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Capítulo 17 "Un pequeño paso"

El silencio en la cocina de la casa Myoui aún prevalecía. La intensa mirada de Tzuyu sobre su madre era tal que cualquiera pensaría que la menor podía leer pensamientos. Por supuesto que esperaba una explicación, todo comenzó a marchar mal desde ese día en el que esa mujer Nayeon apareció, de la nada Chaeyoung decidió irse, de la nada Mina permitía que esa mujer entrara a su vida, y ahora, incluso quería hacerla parte de la vida de Tzuyu.

No iba a permitirlo, estaba sumamente confundida y molesta.

Mina por su parte, buscaba una forma de poder explicarle a su amada hija lo que estaba sucediendo, y preguntarle si podía cooperar, si deseaba hacerlo.

Tomo un profundo respiro y se animó a hablar por fin.

-Tzuyu, cariño... ¿Quieres hablar a solas conmigo? - preguntó a la menor, quien simplemente mantuvo su mirada seria sobre la japonesa. -Ten por seguro que voy a responder todo lo que desees saber, promesa- continúo hablando la pelinegra, extendiendo su mano hasta Tzuyu y haciendo destacar su meñique, esperando que Tzuyu entrelazar en suyo en señal de pacto.

La menor pareció suavizar su expresión facial para finalmente, extender su mano y enganchar su meñique con el de Mina.

-Es una promesa mamá, y creo que tenemos que hablarlo ahora- contestó Tzuyu mientras soltaba un suspiro y después miraba a sus abuelos. -¿podemos ir a la sala? Mamá y yo no tardaremos- pidió cortésmente a los japoneses que simplemente le sonrieron y asintieron.

-Adelante cariño, tomen su tiempo- dijo el hombre.

Tzuyu procedió a levantarse de la mesa y dirigirse a la sala del hogar Myoui. Mina por su parte miró a sus padres un breve momento, notando como, a pesar de no estar de acuerdo con lo que Mina quería hacer, simplemente asintieron, dándole a entender a la chica que la apoyarían.

-Mina, solo... ve con cuidado- su madre dijo primero.

-Y por favor, cuida a Tzuyu sobre todas las cosas- el hombre pidió, sabiendo que esa sería la mayor prioridad de su hija, porque Mina amaba a esa niña, tanto como ellos lo hacían.

Mina finalmente se levantó de su lugar y se dirigió hacia la sala, encontrando sentada en uno de los sofás a Tzuyu, observó a la niña un momento, ni si quiera se había dado cuenta que la pequeña taiwanesa ya no mecía sus pies al sentarse en el sillón, ahora tocaban perfectamente el piso. Incluso estando ella correctamente sentada.

-¿Mina?- la voz de la pequeña la sacó de sus pensamientos, podía ver la incertidumbre en los ojos oscuros de la menor, por lo que simplemente caminó hasta ella y se sentó cerca, donde ambas pudieran conversar a solas.

-Primero que nada, lamento la situación, cariño. Yo se que esto está siendo difícil para ambas, pero no podemos estancarnos. Si desea comentarme algo en especial puedes hacerlo ¿de acuerdo? - Mina comenzaba diciendo, tratando de darle la confianza a la pequeña de comenzar a hablar.

Tzuyu lo pensó un breve momento, las dudas mayores eran respecto a Nayeon, realmente todo en su cabeza giraba en torno a la mujer, pero tampoco quería bombardear a Mina de aquella manera, por lo que trató de ordenar sus pensamientos primero.

-Yo entiendo que tengas amigos, Mina. La tía Jihyo es muy agradable, por ejemplo. Pero jamás me sentí con tanta incertidumbre respecto a ella, ni con las tías Sana y Momo... pero esa mujer, Im Nayeon, realmente me tiene con esa sensación a cada momento en el que está cerca, incluso cuando no...- Comenzaba a hablar de su sentir, Mina la escuchaba atentamente. – Yo solo quiero saber ¿por qué los abuelos no están de acuerdo? El abuelo Akira dijo que ella... te hizo daño...-

Mina se mantuvo un breve momento en silencio, tratando de ordenar sus pensamientos y lo que iba a decirle a su hija. Era una situación complicada.

