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Capítulo 30 "Adiós, amor de mi vida"

Chaeyoung permanecía recostada en su camilla aquella noche, había retirado las puntas nasales que le daban oxígeno para descansar un momento. Odiaba usarlas, odiaba estar conectada a todos esos aparatos que la ayudaban a estar viva, odiaba el dolor que sentía día con día.

Miraba sus brazos, todos llenos de hematomas por las constantes punciones. Maldijo una vez más en la tarde cuando vio el estado de su piel.
Estaba a la espera de su revisión para poder dormir, pues también detestaba que los médicos y enfermeros la despertarán para revisarla.

Soltó un dificultoso suspiro más, su pecho dolía cuando lo hacía. El médico anteriormente le había dicho que los pulmones no sentían dolor, pero él no imaginaba el horrible dolor que ella sentía al respirar a profundidad...

-No tiene ni idea...- susurro para si misma mientras colocaba su mano en su pecho, como un intento de aliviar su malestar.

No pasó mucho para que una de las enfermeras que la cuidaban en la noche, ingresara a la habitación, ella tenía preparado un par de medicamentos que ni siquiera quería seguir tomando.

-Señorita Chaeyoung, ¿Cómo se encuentra esta noche?- la saludaba la profesional dedicándole una sonrisa.

-Con ganas de no despertar...- fue la fría respuesta de la artista, sin despegar su vista de la ventana.

La enfermera no respondió a eso, solo mantuvo silencio mientras preparaba una nueva solución para conectarla a Chaeyoung. Para todos era difícil la situación de la rubia.

-Desearía poder hacer más que medicarla, señorita... Todos lo deseamos realmente- después del silencio, dijo aquello con total sinceridad.

-Ayudarme a irme dignamente sería grandioso- sonrió instintivamente, ya sabía lo que la mujer de blanco le diría.

-Lamento no poder ayudarla con eso. La eutanasia sigue siendo un tema delicado en todo el mundo- aclaró la mujer.

-Lo sé... Es una lástima- y sin querer hablar más, simplemente giro su rostro al lado contrario de dónde la enfermera colocaba la medicación.

Solo sintió el movimiento de su equipo intravenoso y el frío líquido ingresar a su cuerpo. La sensación se había vuelto tan familiar que había dejado de incomodarle hace mucho.

Fuera de la habitación, comenzó a sonar un comunicador, llamando a la mujer que había entrado a atenderla. La enfermera se puso de pie y se dirigió a contestar.

-Oncología, piso 2- dijo al contestar.

Chaeyoung escuchaba todo con completa calma desde su habitación. No le agradaban las conversaciones del personal, por lo que simplemente se volvió a acomodar en su camilla y encendió el televisor de la habitación para ver las noticias.

-Por supuesto, ya le aviso- y colgó la llamada.

Seguido de ello, la enfermera se dirigió a una de sus compañeras.

-Te necesitan para instrumentar una cirugía de emergencia en el quirófano de traumatismo- informaba a su compañera que se ponía de pie.

-¿Que es esta vez?- preguntó.

-Una mujer de 27 años, necesita una extracción de proyectil- informó.

-Voy para allá- y sin más, la conversación de ambas terminó.

Chaeyoung escuchó aquello. Pobre mujer, se imaginaba lo horrible que era ser atacado de esa forma. Soltó un suspiro más y siguió mirando el noticiero.

-En otras noticias, el CEO de la famosa compañía Sunrise entretaiment, Jung Haesol, fue hospitalizado, luego de ser abatido por la jefa del MP en Seul, Park Jihyo. Esto tras el intento de homicidio del CEO contra una de las abogadas defensora en el caso de lavado de dinero en el que la compañía se vio envuelto hace un par de meses. Las autoridades reservan el estado del CEO, mientras que, la abogada y heridos, fueron trasladados al hospital para ser atendidos. En breve, más detalles-

Su corazón repentinamente se aceleró, Jihyo había respondido un ataque contra Jung, no solo eso, Jung había atacado a Jihyo y muy probablemente a Mina...
La inquietud en su ser fue tan grande que simplemente tomó su teléfono y se apresuró a llamar a Nayeon, ella seguramente sabría todo lo sucedido.
Solo rogaba por qué Nayeon le dijera que todas estaban bien.

Se quedó impaciente mirando como la llamada entraba pero no era respondida, lo que la inquietaba aún más.

-Por favor Nayeon... Por favor contesta- rogaba mientras miraba insistente el celular. Pero no hubo respuesta.

