Capítulo 37 "Allá en el cielo" FINAL
Nayeon estaba en una cómoda oficina, sentada con completa tranquilidad, releía unos papeles que sostenía en sus manos, tenía que ser minuciosa con ellos y dar su mayor esfuerzo, tal y como estaba acostumbrada a hacer.
Había pasado varias semanas de desvelos trabajando en aquel proyecto, cambiando y rediseñando detalles que a su parecer, no iban con ese toque único que la caracterizaba.
Repetía su discurso y explicación constantemente en su memoria para asegurarse de que no olvidaría absolutamente nada, y que todos en aquella sala quedarán impresionados.
Su tranquilidad se vio irrumpida con la entrada de alguien a la oficina en la que permanecía.
-Buenas tardes, Nayeon ¿Estás muy ocupada?- pregunta el intruso de aquella oficina, un muy bien arreglado y perfumado Seungkwan, quien sostenía un par de carpetas en una de sus manos.
-Estoy a nada de presentar una propuesta para los nuevos arreglos en la empresa de los nuevos socios, claro que estoy ocupada- Nayeon responde, mirando al hombre frente a su escritorio. -¿Necesitas algo? Porque no tengo tiempo de bromas- continúa la coreana, volviendo su vista a los papeles en sus manos.
Seungkwan solo ríe ante la expresión algo molesta de Nayeon y se acerca hasta colocar las carpetas sobre el gran escritorio.
-Se supone que yo soy el jefe. Deberías dejar de ser tan gruñona- dice aún con gracia, haciendo que Nayeon simplemente suelte un suspiro y le dedique una pequeña sonrisa.
-Que seas el jefe, no te quita lo fastidioso- responde la coreana riendo y por fin prestandole atención. -Aunque debo darte crédito, siempre le hablas muy bien de mis diseños a tus colegas empresarios- Nayeon sonríe.
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La tarde en la que una inexperta Nayeon presentó su primer proyecto al nuevo equipo que formaría parte de los directivos del nuevo Sunrise, fue quizá, una de las tardes más agobiantes de su corta vida, sin embargo, jamás pensó que resultaría ser un rotundo éxito.
Todos estuvieron encantados con su rediseño y por supuesto, con ayuda de un arquitecto graduado y más experimentado, Nayeon incluso dirigió la construcción y remodelación. Brindándole una muy buena impresión y dándole la oportunidad de formarse una buena reputación como arquitecta tan pronto como recibió su título y cédula profesional.
Nayeon entró por aquellas puertas como una estudiante temerosa y salió como toda una profesional, con la frente en alto.
Mina y Tzuyu estuvieron muy orgullosas de ella, el día en que se recibió finalmente.
Y por supuesto, Seungkwan le ofreció un puesto dentro del nuevo BonnonMN entretaiment. Dónde constantemente elaboraba planos y presupuestos para infinidad de colaboradores y empresas.
Nayeon siempre soñó con un día tener una oficina, un escritorio con su nombre, un muro con una copia de su título bien enmarcado, dónde presumiera lo que ella era y había logrado. Ahora era posible, todo gracias a la oportunidad que Mina y Seungkwan le devolvieron y por supuesto, a su propio esfuerzo.
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No pudo evitar sonreír al recordar cómo es que había llegado a dónde se encontraba ahora. Se sentía sumamente orgullosa de ver la placa en ese escritorio, con un "Lic. Im Nayeon"
-Se que me adoras por eso- Seungkwan por fin respondía a Nayeon, referente a los buenos proyectos que siempre le sugería.
-No te adoré ni cuando pusiste mis iniciales y las de Mina en el nombre de tu empresa de entretenimiento. No lo haré ahora- contestaba aún triunfante.
-¡Lo hice con todo mi cariño! Además suena profesional; BonnonMN entretaiment, líderes en entretenimiento- se ergia orgulloso.
