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Capítulo 33 "Gracias, amiga mía"

-Yo se que prometí llevarte, pero no es tan sencillo, Tzuyu. Hay que ir a recojer a Mina y ambas están en el mismo hospital- Nayeon hablaba con la menor de la casa Myoui. Tzuyu estaba algo molesta e impaciente, pues si bien había enfocado su atención en Mina la última semana, ahora que la japonesa ya estaba mucho mejor y sería dada de alta, quería ver a su madre Chaeyoung.

-Ya lo sé, pero no quiero que mamá Chaeyoung piense que dejé de quererla o preocuparme por ella- Tzuyu decía mientras baja un momento la mirada. -Yo realmente deseo verla...- y su voz pareció más suave y dolida.

Nayeon suspiró, sabía que Tzuyu no cedería y por supuesto, estaba en pie la promesa que le hizo a ambas sobre frecuentarse.
Sin embargo, no deseaba que Tzuyu se sintiera abrumada por el estado de Chaeyoung, ella misma, la última vez que vio a la artista rubia, experimentó la sensación más dolorosa y triste al ver a Chaeyoung, pues comenzaba a notarse de verdad la decadencia en ella.
No quería que Tzuyu tuviera esa imagen de alguien que amaba.

-Escucha, hagamos algo, llamaré a Chaeng, y llegaremos a un acuerdo ¿Está bien? Si ella dice que puedes ir, entonces te llevaré sin replicar- Nayeon decía aquello, ganándose una mirada algo insatisfecha de la menor.

-¿Por qué quieres evitar que vaya?-Tzuyu de verdad estaba intrigada, por lo que cuestionó rápidamente a la coreana.

-Sabes que Chaeyoung no lleva ningún tratamiento, así que... Realmente su estado no es el mejor. No quiero que resultes lastimada por lo que vayas a ver- Nayeon era completamente sincera con la adolescente, quien pareció pensarlo un poco y después miró con firmeza a la adulta.

-¿Crees que no sé lo crudo que puede ser ver a mamá? Ya sé que tiene cáncer terminal y se lo que le hace el cáncer terminal a las personas... No me importa como se vea, Nayeon; lo único que me importa es poder ver a mi madre y ya- y con la determinación en su rostro y voz, dejaba claro si deseo.

Podía entender a Tzuyu, la forma en la que se aferraba a sus sentimientos. Ella misma lo había experimentado infinidad de veces, por lo que simplemente asintio, acercándose a Tzuyu y colocando su mano sobre el hombro de la menor, llamando su atención.

-Comprendo lo que quieres decir y como te sientes ¿De acuerdo? Llamare a Chaeyoung para preguntarle si podemos ir a verla- Nayeon le dedicaba una cariñosa sonrisa a Tzuyu, cosa que la menor correspondió.

Nayeon simplemente saco su teléfono celular y busco el número de Chaeyoung, comenzó a sonar el timbre de espera, para que la artista tomara la llamada; y aunque tardo un poco, pudo contestar.

-Hola Nayeon, ¿Cómo va todo?- se escuchó desde el otro lado de la línea, aquella era una voz dificultosa, que hacía breves pausas para hablar.

-Hola Chaeng, me encuentro mucho mejor, ya puedo movilizarme con más tranquilidad. ¿Que hay de ti?- Nayeon respondia algo nerviosa a la llamada, intenta a encontrar el momento oportuno de preguntar a la artista sobre su visita.

-Pues... Yo no importo, solo quiero que esto termine ya- fue lo que respondió Chaeyoung, provocando un pequeño dolor en el pecho de Nayeon.

-Entiendo... Sabes, quería ir a verte porque tengo muy buenas noticias que darte- comenzaba tenta do el camino.

-Oh, me parece bien, estaré gustosa con tu visita- Chaeyoung ya sospechaba que era lo que iba a decirle Nayeon. No hacía falta, después de todo, ella escuchó la confesión de Nayeon y la repuesta de Mina.

