Capítulo 11 "La manzana de la discordia"
Su andar era tranquilo apoyado por una mujer vestida de blanco, se sentía mucho mejor ahora que estaba totalmente libre de esa intoxicación y que su herida comenzaba a cerrar, a su lado, la enfermera que estuvo al tanto de ella, le dedicaba una sonrisa amable mientras por fin le permitía andar por su cuenta. No hacía falta, cuando le insistieron salir en una silla de ruedas lo rechazó de inmediato, no era tan inútil, pero la joven insistió en ayudarle a andar hasta la salida del hospital.
Miró el auto estacionado justo al frente de la salida del hospital, un muy bonito Sedán color negro, el cual era de su propiedad. Rápidamente vio como de el descendía una mujer de cabello corto y negro, seguida de ella, su amada Tzuyu.
-¡Mina!- la niña la llamó en cuanto la vio y corrió hacia ella, todo para extender sus brazos en signo de desear ser abrazada por la mujer a la que llamaba mamá.
La pelinegra le sonrió de vuelta y tan pronto como llegó la pequeña a ella, la abrazó con todo el cariño que podía expresar en aquel gesto.
-Tzuyu, te extrañé- Mina decía aquello mientras acariciaba con una de sus manos el cabello castaño de la taiwanesa.
-También te extrañé, estaba muy preocupada por ti...- confesó mientras enterraba poco a poco su rostro contra el pecho de la mayor.
Para Tzuyu habían sido 4 días sumamente preocupantes, no sabía cómo es que estaría Mina, después de que llego a casa de sus abuelos, trato de calmarse, pues era evidente que la traición de Chaeyoung había lastimado a ambas, tanto Mina como a ella, sin embargo, no imaginó que tan mal podría llegar a reaccionar la japonesa. Cuando llamaron a su abuela y le informaron sobre Mina en el hospital, realmente se sintió angustiada; deseaba poder salir corriendo de ahí e ir hasta su madre japonesa, pero para su desgracia, Sachiko, su abuela, se negó a llevarla, argumentándole que Mina estaría fuera pronto y que no debía preocuparse de más.
Mina solamente soltó un suspiro, sabía porque Tzuyu ocultaba su rostro contra su pecho, la más joven estaba tratando de ocultar en sus acciones el hecho de que probablemente estaría llorando o a punto de hacerlo. La entendía, después de todo, como le dijo a Nayeon, Chaeyoung era alguien a quien Tzuyu adoraba. Saber que la persona que más admiraba les había dado la espalda a ambas no debía ser un trago fácil de pasar para la menor.
Poco a poco se separó del abrazo sutilmente, notando que efectivamente, Tzuyu mantenía la mirada baja y ocultaba sus lágrimas, la pelinegra sujeto son ambas manos el bello rostro de la niña y limpió con sus pulgares las dos lágrimas que habían escapado de sus ojos.
-Oye...- la llamó con la esperanza de que la más joven levantara el rostro, cosa que afortunadamente logró y conectaron sus miradas. -Estoy bien ¿de acuerdo? No me pasó nada- Mina comenzaba a decir, tratando de que la pequeña se calmara, pero ella volvió a sollozar.
-¿Y aquí?- levantó su mano para tocar el pecho de Mina, justo donde estaba su corazón- ¿Aquí también estás bien?- la pequeña taiwanesa insistió.
Mina estaba sumamente sorprendida por la pregunta de Tzuyu y pronto pudo sentir sus ojos comenzar a picar, amenazando con soltar lágrimas también. Pero debía ser fuerte por ambas, pues ambas estaban susceptibles, pero Tzuyu tenía solo 12 años, necesitaba mantenerse dura para poder ser quien sostuviera a Tzuyu ahora que estaba flaqueando. Por lo que finalmente, tragó el nudo en su garganta y sujeto con amor la mano de la más joven y acunándola más contra su pecho.
-Aquí adentro se siente mejor, ahora que te tengo conmigo...- contestó dedicándole nuevamente una cariñosa sonrisa a la castaña menor quien se volvió a abrazar a la pelinegra.
Era verdad, cuando Tzuyu volvió a abrazarla, su destrozado interior dolió un poco menos. Como si el contacto con la niña fuera una especie de analgésico para su corazón.
La mujer que acompañaba a Tzuyu solo miraba como su hija tenía contacto con la pequeña taiwanesa a la que consideraba su nieta. Se acerco un poco hasta captar la atención de la pelinegra y dedicarle una leve sonrisa.
-Me alegra mucho saber que estás mejor- La mujer saludaba a Mina -No pensé que fueras a heredar la intolerancia al alcohol que sufría tu abuelo- la mujer pelinegra de cabello corto posaba su mano sobre el hombro de su hija y le daba una pequeña caricia.
-Jamás bebi tanto como para sufrir una reacción, lo lamento- se sentí apenada de que su madre supiera la razón por la que había llegado al hospital en primer lugar.
Pero la mujer no se mostró molesta, por el contrario, le dijo que se asegurara de recuperarse adecuadamente mientras ella cuidaba de Tzuyu. Era claro que Mina no se sentiría bien, habían roto su corazón, y no solo a ella, a su amada nieta Tzuyu también.
