Capítulo 22 "Mis cadenas"
La mirada de ambos estaba fija en el otro, lo único que Mina podía hacer en ese momento era intercalar su mirada entre Nayeon y Seungkwan. Se encontraba algo inquieta al respecto, principalmente porque el coreano había traído muchas desdichas a la vida de Nayeon.
Nayeon sentía enojo al ver al chico ahí, no le importaba que Mina estuviera trabajando en su caso, simplemente algo en su interior sentía rechazo absoluto. Pero ya no eran unos adolescentes, ahora eran adultos maduros, en la medida de lo posible. Por lo que trato de calmarse y tomarlo de la mejor manera posible.
Seungkwan por su parte se sentía nervioso y hasta cierto punto, avergonzado. No era tonto, ese rostro sin duda lo recordaría siempre, y por cómo lo miraba ahora mismo, sabía que Nayeon si tenía muchos resentimientos guardados.
No era para menos, Mina le dijo que todo lo que hizo había arruinado la vida de Nayeon, se sentía mal al respecto. Y finalmente, al notar que ninguna de las chicas diría absolutamente nada, decidió dar el primer paso, aclarando su garganta.
-Di-disculpen la interrupción, solo quería saber cómo estaba Mina...- decía dando un par de pasos hacia atrás. Deseaba salir de ahí en cuanto antes.
-Estoy bien, Nayeon me llevará a casa. Jihyo dijo que un policía te escoltara de vuelta. El está en el primer piso, pídele su identificación antes de irte con él- Mina explicaba al chico lo necesario. También estaba algo nerviosa por la situación en la habitación.
- De acuerdo, gracias... Por todo, te debo la vida- comentaba el llamando aún más la atención de Nayeon.
La coreana lo miro más detalladamente, el tenía un vendaje en gran parte de su pecho y un parche en la mejilla. Jihyo le había dicho que hirieron a Mina en un pabellón mientras escoltaba a alguien... Así que solo llegó a la conclusión de que Mina estaba herida por culpa de él.
-Ve a casa, y por favor, ten mucho cuidado- Finalizaba la japonesa, tratando de hacer que el chico se fuera de una buena vez.
Pero para desgracia de la abogada, el se quedó aún de pie ahí, mirandolas a ambas.
-Si, gracias... - el agradecía, para después quedarse en silencio un par de segundos, tomando el valor suficiente. -Nayeon... Yo lo siento...- se atrevió a soltar.
La coreana dejó de verlo y trató de contenerse, no quería sentirse de aquella forma, con odio y enojo. Ella no era así, pero todo lo sucedido resultaba sumamente doloroso. Tenía tantas cicatrices que no había logrado olvidar, muchas derivadas de ese chico.
Lo perdió todo en un abrir y cerrar de ojos, su familia, su vida escolar y a la persona que amaba, todo por un deseo egoísta del chico.
Seungkwan solo observó como Nayeon apartaba la mirada de él, siendo Mina la única que podía ver qué expresión hacia Nayeon en ese momento. Se seguía sintiendo nervioso, pero no dejaría pasar la oportunidad, no quería seguir cargando con el remordimiento.
-Sé que te hice daño... Yo de verdad lamento lo sucedido- continuaba hablando el chico. -Si tan solo pudiera hacer algo para compensarlo...- seguía disculpándose, hasta que Nayeon volvió la vista a él con total seriedad, haciendo que callara.
-¿Compensarlo? ¿Puedes regresar el tiempo? ¿Puedes hacerlo para evitar que mis padres me echen de casa a raíz de esas fotos? ¿Para evitar ese sentimiento de nerviosismo todos los días antes de los almuerzos?- comenzaba a hablar Nayeon, mirando igual de seria al hombre coreano. - ¿Puedes devolverme los mejores años de mi vida, desperdiciados en trabajar como esclava por un sueldo miserable, que no podía mantener mi carrera y una casa? No solo perdí mi casa, perdí la oportunidad de ser alguien en la vida porque no pude ayudarme ni yo misma... - continuaba hablando, cada palabra era más y más dolorosa, no solo para Nayeon, sino para Mina y Seungkwan. - Perdí a la persona que amaba por tu causa...-
Los ojos de Mina miraron hacia abajo, sintiéndose culpable también. Aunque también fue una víctima, no dejaba de pensar en que si se hubiera quedado en lugar de huir, quizá, tan solo quizá las cosas hubieran sido diferentes.