-Grandioso... Y también, Tzuyu quiere ir a verte...- y por fin, después de que no se negara a su visita, echó por delante la presencia de Tzuyu también.

La coreana castaña se inquieto al no escuchar una respuesta pronta de Chaeyoung, pues parecía vacilar en si aceptar o no la visita de su amada hija.

Por su parte, Chaeyoung realmente estaba indecisa; por supuesto que deseaba ver a Tzuyu y saber cómo se encontraba, pero por otra parte, le daba vergüenza y la angustiaba, pues su estado realmente era malo ya. No había día en el que Chaeyoung no tuviera que tener una máscarilla con reservorio puesta, la cual se quitaba únicamente para beber algo de agua y comer un poco. Los oscuros círculos adornando bajó sus ojos y la delgadez de su débil cuerpo tampoco eran algo lindo de ver.

Nayeon estaba sumamente nerviosa, esperando respuesta mientras Tzuyu la observaba detenidamente. Tenia que hacer algo.

-Chaeng... Yo sé que quizá no te sientes del todo lista, pero... Tzuyu quiere verte sin importar qué. A ella no le importa nada, solo poder tomar tu mano...- Nayeon trataba de persuadir a la artista.

Chaeyoung tras las palabras de la mayor, tomo un momento para pasar saliva dificultosamente, y después, con dificultad por fin dijo algo.

-No quiero que vea mi cuerpo decadente... No quiero que lo último que ella vea de mi sea esto...- confesaba la rubia, conteniendo las lágrimas.

-Y ella no quiere desperdiciar ni un solo día, ahora que aún puede verte- Nayeon respondía con total seguridad, notando cómo los ojos de Tzuyu se rosaban, en un intento de contener las lágrimas.

Chaeyoung entonces se sorprendió de lo que la otra coreana acababa de decirle, realmente estaba conmovida por el deseo de Tzuyu y la voluntad de Nayeon.
Quizá ser un poco egoísta en sus últimos días no estaría mal, quizá era mejor permitírselo, porque moría de ganas de ver a su amada hija.

-Nayeon... Estoy ansiosa por recibirlas a ambas hoy. Reglamente lo deseo con todo mi corazón- Chaeyoung decía por fin, haciendo que Nayeon soltara un suspiro de alivio y sonriera.

-Allá estaremos, ambas emocionadas por verte- y con eso último, Nayeon colgaba la llamada.

Tzuyu parecía realmente emocionada.

-¿Dijo que si?- preguntó sin mesura.

Nayeon solo le sonrió y posó su mano sobre el hombro de Tzuyu.

-Ve por lo que necesites, vamos a ver a tus madres- aclaró.

Tzuyu sin más, asintio enérgica y subió las escaleras a su habitación, parecía que iba por algo en especial para Chaeyoung.

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Después de un breve viaje en el auto de Mina, Nayeon por fin estacionaba y bajaban ella y la Taiwanesa, esto en busca de la habitación de Chaeyoung. Mientras caminaban por los pasillos del hospital, ambas conversaban sobre las flores que llevaban tanto para Chaeyoung cómo para Mina, alardeando que la elección de ellas era la mejor.

-Te lo digo, Mina ama los tulipanes, es claro que le gustará más mi ramo- Nayeon decía aquello, bromeando con la menor.

-Pues también le gustan las rosas, así que en definitiva amara más la mia- contraatacó.

-¿Que dices niña? Si ella y yo nos conocemos más años de los que tú has vivido- su voz sonaba retadora.

-Ya veremos- se limito a aquello Tzuyu, haciendo reír a la mayor.

Finalmente llegaron a la habitación de Chaeyoung, quien se encontraba en el área de oncología y evidentemente en aislamiento por su nulo manejo de la enfermedad.

