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Capítulo 34 "El amor de mi vida"

Los días pasaron con calma para Nayeon y Mina. Los ratos juntas, bromeando y riendo, amándose, hizo volar el tiempo, y tan solo dos meses después de lo ocurrido con Jung, Mina se encontraba recuperada casi en su totalidad. Poco a poco regresó a sus actividades, incluso al trabajo, dónde Jihyo la recibió con los brazos abiertos y contenta de que su mejor amiga volviera al trabajo y a retomar sus actividades.

Por supuesto, la noticia de que Mina, junto al equipo de Jihyo, habían recibido una buena remuneración por ganar el caso no se hizo esperar, trayendo esto más demanda para el equipo, quienes a pesar de tener mucho trabajo, mejoraban y crecían cómo profesionales.

Cuando la noticia de que Jung Haesol era culpable de todos los cargos y pagaría muchos años en prisión por sus crímenes, sintieron que todo había valido la pena.

En cuanto a Nayeon, en ese periodo de tiempo, decidió dar un pequeño paso e, impulsada por Mina y Tzuyu; y comenzó a llamar por teléfono a su madre.
Al principio fue complicado, pues no sabía que hacer o hablar, pero afortunadamente, Seah fue paciente y cariñosa, dejando que Nayeon se acoplará a su ritmo a sus conversaciones.

Para Nayeon aquello fue sumamente gratificante, sentía que recuperaba un poco de sí misma, se sentía afortunada de tener el cariño de su madre de vuelta.
Sentía que poco a poco recuperaba lo que más amaba en la vida y por lo que lloró tantos años.

Y por supuesto, no pudo faltar la visita incondicional de Tzuyu al hospital para ver a Chaeyoung, quien se sentía tan feliz de poder seguir viendo a su pequeña cada día.

Finalmente todo comenzaba a estar bien, el mundo volvía a girar...
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Aquella mañana, Nayeon recibió una llamada desde la oficina de Seungkwan, lo cual la tenía sumamente desconcertada.

Finalmente, después de una larga disputa interna de si debía o no debía asistir, Nayeon caminaba por los pasillos de Bonnon Inc. Siendo observada por uno que otro empleado, pues la chica parecía desconcertada y disgustada al estar ahí.

-Disculpe, busco a Boo Seungkwan- se dirigió a un guardia en una mesa, quien le prestó atención.

-¿Tiene cita?- preguntó desinteresado.

-No, el mismo me pidió que viniera, soy Im Nayeon- explicaba, a lo que el guardia pareció despertar más y levantarse de su asiento.

-¡Oh! Mil disculpas, señorita; el señor Boo me dijo que vendría- el hombre le señalaba un sitio para que lo siguiera. -Por aquí-

Nayeon camino siguiendo al hombre, cruzaron un pasillo y finalmente, se toparon con una puerta que decía "CEO" al final. Esa sería la oficina de Seungkwan.

El guardia tocó tres veces y abrió la puerta para Nayeon, quien tímidamente, ingresó con algo de curiosidad.

No imaginó una oficina tan sencilla, a decir verdad, no había imaginado el lugar tan pequeño, no era como si la empresa Bonnon lo fuera, pero tampoco era un imperio tan grande como lo pensó en un principio.

-Bienvenida Nayeon, pasa por favor- el chico la recibía con una gran sonrisa.

Nayeon caminó hasta el frente del escritorio, dónde Seungkwan le ofrecía una silla para que pudiera sentarse. Una vez en el lugar, se quedó mirando al chico, en busca de respuestas.

-Hola... Realmente me sorprendió tu llamada, y más la forma en que lloriqueaste para que aceptará venir aquí- eran las primeras palabras de Nayeon, cruzando sus piernas al sentarse.

-A decir verdad, también me sorprendió que accedieras a venir, me sentí como un triunfador cuando por fin diste el si- confesó el chico riendo, sacándole una tenue sonrisa a Nayeon.

-Bueno, cómo sea ¿Que es lo que necesitas de mi?- preguntó Nayeon, dirigiéndose al grano, pues el coreano seguía sin ser alguien muy grato para ella.

Seungkwan sacó un par de hojas que entregó a Nayeon y después le mostró la pantalla de su computadora, dejando algo confusa a la castaña.

-Queria llamarte para hablarte del pequeño avance que he obtenido- el decía.

Nayeon lo miro confundida, no estaba entendiendo del todo, hasta que comenzó a leer un poco los papeles que Seungkwan le entregó.
Uno de ellos era un documento que señalaba a Seungkwan como el potencial comprador de Sunrise entretaiment.

-No ha sido nada fácil, principalmente porque Jung se negaba a ceder el imperio que creó. Pero afortunadamente logré hacerme del edificio de Sunrise, ya que se devaluó su precio después de desmantelar la red de crimen de Jung y Shiroi. Seguí el consejo de Mina y Jung pagará los daños por los dos primeros años mientras yo comienzo a invertir- comenzaba a explicar el chico.

