso, si así es como te gusta…- ese último susurro alcohólico y cálido contra su oreja en definitiva termino por disgustarla por completo.

Y como siempre hacía con aquellos clientes idiotas e indeseables. Simplemente lo aparto de ella y comenzó a tomar sus cosas, lista para abandonar el lugar.

-Te estas equivocando gravemente, la cita termino y por favor, solicita tu reembolso en el local, ten buen día- Nayeon no estaba dispuesta a tolerar más a aquel impertinente sujeto por lo que le dio la espalda lista para marcharse.

No conto con la sucia acción del sujeto, pues en cuanto notó que la castaña estaba por abandonarlo le dio alcance, tirando se su hombro y obligándola a volver y mirarlo de frente.

-Llamen a un policía…- susurro la mesera que había estado atendiendo la mesa.

-¿Te atreves a ser obstinada después de rentarte como una cualquiera?- dijo aquello burlándose de ella y tomándola por la bufanda celeste esta vez. -Da igual… tú no me dejas aquí solo- sentencio el hombre jalándola de aquella bufanda.

-¡Quita tus sucias manos de mi bufanda!- Nayeon no supo cómo es que la furia se apoderó de ella cuando el toco esa prenda tan importante para ella, tampoco está segura de cómo es que entre los jalones logro tomar uno de los grandes tarros vacíos de cerveza de la mesa en la que comieron. 

Nayeon solo reaccionó y fue consciente después de haber golpeado al hombre en la cabeza con el tarro vacío. Se rompió con el impacto, provocándole un corte en su mano que comenzó a sangrar y a aquel sujeto, aturdido en el suelo y con una llaga de al menos 4 cm en la cabeza que también sangraba escandalosamente.

-¡Por dios! Creo que mate al maldito…- dijo con pánico. 

Sin embargo, para su mala suerte, el sujeto comenzaba a ponerse de pie con una expresión que daba más miedo que antes.

-¡Ustedes dos, no se muevan!- dos policías entrando al restaurante fueron la salvación de Nayeon en ese momento, quien por fin suspiro aliviada y retrocedió dándole alcance a ambos uniformados.

-Usted viene conmigo- el más alto de los policías se aproximaba hasta el hombre y lo obligaba a darse la vuelta para esposarlo. El ebrio y herido sujeto solo soltó un gruñido ante su detención.

-¡También ella! Mire lo que me hizo- el sujeto exigía que Nayeon también fuera con ellos.

-¿Estas loco? Tú fuiste quien intento retenerme, aquí el único culpable eres tú- la coreana trato de defenderse, sin embargo, el otro oficial se acercó a ella.

-¿Usted provoco la herida?- pregunto con expresión seria, intimidando un poco a la castaña.

-S-si…- Se golpeo mentalmente por responder tan precipitadamente. El oficial entonces la obligo a darle la espalda y también le comenzó a colocar unas esposas.

-Entonces también viene con nosotros-

Y así, ambos fueron retirados del restaurante, en dirección al departamento de policía.

.

Su día estaba hecho un desastre, ahora Nayeon se encontraba sentada en sala de espera de una de las oficinas del departamento de policías, se hallaba esposada todavía mientras una oficial le brindaba apoyo con la herida que se había hecho, no había sido nada grave realmente.

-Listo, trata de cambiar la gaza cada 12 horas. Mantén ventilada y seca tu herida y sanara más rápido- La oficial indicaba mientras terminaba de cerrar su pequeño botiquín de primeros auxilios y le dedicaba una sonrisa compasiva a la castaña.

-Gracias…- respondió completamente desganada y permaneció sentada, aun en espera de que se aclararan las cosas.

Jinyoung se enfadaría por lo que había provocado, y también Jeongyeon estaría molesta con ella por ponerse en riesgo de esa manera y actuar tan impulsivamente. Definitivamente se sentía de lo peor.

Miraba a las personas pasar, desde más uniformados, hasta personas con vestimentas muy elegantes, y por supuesto, muchos más problemáticos como ella en el recinto. Nunca había estado en un lugar así antes.

-Im Nayeon, venga conmigo- el oficial que la había esposado la llamaba y la guiaba al interior de una de las oficinas, ahí estaba el ebrio cliente al que había golpeado, ya tenía atendida su herida y se hallaba más tranquilo, pero sin duda no se tentó al mirar con desagrado a la castaña, quien simplemente lo ignoro y paso de lado.

