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Capítulo 26 "Una mejor yo"

-¡Ah! Parece que es la última- Nayeon dejaba en su closet una última caja con pertenencias, después de un agitado día de mudanza, por fin estaba instalada en su nuevo hogar.

-No fue tan complicado y estas hecha un desastre, ya estas vieja- bromeaba Jeongyeon que entraba a la habitación con dos bebidas en sus manos, se acercó a la castaña y le entregó una, para que pudiera refrescarse.

-¡Ay por favor! solo nos llevamos un año de diferencia, además, tus rodillas crujen más que las mías- contraatacó Nayeon mientras, recibía aquella bebida y se refrescaba un poco.

La mudanza había sido divertida y nostálgica, aun recordaban ambas amigas como dejaron las pocas pertenencias de Nayeon en aquel pequeño y no muy bonito departamento. Jeong recuerda a Nayeon tratando de ocultar sus lágrimas aquel día. En respuesta, Jeongyeon la abrazó y la reconfortó, repitiéndole una y otra vez que todo estaría bien, que Nayeon no estaría sola jamás... que la tenía a ella. Estar en esta nueva etapa en la vida de Nayeon, era algo sumamente gratificante para ella.

Por fin después de tanto tiempo, podía ver a su mejor amiga crecer.

-Ya sé cómo hay que celebrar la llegada a tu nuevo hogar, hay que hacer una fiesta salvaje. Como aquellas que llegamos a hacer después de terminar los parciales de la universidad- sugería en broma la más alta, Nayeon solo negó con la cabeza mientras reía.

-¿Llegamos a hacer? Tú fuiste quien organizaba esas fiestas de mala muerte. Todos bebían y se manoseaban, mientras yo estaba agotada y triste- recriminaba, ganándose una de esas tan expresivas sonrisas de Jeongyeon, aquella en la que se podían apreciar todos sus dientes en el proceso.

-No niegues que la llegaste a pasar bien. No creas que no te vi encerrarte con un par de chicos y chicas alguna vez- codeaba a la mayor quien simplemente suspiro riendo.

-Basta, deja de hablar de mi triste y lamentable vida íntima. Mejor vayamos al comedor, lo que trajiste del restaurante de tu padre huele exquisito y cargar todo esto me tiene muerta de hambre- Nayeon simplemente evadió el tema y se dispuso a salir de la habitación.

Ambas amigas se dirigieron hacia el pequeño comedor de ahora 4 sillas y tomaron asiento. El padre de Jeongyeon había preparado el favorito de Nayeon para celebrar su nuevo departamento, con ello expresando su felicidad y buenos deseos para la castaña.

-¡Dios! Lleva queso extra, dile a tu padre que bendigo sus manos- Nayeon decía mientras tomaba un bocado de la comida, era delicioso.

-Él sabe que adoras tu comida con queso extra- respondió Jeong mientras se disponía a servirse algo de comida también, no fue hasta que el pequeño y chillón timbre del departamento sonó. -¿Esperas a alguien?- pregunto Jeongyeon.

-No, quizá son los vecinos que vienen a saludar- decía sarcásticamente Nayeon.

-Ni que fuera América...- respondió la más alta. -Yo abriré, tu sigue comiendo- y sin más, se levanto de su silla para dirigirse hacia la puerta con completa calma.

Cuando giró la perilla de la puerta y miró de quien se trataba, se quedó estática; de todas las personas, ella fue la que menos se le ocurrió podría estar ahí, aunque quizá dada la situación de Nayeon, era obvio que ella estaría ahí.
Pero eso no le dio tranquilidad en absoluto cuando, después de abrir la puerta, pudo apreciar a una bien arreglada Mina, cargando una canasta de frutas.

-¿Sorpresa?...- Mina decía un poco desconcertada, al ver que Jeongyeon era quien la recibía en el nuevo departamento de Nayeon.

Y después de eso, el silencio reinó entre ellas un breve momento, uno que a ambas chicas se les hizo casi eterno.

Nayeon se desconcertó por el silencio repentino, por lo que trató de mirar que sucedía, pero no alcanzo a ver nada. -¿Jeongyeon, quien es?- Nayeon se ponía de pie, acercándose a la entrada y quedándose estática un breve momento al ver a Mina en aquella entrada mirando a Jeongyeon.

Mina nunca espero la presencia de Jeongyeon ahí, aunque pensándolo mejor, sería obvio que la mujer estaría ahí. Jeongyeon había estado presente en la vida de Nayeon en todo momento, en los buenos y en los malos ratos... desde que Nayeon lloró con el corazón roto, hasta cuando tuvo que renunciar a sus sueños. ¿Por qué no lo estaría ahora que la vida de la coreana castaña comenzaba a ir mejor?