-¿Puedes hacer que recupere algo de eso?- volvió a preguntar la mayor, mirando fijamente al chico, quien también bajo la mirada.
-Yo...- trato de decir algo, pero su voz no pudo salir más allá. Simplemente no pudo completar algo coherente para decir.
-No, no puedes... Y como no puedes hacerlo, no quiero escuchar ninguna de tus disculpas- Nayeon aclaró para después suspirar con cansancio y fastidio. -Porque tus disculpas solo te van a dar paz a ti, no van a pegar mis fragmentos de vuelta... Ni los de Mina- dicho ésto, Nayeon se puso de pie y caminó hasta una de las esquinas de la habitación, tomando la silla de ruedas compactada y abriéndola para que Mina subiera en ella.
Todo permaneció en silencio un breve momento, logrando escucharse únicamente los movimientos de Nayeon y la silla de ruedas, cuando por fin pudo armarla, se acercó hasta la cama, mirando a la Pelinegra con una expresión seria.
-Jihyo dijo que subas a la silla, así que por favor, hazlo- Mina no objetó en absoluto, con ayuda de Nayeon logró subir a la silla de ruedas.
Ambas estaban listas para irse, pasando de largo del chico, quien aún estaba de pie cerca de la entrada. Justo cuando Nayeon abrió la puerta de la habitación, por fin pudo decir algo.
-No puedo regresar el tiempo, Nayeon- dijo primeramente, para después volver a mirar a ambas mujeres, quienes le daban la espalda. -Pero sé que puedo hacer algo... Lucharé por compensarlo de alguna manera... Te lo debo- finalizó, notando como Nayeon detuvo su andar un breve momento, para después simplemente seguir empujando la silla de Mina y seguir caminando.
Nayeon tenía la cabeza hecha un lío, no se sentía bien. Jamás imaginó encontrarse con ese chico ahí, jamás imaginó su "arrepentimiento" solo daba vueltas y vueltas en sus dolorosos recuerdos. Cada palabra agresiva, cada empujón, la mirada de asco y decepción de sus padres, la rabia en los ojos del señor Im, la tristeza y decepción en los ojos de los señores Myoui, cada palabra cargada de frustración en Sana y Momo, y sobre todo, los ojos llenos de dolor y lágrimas en Mina.
Cada momento, cada palabra, cada sentimiento; era algo que no la abandonaba desde que vio a Seungkwan en esa habitación.
-¡Mamá Mina!- la voz de Tzuyu la hizo volver, estaba tan sumergida en sus pensamientos que ni siquiera se percató del momento en el que ya habían llegado al primer piso.
-Tzuyu ¿Todo bien?- Mina le sonrió a la menor mientras extendía sus brazos para abrazar a la taiwanesa.
Tzuyu solo se abrazó a la japonesa, dándole un contacto lleno de cariño para después separarse un poco.
-Si tú estás bien, entonces todo está bien- era la única respuesta de la menor, terminando por separarse del abrazo.
Jihyo se levantaba de dónde estaba y miraba a Nayeon, notó de inmediato que la coreana no estaba del todo bien, algo le disgustó, algo la tenía incómoda. Pero no debía meterse, aquellos eran asuntos de Mina, por lo que simplemente suspiró y se dirigió a Nayeon.
-Gracias por llevarla de vuelta, Nayeon. Asegúrate de que haga caso y descanse- Jihyo decía primeramente, esto mientras tomaba sus cosas para marcharse.