Nayeon permanecía quieta, dudando de si realmente seria una buena idea, tampoco quería que Tzuyu saliera lastimada, porque la quería y le importaban los sentimientos de la Taiwanesa, pero no había más que hacer, solo respetar los deseos de ambas.
Finalmente, tocó con suavidad la puerta, para después abrir con cuidado e ingresar primero.
Fue lento y con cuidado, notando que Tzuyu hacía lo mismo tras de ella.

Finalmente a paso cuidadoso, por fin hacia contacto visual con la figura en la camilla de esa habitación.

Nayeon se tensó al ver el estado de Chaeyoung y casi por un instante hace retroceder a Tzuyu y cubre sus ojos, pero fue tarde, pues Tzuyu también había ingresado lo suficiente a la habitación como para mirar a su madre Chaeyoung.

-Mamá...- Susurró al ver a la artista postrada en la cama.

La toma burbujeante de oxigeno resonaba, la mirada de Chaeyoung parecía cansada y adornada de cuencas oscuras bajo sus ojos, la delgadez de su cuerpo, Tzuyu al verla pensó que si no trataba con cuidado a la coreana rubia, rompería alguna de sus extremidades. Chaeyoung realmente estaba decadente.

El corazón de ambas visitas se estrujó.

-Bienvenidas... Realmente me da gusto verlas- se escuchó aquella voz letárgica saludandolas.

Nayeon deseaba ser la primera en hablar, esto para darle los ánimos suficientes a Tzuyu, pero no era lo apropiado, quería que Tzuyu tomara la iniciativa, así como dijo que lo haría, esto para hacer sentir a Chaeyoung amada por sobre todas las cosas.
Y como si hubiera conectado su pensamiento con el de Tzuyu, la Taiwanesa por fin dió un paso al frente, caminando hasta llegar a la orilla de la camilla y con cuidado tomo su mano.

Chaeyoung siente aquella calidez, la pequeña mano de su pequeña e instintivamente sonríe, el toque de Tzuyu era de los más valiosos para ella, tan reconfortante y bello.
Miró a la Taiwanesa, cómo corresponde a su débil sonrisa y finalmente, tomando el aire suficiente para no tener un ataque de tos, por fin habla.

-Mi pequeña ¿Cómo está mi dulce Tzuyu?- preguntaba primeramente, notando cómo los ojos de Tzuyu volvían a enrojecerse.

-Feliz de poder verte nuevamente, Mamá Chaeng...- contestó mientras con su pulgar se permitía acariciar la tibia piel de la rubia. -Desde que ocurrió lo del juicio he deseado tanto verte, estaba preocupada por mamá Mina y preocupada por ti- continuaba mientras su voz parecía quebrarse.

Y sin previo aviso, Tzuyu se inclina cerca de Chaeyoung, para poder abrazarla; finalmente las lágrimas cayeron.

-Tenia tanto miedo... No paraba de pensar que podría perder a Mamá Mina, no cuando sé que voy a perderte pronto a ti... Me aterraba tanto- confesaba, logrando que Chaeyoung logrará soltar un par de lágrimas también y que Nayeon ocultar su mirada, pues le dolía ver así a Tzuyu y por supuesto, pensar en que Chaeyoung no tenía mucho tiempo ya.

Chaeyoung correspondió el abrazo con la poca fuerza que tenía, acariciando la espalda de la menor y, haciendo a un lado la mascarilla un breve momento, se permitía besar la frente de su hija.

-Jamás estarás sola otra vez, Mina está mejor y no soltara tu mano nunca. Y yo... Yo siempre estaré contigo, aunque no puedas verme, siempre estaré contigo aquí- dijo Chaeyoung, señalando en la frente de Tzuyu, confundiendo un poco a la menor. -estaré en tu memoria y tus recuerdos- finalizaba.

Tzuyu entonces, simplemente sonrió más ampliamente, limpiando las lágrimas que había dejado escapar, para finalmente asentir, creyendo fielmente en que Chaeyoung decía la verdad.

-Por eso, quiero estar aquí cada día, mientras aún te tenga, mientras aún pueda verte y tocarte- Chaeyoung se sorprendía de las palabras de Tzuyu, la adolescente quería estar con ella pese a su apariencia.