Ante la negativa de Nayeon, entonces se preguntó si sería bueno llamar a Jihyo, pues era la mejor amiga de Mina y estaba directamente involucrada, no estaba segura de que fuera a responderle por todo lo que significaba y porque Jihyo no debía saber nada de lo que ella y Nayeon hacían.

Negó rotundamente y una vez más, insistió con el número de Nayeon, logrando que está vez por fin contestarán.

-¡Nayeon! Por dios, ví las noticias ¿Están todas bien?- preguntó tan pronto como vio que respondían la llamada.

Hubo una pequeña pausa, en la que escuchaba bullicio en la otra línea y una agotada respiración, muy probablemente perteneciente a Nayeon.

-Chaeng, lo siento. Estoy en urgencias, me suturan y no puedo estar hablando mucho- escuchó desde la otra línea la voz dolorosa y quebrantada de Nayeon, haciendo que el corazón de Chaeyoung se acelera más.

-¿Que sucedió? ¿Dónde está Mina?- fue al punto, pues tenía un muy mal presentimiento.

En respuesta recibió un quejido de dolor de Nayeon y la voz de un médico pedirle que guardara la calma y no se moviera. Entre el ruido y el dolor, pudo entender la quebrantada y furiosa voz de Nayeon.

-... Ese hijo de puta la lastimó...- y eso fue suficiente para que Chaeyoung sintiera que perdía todo de verdad. -Maldito sea ¡Maldito sea!- la escuchó volver a inquietarse y quejarse con dolor.

-Quítale ese teléfono, necesitamos que se calme para terminar de suturar su herida- escuchó al médico que estaba con Nayeon decir aquello. Acto seguido, la llamada se cortó.

-¿Hola? ¿¡Hola!?- llamo desesperada, pero la línea ya no estaba en pie. -¡Maldita sea!- maldijo y seguido de ello, comenzó a toser con dolor.

Trato de calmarse y respirar, cuando retiró su mano de su boca, pudo ver rastros de sangre. Pero no le importó en absoluto, simplemente se incorporó con ayuda de su tripié que sostenía su medicación y sueros, después miró hacia el lugar donde solían estar las enfermeras en turno y afortunadamente no había nadie, tal parecía que se había retirado un momento de aquel lugar, por lo que Chaeyoung aprovecharía.

Se dirigió a la pequeña computadora en el gran escritorio y solo dió click en donde decía "ingresos" mostrándole la lista de pacientes que estaban ingresando al hospital, encontrándose con el nombre de Nayeon y seguido de ella, el de su amada Mina.

-Habitación 37... Muy bien- fue lo único que se dijo y sin más, comenzó a moverse para ir a la habitación que se le había asignado a Mina.

.

Jihyo ingresó al hospital junto a los padres de Mina y Tzuyu, la pequeña estaba realmente preocupada y su rostro reflejaba la tristeza y angustia de perder a su madre Mina. Necesitaban saber cómo marchaba todo, pues Nayeon también había sido ingresada.

-Ire a preguntar- Jihyo les dijo a los padres de Mina mientras estos asentían y después se dirigió a Tzuyu. -¿Puedes esperar con ellos? Iré a asegurarme que ellas estén bien ¿Puedes confiar en mi?- Jihyo le dijo a la menor, quien simplemente asintio.

-No dejes que les hagan más daño... No dejes que mamá Mina se vaya- la voz que fantasma de la niña casi hace que Jihyo derrame lágrimas, pero simplemente abrazó a Tzuyu y trago el nudo en su garganta.

-Te lo prometo, haré todo lo posible- y beso la cabeza de la Taiwanesa, antes de separarse de ellos y dirigirse hacia la enfermera en el área de emergencias. -Disculpe, soy familiar de Myoui Mina e Im Nayeon. ¿Podría darme información?- preguntó.

La enfermera asintio y se dirigió a su computador, dónde podía ver las indicaciones médicas.

-La señorita Myoui fue ingresada de urgencia a quirófano para extraer la bala, aún están operando, en cuanto salgan de sala, se le notificará directamente al número telefónico que dió en recepción- explicaba la profesional mientras miraba ahora la nota de Nayeon. -En cuanto a la señorita Im, ella se encuentra en observación. Debido a su alterado estado, tuvimos que sedarla- informaba.

-Entiendo ¿Podemos ver a Nayeon?- preguntó Jihyo, a lo que la enfermera asintio.

-Está en la camilla 9, puede llegar por el pasillo al fondo, solo dos personas por favor- indicó, a lo que Jihyo agradeció con una reverencia y de inmediato llamó primero a la madre de Mina para que ingresará con ella.