Mina y Tzuyu se separaban para permitir a la mujer mayor abrazar a la abogada, ahora fue turno de Mina de sentir caricias en su negro cabello, esto por parte de su madre Sachiko.
-No tienes que disculparte, solo tienes que prometerme que no volverás a decaer así y que te cuidaras- la mujer decía entre el abrazo, con su mano con la que acariciaba el cabello de Mina, pudo sentir cuando esta asintió. -Bien, entonces, es hora de irnos, las llevaré a su casa-
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Mina estaba sentada en el asiento de atrás, mirando por la ventana con calma, perdiéndose en los edificios que estaban afuera. Tzuyu tenía su cabeza sobre el hombro de la japonesa, abrazada del brazo de la mayor. Ambas absortas en tantas cosas relacionadas, todas llegaban a que es lo que sucedería con ellas de ahora en adelante, pues Chaeyoung ya no estaría más.
-Compraré algo para que coman al llegar a casa. Con esos puntos en tu mano, no creo que puedas cocinar adecuadamente- la madre de Mina le decía aquello a ambas, quienes, asintieron a la par sin emitir un solo ruido.
La madre de Mina compro lo necesario y prosiguió conduciendo el resto del camino hasta la casa de la japonesa.
Mina aún estaba absorta en sus pensamientos, no fue hasta que, al llegar al estacionamiento de su hogar, pudo ver a alguien sentado en la banqueta, esperando. Rápidamente levantó la mirada solo para encontrarse esa figura que bien conocía, poniéndose de pie al verla llegar.
-Tzuyu, llegamos cariño... ¿me permites salir?- Mina le hablaba a su soñolienta hija, quien se apartó de ella mientras tallaba sus ojos.
Una vez que Tzuyu le dio acceso libre, Mina bajó de su auto y se aseguró de que lo que estaba viendo era real. Ahí estaba aquella chica, sosteniendo en sus manos un ramo de tulipanes morados y azules. Cuando la chica vio a Mina, se puso de pie rápidamente y se acercó a ella tímidamente, dedicándole una amplia sonrisa.
-Nayeon... ¿estabas esperándome?- preguntó Mina al ver a la coreana castaña acercarse de tan encantadora manera.
-Si... bueno, yo trate de ir al hospital hoy pero cuando llegue, me dijeron que te habías marchado ya, así que... decidí venir aquí para poder verte- Contestaba Nayeon y después, tras aclararse la garganta, extendió sus manos para entregar a Mina el ramo de tulipanes que traía consigo.
Mina miró las flores, eran sus favoritas, un abundante ramo de tulipanes y el detalle de que fueran de sus dos colores favoritos lo hacía aún más agradable para ella. Inconscientemente sonrió mientras los recibía y los acercaba a su rostro para poder olerlos, dando un ligero toque juguetón con su nariz a la primera flor. La pequeña escena enterneció a Nayeon quien sonrió más ampliamente. Sabía que le gustarían a Mina.
-Gracias Nayeon...- Mina agradeció a la castaña, aun enternecida por las flores que sostenía. El hecho de que Nayeon haya esperado ahí a que volviera a casa, había puesto un poco feliz sus ánimos.
-¿Nayeon?- la madura voz de una mujer irrumpió su acercamiento, la castaña miró a espaldas de Mina, logrando ver a esa mujer japonesa de cabello corto y negro...
-¡Por favor! Dígame donde esta ella... necesitamos hablar, todo fue un error- Nayeon rogaba ante la puerta de la casa de los padres de Mina, estaba agotada y había corrido de la escuela hasta el hogar de los Myoui. La mujer la miraba con enojo.
-Mi hija confió en ti...- La mujer dijo de forma seria.
-Y por eso mismo debe escucharme, yo no le haría daño. Señora Myoui, juro que esto es un error- la castaña le insistió a la mujer mayor, pero no parecía mirarla más con cariño.
-Eras una persona muy importante para Mina, el hecho de que hayas defraudado la confianza de mi hija es imperdonable, tú no la viste llegar aquí totalmente destrozada, no la viste con el corazón roto... si ella aún puede confiar en mí, entonces no la defraudaré. A menos que ella me lo pida, jamás sabrás a donde se ha ido- La mujer le hablaba firme, enfadada, y hasta donde cabía, decepcionada también.
-Escucha niña, más vale que te marches y no vuelvas a pisar esta casa. No quiero verme en la penosa necesidad de denunciarte por acoso- esta vez, el padre de Mina era quien salía a enfrentarla, pidiéndole de una forma casi definitiva que se marchara.
-No... ustedes no pueden hacerme esto...- Nayeon susurraba casi rendida.
-Si que podemos, eres legalmente una adulta, Mina aún tiene 18 años... así que, si eres inteligente, te marcharás ahora mismo- finalizó el hombre.
-Eres tú... Im Nayeon- la voz de la mujer volvió a decir su nombre, confirmando que la había reconocido en un instante.
-Mamá...- Mina llamo a su madre, sin embargo, la mujer la ignoro y se dirigió directamente a Nayeon, quien estaba nerviosa ante la mirada de ambas mujeres y se agregaba una intrigada mirada más al ver bajar del auto a Tzuyu.