-Claro, las cuidare bien- contestó, dedicándole una tenue sonrisa a la otra coreana.
Jihyo decidió no decir más y esta vez se dirigió a su mejor amiga.
-Por favor, espero que te quedes quieta al menos cinco dias. Tzuyu va a acusarte conmigo si no te comportas- amenazaba a la japonesa en la silla, quien solo rodó los ojos.
-Si mamá, me portare bien- contestaba con la misma ironía de sus gestos.
-Es en serio, Sharon. Y nada de atarearte con el caso. Chan y Bam van a ayudarme debidamente, así que por favor descansa con tranquilidad- Jihyo pedía esta vez dándole una sonrisa a la Pelinegra.
-No te preocupes tía Jihyo, yo la cuidare- Tzuyu le sonreía a la coreana quien solo acarició su cabello.
-Cuento con ello, ahora debo irme, hay mucho por hacer- Jihyo finalmente se disponía a marcharse, despidiéndose de madre e hija y al último, miró una vez más a Nayeon. - Cualquier cosa, puedes llamarme, Nayeon- y sin esperar más, Jihyo se marchó.
La castaña simplemente suspiró y comenzó a empujar la silla de Mina una vez más, dispuesta a tomar un taxi y volver, cuando en la salida logró ver de nuevo a Seungkwan, él llegaba hasta una mujer y la abrazaba para después darle un rápido beso en los labios, después, justo como dijo Mina, un oficial les pidió que lo siguieran para escoltarlos.
"-Miralo, es feliz con su esposa, logró ejercer una empresa... Arruinó tu vida y el lo tiene todo-" cruzó aquel pensamiento por su mente, por lo que rápidamente sacudió la cabeza para dejar de hacerlo. "-No... El no importa, basta...-"
Y aunque intento estar bien y mantener su mente despejada y tranquila, no pudo evitar estar en completo silencio en el camino de regreso a la casa Myoui, cosa que claramente Mina notó.
Cuando llegaron finalmente al hogar Myoui, Nayeon pagó por el taxi y bajo para ayudar a Mina, pasando el brazo de la japonesa por sobre sus hombros y sirviendole de apoyo. Tzuyu por su parte, ayudo a bajar las pertenencias de la japonesa, y finalmente, ingresaron al hogar.
-Tzuyu, ¿Podrías subir primero y abrir la puerta de la habitación de Mina?- la mayor pedía a la Taiwanesa, quien simplemente asintió y se apresuró a hacerlo.
Nayeon llevo a Mina hasta el primer escalón, tratando de ser lo suficientemente fuerte para ayudar a la abogada.
Les resultó una tarea un poco complicada, pero lograron subir las escaleras y llegar a la habitación de Mina, dónde finalmente la japonesa pudo recostarse.
-Eso fue complicado, gracias por ayudarme a subir- agradecía Mina. Su voz fue suave, aún estaba consternada por la forma en que Nayeon había reaccionado con Seungkwan.
La coreana simplemente asintió y comenzó a quitar las pantuflas y calcetines de Mina, manteniéndose seria y en silencio.
-Yeonnie... Lo siento- repentinamente, la japonesa se disculpaba con ella. Fue hasta ese momento en el que Nayeon levantaba la mirada para ver a Mina.
Bajaba la cabeza, estaba decepcionada de si misma, todo lo que dijo Nayeon en esa habitación, de alguna manera se sentía culpable, como si parte de la culpa le perteneciera o fuese ella una causa de que Nayeon terminara así.
-Pero ¿Por qué te disculpas?- preguntó intrigada, notando como Mina en respuesta solo soltaba un suspiro.
-Todo lo que dijiste ahí... Yo sé que lo habíamos hablado a solas tu y yo, pero... De alguna manera, desde ese día, he pensado que si no hubiera sido una cobarde, si me hubiera quedado para ti, tal vez las cosas hubieran sido un poco mejor- comentaba Mina, aún manteniendo la cabeza baja.