Ambas mujeres entraron cuidadosamente, viendo a una dormida Nayeon en la camilla, conectada a dos sueros y con un cabestrillo en el brazo que había sido herido. Jihyo notó de inmediato a la madre de Mina, totalmente desconcertada, necesitaba respuestas ¿Que había pasado? ¿Por qué Nayeon estaba ahí herida también?

-Hey, Nayeon...- Jihyo movió levemente a la coreana castaña, logrando que abriera un poco los ojos.

-M...Mina... ¿Dónde está Mina?- susurro suavemente y de forma torpe, parecía no poder abrir bien los ojos por la sedación.

-Tranquila, todos estamos aquí por ustedes. Todo estará bien- La abogada trataba de no alterar a Nayeon, pero la mayor solo sollozo levemente ante su respuesta.

-¿Por qué lo hizo? ¿Por qué se puso en medio? Yo estaba protegiendo a Tzuyu... Nada iba pasarle si yo la protegía... Entonces ¿Por qué?- decía entre su débil voz.

Jihyo solo se acercó para acariciar la cabeza de la mayor y sujetar su mano.

-Protegiste a Tzuyu aún sabiendo que tu vida peligraba... Mina hizo lo mismo por ustedes, no debes sentirte culpable de nada- Jihyo la intentaba calmar con sus palabras, logrando que poco a poco Nayeon volviera a respirar con calma y a dormirse.

-Creo que a Tzuyu le aliviará verla, pero Nayeon no está en condiciones de darle calma, así que será mejor que esperemos un rato más. Mina será llevada a la habitación 37 saliendo de la cirugía según lo que nos dijeron en recepción- Jihyo le decía a la madre de la japonesa, quien asintio solamente.

Pudo notar una mirada incierta dirigida a Nayeon por parte de la mujer mayor, pero no quiso tomarle importancia en ese momento.

Todo era cuestión de esperar que Mina estuviera bien.

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Tras una larga espera, dónde Jihyo quedó acurrucada en una de las sillas con Tzuyu y los padres de Mina, su teléfono celular comenzó a sonar, haciendo que la coreana se sobresaltara y lo tomara rápidamente.

-¿Hola?- hablo rápidamente.

-Buenas noches, ¿Park Jihyo?-

-Si ¿Cómo está Mina?-

-La paciente está siendo trasladada a área de recuperación y después pasará a la habitación que le asignaron. Necesito que suba al piso 2 para poder conversar con usted- dijo el médico, a lo que Jihyo comenzó a inquietarse.

-Está bien, voy para allá...- contestó y colgó la llamada.

Miró a Tzuyu y los padres de Mina, aún durmiendo y suspiró, sería mejor hacer aquello ella sola. Finalmente se levantó con cuidado, sin despertar a ninguno de ellos y comenzó a dirigirse al piso 2.

Jihyo no paraba de pensar un sinfín de escenarios, claramente estaba preocupada. Su mente no paraba de reproducir el momento justo en el que Mina se puso en medio para proteger a Tzuyu y Nayeon... El cómo se desplomó en el suelo y el aroma a sangre en el ambiente.

Tenía miedo...

Estaba parada frente a la puerta, al otro lado estaría el médico y Mina postrada en una cama, no se sentía preparada para lo que aquel hombre tenía que decirle, pero simplemente se armó de valor y entró.

-Buenas noches, soy la familiar de Mina- dijo al médico, quien simplemente asintió.

Ahí estaba la japonesa a espaldas del médico, aún dormía y su rostro lucía demasiado cansado y pálido.

-Buenas noches, la señorita Myoui se encuentra bajo efecto de anestesia, así que puede despertar aquí, cómo puede despertar estando instalada en su habitación. Por otra parte, la cirujía curso sin muchas complicaciones, la bala daño a grado superficial, afortunadamente parecía un proyectil de bajo calibre. Ella está estable, pero se tuvo que hacer una pequeña limpieza, debido a que un intestino se vio dañado y tuvimos que suturar también esa herida. La sangre que perdió durante el incidente fue notoria, afortunadamente no necesita transfusión, pero si un tratamiento de soluciones para poder recuperar el volúmen- explicaba el médico.

-Entiendo... ¿Entonces ella estará bien?- la incertidumbre la consumía.

-Lo estará con los cuidados adecuados, personalmente le sugiero que la dejen internada un par de días para poder asegurarnos de que todo vaya bien- terminaba de informar el hombre, logrando un suspiro de alivio por parte de Jihyo.

-Por supuesto, lo que sea necesario- dijo mientras peinaba hacia atrás su cabello.