-¿Cómo es que estas aquí?- Sachiko interrogó, mirando fijamente a la coreana.
-yo... lo siento, señora Myoui, yo solo quería ver a Mina...- hablaba torpemente mientras daba un paso para atrás, alejándose de ambas pelinegras.
-Mamá basta- Mina habló más firmemente, sujetando a su vez la muñeca de Nayeon, evitando que la castaña se alejara más, cosa que sorprendió a la coreana. -Nayeon fue quien me llevó al hospital. Gracias a ella es que no me sucedió nada peor-aclaró la joven japonesa.
La mujer entonces se detuvo, mirando desconcertada a Mina. ¿En qué momento su hija había dado entrada en su vida a Nayeon nuevamente? ¿En qué momento se habían vuelto a encontrar?
El silencio invadió a las tres adultas, quienes estaban incomodas de la situación. Ninguna estaba segura de cómo actuar, no fue hasta que cierta taiwanesa se acercó y rompió con el silencio.
-¿Tú fuiste quien puso a salvo a Mina?- Tzuyu preguntó, mirando sorprendida a Nayeon, quien ante los nervios simplemente asintió.
-Si, yo solo...- titubeaba entre los nervios, simplemente suspiró derrotada y aparto la mirada de las tres personas presentes. -Creo que será mejor que me vaya, no quiero ser más una molestia-
Estaba tan dispuesta a marcharse, que el toque pequeño y cálido en su mano fue una total sorpresa, ¿Mina? No, no se trataba de la japonesa, quien la retuvo esta vez fue nada más y nada menos que la pequeña taiwanesa de 12 años.
Tzuyu pudo notar la expresión de sorpresa de Nayeon, sabía que la mujer estaría desconcertada pues, la última vez que se vieron, Tzuyu se encargo de hacerla pasar un muy mal día. No le agrada que Nayeon estuviera coqueteando a Mina, de hecho, ni si quiera le agrada la mujer coreana en sí. Pero no podía ignorar en absoluto el hecho de que esa mujer castaña de flequillo y dientes de conejo, había salvado de complicaciones a Mina, incluso pudo haberla salvado de la muerte. Tzuyu se sentía agradecida con Nayeon.
-Gracias por salvar a mi madre, no sé que sería de mi sin ella...- La pequeña soltó sin más, apreciando como las tres adultas se veían sorprendidas por sus simples palabras.
"-Eso es... ¿una especie de avance?-" Se preguntó Nayeon al ver como la taiwanesa le dedicaba una muy tenue media sonrisa, y lentamente soltaba su mano con la que la retuvo un breve momento.
Por su parte, Tzuyu simplemente le dio la espalda a las adultas y se dirigió al auto para sacar una mochila que tenia algunas pertenencias de Mina y caminó con intención de entrar a su hogar, no sin antes dedicarle una última mirada a la castaña y finalizar diciendo:
-Aun así, tenga cuidado... señorita Im- Y sin más, Tzuyu entraba al hogar.
-¡Tzuyu! Eso no es cortes- Mina habló, pretendiendo reprender a la menor, quien probablemente ni siquiera escuchó el reclamo de su madre.
Nayeon sonrió nerviosa, no estaba segura de como sentirse ante lo que Tzuyu dijo, sin embargo, una parte de ella sentía que había avanzado un poco con la niña, lo cual sería un obstáculo muy complicado. Aunque a decir verdad, tenía uno nuevo y muy grande justo enfrente, mirándola aún con incertidumbre y curiosidad. Sachiko Myoui era ese alguien.
-Lo siento Nayeon, la haré volver y que se disculpe- Mina le dijo a la coreana quien simplemente soltó un pequeño suspiro y le sonreía a la pelinegra.
-Descuida. Ella tampoco está teniendo buenos días últimamente, es entendible que se encuentre hostil y susceptible- Nayeon explicaba a Mina el porqué no tenía que hacer volver a su hija a disculparse. -Creo que será mejor que la entiendas y la apoyes, te necesita- finalizaba la coreana, a lo que Mina simplemente bajó la mirada un breve momento y después asintió desganada.
-Tienes razón... ahora soy todo lo que tiene- contestó la japonesa más joven, mirando las flores entre sus brazos. -¿Te gustaría pasar por un café?- ofrecía aquella oferta a la coreana, quien simplemente negó.
-Me encantaría poder hacerte algo de compañía, pero debo trabajar. Realmente solo quería asegurarme que estabas mejor y que hicieron un buen trabajo suturando esa herida- Nayeon se disculpaba con Mina. -De cualquier forma, si tienes problemas o algo parecido, llámame. Vendré a ayudarte de inmediato y sin dudarlo ¿De acuerdo? – Proponía, a lo que Mina simplemente le dedicó una amable y agradecida sonrisa.
-Muchas gracias por estar aquí, Nayeon- La japonesa se despedía de su amiga y sin decir nada más, comenzaba a entrar a su hogar también.
Esto dejo a Nayeon con la Sr. Myoui frente a ella, quien solo la observo todo el momento que interactuó con Mina. La castaña lo sabía, la mujer no estaba cómoda con su presencia, igual que Tzuyu, que Sana y Momo... Nadie que fuera cercano a Mina la deseaba cerca de ella. Pero no le debía explicaciones a nadie, la única persona a la que le debía explicaciones le había dejado claro desde su reencuentro que no quería escuchar nada al respecto.