Nayeon lo entendió finalmente, Mina la había tratado de aquella forma tímida todo ese tiempo debido a la culpa, sus palabras en aquella sala de hospital habían sido la última gota que obligo a Mina a dejar salir esa preocupación de su interior.
Mina no solía hablar sobre cómo se sentía, cuando algo la agobiaba prefería estar en soledad, o simplemente lloraba hasta sentirse un poco mejor, bajando el nivel de las penas que la ahogaban hasta poder respirar un poco y que volviera a llenarse, comenzando a ahogarla nuevamente, era como un círculo interminable y tortuoso en el que Mina se sumergía constantemente.
No, no era culpa de Mina, porque ella huyo impulsada por el constante hostigamiento de terceros y la cobardía de Nayeon, ella lo sabía bien, por lo que se apresuró a sujetar la mano de Mina.
-No eres culpable de nada, Mina. Es cierto, me hubiera sentido mil veces mejor de tenerte conmigo, pero el resultado hubiera sido probablemente similar. No podía permitir que tu familia y los Yoo se encargarán de una responsabilidad que no les pertenecía- Nayeon trataba de hacerle ver a la japonesa que nada de eso debía afectarla como lo había hecho hasta ahora.
-Pero... Al menos las noches de lágrimas hubieran sido menos...- soltaba Mina, aun manteniendo la cabeza baja. -Al menos hubiera luchado junto a ti...-
Nayeon entonces comenzó a sentir como su corazón palpitaba con más intensidad. Las palabras de Mina eran increíblemente dulces a su parecer, la reconfortan de una forma que bien sabía, pues Mina era la única que podía hacerla sentir así.
-Entonces ¿Te hubiera gustado quedarte a mi lado?- ignorando por completo todo lo demás, Nayeon se enfocó en lo que más estaba haciendo latir a su corazón.
Mina entonces llevo su mano a su rostro, cubriéndolo y desviando la mirada completamente de lado contrario a donde estaba Nayeon. La coreana la había tomado con la guardia baja, o simplemente no se percató de sus palabras para terminar en aquella cuestión y por supuesto, con Nayeon mirándola con intensidad.
-No lo sé...- salió de los labios de Mina, manteniendo aquella posición evasiva.
Nayeon entonces sintió emoción y decepción al mismo tiempo, Mina no estaba segura de haber querido quedarse, al menos eso es lo que entendía la coreana.
Nayeon solo rio un poco mientras acariciaba con más cariño la mano que sostenía de Mina.
-Contigo, las alegrías eran inmensas y agradables, y las penas se reducían a la mitad cuando me envolvías en tus brazos... Si, definitivamente todo hubiera sido mejor contigo- comenzaba diciendo la mayor, soltando un suspiro y sonriendo tenuemente. -Yo... Sería muy feliz si te hubieras quedado a mi lado...-
Y Mina sintió una increíble invasión en su interior, eran feroces e implacables mariposas golpeteando sus entrañas. No había forma de pararlas en ese instante, quizá, tan solo quizá, si miraba el rostro de Nayeon, si hacía conección con aquellos ojos, tan solo quizá sabría que decir al respecto.
Lentamente fue levantando la mirada, encontrándose con aquel par café, mirándola intensamente, deseosos de una respuesta.
Nayeon sonreía, sus rosados labios formaban una curva que le daba paz total, calidez...
Conocía esa expresión, sus mejillas ruborizadas y el brillo en sus ojos. Esto solo provocó que el interior de Mina fuera aún más un desastre lepidoptero.
Tragó pesado mientras dirigía lentamente su mano hacia el rostro de Nayeon, acariciando la mejilla de la castaña, sintiendo el calor anidado en ellas y apreciando el bello rubor que tenían.
Y una pregunta en el interior de Mina surgió entre las mariposas, la abogada sabía lo que sentía, pero ¿Y Nayeon? ¿Sería acaso una señal por parte de la coreana? ¿La mayor aún sentía algo por ella?