-Entiendo, parece que todo va bien para ti- Nayeon no parecía realmente interesada, y su intriga por saber que es lo que Seungkwan buscaba de ella en aquel lugar, era más grande cada vez.

-No te mentire, Nayeon. No pude mantener a todos los trabajadores dentro de esto, pero si pude enviarlos como recomendados para otras empresas, dónde seguramente, por la buena recomendación con la que los envío, puedan tener un buen futuro- comenzaba dando aquella noticia que aliviaba a Nayeon. Con ello pudo entender que Seungkwan la había llamado para explicarle cómo iba la petición de la coreana, se sorprendió de pensar que Seungkwan realmente deseaba redimirse con ella y demostrarle que estaba arrepentido por todo lo que causó.

Sonrió ante ese hecho recién descubierto por ella.

-Y no es todo, también pude convencer a dos tercios de los socios de Sunrise en quedarse para contribuir al levantamiento de la nueva Sunrise, aunque claro, quieren cambiar el nombre lo antes posible- explicaba, mientras señalaba algunas cosas en la pantalla de su computadora.

Nayeon no entendía mucho de lo que Seungkwan hablaba, pero al menos lo que lograba entender, la hacía sonreír.

-Realmente me ha costado una fortuna, estoy llegando a números bajos en mi empresa por el constante gasto, pero si todo sale bien, pronto el imperio Bonnon crecerá y podré ayudar a todas esas personas, tal y como te lo prometí, Nayeon- terminaba de explicar el chico.

La coreana estaba realmente feliz, no podía creer que él realmente estuviera haciendo todo aquello para tener su perdón. Las acciones de Seungkwan estaban tocando el corazón de Nayeon, quien simplemente le mostró una sonrisa mientras se ponía pensativa.

-Pues... Me sorprende mucho que estés cumpliendo tu palabra. Incluso con el hecho de que no hayas abandonado a nadie, ya es algo que me hace querer perdonarte aquí mismo- Nayeon decía en tono juguetón, ganándose una sonrisa timida del joven.

-Yo... Realmente quiero hacer algo bueno por alguien... Y por supuesto, por tí también. Se que lo que hice fue horrible Nayeon, pero ese chico inmaduro y soberbio no existe más. Lamentablemente el yo de ahora tiene que encargarse de lo que el yo pasado hizo, se lo debo a las personas que lastimé... A ti- el hablaba tímidamente, con sinceridad genuina; Nayeon podía sentirlo.

-Por mi no debes hacer nada, cómo te dije, yo no necesito nada... Poco a poco, los sucesos de mi vida han ido acomodándose, dándome una nueva oportunidad. Aprovecho cada día...- Nayeon parecía suavizar sus facciones con el chico por primera vez, haciendo sentir relajado al coreano.

-Yo sé, así como se que realmente no puedo devolver nada de lo que te quité ni del tiempo que perdiste... Pero, si puedo darte algo, lo más pequeño que sea, lo haré sin dudar- el decía, entregando una nueva hoja a Nayeon, quien confundida, la tomó.

-¿Que es esto?- la castaña miraba confundida el papel.

-Es la razón verdadera por la cual te he llamado. Verás Nayeon, Bonnon comienza a crecer, por lo que este pequeño edificio necesita muchos ajustes nuevos- comenzaba a explicar. -Mis socios y yo comenzamos a discutir al respecto los nuevos arreglos, pero no logramos llegar a un acuerdo que nos tenga a todos conformes, por lo que decidimos contratar a alguien que pueda realizar algunos rediseños de las estructuras que deseamos remodelar- él le decía, mientras le dedicaba una gran sonrisa.

El corazón de Nayeon comenzaba a palpitar con fuerza.

Confundida miró de nuevo el papel entre sus manos, al final de el documento, había al menos cuatro hojas que explicaban la estructura del pequeño edificio y señalaba los sitios a remodelar.

-Espera... ¿Que es lo que...? No, no...- Nayeon se mostraba realmente nerviosa al empezar a entender que sucedía.

-Si, si, si... Nayeon, lo que te estoy pidiendo es que veas los planos y realices una propuesta para nosotros. Si tú diseño nos gusta, te lo compraremos por una muy buena suma de dinero, y personalmente te contrataré para que dirijas la elaboración de las nuevas salas de práctica y mi oficina- soltaba aquella noticia el chico, haciendo que Nayeon se quedará sin habla.

Toda su vida de universitaria, soño con el día en que alguien quisiera sus diseños. Ahora que lo tenía frente a ella, simplemente se encontraba tan abrumada que no sabía cómo reaccionar.

