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Capítulo 29 "Con mi último aliento"

Aquella confesión hizo latir su corazón de una forma que jamás imaginó. Desde que Nayeon la había besado, simplemente su interior se volvió un remolino de emociones que simplemente no estaba segura de diferenciar o entender.

Los ojos de la coreana frente suyo, mirándola con tal intensidad. "Te amo" una palabra de mucho peso para ella, una palabra que significaba y expresaba tanto... una palabra capaz de hacerla volar.

El que Nayeon hubiera dicho que la amaba y que jamás dejó de hacerlo, la dejó pensando muchas cosas, algunas que la ponían incómoda tenían que ver con Chaeyoung, porque ¿Cómo hubiera sucedido todo si Chaeyoung jamas se hubiera ido? Claro jamás se convertiría en una traidora, sobre todo porque ella había sido traicionada.
Pero el hubiera no existe, así que estaba ahí, con Nayeon entrando a su vida, haciéndola sentir especial, arreglando tantas fallas y malos entendidos entre ellas, dispuesta a todo para estar cerca... diciéndole que jamás dejó de amarla.

Nayeon solo la observaba, la japonesa no decía palabra alguna. Había dado un paso importante y era tarde para echarse para atrás; de cualquier forma no deseaba hacerlo, el haberle dicho a Mina que la amaba después de tanto tiempo, simplemente libero su pecho de tantas emociones.
Acaricio las manos de la japonesa y le dedicó una sonrisa tímida.

-Durante tanto tiempo pensé que jamás volvería a verte, que simplemente mi cobardía y mi ineptitud fueron el pase a perder a la persona que amaba...- comenzaba a hablar Nayeon. -Intente de todas las formas superar lo ocurrido, después de que todas las personas que podían decirme dónde estabas, me dijeran que lo mejor era olvidarte, trate de hacerlo, me esforcé tanto en superarte, en olvidarte... Pero ¡Dios! Jamás pude hacerlo- seguía hablando Nayeon, bajando levemente la mirada, pero aun manteniendo el contacto con las manos de Mina.

No estaba segura si lo que escuchaba era el corazón de Mina o el propio, estaba totalmente nerviosa pero decidida.

-Me enseñaste tantas cosas Mina, menos a cómo vivir una vida sin tu amor...- confesó la castaña, sintiendo que en cualquier momento se quebraría su voz. -Él volver a verte ese día, no sabes lo que causó en mí, ya no eras más esa pequeña Mina de cabello corto, tímida y delicada. Ahora tenía en frente a una hermosa mujer, de largo cabello negro, imponente y amenazante, dispuesta a hacerme añicos por proteger a su hermosa hija; la timidez y la fragilidad se habían ido... Vi a una mujer dispuesta a todo por su familia...- continuaba hablando mientras levantaba nuevamente la mirada, encontrándose con los llorosos ojos de la japonesa.

-Yeonnie...- susurro el nombre de la mayor.

-Me sentí triste en su momento, porque la persona que amaba, no me amaba más, me había olvidado... Pero al mismo tiempo, me sentí sumamente feliz, porque habías seguido adelante. Te convertiste en una gran mujer y me lo perdí todo... - le dedicó una tenue sonrisa que Mina correspondió.

Nayeon guardo silencio un breve momento, observando a la abogada; está tenía una expresión incierta hasta cierto punto, pues si bien le sonreía, aún podía apreciarse la incertidumbre y la duda en su rostro, Nayeon no quería presionar a Mina, pues la conocía bien y estaba segura que su mente era un caos total en ese momento, por la situación, por ella y sobre todo, por su familia, por Tzuyu y muy a su pesar, por Chaeyoung.

-No te pido mucho... Realmente, no te pido nada Mina. Lo único que quiero es estar a tu lado, en la forma en que tú me lo permitas, porque, no solo te amo de esa forma, lo hago de muchas...- comenzaba a decir Nayeon mientras por fin soltaba las manos de la japonesa y se comenzaba a colocar de pie.

Mina se apresuró a ponerse de pie también y sujetar la mano de Nayeon de vuelta, su impulso le decía que Nayeon iba a irse y no quería que ella se fuera.
Fue así que Nayeon simplemente sonrió suavemente una vez más y correspondió el agarre, mientras con su mano libre acariciaba la mejilla de Mina.

-No tienes que hablar, no tienes que responder ahora. Creo que ya he hecho suficientemente alborotando tu cabeza- comenzaba a decir Nayeon cuando un par de caricias más. -Tienes suficiente con el juicio del día de mañana... Concentra tu mente en eso y cuando todo termine, tu y yo tendremos todo el tiempo del mundo para hablar de nuestros sentimientos. Y sin importar nada, yo aceptaré los sentimientos que tengas que ofrecerme, con todo mi corazón- finalizaba Nayeon.

Mina abrió la boca, intentando decir algo, pero su voz no salió de momento.

-Está bien, no tienes que hacerlo- Nayeon intento que Mina se calmara con esas palabras.

-E-esta bien... Tomaré tu palabra, es solo que... Esto es tan abrumador- fue lo único que salió de los labios de Mina, después de tanto esfuerzo.

-Te entiendo. Así que será mejor que descanses, ya que tienes un día muy importante mañana- dijo para finalmente comenzar a caminar hacia la salida del hogar Myoui, con la japonesa detrás de ella.

Una vez que ambas llegaron a la salida del hogar, se dieron una última mirada.

-Mina...-

-Dime-

Y robando un último beso en la mejilla de la japonesa, Susurró:

-Te amo-
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Nayeon estaba algo nerviosa, se encontraba en el auto de Mina, jamás había manejado en un auto tan moderno como ese, pero claro, se había ofrecido a quedarse con Tzuyu mientras Jihyo y Mina estaban en el juicio. En ese momento estaban fuera de un restaurante de comida rápida, comprando en el autoservicio una malteada, esto a petición de la Taiwanesa.

Su mente no dejaba de dar vueltas en lo que había ocurrido la noche anterior, le había confesado sus sentimientos a Mina y pese a que ella le dijo a la chica que no lo hablarán hasta después, no pudo quedarse quieta al respecto.

-¿Nayeon?- la llamó Tzuyu al notar que la mayor estaba callada y no había bebido nada de su malteada. -¡Nayeon!- uso más fuerza está vez.

La coreana dió un pequeño salto y después miró a la niña a su lado, quien dejaba ver en sus facciones la total curiosidad que sentía por su desatención.

-Lo siento... ¿Que pasa Tzuyu?- preguntó tratando de sonar calmada.

-¿Que pasa dices? Eso es lo que yo quiero saber, normalmente no te callas y ahora simplemente pareces muda ¿Que te sucedió?- preguntó la menor, observando la mirada nerviosa de Nayeon y como simplemente suspiró y se hundió en el asiento.