-De acuerdo, estaremos al tanto. Pueden pasar a verla en un momento, cuando sea instalada en su habitación- y finalmente, el hombre se retiraba para llamar a un camillero que trasladara a la japonesa a su habitación, dejando a Jihyo un breve momento con Mina ahí.

La coreana caminó hasta la orilla de la camilla, sujetando la tibia mano de la japonesa y finalmente inclinando su frente sobre aquella mano, dejó escapar sus lágrimas, mientras susurraba:

-Idiota... No tenías que hacerlo-

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Chaeyoung caminaba lentamente entre los pasillos del hospital, su objetivo estaba cercano, mirando los números de las habitaciones uno a uno.

Pese a su lento andar, ya se comenzaba a sentir fatigada al respecto, pero no sé rendiría. Tenía que saber si Mina estaba bien, tenía que asegurarse que todo estaría bien.

Girando una esquina en un pasillo, pudo ver a una enfermera y un camillero arrastrar una camilla con una persona en ella. Se acercó un poco más, notando esa figura tan familiar para ella, por lo que se acercó un poco más, esperando a que el personal terminará de hacer su trabajo y poder entrar sin que nadie la viera.

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Nayeon escuchaba movimiento alrededor, era difuso y confuso hasta cierto punto, su cabeza dolía, así como su brazo. Parpadeo un par de veces, notando lo borrosa que era su vista, dirigió su mano a su rostro y talló sus ojos uno por uno, logrando aclarar un poco mejor su visión. Finalmente, sacudió la cabeza, logrando por fin que todo comenzará a ser más claro para ella, fue ahí cuando notó el techo blanco y la tenue luz en el interior de la habitación.

Intentó incorporarse, siendo una tarea especialmente difícil por su brazo herido y el mareo.

-¿Dónde estoy?- soltó aquella pregunta al aire sin esperar una respuesta, solo sujetaba con cuidado su cabeza mientras intentaba respirar con más profundidad.

Su mente viajó rápidamente a poca luz en aquel callejón, en el rostro furioso de Jung.

Los ojos de ese hombre, mirándola con odio. Y después la figura de la persona que amaba, poniéndose en medio de un disparo.

Recordando la luz que este hizo al activarse, el estruendo en sus oídos, el gemido ahogado de Mina ante el dolor y por supuesto, el sonido del salpicar de la sangre...

-Tambien te amo... Nayeon...-

-Mina... Mina, tengo que verte- Susurró con suavidad mientras levantaba levemente la cabeza.

Por fin reconocía su entorno, una pequeña habitación de hospital que compartía con al menos dos personas más que también estaban sedadas, el espacio de sus canillas los dividía una simple cortina.

Necesitaba salir de ahí e ir a buscar a Mina, no podía permanecer más tiempo con la incertidumbre del como estaría la persona que amaba. Por lo que en cuanto aclaró su vista, intento ponerse de pie, pero rápidamente alguien a su costado la retuvo.

-Nayeon espera... ¿Estás bien? ¿Que haces?- y ahí vio a alguien que no pensó aparecería de repente ahí.

-¿Je... Jeongyeon?- preguntó al ver a su mejor amiga retenerla del hombro.

-No te levantes, aún estás sedada. No quiero que te caigas- Jeongyeon intentaba hacer que la mayor volviera a acostarse.

-¿Cómo lo supiste?- Nayeon accedió a recostarse un momento mientras esperaba la respuesta de Jeong.

-Estaba en el restaurante terminando mi turno, cuando ví las noticias. Intente llamarte pero no contestaste tu, sino una chica llamada Jihyo y me dijo dónde encontrarte- aclaraba.

-Entiendo- fue la única respuesta de la mayor, volviendo a sobar su cabeza.

-¿Que sucedió, Nayeon?- Jeongyeon preguntó a su mejor amiga, logrando que nuevamente intentara levantarse de golpe.

-Mina, tengo que verla... Tengo que ir con ella- dijo, volviendo a incorporarse, a lo que Jeong la retuvo una vez más.

-¡Hey, basta! Ya te dije que no quiero que te caigas- Jeongyeon la reprendía.

-No entiendes, Mina recibió un balazo por salvarme a mí y a Tzuyu... No sé dónde está ni como está- Nayeon parecía algo nerviosa de nuevo y después sus lágrimas amenazaban con salir. -Ella... Ella dijo que me amaba Jeongyeon, ella me corresponde; no puedo permitir que la persona que amo esté sola en un lugar como este... No puedo permitir que todo empeore- y Jeongyeon observo cómo por fin las lágrimas se derramaban en el rostro de Nayeon, por lo que se acercó para abrazarla. -No puedo perderla... No cuando por fin podemos estar juntas...- y soltando toda la tensión, se permitió recargarse sobre el cuerpo de su mejor amiga, llorando tenuemente ante todas las terribles posibilidades que no dejaba de imaginar.