-Pe-pero ni siquiera tengo título, me faltan un par de meses para graduarme... ¿Tus socios saben que estás contratando a alguien que es primeriza y no tiene título?- ella estaba tan sorprendida que solo hablaba sin considerar tomar la oferta tan fácilmente.

-Se que no tienes título, y como yo soy la mayor causa de que no lo tengas, asumiré las consecuencias de cualquier fallo- explicaba para después dedicarle una sonrisa más amable a la castaña. -Mina me mostró una vez el diseño que hiciste para su oficina y creo que tú trabajo es muy bueno, Nayeon- halagaba el chico mientras se recargaba en su silla. -Además, si a mis socios y a mi nos gusta tu proyecto, te recomendaremos a otras empresas para que comiences a diseñar para ellos también ¿Que opinas, hacemos un trato?- él, aún sonriendo, estiraba su mano para estrecharla con la castaña. -No puedo volver el tiempo Nayeon, pero puedo abrirte una puerta... Es lo menos que puedo hacer por ti, te lo mereces-

Y los ojos de Nayeon pronto se humedecieron, no podía creer que aquello realmente estuviera pasando.
Su sueño cada vez estaba más cerca de hacerse realidad y sin más, con completa confianza y decisión en si misma, estrechó su mano con el joven empresario.

-Bien, haré mi mayor esfuerzo- finalizó.
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Aquella tarde, Mina miraba por la gran ventana de su oficina, no tenía una gran vista, más allá de la calle principal del ministerio público. Simplemente se había tomado un pequeño receso en el que se permitía perder su vista en las personas caminando de un lado a otro.

Se sentía realmente feliz con su vida actual. Nayeon realmente la hacía feliz y Tzuyu también se llevaba bien con la castaña, realmente ni siquiera notó en qué momento esas dos se llevaban tan bien.

Es solo que, había algo que la molestaba desde hace un par de días, y realmente no podía darle nombre a aquello que la tenía tan pensativa y desconcertada.

Alguien llamó a su puerta, y sin responder, espero a que quien llamaba, entrara al lugar. No tuvo que esperar mucho para que la suave fragancia a miel en el ambiente, y el sonido de unos tacones, le dijera que se trataba de Jihyo.

-¿Tomando un descanso de tanto papeleo?- Jihyo le preguntó primeramente, mientras se detenía al frente del escritorio, mirando la pila de papeles que la japonesa aún tenía pendientes.

-Algo así, el aire fresco renueva los pensamientos- contestó la japonesa mientras soltaba un suspiro.

-Ya veo, ¿No crees que sería más provechoso si abrieras la ventana?- y como siempre, Jihyo encontraba las incongruencias en lo que Mina hacía y decía.

Mina suspiró en respuesta, cómo siempre, Jihyo llegaba justo cuando su cabeza era un caos. Y sin decir nada, solo abrió la ventana, sintiendo el fresco viento acariciar tenuemente su piel.

-Se que tiene poco tiempo que te reintegraste a tus actividades y después de dos meses es algo complicado por la falta de práctica y rutina, pero... Vuelves a estar tan pensativa como cuando Nayeon apareció en tu vida de nuevo- La coreana decía, esperando que Mina le dijera que exageraba y que ella realmente estaba bien. Pero inesperadamente, la chica frente a la ventana solo se quedó en silencio, mirando la calle.

-No me mal entiendas Jihyo, realmente soy muy feliz en esta nueva etapa... Nayeon es el amor de mi vida y todos esos escenarios que tuve cuando éramos novias en la preparatoria, ahora son una realidad tan dulce. Pero hay algo que no me deja tranquila- expresaba la pelinegra.

Jihyo estaba consternada por aquello, pues creyó firmemente en qué Mina por fin estaría en paz. Lentamente se acercó hasta la japonesa y se colocó a su lado, para poder hacerle compañía de mejor manera.
L llegar con Mina, pudo ver en esa expresión incertidumbre.

-Me gustaría ayudarte a saber que pasa- comentó la coreana a su mejor amiga.

Mina solo rió levemente mientras peina hacia atrás su cabello.

-Me encanta que siempre estés dispuesta a ayudarme y aclararme, pero en esta ocasión es un poco más complicado de lo que esperaba... Yo realmente no sé que es lo que pasa, solo, repentinamente tengo la sensación de que debo hacer algo, pero... No tento idea de qué- la forma en la que Mina declaró aquello, fue tan auténtica que Jihyo comprendió que la japonesa realmente era honesta con lo que decía.

Entonces, Jihyo simplemente posó su mano sobre el hombro de Mina, llamando su atención.

-¿Tienes que ver con Nayeon? O ¿simplemente es algo que desconoces?- preguntó, a lo que Mina pareció cuestionarse lo un breve momento.