Y no se equivocaba, después de que Seungkwan arriesgara todo por la compra de Sunrise entretaiment, un par de años más adelante, con mucha dedicación y esfuerzo, se había convertido en una empresa donde cientos de jóvenes deseaban seguir su sueño de ser famosos.
Nayeon realmente estaba orgullosa de lo que Seungkwan había logrado, todo por buscar enmendar el daño que le había causado hace tantos años.
Tal y como prometió, logró que gran mayoría de las personas afectadas por el desplome de Sunrise no quedarán desamparadas. Ahora tenían empleos en la empresa o habían sido reacomodados en otras, sin verse seriamente afectados por el mal nombre que dejó Sunrise.
-Si, Esa MN se ven de maravilla, le dan el toque refinado. Ahora vete, que faltan quince minutos para que de inicio la próxima junta- Nayeon tomaba las carpetas que Seungkwan le había dejado sobre el escritorio y se levantaba de su silla.
Por su parte, el chico también se sentía felíz, pudo cumplir su promesa y enmendarse aunque sea un poco. Ver a Nayeon y Mina juntas le resultaba la gratificación más grande, pues ni su duro pasado pudo contra ellas.
-Nayeon- el coreano la llamó, Nayeon solo miro al castaño, quien le sonrió sinceramente. -Son todos tuyos- dijo con orgullo, a lo que la castaña solo rió.
-Los tengo en la palma de mi mano- afirmó con suma confianza. -Por cierto, no olvides que saldré un par de horas antes el día de hoy, es muy importante que llegue a tiempo- dijo y tras ver a su jefe asentir, se marchó a hacer lo que más amaba.
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El clima era un poco frió aquella temporada de invierno, aún cuando el cielo estaba azul y con nubes abundantes de tonalidad un poco gris. Los pájaros cantaban y el suave viento soplando daban un aura de paz en aquel lugar.
Mina respiró profundamente, cuando miraba hacia el cielo, con su mente llena de recuerdos, y finalmente sonrió.
-Busque por un largo rato, pero pude encontrar las flores que te gustan- comenzaba a hablar, mientras sostenía un pequeño ramo entre sus manos. -Son recientes, huelen demasiado frescas, y florecieron justo en el punto que más te gusta- continúo, mientras colocaba el ramo sobre la superficie de mármol y concreto.
Después rebuscó entre sus bolsillos para sacar algo de incienso.
-Tzuyu está ahora en esa etapa, ¿Recuerdas cuanto miedo teníamos de que llegara a la adolescencia? Pensábamos que sería rebelde, seguiría bandas de chicos guapos y dejaría de gustarle que la acompañarnos a la escuela, o que le dieramos un beso el día de su cumpleaños; cosas que los adolescentes suelen hacer. Pero ella sigue siendo la misma chica amorosa de siempre, eso nos tranquiliza de cierta forma a mi y a Nayeon- Mina reía al recordar cómo en el último cumpleaños de Tzuyu, la chica había pedido, cómo todos los años, un beso en la mejilla después de morder el pastel.
Poco a poco, Mina colocó el incienso en la pequeña base de aquella lápida, y lo encendió, respirando pronto el olor a fresas que este desprendía.
-Han pasado tres años, Chaeng... Y el día de hoy nuestra hermosa Tzuyu se gradúa de la escuela secundaria. Por fin es una señorita, lista para ir a la media superior, y como te imaginas, se graduó con honores, la mejor de su generación, así que el discurso de despedida está a su cargo ¿Puedes creerlo?- Mina sonreía orgullosa mientras, con un paño, limpiaba la placa en aquella lápida de mármol y concreto, con el nombre de Son Chaeyoung grabado en letras doradas.
Después de dejar la placa totalmente reluciente, buscó nuevamente en su bolsillo, sacando una hoja de color azul, doblada y sellada con cera, después la coloco entre las rosas que había llevado para su alma gemela aquella tarde.