Por un momento sintió ese toque de celos, pero era tonto que se sintiera de aquella manera, ella misma lo sabía.

"-¿Te sientes con el derecho de sentir celos siquiera?-" pensó Mina mientras tragaba pesado y se disponía a romper con el incómodo silencio que se había generado entre las tres.

-La-Lamento si interrumpí, solo quería felicitar a Nayeon por esta nueva etapa...- Mina comenzaba a hablar desviando un poco su mirada de Jeongyeon.

-¡Oh no, no! No has irrumpido absolutamente nada... d-de hecho yo, ya debería irme...- Jeongyeon contestaba nerviosa mientras, de manera un poco torpe, se metía a la boca el bocado que sostenía y se apresuraba a buscar sus cosas para irse en cuanto antes.

Mina se sintió terrible por la reacción de Jeongyeon, pero sabía que ella era la única culpable de ello. Después, miró un breve momento a Nayeon, quien parecía quizá igual de nerviosa, pero completamente estática, dispuesta a tomar la situación como sea que resultara.

-Dios, Jeongyeon. No tienes que irte- Mina se animó a soltar aquello, mirando a la coreana rubia detenerse de golpe y mirarla de forma incierta.

-¿A no?- tan honesta como siempre, Jeong expresó.

-Por supuesto que no, esta es la casa de Nayeon y tú eres su mejor amiga. No tienes que irte porque yo esté aquí, realmente tú tienes muchísimo más derecho de estar aquí que yo...- Mina confesaba mientras bajaba la mirada.

Jeongyeon y Nayeon se miraron entre ellas sorprendidas, después volvieron su vista a Mina, quien realmente parecía triste al respecto. Comenzaban a preocuparse.

-Pero ¿A qué te refieres?- preguntó Jeongyeon.

-Siempre estuviste al lado de Nayeon, desde sus alegrías, hasta sus tristezas... mientras yo me fuí como una cobarde sin escucharlas; sin saber que todo a su alrededor se derrumbaba...- comenzaba a decir Mina sin levantar la mirada, su arrepentimiento era tan genuino que su cuerpo podía expresarlo sumamente bien. -Me siento tan avergonzada de venir y hacerte sentir que quien debe irse eres tú, cuando quien no tiene derecho alguno soy yo...- soltaba eso último sintiendo como se quebraba un poco su voz.

Nayeon sintió como su corazón se estrujaba al escuchar la voz de Mina de aquella manera, no podía simplemente quedarse escuchando la voz dolida de la japonesa, porque podía sentir en cada palabra el pesar de la chica.

-Mina... Pero, no es para nada así- antes de que Nayeon pudiera decir algo, Jeongyeon se adelantó, reafirmando que Mina no debía sentirse de aquella manera.

La voz de Jeongyeon logró que Mina levantará la cabeza y viera a la coreana rubia con sorpresa. -Tienes el mismo derecho que yo de estar aquí. Solo mirala- Jeongyeon seguía y se hizo a un lado para señalar a Nayeon. Mina la miró, la mayor pareció tomada por sorpresa por un breve momento y se ruborizo lentamente. - Desde que volviste, ella simplemente se volvió más felíz. No hubo nada que le devolviera la sonrisa que tú le provocas...- aclaró.

Mina expresó sorpresa ante las palabras de Jeongyeon y poco a poco también comenzó a ruborizarse. Nayeon simplemente no sabía que hacer para dejar de sentirse tan avergonzada como lo hacía en ese momento.

-Nayeon volvió a verse radiante desde que comenzaron a ser amigas otra vez. Así que sí Mina, tienes tanto derecho de estar aquí con ella, tanto como yo- volvía a reafirmar la más alta.

Mina estaba sumamente sorprendida por lo que Jeongyeon decía sin pena alguna. Como si no la culpara de las lágrimas de Nayeon, de que haya sido causa indirecta de que los padres de la castaña no quisieran verla más. La persona más cercana a Nayeon está ahí, simplemente diciéndole que todo estaba bien y que nada era culpa suya.
Recordó sus días de secundaría, Jeong siempre la trato bien y fue amable, siempre escuchaba a todos y les daba consejos.
Nadie jamás podría ser tan amable como lo era ella.

Eso es lo que Mina miraba enfrente,a la misma dulce y amable Jeongyeon que siempre conoció.