-Nayeon... ¿Acaso tú aún...?- Mina iba a preguntarlo, necesitaba hacerlo, su interior se lo pedía a gritos, pero parecía que el destino no lo quería de esa forma.
El destino era cruel a veces.
-Mamá, te traje algo para...- Tzuyu irrumpía en la habitación, notando lo cerca que estaba Nayeon de Mina e acomodándose al instante -... Comer...- finalizó su frase.
Nayeon aclaró su garganta y se incorporó, alejándose de la japonesa y Mina por su parte, solo rio nerviosamente, mirando a Tzuyu.
-Muchas gracias cariño ¿Lo preparaste tu?- preguntó al ver a su hija acercarse.
-Si... Lo ví en internet y creí que te gustaría comer algo después de un día tan agetreado- decía mientras se acercaba y entregaba el plato de comida a la japonesa. -¿Interrumpo?- preguntó inconsciente de la reacción de ambas mujeres.
Nayeon se tensó y giró su rostro, ocultandolo de Tzuyu, Mina simplemente carraspeó la garganta.
-N-no Tzuyu, nosotras solo... Charlabamos- respondió de forma un poco torpe, temiendo que Tzuyu fuera a molestarse o algo.
-Entiendo. Después de que comas, sería bueno que tomaras un baño, eso relajará tus músculos y podrás dormir mejor- Tzuyu comentaba mientras miraba de reojo a Nayeon, quien seguía inmóvil evitando la mirada.
-Creo que con esta lesión sería un poco difícil ¿Me ayudarás?- pregunto Mina a la menor, quien simplemente negó.
-Mamá, yo no podría llevarte a la ducha y tampoco sostenerte- comentaba mientras seguía mirando de reojo a Nayeon. - Pero la señorita Nayeon seguro te ayuda sin problema ¿Verdad?- Tzuyu esta vez miró directamente a la coreana, quien seguía completamente tensa. -¿Señorita Nayeon?- la llamó insistente.
Nayeon se giró por fin, dejando ver un rostro sumamente avergonzado a Tzuyu.
-Si, yo puedo llevarla a la ducha- decía tratando de sonar con naturalidad y no nerviosa.
-No, si de llevarla a la ducha se tratara, yo puedo empujarla con la silla de ruedas hasta ahí. La ducha es resbalosa y mamá no puede sostenerse firmemente- discutía la Taiwanesa. -Si no quieres hacerlo está bien, llamaré a la tía Sana... O quizá a la señorita Lisa- la sala con la que Tzuyu había dicho aquello, hizo que Nayeon por fin diera la cara con firmeza.
-No, Jihyo me pidió que cuidara de ustedes... Yo me encargaré de lo que sea necesario- esta vez, la voz de Nayeon sonaba más orgullosa.
Tzuyu simplemente sonrió complacida, era tan fácil de convencer.
-¿Alguien le importa lo que yo opino?- Mina pregunto con indignación fingida.
-Le mostraré como tener lista la bañera- Tzuyu pidió a Nayeon que la siguiera hasta la regadera de la habitación, cosa que la coreana hizo.
Cuando ambas estuvieron dentro, Nayeon por fin miró a Tzuyu con intriga.
-¿Que se supone que haces? ¿Quieres que muera?- preguntó a la menor que simplemente viro los ojos con fastidio.
-No entiendo porque mamá Chaeng te eligió, eres tan molesta- Tzuyu respondió mientras abría el agua caliente para llenar la tina de baño.
-¿Qué? Eres muy grosera ¿Lo sabías?- Nayeon recriminó, ganándose una mirada molesta de Tzuyu.
-Solo contigo lo soy- contestó y después se acercó un poco más a Nayeon. -A Mina le gusta la fragancia de lavanda y que enciendas la vela de vainilla, eso la relaja- explicaba.