-Tzuyu escribió esto para tí. Ya que no pudo venir por los preparativos de la ceremonia de graduación, me pidió que la dejara aquí en su lugar. Claro, me dijo que no podía leerla, solo dijo que espera que te llene aún más de ansias para que tengas aún más ganas de abrazarla desde allá donde estás...- con cuidado, la japonesa colocaba la carta, para después mirar detenidamente la lápida, siempre tan cuidada y colorida con flores y notas.
Con calma, comenzó a guardar todas las cosas que había utilizado para su visita al gran cementerio de Seul. Después, rebuscó entre la caja de incienso una vara más, está vez de color morado y también la colocó, pronto el olor a lavanda comenzó a emerger y a mezclarse con la fragancia de fresa.
-Espero que estés orgullosa de ella, tanto como nosotras lo estamos. Desde que te fuiste y hasta ahora, siempre has estado tan presente...- La abogada sintió un pequeño nudo en su garganta, pero lo tragó y dejo salir una sonrisa. -Es hora de irme, de verdad deseo que todo esto llegue hasta ti. Te amo Son Chaeyoung...- y manteniendo la sonrisa en su rostro, finalmente salió del cementerio, pues tenía un importante evento al cual asistir.
Pero claro, no podía dejar pasar su visita al cementerio para contarle a Chaeyoung sobre todo, cómo acostumbraba a hacer junto a Tzuyu y Nayeon.
Y sin más, Mina se puso en marcha.
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Una desaliñada Nayeon subía a un auto color celeste, completamente apresurada.
Recién había terminado aquella importante junta que tenía y tras cerrar el trato, se cambió tan rápido como pudo de ropa y subió a su auto, pues necesitaba estar en pocos minutos en la escuela que asistía Tzuyu.
Por supuesto, no pudo permitirse llegar sin hacer una parada para comprar un arreglo de flores para la Taiwanesa, no podía llegar a la graduación sin algo lindo que darle, pensaba.
Ahora conducía con prisa pero precaución, mientras ponía en altavoz su teléfono celular y contestaba la llamada emergente que tenía, sin despegar sus ojos y manos del volante, claro está.
-No puedo creer que estés yendo tarde a la graduación de Tzuyu- decía la voz en el teléfono.
-Tuve una importante negociación el día de hoy, no podía dejarlo pasar. Lo importante es que Seungkwan me dió un espacio para estar en la ceremonia- aclaraba Nayeon.
-Supongo que hiciste lo que pudiste, se que Tzuyu estará feliz de que puedas asistir- la mujer al otro lado de la línea hablaba cariñosamente de la joven Taiwanesa.
-No me lo perdería. Por cierto ¿Vendrás a la cena de hoy? Tzuyu quiere que estés ahí, mamá- Nayeon sonreía ante la simple idea de que su madre este tan involucrada en su vida actualmente.
Si hace un par de años le hubieran preguntado al respecto, Nayeon se hubiera reído amargamente y diría que su madre se avergonzaba de tener una hija "desviada" como ella. Que para su madre no existía I'm Nayeon; pero el simple hecho de que la mujer estuviera siempre tan presente en su vida en la actualidad, la hacia la persona más felíz.
-Claro que si iré, mi pequeña Tzuyu está creciendo y no quiero perderme ni un solo momento. Además, es enternecedor ver a mi Nayeon ser la persona que es ahora- dijo la mujer con todo su amor, a lo que la coreana simplemente se sintió abochornada pero feliz de tan dulce muestra de afecto.
-No digas esas cosas, que harás que arruine mi maquillaje con lágrimas- bromeaba la joven arquitecta, escuchando solo una risa de su madre por aquel teléfono.
-No lo hagas, debes llegar impecable a tan importante día- ordenó.
-Si, señora- Nayeon estaba a punto de terminar la llamada, cuando la voz de su madre la detuvo.
-Estoy muy orgullosa de ti y todo lo que has logrado, hija mía. Te amo- y si esperar más, la llamada terminó.