La japonesa volvió a bajar la mirada y sonrió tenuemente.

-Siempre eres así... Tan cálida y amable- decía la pelinegra, Jeong solo se detuvo y la miró con curiosidad. -Sin importar nada siempre te aseguraste de jamás lastimar a nadie, principalmente a Nayeon y a mi...- continuaba.

Finalmente, Mina buscó los ojos de Jeongyeon y la sonrisa que le dedicó, fue aún más amplia que antes, logrando calmar el ambiente entre las tres.

-Lo siento mucho, Jeongyeon. Por todo lo sucedido; éramos unas niñas que apenas comenzaban a vivir, unas inmaduras... Principalmente yo. Sé que jamás intentaste lastimar a nadie, sino todo lo contrario, solo deseabas ayudar- Mina comenzaba, para después, con algo de timidez continuará hablando.

Armandose del valor que le faltó hace tantos años, por fin dió un paso hacia adelante y una vez más cerca de Jeongyeon, hizo una pequeña reverencia, logrando que la rubia abriera los ojos con mayor sorpresa.

-Perdoname, Jeongyeon... Por actuar de la manera en que lo hice- por fin, después de, ahora 9 largos años, Mina se disculpaba con la más alta.

Jeongyeon permaneció sorprendida un par de segundos más, antes de girarse a ver a Nayeon, quien sonreía ampliamente, trasmitiendose con la mirada que estaban sumamente conmovidas por lo que acababa de pasar.

La japonesa se comenzó a sentirse nerviosa de no recibir respuesta, no fue hasta que, sintió un par de brazos envolverla, sobresaltandose al notar que se trataba de Jeongyeon; quien sonreía mientras mantenía el contacto. Nuevamente, su pecho sentía un alivio inmenso y sus hombros perdían un peso más de encima, correspondiendo finalmente el abrazo.

La sonrisa de Nayeon no se hizo esperar ante lo que miraba. Un año tenso entre Jeongyeon y Mina por fin llegaba a su fin. Sintió incluso las lágrimas aproximarse.

-¿Que tanto miras? Ven y abrazala tambien- Jeong extendía su brazo a Nayeon, para que se acercara a unirse al amistoso contacto, cosa que hizo de inmediato, viéndose envuelta tan pronto por la calidez de ambas chicas.

El calor rodeándola fue abrasador, la calidez y paz que experimento no la pudo comparar con nada de momento. Aún así, no dejaba de sonreír.

Pero poco duro el contacto, ya que Jeongyeon fue la primera en separarse y seguido de ella, Mina y Nayeon; dedicándose una sonrisa más, antes de que la castaña decidiera hablar esta vez.

-Entonces, ya que está todo más tranquilo ¿Te gustaría acompañarnos a comer algo?- preguntaba Nayeon a la japonesa.

-Es comida italiana, mi padre y yo lo preparamos para festejar con Nayeon- mencionaba Jeongyeon.

-¡Oh Mina! Y es delicioso, se que no te arrepentiras- incitaba la rubia, que junto a Nayeon le ofrecían a la más joven quedarse.

Mina solo pudo sonreír en respuesta y negar con la cabeza, esto mientras levantaba la canasta que había puesto en el suelo y la sostenía en brazos.

-Me encantaría, saben que si. Pero tengo reunión con Jihyo y una testigo para el caso en poco tiempo- comenzaba a decir Mina, para después dirigirse a Nayeon. -Pero aún así, quise venir a felicitarte y dejarte un obsequio...- y con eso último, Mina entregaba la canasta con frutas a Nayeon, quien parecía bastante feliz.

-¡Oh dios! Manzanas, fresas, moras... ¡Pan de plátano! Adoro esa cosa- Nayeon decía completamente feliz mirando el contenido de la canasta, esto hasta que sus ojos llegaron a un sobre color azul claro.

Estuvo a punto de tomarlo, hasta que Mina retuvo su mano.

-Ese sobre... léelo cuando me vaya o estes a solas, por favor- dijo, dedicándole una tímida sonrisa a Nayeon, quien por dentro, comenzó a sentir un gran cosquilleo. Su mente comenzó a imaginar cosas.

-Bien entonces, ve con cuidado ¿De acuerdo? Si necesitas algo, no dudes en llamarnos ¿Verdad Jeongyeon?- Nayeon miró de vuelta a la más alta, que sin duda sonrió.

-Cuenta conmigo, Mina- levantaba un pulgar al decir eso.

