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Capítulo 4

Dominic estaba cambiándose la ropa mojada cuando escuchó que esa mujer demente abría el grifo de la tina.

Desde que ella y su hermana aparecieron esa mañana en su casa, su vida había sido un torbellino completo. Y no es que no tuviera asuntos molestos que resolver y que aparecieron de última hora, ahora llegaban ellas a ponerle la cereza al pastel.

Él iba a dejar que Axel —a como creyó que se llamaba la más joven de las hermanas al principio— se fuera de su casa, pero primero le pegaría un buen susto para que no volviera a acercare más por allí. Apenas la vio supo que era una niña, ¿cómo es que la encargada de contratar a las mujeres para la casa había permitido que una menor de edad la burlara? Pero ya se encargaría de ella después. El asunto fue que cuando vio a su hermana mayor; simplemente todo cambio. La señorita Axel Alwood era algo fuera de lo común para él y eso le había causado intriga casi de inmediato. Ella le había gustado. Era guapa, de eso no tenía dudas, tenía un carácter pasivo y eso le gustaba aún más o eso había creído hasta que la vio sacar las uñas.

Cuando se enteró de que estaba comprometida se sintió muy molesto. No se iba a acostar con una mujer comprometida con alguien más, así que la obligó a que terminara ese compromiso de inmediato, claro, a base de chantajes, pero al fin estaba libre. Sabía muy bien que le había mentido con respecto a su "experiencia" en el ámbito sexual, se notaba a leguas que no era así y aunque en ocasiones podía ser un hijo de puta si lo deseaba, verla llorar cuando la dejó sobre la cama lo hizo sentirse realmente muy mal. No era un violador a como se lo había dicho a ella. Tendría tres meses para ver el desenvolvimiento de Axel Alwood con su persona, ya que sospechaba que no le era tal indiferente a como ella quería aparentar.

Debía usar el baño y esa era su habitación así que, ella debía ir acostumbrándose a su presencia.

Abrió la puerta y con la mirada la buscó en la ducha, pero no se encontraba allí. Se asomó en la bañera y la vio sumergida en el agua con los ojos cerrados.

Su primer impulso fue correr a sacarla de ahí. Esa mujer se estaba intentando suicidar. ¿Acaso había perdido la cordura?

Cuando sacó su cuerpo de la bañera ella abrió los ojos, completamente aterrada.

— ¿Qué... qué está haciendo? —ella se aferró a su antebrazo con demasiada fuerza, incluso le clavó las uñas.

Dominic no podía ver otra cosa que no fueran sus senos, no eran grandes, ni la gran cosa, pero al fin de cuentas era un par de senos y estaban pegados a su pecho desnudo.

— ¿Acaso estás loca? —Dom reaccionó, después de unos segundos.

— ¿De qué está hablando? —ella le dedicó una mirada de lo más fastidiada antes de añadir—. El loco aquí es usted.

— ¿Yo? ¡La que está intentando suicidarse eres tú!

— ¿Suicidarme? ¡Yo jamás haría eso!

— ¿Y qué diablos hacías bajo el agua? —continuaba gritando ya que realmente se había asustado.

— Me estaba desahogado —la ironía en sus palabras le crispó los nervios—, no tratando de matarme... Ahora si me permite, ¿podría soltarme?

Dominic no se había dado cuenta de que todavía la tenía agarrada con fuerza así que la soltó de inmediato, dejándola caer de regreso al agua. Escuchó un pequeño quejido salir de la boca de esa loca.

Salió del baño sintiéndose como un idiota y decidió que por ese día ya había tenido suficiente de Axel Alwood.

Luego de cambiarse nuevamente, estaba a punto de acostarse cuando ella salió del baño envuelta en una bata nada más. Cuando lo vio en la habitación, sus ojos entre verde y café se abrieron asombrados.

— ¿Qué hace aquí? —la chica se cubrió a más no poder con la bata.

— Esta es mi habitación —se sentó en la cama y se colocó los calcetines. Esa noche haría frío debido a la lluvia, eso era seguro.

— ¿Dónde voy a dormir? —tomó con fuerza la tela de la bata, intentando cubrir su desnudez lo más posible. ¿Acaso creía que jamás en su vida había visto el cuerpo desnudo de una mujer? Era demasiado ingenua.

— Aquí — le señaló la cama matrimonial, luego de burlarse de ella para sus adentros.

— ¿Y usted donde dormirá?

Dominic volvió a señalar la cama.

Ella abrió la boca, al parecer quería protestar, pero volvió a cerrarla al cabo de unos segundos.