-Ah~ lo hice Tzuyu, deje de ser una cobarde y se lo dije a Mina. Le dije que la amo y simplemente nada resultó como esperaba- confesaba, llamando la atención totalmente de la otra castaña. -Mina solo se quedó callada y pude ver qué tenía un caos interno en su cabeza... Así que no quise agobiarla más y le dije que lo pensara un poco-

-¿Por fin lo dijiste? Wow, pero es mamá Mina ¿Que respuesta esperabas?- Tzuyu parecía cada vez más curiosa al respecto.

-No lo sé, ¿que se me echara encima y me dijera que también me ama?- No estaba segura si Nayeon bromeaba con aquello o no.

En respuesta, Tzuyu solo mueve la cabeza con negación mientras ríe y le da un par de palmadas en el hombro a su niñera, quien simplemente cubre su rostro con una de sus manos, totalmente avergonzada.

-Pero al menos lo hiciste y ¿Sabes? Me siento muy feliz de que cumplieras tu palabra y comenzaras a ser valiente- Tzuyu le sonreía genuinamente, esto Nayeon lo pudo ver a través de los dedos de sus manos que aún cubrían su rostro. -Sé que te sientes de forma incierta, pero confía en mamá Mina, se que ella hará lo correcto para todos, incluyendote- agregaba Tzuyu.

Nayeon sonrió, jamás se imagino a la Taiwanesa siendo tan amable con ella, incluso dándole ánimos. Se sintió cálida y reconfortada realmente, aquello de alguna manera lleno su corazón. Era tan nuevo y tan extraño.
Finalmente descubrió su rostro y le sonrió con malicia a Tzuyu.

-Creí que me odiabas...- fue lo único que dijo, con aquella traviesa sonrisa de conejo.

Tzuyu comenzó a reír por lo que la castaña mayor había dicho, sentía algo de alivio al ver que por fin parecía comenzar a relajarse ya que estaba comenzando a bromear.

-¿De que hablas? Aún te odio- respondió en broma, ganándose otra risa por parte de Nayeon. Ambas reían al compás, sintiendo que podían disminuir la tensión la una con la otra.

Tzuyu había pasado mucho tiempo con la coreana, y si bien se negaba a aceptarla al inicio, de alguna forma, ella fue ganándose su cariño, ya que no solo apreciaba cómo trataba a Mina y a ella, sino que también la ganó a partir de saber que Nayeon cargaba con los sentimientos de Chaeyoung también.
Eran sentimientos tan fuertes que decidió darle una oportunidad.

Poco a poco la risa entre las dos comenzaba a parar, para finalmente soltar un suspiro al recobrar el aliento.

-¿Sabes Nayeon? Yo... Lamento como es que nos encontramos la primera vez- tomaba la iniciativa también. -Sé que no fue la mejor situación y quizá podría justificarse mi reacción, pero no el como seguí tratándose después, ya sabes... Tus postres con picante y los desplantes- decía Tzuyu, tomando por sorpresa a Nayeon, quien la miraba.

-Tambien lo siento, no fue la mejor forma de interceptarte, yo solo quería protejer a Chaeyoung...- Nayeon explicaba un poco del porque había actuado así. - Además ¿A qué viene eso?- pareció curiosa.

-Ahora se que intentaba proteger a mamá Chaeng. Y bueno, tu prometiste ser más valiente y yo también estoy siendolo ahora- Tzuyu dedicó una sonrisa más a la castaña, que simplemente no podía describir lo bien que se sentía en ese momento.

-Gracias Tzuyu... De verdad- un poco tímida, Nayeon dirigió su mano al hombro de Tzuyu, dándole un par de caricias que la menor no rechazó en absoluto.

-Quizá debas aprovechar la cena de hoy con la tía Jihyo y hablar con mamá Mina. Estoy segura que ella estará lista también- Tzuyu aseguraba aquello, notando como Nayeon simplemente asintio.

Después de la pequeña charla, Nayeon por fin bebió aquella malteada junto a Tzuyu, y esperaron a que Mina las llamara para decirles que todo había terminado por fin.
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Todos estaban colocándose en sus lugares, el silencio de todos era intrigante tanto para la parte acusatoria, cómo para la defensora, quienes se miraban con algo de nervios, en especial Jihyo y Mina.
Finalmente, el juez golpeó la mesa, dando por iniciada la última sesión.

-Por favor, abogado Jae. De comienzo- indicaba el juez al joven que se colocó de pie y comenzó a caminar.

-A lo largo de estos meses hemos visto un caso sin igual. Un hombre poderoso y bien simentado como lo es el señor Jung Haesol, director de una de las mejores compañías de entretenimiento. Siendo violentado por sus compañeros de más confianza, por aquellos que se hacen llamar socios y en quienes depósito no solo su confianza, sino también sus recursos y prestigio- comenzaba hablando el joven abogado. -Como pudieron ver anteriormente, hay pruebas incontables que señalan al señor Boo Seungkwan como un perpetrador, frío, calculador y astuto. Uno capaz de poder efectuar sus artimañas a base de la confianza de mi cliente- continuaba.

-Me gustaría entonces llamar a nuestro último testigo, quien podría aclararnos un poco más sobre los movimientos del señor Boo Seungkwan- dicho esto, Jihyo y Mina vieron a un hombre ponerse de pie, era aquel guardia de seguridad que les impidió tener acceso a las grabaciones de seguridad aquel día.

Pronto comenzó el testimonio del hombre, quien solo estaba ahí para reafirmar los testimonios que anteriormente se habían dado, pretendiendo con aquello darle más firmeza a los mismos.

Cada palabra, cada vez que el abogado comenzaba a repetir los sucesos ocurridos y los supuestos infraganti de Seungkwan, ambas abogadas se ponían más y más nerviosas, ya que todo aquello sonaba tan real y convincente. Deseaban con todo su ser que lo que tuvieran que decir fuera suficiente para proteger a su cliente.

-Finalmente, ¿Que fue lo que usted hizo ante lo presenciado?- preguntaba el abogado.

-Llame al cuerpo de seguridad y al señor Jung, esto con la esperanza de que detuvieran al señor Boo en el acto- finalizaba el hombre.

-Bien, no más preguntas- el abogado Jae simplemente permitió que su último testigo volviera a su asiento y termino con sus últimos alegatos.

Mina sentía esa mirada sobre ella, era áspera y pesada, cargada de burla y malicia, se negaba a seguirle el juego a aquella mirada, pero inevitablemente, no pudo con su parte racional, cegada por la competitiva y miro de vuelta.
Jung estaba ahí mirándola, cuando conecto sus ojos con el hombre este sonrió con completa burla, una sonrisa de victoria que hizo enfadar aún más a Mina, quien simplemente desvío la mirada cuando escucho al juez dirigirse a Jihyo.

La coreana solo comenzó a ordenar sus últimas pruebas y finalmente tras encender el proyector, caminó hasta el juez y le entrego una carpeta.