Nayeon sintió su rostro calentarse por aquello de la vela de vainilla, justo el aroma favorito de la coreana y la fragancia que ella misma ocupaba.
-E-entiendo...- contestó y se puso de pie, lista para ir por Mina, pero Tzuyu la retuvo un breve momento.
-Mucho cuidado de en dónde la tocas...- advirtio con mirada firme. Y sin más salió del baño.
Nayeon no pudo contestar a eso, simplemente se quedó pasmada un par de segundos antes de reaccionar con un poderoso rubor de vuelta.
Finalmente salió del baño completamente nerviosa, encontrándose con Mina sentada en la cama, la japonesa estaba cubierta por una bata de baño únicamente, la castaña tragó pesado y se acercó para ayudar a Mina.
-Bien, vamos allá, sostente fuerte- indico Nayeon mientras ayudaba a Mina a andar como anteriormente. Ambas caminaron hasta llegar a la tina de baño, ahí se quedaron inmóviles un breve momento, tratando de no sentirse sumamente nerviosas.
-Pues... Entra- Nayeon dijo torpemente, a lo que Mina suspiró cansada.
-Podrias ayudarme a entrar ¿Sabes? No quiero golpearme- contestó la japonesa.
Nayeon simplemente asintió y con la mirada baja, sin despegar los ojos del piso, ofreció sus manos a Mina para que está se apoyara y entrara a la bañera.
La mayor simplemente escuchó el deslizar de la bata fuera, y seguido de ello, el contacto de las manos de Mina.
Con algo de esfuerzo y fiel con su mirada al piso, lograron hacer que Mina entrara a la bañera.
-Ah~ es agotador...- fue lo único que dijo Mina, dejándose sumergir en la calidez del agua.
Nayeon aun mantenía su mirada fuera de Mina y se dirigía a la pequeña repisa del baño, lugar donde estaba la vela de lavanda que Tzuyu había mencionado y la encendió; posterior a ello, tomo el jabón líquido de lavanda en la misma repisa y lo dejó al alcance de la japonesa.
-¿Cómo lo sabías? Amo tomar un baño de esta manera- Mina dijo al ver el agradable detalle de Nayeon.
-Intuición, soy muy detallista ¿Recuerdas?- mintió mientras soltaba una risa más tranquila. - Aunque la vela de vainilla me sorprendió un poco, pero me hace sentir halagada- mencionaba con toda intención de molestar a Mina, quien solo se ruborizo y rio tímidamente.
-Es tu culpa, por abrazarme tanto cuando lloraba o me sentía estresada- para sorpresa de Nayeon, Mina admitía que la vela de vainilla era por ella.
Recordaba como trató a Mina la primera vez que la vio llorar, simplemente la abrazó y se acurrucó en ella, esperando que la japonesa hiciera lo mismo, en respuesta, Mina no solo se acurrucó, sino que también enterró su rostro en el pecho de la mayor, aspirando a libre demanda el dulce perfume de vainilla de Nayeon. En aquel entonces era más alta que Mina, por lo que la cabeza de la Pelinegra lloraba a su pecho, posteriormente, cuando Mina creció más, su objetivo cambio al cuello de la mayor.
No solo resultaba calmante para Mina, a decir verdad, también lo era para Nayeon.
Una hermosa y calmante terapia para ambas.
Nayeon sonrió ampliamente ante aquel recuerdo y el que Mina haya admitido aquel pequeño detalle.
-Estaré afuera del baño, llámame cuando termines para ayudarte a salir- Finalizaba Nayeon más calmada y dejando a Mina disfrutar de su baño.
Cuando salió de vuelta a la habitación de Mina, se detuvo un breve momento, observando su alrededor.
Aquel lugar estaba inundado del aroma de la japonesa, un fresco y agradable olor a lavanda, sin embargo, había uno más mezclado en el ambiente, era apenas perceptible para Nayeon. Por supuesto que reconocía ese pequeño aroma a fresa, Chaeyoung olía así gran parte del tiempo.