-Si me disculpa, Sra. Myoui... me iré ahora mismo. Tenga buena tarde- Nayeon trataba de retirarse y alejarse de la incomoda mirada de la mujer japonesa, sin embargo, no esperó que ella la detuviera de inmediato.
-Espera un momento, Im Nayeon- La mujer la llamó por su nombre, al tratarse de una persona mayor, la coreana simplemente no pudo negarse a la llamada de la mujer y se giró para darle la cara nuevamente.
-¿Si, Sra. Myoui?- respondió, tratando de usar una voz neutra.
-No esperaba verte cerca de mi hija, eso es claro- comenzaba a hablar la mujer. -La última vez que te vi, te pedí que dejaras en paz a Mina. Aún así, tantos años después aquí estas, volviendo a comportarte de esa forma amable que la hacía sonreír- La mujer desviaba un momento la mirada de ella.
-Jamás dejé de sentir cariño por Mina, aún ahora, me siento agradecida que ella me diera una nueva oportunidad de estar en su vida, aún fuera de la forma más mínima- Nayeon no dejaría que la mujer insinuara que Mina estaba cometiendo un error en permitirle entrada de nuevo en su vida.
-No soy nadie para decirle a Mina quien puede estar en su vida y quien no, solo quiero que vayas con cuidado respecto a las intenciones con las que te acercas a ella- La mujer fue más clara, haciendo que Nayeon se pusiera nerviosa. – Ya no son niñas. El matrimonio de Mina acaba de irse por la borda, haciéndole mucho daño en el proceso, tiene una hija quien también está sufriendo. Ahora le espera una vida incierta que ella misma debe aprender a sobrellevar... por favor, solo quiero que Mina tenga la menor cantidad de angustias posibles- la Sra. Myoui dejaba a flote un poco de su inconveniente con la presencia de Nayeon ahí.
-Chaeyoung y tu sabían el riesgo. Sabían que ninguna saldría limpia de todo esto y aun así decidieron hacerlo. Escucha Nayeon, Chaeyoung está tan afectada como Mina, y ni hablar de esa pobre niña. Si quieres hacer algo, entonces sigue con lo acordado, no hagas que todas estas lágrimas sean en vano. Ahora mismo tienes el camino libre para poder cumplir el último deseo de Chaeyoung y ¿Por qué no? Cumplir tu más grande anhelo también... no será fácil, Nayeon... pero se que puedes hacerlo, porque ahora cargas con el amor de Chaeyoung por Mina, aunado al tuyo, los sentimientos más fuertes de dos personas en uno solo-
Nayeon recordó las palabras que Jeongyeon le dijo; tratando de hacerle saber que tenía que esforzarse porque todas esas lágrimas no fueran en vano.
-No soy una oportunista, sé que Mina se encuentra mal y quiero asegurarme que ella estará bien, al igual que Tzuyu- La voz de Nayeon sonó molesta esta vez. – Yo... ya le hice suficiente daño en el pasado...- Dijo bajando la mirada, demostrando que realmente se sentía arrepentida de lo sucedido en el pasado. – Si puedo servir de algo, enmendar lo más mínimo, lo haré sin dudarlo ni un momento. Y por sobre todo, aun contra la voluntad de todo mundo... No volveré a dejar sola a Mina- aclaraba, mirando con determinación nuevamente a la japonesa mayor.
-No soy nadie para detenerte a ti o para influir en las decisiones de ella. Solo espero que cumplas con tu palabra y mi hija no vuelva a derramar una sola lágrima por tu causa- finalizo la japonesa mayor.
Nayeon simplemente se quedó de pie, mirando como la mujer japonesa le daba la espalda y se dirigía al interior de la casa de Mina. Sabía que la madre de Mina no la recibiría con los brazos abiertos, de hecho, ni siquiera estaba preparada para enfrentarse a la mujer. Afortunadamente, pudo dejar en claro sus intenciones y la mujer no le detuvo en ningún momento.
"-Supongo que ella no se meterá en esto-" pensó Nayeon dejando escapar un suspiro.
Finalmente, la coreana también se marchaba del lugar, sin embargo, no iba con destino a su trabajo en JYPink, sino que se dirigía al hospital donde Chaeyoung estaba internada, tenía que encontrarse con alguien y así mismo, tenían un trato que cumplir.
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Nayeon bajó del taxi que la trasportó hasta la entrada del gran hospital que atendía a Chaeyoung, inmediatamente que bajó, su mirada llego hacia una hermosa chica de cabello largo y ondulado. Cuando la mujer cruzó mirada con ella, sus facciones se pudieron apreciar algo serias.
"-Carajo, Sana si que da miedo cuando hace esa expresión-"Pensó la mayor mientras se acercaba y tragaba pesado.
-Me alegra mucho que no me hayas hecho esperar- Sana hablaba primero, manteniendo su mirada seria y serena en la mayor.
-Primero que nada, hola Sana. Y segundo ¿Dónde está Momo? Creí que vendrían las dos, es importante- miró a la pelirosa tratando de obtener una respuesta.