Mina sonrió nuevamente, era agradable saber que Jeongyeon la perdonaba sin pensarlo un solo momento.

-Lo haré, gracias- se despedía y sin más, dejó al par de amigas a solas nuevamente.

Nayeon se sentía feliz al respecto al igual que Jeongyeon, sin embargo, cada que Mina tenía que trabajar en ese caso en específico, se mantenía tensa y preocupada.

Quería pensar con todo su ser que todo estaría bien.

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Mina no tardó demasiado en llegar hasta aquel café en el que se reunirían con su informante. Al dejar la casa de Nayeon, Mina condujo directo a aquella dirección, y antes de bajar de su auto, se cambio su elegante saco y camisa blanca, por un suéter poco llamativo, unas gafas y una mascarilla, eso para tratar de verse lo más simple posible, esto siendo idea de Jihyo.

cuando ingresó al local, pudo identificar rápidamente a la coreana, quien también usaba una vestimenta sumamente simple y frente a Jihyo, parecía estar ya su informante. Esto solo hizo que su corazón comenzara a acelerarse, se sentía nerviosa de lo que pudiera escuchar de aquella persona.

-Buenas tardes, lamento mucho la demora- se acercaba saludar con voz algo tímida.

-No te preocupes, lo importante es que estás aquí ya- aclaraba Jihyo mientras se recorría para poder dejar que Mina tomara asiento también. -Pedí un café americano para ti, bebelo con calma mientras escuchamos a la señorita "Emms"- Jihyo indicó, refiriéndose a que la chica no les diría su nombre y se mantendría lo más anónima posible.

Cuando Mina levanto el rostro para mirar a su testigo, se sorprendió al ver a la líder de aquel grupo femenino de idols. Pudo esperarlo de cualquiera de las miembros, pero jamás de la que parecía más hostil.

Finalmente, la joven se aclaró la garganta y por fin comenzó con su relato.

-Fue durante el año 2016 que comencé a asistir a casting para ser reclutada por una empresa y convertirme en Idol. Fallé incontables veces realmente, no fue hasta que el día 20 de noviembre, Sunrise entretaiment me dió la oportunidad de convertirme en aprendíz- comenzaba a hablar la chica mientras parecía perderse en sus recuerdos. - Ese horrible día, Jung nos ingreso a mi y a otras dos candidatas a las instalaciones de la empresa, dónde nos hicieron un par de entrevistas, una más extraña que la anterior, incluso rosando lo incómodo, al grado que una de las candidatas abandono el edificio. Cuando se aseguraron de que nuestro sueño era más grande que cualquier cosa... Entonces Jung atacó con una cruda y cruel realidad...-

-Veo que cuentan con todos los requisitos necesarios para hacer esto. Pero ¿Que tan caro es para ustedes su sueño?-

-Que mi sueño se cumpla, vale todo el oro del mundo-

-Entiendo, entonces... Me gustaría explicarles la dinámica. Pagaré por su estancia, su uso de las instalaciones, por las clases de canto y baile; cada cosa que necesiten se les será proporcionada aquí. Pero ustedes deben comprometerse a pagar adecuadamente por su derecho a ser aprendices con todas las facilidades y debutar ¿Que dicen?-

En ese momento, el hombre extendía dos hojas a las jóvenes, quienes atrapadas por el entusiasmo de cumplir su sueño, jamás cuestionaron el método de pago y sin más, firmaron.

-Mi sueño a cualquier costo...-

El hombre sonrió complacido, pero aquella sonrisa, hizo que las dos jóvenes se inquietaran. Era desagradable y burlesca.

-Excelente señoritas. Les explicaré entonces que va a suceder...-

Inmediatamente, al menos cinco hombres ingresaron a la oficina del CEO, intimidando a las dos jóvenes. Aquel escenario era cada vez más inquietante.

-Les presento a los fieles y comprometidos entrenadores de Shiroi, ellos se encargarán de que sean rentadas para cubrir su cuota-

-¿Rentadas? ¿De que habla?-

-Si, rentadas al mejor postor. Aquel que pague por ustedes tendrá derecho a hacer cualquier cosa que desee, por cada petición, el dará un porcentaje de dinero que se acumulará para su estancia como aprendices. Puede pagar por una cita, una plática, por sexo... Les conviene eso último, es la forma más rápida de juntar la cuota-

La joven relataba con la mirada baja, se avergonzaba de ello, de como había logrado llegar a ser una Idol. Aquel triunfo le sabía a lágrimas y arrepentimientos infinitos.