-Realmente... No, creo que es más una sensación personal- trataba de explicar. -No siento que tenga que ver con nadie en particular- aclaró.

La coreana suspiró y le dió un par de palmadas a la más alta, dedicándole una tenue sonrisa.

-Bueno, cuando sientas que sabes que es lo que te molesta y necesites ayuda, yo estaré para ti- declaró.

Mina sabía que Jihyo siempre estaría ahí para ella, de la forma más incondicional posible; siempre lo estuvo, y confiaba fielmente que sería ahora y siempre.

La japonesa simplemente correspondió las palmadas de Jihyo, palmeando el hombro de la coreana también y sonriéndole.

-Bueno, ya que estás tan empeñada en ayudarme y hacerme sentir mejor ¿Que tal y me compras una limonada? Eso sin duda me haría sentir mejor- y volvía la misma Mina de siempre.

-De acuerdo, pero mañana tu invitas las donas- agregó.

Ambas decidieron bajar hacia la cafetería del lugar, conversando de un tema diferente. Mina le contaba a Jihyo sobre como Tzuyu había hablado con ella recientemente para dejar las clases de guzhen y dedicarse únicamente al taller de canto.

-Vaya, así que nuestra pequeña Tzuyu comenzó a crecer. Comienza la etapa rebelde- bromeó mientras iba a la par de Mina.

-Creo que más bien, comienza a descubrir que es lo que realmente quiere hacer y le gusta, eso es grandioso- comentó. -Me pidió permiso para dormir en la casa de su amiga Shuhua hoy. Realmente no estaba segura de darle permiso pero, Nayeon y ella se encargaron de convencerme- tras decir eso, la sonrisa de Mina fue evidente.

-Así que ahora pasaron de no hablarse a aliarse en tu contra, definitivamente tienes problemas Myoui- se burló la coreana.

-No me imagino como será cuando decidamos dar el paso de vivir juntas, será todo un caos- pese a la idea de Nayeon y Tzuyu aliadas en su contra para hacer travesuras, a Mina la hacía sonreír aquel hecho.

-Así que realmente lo de Nayeon es serio, tan serio que piensas vivir con ella más adelante ¿eh?- Jihyo no perdió la oportunidad de burlarse un poco más de su mejor amiga, quien simplemente respondió con un empujón amistoso.

-No lo sé, quizá - y con aquello último, ingresaron a la cafetería del lugar, dispuestas a pasar un rato agradable, antes de volver a trabajar.

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Durante la tarde, Nayeon terminaba las actividades en casa de Mina y, después de usar ropa linda pero casual, decidió dirigirse al trabajo de Mina, tenía un par de noticias que darle y le encantaría saber que opinaba la japonesa al respecto.

Ingresó al edificio con total calma, saludando a algunos de los presentes, quienes ya la conocían, esto por las constantes visitas. Y finalmente, se topó con la puerta de la oficina de Mina, tocando un par de veces, antes de escuchar a la chica diciendo un "adelante" del otro lado.

Nayeon entro tan jovial cómo de costumbre, encontrando a su amada, sentada frente a su escritorio y con un montón de papeles ordenados y listos para entregar, así como unos cuantos documentos más que aún revisaba minuciosamente.

-Señorita abogada, me parece que tendre que demandarla- dijo primeramente, notando cómo Mina levantaba la vista y le sonreía.

-¿Ah sí? Y ¿Bajo que cargos?- la japonesa le siguió el juego e hizo a un lado los papeles pendientes que tenía para centrarse en Nayeon.

La castaña simplemente llegó hasta el escritorio de Mina y se sentó sobre este, mirando de forma traviesa a la japonesa. Después, jugó coquetamente con el cuello de la camisa blanca de Mina y después la miró a los ojos.

-Robarse mi corazón- sonrió divertida, para después acercar a la pelinegra hasta ella y robar un suave beso en sus labios.

Fue rápido, pero agradable y cálido, cómo todos los besos que compartían. Nayeon jamás se cansaba de besar a Mina.

Cuando se separaron, se dedicaron una sonrisa mutua.

-Soy culpable de todos los cargos- Mina finalizó con la broma, saca dole una pequeña risa a Nayeon.

-Veo que tuviste mucho trabajo ¿Saldrás tarde hoy? - preguntó con más calma, a lo que Mina volvió a recargarse en su asiento y miró detenidamente los papeles en su escritorio.

-Realmente no sé, convénceme- Mina decía, dedicándole una sonrisa pícara a la coreana, quien hizo cara de sorprendida para después simplemente reír.

-¿Ah sí? Pues, tengo en la mente algo de pizza, o quizá una hamburguesa... Incluso Sushi. Y también, tengo algo que decirte que me tiene muy emocionada- con aquella intriga, Nayeon bajaba del escritorio de Mina y se acercaba a ella con normalidad.