Dominic se metió a la cama esperando a que llegara pronto. Él definitivamente había ganado esa primera lucha con ella.

Escuchó un escándalo en el closet y cuando ella salió llevaba puesto unos pantalones de pijama y una camisa de él y en las manos traía consigo varias cobijas.

— Esa es mi ropa —Dom se apoyó sobre un solo brazo y observó cada movimiento que hacía.

— Lo sé, pero yo no pienso usar esa ropa para dormir que está en este lugar —Axel extendió unas cobijas en el suelo, las curvas de su pequeño cuerpo se marcaron a través de la ropa.

— Esa es ropa femenina, deberías probar usar un poco para variar —criticó él. Había varios conjuntos que quedarían preciosos sobre su piel.

— Yo uso ropa femenina señor— murmuró ella molesta por su comentario—, del tipo normal.

— ¿Qué estás haciendo? —se cansó de observar el desastre que estaba ocasionando en su cuarto.

— Estoy haciendo mi propia cama —respondió mientras se acostaba en el suelo y se acobijaba con la delgada tela.

— Te vas a morir de frío.

— Venga a dormir usted al suelo y deme la cama a mí —sugirió. Dominic sonrió. No se daba por vencida tan fácil.

— Declino de la oferta —Dom se cubrió más con la cobija. Estaba caliente, suave y deliciosa—. El contrato no cubre enfermedades —añadió para fastidiarla más.

— Lo imaginaba. Aunque debe tener en cuenta de que ese contrato no tiene ningún valor legal y si fuese el caso, eso sería explotación laboral. Buenas noches señor —respondió ella con sequedad mientras se cubría la cabeza con la manta.

Dominic quería reírse, y eso era extraño. Llevaba años sin reírse por tonterías y esa muchacha de ojos chispeantes lo estaba haciendo desear volver a hacerlo.

**********

El sonido que hacía el agua golpeando el suelo lo venía molestando desde hacía un buen rato atrás, pero se levantó de un susto cuando escuchó el secador de cabello.

¿Qué hora era? Se fijó en su reloj. Eran las cinco de la mañana. ¿Qué diablos...?

Se asomó para ver si su invitada de honor estaba en la cama improvisada y efectivamente no estaba ahí.

Se levantó, fue al baño, abrió la puerta y ahí estaba ella, desnuda de espaldas a él y pudo ver su espalda y su trasero con toda la claridad del mundo. Repasó las cuevas de su cintura, sus caderas un poco anchas haciendo ver a su trasero más grande y redondo de lo que ya era. A pesar de ser pequeña tenía buen cuerpo y una piel preciosa. Se estaba amarrando el cabello cuando se dio cuenta de su presencia.

Pegó un grito bastante fuerte y tomando con mucha rapidez una toalla cubrió su desnudez.

— ¡Oh Dios mío! ¿Qué está haciendo? —su cuerpo enteró estaba temblando y prontamente Dom, se sintió mal por haberla asustado. Esa mujer hacía que se sintiera mal por todo y era molesto.

— Esta es mi habitación, entraré mi baño cuando me dé la gana. ¿Qué carajos haces tú a esta hora?

— Tengo que ir a trabajar —le recordó ella, como si él fuese un estúpido.

— Te dije que este es tu trabajo ahora.

— Sí, pero usted le pagó todo a mi hermana y necesito trabajar de verdad para ayudar a mantener a mi familia.

— ¿Dónde trabajas? —se fue a cepillar los dientes y ella se alejó de él inmediatamente—. No muerdo, niña.

De todas formas, ella continuó alejándose.

— No me diga así, no soy ninguna niña.

— Entonces tú tampoco me digas señor, me molesta.

— Ok... Usted es Dominic y yo Axel.

— No me dijiste donde trabajas.

— En el centro geriátrico de la cuidad.

—¿Qué estas estudiando?

A pesar de que ya sabía que estudiaba enfermería y estaba en su segundo semestre quería saber si ella le mentiría en algo.

— Enfermería, estoy empezando apenas —se le notaba claramente incomoda con las preguntas, pero a él eso no le importaba.

— Que bien —se limitó a decir—. Necesito que me des tu horario en el trabajo y de clases.

— Y yo necesito que me deje vestir. Por cierto, necesito que se deshaga de ese contrato de forma inmediata.

— Pides mucho, niña... Axel —se corrigió a sí mismo.

— Estamos a mano, Dominic —sabía que le respondería de igual forma y le agradó, al igual que le gustó como sonaba su nombre saliendo de los labios de ella.

Salió del baño y le dio su privacidad y él volvió a acostarse.

Ya lidiaría con Axel Alwood más tarde

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