-Después de esas palabras, supe que estaba acabada. Y el infierno comenzó. Jung nos obligó mediante un papel a vendernos al empresario que pagará más por tener sexo con nosotras- comenzaba a decir con vergüenza. -No solo las aprendices femeninas... También los varones, todos hemos alcanzado nuestro sueños de la misma manera.- seguía explicando.

-¿Hay alguna forma de que puedas comprobarnos eso?- Jihyo preguntó a la mujer, quien se puso algo pensativa.

-Realmente no estoy segura. Ninguno de los contratos que firmamos originalmente son mostrados, de hecho son remplazados por un contrato formal en caso de que alguien se los solicite a la empresa. Pero quizá los horarios de las camionetas de Shiroi ingresando a Sunrise ayude- decía mientras pensaba un poco más.

-¿Notaste un patrón?- pregunto esta vez Mina.

-Shiroi comienza a acceder a las instalaciones a partir de las 11:00 de la noche, y terminan hasta las 2:00 de la madrugada. En ese lapso de tiempo transportan a los aprendices seleccionados aquella noche y los llevan a sus encuentros con los empresarios que pagaron por ellos, por eso mismo, no hay cámaras en ese punto ciego específico de los estacionamientos. Sin embargo,si se tratara de las grabaciones de los comercios aledaños, ahí se puede apreciar la hora de ingresos y salidas- explicaba con más calma. -Además, el punto más común de encuentro, es un bar llamado "Printemps" dónde se consuma todo-

Mina anotaba un par de cosas en una libreta de bolsillo, trataba de unir hilos sobre lo que la mujer decía y las grabaciones que aún no terminaban de revisar.

-Bien, entonces podríamos optar por eso. ¿Sabes algo más?- preguntó a la chica, quien asintió.

-Shiroi no solo se encarga de transportar aprendices rentados, son un grupo criminal pequeño, no solo consiguen a los clientes, también saca las ganancias fraudulentas y manejan su nombre delictivo como una empresa fantasma en la que se lava todo ese dinero, son peligrosos...- aclaraba aquel punto.

Jihyo y Mina se miraron un breve momento, sabía que era peligroso. Ya habían experimentado aquello, principalmente Mina.

-De acuerdo, entonces, tenemos una pequeña misión en la que nos gustaría contar con tu apoyo ¿Crees poder ayudarnos?- se atrevía a pedir la coreana.

La joven pareció algo dudosa, pero simplemente asintió.

-Me gustaría que tomaras al menos tres fotos de las aprendices siendo ingresadas a las camionetas blancas- pidió, a lo que la chica pareció algo preocupada. -Tenemos equipo discreto que te ayudaría, serías casi indetectable-

Nuevamente la aprendiz pareció no desearlo, sin embargo, pensó en todos esos jóvenes a quienes les pisoteaban sus sueños, aquellos que lloraban en las noches sintiéndose basura, y mucho más a aquellos que había decidido quitarse la vida... No podría seguir mirando y no hacer nada.

-De acuerdo, haré lo mejor que pueda, pero no prometo nada- dijo con más seguridad-

Finalmente, antes de que Mina y Jihyo abandonaran el lugar, le proporcionaron a la joven líder un broche poco llamativo, aquel resultaba ser una muy cómoda y compacta camara de fácil manejo.
Ponían muchas de sus esperanzas en ello.

Subiendo al auto de Mina, ambas abogadas se dirigieron de vuelta a la oficina de la mayor, tenían un par de cosas más que ver con el resto del equipo que trabajaba con ellas en el caso.

-Te ves cansada ¿Quieres Kopiluwak?- Mina le decía a su mejor amiga que simplemente rio.

-¿Ahora si soy digna de tomar una taza?- respondía bromeando.

Mina solo rio también y después suspiró, las cosas seguían algo mal para el caso.

-Hey, quieta esa cara, se que estás angustiada pero si lo que esa chica nos dijo es verdad y coincide con las grabaciones, tendremos a nuestro favor absoluto la sentencia por lesiones contra Jung. Y también nos abriremos paso a señalar a ese corrupto por trata y crimen organizado- Jihyo posaba su mano sobre el hombro de Mina, sabía lo angustiada que estaba la japonesa y lo nerviosa que se sentía por lo que pudiera pasarles.

-Quiero aferrarme que así será. Confío en que lo lograremos- fue su única respuesta mientras terminaba de estacionarse.

Finalmente ambas mujeres bajaron y se dirigieron hacia la oficina de Jihyo, dónde se encontraron a los otros dos abogados, mirando y clasificando las memorias con las grabaciones que habían obtenido de Sunrise.