-De verdad, lamento mucho lo sucedido, no estaba segura de que hacer – Nayeon se disculpaba con la mujer en aquella oficina, era muy bella y de unos ojos grandes, igual de hermosos. -Prometo hacerme responsable de mis actos- continuó.

La mujer miro detenidamente a Nayeon para después dedicarle una tenue sonrisa, tratando de tranquilizarla.

-Tranquila, toma asiento por favor- la mujer le pedía amablemente a lo que Nayeon solo asintió e hizo caso a la indicación. – tengo entendido que las lesiones del señor fueron provocadas por usted ¿Es verdad? - pregunto la mujer a lo que Nayeon asintió tímida.

-Escuche, no lo hubiera hecho si no me hubiera retenido contra mi voluntad- Trato de explicar la chica.

-Tranquila, entiendo la situación. En este caso usted actuó en defensa propia- Explicaba la bella mujer.

Nayeon por un momento sintió tranquilidad, por fin algo resultaba bien aquel día. Por un momento pensó en lo problemático que sería si la detenían. La suerte por fin le sonreía.

-Muchas gracias… de verdad, le juro que no volveré a pisar un sitio como este- su esperanzada voz fue silenciada.

-Yo entiendo, pero lamentablemente señorita Im, infringió lesiones en el señor, por lo que no puede salir de aquí totalmente impune. Vera debe pagar una multa por infringir lesiones físicas a la parte contraria, de no poder pagar la multa, deberá cumplir con un arresto de 3 meses por su falta- explicaba la mujer.

La sonrisa en los labios de Nayeon entonces desapareció. No podía ir todo bien ¿Cierto? Tenía que suceder algo desafortunado para hacer el día a un más asqueroso. Pero al menos tenía una salida que no la llevara a pisar una celda.

-Entiendo… y en cuanto a la multa, ¿De cuánto estamos hablando? - eso era lo que realmente le importaba, que tanto afectaría a su economía lo sucedido.

-Debido al grado de lesión se le asignara la multa promedio, la cual es de 170,000 wons, cosa que podrá pagar en las oficinas del segundo piso- explicaba la mujer.

No era posible, esa cantidad de dinero representaba demasiada perdida para Nayeon. Su rostro palideció, no podía pagar aquello, pero tampoco deseaba estar encerrada 3 meses. El pánico comenzaba a invadirla y se quedó completamente inmóvil en su asiento.

-E-escuche señorita ummm Park, No está en mis posibilidades desprenderme de esa cantidad de dinero… yo de verdad podría hacer cualquier cosa para pagar, puedo limpiar, servicio comunitario, pero… por favor, no me encierre… se lo ruego- la voz de la castaña hacía sentir un poco de pena a la jefa del departamento quien pensó por un momento alguna solución, pero era difícil.

Alguien tocó la puerta, irrumpiendo el momento tenso y haciendo que todos en la oficina prestaran atención a la entrada.

-Pasa- la jefa dio su consentimiento a que quien llamaba a la puerta pudiera entrar y así fue.

-Jihyo, traigo de vuelta la carpeta de antecedentes del involucrado en la demanda de esta mañana. Necesito que me proporciones una firma para poder comenzar el asesoramiento de mi cliente- Aquella voz invadía el lugar, tan dulce y calmada como siempre la recordó.

Sus miradas se cruzaron y el silencio volvió a invadir aquella oficina. Mina era la persona que entraba ahí. Nayeon entonces se preguntó si el destino podía odiarla más todavía. Que Mina la topara en una situación como esa la avergonzaba en gran manera. Por lo que apartó la mirada y bajo la cabeza.

Jihyo, la jefa del departamento se percató de la inoportuna incomodidad que trajo Mina al entrar al lugar, por lo que decidió hablar.

-Claro Mina, déjame ver- dijo algo curiosa por la repentina expresión extraña de la japonesa.

Esta simplemente caminó hasta el frente del escritorio de la coreana de bonitos ojos y le entrego la carpeta junto a un par de papeles que requerían ser firmados.

La pelinegra miraba de reojo a Nayeon, quien parecía no haberse movido ni un solo centímetro de su asiento y después miro la herida en su mano. Se sintió sumamente preocupada por la razón por la cual la coreana estaba en ese lugar. Mientras Jihyo firmaba lo que necesitaba, pudo ver un documento más en el escritorio de su superior… Nayeon había lesionado a alguien y estaba recibiendo una multa.