-Llamo al señor Boo Seungkwan al estrado- por fin, Jihyo llamaba al nervioso hombre que caminó despacio hacia el estrado.

Varias personas en el lugar se habían mostrado algo desconcertadas del movimiento que había hecho Jihyo, llamando a su propio cliente al estrado.

-A lo largo de este proceso hemos visto la opinión de muchos de sus compañeros sobre su trabajo y de su persona. ¿Cómo se persive usted mismo como trabajador y como empresario? Era la primera pregunta de Jihyo, Seungkwan se removió en su sitio un momento antes de responder.

-Como empresario puedo decir que siempre he desempeñado un papel muy decente. Desde la creación de Bonnon, la visión de la empresa siempre ha ido hacia delante; la dirección de mi trabajo para mí y con mis trabajadores siempre ha contado con opiniones excelentes de nuestros socios y demás- comenzaba a decir el joven. -Pero cómo trabajador, quizá no era el mejor, aún siendo el jefe... Quizá abuse un poco de lo que significaba aquel cargo desde la mente de un trabajador- confesaba.

-De acuerdo ¿Podría decirnos a qué se refiere con las deficiencias cómo trabajador?- Jihyo hizo una nueva pregunta.

- Bueno, cómo trabajador, habían gustos y conductas de trabajador, cómo tomar unos minutos más después de la hora de descanso, cigarrillos en la oficina y sobre todo... Mis faltas periódicas. Antes de ser empresario, líder y trabajador, soy esposo, uno con un compromiso por la persona que ama- explicaba.

-Objeción, irrelevancia. ¿Cuál es la aportación al caso?- el abogado Jae intervenía de inmediato.

-A lugar, abogada Park ¿Podría encaminarnos?- preguntó el Juez, a lo que Jihyo asintio.

-Por supuesto, este acontecimiento es de suma relevancia para nuestro caso. El señor Boo Seungkwan ha declarado faltas periódicas a su empleo, faltas registradas tanto en itinerarios de vuelos como otros artículos que se mostrarán a continuación. Faltas que irrumpen los testimonios dados por el abogado Jae- comenzaba Jihyo, intrigado a todos los presentes .

-El 8 de diciembre del año 2021, se le señala a mi cliente como el hombre en las cámaras de video, caminando a las 11:15 de la noche por los pasillos de Sunrise entretaiment y llegando al área de almacén, dónde comienza a destrozar diversos documentos, finalizando a las 11:17- comenzaba a hablar Jihyo, dirigiéndose al proyector y revelando la primera foto.

-Aquella noche falte porque habría una presentación de opera, el director Vernon nos hizo una invitación especial a mi esposa y a mi para asistir con asientos vip- aclaraba el joven, seguido de Jihyo mostrando una foto del boleto y en la pizarra el boleto original.

-Eso no puede ser...- escucho gruñir a Jung, siendo este calmado por su abogado.

-Como pueden ver, tiene fecha del 8 de diciembre del 2021 a las 10:30 de la noche- señalaba Jihyo con una sonrisa. -Posteriormente, existe una nueva prueba indicada para el 2 de enero del presente año. Según los testigos del señor Jung, se registra un ingreso a la cuenta de mi cliente de 45 mil dólares a las 4:00 pm, según las fotos, ingresa con un maletín y sale del banco sin el- Jihyo pasaba a la siguiente diapositiva.

-Mi esposa y yo viajamos a las playas de Jeju... renté un auto para poder estar cómodos, era un modelo muy bonito y veloz. Aquella tarde recibí una infracción por conducir veloz en un área turística- explicaba el joven.

Jihyo de inmediato reveló la siguiente diapositiva, dónde se podía ver una fotografía y un documento.

-Documento de registro de infracción a nombre de Boo Seungkwan, con fecha 02/01/2022 a las 3:56 de la tarde, seguido de una fotografía de mi cliente con su esposa con misma fecha a las 5:00 de la tarde- continuaba Jihyo. - Muy bien, finalmente el día 13 de enero del presente año hay un registro de vuelo cancelado a nombre de mi cliente, Boo Seungkwan, quien se dirigiría a Busan con su esposa, con reservación de hotel incluida para las 12:00 de la noche, aquella noche, fue el día en el que el cuerpo de seguridad de Sunrise atacó a mi cliente- explicaba Jihyo mostrando el registro del vuelo cancelado y la hoja de urgencias médicas a las 11:34 de la noche.

Mina se sentía orgullosa, habían descubierto un gran movimiento y el ver a Jung apretar los puños con irá, no podía dejar de ser tan satisfactorio.

-Según el testimonio del guardia, el vio a mi cliente merodeando las instalaciones e ingresando de forma ilícita entre las 11:15 y 11:20 de la noche, dónde fue golpeado y abandonado en los callejones de Sunrise entretaiment, la ambulancia tiene un tiempo de traslado de 15 minutos más, por lo que el horario no coincide con el testificado, ya que el registro de mi cliente fue a partir de las 11:34, lo que señala que mi cliente fue agredido antes de lo testificado- Jihyo explicaba con fluidez, logrando el asombro de varios de los presentes.

Mina fue quien miró insistentemente a Jung esta vez, logrando llamar la atención del furioso hombre, a lo que la japonesa simplemente le sonrió con suficiencia y señaló su propia cabeza, dando un par de toques, enviando un claro mensaje al hombre, y era que ella había descubierto su farsa.

-Es todo, su señoría- Jihyo finalizaba con su última defensa, pidiéndole a Seungkwan que volviera a su lugar.

-De acuerdo, una vez escuchados los hechos y las pruebas recabadas, me gustaría solicitar un preve receso de 10 minutos junto al jurado, para poder deliberar lo que está por suceder- dicho aquello el hombre, todos los mencionados se pusieron de pie y se dirigieron a una habitación trasera.

Jihyo permaneció en su asiento junto a Seungkwan, quien parecía sumamente nervioso, por otro lado, Mina se recorrió un par de asientos para poder acercarse un poco a Jihyo.

-Te luciste, fue impecable y sin titubeos- elogiaba Mina a la mayor quien asintio orgullosa.

-Fue un trabajo en equipo, no lo habría logrado sin ti y sin los chicos- daba crédito a su equipo de trabajo, fiel y organizado.

-¿C-creen que todo salga bien?- Seungkwan hablaba débilmente, se notaba que el hombre está a atemorizado y nervioso.

-Tranquilo, confiamos en el buen juicio de este jurado- trataba de calmar Jihyo.

El tiempo para ellos paso tan rápido, cuando el juez y el jurado finalmente salían de aquella habitación y volvían todos a sus lugares.

Era el momento.

-El lavado de activos es un delito altamente castigado en nuestro país, estamos al tanto de lo complicado que puede ser manejar un caso como este. Una vez que su servidor y el jurado hemos conversado, finalmente, pido al jurado la lectura del veredicto- comenzaba a hablar el hombre. - Por favor, señor Boo Seungkwan, póngase de pie, para leer los resultados...- ordenaba el hombre.