Nayeon no supo si fue por inercia o porque su madre Seah e había avergonzado al decir aquellas palabras. Lo único de lo que Nayeon estaba segura, era que aquello último había tocado su corazón, haciéndola suspirar.
-Gracias, mamá...- susurro para si misma, mientras la sonrisa de su labios no se iba.
El resto del camino siguió tan presuroso cómo siempre, y cuando por fin estuvo en la escuela, aparcó dónde sea que hubiera un sitio vacío. Bajo con las flores en sus brazos y camino presurosa por el estacionamiento, hasta llegar a la entrada del auditorio principal de la academia, dónde pudo visualizar un par de figuras familiares.
-¿Es la graduación de Tzuyu- y te atreves a llegar tarde?- esa era Jeongyeon, mirándola de forma reprobatoria.
-Lo lamento, tuve un atareado día en el trabajo- se excusaba apenas conteniendo el aliento.
-Ese retardo amerita que invites la cena de hoy- está vez, Dahyun era la que hablaba, sonriendo maliciosa.
-No abusen así de mi, hice todo lo posible y ya estoy aquí- se excusaba la mayor.
-Dile eso a Mina. Dijo que iba a pegarte por tu impuntualidad. Yo que tú iría ahora mismo con ella, porque está hecha una fiera ahí dentro- Jeongyeon no ayudaba a darle calma a Nayeon con aquella información, quizá un poco exagerada.
La castaña solo trago pesado y terminando de arreglar su ropa, comenzó a caminar hacia dentro del auditorio con Jeongyeon y Dahyun detrás de ella.
Miró alrededor, todos los familiares presentes en aquella graduación.
-Allí están- Dahyun señaló el lugar donde las demás se encontraban esperando.
Nayeon pudo jurar sentir un escalofrío al cruzar mirada con su amada japonesa, tan fría y seria.
Cerca de ella, Sana y Momo tratan de calmar las ansias de la abogada, mientras una muy animada Lisa se reía de la situación.
-¿Creiste que bromeaba cuando dije que estaba hecha una fiera?- Jeongyeon le susurro burlonamente.
-¡Oh, cállate! Acompañenme con ella. Necesito testigos por si me mata- soltó la mayor.
- Hasta que apareces, Jihyo tuvo que ir con Tzuyu para darle ánimos y calmar sus nervios, creíamos que no llegarías para ver si discurso- Momo fue la primera en reclamar.
-Solo haces enojar a mi pobre Minari- Sana exageraba su voz mientras acariciaba la cabeza de Mina.
Nayeon simplemente rio nerviosa sin despegar sus ojos de los de Mina.
-Lo siento, tuve un par de contratiempos pero ya estoy aquí- se dirigía a la japonesa, quien apartó la mirada y suspiro con más calma.
-Estas perdonada solo por qué Tzuyu aún no sale- Mina por fin hablaba, dedicando una cansada sonrisa a la coreana mayor, quien simplemente se acercó hasta ella. -Se que estás trabajando, pero, es un día importante, no solo para mí...-
-Lo sé, lo lamento, no quiero que pienses que hay algo más importante para mí que tú y Tzuyu- Nayeon se disculpaba, sujetando una de las manos de Mina, quien por fin cambio su semblante.
-Cuento con eso cada día- y por fin sonreía sin ese toque molesto.
Un docente pasó al frente del auditorio, pidiendo a los familiares presentes que por favor tomarán asiento y guardaran silencio, pues la ceremonia iba a dar comienzo.
Todas las chicas tomaron su lugar, Nayeon al lado de Mina en un sitio preferencial dónde pudieran mirar orgullosas a la alumna de honor de aquel día.
Después, el docente al frente, por fin habló.
-El día de hoy, nos encontramos reunidos con la finalidad de conmemorar la finalización de un ciclo más. Para todos aquellos estudiantes que trabajaron tan duro para llegar a esta meta y poder prepararse para seguir creciendo. Bien sabemos que las raíces de la educación son amargas, pero tras la constancia, cuidado y dedicación de esta, tendremos finalmente un fruto dulce, cosecharemos éxito- comenzaba con aquellas palabras. - Es por eso que no es un día cualquiera, es un día donde una nueva generación se prepara para ser nuestro futuro-
Nayeon miró de reojo a Mina, la japonesa parecía estar removiendose constantemente en su asiento, denotando la intranquilidad que la invadía.