-Vaya, realmente quieres parecer intrigante, me encanta- Mina sonrió y se levantó de su asiento para robar un beso más a Nayeon, antes de responder. -Bien, acepto; solo porque me darás pizza y sushi- la japonesa daba su respuesta.

-Excelente, esperaré aquí a que termines- dijo Nayeon, poniéndose cómoda en el pequeño sofá que Mina tenía en la oficina.

-Bien, solo iré a entregarle esto a Chan y podremos irnos ¿Te parece?- Mina tomaba una de las cajas con papeles y se dirigía a la salida.

Nayeon esperó pacientemente a que Mina regresara. Cuando la japonesa volvió, simplemente guardo un par de cosas en los cajones de su escritorio y se acercó a Nayeon.

-Bien, bella dama, estoy lista para que nos vayamos- dijo coqueta y Nayeon respondió con un beso en la mejilla de la más alta.

-Que guapa te ves, Mina. Verte con ese pantalón negro y esa camisa blanca, me mata- Nayeon respondía mientras caminaban a la par a la salida de la oficina de Mina.

Ambas chicas tuvieron un viaje ameno, dirigido por Nayeon. Ambas quedaron de acuerdo en comer algo de sushi y cuando encontraron un buen lugar, se sentaron cerca de una ventana para disfrutar la vista y poder conversar amenamente.

-¿Aun te gusta el sushi de salmón? Siempre me pareció muy duro comerlo con ese toque de wasabi- Mina le decía a Nayeon al ver el plato que le entregaban a la coreana.

-El picante es lo mío, ya sabes- contestó con una sonrisa tenue.

- Bien pues, ya que tenemos comida y un lugar cómodo, dime ¿Que es esa noticia que tienes para contarme?- Mina daba un primer bocado a sus rollos de atún.

Nayeon simplemente sonrió tontamente, mientras movía inquieta sus piernas. Le emocionaba decirle la buena noticia a Mina.

-Pues, hoy recibí una llamada de Seungkwan para reunirme con el en su oficina- Nayeon comenzaba a hablar.

-¿De verdad? Y ¿Que sucedió?- Mina de inmediato pareció curiosa al respecto.

-Pues, resulta que después de que me rogara por ir, accedí y me mostró el avance de su proyecto con el muerto Sunrise- Nayeon comenzaba a explicar, tomándose una pausa para tomar un rollo de sushi. -Bien, pues al parecer las cosas están saliendo bien poco a poco, me mostró un montón de gráficas y papeles que no entendí del todo, pero resulta que, realmente está cumpliendo con su palabra y está levantando ese lugar- Nayeon continuaba, poco a poco su sonrisa crecía pues estaba más cerca de decirle a Mina la noticia mayor.

-¿De verdad? Me alegro mucho que esté funcionando su plan y sobre todo, que te sientas feliz por qué lo este logrando- Mina era totalmente sincera.

-Pero eso no es todo Mina. Después de que me hablara de eso, el me dijo que le gustaría que realizará un par de diseños para el edificio viejo de Sunrise. Si a sus socios les agrada mi proyecto, piensan comprarmelo y recomendarme con otras empresas- Nayeon por fin soltaba aquella información totalmente emocionada. - y no es todo, dijo que va a hacerlo incluso sin que yo tenga un título y que se hará responsable del resultado del proyecto- La sonrisa que Nayeon tenía al decir aquello, Mina no la había visto en mucho tiempo.

Se sentía realmente agradable, estaba feliz por su novia. Esa enérgica y alegre Nayeon de la que siempre estuvo enamorada, verla tan jovial cómo siempre llenó su corazón y claro, no pudo evitar sentirse contagiada por la alegría de la castaña, levantándose de su lugar y propinandole un abrazo que Nayeon respondió mientras daba un par de saltos.

-¡Mina, un grupo de empresarios están interesados en mi trabajo! De verdad estoy muy feliz- continuaba diciendo mientras se separaba un poco del abrazo y miraba directamente a la japonesa. - Todo comienza a ser como antes... ¡No, es incluso mejor que antes! Mina, por fin algo de lo que hago es relevante y digno- dicho esto, Mina volvió a abrazarla, está vez de forma más tranquila y cálida.

-No digas eso Yeonnie, siempre trabajaste dignamente y, lo que hiciste por Tzuyu y por mi siempre fue algo relevante, desde sacarnos sonrisas, hasta cuidarnos como lo haz hecho hasta ahora- Mina comenzaba, haciendo acelerar el corazón de la coreana. - Me alegro mucho por esto Nayeon, de verdad mereces todo lo que está pasandote, todo saldrá bien, tendrás a esos empresarios en tu bolsillo, ya verás- y alejándose un poco, besaba nuevamente los labios de la coreana, sonriendo mientras lo hacía.