-A veces no escuchamos a quien deberíamos... Nayeon y yo éramos amigas desde que tenía tu edad. Crecimos juntas, pero simplemente hubo un momento en el que ninguna escuchó a la contraria y... nos hicimos daño mutuamente...- Mina comenzaba a decir, tratando de omitir muchas cosas en el proceso. -Hubo un resentimiento que permaneció por muchos años en los que no supimos la una de la otra y ahora, simplemente, decidimos darnos una oportunidad de recuperar nuestra amistad- aclaraba la pelinegra.

Tzuyu analizo las palabras de su madre, hasta cierto punto sonaba razonable, pero por otro lado había algo que seguía incomodándola, dos cosas en específico.

-Entiendo, pero... ¿Tan malo fue como para que los abuelos reaccionaran así? - Tzuyu dijo.

Como pensó, a su brillante hija no se le escapaba nada. La japonesa entonces se debatió si debía decir un poco más de información, pensando en si Tzuyu reaccionaría bien o no. Aunque ¿Por qué debería molestarse? Si Nayeon era actualmente su amiga, no había nada más allá que una amistad... al menos a eso debía aferrarse.

-Éramos muy cercanas ¿sabes? E incluso tus abuelos nos vieron crecer. Cuando nos separamos, fue una sorpresa dolorosa para todos, como una decepción colectiva...- trataba de darle una explicación a la menor.

Tzuyu volvió a analizar las palabras de Mina, entendía el mensaje que su madre intentaba trasmitirle, pero seguía habiendo algo que no la tenía convencida del todo. Mina le ocultaba algo y ella lo sabía.

No solo pensó en las palabras de su madre japonesa, también en los sucesos que habían ocurrido anteriormente. Y se remontó a aquel día en el que todo se había venido abajo, el día en que Chaeyoung se fue de sus vidas... aquella tarde Nayeon había coqueteado con Mina frente ella, siendo tan obvia que simplemente le sorprendió que Mina ni siquiera se diera una pisca de cuenta.

Dedujo un hecho tan fácilmente. Y eso era que Im Nayeon gustaba de Mina.

No le agradó en absoluto la idea, pues para Tzuyu, aun había una sensación de pertenencia que le señalaba que Mina era la única para Chaeyoung y viceversa. Pero Chaeyoung se había ido, las había dejado atrás tan fácilmente.

Chaeyoung ahora era feliz con otra mujer mientras ella y Mina aún estaban tristes por su partida, pero tampoco era tan egoísta como para atar a Mina a un caprichoso recuerdo de ella.

Por otra parte, el simple hecho de pensar en Nayeon en su hogar, comportándose como una tonta hormonal tampoco le agradaba en absoluto. El hecho de que Nayeon quisiera de esa forma a Mina, no obligaba a la japonesa a corresponder, para Tzuyu, esa mujer estaba siendo una oportunista.

Pero... ¿y si a Mina comenzaba a gustarle?

-¿Tzuyu? ¿te encuentras bien? - la voz de Mina la sacó de sus profundos pensamientos. Miró detenidamente a la pelinegra, tratando de descifrar algo más, pero simplemente se encontró con la serenidad tan característica de la japonesa.

-No me gusta saber que ella te ha lastimado. Los amigos no se deben lastimar- comenzaba a hablar Tzuyu. -Y de repente decidiste que darle una nueva oportunidad era lo mejor... Mamá Mina, has pensado que ¿desde que ella apareció en aquella exposición, todo se vino abajo? Mamá Chaeng se distanció y se fue, dejamos de pasar el tiempo que pasábamos juntas antes... ya no sonríes tanto... y yo tampoco lo hago... ¿por qué las cosas deben ser así? – Tras cada palabra, la voz de Tzuyu era más suave, se quebrantaba cada vez más y Mina, sentía el dolor creciente en su pecho ante el propio dolor de su hija.

Mina simplemente se acerco a Tzuyu y la envolvió entre sus brazos, permitiéndole a la menor dejar salir su llanto. Sabía lo mal que estaba pasándola la pequeña, tanto como ella lo estaba pasando. Permanecieron así un rato, hasta que finalmente, Mina la alejó un poco y deposito un cariñoso beso en su frente, para después levantar un poco el rostro de la menor y limpiar los rastros de sus lágrimas.