Se sentía intrigada, Nayeon nunca fue de agresiones físicas, pero si algo la había llevado a defenderse o a agredir, debió ser una situación muy fuerte, por lo que su preocupación iba cada vez en aumento.

-Aquí tienes Mina, por favor no olvides traerme una copia de los documentos antes de ocuparte de tu caso- la voz de Jihyo la sacó de su ensoñamiento y le devolvía los documentos que le había llevado a firmar. -Por cierto, ¿Podrías indicarle a la señorita Im donde están los cajeros de cobro? - La jefa del departamento no imagino que aquello pudiera generar una expresión como la que ambas chicas pusieron en ese momento. Se sintió curiosa, por cómo es que ambas actuaban desde la llegada de Mina ¿Se conocían?

Nayeon ya no solo se sentía avergonzada, ahora también estaba nerviosa, Mina no solo se había enterado de que estaba en problemas, sino que ahora tendría que verla rogar por un descuento o alguna alternativa para saldar su multa. De verdad que el día no podía ser peor. Se tenso aún más cuando la pelinegra se aclaró la garganta y se acercó un poco a ella.

-Le mostraré el camino, señorita Im- Mina dijo tratando de hacer lo que Jihyo le pidió.

La vergüenza en aumento hizo que las palmas de sus manos comenzaran a sudar, incluso comenzó a sentirse sofocada en aquella oficina, pero entre más guardara silencio, más problemático e incomodo resultaría aquel asunto, por lo que tomando un gran bocado de aire y exhalándolo de vuelta, por fin levantó la cabeza para mirar a Jihyo nuevamente. La mujer de los ojos grandes parecía aun curiosa y Nayeon procedió a hacer algo que sorprendió a la jefa y a la abogada. Con completa determinación estiró sus brazos al frente, ofreciendo sus muñecas.

-No es necesario conocer los cajeros de cobro, señorita Park. Como le dije en un principio, no puedo permitirme pagar esa multa, así que asumiré el castigo más adecuado conforme usted lo crea conveniente- la mirad de Nayeon no se apartaba en ningún momento de los ojos café de Jihyo quien parecía sorprendida por la determinación de la coreana mayor.

-Entiendo, dada la situación entonces tendré que proceder a aplicar una pena mínima, señorita Im, lamento mucho lo ocurrido- Jihyo entendía entonces que Nayeon estaba lista para cumplir una penalización de tres meses por la lesión causada a aquel hombre. El mismo oficial que había detenido a Nayeon era quien se acercaba a ella y sacaba sus esposas, listo para llevársela, mantenía la cabeza baja, evitando la mirada de todos, pero principalmente la de Mina.

La japonesa observaba como Nayeon era esposada de vuelta y el oficial procedía a sacarla de ahí. ¿Por qué no podía pagar una multa promedio? ¿Por qué no le pidió ayuda?

-¡Ja! Te dije que esto no se quedaría así… zorra- El aún ebrio hombre se burlaba del final de Nayeon de forma gustosa y sínica.

Mina miró rápidamente al hombre que acababa de insultar a la castaña. Su cuerpo comenzó a sentirse caliente de la ira que creció de una forma fugaz en el. Entonces, su rostro endureció aun más cuando el sujeto hizo contacto visual con ella.

-¡Espera!- la japonesa llamó al oficial que se llevaba retenida a Nayeon, este prestó atención a la pelinegra. – La llevaré a las cajas de cobro, ella tiene el dinero suficiente para pagar la multa- explicó sin despegar su mirada del hombre arrogante, quien frunció el ceño ante lo que la abogada acababa de decir.

Nayeon aun no levantaba la vista, pero estaba evidentemente sorprendida.

-¿Mina?- Jihyo no entendía que era lo que sucedía o que era lo que su compañera pretendía.

-Si, como acabo de decir, ella tiene el dinero para pagar- Mina apartó su mirada por fin del hombre ebrio y se aproximo hasta el oficial que aun retenía a Nayeon. -Vamos, quítale eso de una buena vez, por favor- Mina pedía amablemente a lo que el oficial miró dudoso a Jihyo, quien simplemente asintió. Una vez aprobado por la jefa, el retiro las esposas de Nayeon.