-De verdad, me siento dichosa de que pueda compartir esto contigo... Realmente, todo esto ha sido posible gracias a ti- Nayeon acariciaba su negro cabello.

-¿Que dices? Si esto ha sido posible por tu esfuerzo y dedicación- correspondió la caricia.

Nayeon simplemente bajo la mirada un momento, completamente apenada, para después ver fugazmente a Mina, el brillo de sus ojos, su sonrisa tan singular y con la cercanía, aspirar el dulce aroma a lavanda en la japonesa. Nayeon amaba ese olor, esa sonrisa, esos ojos oscuros y brillantes que le decían que la amaban con pasión.

-Realmente eres un sueño- fue lo único que pido articular la coreana, sonriendo una vez más.

Mina simplemente soltó una risa tímida.

Una vez disfrutaron de aquel emocionante momento, volvieron a sentarse para terminar de disfrutar su comida, hablando de como había marchado su día y lo mucho que tenían por hacer.

-Es cierto, Tzuyu tendrá esa pijamada ¿Verdad? La escuché hablar por telefono con su amiga Shuhua en la mañana, antes de irse a la escuela- Nayeon mencionaba, a lo que Mina asintio.

-Si, tu y ella me lloriquearon la semana pasada para que la dejara pasar la noche con su amiga ¿Recuerdas? tendrán una pijamada y verán películas- Mina respondió.

Nayeon alcanzó la mano de Mina, para darle una caricia y dedicarle una sonrisa divertida a la abogada.

-Tzuyu tendrá una pijamada y vera películas. Tu y yo también deberíamos de tener una pijamada, tengo helado y frituras en casa- la coreana proponía, notando cómo Mina la miraba con una sonrisa mientras arqueaba una ceja.

-¿Estás usando de pretexto eso para invitarme a tu casa?- La abogada parecía divertida.

-No es un pretexto, tengamos una noche de películas ¿Que dices? Prometo que tú auto no perderá las llantas- bromeó con la primera noche que pasaron juntas en el antiguo departamento de Nayeon.

Mina fingió pensarlo dudosa, pues sabía perfectamente que estar con Nayeon era su mayor deseo en ese momento, por lo que simplemente asintio.

-Bien, tendremos una pijamada de adultas, solo si el helado es de chocolate- aceptaba la invitación.

Y con los planes listos, ambas adultas terminaron su comida y, emocionadas, se dirigieron al departamento de Nayeon.

Cuando llegaron, se pusieron cómodas, Mina podía ver qué ese nuevo lugar era muchísimo mejor que el primero que visitó. Y aunque ya había estado en ese lugar, no se había tomado el tiempo de mirarlo más detalladamente. Seguía teniendo ese toque sencillo y hogareño, característico de Nayeon.

-Me encanta lo que hiciste con este lugar, es tan acogedor- Mina soltaba aquel halago para Nayeon, quien simplemente le sonrió.

-Para serte honesta, Jeongyeon me sugirió mucho sobre reacomodar los muebles y eso- contestaba Nayeon mientras se dirigía a la cocina.

-Pues, tiene buen gusto- Mina de verdad se sentía como en casa.

-Se pondrá feliz de saber que dijiste eso- Nayeon hablaba desde la pequeña cocina.

Nayeon salió de la cocina con el helado prometido y dos bolsas de frituras, listas para ser abiertas y saboreadas.

-¿Te molesta si vamos a mi habitación? La pantalla está ahí- decía Nayeon a Mina, quien simplemente se acercó para ayudarla a llevar las frituras.

-En absoluto, seguro miras la TV hasta tarde ahí- se reía Mina, sabiendo que seguramente por eso estaba aquella tele ahí.

Ambas adultas ingresaron al pequeño pero acogedor dormitorio de Nayeon y se pusieron cómodas en la cama de la coreana.
Nayeon trono el control de la pantalla y comenzó a buscar entre todo el catálogo, algo bueno para ver, sabía bien que Mina prefería las películas de acción, así que decidió irse por ese lado. Mientras tanto, Mina abría el bote de helado para probarlo.

-¿Que te parece esa? Está tu actor favorito en la portada- Nayeon le preguntaba a Mina, quien pareció pensarlo un breve momento.

-Umm no me apetece mucho, baja un poco más- comentó mientras seguía mirando la pantalla.

Nayeon bajo un poco más hasta topar una película en especial que la hizo detenerse y soltar una pequeña risa.

-Mira, es la película que nunca terminamos de ver- Nayeon señalaba, cuando Mina vio de cual se trataba, entendió la risa de Nayeon.

-Oh no, jamás pude retomar esa película- Mina también reía, pero lo hacía un poco nerviosa.

No era cualquier película, se trataba de aquella que miraban la tarde en que Mina y ella estuvieron juntas por última vez; antes de la graduación de la japonesa.

