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Capítulo 22

Pocas veces Axel se sentía incómoda con sus compañeros de clases cuando debían formar equipo para algún trabajo, pero en ese momento se encontraba sola con un tipo que no dejaba de verla de una forma bastante descarada y de hacerle preguntas fuera de lo relacionado con el trabajo que se suponía estaban realizando.

Al principio el chico fue amable y le inspiró confianza hasta el punto de que él propuso que realizarán el trabajo en su casa y la joven aceptó, no solo por el hecho que no podía ir a casa de su madre ya que a esta le parecería extraño que fuese a ese lugar a hacer trabajos de la escuela si se suponía que ella tenía un apartamento compartido con Christina cerca de la universidad y tampoco podía llevarlo a la mansión de Dominic, ya que todos en la ciudad sabían que era ese lugar, así que aceptó la propuesta de su compañero y ahora estaba arrepentida con toda su alma.

El muchacho vivía en un pequeño cuarto en el cual la sala, cocina y habitación estaban en el mismo sitio así que eso hacía más incómoda la situación, al menos para ella.

— ¿Quieres algo de tomar? —preguntó él como por quinta vez desde que ella había llegado.

— Solo agua, por favor —aceptó ella al fin. Al menos ya no le estaba ofreciendo comida.

— Y dime, ¿llevas mucho saliendo con tu novio?

Axel suspiró con absoluta frustración y se bebió el contenido del vaso de plástico que el muchacho le estaba ofreciendo para así evitar contestarle.

— Creo que será mejor si nos dedicamos a terminar este trabajo —propuso ella—. Se está haciendo tarde y tengo que irme a casa. Además, había quedado con Dom se salir a cenar y ya estaba atrasada.

— Perfecto, como tú digas —Mario, su compañero sonrió abiertamente y desde ese momento se comportó a la altura del caso. No más preguntas ni miradas incómodas. De hecho, se comportó algo frío con ella desde entonces.

Con forme pasaban los minutos Axel empezó a experimentar unos calambres en las plantas de los pies que subían hasta llegar a su rostro, haciendo que la boca le temblara.

Trató de levantarse de la silla en la que estaba sentada, pero le fue imposible.

— Axel, ¿está todo bien? —Mario se acercó a ella y la ayudó a ponerse de pie.

— Ne...necesito...irme.

Las palabras apenas salían arrastradas de su boca y todo a su alrededor daba vueltas sin parar.

La mayor parte del tiempo que sufría de convulsiones su sistema enviaba ciertas alertas a su cerebro y era capaz de saber lo que se avecinaba, pero otras veces solo se daba por enterada de lo ocurrido porque sus familiares le contaban que pasaba, pero en ese momento estaba segura de que no tendría una convulsión, eso que le estaba pasando era algo distinto y estaba aterrada porque no tenía ni idea de que podía ser y sobre todo porque no se encontraba nadie conocido cerca de ella.

La vista se le nubló por completo y lo último que escuchó fue la voz de Mario que le decía que todo estaba bien.






Elsa:

La mujer rubia y de grandes ojos azules no dejaba de revisar su teléfono móvil, ansiosa de recibir el mensaje de confirmación de parte su amigo y compañero de Axel.

Se había dispuesto a recuperar a Dominic varios meses atrás y estuvo a punto de lograrlo, hasta que esa mujercita sin ninguna gracia se interpuso entre ambos, logrando que Dom perdiera la razón y que a ella la echara de su vida como si nada.

Se había equivocado en grande al subestimarla y la chiquilla había demostrado que sabía jugar a ese juego muy bien, pero Elsa estaba segura que era mucho mejor.

Desde el día en el que Dom la corrió de la mansión, ella se dispuso a indagar todo lo que se pudiera acerca de Axel Alwood, la mujer perfecta según todos quienes la conocían, pero ella estaba segura de que no era tan perfecta como aparentaba.

Tenía una prueba en contra de Axel que pronto se la haría llegar a Dominic, pero quería asegurarse de que todo saldría a como ella lo había planeado, no quería que hubiese una sola duda en loa ojos de Dom a la hora de mostrarle que Axel Alwood no era más mucho mejor que ella.

La luz de su móvil parpadeó y sonrió satisfecha al ver que se trataba de Mario.

"Ya está lista"

Elsa salió del auto y cruzó la calle para dirigirse hasta el cuarto decrépito del hombre.

Tocó la puerta en una ocasión y le abrieron de inmediato.

El chico le sonrió y la dejó pasar.

— ¿Por qué tardaste tanto? —se quejó la rubia, pero dejó el malhumor a un lado al ver a Axel tumbada en la cama totalmente inconsciente y a su merced.

— Me costó más de lo necesario hacerla beber la droga —respondió Mario, acariciando los hombros desnudos de Elsa.

— Vamos a hacer nuestro trabajo y luego hablaremos de la paga —Elsa se acercó hasta la cama y examinó con detenimiento a la chica de cabello oscuro. Ella era mil veces más guapa que esa chiquilla—. Quítate la ropa mientras yo le me deshago de esos trapos que anda puestos —le ordenó al chico.

— No está nada mal —dijo Mario, examinando la desnudez de Axel de arriba hacia abajo— ¿Estás segura que solo debo fingir acostarme con ella? Puedo hacerlo real si ningún problema.