Nayeon no mentiría, también se encontraba ansiosa y nerviosa, pero decidió mantener la compostura, para finalmente, decidirse a tomar la mano de la pelinegra, tratando de darle calma; cosa que pareció funcionar, cuando la japonesa correspondió el agarre y acunó entre sus dedos, los de la castaña.
-La grandeza se persigue, se posee; todos y cada uno de nuestros graduados son grandes, pero de entre todos ellos, destaca la más perseverante- el docente hablaba orgulloso. -Así que, me enorgullece ceder la palabra a la recién graduada, con excelencia académica y como representante de su generación, a la señorita Myoui Tzuyu, quien dará el ansiado discurso de graduación- anunciaba a la Taiwanesa por fin.
Y ahí la vieron. Con su uniforme completamente impecable, cabello largo y rostro sonriente, luciendo tan característicos hoyuelos en sus mejillas.
Firme y alta, tanto que ahora era incluso más alta que su madre Mina.
Ahí estaba al frente del micrófono, una hermosa Tzuyu de ahora dieciséis años.
-Buenas tardes a todo los presentes. Es un gran honor poder estar aquí, frente a todos ustedes, representando a una generación que, es realmente destacada y dedicada a su futuro- Tzuyu comenzaba a hablar, mirando de reojo que Mina y Nayeon estaban en sus asientos, haciéndola sonreír. - El día de hoy quiero felicitar todo el esfuerzo y empeño que han puesto en este camino, porque no es fácil, cada uno de nosotros viviremos las dificultades oportunas y debemos saber cómo sobrellevarlas. Haz lo mejor que puedas hasta que sepas hacerlo mejor, no alcanzaremos la perfección, pero cumplirás metas, cumplirás sueños. Hoy en este día, te invito a ti recién graduado a dar gracias a tu motivación para superarte. Sea tu familia, sea tu mascota, tus amigos, o incluso alguien que te mira desde arriba- Tzuyu había comenzado con su discurso, guiandose de las hojas que había escrito, pero en un punto, simplemente sintió que podía dejar fluir sus palabras, no había que seguir ningún guión.
Nayeon observaba orgullosa a la Taiwanesa en el escenario, y su corazón no pudo evitar sentir un fuerte palpitar, al ver al fondo, tras las cortinas a Jihyo, llevando en brazos aquel peluche de Tzuyu, aquel que Chaeyoung le había obsequiado el día que decidieron adoptarla.
-Se fiel a tu motivación para ser mejor cada día, no importa quién seas, no importa lo que hayas hecho, no importa de dónde vengas, siempre puedes cambiar, convertirte en una versión mejor de ti mismo, crece por ello- continuaba hablando, sonriendo al público. -Alguien muy importante me dijo una vez que nunca deje de aprender, porque la vida nunca deja de enseñar. Esa fue mi madre Son Chaeyoung, una mujer increíble que me enseñó que la vida podía dar tantos giros y debía estar lista para ellos. Ahora creo firmemente en sus palabras y las vuelvo mi motivación para seguir mi camino, y así mismo, la llevo en cada caminar. Por ello, tú, futuro profesional, lleva tu motivación en cada paso que des- la Taiwanesa daba una mirada al gran ventanal en aquel auditorio, apreciando las nubes en el cielo y soltando un suspiro. - Cada mañana nacemos de nuevo. Lo que hacemos hoy es lo que más importa, por eso, el día de mañana, cuando nazcas de nuevo, se un mejor tú, firme a tu camino y convicciones... Muchas gracias por esta travesía compañeros míos, sigamos forjando el futuro- y con una reverencia, Tzuyu finalizaba con su discurso, ganando aplausos y ovaciones por parte de sus compañeros de generación.