-Tienes razón, los amigos no deben lastimarse... nadie debería lastimar a nadie- comenzaba a hablar Mina. – Pero a veces es inevitable sentirse lastimado, por eso es muy importante escuchar Tzuyu. Si hay remedio, una segunda oportunidad puede ayudar ¿es lo mejor? Jamás lo sabrás hasta que lo pruebes- aclaraba, a lo que Tzuyu simplemente asintió.

-Entiendo mamá... es solo que es muy difícil pensar en todo esto- agregaba la taiwanesa.

-Yo sé que es muy difícil, pero no imposible- Mina terminó de limpiar la última lagrima de Tzuyu para después acariciar sus majillas. – La presencia de Nayeon puede ser una casualidad, quizá una señal ¿Quién sabe? Solo sé que, Chaeng tomo sus propias decisiones, cariño. Y las decisiones de Chaeng no son culpa de nadie- Mina trataba de hacer entender que la presencia de Nayeon no tenía nada que ver con el hecho de que Chaeyoung decidiera irse.

Para fortuna de Mina, Tzuyu logró calmarse por completo y separándose por completo de ella, finalmente dio una respuesta a Mina.

-Supongo que, todos merecemos una segunda oportunidad- decía, poniendo sumamente feliz a Mina. – Solo quiero aclarar que hago esto porque quiero estar contigo como antes, no por Nayeon. Ella deberá ganarse salir ilesa de aquí- aclaró, logrando que Mina soltara una risa por sus palabras.

-Deberías ser más amable como Chaeng y menos peligrosa...- Mina dijo mientras reía, Tzuyu también comenzó a reír dándole un ligero empujón a Mina.

-Aprendí de la mejor- finalizó la taiwanesa.

Mina volvió a sentirse feliz, volvería a tener cerca a su amada hija y podría ayudar a Nayeon como tanto quería.

Aunque algo seguía rondando la mente de la japonesa, y eso era lo que Tzuyu había dicho. Era verdad, desde la llegada de Nayeon, Chaeyoung se alejó. Creía firmemente en las palabras que le había dicho a Tzuyu, que Chaeyoung era la responsable de sus propias acciones y decisiones, pero eso no quitaba el hecho de que... la coincidencia era demasiado inquietante...

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Nayeon llegó hasta aquella puerta y entró con normalidad, su mente solo podía pensar que ésta sería la última vez que ella cruzaría por ahí. Todo estaba como de costumbre, así que siguió caminando hasta topar con la oficina principal de aquel establecimiento, tocando un par de veces la puerta.

-Adelante- la voz masculina en el interior le permitió entrar. Por lo que Nayeon tomo una gran bocanada de aire y finalmente entró.

Cómo esperó, ahí estaba Jinyoung Park, dedicándole una amable sonrisa.

-Nayeon, ¿En qué puedo ayudarte? - preguntó él. La menor aún estaba nerviosa.

Le había hecho una promesa a Mina y estaba ahí en ese momento para poder cumplirla. Deseaba poder ser lo suficientemente valiente esta vez; se lo debía a la japonesa desde hace muchos años, así que, tomando un gran bocado de aire, prosiguió a hablar.

-Yo vine porque necesitaba agradecerte por todos estos años... Cuidaste de mí y me disté una oportunidad de sustento que nadie más me dio. En verdad te lo agradezco- comenzaba diciendo, ganándose una curiosa sonrisa del alto coreano.

-Pues, no tienes nada que agradecer, has trabajado duro, incluso contra los inconvenientes que implican este trabajo- el hombre comenzaba a decir para después soltar un suspiro. -Suena a una despedida, Nayeon- dijo el algo intrigado.

No pensó que él sabría tan rápido a que se refería la coreana, pero tal parecía que Jinyoung lo había adivinado tan fácilmente que simplemente tuvo que responder sin echarse para atrás.

-Es que... Eso es lo que es. Estoy despidiéndome, Jinyoung- Nayeon aclaró de inmediato, notando como el hombre soltaba un nuevo suspiro y después le sonreía con más suavidad. -Yo de verdad estoy muy agradecida, pero es momento de partir- afirmó.