-Sabes... Yo tampoco la volví a retomar- dijo Nayeon, acariciando la pierna de Mina, dedicándole una triste sonrisa.

Ambas se miraron un breve momento, con esa melancolía en sus ojos. Mina fue la primera en romper con el silencio, sonriéndole a Nayeon.

-Bueno, pues quizá 9 años sean demasiado tiempo para retomarla, pero quiero hacerlo ¿Te parece bien?- propuso, a lo que Nayeon se calmó un poco y asintio.

-Bien, pues veremos Leon el profesional, después de tantos años- rio Nayeon mientras la seleccionaba, y una vez puesta, se acomodo en la cama al lado de Mina.

Ambas comenzaron a ver aquella película, calladas al principio, sorprendiendose de lo buena que era pese a tantos años de haberse estrenado. Pasaban los momentos tensos, así como los graciosos. Conforme iba pasando la cinta, comenzaban a comentar algunas partes entre ellas, incluso uno que otro recuerdo.

-¡Oh, recuerdo tanto esta parte! Realmente me parece adorable como él juega con ella pese a que no tiene ni idea- Nayeon menciona señalando la pantalla y Mina riendo al momento.

-Creo que yo no lo recuerdo mucho, fue aquí donde estaba ocupada en otra cosa- la japonesa reía tímida al respecto.

-¿Que hacías?- la castaña realmente era inocente del momento, cuando Mina comenzó a reír nuevamente.

-Estaba ocupada con mis manos bajo tu blusa- respondió sin más, logrando que Nayeon guardara silencio.

No lo noto inmediatamente, pero la coreana sintió el calor subir hasta su cara y concentrarse en sus mejillas. Quizá lo omitió de momento pero, aquel había sido el momento en el que Mina y ella habían decidido ir más allá de los besos y las pequeñas caricias la primera vez, momento que ni siquiera estuvo cerca de concretarse por la inesperada llamada de Jeongyeon aquella tarde.

Mina por su parte entendió el silencio de Nayeon y se sintió algo apenada también. Sin embargo, la creciente curiosidad no la abandonó en ningún momento, mirando a Nayeon con la mirada perdida en la pantalla.

-Venga, no ignores la película por segunda vez, Yeonnie. A menos que la razón por la que la quieras ignorar sea yo- y haciendo aquel coqueto y atrevido comentario, Mina siguió mirando la pantalla, mientras daba un último bocado de helado.

El corazón de Nayeon realmente latía con fuerza y brusquedad, sus manos habían comenzado a sudar por lo último que había dicho Mina. Claramente aquello había sido una insinuación, o quizá Mina solo bromeaba, no estaba segura del significado, solo sabía que no podía con la emoción en su interior.

-Tienes razón, sería gracioso que no solo retomemos la película después de 9 años, sino también aquello...- en un tartamudeo, Nayeon también comenzó a reír, siguiendo con la broma de la japonesa.

Ellas eran pareja actualmente, se besaban, sabían todo la una de la otra. Y aún con ello, Nayeon no se había imaginado en aquella situación con Mina, al menos no desde que la volvió a ver.

Ahora tenía un debate consigo misma, tratando de entender que pasaba, si estaba bien o si podría con ello.
Por su parte, Mina simplemente miraba a la mayor quieta y pensativa, con aquella expresión de incertidumbre y nerviosismo, por lo que supo lo que debía hacer.

Todo en Nayeon cambio cuando sintió a la japonesa acercarse a ella, posar sus manos sobre sus hombros rígidos y depositar un beso en su redonda y ruborizada mejilla, para después seguir un pequeño recorrido de besos desde ahí, hasta la oreja de la coreana.

-Acepto la propuesta, Nayeon unnie- le Susurró, dejando que la calidez de sus labios, volvieran a besar la piel de la castaña, quien se estremeció con fuerza y aquella típica punzada agradable en el vientre bajo se hizo presente.

Nayeon giró su rostro hacia Mina, haciendo contacto visual con ella y pensando detenidamente si aquello era un sueño. Pero no lo era, su hermosa Mina estaba ahí, buscando la calidez de su cuerpo.
El brillo en sus ojos, sus labios rosados y finos.

Instintivamente relamio sus labios y los mordió levemente.

-¿De verdad está sucediendo?- preguntó Nayeon a la japonesa, quien simplemente le dedicó una tenue sonrisa.

-Si, solo tienes que besarme otra vez- Susurró Mina , rosando su nariz contra el cuello de la coreana, permitiéndose embriagarse del dulce y suave aroma a vainilla de Nayeon.

A partir de ese punto, Nayeon se entregó a los brazos de Mina y todo siguió su curso.