-¿Estas segura que sabes lo que estás haciendo?- Jihyo quería asegurarse de que Mina hablaba en serio. ¿Por qué tan de repente ayudaba a alguien? Mina simplemente le dedico una tenue sonrisa mientras se acercaba a la coreana castaña y la sujetaba del brazo para tirar de ella sutilmente y que la siguiera, cosa que la mayor permitió sin oposición alguna, pues aun no podía reaccionar ante la situación.

-Por supuesto, yo me encargo- y tras tomar la factura de la multa, volvió su vista a una cabizbaja Nayeon. -Toma y sígueme- le entregó el documento y la guio a la salida.

Sin esperar más, ambas salieron de aquella oficina, Nayeon siguiendo a la japonesa aun sin hacer ningún tipo de contacto visual. No podía creer la situación, de todos los lugares donde espero encontrar a Mina, jamás imagino que sería en el departamento de policía, lo que significaba que si la pelinegra no llevaba un uniforme de policía, entonces era como mínimo una abogada.

Subieron al segundo piso del lugar y no tardaron mucho en llegar hasta donde se encontraban las cajas de cobro, Nayeon las miró desganada, no tenía ni idea de que era lo que pretendía Mina.

-No sé porque me trajiste hasta aquí, acaso ¿No escuchaste que no puedo pagar esa multa?- La mayor reclamó sin mirar aun a la pelinegra.

Mina no dijo nada, simplemente tomo el papel que Nayeon tenía en las manos y con el se acercó hasta el cajero que atendía el cubículo. Simplemente lo entregó y acto seguido, saco de su billetera una tarjeta.

Una vez que termino el proceso, volvió con Nayeon y le hizo entrega de un nuevo documento.

-Toma, lleva esto con Jihyo a la oficina de antes. Una vez que lo firmes y ella lo selle, podrás irte a casa- le aclaró.

Nayeon tomaba el papel y observaba el gran sello en color rojo que había en la sección del precio de la multa, decía “pagado” y por fin levantaba la mirada, observando a la japonesa con suma sorpresa.

-¿Pagaste mi multa? ¡Estás loca! ¿Por qué hiciste eso?- Nayeon no podía creer que Mina hubiera hecho aquello por ella, se sentía totalmente abrumada.

-¿Qué importa? Solo has lo que te dije- la voz de la japonesa sonó más como una orden. Nayeon de verdad que estaba confundida, pero por sobre todo, una emoción incesante en su pecho y estomago la invadían.

Por dentro estaba aliviada y feliz.

Miró de vuelta la hoja en sus manos y después volvió a mirar a la pelinegra, ella no la observaba, mantenía sus ojos en otra dirección, sin embargo, podía notar que la menor estaba nerviosa y al mismo tiempo ansiosa… aun cuando habían pasado 8 años desde la ultima vez que se vieron y que evidentemente las facciones de Mina maduraron, podía reconocer cada una de sus expresiones, aquellas que estaban tan grabadas en su memoria.

-Siempre eres tan impulsiva y testaruda… siempre haces lo que quieres sin preguntar- Nayeon soltaba aquello mientras se formaba una tímida sonrisa en sus labios. 

-Eres la menos indicada para usar esa palabra contra alguien- La japonesa respondía mientras giraba lentamente su cuerpo hacia Nayeon, manteniendo por fin sus ojos en ella.

La japonesa miro cuidadosamente a la castaña, cruzando sus miradas nuevamente. Ver a aquella mujer sonreírle de esa forma la hizo sentirse avergonzada. Para Nayeon, ver el pequeño sonrojo en las mejillas de Mina fue hermoso, fue casi un premio por cursar con un día tan asqueroso como ese. Y en definitiva, ese premio valió la pena.

-Quizá tengas razón, pero yo no ando por ahí pagando multas de gente revoltosa, ¿Por qué lo hiciste? - bromeo aun sonriendo, haciendo que la abogada soltara un suspiro.

-Verte con esas esposas en las manos no fue agradable. No pude simplemente darme la vuelta e irme- contestó honestamente la japonesa, su nerviosismo iba cada vez más en aumento. – Además estoy segura que ese tipo se merecía lo que le hiciste- esa expresión tan segura de lo que decía, Nayeon la amo como todas las que Mina hacía.