Seungkwan miró a Jihyo ponerse de pie a su lado y posteriormente a Mina a sus espaldas, finalmente le dió una mirada más a así esposa presente y con la frente en alto asintió.

-Por el delito de falsedad documental, se declara al señor Boo Seungkwan inocente- comenzaba a leer el representante del jurado, haciendo que Seungkwan soltara un suspiro y nuevamente contuviera el aliento. -Por el delito de allanamiento, se encuentra al señor Boo Seungkwan, culpable- un cargo negativo, sin embargo no tan grave, Seungkwan estaba seguro que podría librarse de ese cargo fácilmente, por otro lado, el cargo principal, era el que lo tenía aún tenso, sentía su corazón acelerar, lo mismo pasaba con las abogadas. -Finalmente, por el delito de lavado de activos, se declara al señor Boo Seungkwan... Inocente- termino de declarar.

Y finalmente, el aliento salió de sus pulmones, sintiendo como tras cada respiración, un gran peso se iba. Mina solo pudo observar como Jung se levantó de su asiento completamente furioso y golpeaba con sus manos la mesa.

-Por otro lado, lamento mucho informarle al señor Jung Haesol que el incurrir en perjuicio y falso testimonio, es un delito que se castiga hasta con 3 años de prisión. Por lo que puede aceptar la condena o pagar una fianza de ₩1,000,000. Así mismo, el jurado y su servidor, hemos decidido comenzar con una carpeta de investigación para averiguar las acciones que se llevan a cabo dentro de las instalaciones de Sunrise entretaiment- informaba el juez y finalmente golpeaba con su mazo la mesa.
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Mina y Jihyo se dieron la mano una vez fuera de la sala, estaban contentas de lo bien que había marchado todo. Finalmente, Seungkwan se acercaba a ellas caminando del brazo con su esposa, quien también estaba muy contenta.

-Lo hicieron, hicieron justicia por mi Bonnon- la esposa del hombre les agradecía a ambas abogadas.

-Hicimos lo que teníamos que hacer- Jihyo le sonrió a la pareja. -Además también fue de mucha ayuda que nos mostrarán sus recuerdos- agregó.

-Por cierto, tenemos por fin el vídeo de tu celular, si deseas proceder contra Jung, puedes hacerlo y acabarlo- Mina decía aquello al hombre que se vio sorprendido.

-¿De verdad lo tienen?- preguntó curioso.

-Así es, si deseas hacer tu denuncia y comenzar una demanda, tienes todas las armas para hacerlo- está vez explicaba Jihyo. -Si te parece bien, puedo asignarte un buen abogado de confianza para llevar tu caso- ofrecía al hombre.

-Pero ¿No pueden llevar mi caso ustedes?- preguntó el joven, las abogadas habían hecho un excelente trabajo en su caso.

-Nos encantaría, pero preferiría tomarme un descanso. Sin embargo puedo recomendarte a uno de mis mejores abogados- informaba la mayor.

-De acuerdo, confío plenamente en ustedes- agradecía el chico.

Finalmente, se despidieron, el trabajo de ambas por fin había terminado con los mejores resultados. Mina subió al auto de Jihyo y se encaminaron en dirección a casa de la mayor, pues a Jihyo se le había ocurrido una cena con todo el equipo, a parte de invitar a Tzuyu y Nayeon a cenar con ellos. Necesitaban prepararse al respecto.

Jihyo freno en un semáforo esperando a que la luz cambiara, fue en ese instante en el que miro a su copiloto, quien parecía demasiado pensante mientras miraba por la ventana.
No era normal para ella que Mina estuviera tan callada después de haber ganado un caso de esa magnitud, normalmente estaría alardeando y siendo, pero no esa vez.

-Normalmente estarías diciéndome lo graciosa que fue la cara de Jung al haber perdido y recibir represalias... Pero no pareces siquiera estar aquí Mina- Jihyo rompía con el silencio, llamando a la japonesa.

-No sé, solo creo que no estoy de ánimo para burlarme- contestaba sin mucha emoción.

-Bueno, si lo que hay en tu cabeza en este momento te distrae de festejar un caso tan complicado que ganamos, entonces significa que lo que hay ahí es más importante para ti- Jihyo comenzaba y después le dedicó una mirada pícara. -Y solo se me ocurren dos cosas que para ti son más importantes, y eso es Tzuyu o Nayeon- aquello último lo dijo en un tono que tenía como objetivo molestar a Mina.

-Oh vamos no empieces, ya te dije que no es nada- la japonesa trataba de evadirlo a toda costa, pero Jihyo no se tragaria su pretexto.

-Objeción, la clienta está siendo una mentirosa de lo peor- bromeó la mayor, picando con su dedo uno de los costados de Mina, quien se retorció un poco por las cosquillas y dio un leve manotazo a Jihyo.

-¡Ya, deja de tocarme!- Mina se quejaba mientras reía.

-Vamos Minassi, he estado contigo tantos años, yo sé todo sobre ti y se que algo te sucedió- la abogada por fin veía el cambio de luces y continuaba conduciendo.

-Ah~ no me dejaras en paz ¿Verdad?- la pelinegra preguntó, ganándose un no por parte de Jihyo en un movimiento con su cabeza. -Qué entrometida eres-

-Soy tu mejor amiga, es mi trabajo- aclaró.

-Bien, pues... Sucede que ayer estuve a solas con Nayeon después de la cena y... No sé cómo es que terminamos ummm be-besandonos- confesaba por fin, logrando que Jihyo frenara el auto repentinamente.

-¿¡Que!?- salió de sus labios tan fuerte que Mina tuvo que cubrir sus oídos. -Espera, espera, espera, Mina tu y ella por fin...- la mayor no dejaba su asombro de lado.

-No pasó nada, solo eso. Ella... Dijo que aún me amaba- Mina se quedaba dudosa al respecto.

-¿Y tú? ¿Por fin aceptaste que también la amas?- Jihyo dejó salir aquella incógnita, que solo logró hacer que Mina desviará la mirada. -Oh dios, estás pensando en ella ¿cierto? En Chaeyoung- preguntó, obteniendo un asentimiento de Mina.

-Se que ya pasó poco más de un año desde que ella se fue, es solo que... Tengo un intenso malestar interno. De alguna manera no sé que hacer al respecto. Nayeon es... Wow, ni siquiera podría describir que significa ella para mí, las palabras no alcanzan...- Mina dejaba a flote parte de sus confusos pensamientos.