Camino hasta uno de los muebles al lado de la cama, la cajonera de Mina para ser exactos. Tzuyu le dijo que ahí guardaba Mina su pijama, por lo que lo abrió, encontrándose con un bonito conjunto color menta con pingüinos. Simplemente lo tomó y lo colocó en la cama.
Cuando estuvo a punto de cerrar el cajón, pudo ver algo más, ahí abajo de aquella pijama, estaba un anillo brillante y elegante.
"-Te amo con el alma-"
Eso era lo que tenía grabado aquel anillo. No hacía falta pensar demasiado para saber que era el anillo de boda de Mina.
Jamás se percató de en qué momento Mina había dejado de usarlo, quizá desde el día en que Chaeyoung y Mina se vieron por última vez, realmente no lo recuerda.
Con un sentimiento incierto, cerró el cajón y se sentó en la cama, mirando un poco más los alrededores. Comenzó a sentir que no debía estar ahí, se sentía como una invasora, aquella habitación era el lugar íntimo de Chaeyoung y Mina, dónde ellas se abrazaban tras cada jornada, dónde conversaban a solas las dos, dónde reían, dónde consumaban su deseo.
Nayeon sacudió la cabeza, tratando de que con ello, esos pensamientos se fueran.
No quería pensar de más, si bien era cierto que aquel lugar era especial para las ex esposas, también era cierto que ni Chaeyoung y mucho menos Mina estarían molestas de que ella estuviera ahí.
Chaeyoung seguro estaría riéndose de ella si supiera lo que pasaba por su mente.
-Nayeon, terminé- Escucho la voz de Mina llamarla desde el baño, así que se apresuró hasta ahí, entrando mientras cubría sus ojos. Aquella "triunfal" entrada solo causó que Mina comenzará a reírse. -Yeonnie ¿Que se supone que haces?- preguntó.
-Vengo a sacarte de la bañera ¿Que más?- contesto con normalidad.
-¿Podrías dejar de actuar así? No es como si fuera la primera vez que me miras desnuda- Mina decía con gracia.
-¡Tenías 13 años! No es igual- recalcó Nayeon a la vez que sentía el calor subir de nuevo a sus mejillas.
-¿Cuál es el problema? Es lo mismo, solo hay un poco más de volumen por aquí y por allá-Mina volvía a reírse de la actitud de Nayeon.
-Ugh... E-estoy nerviosa ¿De acuerdo?- admitía por fin.
Mina suspiró en respuesta, por esta vez cedería a la actitud infantil de la coreana.
- De acuerdo, al menos mira el piso, no quiero que tengas un tropiezo, pásame mi bata- Mina pedia.
Nayeon hizo caso y abrió sus ojos mirando el suelo, con cuidado tentó la pared hasta dar con la bata de baño de la japonesa, después escuchó el esfuerzo de Mina al ponerse de pie para después tomar su bata.
-Listo pequeña cobarde, ya puedes mirar- Mina dijo, a lo que Nayeon levantó la mirada, encontrándose con una reluciente Mina envuelta y con su negro cabello goteando.
Dejó salir el aire que contenía y por fin se relajó, caminando hasta Mina y ayudándola a salir de la bañera con más calma.
Ambas llegaron al dormitorio de vuelta, dónde Nayeon llevo a Mina hasta la cama para que ella se sentara.
-Lo siento, moje un poco tu ropa- señalaba la abogada a Nayeon, quien tenía parte de sus pantalones y hombros mojados.
-No importa, me cambiaré llegando a casa- aclaraba mientras le llevaba una toalla extra a Mina.
-¿Te irás? Ya es lgo noche, creo que sería mejor que te quedaras- La japonesa sugería mientras comenzaba a quitar el exceso de agua de su cabello. -Puedo prestarte algo de ropa para que duermas- señalaba el armario.