El hombre sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió, dándole una larga calada para después sacar el humo de su boca. Después prosiguió a sacar algo de uno de los cajones de su escritorio, ahí el escribió algo con tinta y lo firmo. Así mismo, se levantó de su asiento para estar frente a Nayeon, la castaña sintió algo de nervios, en su mente solo podía aparecer la idea de que Jinyoung estaba molesto y se negaría a dejarla ir; que el haría algo para retenerla.

Sintió miedo por un momento ante la seria mirada del hombre.

Sin embargo, el hombre extendió el papel que hace un momento firmo para que Nayeon lo pudiera tomar. La joven miró dudosa a Jinyoung.

-Anda, tómalo- el dijo con voz tranquila, ofreciendo de forma un poco más insistente el papel que le estaba ofreciendo a Nayeon, quien aún dudosa, por fin lo tomó y comenzó a examinarlo.

-Jinyoung... ¿esto es...?- Nayeon estaba sorprendida de lo que ese papel contenía, el hombre le dio la espalda, listo para volver a sentarse en su escritorio.

Jinyoung le estaba dando un pequeño cheque, en el que le pagaba su última mensualidad y un extra, esperando que Nayeon pudiera retirarse con algo en lo cual apoyarse.

-Me es un poco triste dejarte ir, Nayeon. Pero entiendo que estas buscando crecer, y si has conseguido algo mejor que esto y que te haga feliz, entonces solo puedo desearte buena suerte- comenzaba diciendo el hombre, dedicándole una tenue sonrisa a la castaña, quien sintió un pequeño nudo formándose en su garganta.

Se sentía sumamente agradecida por lo que Jinyoung estaba haciendo en ese momento, no se mostró molesto, no hizo malas acciones como negarse a pagarle o retenerla, el simplemente estaba deseándole lo mejor y no podía estar más agradecida.

-Muchas gracias señor Park... de verdad, estoy muy agradecida- Nayeon hacía una reverencia para el alto hombre y le dedicaba una gran sonrisa.

-No hay nada que agradecer, gracias a ti por darnos tu tiempo- él le devolvía la sonrisa a la castaña. -Espero que podamos ser gratos de recibir algún día tu visita, me alegrará verte y por supuesto, a las demás chicas también-

-Tenlo por seguro, jamás me olvidaré de ustedes- y con esas últimas palabras, Nayeon se disponía a salir de la oficina, no sin antes pasar a despedirse de sus, ahora, ex compañeras.

-Hasta pronto, Nayeon-

Hasta pronto, Jinyoung. Gracias...-

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Para Nayeon aquello fue un día realmente melancólico, no odiaba del todo ese trabajo, pues en el había conocido a chicas muy agradables, formo buenas amistades tales como Jisoo. Pero tuvo que despedirse con la promesa de visitarlas de vez en cuando.

Ahora mismo se dirigía hacia la casa de Dahyun, pues tenía planeado contarle la situación actual a Chaeyoung y por supuesto, pedirle consejos sobre como poder acercarse a Tzuyu sin morir en el intento.

Cuando por fin estuvo frente a la puerta, tocó el timbre dos veces y después esperó. No pasó mucho tiempo, antes de que la puerta se abriera, dejando ver a la chica que buscaba.

-Chaeyoung, ya puedes andar- Nayeon dijo con evidente alegría al ver a la artista ahí parada, abriendo la puerta y dedicándole una tenue sonrisa.

-Si, Dahyun dijo que debía comenzar a tomar caminatas breves en la casa. Pero olvidemos eso, pasa- se hacía a un lado para permitirle la entrada a Nayeon en el que ahora era su hogar temporal.

Nayeon asintió y prosiguió a pasar a la casa, al entrar pudo ver un lugar sumamente acogedor y limpio. Chaeyoung la invito a sentarse en la sala para poder conversar.

-De verdad me siento feliz de ver que has asimilado bien el trasplante. Se te ve mejor- comentaba Nayeon mirando como el pálido en la piel de Chaeyoung ya no era tan acentuado, incluso las bolsas bajo sus ojos eran casi imperceptibles.