-¿Sabes? Desde que ella volvió a aparecer, supe que algo andaba extraño contigo. Es como si los puntos se unieran. Un día me dijiste que Chaeyoung era tu alma gemela y concuerdo contigo porque ella te complementaba de una forma perfecta, se parecen y ese parentesco les hizo vivir en una gran armonía que, sé que te tenía muy feliz. Pero que Nayeon apareciera así, sin señal alguna de que lo haría, es como... El destino- Jihyo comenzaba a hablar, ya que Mina no parecía tener tranquilidad. - A pesar de todo este tiempo que pasaste sin saber nada de ella, tienes esos sentimientos Mina, de alguna forma no encuentras una razón para amarla, pero lo haces aún así... Es por eso que la concideras el amor de tu vida- la coreana trataba de esclarecer a la japonesa.

-Pero... ¿Y si nada resulta bien? Tengo miedo Jihyo...- por fin confesaba Mina, a lo que su mejor amiga solo dirigió su mano a la mejilla de la más alta, y le brindo una amable y cariñosa caricia, al lado de una sonrisa tenue.

-Entonces hazlo con miedo, pero hazlo. No rechaces a tu destino- finalizaba Jihyo, logrando obtener por fin una sonrisa genuina de la japonesa. -Sigue tu corazón...-

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Era oficial, Seungkwan había pasado un par de horas en el ministerio público realizando por fin su denuncia. Pese a todo lo agotado del proceso, salía con una sonrisa y era recibido por su esposa.

-Lo hiciste Bonnon, estoy segura que con los antecedentes de este juicio y las pruebas que tienes, Jung no tendrá de otra que ceder- su esposa Sojeong le dedicaba una sonrisa, mientras el asentía.

-Seguiré el consejo de Mina y Jihyo, voy a hacer que Jung pare con todo su negocio sucio- aclaró el hombre, viendo la orgullosa expresión de su esposa.

La pareja camino hacia la salida del lugar, dónde se detuvieron en seco, al notar como un par de policías abrían una puerta y dejaban salir a Jung Haesol de ahí.
El hombre parecía furioso mientras sostenía un documento, el cual seguramente sería su aval de pago de derecho a fianza.

Seungkwan decidió hacerse a un lado para evadir la visión del CEO y no pudiera verlos.

-¿Que haces?- preguntó Sojeong a su esposo que estaba atento a lo que ocurría.

-¡Shh! Mira ahí...- el señaló discretamente como Jung caminaba a la salida del lugar, dónde un hombre de complexión delgada lo recibía.

El joven empresario observó detenidamente a ambos hombres y su asombro fue tal, que no pudo exclamar palabra alguna.
El hombre delgado tenía muchos rasgos similares a él. Eso solo significaba una cosa.

Ese hombre delgado era el de los vídeos y fotos que lo inculpaban...

-¿Tienes la ubicación del lugar?- Jung preguntó al misterioso hombre, quien simplemente retiro sus gafas oscuras y sonrió.

-¿Cuando te he fallado?- contestó con una pudiente sonrisa.

-¡Bien! Movamonos rápido... Nadie se burla de mí, Eunkwang- declaró.

Rápidamente, Eunkwang dirigió al CEO hacia una camioneta blanca, que con completa tranquilidad abordó y se marcharon con tranquilidad.

-¿Escuchaste? ¿Que pretende, escapar?- preguntó Sojeong a su esposo, quien estaba totalmente inquieto. Su corazón estaba acelerándose.

-No... Jung no escapará porque no se lo permitirán... Sabe que está perdido- comenzaba a decir el joven mientras un recuerdo cruzaba su mente.

La mirada llena de odio de Jung ante la sonrisa de victoria de las abogadas. Ese hombre de la camioneta que tal parecía ser un cómplice...

-Shiroi...- Susurró, para después tomar de la mano a su esposa y llevarla hacia afuera del lugar de forma presurosa. -Jung no busca escapar... Busca vengarse- le dijo a su esposa, quien también comenzó a parecer preocupada.

-Oh dios... Mina-

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La tarde con Tzuyu había pasado volando, cuando menos lo esperó, recibió el mensaje de Mina diciéndole que todo había salido excelente y que era momento de que se cambiaran para asistir a la cena que organizo Jihyo con el equipo que había trabajado en el caso, y claro, estaba cordialmente invitada.

Nayeon no estuvo segura como es que logró conducir hasta la casa de Mina y hacer un cambio de ropa para ella y Tzuyu, dado que la japonesa fue directo a la vivienda de Jihyo a prepararse.

Y ahí estaban ahora, en un elegante restaurante; en una mesa bien ubicada que compartían con dos elegantes jóvenes, quienes se presentaron como Christopher Bang y Kunpimook Bhuwakul. Los abogados que apoyaron a Jihyo y Mina en el complicado caso.

Y hablando de Mina, aquel día en especial parecía tan hermosa y radiante. Su vestimenta no era tan elaborada pero se veía sumamente hermosa y elegante, tanto que incluso tartamudeo al saludarla. Para Mina no fue diferente, Nayeon se veía increíblemente hermosa a sus ojos y había elegido un bonito conjunto para Tzuyu también.

Justo en ese momento, Jihyo tomaba una de las copas que habían servido en la mesa, y entre risas, la elevaba un poco.

-¿Tienes tu copa de jugo Tzuyussi?- le preguntaba a la menor, quien asintio gustosa. -¿Mina, tienes la tuya?- preguntó a la pelinegra.

-Copa libre de alcohol- bromeó Mina, recordando su mala respuesta con el alcohol.

Nayeon aún en silencio, solo tomo su copa también y la elevó junto a todos los demás en la mesa.

-El trabajo en equipo y el compañerismo es la clave de todo éxito en el ámbito laboral. Estoy honrada de poder contar con excelentes compañeros como ustedes; gracias a su compañía, tengo aún mayor confianza de desempeñar mi trabajo de la mejor manera porque sé que tengo a los mejores- Jihyo comenzaba a darle palabras de aliento a sus compañeros, quienes sonreían ante ellas. - Y por supuesto, ¿Que sería de nosotros sin el gran equipo que nos apoya en casa?- está vez, Jihyo se dirigió específicamente a Tzuyu y Nayeon. -Gracias por ser la fortaleza de mi querida Minassi y no dejarla ir gruñona a trabajar- Jihyo les guiñaba un ojo a ambas castañas.

Nayeon y Tzuyu se miraron mutuamente para después reír y elevar su copa.

-Gracias por cuidar tan bien de mamá- Tzuyu agradecía a la abogada y después giraba su cabeza para mirar a Nayeon, quien se sorprendió y miro a todos alrededor,, ellos le dedicaban una amable sonrisa, incluso Mina, quien sonreía tímidamente.

-Gracias a ustedes también por hacer que todo marchara bien- respondió tratando de permanecer calmada.

Y finalmente, las copas de todos chocaron tenuemente, para después beber un pequeño sorbo de la copa.

