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Capítulo 3 "La premonición que el invierno trajo"

Los recuerdos en su memoria de esa bella chica japonesa estaban frescos en su mente. Su sonrisa y la bella melodía que le acompañaba al reír al compás, esos lunares adornando aquel rostro y por supuesto, esa blanca piel, similar a la nieve… siempre que nevaba pensaba en ella; porque el día que la vio por primera vez nevaba también…

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Nayeon miraba por la ventana de la gran salida de la escuela secundaria a la que asistía. Aquella mañana abandono tan rápido su hogar, ya que nuevamente se vio traicionada por el despertador. Claramente, cargar un abrigo y una sombrilla fueron las menores de sus preocupaciones.

Ahora no le quedaba más que mirar como sus compañeros de instituto se marchaban a casa, completamente abrigados y con un protector paraguas que les evitaba el frio de la nieve incesante de la tarde.

Nuevamente suspiro, maldijo su suerte al no tener a Jeongyeon con ella en ese instante “-Mal momento para pescar un resfriado, Jeongyeon-“ pensó seguido de soltar un suspiro más ante su desafortunada situación.

No le afectaba quedarse hasta tarde, después de todo estaban acostumbrados, lo que si le preocupaba era como cada vez había menos compañeros y la oscuridad estaba tan próxima que la inquietaba, no era una cobarde que le temía a la oscuridad, pero ¿Quién en su sano juicio estaba a gusto solo y en la penumbra? Y por supuesto, aunado a ello estaba el incesante frio de la tarde, cayendo del cielo en forma de pequeñas gotas congeladas, si su deseo no era terminar como Jeongyeon, más le valía no salir del edificio.

Intento llamar a su madre para que pudiera ir a recogerla, pero se encontró con la mala suerte de que su saldo había vencido, no había nada que se pudiera hacer por ella.

Y un suspiro más escapó de sus labios, siendo el único sonido que se podía apreciar en el lugar solitario, mientras en la lejanía aun escuchaba el bullicio de sus pocos compañeros en el instituto. Quizá ¿debía arriesgarse a salir de esa manera?

Un nuevo eco resonó en sus oídos, era el sonido de pasos acercándose cada vez más hacia donde se encontraba. Por un momento ignoro completamente el sonido, no fue hasta que lo escucho tan próximo que casi podía sentirlo; primeramente se mantuvo en la misma posición, evitando contacto con la persona que recién había llegado a su lado, pero por alguna razón algo la obligo a girarse y mirar a la persona ahí de pie, ajustando su abrigo oscuro que quedaba a la perfección con una bufanda celeste con un pequeño pingüino estampado en uno de sus extremos,  observando el cielo nevado… se encontró con el perfil de aquella joven de pálida piel y labios rosados.

No hubo mayor contacto en aquel momento además de sus ojos apreciando aquel fino perfil, salvo una suave y bella voz que por alguna razón lleno su pecho de paz.

“-No parece que vaya a parar de nevar… ¿No tienes un paraguas?-“ Le pregunto la joven de la bufanda celeste.

No hubo reacción alguna de la mayor, embelesada por aquel perfil tan perfecto, no fue hasta que la joven de cabello negro por fin giraba su rostro para hacer contacto visual con ella. Sus ojos cafés también le parecieron cálidos; no se dio cuenta que había observado tan detenidamente a la pelinegra de los lunares que la obligo a voltear a verla en busca de una respuesta a su pregunta. Por supuesto, Nayeon se avergonzó un poco y soltó una risa nerviosa antes de responder.

“-No, lo olvidé en casa esta mañana-“Desvió su mirada de la bella pelinegra y la devolvió al cielo que cada vez era más oscuro. Volvió a escuchar un breve silencio, seguido del tenue sonido de la tela rosándose entre sí, a causa del movimiento.

-Que problema. Bueno, caminaré hasta la parada del autobús para ir a casa, si te queda de paso y si gustas, podemos compartir mi paraguas hasta ahí- propuso aquella joven.

Por un momento Nayeon se preguntó porque esa chica estaba hablándole, no la había visto nunca, de haber sido así no habría olvidado tan encantador rostro, por lo que definitivamente esa joven era de primer año, pero no era lo importante. Esa joven le estaba dando un destino diferente al de quedarse atrapada un par de horas más en el instituto de noche, claro que no esperaría a que ocurriera, por lo que, volviendo sus ojos a la pelinegra de cabello hasta los hombros, simplemente le sonrió amablemente.