-Momo-chan vendrá más tarde, aún está trabajando, envió un mensaje diciéndome que llegará dentro de 40 minutos- Sana explicaba a la coreana. – De igual forma, me gustaría que comenzaras a decirme ¿qué diablos está sucediendo? ¿cómo es que apareciste de nuevo? ¿por qué debería donarle mi médula a la persona que traiciono a una de mis mejores amigas, solo por qué la otra persona que rompió su corazón me lo pide? - La japonesa pelirosa estaba sumamente intrigada y dejaba a flote su curiosidad ante tantas preguntas con las que bombardeo a Nayeon.
-¡Wow! Dame un respiro. Responderé a todas tus preguntas, pero creo que Chaeyoung también debe estar presente y darte su versión. Creo que será más fácil de digerir así- Nayeon se sentía abrumada por la intensa interrogación de la japonesa.
-Bien, entonces vayamos adentro de una buena vez, no puedo esperar- y con la misma tranquilidad, Sana entraba al hospital, seguida de Nayeon.
Después de ser redirigidas a la habitación de Chaeyoung, por fin entraban, logrando ver a la artista en cama y a su lado, Dahyun conversaba con ella. La rubia abrió los ojos en sorpresa ante la presencia de Sana en aquel lugar y después miró de igual forma a Nayeon, tratando de encontrar respuesta ante la presencia de la japonesa pelirosa.
-Hey Chae ¿Cómo te sientes?- Nayeon saludaba primeramente, caminando más cerca de la cama de la joven artista.
-Yo... no he mejorado mucho, pero... eso no es lo importante ahora mismo- Contesto desconcertada, mirando nuevamente a Sana, quien tenía muy mala cara. Era claro que Sana sabía ya que ella y Mina habían dado por terminado su matrimonio.
-No entiendo que está sucediendo ¿Por qué estas en un hospital? Nayeon, necesito respuestas ya- Sana no estaba dispuesta a perder el tiempo, necesitaba una explicación pronto o de lo contrario se marcharía.
Chaeyoung seguía si entender que era lo que la amiga de Mina estaba haciendo ahí, y mucho menos porque Nayeon la había traído.
-Chae, se que estás confundida, pero te diré ya mismo que sucede. Veras, Sana y yo nos conocemos desde la escuela preparatoria, ella, Momo y Mina eran muy unidas cuando yo me gradué y comencé a ir a la universidad. Sana es una posible donante, ya que tienen el mismo tipo de sangre, ella está aquí para someterse a estudios y saber si puede donarte médula ósea...- comenzaba explicando y después hizo una pausa, los nervios la invadían porque no estaba segura de como reaccionaría Chaeyoung al saber que la condición era que le dijera la verdad a la japonesa.
-Eso es grandioso, pero...-
-Mi donación tiene precio, Chaeyoung. Y no se trata de dinero...-
La artista pareció más confundida ante la actitud de Sana, puesto que la joven siempre era sumamente alegre y cariñosa.
-Tienen que decirme que diablos está sucediendo, ¿por qué conoces a esta alimaña? – Sana interrogó.
Chaeyoung entonces entendió de inmediato cual era la condición, poniéndola aún más nerviosa y rápidamente le dedico una mirada molesta a Nayeon, quien simplemente sacó la lengua de forma juguetona después de exclamar un nada arrepentido "-Ups-"
-No quiero su sangre... no puedo decirle nada de esto- Chaeyoung exclamo, frunciendo ligeramente el ceño.
-Pe-pero Chaeyoung, necesitas el trasplante. Por favor piensa en Mina y Tzuyu... el médico dijo que no había tiempo...- Nayeon trató de persuadir a la coreana rubia.
-Esto no era parte del trato ¿Qué pasa si ella le dice algo a Mina?-
-¿Por qué lo haría? Si le decimos la verdad, ella cooperara sin problemas-
-Pero se trata de Sana...-
-¿Y que tiene que sea Sana?-
-Pues ¡Es Sana! ¿Dices que la conoces? -
-Ugh... ¿Sigues igual de torpe? - Esto último se lo preguntó Nayeon a la japonesa quien hizo una evidente expresión de indignación.
-¡Claro que no!- se defendió de inmediato la peligrosa, todo para después hacer un silencio suspensivo. -Quizá aun se me van las ideas...- admitió, si embargo, tan rápido como admitió, se puso firme. -Pero no voy a arruinar nada ¡Más les vale hablar o no donaré nada y Mina sabrá que tú y Chaeyoung hablan a sus espaldas! – amenazó.
Chaeyoung entonces se enojó más, Nayeon había hecho algo muy estúpido al traer de donante a una amiga de Mina con la promesa de decirle lo que ocurría. Le diría a Jeongyeon que regañara a Nayeon después de que salieran de ese aprieto.
-Sana, por favor... sé donante para Chaeyoung, ella está muriendo...- Dahyun irrumpió la absurda pelea, rogando a la japonesa con expresión seria. Sana al escuchar a la pálida coreana, cambió su expresión a una sorprendida.
-¡Dahyun!- la artista reprendió a su mejor amiga, pero esta la ignoro.