Después de su pequeño brindis, los adultos comenzaron a conversar de temas triviales, riendo y recordando. Por supuesto, Jihyo no se limito a avergonzar un poco a Mina con pequeñas anécdotas, y Nayeon tampoco lo hizo, contando algunas más de cuando eran más jóvenes. Todo era sumamente ameno.

Nayeon y Mina habían conversado poco a comparación de otras veces, pues estaban realmente tímidas la una con la otra. Solo se dedicaban pequeñas miradas y cuando sus ojos se encontraban, bajaban la mirada, sonriendo tenuemente y enfocando su atención en cualquier otra cosa.
Jihyo era testigo en primera fila de lo que ocurría, al igual que Tzuyu.

Adulta y niña se miraron mutuamente y se sonrieron, Jihyo insinuando con simples gestos el ¿Que era lo que pasaba con esas dos? A lo que Tzuyu solo se encogió de hombros mientras sonreía.
Posteriormente, la Taiwanesa echó una mirada rápida a dónde Bam y Chan se encontraban sentados, riendo por la anécdota de Nayeon. Fue ahí que Jihyo solo volvió a reír y asintio.

Ambas habían llegado a un travieso acuerdo solo con miradas y gestos.

-¿Realmente hizo eso? Increíble, jamás imaginé que podría ser tan fuerte- decía Chan mientras limpiaba una lágrima falsa de su ojo.

-No te imaginas lo rebelde que puede llegar a ser- contesto Nayeon al joven.

Jihyo aclaró su garganta y se dirigió al más joven de todos. -Disculpa Chan, creo que olvidé mi dinero en el estacionamiento ¿Podrías acompañarme?- Jihyo preguntaba al alto joven que simplemente asintio.

-Por supuesto, vamos- sonrió el joven, levantándose de su asiento y ofreciéndole el paso a Jihyo.

-Ya volvemos- Jihyo también se levantaba y le dedicaba una complicidad mirada a Tzuyu.

-Claro- fue la única respuesta de Mina, quien los miraba marcharse un momento.

Tzuyu trataba de pensar en algo con lo cual salir de ahí un breve momento, pero no encontraba nada, así que decidió optar por algo simple.

-Oye BamBam, tu frecuentas este lugar ¿Verdad?- preguntó Tzuyu al joven, quien asintio.

-Si, ¿Por qué, pequeña?- parecía curioso de la repentina pregunta.

-¿Puedes mostrarme el muro con pinturas? Escuché que eres bueno el arte y creo que me ayudaría a tomar algo de inspiración mientras me muestras un poco- Tzuyu trataba de sonar lo más convincente posible.

Bam solo miró a Mina, quien simplemente asintio, aprobando que el joven abogado le mostrará el muro con pinturas a su hija.

-Bien, entonces, vayamos- BamBam le dedicaba una gran sonrisa a la menor, quien sin más, se llevaba de la mesa al joven, sonriendo victoriosa al lograr dejar a Nayeon y Mina a solas en aquel lugar.

Estaba segura que necesitaban un momento.

Y una vez perdidos Bam y Tzuyu de su vista, ambas mujeres se quedaron un breve momento en silencio, evitando mirarse un breve momento.
De alguna manera había tensión, ambas mujeres no habían tenido oportunidad de conversar sobre lo sucedido la noche anterior.

Nayeon solo le daba vueltas una y otra vez a los posibles escenarios que tenía, dónde Mina decía que no, dónde Mina decía que no y que se alejara, dónde quizá, tendría una oportunidad, no estaba segura, solo estaba nerviosa ante la incertidumbre.

-Realmente es un bonito lugar ¿Verdad?- y para sorpresa de Nayeon, Mina fue quien se atrevió a romper el silencio entre ambas.

La castaña se giró para encontrarse con la tímida mirada de Mina sobre ella, trago pesado y sonrió tenuemente.

-Así es, jamás había tenido la oportunidad de visitar un lugar así. Gracias por invitarme- fue lo primero que dijo y después bebió otro sorbo de su copa de vino.

-No es nada- Mina sonaba tranquila, pero todo su interior también era un manojo de nervios. -Na-Nayeon... Me hace sentir muy feliz el que estés aquí hoy, conmigo... Realmente, por más que trato de pensar en que hablar, simplemente me siento nerviosa y todo eso. Pero, eso no cambia en nada que me encuentre muy feliz- aclaraba Mina, tal parecía que ella tomaría la iniciativa está vez.

-¿De verdad? ¿No te he contagiado con mi tensión?- está vez Nayeon preguntó.

-Realmente... Creo que me he puesto tensa yo sola- Mina comenzaba a hablar; después, simplemente llevo su mano hasta la de Nayeon y la sujetó con sumo cuidado, deseando mantener contacto mientras continuaba hablando. - He pensado mucho todo este día sobre lo sucedido, sobre que debería hacer y pese a que aún tengo algo de miedo, quiero ser valiente y hablarlo como se debe- mina seguía expresando ante la mirada nerviosa de Nayeon.

-N-no tienes que presionarte, ¿lo sabes verdad?- Nayeon trataba de asegurarse de que Mina no estuviera actuando impulsivamente.

-No es así, realmente... Creo que he pensado en esto incluso antes de que me hablaras de como te sentías. Quiero ser honesta respecto a todo, porque mereces y merezco honestidad y claridad- comenzaba, haciendo pequeñas pausas, pues su corazón latía cómo loco y su nerviosismo la traicionaba. -Dijiste que me amabas y creo en lo que dices... Porque creo en ti, por cada palabra, cada acción e incluso cada mirada, en ella soy capaz de sentirte Nayeon... Y contra todo pronóstico, el verme hecha con tu amor es simplemente algo que crea en mi sensaciones que no puedo explicar...- Mina se sinceraba, mirando directamente a los ojos a la coreana, que sentía arder sus mejillas.

Jamás en todo el tiempo en el que Nayeon la perdió, pensó siquiera volver a escuchar palabras dulces de parte de Mina. Ahora estaba ahí, sujetando si mano y abriendo su corazón. Nayeon no podía estar más feliz al respecto, al grado de sentir que pronto caerían lágrimas de sus ojos.

Nayeon solo necesitaba una palabra de Mina, una sola para poder sentirse viva en su totalidad, para poder volver con Chaeyoung y decirle que había triunfado...

-Entonces... ¿Tu también... Te sientes igual?- Nayeon alcanzó a articular, correspondiendo el agarre de Mina y mirándola con intensidad.

Repentinamente el teléfono de Mina comenzó a sonar, sacándola de sus pensamientos y bajando la mirada a su bolsillo, el nombre de Seungkwan se podía ver en la pantalla al sacar el teléfono.

A regañadientes, se dispuso a contestar, dedicándole una mirada de disculpa a Nayeon.

-Seungkwan, estoy ocupada ¿Podrías llamar después?- fue lo primero que dijo Mina al contestar la llamada, sin embargo, la voz del joven la hizo parar de hablar y escuchar lo que decía.