Por supuesto que sí, aquel día en que se conocieron, Mina y ella se encargaron de darle la confianza a Tzuyu de que era una niña hermosa, que todos esos niños crueles del orfanato mentían al llamarla fea. Ahora era el turno de Tzuyu de asegurarse de que Chaeyoung supiera que sin importar nada, seguía siendo una hermosa persona que merecía ser igual de amada, sin importar como se viera.

-Pero... ¿Estás dispuesta a ver toda esta decadencia? Cariño, no quiero que lo último que veas de mi sea esto- Chaeyoung dejaba a flote su inseguridad frente a su hija, quien simplemente le sonrió y depósito un casto beso en la mano libre de la artista.

-Mamá Cheng siempre será la mamá más bella y dulce, no hay nada en el mundo que me haga cambiar de opinión- contestó con seguridad. -Yo lo único que quiero, es poder quedarme a tu lado hasta el último momento...- y con eso dicho, Tzuyu buscaba en su mochila algo, aquello era sumamente especial para ambas.

Chaeyoung miró sorprendida lo que Tzuyu había sacado de aquella mochila, sus lágrimas está vez fueron inevitables y simplemente esperó a que hablara.

-En cada momento me acompañó una parte de ti, cómo cuando prometiste que Mamá Mina y tú volverían por mí, aquel día en que las conocí... Ahora yo quiero que, cuando el momento en que te vayas llegue, una parte de mi esté contigo, sin importar nada- Tzuyu hablaba, extendiendo el objeto hacia Chaeyoung y que ella pudiera tomarlo.

Nayeon no lo sabía, pero había visto a Tzuyu con aquel peluche de perro Golden con regularidad, aquel era sumamente significativo y valioso para Tzuyu y Chaeyoung.

La artista simplemente lo tomó y lo envolvió entre sus brazos, apreciando el gesto de Tzuyu y que decidiera darle una parte de ella.

-Te sentiré más cerca de mi ahora- decía Chaeyoung, sonriéndole en medio de sus lágrimas a la Taiwanesa.

-Me alegra mucho, espero me sigas recibiendo con el mismo entusiasmo, mamá Chaeng- Tzuyu contestaba gustosa.

Nayeon solo permaneció un poco atrás, dejando que madre e hija interactuar como tanto lo deseaban. Ambas se pusieron al día en lo último que había pasado con sus vidas, la escuela, la estancia en el hospital, algún nuevo amigo, muchas cosas, esto mientras Nayeon solo era una espectadora.
Finalmente, después de un momento, Chaeyoung llamó su atención, para que pudiera acercarse también.

-Gracias por traerla... Me alegro de que me dieras el valor para hacerlo- La artista le agradecía a Nayeon al respecto, por lo que la chica solo asintio con una sonrisa.

-Se que ambas serían felices al respecto- Nayeon decía, mientras se quedaba al lado de Chaeyoung también.

Estaba nerviosa, sabía que tenía que hablar con Chaeyoung respecto a Mina, sobre todo lo que había pasado. Y aunque era un trato mutuo, no dejaba de sentir nervios por como reaccionaria Chaeyoung, pues, estaba a punto de romper su corazón...
Y Chaeyoung, ella no era tonta, sabía que Nayeon luchaba por decirle algo que ya sabía; esto debido a la expresión nerviosa de la castaña y el como parecía mover sus dedos inquieta.

-Gracias Nayeon, de verdad, se que te estás esforzando mucho por mi y por Mina...- poco a poco, Chaeyoung conducía a la mayor a aquello que la tenía tan nerviosa.

Y Nayeon, ella sabía que no podría evitarlo, por eso estaba ahí, era el momento...

-Si... Sobre eso, yo he cumplido tu último deseo Chaeng- soltó en un arrebato de valentía, desviando un breve momento la mirada de la mujer en la cama. -Ella... Aceptó mis sentimientos- agregaba.