-Lo estoy, claro solo es momentáneo, no quiero acostumbrarme mucho, a decir verdad- contestaba con algo de desgane la menor. Nayeon sintió tristeza ante las palabras de Chaeyoung. -Pero como te dije, olvidémonos de eso. ¿Qué te trae por aquí? - preguntó.

-Pues, te tengo una buena noticia. Estuve con Mina recientemente y...- trato de explicar, pero Chaeyoung la irrumpió rápidamente.

-¿Mina? ¿cómo esta ella? ¿viste a Tzuyu también? ¿has hecho algún avance? - la expresión en el rostro de Chaeyoung denotaba un poco más de vida a cuando la vio abrirle la puerta. Sin importarle la irrumpió, simplemente le sonrió a la artista y respondió a su pregunta.

-Mina esta mejor. Retomó su trabajo y está enfocándose en el y en Tzuyu. En cuanto a nosotras, realmente hemos avanzado bien, comenzamos a conversar del pasado con más calma y por ahora está totalmente cómoda con nuestros amistosos acercamientos. Francamente no hay señal de que le interese de otra forma que no sea amistosa...- contestaba Nayeon, apreciando como el rostro de Chaeyoung parecía expresar alivio al saber que Mina estaba bien, pero no tan contento con el hecho de que mina no estuviera interesada en Nayeon todavía. – Y no he visto a Tzuyu, pero sobre eso quería hablarte- comenzaba Nayeon.

-Bien, te escucho- dio pauta a proseguir.

-Veras, Mina no se ha podido hacer cargo de Tzuyu de la misma forma que antes, a lo que ella me dijo, tú eras quien la cuidaba la mayoría del tiempo por sus trabajos, lo que la ha obligado a dejarla entre semana en casa de los señores Myoui- comenzaba explicando, Chaeyoung la escuchaba atentamente. – Le conté a Mina sobre JYPink y que trabajaba ahí... bueno, la verdad es que me descubrió por un torpe descuido, pero no es importante, ella me propuso hacerme cargo de cuidar de Tzuyu a cambio de que dejara ese trabajo-

-Entiendo, Mina busca poder llegar a casa y tener a Tzuyu con ella. Es simplemente una oportunidad única, por favor dime que no la rechazaste- Chaeyoung preguntaba, a lo que Nayeon negó.

-Vengo de hacer mi renuncia a JYPink para poder dedicarme a lo que Mina me pidió. Es obvio que es una oportunidad de poder simpatizar con Tzuyu, la cosa aquí es que... ella me odia y estoy segura que me va a hacer añicos a la primera oportunidad...- Nayeon decía aquello descuidadamente, ganándose una mirada desaprobatoria de Chaeyoung.

-Estas hablando de mi hija, Nayeon. Si no estuviera moribunda, me levantaría a patear tu cobarde trasero- Chaeyoung dijo mientras cruzaba los brazos.

-No me lo tomes a mal, Chaeng, pero el día en que salimos a ese café, puso picante en mi postre y también en mi bebida, amenazo enfrente de Mina y de la señora Myoui que no me quería merodeando a su madre ¿y me preguntas por qué tengo miedo de ella?- Nayeon dejaba a flote su preocupación.

Chaeyoung simplemente suspiró, sabía que Tzuyu no sería fácil de convencer, además de que el acercamiento que Nayeon tuvo con ella la primera vez logró empeorar todo. Era momento de tratar de darle información necesaria para poder simpatizar con la menor.

Rasco su cabellera con un poco de frustración y soltando el aire que contenía de forma algo dolosa, por fin habló.

-Ah~ de acuerdo, Tzuyu es el tipo de chica que parece muy fría y apática, pero nada de eso es así. Tzuyu solo trata de protegerse de los extraños; antes de que la adoptáramos, fue maltratada por otros niños en el orfanato...- Chaeyoung comenzaba a explicar y Nayeon prestaba total atención. -Jamás será ella quien se acerque a ti, tu debes dar el paso, Nayeon- continuaba.

-Pero ¿Cómo? Si me detesta- replicaba la mayor.