-Realmente me ayudaría mucho, me convertiré en paleta antes de que mi madre se acuerde que hoy salía más temprano y venga a buscarme- Y sin más, acepto la invitación de la joven de los lunares.

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Su pecho estaba inquieto, su estómago era un caos total y sin embargo, aún estaba ahí, frente a la japonesa pelinegra que en sus memorias vivía en una cotidiana constancia. Ninguna decía nada, parecían igual de absortas en el rostro de la contraria, como si no fueran capaces de creer que tenían a la otra de frente otra vez.

Chaeyoung y Tzuyu observaban aun al par, esperando reacción, pero pareciera que el tiempo se detuvo para todos alrededor.

-Ya Mina, le he dado una buena patada, no lo volverá a hacer- La voz de Tzuyu se encargó de romper con el incómodo silencio que ni la propia Chaeyoung era capaz de romper debido a la incertidumbre. En consecuencia, la más joven se ganó la mirada de Mina en ella por fin.

-¿La haz golpeado para que te soltara?- pregunto a su pequeña, quien sonrió orgullosa y asintió.

-Lo hizo… aun duele- Contesto de vuelta Nayeon.

Mina estaba experimentado un sinfín de sentimientos por dentro, no estaba segura de que decir ante la insistente mirada de la castaña que aun sostenía sus manos con cariño. Simplemente volvió a mirarla y le dedico una tenue sonrisa.

-Ha pasado un tiempo, Nayeon. No esperé verte de repente…- fue lo único que dijo, manteniendo su mirada en la coreana mayor.

-Tampoco lo esperaba… es una sorpresa tan grande para mí. Me alegra mucho volver a verte, no sabes cómo lo anheló mi corazón desde hace mucho- Nayeon contesto, sin importarle en absoluto que la mirada de las personas alrededor.

Nayeon era extremadamente extrovertida, siempre expresaba sus pensamientos y sus sentimientos al momento, esa no fue la excepción, abrumada por la situación en la que se encontró sin si quiera esperarlo, ni si quiera en sus más fortuitos sueños. Pero como pocas veces, expresar su sentir no fue un acierto esta vez.

Mina entonces, tras las palabras de Nayeon, bajo la mirada y se zafo del agarre de la mayor, olvidando por completo la razón por la cual se había lanzado contra ella y finalmente se aproximó hasta Chaeyoung y Tzuyu, dándole la espalda a la coreana castaña.

-Es momento de volver a casa, Chaeyoung no se siente bien, andando- acaricio con cariño la cabeza de ambas antes de pretender irse.

-¡Espera!- La llamó en cuanto noto como Mina simplemente se marchaba con su familia, su llamado solo provoco que la japonesa la mirara de reojo, dedicándole una tenue y melancólica sonrisa.

-Lo siento- en un tono apenas audible hizo llegar su respuesta. Finalmente continúo caminando mientras tomaba a Tzuyu y Chaeyoung de la mano para que la siguieran.

Chaeyoung no entendía nada en absoluto, simplemente todo parecía tan tenso, tan fuera de si, como si por alguna razón no encajara en el momento.  Era como si Mina y Nayeon ya se conocieran. ¿Qué estaba pasando? 

Al final, simplemente no pudo decir nada, solo observo a la coreana mayor, mirándolas marcharse con una expresión que simplemente le causaba aún más confusión e incertidumbre.

Debía hablar con Mina y por consiguiente, también con Nayeon.

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El camino fue completamente callado para la familia, mientras Mina conducía, Tzuyu miraba por la ventana con desgane, y por otro lado Chaeyoung se preguntaba una y mil cosas que poder preguntarle a Mina de lo sucedido. No deseaba que la japonesa supiera lo que ocurría respecto a que ella misma había puesto a Nayeon ahí, pero sí que estaba curiosa por la reacción de la más alta ante Nayeon.

Tan rápido como llegaron a su hogar, Mina pidió a Tzuyu que se apresurara a bajar las pertenencias mientras ella apoyaba a Chaeyoung y la llevaba a un lugar cómodo para poder asegurarse de que la coreana estaba mejor. Una vez entraron a la casa, guió a Chaeyoung hasta el sofá más cercano y la apoyo para que se recostara en el.

-Te he dicho que no es nada, Mina. Seguramente ha sido el calor y el exceso de gente que había en el lugar- Chaeyoung se excusaba ante su desfallecimiento en la exposición. Le aterraba el hecho de que su amada se enterara de la verdad.