Nayeon había tenido sexo anteriormente, pero, ni antes ni después, había sido la experiencia que esperaba. Si a ella se lo preguntaran, probablemente respondería con un "No te pierdes de nada" sin embargo, lo que estaba experimentando con Mina en ese momento, iba más allá de lo que podía haberse imaginado.

Desde el recorrido de sus labios en su cuello, pasando por las caricias de sus dedos contra su torso y abdomen, hasta el momento en que sintió el primer toque realmente íntimo.
Pasó del erizar simple de su caliente piel, a el sudor, paso de una profunda respiración a constantes jadeos que se permitían pronunciar de vez en vez el nombre de su apasionada amante, y paso de los besos, a mordidas y rasguños que sacaron uno que otro gruñido a la pelinegra que estaba amándola, haciéndola suya.
El rosar de su piel contra la de ella fue un punto exquisito, desde la desnudes del torso de la menor acariciando su propia desnudes, los dedos recorriendo sus costados y el borde de sus pechos, hasta los labios de la abogada recorriendo los muslos internos de sus piernas, buscando ascender hacía el ansiado tesoro que la aguardaba.

Mina se deleitó de su calidez y sabor.

Cuando fue su turno de tocar a Mina, se dispuso a qué sería la experiencia más anhelada y placentera para ella.
Tantas noches imaginó a la japonesa bajo su cuerpo, con el rostro ruborizado y sudoroso, aclamando su nombre. Ahora la tenía ahí, retorciéndose ante el constante rosar de sus dedos contra sus puntos más sensibles, suspirando constantemente su nombre.

Vio tantos ángulos de ella, y como tanto lo anheló, pudo verla sudar y gemir como sus más oscuros y deseosos sueños se lo presentaron tantas veces.

Todo le encantó de Mina, desde su suave voz pidiendo más, hasta los mordiscos en su cuello, e incluso el sentir de los dedos enredados en su cabello castaño, esto cuando está vez, Nayeon decidió disfrutar del sabor de Mina.

Finalmente ambas se fundieron entre el calor y deseo que sentían, pero sobre todo, entre aquel apasionado amor.

Nayeon le perteneció a Mina, y Mina a Nayeon en una primera vez llena de tantos sentimientos y emociones.

Ambas se entregaron al amor de su vida totalmente.

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La luz de un nuevo día golpeó el rostro de Mina, quien poco a poco se incorporó un poco, lo primero que vio al girar su rostro, fue la tersa y blanca espalda desnuda de Nayeon, quien dormía plácidamente a su lado.

Sonrió ante la vista y los recuerdos de la noche anterior, por lo que se acercó hasta la coreana y depositó un par de besos sobre su hombro desnudo.

La coreana no reaccionó, simplemente siguió inmersa en los dulces sueños que tenía.

-Nayeon, despierta pequeña perezosa- la abogada le susurraba al oído con todo el amor que podía expresar, pero nuevamente, Nayeon no se movió en absoluto.

Mina no volvió a llamarla, simplemente se dedicó a estirarse mientras bostezaba.
Al realizar aquella acción, pronto sintió un ligero picor en su espalda, no habría que ser un genio para descifrar que el picor en la espalda de Mina era obra de las uñas de Nayeon la noche anterior, por lo que la japonesa tentó un poco su espalda, notando que efectivamente, al tocarse el picor aumentaba.

-Oye Yeonnie, ¿Tienes algo para el ardor?- preguntó Mina a la coreana, quien ni siquiera respondió.

Ante la falta de respuesta de Nayeon, Mina decidió buscar por su cuenta, dirigiendo su mirada a la mesita de noche a su lado. Sin problema alguno se estiró para abrir el cajón, con la esperanza de encontrar un poco de la pomada mentolada que Nayeon solía usar para las constantes rinitis que tenía, gracias a su sinusitis.

Mina remueve un par de cosas de aquel cajón con la esperanza de encontrar la ansiada pomada para aliviar su malestar.
Sin embargo, su búsqueda pasa a segundo término, cuando se topa con algo en el interior de aquel cajón.

La pelinegra parpadea un par de veces para asegurarse que está mirando bien, que no es una ilusión o un error en sus ojos, pero, por más que los talla, se da cuenta que lo que mira dentro de ese cajón es real.

Mina entonces, decide sacar aquel sobre del cajón de Nayeon, observándolo con evidente sorpresa e incertidumbre.

¿Por qué? ¿De que se había perdido?

Mina no pudo hacer nada, más que susurrar el nombre escrito en aquel sobre amarillo.

-Son Chaeyoung...-

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🐰🐧🐯

Si, ya pueden gritar jaja.

Feliz año nuevo a todos, muchas gracias por sus votos, sus comentarios y sus lecturas, me hace feliz que gran parte me han acompañado a lo largo de esta historia. Y bueno, aún quedan tres capítulos más antes de darle fin.

Gracias de verdad ❤️

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