Nayeon espero cualquier reacción de Chaeyoung, y le aliviaba que lo primero que hiciera la rubia fuera sonreír tras un suspiro, permaneciendo con los ojos cerrados un breve momento, lo cual parecía eterno para Nayeon.

-Me siento realmente feliz Nayeon, mi amada Mina por fin está amando de nuevo- contestó primeramente, aún sin abrir sus ojos. -¿Estás bien con eso, Tzuyu?- preguntó a su hija, quien solo acaricio su mano con cariño.

-Lo estoy, mamá Chaeng- contestaba.

Nuevamente, Chaeyoung sonreía nuevamente, y abriendo lentamente los ojos, miraba a Nayeon directamente, dedicándole una sonrisa aún más amplia y cariñosa.

-Gracias Nayeon... Por hacer mi último deseo realidad. Puedo marcharme en paz, sabiendo que mi familia está en manos de alguien como tú. Lo único que queda en mi corazón ahora, son buenos deseos para ti y mi amada familia, que ahora será tu familia.- comenzaba a decir Chaeyoung, su voz era tan tranquila y pacífica. -Cuida con todo nuestro amor de ellas. Amalas tanto como yo, y si puedes amarlas más, entonces házlo- continuaba.

Nayeon podía sentir el creciente nudo en su garganta formándose, aquello sonaba como una despedida, como si Chaeyoung estuviera totalmente segura de que esa sería la última vez que la verían con vida.

-Chaeyoung...-

-Gracias por hacerlo, Nayeon... Amiga mía...-

Y aquello fue todo lo que Nayeon necesito para acercarse a la camilla y abrazar a Chaeyoung, tomándola por completa sorpresa. La artista no espero jamás eso, se sentía tan sorprendida que no supo cómo reaccionar, pero finalmente, después de unos segundos, correspondió el abrazo de Nayeon, sonriendo a su amiga.

-Te quiero mucho Chaeyoung. Te has ganado mi corazón de una forma tan incierta, he llegado a apreciar te tanto que el simple hecho de saber que vas a partir me duele mucho... No habrá nunca forma de agradecerte por todo esto- Nayeon se sincera a con la chica a la que abrazaba.

Estaba tan agradecida con ella que simplemente no encontraba mejores palabras para hacérselo saber a la coreana rubia, quien simplemente sonreía ante el arrebató de sentimientos de Nayeon.

-Yo también te quiero mucho, Nayeon. No sé en qué momento te convertiste en una amiga tan importante- Chaeyoung contestaba igual de cariñosa que siempre.

¿Cómo no apreciar de aquella forma a la persona que Mina amaba? La misma persona que ella eligió como la persona que más podría amar a Mina en su ausencia. Chaeyoung la quería de forma sincera y Nayeon a ella. Eran una hermosa amistad surgida de una inesperada manera, ambas unidas por el amor que tenían hacia Mina.

Su sentimiento más fuerte era uno solo.

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Cuando Tzuyu y Nayeon abandonaron la habitación, Chaeyoung se quedó sola en aquella habitación nuevamente, mirando de vuelta a la ventana con aquel peluche entre sus brazos, abrazándolo.
La paz que sentía por dentro le agradaba, estaba contenta y ansiaba la muerte por fin, sin inquietud ni presiones, sin remordimientos y ataduras...

-Por fin, mi amada estará en las manos correctas cuando me vaya- susurraba aquello mientras sonreía.

Por un momento creyó que por fin todo había terminado pero, había algo en su pecho, algo que por alguna razón le decía que aún no era el momento, que aún tenía que hacer algo más, pero no sabía que cosa era.

Simplemente su deseo más grande para aquella noche, era poder dormir, y con mucha suerte, ya no despertar.
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Nayeon y Tzuyu ingresaban a la habitación de Mina, dónde la japonesa ya las esperaba en compañía de Jihyo, quien cargaba las pertenencias de Mina.