-También estuve ahí y no reaccioné igual- Respondió mientras le pasaba algo de agua fresca a la rubia y permanecía mirándola de forma insistente. -¿Estas siguiendo adecuadamente tu tratamiento de bronquitis? Por que si no estas tomando tus medicamentos voy a enojarme mucho contigo- amenazó con expresión seria. Normalmente aquella expresión haría a Chaeyoung temblar, pero en esa ocasión simplemente no podía pensar en otra cosa que no fuera el cómo Mina y Nayeon se encontraron. Eso no la ponía bien.

-Si lo he hecho, simplemente sigo débil y tú no te has enfermado, por eso fui la única en reaccionar así. Deja de exagerar las cosas- Contesto con algo de recelo no intencionado, sin embargo, fue algo que Mina no dejo pasar sin más.

-¿Por qué estas molesta? Me preocupo por ti Chaeyoung ¿prefieres que deje de interesarme tu bienestar? - replicó tan pronto como la rubia había terminado de hablar.

Era verdad, estaba molesta, estaba celosa de lo que sus ojos vieron. Chaeyoung luchaba por hacerse a la idea de que Nayeon debía enamorar a Mina, imagino que el camino sería hábil, pero a su tiempo. No contó con que casualmente parecieran conocerse; pero no fue todo… la expresión en el rostro de Mina al alejarse de Nayeon, esa cara Chaeyoung bien la conocía y Mina solo reaccionaba así cuando se hallaba dolida, herida…

¿Paso algo en el pasado con ellas dos? ¿Nayeon pudo haber lastimado a Mina? 

Simplemente el caos en su mente le provocaba molestia y era inevitable para ella esconder su irritación.

Y con la probabilidad de equivocarse y arruinar todo aún más a flor de piel, Chaeyoung no espero ni un segundo más.

-¿De dónde conoces a Nayeon?- pregunto sin filtro alguno, lo que vio en el rostro de Mina no le agrado en absoluto.

Aflicción, recuerdos, melancolía y dolor… eso vio en el rostro de la persona que amaba.

-Ella no tiene importancia alguna, más bien ¿Cómo sabes tú su nombre? - contraatacó y por supuesto, Chaeyoung reaccionó ante el error que había cometido, poniéndose nerviosa por la interrogante de su amada.

-N-no la conozco, pero tú dijiste su nombre… por ende tú si la conoces- logro articular de forma efectiva y creíble. -¿Por qué te aflige escuchar su nombre?-

Mina entonces desvió la mirada algo cansada y soltó un suspiro. No se sentía capaz de mentirle a Chaeyoung, sin embargo, decir una verdad a medias tampoco contaría como mentir ¿O si?

La japonesa simplemente sonrió tenuemente. – Éramos compañeras de colegio… también buenas amigas, pero un día simplemente ya no nos entendimos…- respondió primeramente para después acariciar con cariño el cabello rubio de Chaeyoung – No tienes razón alguna para desconfiar o preocuparte, yo estoy aquí para ti… eres mi alma gemela Chaeyoung- finalizó para después depositar un beso en la frente de la menor, quien ante el contacto sintió como poco a poco se relajaba.

Mina no iba a mentirle ¿Cierto? Y eso lo confirmaría cuando por fin tuviera un momento para hablar al respecto con Nayeon. Por ahora, solo tomaría su medicamento e intentaría descansar; el día había sido agotador y nada de lo planeado salió como lo esperaba.

Quizá incluso Nayeon renunciaría después de lo pésimo que se dieron las cosas ese día.

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No fue la mejor forma de encontrarse, no fue la mejor situación, incluso con la mirada de Mina llena de sentimientos que podían ser una tormenta a punto de herirla sin piedad. A Nayeon no le importaba si Mina quería incluso ahorcarla, no le importaba nada de eso, lo único que le importaba era que la había vuelto a ver, después de 8 años… Mina aparecía de la nada, de la manera más inesperada e impensable. 

Pero no todos sus sentimientos eran buenos, pensaba constantemente en como la japonesa simplemente decidía irse. Pero lo más importante… Evito a toda costa más contacto. Claramente Mina aún tenía recuerdos dolosos del pasado, uno que la involucraba a ella y deseaba con toda su alma haber podido evitar…

"-No quiero esconderme... ¡No soy el vergonzoso secreto de nadie!-"

“- Escúchame bien, Nayeon. El día en que tengas que decidir entre mi amor y el de alguien más… no me elijas a mí-“

El rostro de Mina aquel día aun llegaba a atormentarla en uno que otro sueño. La decepción y la tristeza de sus ojos recorrían los recuerdos en su mente segundo tras segundo. ¿Podía dar una explicación? La respuesta era si, pero no hubo tiempo, todo apuntó a su contra y en un abrir y cerrar de ojos, Mina se había esfumado.