Jeongyeon simplemente la envolvió entre sus brazos y comenzó a a acariciar su cabello y espalda, en busca de aliviar aunque sea un poco el malestar de la castaña.

Entendía la reacción de Nayeon, se trataba de Mina, la persona que amaba, el hecho de tener la incertidumbre de el estado de la chica era bastante fuerte para ella, aunado a lo que Nayeon ya había tenido que ver y experimentar durante el incidente.

-Escucha, averiguaré dónde está Mina, si me prometes ir con ella con calma- Jeongyeon proponía a la mayor, quien se separaba brevemente para mirarla.

-De verdad... ¿Harías eso por mi?- preguntó sorprendida, ya que no era nada sencillo arreglárselas para que ella fuera en busca de Mina sin que personal del hospital la hiciera volver a la camilla.

-Por supuesto ¿Cuando te he fallado?- y con esas palabras, le dedicó una gran sonrisa, aquella con la que Nayeon sabía que tendría seguridad.

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No estaba segura de cuánto tiempo había pasado desde que se sentó fuera de aquella habitación, pero esperaba que fuera suficiente para que no la atraparan; con calma se puso de pie y se acercó a la puerta, no podía esperar más por ver a la persona que amaba, quería asegurarse que todo estuviera bien.
Con cuidado, tomo la perilla de la puerta, y finalmente ingresó en la esperada habitación.

Y ahí la vio, con los ojos cerrados, su pálida piel tan intacta como siempre la recordó, su hermoso cabello negro esparcido por la almohada que mantenía cómoda su cabeza. La calma de su respiración era tan agradable.

Chaeyoung se acercó poco a poco, hasta quedar al lado de la japonesa, admirando ese rostro que siempre le pareció sumamente hermoso.

Con algo de timidez, dirigió una de sus manos hacia el rostro de la mayor y acarició su mejilla. No lo soportó más, y sus ojos comenzaron a acumular lágrimas en ellos, amenazando con caer sin parar.

La emoción en ese momento era muy fuerte para ella. Había pasado poco más de un largo año desde que la vio en persona por última vez, desde que pudo siquiera tocar a Mina. Ahora estaba nuevamente ahí, al lado de el amor de su vida, de su alma gemela, de la persona que era dueña de su corazón.
Chaeyoung deseaba con todo su ser el jamás haber visto a Mina en aquella situación, sin saber que sucedía con ella o si estaría bien.

-Ha pasado un largo tiempo, Mina... He pensado en ti cada día, desde que nos dijimos adiós- Chaeyoung susurraba a la japonesa en la camilla. -He pensado en como has estado y si eres feliz... Realmente no sé si ella te dé todo lo que necesitas, si Tzuyu está cómoda al respecto- continuaba hablando mientras acariciaba con sus dedos la mejilla ajena.

Su mano comenzó a viajar lentamente de la mejilla de Mina, hacia los pequeños mechones de cabello negro que había en su rostro, y comenzó a apartarlo, mientras apretaba sus labios en un intento de contener las lágrimas más tiempo.

-Ha sido tan difícil estar sin ti... El día en que decidimos unir nuestras vidas , juré que haría todo para que fueras felíz. Incluso ahora, ese pensamiento no ha cambiado y cada día, mi deseo de que encontraras el amor una vez más se hacía más fuerte, a pesar del dolor, porque por sobre todas las cosas, aún sobre mis sentimientos, tu felicidad y la de Tzuyu son más importantes- y ahora, su mano comenzó a dirigirse lentamente hacia la de Mina, sujetándola con toda la delicadeza y amor que su decadente cuerpo le permitía.

-Te amo tanto Mina, tanto que, decidí entregarte a alguien más...- y con esas palabras, sus lágrimas finalmente cedieron, corriendo por sus mejillas. -Y no me arrepiento de haberlo hecho, porque estoy segura que Nayeon te ama con la misma intensidad que yo. Por ende... Te cuidará con la misma fuerza, son los sentimientos de ambas en un solo ser...- acarició la mano de Mina con todo su amor y nuevamente, miró aquel dormido rostro. -Te amo con todo mi corazón, con mi último latido... Con mi último aliento...-

Deseaba abrazarla, deseaba poder acariciarla más, deseaba poder mirar esos ojos directamente y decirle cuánto la amaba, pero sabía que ya no era posible. Su corazón dolía de recordar que lo último que Mina escuchó de ella fue una confesión de engaño, que lo último que vio en esos ojos, fue dolor y decepción.