-Mina dónde quiera que estés, vete de ahí ahora- escuchó al joven decirle.

-¿Que? ¿Porque lo dices?- La japonesa estaba realmente confundida.

-No hay tiempo de explicaciones, Jihyo y tú deben irse ya- advirtio una vez más.

Un latido, dos latidos, tres latidos poderosos de su corazón y finalmente un estruendo en el aire que provocó los gritos de todos los comensales del restaurante...

Ambas mujeres se separaron de golpe y se agacharon justo como el resto de las personas en el restaurante, mirando hacia la entrada del lugar rápidamente. Ahí al menos cinco hombres obstruían la entrada del restaurante. Uno de ellos, quien portaba un arma en la mano, había soltado un tiro al aire.

El hombre rápidamente se dirigió al joven en la entrada, quien tenía el registro de reservaciones y le apuntó con su arma.

-Tu, Park Jihyo reservó aquí ¿No es así? ¿Dónde está?- exigió al joven una respuesta.

-N-no se de qué me habla señor...- respondió asustado y tan pronto como terminó de hablar, un nuevo tiro resonó tras el quejido doloso del joven, el hombre armado le había disparado en una pierna.

-Eso no fue lo que quería escuchar- y dicho eso, volvió a apuntarle al joven.

-¡No. 37!- respondió adolorido y aterrado, logrando que el arma dejara de apuntarle.

Nayeon estaba quieta, hasta que Mina tiró de su mano y al hacer contacto con su mirada, le señaló un sitio para que se movieran rápidamente y se alejaran de la mesa lo antes posible.
Los hombres mantenían a las personas agachadas mientras se movían entre las mesas, buscando la indicada, cada paso era fatal.

Mina y Nayeon lograron moverse hacia otra mesa. Nayeon estaba totalmente asustada, no se movía en absoluto. Miró a Mina y la japonesa buscaba cuidadosamente en sus bolsillos algo, logrando topar un encendedor y sin pensarlo un poco, encendió uno de los manteles, después de tirarle encima un vaso de whisky. Este ardió rápido y de inmediato se activo la alarma de incendios, haciendo un escandaloso ruido y activando las llaves de agua.

Aquello fue más que suficiente para que la gente entrara aún más en pánico y comenzarán a levantarse y a correr, buscando una salida del lugar.

-Nayeon, rápido hay que ir por Tzuyu y salir de aquí- Mina movió a la coreana, aprovechando el revuelo de la gente despavorida para mezclarse y correr.

Ambas mujeres corrieron hacia el último lugar donde había llevado Bam a la menor y ahí, pudo verlos, moviéndose rápidamente hacia ellas.

-Tzuyu ¿Estás bien?- Mina preguntó en cuanto miró a la menor abrazarse a ella.

-Si mamá, estoy muy asustada...- dijo mientras se escondía en la japonesa.

-Llamé a la policía. Mina ellos están buscándote a ti y a Jihyo... Tenemos que salir de aquí- Bam le dijo a la pelinegra, quien se detuvo un breve momento.

Después, se giró a Nayeon y con determinación, hizo su petición.

-Por favor, saca de aquí a Tzuyu. Que estén cerca de mi en este momento es lo peor que pueden hacer- Mina le decía a Nayeon, quien parecía seguir en shock.

-No... No voy a salir de aquí sin ti- contestó la mayor, aferrándose a Mina, quien simplemente retrocedió.

-Prometiste que cuidarías a Tzuyu... Por favor Nayeon. Por lo que más quieras en este mundo... Sal de aquí con ella y quédate a su lado...- Rogó Mina.

Los hombres que la buscaban, por fin la hallaron, esquivando a algunas personas, y sin más, nuevos disparos se hicieron presentes. Bam obligo a Mina a agacharse y Nayeon a Tzuyu, separándose de par en par.

-¡Vete ya!- le gritó a Nayeon, quien dedicándole una mirada más a Mina, simplemente tomo un profundo respiro y, con todas sus fuerzas, obligó a Tzuyu a levantarse y dirigirse a la parte trasera del restaurante, haciendo lo que Mina le había pedido.

Bam rápidamente tiró de Mina y corrieron hacia lado contrario, escondiéndose de aquellos hombres, tratando de llegar a Jihyo para que la coreana también se marchara en cuanto antes.

-Allá, no dejen que salga de aquí, y la niña tampoco- ordenó el líder, ese hombre de nombre Eunkwang, quien, esquivando a la gente despavorida, se dirigió apresurado hacia donde Bam y Mina se habían escondido.

Ambos abogados corrían por la gran cocina del lugar, tratando de buscar algún lugar por el cual salir. Parecía que todo estaba interconectado.

-Bam, será mejor que busques de ese lado, me movere por acá. No sueltes tu teléfono por favor- Mina le decía al chico quien asintio.

-Jihyo seguramente también entró a buscarte ¿Verdad?- preguntó en voz baja, a lo que Mina asintio. -Bien, tampoco sueltes el tuyo, en cuanto estés fuera o encuentres a Jihyo, avísame, haré lo mismo- Bam dijo y de inmediato se separaron, esto con el objetivo de confundir a sus perseguidores y poder dar con la coreana.

Por otro lado,Nayeon y Tzuyu corrían por los pasillos del establecimiento, buscando algún lugar por el cual salir.

-No podemos dejar a mamá...- Tzuyu seguía rogando a Nayeon, quien la ignoraba y seguía corriendo, buscando algún lugar de salida seguro.

-Le prometí que te mantendría a salvo...- aclaró Nayeon sin detenerse.

-¡Y a mi que serías valiente por ella!- reclamó Tzuyu, jalandose del agarre de Nayeon.

-¡No puedo dejar que te pase algo! ¡Jamás me lo perdonaría a mi misma, ni Mina, ni Chaeyoung!- respondió entrando en desesperación también.

-¡Ya ví morir a mamá y papá en ese accidente! ¡Mamá Chaeng también va a morir! ¡¡Me niego a perder a Mina también!!- le gritó a la mayor.

Nayeon detuvo su andar de golpe y se giró para mirar a Tzuyu, quien derramaba lágrimas mientras respiraba agitada.
Apretó con fuerza sus manos y soltó un suspiro.

-Escucha, ayúdame a buscar un lugar seguro para salir, te quedarás ahí y entraré a buscar a Mina ¿De acuerdo?- Nayeon hacia un trato con la Taiwanesa, quien entonces asintio.

Ambas trataron de no hacer más ruido, y continuaron buscando un lugar de salida. Todo parecía bien, hasta que al doblar la esquina de un pasillo, toparon a uno de esos hombres armados que buscaban a Mina.

-Hey ¡Detente ahí!- ordenó el hombre, a lo que Nayeon rápidamente retrocedió con Tzuyu y corrió de vuelta.