La enfermera simplemente se levanto de donde estaba y caminó hasta Sana, sujetando sus manos y dedicándole una mirada llena de preocupación y suplica.
-Por favor, si Chaeyoung no recibe un trasplante de médula, morirá pronto... te lo ruego, no te vayas- la coreana seguía suplicando.
Sana no pudo resistirse a esa mirada suplicante, una que dejaba ver demasiada angustia. Por lo que simplemente suspiro y, por primera vez, desde que se reunió con Nayeon, le dedicó una suave y amable sonrisa a la más pálida.
-Lamento venir a aumentar tu angustia. No me iré, pero debes entender que me prometieron saber porque una de mis mejores amigas esta destrozada llorando en casa... solo quiero saber que sucede para saber como ayudar...- La japonesa razonó con la joven enfermera quien simplemente asintió, denotando menos angustia.
Nayeon entonces miró a Chaeyoung, su mirada también le rogaba a la artista a que hablara, ya que era necesario, por lo que la rubia finalmente, tras un suspiro más, por fin se decidió a hablar.
-Escucha Sana, sé que lastimé a una persona importante para ti y que solo intentas protegerla... a decir verdad yo también hice todo esto para protegerla a ella y a mi hija- Comenzaba a hablar la más joven. – Tengo cáncer, Sana. Voy a morir irremediablemente. Si yo puedo usar el poco tiempo que me queda para asegurarme de que Mina no se aferrará a mi recuerdo y podrá seguir adelante sin mí, así lo haré... por eso busque a Nayeon... por eso ella está aquí... ella es la indicada para cuidar lo más importante que tengo en la vida- Chaeyoung apretaba las sabanas entre sus manos y bajaba la mirada.
Sana entonces, tras un breve silencio entendió absolutamente todo, entendió porque Chaeyoung había roto el corazón de Mina, entendía porque ella se había alejado. Pero algo no terminaba de agradarle.
-Chae... lo siento mucho- Sana se acercaba a la rubia y posaba su mano en el hombro de la menor. -Pero... ¿Sabes lo que esta chica le hizo a Mina? Destrozó su corazón, Mina ni siquiera se despidió de nadie aquel día... El dolor era tanto que decidió dejar todo atrás y desaparecer ¿realmente crees que ella es la indicada para cuidar lo que más amas? ¿Aún cuando ella ya destrozo a Mina?-
-¡No es así! Ni tu ni nadie sabe lo que sucedió ese día- Nayeon irrumpió con molestia, estaba cansándose de que la señalaran por eso.
Sana entonces se giro hacia ella y la encaró firmemente.
-¿No? ¿Llamarás mentirosa a Mina? Ella te vio en primera fila a ti y a Jeongyeon besarse en el almacén ¿la llamarás loca como todos los infieles lo hacen?- echó en cara.
-¿¡Besándonos!? No me jodas... A Jeongyeon ni siquiera le gustan las mujeres- la castaña contestó irritada. -¡Mis padres me echaron de casa porque descubrieron que amaba a Mina! Incluso mi padre me abofeteo de tal forma que mi mejilla terminó morada aquel día. Jeongyeon estaba solamente abrazándome- explicaba aun exasperada.
-¿Ah sí? Pues Seungkwan no dijo eso, el afirmó que las vio llegar abrazadas e intimas escabulléndose a los almacenes el día de nuestra graduación, como ocultándose de todos. Y fue él quien le dijo a Mina de su sucia artimaña- volvió a afirmar la japonesa pelirosa.
Nayeon entonces se olvido de su ira y dejó a la vista su expresión llena de sorpresa ¿Seungkwan? Su compañero, el joven apuesto y popular por el que todas suspiraban... ¿Qué tenía que ver él en todo eso?
-Espera... ¿Seungkwan, Boo Seungkwan? ¿El idiota que todos creían santo, pero me agredía a espaldas de todos? - Nayeon preguntó a la japonesa, quien se desconcertó por el cambio repentino de Nayeon y por lo dicho por ella.
-Si Seungkwan... ¿él te intimidaba? - pregunto sorprendida. - él siempre decía que lograba verte de forma intima con Jeongyeon- Contestó la pelirosa.
Nayeon se quedó consternada, tratando de asimilar lo que Sana había dicho, ese chico otra vez... sabía que él había intentado acercarse a Mina, incluso conocía los rumores de que ellos dos salían, pero conocía a Mina, confiaba en ella y le dio nula importancia a ese asunt. Pero que Sana hablara de él la hizo sospechar muchas cosas.
Sujeto con cansancio el puente de su nariz, antes de levantar la vista hacia Sana nuevamente. - ¿Alguna vez escuchaste a Seungkwan hablar con Mina? - preguntó, a lo que Sana simplemente negó.
-Cuando aparecía, él se alejaba y dejaba a Mina conmigo y Momo... de alguna manera Mina siempre estaba seria después de hablar con él. No nos agradaba del todo, siempre estuvimos cerca de Mina , en la medida de lo posible- Sana continuaba explicando.
Nayeon siguió incrédula... ¿Por qué el volvía a aparecer en sus recuerdos? No fue nada agradable sus vivencias con aquel chico. Para todos era un modelo a seguir... pero para ella fue una molestia.