-Si… se lo merecía. Por otro lado quiero saber ¿Por qué te preocupas por mi? Se que tenemos una historia detrás, pero… - Nayeon comenzaba a hablar. No podía evitar soltar aquellas palabras, pues desde el fondo deseaba preguntarle tantas cosas a Mina, aclararle muchas otras más también… si ella le diera la oportunidad. – La ultima vez que nos vimos, nada terminó bien… Mina yo solo quiero…-trato de continuar, pero no le fue permitido.

-Basta, no hace falta ya- la japonesa no quería escuchar nada al respecto. -Siempre miro al frente Nayeon, nunca al pasado. Todo eso ya es pasado y no me interesa- aclaro mientras desviaba nuevamente su vista de la coreana y ponía expresión seria.

El corazón de Nayeon dolió ante las palabras de Mina. Entendía en parte su sentir, pero no lo justificaba, porque simplemente ella tenía una idea errónea. Solamente bajó la mirada con tristeza y volvió a sonreír.

-Después de 8 años sigues odiándome ¿eh? ¿No merezco siquiera que me escuches?- soltó sin pensar, su personalidad no le permitió callarse eso que le dolía en gran manera.

Hubo un silencio entre ambas, cada una pensando en incontables cosas que relacionaban a la contraria. Causando una tormenta en la mente de cada una, dejándose inundar por la nostalgia. Finalmente, Mina opto por darle la espalda completamente a Nayeon, indispuesta a seguir hablando con ella.

-No pierdas ese documento, será mejor que vayas a dárselo a Jihyo de una buena vez- Y comenzando a caminar lejos de la coreana finalizo con un: 

-Adiós Nayeon-

Esos pasos resonantes, Nayeon odiaba el sonido que hacían al alejarse. La mayoría de sus recuerdos estaban llenos del sonido de esos pasos alejándose, dejándola atrás. Finalmente sujetó la hoja que Mina le dio contra su pecho y susurro dolosamente:

-Adiós… Mina-

.

Su mente estaba hecha un lio total ¿Por qué de la nada Nayeon aparecía en su vida otra vez? Fue en un abrir y cerrar de ojos en el que volvía a ver ese rostro que alguna vez amo y la hizo feliz.

¿Odiaba a Nayeon? Mucho tiempo lo hizo, o al menos creyó que era así, pero entonces llego Chaeyoung, ella le ayudo a olvidarse de esos sentimientos negativos en su interior. De alguna manera ella se las arreglo para que pudiera volver a sonreír y creer en el amor. Por eso y más Mina se sentía feliz de tenerla a su lado compartiendo su vida.

Chaeyoung le había compartido todo… pero ¿y ella?

Había cosas que simplemente eran para uno mismo… Mina creía firmemente en que así era mejor, y por supuesto, no era un crimen guardarlo en su interior.

Tenía que alejar esos pensamientos, el pasado no le interesaba más, por lo que simplemente volvió a una incógnita que la atormentaba con más fuerza en ese momento y fue el hecho de saber si había hecho lo correcto en dejar a Nayeon así. Le dio la espalda por que sabía que lo que le diría a la coreana no iba a hacerla muy feliz, y por lo tanto, tampoco deseaba ver la expresión de aflicción en ese rostro.

Sacudió su cabeza con desagrado y suspiro. -Eso ya no importa, ella tiene su vida y yo soy feliz con la mía, Chaeyoung y Tzuyu son todo lo que quiero…- se repetía una y otra vez, tratando de alejar y enterrar sus pensamientos.

Hasta cierto punto lo logró, pero hubo una única cosa que simplemente no pudo sacar de su cabeza, y eso fue la sonrisa de Nayeon. 

.

La coreana por su parte, después de entregar el documento con Jihyo, salía del departamento de policía con un andar desganado y tortuoso. No se sentía bien en absoluto, Jinyoung iba a regañarla, Jeongyeon seguramente también la regañaría y le insistiría en dejar ese trabajo. Aunado a ello el cómo la despreció Mina, simplemente ya no quería saber nada de nadie por lo que restaba de ese día.

-¿Por qué eres tan cruel? Minari- susurró para sí misma mientras pasaba sus manos por su rostro con frustración y tratando de contener las lágrimas.