Se escapaba de ella como arena en las manos, deslizándose por sus dedos sin que pudiera hacer nada. Pero entonces, ahora estaba ahí, después de todo ese tiempo, por fin la veía. Había cambiado un poco, era más alta, su porte era increíblemente elegante, aunque para Nayeon siempre le pareció así; su cabello negro ahora era sumamente largo y le quedaba precioso a juego perfecto con su siempre bien cuidado cutis.  Había madurado tanto y se lo perdió todo.

Aun con la tormenta en su mente, Nayeon subía las escaleras metálicas que la llevaban a su pequeño departamento, estaba tan absorta en sus pensamientos que no se percató en primera instancia de la presencia de su amiga peli corto esperándola en su puerta. Cuando levanto la mirada hizo contacto por fin con su inesperada visita, quien le dedico una amable sonrisa.

-¡Hey! Por fin llegas, te traje algo del restaurante para cenar juntas hoy…- Jeongyeon la saludaba mientras le mostraba la elegante bolsa que traía consigo.

Nayeon la miro un par de segundos con sorpresa para posteriormente hacer una pequeña mueca, resultado de intentar contener sus emociones en ese momento. Jeongyeon entones borro su sonrisa y miro preocupada esta vez a la mayor.

-Oye… ¿Estás bien? - se acercó un poco.

Nayeon simplemente se lanzó a los brazos de la más alta y la abrazo con fuerza mientras ocultaba su rostro contra su cuello, Jeongyeon no estaba segura de que era lo que estaba pasando, pero correspondió con preocupación aquel abrazo. Cuando la castaña sintió el contacto en respuesta de su mejor amiga, no pudo contenerlo más y por fin, sus lágrimas comenzaban a salir de sus ojos.

Pasaron un par de minutos ahí de pie, abrazándose la una a la otra, era como una pequeña costumbre de ambas; cuando alguna no se encontraba bien, buscaba seguridad en los brazos de la contraria, podía haber lágrimas, quejas, incluso maldiciones, ahí estaría la otra para reconfortarla.

Jeongyeon en este caso simplemente se dedicó a acariciar la espalda de la mayor hasta que esta dejara de sollozar. Cuando por fin se calmó, entonces se separaron lentamente.

-¿Te parece si entramos? Te prepararé ese té que tanto te gusta- propuso la rubia a su amiga, quien limpiando sus lágrimas asentía y le sonreía.

Ambas entraron al pequeño apartamento y se pusieron cómodas. Nayeon aún estaba absorta en la tormenta dentro de su mente, no sabía cómo sentirse al respecto todavía, estaba feliz y triste al mismo tiempo. Ese encuentro significaba muchas cosas, tantas que aún no terminaba si quiera de asimilar la mayoría de ellas.

-Toma, le puse miel como te gusta- Jeong le ofrecía una pequeña taza humeante, logrando nuevamente que Nayeon le prestara atención.

-Gracias, tu té siempre me devuelve a la vida- agradeció la castaña mientras soplaba y daba el primer sorbo.

-Hoy fue un día fantástico en el restaurante, mi padre me dejó a cargo de los postres he hice mi pan especial, casi me quedo sin siquiera probarlo, pero por suerte un asistente apartó un poco para mí, también traje el platillo especial de papá- comenzaba, mientras sacaba el elegante empaque de la comida y la colocaba sobre la mesa de Nayeon. – Mientras comemos, dime ¿Qué es lo que te puso así? - por fin pregunto al respecto.

Nayeon bajo la mirada, observando su taza de té como si fuese la cosa más interesante del mundo, Jeong conocía parte de la historia, estuvo involucrada incluso. Ella sabía cómo le afectaba hasta la fecha aquello a Nayeon.

-Hoy… me quedé de ver con Chaeyoung para conocer a su esposa- iniciaba con algo de desgane y nerviosismo.

-¿Paso algo malo? ¿Te hicieron daño? – Jeong se apresuró, la forma en la que Nayeon estaba de nerviosa no se le hacía nada común de ver.

-No como tal, fue todo un caos. Chaeyoung no planea que su esposa sepa lo que está pasando, por lo que hizo un plan realmente estúpido para que pudiera encontrarme “casualmente” con su mujer e hija, obviamente nada salió conforme lo planeado- comenzaba explicando Nayeon, entre más hablaba, más nerviosa se ponía.