Nayeon miró a Mina, pudo ver la expresión de orgullo por su hija, aquella que siempre tuvo presente a Chaeyoung y tal y como la joven había dicho, la llevaba en cada caminar. Ella también estaba orgullosa de esa bella niña que ahora era una adolescente.
Finalmente, cuando la ceremonia terminó, Tzuyu se acercó hasta su madre y Nayeon, extendiendo los brazos para recibirlas con un abrazo. Para ambas fue melancólico que en aquel abrazo, vieran los centímetros de estatura que Tzuyu les sacaba encima.
-Lo hiciste excelente, todos estaban emocionados por tu discurso- Mina elogiaba a la joven, quien sonrió tímida.
-Me ayudaste a inspirarme cuando te dije que estaría a cargo de ello, gracias mamá- Tzuyu sonreía con total alegría a Mina.
-Pude sentir cada palabra, Tzuyu. Lo lograste- está vez Nayeon era la que hablaba, dándole un par de palmadas en el hombro a la Taiwanesa.
-Gracias, era lo menos que podías hacer después de llegar tarde- dijo en forma sarcástica la más alta, haciendo que Nayeon frunciera el ceño.
-¡Solo soy una mortal!- se quejó, haciendo que madre e hija rieran.
-Es broma, de verdad me siento agradecida de que estés aquí- está vez fue más sincera.
Nayeon simplemente se acercó un poco más, y tomó la mano de Tzuyu, para que la joven prestara total atención a ella.
-Tzuyu... Se que te conocí cuando eras una niña, no hace demasiado tiempo realmente. Solo me gustaría decirte que, me hubiese gustado estar ahí para verlo, y que me siento honrada de poder verte crecer ahora- Las palabras de Nayeon salían simples, pero sinceras, haciendo que Tzuyu expresará sorpresa y después sonriera, para abrazar a la coreana castaña.
-Tambien soy feliz de que estés con nosotras y que sigamos avanzando juntas- se separaba del abrazo tras decir aquello.
Y con tan calidad palabras, la pequeña familia se daba un nuevo abrazo, disfrutando de su momento de felicidad.
Más adelante, el resto de chicas no se hicieron esperar, uniéndose a las felicitaciones hacia Tzuyu.
Entre tantas personas y ajetreo, Nayeon perdió de vista a Mina, comenzó a notarlo cuando Tzuyu les pidió un momento para ir con sus amigas y tomar fotos juntas como recuerdo.
-Oye Jeongyeon ¿Has visto a Mina?- Nayeon preguntaba a su mejor amiga, quien reía junto a las demás.
-Me parece que fue hacia la salida principal- respondía.
Nayeon entonces giró su rostro hacia aquel lugar y sin esperar más, se comenzó a dirigir hacia allá, alejandose del ruido del auditorio y saliendo de el, mirando el patio amplio de la secundaria.
Un sin fin de recuerdos la inundaron, los momentos con Jeongyeon en ese lugar, y por supuesto, con su amada Mina.
Cuando cruzó el patio, ahí vio a su amada, de pie en la salida del colegio, dejando que el frío viento de la tarde cayendo, acariciara su rostro.
-¿Estás teniendo recuerdos?- Nayeon habló, llamando la atención de Mina, que simplemente le sonrió.
-Así es, pensaba en el primer día que llegue a este lugar, y sobre todo, a el día en que te conocí. Fue gusto en esta puerta donde todo comenzó- Mina decía, dedicándole una gran sonrisa a la castaña, quien solo rió.
-¿Aquí comenzó todo? Creo que tú y yo diferimos un poco al respecto- Nayeon mencionaba, colocándose al lado de la japonesa, quien pareció confundida.
-¿No fue aquí? Entonces ¿Dónde crees tú que todo comenzó?- interroga con genuina curiosidad, levantando una ceja y sonriendo con picardía.