-Hola preciosa ¿Lista para volver a casa?- Nayeon preguntaba a la pelinegra mientras le ofrecía el ramo que había elegido para ella.

Mina se ruborizo ligeramente ante el cariñoso cumplido de la coreana castaña que le ofrecía un bello arreglo de tulipanes.

-Estoy ansiosa, no me gusta la comida de aquí- contestaba Mina, tomando con cariño el ramo, Tzuyu no tardó en acercarse también.

-Veremos una película juntas ¿Verdad? Elegí una que seguro te gustará- Tzuyu decía mientras le entregaba también las rosas que eligió para su amada madre.

-Tienes buen gusto, así que estoy segura que estará buena esa película- aseguraba la mayor, dedicándole una gran sonrisa a Tzuyu.

-¿Tia Jihyo se quedará con nosotras?- preguntó la Taiwanesa a la abogada, quien solo sonrió cariñosamente.

-¿Habrá palomitas?- preguntó

-De queso, tus favoritas- respondió Tzuyu.

-Entonces cuenten conmigo- la chica parecía orgullosa.

-Bien, entonces vamos saliendo de aquí de una buena vez- y con eso último dicho por Nayeon, se comenzaron a mover para salir del lugar, agradecidas de que Mina pudiera salir de ahí con bien y deseando no volver.

Jihyo manejó está vez, con Tzuyu de copiloto y permitiendo que la pareja se quedara en la parte de atrás, dónde Mina, con toda la confianza, se acercó a Nayeon y se aferró a su brazo, para después descansar su cabeza en el hombro de la castaña, quien en respuesta, dejó descansar su propia cabeza sobre la de Mina.
La plática era amena, Tzuyu le hablaba a Jihyo sobre sus clases de canto en las cuales había mejorado mucho gracias a los consejos de Nayeon, también comentaban sobre las ocurrencias un poco infantiles de Mina dentro del hospital.

No pasó mucho tiempo cuando por fin llegaron a la casa Myoui, Mina estaba realmente contenta de poder volver a casa y se veía en su expresión sonriente.

Jihyo aparcó y bajo primero, para poder ayudar a Mina a bajar del auto, seguida de Nayeon quien también le echaba una mano mientras Tzuyu se adelantaba y abría las puertas.

-Oh dios, cuánto extrañaba mi casa- Mina dijo mientras aspiraba el aroma de su hogar.

-Solo fue una semana- Jihyo se burlaba.

-Si, una semana en ese hospital con comida pésima- se quejaba.

-¿Ves? Escuchaba eso todo el día cuando la iba a ver- Jihyo está vez se dirigió a Tzuyu diciéndole aquello.

-Si, nosotras igual, intento convencernos de meter algo de contrabando, obviamente no lo hicimos- respondía la adolescente, logrando que todas rieran.

-Las estoy escuchando- replicó Mina, ganándose una mirada despreocupada de Jihyo.

-¿Y que?- bromeó. -mejor coopera un poco para ayudarte a subir las escaleras-

Mina simplemente suspiró y se dejó guiar por Nayeon y Jihyo para subir las escaleras hasta su habitación, cuando por fin llegaron ahí, la japonesa descanso sobre su cama con aún más pereza.

-Según el médico, la herida aún no cierra del todo por dentro, por lo que no puedes cargar nada pesado, ni hacer mucho esfuerzo físico, puedes deambular todo lo que quieras en casa. Debes llevar una buena dieta para favorecer tu recuperación y beber muchos líquidos, te recuerdo que perdiste mucha sangre. ¡Oh! y sobre todo, cuida bien tu higiene- explicaba Jihyo a la japonesa y esperando que Tzuyu y Nayeon también pusieran atención.

-Si, ya lo sé... Vamos Jihyo, déjame disfrutar mi regreso a casa- la voz de Mina no se hizo esperar.

Nayeon simplemente se acercó y depósito un beso sobre la cabeza de la japonesa, para después tomar las flores que ella y Tzuyu le compraron.