-Espera ¿La esposa incluye hija? Estas jodida Nayeon, pero entonces ¿La viste por fin? ¿Qué piensas de ella, no te gusto? - La intriga era cada vez más por parte de la más alta, notorio en sus preguntas constantes.

La castaña desvió la mirada nuevamente.

-¿Qué si me gustó?- soltó una pequeña risa irónica – Es la chica más bella que he visto en la vida, bueno… ahora es toda una mujer…- contesto mientras levantaba la mirada nuevamente para ver la reacción de Jeongyeon.

La rubia había dado un bocado al pan que había llevado, bocado que cayó de su boca ante la sorpresa que le provocaba lo que Nayeon acababa de decirle. Nayeon solía usar esa frase para referirse a una sola persona…

-No es cierto… estas de broma- No se lo creía. Tanta coincidencia no le parecía posible, pero tampoco podía ser una broma, Nayeon no fingiría llorar por una broma, pero en caso de ser real definitivamente sus lágrimas tendrían sentido total.

Nayeon sonrió ampliamente mientras sus ojos volvían a tornarse cristalinos, listos para soltar más lágrimas y avergonzada ante la incredulidad de Jeongyeon, cubrió su rostro con sus manos y soltó una pequeña risa, denotando su nerviosismo. Eso para Jeongyeon fue señal suficiente, solo una persona era capaz de poner en estado tan deplorablemente ridículo a su amiga.

-Es ella Jeongyeon. La mujer por la que Chaeyoung me está pagando por enamorar, es Mina, mi preciosa Minari…- Por fin salía de sus labios aquella declaración, la rubia no podía sentirse más abrumada.

-No puedo creerlo… ¿Volvió? ¿cómo diablos es que…?- Entre su sorpresa no lograba articular algo decente. – ¿Te das cuenta que es como si el destino así lo quisiera? ¡Jamás imaginamos volver a saber de ella!- Jeong tenía ahora muchas cosas en su mente también, tantas que quería preguntárselas todas a Nayeon.

-Lo sé, ella… es deslumbrante, aun más ahora. Cuando me vio, su expresión rompió aun más los fragmentos que tengo por corazón- La aflicción en su rostro no podía ocultarse de ninguna forma, Jeongyeon comprendió entonces porque la mayor había llegado a su departamento con lágrimas en los ojos.

-Entiendo… pero entonces ¿Qué piensas hacer? - preguntó primeramente. -Mina se fue con una idea errónea y por como dices que te ha mirado, ha vivido estos 8 años con ese resentimiento- Jeong cuestionó.

-El destino la ha traído de vuelta, Jeongyeon… es obvio lo que pienso hacer-

-¿Y no te has puesto a pensar en si Mina realmente te quiere cerca? Nayeon no quiero que te lastimen, así que piensa con la cabeza fría. ¿Crees que será como antes? Tiene a alguien y tiene una hija. Por favor, en serio piénsalo adecuadamente…- Las palabras de Jeongyeon eran una realidad aun más pesada.

Nayeon estaba muy feliz, eso era una realidad, pero también estaba preocupada y afligida lo cual era aún más real, ya que Jeong tenía razón. Mina tenía muchas razones por las cuales no quererla cerca y entendía perfectamente cada una de ellas. Pero era una oportunidad, quizá la única en la vida que se le brindaría.

Su deseo era claro, pero como Jeongyeon dijo; debía pensar también en Mina, por lo que estaba confundida.

Antes de que la mayor pudiera responder a Jeongyeon, su teléfono celular comenzó a sonar. Desviando su atención de inmediato a el. Cuando lo tomó se llevo la sorpresa de que se trataba de Chaeyoung.

-Es Chae… guarda silencio- le pidió a la rubia que simplemente asintió y concentro su atención nuevamente a la comida, mientras Nayeon contestaba el teléfono.

-Nayeon ¿Llegaste bien a tu casa?- escucho la voz de la artista al otro lado de la línea.

-S-Si, estoy ya en casa ¿Tu te encuentras mejor? Ese desplome fue algo preocupante- quería asegurarse de que aquella chica se encontrara mejor.

-Supongo que estoy mejor. Mina se encargo de mi al llegar a casa…- contesto aquello, su voz sonaba un poco baja y algo cansada. – Y hablando de Mina, quiero preguntarte un par de cosas al respecto- Tras esas palabras, Nayeon sintió un pequeño nudo en el estómago, sabía que la artista estaría intrigada al respecto.