Nayeon entonces ríe con ella y extiende su mano, para que Mina la tome, cosa que ella hace y comienzan a caminar hacia la salida. Cruzan el patio y finalmente, salen de los límites del colegio, todo para caminar hacia un costado y finalmente, llegar a la parada de autobuses cerca de la secundaria. Fue ahí cuando Nayeon se detuvo y soltó a Mina, para mirarla y sonreírle.
-Yo creo que realmente fue aquí, dónde todo comenzó- Nayeon dice a su amada, quien se ruboriza por el significado de estar en ese lugar otra vez.
-Estas vez no tengo una bufanda que ponerte, Yeonnie~- Mina bromea, mientras acaricia una de las mejillas de la coreana.
-Jamás te lo dije, pero no fue la bufanda la que me mantuvo cálida aquella tarde- La mayor corresponde la caricia de Mina.
-¡Oh! ¿No es así?- Mina finge una voz triste, haciendo que Nayeon se acerque más a ella.
La castaña lleva su mano hasta la barbilla de Mina, para que la abogada levantará el rostro a su altura, después, Nayeon acaricio su rostro.
-La verdadera calidez que recibí aquella tarde, fuiste tú- confiesa.
Mina simplemente sonríe ante tan dulces palabras de parte de Nayeon. Cree fielmente en ellas, porque la mujer ahí, es el amor de su vida.
-Eres increiblemente dulce cuando te lo propones. ¿Finalmente mis pasos llegaron hasta ti?- Mina pregunta, acercándose más a la coreana, acortando cada vez más la distancia entre ambas.
-Tus pasos nunca se alejaron de mi. Es por eso y más, que te amo, Mina- y con esa declaración, Nayeon terminó con la distancia entre ellas, juntando sus labios en un cálido y amoroso beso. Lleno de alegría y recuerdos.
Cuando ambas se separaron, Mina fue la primera en mirar a su alrededor, notando que el frío por fin había llegado hasta ellas, cayendo en pequeñas gotas congeladas.
-Está comenzando a nevar...- susurra Mina, viendo las gotas caer.
Nayeon también las mira, con una tranquilidad que contagia a la japonesa entre sus brazos.
Y así fue siempre.
Nayeon llegó a la vida de Mina como el amor más puro, cómo un amor único. Justo como debería sentirse, sin forzarlo.
Porque el amor no se intenta, no se busca ni se demanda; se siente, encuentra y recibe sin prejuicios ni pretextos. Como un ladrón en la noche.
Era el amor de su vida, aquel amor que no tiene razón ni explicación. Que simplemente amas sin necesitar una razón para hacerlo.
Y por supuesto, tal y como prometió, Mina también tuvo presente a Chaeyoung, su alma gemela. Aquella que se cruzó en su camino para alejarle de la soledad, para ayudarle a conocerse más y mejor a si misma y empujarle a crecer como ser humano, en todos los sentidos.
Aquella que amo por el complemento tan hermoso que formaron. Una similar a la otra, un amor en el que podia verse a si misma. Y por supuesto, un amor con fecha de caducidad.
Pero el adiós no es para siempre, pues pese a la despedida, la enseñanza persevera. En la mente, en los recuerdos, en la memoria.
Pasó de estar con ella, a estar en ella.
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Quédate a su lado~
🐧🐰❤️
Y queridos lectores, oficialmente, esta historia ha llegado a su fin.
Agradezco mucho de todo corazón a todos los que comentaron, votaron o solo vinieron a leer. Espero les haya gustado aunque sea un poquito y por supuesto, si es su deseo, que me sigan en mis próximas historias MiNayeon.
Gracias a sus anteriores comentarios sobre los dos fics que tengo en borradores, comenzaré pronto la publicación de Jeonseol, dónde también la pareja principal será MiNayeon. Es una historia algo singular, así que ojalá puedan darle una oportunidad. Esperenla~
Sin más que decir, nos leemos pronto.
Gracias de todo corazón~ ❤️
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