-Escucha Sana, por favor... te diré todo lo que yo sé, pero ahora mismo es importante que Chaeyoung reciba un donador- Nayeon le pedía a Sana indirectamente que por favor aceptara el proceso. – Aquí hay una versión que desconozco y que Mina si conoce, así como hay una versión que yo conozco y Mina no... hablemos de eso después de saber si eres candidata... te lo ruego-
Sana no estaba segura del todo, pero la expresión de Nayeon parecía realmente sincera ante su intriga, por lo que simplemente suspiro.
-De acuerdo. Llama al médico responsable, pero una vez sepamos si soy compatible o no, deberás decirme que sucede, y más importante aún... deberás hablar con Mina al respecto, prométemelo-
Le había prometido a Mina que no hablarían más del pasado, pero ese pasado aún arrastraba una relación rota que simplemente no podía continuar así. No podía, si Nayeon pretendía volver a tener el amor de Mina.
Entonces, finalmente tomó una decisión.
-Bien, lo prometo-
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Ese mismo día, Sana se sometió a un par de estudios para saber si era una buena donante. Nayeon después de aquello, acompaño a Sana a su hogar, ya que Momo no pudo reunirse con ellas aquel día. Pasaron alrededor de siete días más en los que Nayeon no se presentó en el hogar de Mina y se limitó a enviar mensajes de apoyo de momento. También trabajó esa semana entera, era su forma de obligarse a mantener la mente ocupada.
Finalmente, recibieron una llamada por parte del hospital, donde ya tenían los resultados de los estudios realizados.
Sana era compatible y podía donar médula para Chaeyoung.
Ese día, Nayeon se reunió con Sana y Momo para ir al hospital, esta última con el compromiso de acompañar a Sana en todo momento, ya que la japonesa pelirosa estaba nerviosa del procedimiento, pues bien sabía que no era nada agradable e incluso era doloroso.
Mientras se realizaba la extracción en Sana, Nayeon estaba en la habitación de Chaeyoung junto con Dahyun quien cuidaba de ella fielmente.
-El médico dijo que te intervendrán mañana mismo. También dijo que necesitas al menos un mes de descanso en cama con un cuidador, esto para que esté pendiente del recibimiento que tu cuerpo tendrá con el trasplante- Nayeon explicaba a Chaeyoung lo que el médico le había dicho exactamente a ella.
-Yo me encargaré de cuidar de ella, la llevaré a mi casa. Afortunadamente trabajo en el turno matutino, por lo que podre cuidarla toda la tarde y noche- Dahyun se hacía responsable de su mejor amiga.
-Es bueno que ella tenga a alguien como tú- Nayeon le sonreía amablemente a la coreana pálida. -Cualquier cosa que suceda, no dudes en llamarme, también puedes llamar a Jeongyeon, ella se ofreció a atender cualquier inconveniente-
-Jeongyeon es un ángel... no puedo entender porque Mina no la toleraba- Chaeyoung decía con voz débil mientras reía un poco.
-Ah~ a veces simplemente tu corazón no te ayuda a entender tu alrededor... tampoco es como si culpara a Mina, muchos se la pasaban insinuando que Jeongyeon y yo teníamos algo, era obvio que eso lastimara a Mina- contestaba Nayeon, a lo que la artista simplemente calló.
Alguien llamó a la puerta y enseguida, Momo llegaba empujando una silla de ruedas, esta llevaba a Sana quien tenía expresión de pocos amigos.
-Dios, acabo de dar a luz...- la voz de la pelirosa era lo primero en romper con el silencio.
-Que exagerada eres- Momo se burlaba un poco a lo que la pelirosa volvió a quejarse.
-¡A ti no te metieron un jodido tubo en los huesos!- refunfuñó.
-Hey Sana ¿Qué dijo el médico? – Dahyun le preguntó a la japonesa.
-él dijo que me dolerá el cuerpo los próximos 5 días y que necesitaré que alguien me cuide- comentaba mientras le dedicaba una sonrisa coqueta a la pálida coreana. -Y creo que me sentiría encantada si ese alguien fueras tú, Dahyunnie- Le sonreía de forma coqueta, causando que la joven coreana desviara la mirada apenada.
-Te-tengo a Chaeyoung conmigo, lo siento- de disculpaba aun apenada, logrando que la pelirosa riera.
-Bueno, lo intente- se encogió de hombro y seguido de aquello, soltó un nuevo quejido. -¡Ow! ¡Voy a moriiiiiiirrrrrr!- lloriqueo.
-Ugh, te esperan muchos gritos en casa ¿eh?- Nayeon se dirigió a Momo, quien simplemente ponía mala cara.
-Ni lo menciones- contesto algo fastidiada para después soltar la silla de Sana y dirigirse con la coreana castaña. -Sobre lo que nos contaste el otro día a Sana y a mi... yo, lo siento. Jamás pensé lo duro que fue todo para ti- Momo se disculpaba sinceramente con la castaña, quien sonrió amablemente.