-Jihyo, Mina ¿Cómo les fue con la testigo anónima?- pregunto primeramente Bam, acomodando un par de memorias ya etiquetadas.

-Tuvimos información útil que complementaria la versión de Seungkwan y sería respaldado por las cámaras de seguridad, por otro lado, posiblemente necesitemos solicitar grabaciones del 13 de enero a los locales aledaños a Sunrise. Necesitamos ver el horario en el que aquellas camionetas entran, salen y vuelven a regresar- explicaba Jihyo.

-Me adelante un poco al respecto, conseguí algo que podría ayudar, solo denme un momento- Bam comenzó a buscar en su bolsillo algo.

- De acuerdo, mientras tanto ¿Cómo va el técnico con la reparación del teléfono de Seungkwan?- pregunto esta vez Mina a BangChan, quien la miró cansado de inmediato.

-Él logró hacerlo encender, pero la tarjeta madre está muy dañada, quizá le tome un poco más de tiempo repararla para que puedan recuperarse los datos de la memoria interna- explicaba.

-Al menos ya encendió- suspiró la japonesa mientras masajeaba su sien.

-Así es. Toma Chan, muestrales- Bam entregaba una pequeña memoria a Chan, quien acepto de inmediato, mientras tanto, tomaba otro dispositivo y lo reproducía.

-Acerquense a ver esto- pedía Chan mientras hacía un pequeño zoom en un su computadora. -Esta es una grabación con fecha 3 de septiembre del año pasado, Mina, tu qué eres muy buena con las fechas, este día en especial ¿Recuerdas que ocurrió?- preguntó a la abogada.

-Paso de un huracán, los vientos y lluvias fueron tormentosos- respondía Mina completamente segura.

-Así es, esto provocó un desajuste en el ángulo de las cámaras del estacionamiento. Lo que ocasionó que el punto ciego del lugar fuera mínimamente visible- explicaba mientras hacía más zoom a un punto en específico, dónde se podía ver un mínimo tramo de una camioneta blanca, tal cual las describía Seungkwan.

Jihyo rápidamente miró la hora del vídeo de seguridad y marcaban las 11:00 de la noche en punto.

-Chan y yo nos intrigamos por ese pequeño detalle y por nuestra cuenta decidimos indagar en los negocios aledaños, consiguiendo que una de las empleadas nos proporcionara su grabación de ese día- explicaba Bam.

Seguido de eso, Chan ahora colocaba la memoria que Bam le entregó y abría el archivo de vídeo, dónde adelantó hasta la hora mencionada y ahí, con completa facilidad, se pudo apreciar el ingreso de dos camionetas blancas.

-Adelanta el vídeo hasta las 2:00 de la madrugada- pedía Mina y de inmediato él lo hizo. Justo como dijo aquella chica, las camionetas volvían a aparcar a la hora exacta.

-Lo tenemos... Jihyo ¡Tenemos un respaldo!- Mina decía emocionada.

-Chicos han hecho un excelente trabajo, muchísimas gracias- Jihyo felicitaba con una gran sonrisa a los jóvenes. -¿Que les parece si tomamos un descanso y comemos algo? Yo invito- ofrecía la coreana, recibiendo una respuesta afirmativa de los dos varones.

-Me encantaría pero paso, hoy Nayeon hizo su mudanza y no podrá recojer a Tzuyu en la escuela- explicaba Mina mientras comenzaba a tomar sus cosas. -pero disfruten ustedes, descansen como se merecen- les dedicaba una sonrisa.

-Bueno, lo mismo va para ti. Sé que la siguiente audiencia es dentro de poco pero no te sobre cargues ¿De acuerdo?- Jihyo sugería, a lo que Mina asintió. -Bien, entonces ve a casa, me saludas a Tzuyu- la coreana se despedía y Mina después de despedirse también, se marchaba rumbo al colegio de Tzuyu.
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Fue un día maravilloso para ella, una vez que Jeongyeon se fue, Nayeon limpio y ordenó todo para finalmente sentarse en su pequeña pero acogedora sala y mirar alrededor.

Su nuevo departamento tampoco era enorme como la casa de Jeongyeon o Mina, pero sin duda era más espacioso que el anterior, libre de goteras y de peligros alrededor, incluso el pequeño Kookeu estaba más contento.
En definitiva, aquel era un lugar agradable y cómodo.