-Bien, supongo que te haré caso solo porque estás lesionada y seguro quieres que te mime- Nayeon soltaba con una sonrisa traviesa.
-Estoy cuidándote, tonta- respondía la menor.
Finalmente, Mina indicó a Nayeon que podía tomar del armario y mientras Mina se vestía en la habitación, Nayeon se cambiaba en el baño. Cuando por fin terminaron, se reunieron de vuelta en aquella gran cama.
La coreana observaba detenidamente a Mina y el como se movía, estando curiosa de nueva cuenta por como es que Mina había terminado con una puñalada en la pierna.
-¿Cuántos puntos te pusieron?- preguntó Nayeon, quien estaba recostada sobre su estómago en la cama.
-Tres, El médico dijo que debo ir en 7 días a qué me los quiten- respondía Mina, quien estaba cómodamente recostada. -Duele, jamás imaginé que podrían hacerme daño con un trozo de aluminio y una madera- decía mientras suspiraba.
Nayeon se acercó un poco a Mina, tratando de ver su rostro.
-Me preocupa que te atacaran así, he estado gran parte del día inquieta por eso- confesaba Nayeon acariciando la mano de Mina.
-No querían atacarme a mi, querían atacar a Seungkwan. Si no hubiera intervenido, ese sujeto lo hubiera degollado- aclaraba la japonesa, repentinamente se puso pensativa.
Lo sabía, habían lastimado a Mina por culpa de aquel chico, eso tenía claramente disgustada a Nayeon, y sobre todo, preocupada.
-Sé que no soy nadie para opinar sobre tu trabajo, pero, no deberías ponerte en riesgo de esa manera... Por nadie- Nayeon dejaba ver en su voz la preocupación que sentía.
Mina en respuesta, giró su cabeza hacia Nayeon, mirando la expresión preocupada de la mujer.
-Es parte de ser abogado, además, no viviría en paz sabiendo que dejé sola a Jihyo en esto y le hicieron daño- Nayeon suspiró ante las palabras de la abogada. -Sé que podremos sacar este caso adelante. Pero Jung está jugando muy sucio, estoy segura que él tiene que ver con el ataque de hoy. Seungkwan sabe cosas que lo van a arruinar a él y a todo ese grupo involucrado...- y aunque Jihyo le dijo que no lo hiciera, ahí estaba, pensando en el caso.
-Tengo miedo de que te hagan más daño... Si algo te sucede, no sé que haría... Me aterra de solo pensarlo- Nayeon se acercaba a Mina, lo suficiente como para dejar descansar su cabeza sobre el abdomen de la japonesa.
Esperaría cualquier cosa en respuesta, estaba bien incluso con una mentira, dónde Mina le dijera que se cuidaría y todo estaría bien, aunque no fuera así. Sin embargo, lo que Mina le dijo aquella noche, lleno de un inmenso dolor y preocupación a Nayeon.
-Yo solo quiero decirte que... En caso de que suceda algo... Por favor, quédate con Tzuyu. Cuidala con todo lo que esté en tus manos y con todo lo que estés dispuesta a dar... Es lo único que deseo...-
Aquella noche, Mina pudo descansar, pero Nayeon... Ella solo deseaba que todo eso terminará pronto y que Mina estuviera a salvo.
Se quedó observando entre la tenue luz que la luna podía ofrecer, el rostro tranquilo y pacífico de Mina dormir. Ella acariciaba la mejilla de Mina con sumo amor.
"-No tengo mucho que ofrecer, Mina. Solo mi vida... Pero si es necesario darla por ti y Tzuyu... Que así sea...-"
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🐯🐧🐰
Y vendrán cosas peores dice la biblia jaja. En fin, espero disfrutarán el capítulo, lamento la tardanza, estoy comenzando con mis prácticas profesionales y es algo que consume mi tiempo horrible.
Gracias por leer, votar y comentar, incluso por esperar, lo agradezco infinitamente.
Nos leeremos pronto ✨
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