No era justo para ella, no merecía nada de lo que estaba ocurriéndole. Realmente siempre pensaba constantemente en que todo lo que le pasaba era malo y los sucesos de su vida cada día se tornaban igual o peor de desafortunados. Estaba cansada ya de eso.

Miró el cielo nublado, odiaba los días de lluvia. Poco a poco las gotas comenzaban a caer, haciendo que la gente comenzara a correr y a refugiarse, pero Nayeon no fue una de ellos, simplemente se detuvo un momento, siempre miraba como todos tenían un lugar al cual ir a refugiarse tras la lluvia, una compañía que les tomaba de la mano con calidez…

“-Maldita sea, yo también quiero que alguien tome mi mano…-“Pensó mientras sus ojos se humedecían. No pasaba nada si lloraba en ese momento, pues las gotas del cielo eran sufrientes para hacer pequeñas sus lágrimas.

Algo la retuvo entre la fría lluvia, un firme agarre en su mano derecha que sin duda alguna la desconcertó. Estaba lista para defenderse de cualquiera que pensara que estaba vulnerable en ese momento, si era posible, incluso descargaría su frustración contra esa persona, pero, no contaba con lo que escucharía.

-No te odio, Nayeon…- la voz que escucho a sus espaldas, era parte de quien se había atrevido a detener su andar en ese momento. – Yo… jamás podría odiarte- una oración más que lleno el pecho de la coreana de una inexplicable sensación.

Se giro lentamente, encarando a aquella persona que la había retenido entre la lluvia. Respiraba agitadamente, parecía haber llegado hasta ahí corriendo, su cabello negro comenzaba a empaparse de la lluvia y por supuesto, la camisa blanca formal que estaba usando comenzaba a mojarse también, siendo ropa muy fría con la cual estar. Aun así, ella había vuelto para alcanzarla…

-Mi-Mina…- sus ojos estaban sumamente sorprendidos. Volvían a mirarse fijamente, la japonesa pudo notar aun entre el rostro empapado de Nayeon que había soltado lágrimas.

-Yo solo… por favor, no pienses jamás que te odio o que alguna vez lo hice, porque no es así- Mina continuaba hablando.

Los labios de la japonesa temblaban por la fría lluvia, su ropa formal cada vez era más un desastre, pero no le importaba, no estaba arrepentida de haber regresado a por ella. No quería que todo se quedara así.

Nayeon simplemente le dedico una sonrisa nuevamente y con cuidado se libero del agarre de Mina, todo para después dirigir sus manos hacia la bufanda celeste que aún llevaba sobre sus hombros y cuello. La retiró y extendiéndola, comenzó a colocársela a Mina, en busca de protegerla un poco del frío.

Mina observo lo que hacía la coreana castaña, aquella bufanda color celeste, ella la recordaba…

“-No es mucho, pero creo que al menos tendrás menos frío-“

Después de tantos años… Nayeon aun conservaba aquella bufanda celeste, un nudo se formo en su garganta ante ese ultimo recuerdo y finalmente, un par de lagrimas escaparon de sus ojos, al ver la sonrisa de Nayeon y escuchar sus palabras.

-No es mucho… pero sé que te abrigara bien. No te imaginas lo cálida que fue para mí aquella vez…-

Finalmente, no pudo contenerse más y sin aviso alguno, atrajo a la castaña hasta su cuerpo y la envolvió en un cálido abrazo. Uno que ni la fría lluvia fue capaz de opacar.

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Chaeyoung miraba por la ventana de la sala de su hogar, la lluvia había comenzado a caer y la relajaba con su rítmico sonido. Aun estaba descansando en casa, agradecía que Mina estuviera trabajando y que Tzuyu se encontrara en clases de música. Así ninguna de las dos tendría que verla en el estado en el que estaba.

Chaeyoung sabía que no iba a poder fingir estar bien siempre, poco a poco se deterioraba y el dolor y cansancio en su cuerpo muchas veces se tornaba insoportable.

No estaba tomando tratamiento, no podía permitirse perder el tiempo en algo que no tenía remedio, por el contrario, enfocaba toda su atención y fuerza en asegurarse que todo marchara bien con Mina y Tzuyu. Y por supuesto, pensaba en como es que haría que Nayeon volviera a acercarse, todo se había puesto tan complicado que no lograba entenderlo del todo. Pero de igual manera no iba a rendirse, Mina y Tzuyu valían hasta su último aliento.