Chaeyoung no supo en qué momento comenzó a acercarse, simplemente dirigió una de sus manos al rostro de Mina nuevamente, acariciando sus mejillas, perfilando la nariz de Mina, y volviendo hacia sus labios. Cuando llegó ahí, con su pulgar, acaricio aquellos pálidos labios, a pesar de su color, eran tan suaves como los recordó siempre. Poco a poco, apoyándose de su tripié, comenzó a inclinarse sobre la japonesa, estando tan cerca de su rostro y admirando de cerca cada detalle que tenía bien memorizado de ella.
Cuando sus respiraciones chocaron, el cosquilleo que le provocó a Chaeyoung le dió una ligera paz. Y finalmente, en un toque tan casto, juntó sus labios con los de Mina, permitiéndose sentirlos una última vez.

Fue tan cálido, tan suave, el cosquilleo en su estómago fue tan intenso como la primera vez que se besaron.

Lentamente, Chaeyoung se fue separando de los labios de Mina, apreciando aquel rostro dormido una vez más.

-Desde el primer día que respiramos el mismo aire, hasta el día en que de sola mi último respiro, te amaré ...-

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Jeongyeon ayudaba a Nayeon a moverse por el hospital, se las arregló para saber que le habían asignado la habitación No. 37, por lo que ahí era a dónde se dirigían, evadiendo las preguntas que uno que otro personal del hospital les hacía.

-Al parecer no tiene mucho que la movieron a su habitación, seguramente está sola en este momento. Así que trata de no hacer un escándalo ¿De acuerdo?- Jeongyeon le advertía a su mejor amiga, que simplemente asintio.

-Lo sé, espero que ella esté bien- fue lo único que dijo para después seguir caminando apoyada por Jeong.

Giraron la esquina de un pasillo, el que probablemente las llevaría hacia la habitación esperada.

-Ahí está, Jeongyeon- Nayeon señalaba ansiosa, tratando de apresurarse.

Chaeyoung estaba a punto de salir de la habitación de Mina, cuando escuchó la voz de Nayeon acercarse, miró hacia los lados, logrando ver en la esquina del pasillo a Nayeon acercarse apoyada de Jeongyeon.
Quizá fue el hecho de haber besado a Mina mientras ella no estaba conciente o el cómo se sentía en ese momento, que simplemente retrocedió lo más rápido que pudo de vuelta a la habitación y corrió la cortina protectora a un costado de la cama, aprovechando la oscuridad de la habitación para ocultarse tras ella.

Nayeon y Jeongyeon llegaron al frente de la habitación, deteniéndose un breve momento a causa de Nayeon.

-¿Que pasa?- preguntó confundida Jeongyeon.

-Yo... No sé que esperar o como reaccionar. No sé si estoy lista para verla en el estado en el que está...- la coreana parecía sumamente nerviosa, a lo que Jeongyeon simplemente le dió un par de palmadas en la espalda con mucha suavidad.

-Hazlo por ella- fue lo único que dijo.

Nayeon entonces miró de nueva cuenta la puerta y respiró profundo para después, abrirla lentamente.

Había poca luz, pero no era difícil ver qué Mina estaba en aquella camilla, completamente dormida.
Nayeon comenzó a acercarse lentamente, notando que Jeongyeon cerro la puerta suavemente, sin entrar con ella, dejándolas así solas.

Aunque Nayeon era ajena a la rubia oculta tras la cortina de la camilla.

A paso lento, fue acercándose, sintiendo como el nudo en su garganta crecía tras cada paso que daba y la acercaba cada vez más a la japonesa en la camilla.

Cuando por fin estuvo al lado de la camilla, no lo pensó dos veces y tomó la mano de la menor, permitiéndose sentir la tenue calidez en ella.

-Mina, ¿Puedes escucharme?- preguntó, sin embargo, no pareció recibir respuesta.

Simplemente se puso a un costado, dónde podía apreciar mejor el rostro de la abogada.

-No puedo creer que hicieras algo como eso. Hubiera deseado con todo mi corazón ser yo la que estuviera en esa camilla... Mientras Tzuyu y tú estuvieran a salvo- fue lo primero que dijo a la dormida chica de cabello negro. -Incluso si no te ponías en medio, Tzuyu jamás hubiera salido lastimada-

Lentamente, comenzó a acariciar con su mano ilesa, aquella de la japonesa, como si su calor pudiera restarle daño a la abogada.