-Ya no importa, lo importante es mi ahora. No lo dejaré escapar de ninguna forma- aseguró mientras se levantaba de su asiento. -Bueno, Sana cumplió con su parte del trato, tú recibirás mañana tu trasplante y todo mejorará. Ahora es mi turno de cumplir- Nayeon se dirigía a Chaeyoung y se despedía con la mano de ella y posteriormente de las demás presentes.
-¿A dónde vas?- interrogo la artista.
-Veré a Mina, tenemos algo importante que discutir. 8 años de espera han sido más que suficiente- aseguró.
Chaeyoung vio a Nayeon marcharse con dirección a casa de Mina. Sintió celos de imaginar lo que podría surgir esa tarde, sin importar la situación, siempre sentiría celos por Mina. Porque la amaba más que a su propia existencia.
Prometió amarla hasta el último día de su vida y así sería.
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Mina se encontraba en la sala de su hogar, mirando un par de archivos en su computadora, estos pertenecían específicamente al trabajo. Aunque Jihyo le dijo que tomara su debido descanso, Mina se negó rotundamente a seguir sin hacer nada en casa después de 7 días. Finalmente Jihyo accedió a dejarle continuar con un poco de trabajo con la simple condición de que no debía salir de su casa hasta recuperarse.
Claramente Jihyo no solo se refería a la lesión en su mano derecha, sino a la aflicción que inundaba a la japonesa. Mina le contó lo sucedido, después de todo era su mejor amiga. La coreana entendió totalmente por lo que pasaba Mina, por lo que trataría de darle todo su apoyo.
Ya tendrían tiempo de hablar en persona, Jihyo así lo deseaba. Mina no sabía que se traía entre manos la bella jefa de ojos grandes, pero si sabía que no se escaparía de un posible bombardeo de preguntas.
Suspiró desganada mientras alejaba su computadora de ella y se recargaba en el respaldo del sofá. Por más que intentara concentrarse en su trabajo, simplemente terminaba pensando en Chaeyoung. Todo lo que pasaron juntas y como habían sido días tan buenos. Y esos pensamientos a su vez se mezclaban con Nayeon, chica que no había ido a verla desde hace una semana.
Se sintió como una caprichosa después de pensar en pedirle a Nayeon que fuera a verla, ella había dicho que cualquier cosa, acudiría a verla. Se vio tan tentada en mentir y hacer que Nayeon fuera. Pero su sentido de madurez la detuvo al recordarle que Nayeon era una adulta que también necesitaba trabajar, por lo que se limito a conformarse con los mensajes de animo de la castaña, nunca faltaban antes de dormir.
Finalmente dejó de dar vueltas en su mente y optó por levantarse a preparar una taza de té caliente para relajarse un poco, por lo que cruzo la sala en dirección a la cocina, sin embargo, antes de si quiera entrar a la cocina, su timbre comenzó a sonar, distrayéndola de su objetivo principal.
-Ah~ ya voy, ya voy- hablo algo frustrada, dirigiéndose a la entrada de su hogar y abriendo la puerta con una expresión poco amigable.
Una pequeña chispa de emoción creció dentro de ella cuando vio a la persona que llamaba a su puerta. Había querido verla toda la semana y finalmente estaba ahí, sonriéndole tenuemente, algo ciertamente inusual en Nayeon, ya que, si se trataba de Mina, siempre dedicaría la mejor de sus sonrisas.
-Hola... bienvenida- Saludó amablemente, dedicándole una tímida sonrisa a su amiga.
-Hola Mina, lamento no haber venido en varios días- se lamentaba la castaña para después mirar hacia arriba nerviosa y posteriormente soltar un suspiro cansado. -Yo realmente vine para hablar hoy contigo... es sumamente importante. Creo que incluso me atrevería a decir que ya no puedo contener más esto...- Nayeon decía mientras entraba a la casa a indicación de Mina.
-¿Tienes algún problema? ¿Puedo ayudarte de alguna forma? - Mina pregunto, esperanzada a que Nayeon realmente necesitara de ella y poder ser de ayuda.
-Si... hay algo en lo que puedes ayudarme, de hecho eres la única que puede hacerlo...- continuó la castaña, todo mientras jugaba nerviosamente con los dedos de sus manos.
-De acuerdo, dime que es y haré todo lo posible-
-¿Prometes realmente hacer todo lo posible por ayudarme?-
-Por supuesto-
Nayeon finalmente se armó de valor, tragó el nudo en su garganta y mirando fijamente a los ojos a Mina, dejó salir su angustia.
-¿Qué tenía que ver Seungkwan contigo?-
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Lamento mucho no haber subido capítulo la semana pasada, fue un desastre total mis clases y los trabajos a realizar en la plataforma fea de la universidad. En fin.
Siguiente capítulo, la versión de Mina de lo acontecido y la versión de Nayeon. ¿Que sucederá cuando por fin después de tanto tiempo conozcan toda la verdad?
Bueno, me gustaría avisar de una vez que el siguiente capítulo se subirá hasta el miércoles de la siguiente semana. Me esforzaré en acabarlo a tiempo sin descuidar mis tareas.
Muchas gracias por sus comentarios y sus votos. No son muchas personas quienes me leen pero me hace feliz que quienes lo hacen siempre dejan su estrellita, muchas gracias 💕
Nos leemos la siguiente semana ^^
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