-Si tan solo no me sintiera tan débil…- se dijo a sí misma mientras se ponía de pie, necesitaba un vaso de agua, pues ya era hora de tomar sus medicamentos.

Caminó hasta un cajón en la sala, donde había ocultado algunos de sus medicamentos y sacaba la caja de uno de ellos, dejándola sobre la mesa central de aquella habitación, tomo una capsula y después se dirigió hacia su cocina en busca de un poco de agua.

Antes de tomar su medicamento, su timbre comenzó a sonar, parecía tener una visita inesperada. Rápidamente dejo el vaso de agua y su capsula sobre la barra para dirigirse a la puerta y ver de quien se trataba. Cuando se asomó, logro ver a su visita.

-Chaeyoung, ábreme antes de que se empape mi ropa- la chica pedía a la coreana menor, quien rápidamente abrió por fin la puerta.

-Dahyun, no esperaba tu visita, creí que hoy tenías turno en el hospital- Chaeyoung abría la puerta, permitiéndole el paso a su mejor amiga, quien le dedico una amable sonrisa.

-De hecho, era así, pero me quedé a doblar turno ayer y la jefa me permitió volver a casa hoy- Explicaba la recién llegada.

Ella era Dahyun Kim, la mejor amiga de Chaeyoung. Se habían conocido durante la media superior y congeniaron muy bien cuando ambas chicas se vieron atraídas por las rimas de rap que solían hacer durante los descansos. Ahora Dahyun era una profesional de la enfermería y visitaba con frecuencia a su amiga.

-Entiendo ¿Quieres beber algo? Mina y Tzuyu no están en casa en este momento, así que ponte cómoda, iré a la cocina por algunos aperitivos- Chaeyoung le pedía a su amiga que se pusiera cómoda, cosa que la mujer de pálida piel hizo.

-Oye Chaeng ¿Y como vas de tu bronquitis? Te vez algo desganada todavía- la coreana mayor preguntaba a su amiga mientras se ponía cómoda en el sofá.

Chaeyoung se tenso un breve momento mientras en la cocina, tragaba cautelosamente su capsula. Una vez que la pasó, pudo buscar un par de bebidas para ella y su amiga.

-Bi-bien, realmente me siento mejor, me veo de esta forma porque no he dormido lo suficiente. Tengo un par de pinturas que terminar para la exposición de verano que se aproxima- mentía la rubia mientras ponía un poco de té a calentar y buscaba algunos bocadillos para acompañar.

-Ya veo, ojalá puedas dormir mejor pronto- respondió Dahyun mientras dirigía sus ojos a una caja de medicamentos en la mesa principal.

Curiosa tomo la caja y para examinarla, presa de la costumbre de hacer ese tipo de cosas constantemente en su trabajo. Pero algo no andaba bien, Dahyun leyó el nombre de aquel medicamento en la caja y tan rápido como comprendido que clase de medicamento era, su estómago sintió un huego doloso y nauseabundo.

Chaeyoung volvía con una bolsa de bocadillos a la sala y se alarmó de inmediato al percatarse de que Dahyun miraba su medicamento con una expresión intrigante.

-Chaeyoung, ¿Por qué diablos tienes Hidroxiurea en tu casa? - la voz de la pálida chica evidencio a Chaeyoung que la joven enfermera sabia totalmente para que era ese medicamento. Entonces comenzó a preocuparse y ponerse nerviosa.

-Po-por nada en especial… solo, estaban ahí…- se excusaba tontamente, se sentía atrapada y su corazón bombeaba asustado por cómo reaccionaría Dahyun.

No era tonta, sabía lo que aquello significaba, por lo que se paro de su asiento completamente abrumada, mirando a Chaeyoung de frente y dijo lo inevitable.

-Chaeng… volvió ¿cierto?... tu leucemia volvió...-

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🐰🐧🐯

Oh esto se siente inquietante xD
Para aclarar, la Hidroxiurea es un medicamento que retrasa la proliferación de células cancerígenas. Aunque para la leucemia mieloide no es tan efectivo por su tipo de origen lol

Muchas gracias a aquellos que están leyendo y aún más a los que votan y dejan un comentario. Se los agradezco muchísimo, me impulsa a querer escribir más y más 💕

Steam Alcohol Free y Perfect world que son joyitas ✨

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