-C-claro, pero ¿es seguro, no está ella cerca?- preguntó algo insegura.

-Descuida, está tomando una ducha justo ahora. Tenemos un poco de tiempo para hablar- aclaro, hubo un pequeño silencio y posterior a ello continuo. – Sé que fui yo quien te busco en primer lugar, y también sé que mi plan no fue el más adecuado, pero hubo algo ahí, algo que no había previsto del todo. Nayeon ¿Conoces a Mina?- y la tan temida pregunta llegó.

No solo la conocía, sabia demasiado sobre ella. Desde su color favorito hasta sus pequeños hábitos; ese en el que daba un ligero mordisco a su lengua, por ejemplo; era sin duda de las pequeñas cosas que le encantaban de la japonesa. Pero era claro que no podía hablar de más, y también era obvio que la primera en ser interrogada había sido Mina, por lo que prefirió no hacer algo inadecuado.

-Si, nos conocemos un poco, estaba realmente sorprendida de verla; lamento si mi reacción pudo causar problemas…- soltó palabras cuidadosamente, sin dar demasiado hueco para que Chaeyoung pudiera indagar de más.

Un nuevo silencio se coló por medio de la llamada antes de que la artista pudiera continuar hablando.

-Entiendo. ¿Sabes? Mina no parecía muy feliz, me preocupa que mi decisión pueda ser contraproducente- Chaeyoung comentaba con sinceridad. Si Mina terminaba por no querer cerca a Nayeon eso sería un gran problema, por otro lado, también pensaba en cómo se sentía probablemente la castaña, ya que Mina le comento que no tenían buenos términos… estaba preocupada. -Por otro lado… el tiempo se termina y no hay ni una sola tregua para mí-

La castaña se sintió algo confundida ¿Qué es lo que Chaeyoung estaba tratando de decirle? Una pequeña parte de ella intentaba entenderlo, pero nada era claro. Comenzaba a preocuparse que Chaeyoung la desechara.

-¿Ella dijo eso? Bueno… no la culpo, tuvimos un par de inconvenientes- Un peso menos de encima, Mina afirmo conocerla, por lo que era más fácil saber que decir.

-Supongo que tampoco es como si te odiara. La conozco más que cualquier persona en el mundo y sé que no es ese tipo de persona. - Ese comentario hizo irritar a la castaña, entendía en parte a Chaeyoung, pues fue la mujer con la que Mina decidió hacer una vida, pero su corazón no podía razonar con ese hecho. En respuesta ante la contención de su malestar, simplemente presiono el teléfono entre sus manos. – A lo que quiero llegar es… Nayeon ¿Quieres continuar? ¿Te sientes capaz de lograr esto?- 

Nayeon no lo esperaba.

Chaeyoung no hablaba para ningún tipo de reclamo, por todo el contrario, incluso se había puesto a pensar en ella y en cómo podría sentirse después de aquel encuentro. Un toque de culpa la golpeo constantes veces en la cabeza antes de poder formular siquiera una respuesta. Los segundos en silencio con una expectante Jeongyeon pasaban lentamente, como si de alguna forma, desearan ejercer algún tipo de tortura sobre ella y reprenderla por los pensamientos que rondaban su cabeza desde el momento que supo que Chaeyoung estaba entregando a la persona que amaba.

-Yo… realmente no lo sé- Respondió de la forma más sincera posible. – Chaeyoung, la verdad es que, le tengo aprecio a Mina y no quisiera ser una molestia para ella. Si pudiera yo saber si realmente no me quiere cerca me ayudaría a saber si realmente esto es lo correcto. Por otro lado, tu hija tampoco tiene una buena opinión de mí.- Comentaba Nayeon, Jeongyeon pudo ver la expresión afligida en su rostro, el como ese pequeño golpe de realidad estaba atormentando más de lo esperado a la castaña y por supuesto, aquello le dolió a Jeong, no quería ver sufrir a su mejor amiga. No otra vez.

Por su parte Chaeyoung también comenzó a sentirse mal, sentía que Nayeon no estaba diciéndole algo entre todo aquello. Ambas fueron parcas, Mina y Nayeon.