-¿Por qué lo hiciste Mina? Tzuyu te necesita, tus padres te aman; Jihyo no ha dejado de encargarse de todo, solo porque desea que estés bien, incluso estoy segura que Sana, Momo y esa Lisa estarían aquí en poco tiempo para saber cómo estás- Nayeon comenzaba diciendo mientras depositaba un suave beso en la mano que sostenía de Mina.

Se tomó un breve momento para tragar el pesado nudo en su garganta que no se iba, para después acariciar una de las mejillas de la japonesa.

-¿Por qué justo cuando todo iba tan bien? ¿Por qué justo cuando había una posibilidad de ser feliz? No lo entiendo...- Nayeon guardo silencio un breve momento, tratando de mantener la compostura.

Su corazón dolía enormemente, no sabía que le deparaba a Mina. Lo único de lo que estaba segura, era que no sé perdonaría jamás si Mina moría.

Chaeyoung se mantuvo en silencio al otro lado de la cortina, escuchando todas y cada una de las cosas que Nayeon le decía a Mina. De alguna manera, su corazón comenzaba a estar inquieto.

Hubiera salido en vez de esconderse dentro.

-... Yo podría morir por ti y por Tzuyu sin ningún problema, porque, a diferencia de ti... Por mi no lloraran mucho...- soltó aquello, bajando la mirada y soltando un gran suspiro. -Ha pasado tanto tiempo que, no puedo imaginarme vivir sin ti y esa hermosa niña a la que tanto cariño le tengo ahora... Son mi todo- lentamente comenzó a bajar la cabeza, pegando su frente a la mano de Mina, en un intento por mantenerse cerca.

-Y-yo lloraría... Si tú te fueras, Nayeon...- escuchó aquella tenue voz hablarle, esto mientras la mano que sostenía entre la suya, correspondía el agarre con debilidad.

Nayeon levantó la cabeza rápidamente, encontrándose con adormilada y cansada vista de Mina, quien parecía por fin despertar de aquella anestesia.

-Mina...- el nombre de la chica salió como un susurro, uno que la mujer en la camilla fue capaz de escuchar con claridad. -¡Mina!- y finalmente, la llamo con fuerza y entusiasmo, dejando que el nudo en su garganta cediera y comenzara a desbordarse por sus mejillas mientras se acercaba lo que sus cuerpos heridos le permitían.

Mina no fue capaz de escuchar a Nayeon entrar, pero si pudo entender que sucedía cuando vio ahí a la coreana de pie al lado de su cama, sosteniendo su mano con preocupación. Lentamente pudo corresponder, levantando con dificultad uno de sus brazos para poder abrazar un poco a Nayeon, quien simplemente lloraba y lloraba en ese mismo instante.

-¿Por qué llorarías por una cobarde como yo?- salió entre el llanto, a lo que Mina simplemente rio bajito, esto debido al dolor y mareo que sentía en ese momento.

Lentamente, Mina llevó la mano de Nayeon hacia su rostro, y cuando la tuvo próxima, depositó un cálido beso en ella, haciendo que la coreana bajara la voz y nuevamente levantará su vista hacia ella.
Sus ojos se encontraron de una manera más agradable, dónde Nayeon por fin podía ver el brillar en los ojos de Mina, y la japonesa en los de aquella mujer que sollozaba.

-Porque, esta cobarde, estaba dispuesta a dar la vida por mi amada hija y por mí. Yo no sé que haya pasado, Nayeon, pero una cobarde no eres...- dijo la abogada, dedicándole una tenue sonrisa a la mayor. Jamás amaría a una cobarde- confesó.

El corazón de Nayeon comenzó a acelerarse ante lo dicho por Mina. ¿Realmente eso era verdad? Mina, el amor de su vida, ¿acababa de insinuar que la amaba? No estaba segura,  solo sabía que estaban ahí, frente a frente, tocando sus manos y sincerandose cómo siempre desearon y nunca se les permitió.

-¿Me amas?- fue lo primero que salió de los labios de la coreana, aún incrédula ante la insinuación de Mina.

Chaeyoung, ante la pregunta de Nayeon, levantó la cabeza, nerviosa por lo que su amada fuera a responderle a la castaña. No sabía si su corazón estaba listo para escucharlo, pero otra parte de ella, deseaba con todo su ser, que Mina dijera que amaba a Nayeon, porque entonces, su último deseo se habría cumplido.

Y si su deseo se cumplía, entonces, Chaeyoung podría  sentirse aliviada de que su familia, las personas que más amaba en ese mundo, tendrían a alguien que cuidase de ellas, Mina amaría otra vez y se olvidaría de ella, Tzuyu podría aprender mucho de Nayeon, y Chaeyoung... ella podría irse en paz por fin.