-Después de tantos años... Por fin puedo vivir en un lugar digno- suspiraba con alegría mientras se acomodaba en el sofá, dispuesta a ver algo de televisión, no sin antes escribirle a Mina.

Alcanzó su teléfono celular al lado de su mesa, iba a tomarlo, hasta que cayó en cuenta que la canasta con el obsequio de Mina seguía ahí. Era verdad, aún no la abría.

Con total calma, se sentó de vuelta en el comedor y comenzó a abrir la canasta, notando que había un poco más de cosas que las que había visto anteriormente, como una botella de vino bastante elegante y algunos bocadillos más que le encantaban.
Finalmente, se topó de nueva cuenta el pequeño sobre que venía entre las cosas.

Nayeon recordó que Mina le había dicho que lo abriera cuando estuviera a solas, así que por fin era el momento; su estómago por alguna razón se sentía inquieto y su corazón palpitaba. Si mente la llevaba a imaginar cientos de cosas que podrían venir en ese sobre.

"- y si... ¿Es una confesión?-" rápidamente sacudió la cabeza ante ese pensamiento. Lo averiguaría en cuanto abriera aquel papel...

Sus manos estaban algo temblorosas, pero sin poder resistir más, por fin abrió el papel encontrándose con algo que la hizo abrir sus ojos con suma sorpresa.

Seokyeong University

Examen de ingreso por validación de materias

Área académica de arquitectura

Fecha de aplicación: ______

Nayeon no estuvo segura de cómo reaccionar, todo lo que hizo fue mirar incrédula la hoja entre sus manos analizando la bien, tratando de saber si aquello se trataba de un sueño, terminó por desdoblar la hoja, dónde probablemente vendrían las instrucciones a seguir el día del examen que tal parecía sería en un par de semanas, todo para ver otra pequeña hoja caer a sus pies.

Rápidamente la miró y decidió levantarla para ver de qué se trataba, cuando la desdobló, pudo reconocer de inmediato la caligrafía tan fina y bella de Mina.

"-No estuve contigo cuando tuviste que abandonar tu sueño, pero si quiero estar cuando se vuelva realidad, Nayeon-"

Poco a poco, sus lágrimas comenzaron a manchar la pequeña nota de Mina, inconscientemente acaricio con su pulgar su nombre, Mina siempre colocaba un pequeño corazón arriba de la "O" en su nombre. Su corazón golpeaba con una fuerza increíble que simplemente no era capaz de escuchar nada más que eso.

-Mina... Oh, mi preciosa Mina...- Susurró mientras precionaba la nota contra su pecho y aún entre lágrimas, se dibujó una amplia sonrisa en su rostro.

Sin más, guardó la nota en su bolsillo y se apresuró a la entrada de su departamento, tomando sus llaves y saliendo presurosa del lugar.

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Cuando Mina volvió con Tzuyu a casa, tuvieron una agradable conversación y cena juntas. Más tarde cuando ambas tomaron una ducha, la menor le pidió a su madre ver una película juntas. Debido a la hora, a mitad del filme, la joven Taiwanesa se quedó dormida, dejando así a Mina sola, terminando de ver aquella película con calma.
Finalmente cuando terminó, estaba dispuesta a cargar en brazos a Tzuyu y llevarla a su dormitorio, hasta que sonó con suavidad como alguien tocaba su puerta.

La japonesa se desconcertó, pues, ¿Quien estaría buscándola tan tarde? No estaba segura, así que simplemente cubrió a Tzuyu con una manta, antes de dirigirse a abrir.

Cuando la puerta se abrió, se sorprendió de la visita que había llegado sin aviso alguno a su hogar, y aunque grata era, aún se sentía confundida. Una sudorosa y agitada castaña estaba ahí de pie, respirando con dificultad, mirándola con intensidad, tratando de articular algún tipo de palabra, pero simplemente estaba ahí, completamente ruborizada por lo apresurada que había llegado al hogar Myoui.

-¿Nayeon? Pero ¿Que haces aq...?- antes de siquiera poder terminar de preguntar, la mayor se lanzo a envolverla en sus brazos, sin importarle absolutamente nada más que poder sostener a Mina lo suficientemente cerca de ella como si con ello, se asegurara que que jamás en la vida la japonesa se iría.

Mina por su parte, aún abrumada, correspondió el abrazo, sin importarle en absoluto que la coreana estuviera sudando. Simplemente se acercó más a ella, sintiendo una gran paz al compartir su calor. Estaba segura que la razón por la que Nayeon estaba ahí, era por qué por fin había abierto el sobre.