Por un momento, Chaeyoung pensó que lo mejor era que Nayeon renunciara y ella pudiera estar con Mina lo que le quedaba de tiempo. Pero ese era un pensamiento egoísta. Amar no era ser egoísta…

“-Sabías que dolería… sabías que entregarla a alguien más iba a dolerte. Pero sabes que tu partida va a dolerle a ella si no haces algo. Prefiero que me duela a mi y no a ella…-“

-Nayeon, por favor… Sé que es complicado, pero pienso que aun puede funcionar- Y tragándose nuevamente las lágrimas, Chaeyoung rogaba a Nayeon por que considerara quedarse.

Los ojos de Nayeon se abrieron de par en par por la gran sorpresa ante las palabras de Chaeyoung. Un nudo comenzó a formarse en su garganta y poco a poco aflojo el agarre en el teléfono. Su corazón latía con fuerza y tomando un respiro, respondió.

-… No prometo nada, pero… daré lo mejor- respondió con voz suave, salía desde lo profundo de su pecho.

Y las palabras de la castaña trajeron una nueva ola de emociones en Chaeyoung, alegría y dolor mezcladas.

“-Así tiene que ser…-“

-Sé que serás capaz de lograrlo- Respondió simplemente a la mayor.

Mina salia de la ducha, tenía una toalla secando un poco el exceso de agua en su largo cabello negro. Se acerco hacía la cama, donde Chaeyoung permanecía recostada boca abajo, hablando por teléfono. No se había percatado de su presencia.

– En cuanto a un nuevo encuentro…- la escuchó susurrar por lo bajo. ¿Por qué tanto sigilo? 

-¿Con quien hablas?- pregunto curiosa.

Chaeyoung se sobresalto y rápidamente cortó la llamada para después girar su rostro y mirar de frente a Mina, quien vestía una bata de baño blanca. Se puso sumamente nerviosa por la presencia de Mina y se preguntó si habría escuchado algo de más.

-Un cliente, necesita ver un par de pinturas que encargó hace un mes- Respondió rápidamente y bajó cuidadosamente el celular, fuera de la vista de Mina.

-¿Le colgaste?- interrogó con cierta ironía.

-Oh… su-supongo que voy a escribirle mejor, no estoy teniendo buena señal últimamente… ya sabes- otro pretexto más, haciendo aun más sospechoso lo ocurrido.

-Bien… ten más cuidado la próxima vez- no era tonta, sabía que Chaeyoung estaba evitando algo… pero realmente, no deseaba molestar más a la agotada mujer rubia, por lo que decidió confiar en ella y dejarlo pasar… más no olvidarlo.

Nayeon por su parte, se percató que la menor había colgado la llamada repentinamente ante la inesperada llegada de Mina, por lo que simplemente asimilo lo hablado, seguramente recibiría un mensaje más tarde para acordar un nuevo encuentro o algo parecido. Pero eso no era lo importante, seguía sumamente abrumada.

Vio frente a frente a Jeongyeon, tratando de decir alguna palabra, pero parecía que había perdido completamente el aliento, incluso por un momento pareció olvidar el como respirar ante tal situación.

-Chaeyoung quiere que siga intentándolo… aun cuando pude escuchar aflicción en su voz, Desea que siga adelante- Dijo y tras cada palabra su voz parecía quebrantarse hasta volver a sollozar. Y las lágrimas también volvían a salir frente a los preocupados ojos de Jeongyeon.

La mas alta simplemente soltó un suspiro y volvió a ponerse de pie, todo para caminar hasta su amiga y envolverla entre sus brazos nuevamente, tratando de darle consuelo y que ella pudiera calmar su angustia.

-¿Cuánto debes amar a una persona como para ser capaz de entregarlo a alguien más?- susurro entre sus lágrimas.

-Lo mismo que  puede amarla alguien indispuesto a olvidarla- respondió Jeong mientras acariciaba con cariño su cabello castaño.

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Podía ver las luces entre la nieve y la oscuridad de la tarde, esa chica pelinegra de diversos lunares en su rostro la llevo hasta la estación del autobús aquel día tormentoso para ella. No supo de donde salió, ni como llego hasta ella de esa manera, mucho menos que la orilló a brindarle una mano. Solo sabía que se sentía agradecida, se sentía bien tenerla a su lado.

El sonido de sus pasos y su ligera fragancia a lavanda rondaban por su mente mientras ambas miraban la calle, esperando la llegada de algún autobús.

-Eres de primer año ¿Verdad? No te había visto en la escuela antes- Nayeon pregunto a la joven pelinegra. Nunca fue alguien que pudiera quedarse quieto y aquella tarde no sería la excepción, mucho menos con la congelante sensación de la nieve humedeciendo ligeramente su uniforme.