-Bueno, iré a buscar un poco de agua para tus flores, ya vuelvo- dijo, dispuesta a marcharse un momento.

-Te acompañaré, necesito refrescarme también- dijo Jihyo mientras se acercaba a una confundida Nayeon. -vamos-

Y con eso último, Nayeon y Jihyo salían de la habitación. La mayor estaba algo nerviosa, era la primera vez que estaba a solas con la abogada, al menos desde que formalizó su relación con Mina, y estaba segura que Jihyo ya lo sabía todo.

-Creo que sabes que vine contigo para hablar un momento mientras Mina y Tzuyu están arriba ¿Verdad?- y sin tardar mucho, Jihyo fue la primera en hablar.

-Si, pensé de inmediato que sería así- Nayeon respondió con una tímida sonrisa. -Lo sabes todo, estuviste ahí cuando Mina y sus padres discutieron por nuestra relación- completó Nayeon.

Jihyo simplemente suspiró y asintio, tarde o temprano tenía que hablar con Nayeon, sobre todo porque sabía todo lo que Nayeon había provocado en Mina desde que la conoció.

-Digamos que estás acertada más allá de lo que imaginas. Conocí a una linda y triste japonesa cuando entramos a la universidad... Yo fui quien la ayudo a dejar de llorar por esa persona que rompió su corazón el día de su graduación- Jihyo comenzaba a explicar, logrando que Nayeon bajara la mirada. -Claro que también sé lo que causó en ella que esa persona apareciera de la nada en su vida después de 8 largos años, y el mar de emociones que es Mina desde entonces. Tu eres esa persona Nayeon, la que puso a mi sensata y recatada Minari de cabeza, al grado de recibir una bala que puso en peligro su vida, por ti- la abogada hablaba con seriedad, pero también con serenidad.

Por su parte, Nayeon estaba nerviosa de que Jihyo planteará las cosas de aquella forma, no sabía si estaba siendo regañada, reprochada o algo similar.

-A lo que voy Nayeon, es que, pese al daño que le hiciste, eres la persona que Mina ama, no sé si seas a quien más ama o amó, porque fui testigo de todo lo que ocurrió con su ex esposa, estuve con Mina las dos veces que rompieron su corazón- Jihyo siguió hablando. -No quiero ver a mi mejor amiga y casi hermana, destrozada por amor otra vez. Ahora incluso está Tzuyu; el corazón de Mina y Tzuyu es algo que yo aprecio con todas mis fuerzas- y con eso último, le dedicó una mirada a Nayeon que le dejo ver la verdadera intensión de sus palabras.

Nayeon podía ver a una mujer preocupada e intrigada por su menor amiga, alguien que era sumamente importante en su vida.
Por supuesto, no podía esperar menos de alguien a quien Mina se negó a abandonar en un caso tan complicado, era claro que el sentimiento entre Jihyo y Mina era mutuo.
Por ello, Nayeon se plantó firme a Jihyo, y con una sonrisa decidida, habló.

-No sé a qué grado confíes en alguien como yo; solo quiero que sepas que, así como Mina estuvo tan dispuesta a darlo todo y protegernos, yo también lo estoy. Ahora Mina y Tzuyu son como mi familia y daré todo de mi por ellas las veces que sea necesario- aseguraba con aquella clásica energía entusiasta.

Jihyo no estaba segura de que tan confiable podía ser Nayeon, pero creía firmemente en qué alguien que estuvo dispuesto a dar la vida por Tzuyu, era alguien que tenía un corazón ardiendo de pasión.
Finalmente, Jihyo sonrió de vuelta a la coreana mayor.

-Cuento con ello- afirmó dándole un par de palmadas en el hombro a Nayeon.

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Jihyo se había marchado a casa y Tzuyu por fin dormía en su habitación, dejando a Mina y Nayeon solas en aquel dormitorio.
La coreana llevaba una taza de té caliente a su amada, quien la recibía gustosa.