Nayeon se movía veloz entre los pasillos y topó una de las salidas de emergencia, rápidamente abrió la puerta, mirando un montón de escaleras hacia abajo que seguramente dirigían hacia el callejón trasero del restaurante y sin más, comenzó a bajar junto a Tzuyu aquellas escaleras.
Había bajado al menos un piso cuando el hombre que las seguía las encontró y bajaba rápidamente también las escaleras.

Mina escuchaba las voces en los pasillos, se movía lentamente con un cuchillo de cocina en la mano, estaba tratando de buscar alguna salida.
Repentinamente, al cruzar uno de los pasillos y pegarse a una puerta, sintió un agarre que tiro con fuerza de ella.

La japonesa soltó un leve quejido que fue callado cuando una mano cubrió su boca, ahí al mirar quien la había jalado, pudo ver a su mejor amiga, que le indicaba con su dedo que guardara silencio.
Ambas se quedaron quieras, escuchando como al menos dos hombres pasaban corriendo por el pasillo, sin detenerse a mirar ahí.

-Chan y Bam están ayudando a las personas a salir, tu y yo bajemos las escaleras, al final está el callejón trasero del hospital que da hacia la calle. Rápido- indicó Jihyo en un suave susurro a Mina. Ambas mujeres entonces comenzaron a bajar del cuarto piso, hacia la salida de emergencia del callejón.

Nayeon por su parte, por fin lograba llegar a la puerta de salida, y tan pronto como la abrió, empujó a Tzuyu primero para que la niña saliera y seguida de Tzuyu salió ella, dirigiéndose a un costado, notando una cerca metálica que les obstruían el paso junto a algunos botes de basura.

-Mierda...- maldijo la coreana al topar la cerca.

-Si que son rápidas- la voz masculina a sus espaldas hizo helar su piel. Mirándose rápidamente topo al hombre, apuntándole con su arma. -No sé quién diablos eres, pero esa mocosa es Tzuyu Myoui y me la vas a entregar ahora- dijo amenazante, sin bajar en ningún momento su arma.

-No, sobre mi cadáver tendrás a Tzuyu- aclaró Nayeon, cubriendo a la menor a sus espaldas.

-Bien, si eso quieres- dijo y sin más, una nueva detonación se realizó.

Tzuyu había cerrado los ojos y cubierto sus oídos por el ruidoso disparo, al mismo tiempo que se encogía, sintiendo el abrazó protector de Nayeon.
Su cuerpo temblaba, mientras el dolor y los escalofríos se mezclaban en ella, Nayeon solo sujetaba adolorida su brazo, mientras aún cubría con su cuerpo a Tzuyu. El sudor en su frente no se hizo esperar así como la sangre en su brazo recién herido por aquella bala.

-¿Y bien? Me la vas a entregar o hasta aquí piensas llegar?- dijo burlonamente a Nayeon, quien apretaba los dientes con fuerza, tratando de contener sus quejidos de dolor.

Pronto las sirenas de policía comenzaban a rodear el lugar, poniendo más nervioso al sujeto.

-M-matame... Pero no te la vas a llevar- fue lo único que pudo articular Nayeon.

El nervioso sujeto simplemente la miró con impotencia y volvió a apuntar su arma contra ella, dispuesto a disparar una vez más.
La coreana simplemente se aferró más a Tzuyu, daría todo por protegerla y antes de que aquel hombre diera un disparo más, fue embestido por alguien de un costado, justo por dónde ellas habían salido.
Enseguida de Mina, Jihyo corrió hacia el sujeto recién tumbado para tomar su arma y someterlo.

-¡Nayeon!- la japonesa no hizo más que correr hacia la coreana y su hija, el disparo anterior y la sangre en el brazo de Nayeon solo la alarmó más.

-M-Mina...- dijo con voz adolorida el nombre de la japonesa, sintió alivio de ver qué ella estaba bien.

-No te muevas ni un centímetro más- aquella voz obligó a Mina a detenerse y girarse rápidamente.

Sus ojos se abrieron en sorpresa ante el sujeto a sus espaldas. Un desalineado y furioso hombre le apuntaba con un arma también.

-Jung... - dijo con voz baja, mirando al furioso hombre apuntandole.

-¡Baja el arma!- Jihyo le apuntaba a su vez al hombre. Pero este no hizo caso. Aquello puso muy nerviosa a Jihyo, pues si le disparaba al hombre, había riesgo de que el alcanzará a lastimar a Mina o a Nayeon y Tzuyu.

-Se acabo Jung... Terminaste de sepultarte, escucha las sirenas de policía... No hay más que hacer- Mina le dijo a aquel hombre furioso quien no cedía en absoluto.

-Lo arruinaron todo... Mi reputación, mi empresa, todo se vendrá abajo... Si no lo hago yo, será Shiroi, pero ustedes, se van conmigo- decía el hombre mientras las lágrimas de ira e impotencia se hacían presentes.

-¡Baja el arma ahora!- Jihyo volvió a gritarle aquella orden, pero el no obedeció en absoluto.

-Me quitaste todo... Así que yo te haré lo mismo...-

Mina observó detenidamente al hombre, cómo dejó de apuntarle directamente a ella para dirigir su arma hacia donde Nayeon aún protegía a Tzuyu.

-No...-

Y dos disparos más resonaron en el aire seguido de otro más.

Jihyo disparó contra Jung, haciendo caer al hombre de lleno al suelo y soltando un doloroso quejido por la bala recién impactada contra su pecho. Después el ensordecedor grito de Tzuyu obligó a Jihyo a mirar la escena.

Su sangre comenzó a correr por el piso, manchando poco a poco a su paso el concreto del callejón, Tzuyu corrió hacia ella, tomando con sus manos el rostro de la adulta y llamándola por su nombre desesperadamente.

Mina no estaba segura de que había ocurrido, solo sentía las manos de Tzuyu contra sus mejillas y su acelerado palpitar, mezclándose con el horrible dolor en su abdomen.

Nayeon, aún en su dolor por su propia herida, se acercó hasta ella e hincádose en el suelo, sostuvo a Mina entre sus brazos, soltando lágrimas.

-No cierres los ojos, quédate, por favor... Quédate, Mina...- la coreana rogaba a la pelinegra entre sus brazos, quien tomó un respiro dificultoso por el dolor y con una tenue sonrisa en sus labios, por dijo aquello que tanto había anhelado:

-Nayeon... T-tambien te amo...-

Y tras el susurro de Mina, todo se volvió oscuro, siendo los sollozos de Nayeon y Tzuyu, lo último que escuchó, antes de perderse en la oscuridad.

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.

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🐰🐧🐯🦌

Llegando al esperado climax por fin.

Muchas gracias por leer el capítulo, por los votos, los comentarios y por las lecturas. Espero tener pronto el próximo capítulo y bueno. Es probable que falten solo un par de capítulos más antes de concluir con esta historia.

Sin más que decir, me despido.

No me odien, me gusta el drama xD

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