-Nayeon, no te detesta, simplemente está asustada de ti y de lo que vayas a hacer en sus vidas. Por eso quiero que seas cuidadosa y paciente- continuaba hablando Chaeyoung. – Trata de simpatizar con ella y sus hobbies. A Tzuyu le gusta tocar el guzheng, es muy buena, también practica canto. Si mal no recuerdo Jeongyeon dijo que tú eres muy buena cantante, quizá podrías impresionarla un poco con eso. Adora a los perros, si pudieras llevarla a un parque con muchos perros, ella sin duda seria feliz- comenzaba a decir pequeñas cosas, pero después se enfoco en algo más importante. -A Tzuyu le agrada que le pregunten que piensa, lo que opina respecto a algo. Ella es feliz cuando se siente cercana a su familia, ama poder cocinar algo con Mina, sea o no sea delicioso. En su cumpleaños le gusta sentirse más amada que nunca, ella siempre... pide un beso de cumpleaños...- Las palabras de Chaeyoung poco a poco pasaban de sonar apasionadas a melancólicas y aquello último, salió entre cortado, debido a las lágrimas que comenzaban a escapar de sus ojos.

Nayeon miraba atentamente a Chaeyoung, podía ver cuanto le dolía estar lejos de las personas que amaba. Sintió un nuevo nudo en su garganta al ver como la artista secaba sus lágrimas inútilmente.

-Chaeng...- la llamó, acercándose a ella y dándole un abrazo a la artista, quien correspondió un breve momento.

-Lo siento... es solo que estoy abrumada- se disculpaba cuando había controlado sus lágrimas. -Tzuyu es quizá la persona más importante en nuestras vidas... quiero que ella pueda, de alguna forma, quererte también- la artista se separaba lentamente del abrazo de Nayeon. -Tzuyu aprecia ser abrazada cuando esta triste... estoy segura que esa cualidad tuya la hará feliz- comentaba, dedicándole una tenue sonrisa a Nayeon.

-Me esforzaré mucho, Chaeng. Lo haré por ti, por Mina y Tzuyu... por mi- Nayeon trataba de trasmitir su determinación a la menor, quien pudo ver ese sentimiento en los oscuros ojos de la castaña.

-Lo apreciaré desde allá en el cielo- contestaba la rubia, limpiando nuevamente las últimas lagrimas que escapaban de sus ojos. -Pero ¿Cómo es que Mina te pidió aquello? Que cuidaras a Tzuyu- Chaeyoung trataba de retomar la conversación, no quería seguir llorando, al menos no por ese día.

Nayeon se separo de la artista y se quedó pensativa.

-Realmente, después de que ella me descubriera en JYPink, fuimos a mi casa a hablar, aclaramos algunas cosas más del pasado y a Mina se le ocurrió aquella idea. Realmente ella no solo pensaba en ella y Tzuyu, también pensaba en mí. Deseaba que dejara de trabajar en ese lugar donde estoy expuesta constantemente- seguía explicando lo sucedido. -hemos estado más cercanas, ayer en la mañana la acompañe a tomar un taxi de vuelta, ya que se quedó conmigo, así fue como pudimos hablar tanto- explicaba.

Chaeyoung se desconcertó ¿por qué Mina no volvió a casa?

-¿Por qué tomo un taxi? ¿no llevo su auto? - saco a luz su incertidumbre.

-Sobre eso... ella si lo llevó, pero... ummm robaron dos de sus llantas en el estacionamiento. Ella está usando tu auto en lo que arreglan el suyo- explicaba Nayeon.

Chaeyoung repentinamente se ponía de pie totalmente alterada, Nayeon se asusto por la forma en la que Chaeyoung se había alterado y como la miraba en ese preciso momento, no estaba segura de que había hecho reaccionar así a la artista, pero tenía que calmarla pronto.

-¿Mina esta usando mi auto? Nayeon... dejes hacer lo posible porque Mina deje de usarlo- Chaeyoung le exigía a Nayeon, quien simplemente no alcanzaba a comprender.

-Entiendo, pero ¿Cuál es el problema? - Nayeon preguntaba algo confundida, no entendía todavía la reacción de la más joven.