-Si, realmente fui transferida. Comencé clases un mes después del inicio de ciclo escolar- respondió la menor dedicándole una tímida sonrisa.

-¿Transferida? Interesante, no suele haber ese tipo de procesos cuando el ciclo ya ha iniciado a menos que seas un cerebrito- contesto sin cuidado alguno de lo que podría estar insinuando, a lo que la joven pelinegra simplemente hizo una ligera mueca.

-Eres un poco mala, no soy una cerebrito, solo soy… ¿dedicada?- la chica de los lunares pareció pensar realmente aquella cuestión, cosa que le pareció sumamente adorable a Nayeon.

Y una pequeña risa escapo de sus labios temblorosos.

-Pero ¿Por qué la molestia?, ser cerebrito no es malo… hay mucha competencia ¿Sabes?- contesto con esa energía que caracterizaba bien a la castaña y le dio un ligero toque con su codo a la pelinegra mientras le sonreía amablemente. – Es más un halago… debes estar orgullosa-

El como se ruborizo, hizo que Nayeon simplemente revoloteara de alegría, de verdad que esa chica era sumamente tierna, había algo en ella demasiado atrayente y cálido.

-Eres un poco despreocupada y confiada… ummm- La chica de cabello negro y corto dijo, aun ruborizada por el anterior comentario, todo para después terminar con una interrogante ante como referirse a la joven castaña.

-Que malos modales tengo, soy Nayeon. Por si es que querías referirte a mi- contesto a la interrogante, notando que había sido acertado.

-¿E-está bien que te llame solo así? ¿No usan algún honorífico aquí en Corea?- hizo otra pregunta con algo de inquietud.

Entonces Nayeon la observo detenidamente otra vez, esa chica ¿Era extranjera? Ahora tenía más sentido aquello de la transferencia y el tan formal coreano de la joven.

-Tenemos algunos, pero llámame Nayeon, nadie va a mirarte mal si lo haces, o Unnie… supongo que no estará mal- Aquello último se lo dijo más a sí misma que a la joven menor. -Por cierto, si no eres coreana, entonces ¿De donde vienes? Hablas muy bien el idioma-

-Soy japonesa… Myoui Mina- respondió mientras hacia una ligera reverencia en modo de saludo y la mayor correspondió.

Myoui Mina… le gustaba como sonaba eso.

Una pequeña ventisca atravesó sus cuerpos, sacándolas de su pequeña interacción. La coreana se abrazó a si misma y soltó un quejoso sonido, era capaz de ver su cálido aliento viajar de sus labios al helado viento del invierno. 

Mina la observaba, esa castaña no tenía ningún tipo de abrigo o algo que la cubriera del frío, solo su uniforme y el temblor constante de su cuerpo. Era encantadora y desvergonzada, y alguien como ella merecía un gesto desde su corazón.

-¡Dios! A este paso moriré aquí antes de que llegue un autobús- se quejó tras sorber por su nariz, el mismo futuro que tuvo Jeongyeon aguardaba por ella, estaba segura.

Fue repentino, simplemente sintió algo cálido envolverla y ese refrescante y dulce aroma a lavanda inundo su nariz completamente. Tenía a tan pocos centímetros de ella a la bella pelinegra de los lunares, ella estaba colocándole de manera sutil aquella bufanda celeste que hasta hace un momento había estado en su cuello, y cuando termino de cobijarla, la miró un par de segundos frente a frente.

-No es mucho, pero creo que al menos tendrás menos frío- y tras sus palabras… le sonrió de una forma en la que Nayeon se quedó sin habla.

No fue la bufanda lo que hizo sentir cálida a Nayeon, tampoco el poco cobijo del techado de la parada de autobuses… todo el tiempo fue ella, esa sonrisa de la joven japonesa era la verdadera calidez que Nayeon necesitaba en ese momento.

Acaricio ligeramente la tela, alborotando el aroma a lavanda que entraba sin permiso alguno por sus fosas nasales.

Myoui Mina era el nombre de la calidez que recibió aquella tarde…

Era la premonición que el invierno le dio.

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🐰🐧🐯

Este capítulo está inspirado en una canción que se llama Fuyu ga kureta Yokan (La premonición que el invierno me trajo) la dejaré arriba por si desean escucharla.

En fin, poco a poco aparecerán más personajes y descubriremos que es lo que pasó con Minayeon.
Muchas gracias a quienes están leyendo y agradezco a quienes votan y dejan un comentario, me impulsan a escribir más 💕

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