-No sabes cuánto hiciste que mi corazón latiera hoy, primero llegas a mi hogar a darme un bello obsequio y a hacer las pases con mi mejor amiga, llegaste a darme la tranquilidad de poder convivir nuevamente con las dos personas que más quiero; y después, sin siquiera imaginarlo, me das un pequeño camino a seguir... Para cumplir mi sueño...- a mitad de sus palabras, la voz de Nayeon comenzó a quebrarse, dejando que sus lágrimas cayeran una tras otra. Se aferró aún más a Mina cuando sintió como la menor correspondía su abrazo.

-Yo solo... Quiero devolverte un poco de lo que se te fue arrebatado. Merecías todo lo bueno en este mundo y simplemente recibiste lo peor de muchas personas que amabas... Incluyéndome...- comenzaba a hablar, acurrucandose poco a poco en Nayeon, deseando poder permanecer de esa forma el mayor tiempo posible.

-No... Tú siempre me hiciste feliz Mina- irrumpió brevemente.

-Sin embargo, hay muchas cosas que simplemente hubiera deseado no haber hecho, a lo largo de estos años, he aprendido tanto... Tan solo... Desearía jamás haberte hecho daño, jamás ser la causa por la que lloraste...- tras cada palabra de Mina, nuevas lágrimas se asomaban.

La respiración de Nayeon poco a poco se calmaba con la suave voz de Mina. Era abrumador.

-Nunca fue mi intención... Y ¡Dios! Desde que supe lo que había pasado contigo en mi ausencia... viví con ese arrepentimiento todos los días- Mina siguió dejando salir sus sentimientos mientras aún envolvía a Nayeon entre sus brazos. -Desee tanto poder quitarte todo ese dolor, cargar con la mitad al menos- y suspiró para hacer una pequeña pausa y tomar un poco más de valor- No puedo cambiar el pasado, pero yo si puedo cambiar. Quiero hacerlo porque mereces una mejor versión de mí... Te lo debo-

Las palabras de Mina la llenaban de calidez y felicidad. Eran como el más dulce de sus sueños rodeándola. Se sentía apreciada y amada, de alguna forma. Aún sin que ninguna de las dos hubiera dado el último paso, Nayeon ya podía sentir el cariño y amor de Mina, en cada acción, en cada palabra, tras cada sonrisa y mirada.

-Mina... Realmente haz hecho tanto. Creo que más de lo que pude querer, y ahora, gracias a ti... Por fin podré ser alguien en la vida- Nayeon simplemente sonreía mientras, sin soltar su agarre con Mina, limpiaba un poco sus lágrimas.

Mina poco a poco se separó del cálido abrazo, deseando poder mirar a Nayeon. Así que, cuando sus ojos hicieron contacto, le sonrió.

-Pero si tú ya eres alguien, siempre has sido alguien- Mina comenzaba, acariciando la mejilla de la mayor. -Siempre has sido Nayeon; la mujer más fuerte, valiente y audaz que tuve la grata fortuna de conocer. Nadie sonríe ante las adversidades como tú, nadie lucha tanto como tú. Simplemente... No hay persona que admire más por lo que es, que tú...-

Y tras las últimas palabras de Mina, sus mejillas se volvieron a ruborizar, así como la sonrisa en su rostro se volvió imborrable en ese momento. Su corazón no podía más.

-Mina...- susurro involuntariamente su nombre.

Pero nuevamente se vio irrumpiera de decir algo más, esto cuando la japonesa volvió a acariciar su rostro con sus pulgares y acortó un poco más la distancia entre ambas, depositando sus labios sobre la mejilla de Nayeon y tras el contacto, volvió a envolverla entre sus brazos.

-Eres la razón por la que está vez, quiero ser valiente- finalizó Mina.

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🐰🐧🐯

Oh por dios, hoy hace un año se publicaba Taste of love, lo que significa que también hoy hace un año, publicaba el primer capítulo de esta historia :0

Lo sé, se que tarde en actualizar, me disculpo por ello. Termine mis prácticas y ahora estoy en trámites de mi servicio social. Nueva casa, nuevo hospital, nuevos compañeros y nuevos problemas jaja.

Nuevamente, como acostumbro, este capítulo lo escribí inspirada un poco en la canción "The reason" de Hoobastank.

Estamos muy cerca del final del juicio y del clímax final de la historia. Ya tengo dos capítulos adelantados y espero poder actualizar sin falta la siguiente semana.

Sin más que decir, gracias por las lecturas, los votos y los comentarios, se los agradezco de corazón ❤️

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