-Nayeon, mis análisis médicos están en mi jodido auto. Si Mina o Tzuyu miran bajo el asiento del piloto los van a encontrar, van a enterarse de que estoy desahuciada y todo se va a ir a la mierda-

Entonces, Nayeon palideció junto a Chaeyoung.

-Pero... ¡¿por qué hiciste algo tan estúpido, Chaeng?!- Nayeon echaba en cara, a lo que la artista se trató de justificar.

-¡Porque es mi maldito auto y nadie lo tocaba hasta ahora!- dijo exaltada.

-Ugh... bien, basta y escucha; lo único que tengo que hacer es tomarme un momento para sacar esos análisis de ahí y llevarlos a mi casa ¿sencillo, no?- Nayeon trataba de tranquilizar a Chaeyoung con aquello, lo cual pareció funcionar un poco.

-Diablos Nayeon, debes sacarlos cuanto antes ¿de acuerdo? - Chaeyoung soltaba un suspiro y volvía a sentarse con pesades en el sillón. -Necesito tomar algo de aire fresco, mi pecho duele ¿podrías abrir la ventana Nay?- la artista ponía una de sus manos en su pecho y respiraba dificultosa.

Nayeon se puso de pie y abrió la ventana que Chaeyoung le señaló, posteriormente soltó un suspiro y miró a la menor.

-Es hora de que me vaya, Chaeyoung. Debo preparar algunas cosas y pensar en como sacar esa carpeta de tu auto- Nayeon caminaba hacia la salida del hogar, no sin antes mirar una vez más a la rubia. -Por favor, cuídate. Te seguiré manteniendo al tanto ¿de acuerdo?-

-Por supuesto, cuento contigo- Y con eso último Nayeon abandono el hogar de Dahyun.

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Caminaba de regreso a su casa, estaba algo retirado, pero no pensaba gastar absolutamente nada del dinero que Jinyoung le había dado en un taxi. Estaba absorta en sus pensamientos, tratando de llegar a una forma de sacar la carpeta del auto de Chaeyoung cuando escuchó un pequeño chillido.

Giró su rostro hacia un montón de bolsas de basura, la cual una de ellas se movió un poco, haciendo que Nayeon se alejara instintivamente. Sin embargo, volvió a escuchar el chillido que provenía de ahí.

Con algo de temor y curiosidad, decidió acercarse y ver que era lo que provocaba el ruido, empujando una de las bolsas y llevándose una gran sorpresa al ver lo que se ocultaba ahí.

-Oh, pero si esto es...- dijo sorprendida al ver lo que ahí se refugiaba.

Era pequeño, tenia su pelo sucio con diversas manchas en el, temblaba de frío y seguramente chillaba por estar hambriento. Lo que Nayeon encontró ahí fue a un cachorro abandonado. El cual retrocedió un poco al ver a Nayeon ahí.

-Dios ¿Qué clase de monstruo se atrevió a abandonarte aquí? – Nayeon extendió sus manos, tratando de tomar al pequeño cachorro entre sus manos, cosa que logró una vez que estuvo lo suficientemente cerca. -Mírate nada más, estas todo sucio- sacando un pañuelo de su bolsillo, Nayeon limpio un poco el rostro del cachorro que poco a poco parecía menos asustado de ella.

Después de limpiarlo un poco, se quito su chaqueta y lo envolvió en ella, abrigando al animal que por fin se quedaba quieto.

-Eres como una pequeña galleta de polvorón...- le decía mientras comenzaba a caminar en dirección a su hogar. – Quizá... le agrades a Tzuyu, pequeña galleta- dicho aquello, se perdió entre la luz de la tarde.

Tenia su primer arma para acercarse a Tzuyu.

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🐰🐧🐯

Buen día, espero que el capítulo fuera de su agrado. ¿Ansiosos por scientist? Porque yo si, ya hasta encargue mi album jaja

En fin, probablemente estemos llegando a la mitad de la historia, realmente no planee cuántos capítulos vaya a tener, pero si todo lo que va a suceder, así que calculo que estaremos llegando ya a la mitad xD

En fin, sin más que decir, muchas gracias por leer y comentar ✨

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