-Té de frambuesas con un toque de miel, sabes lo que haces- Mina agradecía por el té, dándole un pequeño sorbo.

-Claro que si, es tu favorito y solo yo sé endulzarlo en el punto exacto- La castaña sonreía complacida de su bien aprendida costumbre.

-Tu me enfulzas- atacó Mina repentinamente, haciendo que Nayeon se sintiera ligeramente avergonzada.

-Andas romántica, me gusta la pequeña Mina romántica y cursi- Nayeon se acercaba a la cama, hasta llegar al lado de la japonesa y depositar un beso sobre su mejilla.

-¿Cursi? No mucho, pero estoy dispuesta a ser cursi contigo si me lo pides- y nuevamente hacia un osado comentario, para después beber otro sorbo de su té.

Nayeon simplemente rio ante aquella Mina tan tranquila y cariñosa, realmente había extrañado ese lado de la japonesa. Sin poder controlar aquel impulso, se pegó nuevamente a la mejilla de la abogada y dió repetidos besos sin apartar sus labios de la rosada mejilla de Mina, quien simplemente sonrió y recibió gustosa el meloso ataque.

Cuando Nayeon dejó de dar aquellos besos, se separó y volteo su rostro hacia lado contrario, señalando su propia mejilla.

-Ahora tú- pidió, causando una risa más en la japonesa.

-Por supuesto, preciosa- y devolvió la acción,  con el pequeño cambio de que al final, hizo girar a Nayeon para besar sus labios con sumo amor y cariño.

Cuando se separaron, se miraron mutuamente y volvieron a sonreírse.

-¿Sabes? Para mí era algo sumamente lejano el poder ser correspondida. Ahora que estamos aquí, tu y yo besándonos después de tanto tiempo, me hace sentir todo tan irreal... Cómo si estuviera en un hermoso sueño en el que no deseo despertar jamás- Nayeon decía aquello, dándole una pequeña caricia a Mina en la mejilla.

-Entiendo a qué te refieres, se siente tan intangible pero, aquí estás, eres real, lo nuestro es real... Me llena de dicha- contesto la japonesa, optando por acurrucarse en los brazos de Nayeon, quien la recibió rápidamente.

-Creo que simplemente estábamos destinadas... Tu a mi y yo a ti...- y aquel comentario hizo su mente feliz a Nayeon, y Mina, aunque tambien se sintió feliz por aquel comentario, generó en ella algo incierto. No podía definir que era, pero, lo sentía en su pecho.

-Creo que tienes razón... Me hace feliz que estés en mi vida, Nayeon- y con eso último, Mina se decidió a dormir entre el abrazo de Nayeon, quien capillo el largo cabello de la abogada con sus dedos, y antes de permitirse dormir también, depósito un tierno beso en la cabeza de la japonesa.

Más tarde, en un momento abrupto, Mina despertó en medio de la noche, sintiendo el calor de Nayeon a su lado, envolviendola.
Sin embargo, lo que soñó la dejo con aquella sensación incierta en su pecho cada vez más marcada.

Mina sentía que había algo que debía hacer, como si necesitara hacer algo.

Y a un par de kilómetros de la casa Myoui, dentro de la habitación de un hospital, Chaeyoung también lo sentía.

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🐰🐧      🐯

Buenas lectores, espero estén bien, les traje un nuevo capítulo y el aviso de que, oficialmente, estamos a 4 capitulos de terminar con esta historia. Queda tan poco por hacer y mucho que sentir, si saben a qué me refiero jaja.

En fin, muchas gracias por leer, por comentar y votar, me llenan de ánimos a seguir escribiendo ✨

Por cierto, alguien puso en los nominados de "Teudoong awards 2022" esta historia, agradezco mucho el reconocimiento, no soy tan conocida y la historia tampoco, pero realmente ese gesto me llegó a mi corazoncito, muchas gracias 🥺

Sin más que decir por el momento, gracias por la lectura y, prepárense que estamos por concluir este camino.


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