-Lo hago, te amo Nayeon... De alguna manera, pude sacarte de mi cabeza, pero no de mi corazón...- Mina comenzaba a hablar, armandose del valor que también le faltó desde hace tiempo. - sacarte de mi cabeza, no es lo mismo que hacerlo de mi corazón; dios... Cuando Chaeng se fue, pensaba que todo estaba controlado, que podría seguir por mi misma, sin tener que volver a amar... Pero llegaste tú, y un latido fue suficiente, para recordarme que nada estaba olvidado...-

Nayeon no podía creer lo que Mina estaba diciéndole, simplemente el desastre en su interior era más y más creciente, un torbellino de emociones, alimentado por las dulces y cálidas palabras de Mina.
Su mano temblaba entre la de Mina, y aún así, le parecía el enlace perfecto con sus dedos, uno que se negaba a dejar ir.

-Eres mi primer amor, la que me hizo sonreír por primera vez, la que me motivó a ser una mejor yo, la que me hizo encontrarle sentido a cada canción cursi... Eres la primera que me hizo morir de celos, la primera en cuestionarme si todo esto estaba bien, en si hacía lo correcto... eres la primera que rompió mi corazón, y aunque lo hayas hecho, no hubo día en el que no pensara que eras una de las cosas más hermosas que he visto y tenido en mi vida- la madures y amor en sus palabras, le daban la sensación de que tenía a su amada Mina de vuelta, esa niña tímida e insegura que pese a todas las dificultades, siempre tenía amor que darle.

Y poco a poco, Mina se removió en la camilla, tratando de acercarse a Nayeon.

-Yo no entiendo cómo es que tú te llamas a ti misma cobarde, cuando, aún con tus sentimientos a flote, fuiste capaz de acercarte cuando ya era feliz con alguien más... Aún cuando te dije que te fueras, decidiste quedarte, decidiste darle todo tu amor otra vez a alguien que fue participe de arruinar tu vida... Y no deje de preguntarme toda la noche anterior a esta, si que me ames no es un error...- Nayeon pudo ver cómo los ojos de la japonesa se ponían cristalinos, amenazando con romper en llanto en cualquier momento, por lo que la coreana simplemente se acercó más a Mina, sosteniendo la barbilla de la pelinegra, y mirándose de cerca, sintiendo el respirar la una de la otra contra su rostro.

-Amarte no es un error Mina. Eres el amor de mi vida... Y si todos se empeñan en decir aún así que es un error, entonces diré que me equivoqué de vida, no de amor- finalizó Nayeon.

Y sin más remordimientos, ni ataduras en su alma, Nayeon se acercaba a Mina lo suficiente, cómo para romper el espacio que quedaba en ellas, tocando sus labios con los de la japonesa, quien a diferencia de la noche anterior, simplemente correspondió, llevando su mano hasta el rostro de Nayeon y acariciando su mejilla.

Por fin Mina sintió que ese último peso en su ser era liberado, que por fin podía permitirse amar de nuevo.
Mina jamás olvidaría a Chaeyoung,  de eso estaba segura, sin embargo, incluso después de que le pareció verla en sus sueños, despidiéndose de ella, supo que era libre por fin de ese pesar que la carcomía.

Ahora, se permitiría pensar en Nayeon como la persona que amaba, aún ante las adversidades, aún ante lo que su familia y amigos dijeran en contra de su sentir.

Ella amaba a Nayeon y Nayeon a ella, no había más.

Y finalmente, aquella muda espectadora tras la cortina, escuchó tan ansiada confesión de amor, escuchó el llanto y el ansioso beso que compartían Mina y Nayeon.

Chaeyoung simplemente sonrió, mientras sujetaba su pecho, y las lágrimas la vencieron, no haciéndose esperar más.

"-Adios, amor de mi vida-"
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🐰🐧            🐯

Lo sé, se que tardé. Este último mes fue una locura, por fin estoy haciendo mi servicio y me explotan en el hospital jaja.

Muchas gracias por leer el capítulo, por sus votos y por comentar, me llena muchísimo de alegría a decir verdad.

Por fin, la ansiada confesión se dió sin irrupciones. Por fin MiNayeon están juntas y el último deseo de Chaeyoung se cumplió. Solo falta una cosa por hacer y creo que será la más dura. Esperenlo.

Twice renovó contrato 💖 Twice es Millón seller, y por último, Queen of hearts mi canción ✨

Hasta el próximo capítulo, probablemente solo queden 4-5 más o.o

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