— No seas imbécil —la rubia lo golpeó en la cabeza, molestándose por la mirada lasciva de Mario. No iba a permitir que la violara, solo quería que desapareciera de su vida y la de Dominic.

Tomó la cámara fotográfica que el hombre le extendió y comenzó a disparar los flashes en dirección a la cama en donde Mario movía a su antojo el cuerpo desnudo de Axel. Al principio le resultó difícil capturar imágenes en donde no se viera notoriamente que estaba inconsciente, pero después de un rato y buscar mejores ángulos, fue muchísimo mejor el resultado.

— Bésala —Elsa se carcajeó al ver cómo le costaba trabajo a su amigo aguantar el peso de Axel.

— Creo que es suficiente con esta niña —dijo él, levantándose de la cama y acercándose a ella—. Ahora si quiero tener acción real, cariño.

Elsa no se negó a cumplir con los deseos de su querido amigo y mucho menos después de lo que había hecho por ella.

Al fin podría recuperar a Dominic sin sentirse amenazada por la molesta presencia de Axel.


Axel:

Axel parpadeó varias veces seguidas para poder acostumbrarse a la intensa luz que la golpeaba de lleno en el rostro.

— ¡Oh, gracias a Dios estas bien!

La joven reconoció apenas la voz de Mario, su compañero y vagamente recordó que le había pasado segundos antes de caer inconsciente.

Le dolía la cabeza como un condenado, sentía unas nauseas terribles y parecía que su cuerpo estaba en el aire.

— No te levantes si no te sientes bien aún —le recomendó su compañero.

— Estoy bien. ¿Qué me pasó? —Axel se levantó y sintió en suave colchón de la cama.

— No lo sé, comenzaste a dar sacudidas por todo el suelo y luego de un rato quedaste inconsciente —explicó Mario, ofreciéndole un vaso con agua—. No sabía que fueses epiléptica.

— Eres nuevo en la facultad, no tenías por qué saberlo. Lo siento mucho —se disculpó ella poniéndose colorada de inmediato.

¿Realmente había tenido una convulsión? ¿Por qué se sentía "normal" después de eso?

—No tienes por qué disculparte por algo de lo que no tienes control alguno —le sonrió él con simpatía. ¿Por qué no se había comportado así desde un principio? Tal vez de esa manera ella no se habría alterado tanto—. ¿Quieres que te lleve a tu casa? Es un poco tarde.

Axel se levantó por completo de la cama y notó que estaba descalza pero no le prestó mucha atención al asunto. Se calzó nuevamente y corrió a recoger sus cosas, dispuesta a marcharse. Dominic debía estar preocupado por ella.

— Gracias por todo Mario—se despidió Axel de su compañero en la entrada de su cuarto.

— No hay nada que agradecer, Axel. Cuídate y espero que mejores.

La joven tomó un taxi y pidió que la llevaran hasta unas cuantas calles de la mansión.

El resto del camino se fue a pie, mientras esperaba a que el dolor de cabeza se esfumara por completo, pero era imposible al parecer y lejos de mejorar empeoraban sus ganas de vomitar, pero era extraño porque aún tenía la sensación de estaba flotando por los aires y parecía que su cuerpo fuese de goma.

Cuando ingresó a la mansión fue recibida por Dominic, quien le saltó casi que encima al verla.

— ¿Estás bien? ¿Por qué estás tan pálida? ¿Dónde has estado?

— Estoy bien —dijo ella, tratando de tranquilizarlo, pero estaba lejos de estar bien.

— Axel, estaba muy preocupado, es muy noche —Dom la guío hasta la cocina, que se encontraba inusualmente vacía—. Siéntate.

— Estaba haciendo un trabajo en equipo —Axel omitió el hecho de que su equipo consistía en un muchacho de veintidós años, no deseaba entrar en tanto detalle en ese momento— y creo que tuve una convulsión nuevamente.

— ¿Crees? —le preguntó Dom, ofreciéndole un vaso con agua fría – ¿Ya tomaste tus medicinas? –ella negó con la cabeza y de inmediato él se fue a traerlas hasta la habitación. Axel aprovechó para poner la cabeza sobre el frío mármol de la isla–. Ahora si dime, ¿Por qué dices que crees que fue una convulsión?

— Gracias... No estoy segura —confesó—. Todo fue tan rápido y confuso, pero estoy bien. Lamento haber arruinado la cena

— La cena es lo de menos, Axel, no te veo nada bien —Dom se acercó demasiado a ella y la examinó con detenimiento—. Tienes las pupilas dilatada, estás demasiado pálida. Llamaré a la doctora para que venga a revisarte.

— No hagas eso, ya se me va a pasar, te lo prometo.

— No crees que... ¿podrías estar embarazada?

La sangre se le heló con la sola mención de la palabra.

- No lo creo, tuve mi periodo la semana pasada recién –se puso de pie y Dom la ayudó ya que sentía que todo le daba vueltas –. Ahora solo quiero darme un baño e ir a la cama.

Dominic aceptó de mala gana su petición de no llamar a la doctora y Axel apenas llegó al cuarto cayó en los brazos de Morfeo nuevamente.




Les presento a Elsa, nuestra villana.


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