Capítulo 13
Axel estaba en grandes problemas. No, grandes no, enormes problemas.
Se estaba enamorando de Dominic Bryce.
—No está mal estar enamorada —Christina recordó mientras la ayudaba a buscar ropa para el evento al que Dominic le había dicho que irían por la noche.
—Yo no soy a como él piensa que soy.
—Él sabe muy bien cómo eres, Axel. Y le gustas de esa manera, te lo aseguro —Christina sonrió al encontrar un vestido rojo demasiado revelador.
—Yo no usaré eso —dijo tajantemente al ver la expresión de la mujer—. Tengo miedo, Christina—confesó.
—El vestido es para mí. ¿Pero dime, de qué tienes miedo?
—Cuando pasen estos tres meses, tendré que irme y no quiero salir lastimada.
—Entonces no te vayas —Christina habló como si todo fuera fácil.
—Christina, esta no es la vida que yo quiero para mí. No quiero despertar todas las mañanas en una casa llena de desconocidos, sabiendo lo que están haciendo.
—Entiendo lo que dices, ya que yo también estuve asustada al inicio de mi relación con Richard. Sabía de sus negocios y no me agradaba, pero él nunca ha hecho daño a nadie, ni tampoco hace nada ilegal. Pero si no quieres esto, es comprensible. Nada más habla con Dominic.
—Christina, apenas lo conozco. No puedo pedirle algo como eso.
—Sé que él está enamorado de ti. A ver, se nota a simple vista. No sé qué le hiciste, pero jamás lo había visto tan feliz, tan abierto al mundo. Eres buena para él.
Axel sintió que el pulso se le aceleraba al escuchar a Christina.
¿Cómo es que ese hombre se había enamorado de ella en tan solo tres días? Era imposible. Era una locura. Y mucho más loco es que ella sintiera algo por él también.
—Te vas a ver preciosa —Christina daba brinco de alegría al ver sus vestidos para el evento.
—Gracias —su mente se pudo despejar un poco ante el entusiasmo de la mujer.
Pasó más de una hora y Dominic no aparecía, así que, aprovechó para llamar a su madre.
—Mi amor, me tenías preocupada —le dijo su madre cuando contestó el teléfono y se identificó.
—Hola, mamá —Axel estaba tan feliz de escuchar la voz de su madre—, lamento no llamarte antes, pero me estaba acomodando con todo y las tareas...
—Descuida mi vida, ya sé que estás bien al menos. ¿Te estas alimentando bien? ¿Tomas tus medicamentos?
—Sí y si, mamá. ¿Y tú, estás tomando los tuyos?
—Por supuesto. Te extrañamos mucho, cielo.
—Yo también a ustedes, mamá —el remordimiento la golpeó de frente. Casi no pensaba en su familia por estar pensando día y noche en Dominic.
—Bella quiere hablar contigo —dijo su madre apenas.
—Axel, ¿cómo estás? —preguntó su hermanita. Podía imaginársela, mordiéndose las uñas.
—Bien, Bella —le aseguró ella.
—Quiero que regreses a casa —sollozó la muchacha.
—Pronto volveré, Bella —para nada había convección en las palabras de Axel.
—Quiero ir a verte —pidió Bella.
Axel estaba segura de que eso no era una buena idea, pero también quería ver a su hermana.
—¿Quieres que mañana salgamos a comer algo después del trabajo? —no tenía clases, así que tenía unas horas libres y así lograba despejar su mente de Dominic Bryce.
—¡Si! —Isabella pareció más entusiasmada.
—De acuerdo, mañana nos vemos fuera del centro para irnos juntas.
—Te quiero mucho, Axel.
—Y yo a ti, cariño.
—Te escucho distinta —le dijo Bella en un susurro. Seguramente su madre o su hermano estaban cerca.
—Estoy bien, no te preocupes —se limitó en decir—. Nos vemos mañana —se despidió Axel.
—Ok... Mamá te envía besos.
—Las amo a las dos.
Axel colgó y se quedó viendo el teléfono, como si estuviera esperando respuesta del aparato para saber que debía hacer.
—Si quieres después del evento te puedes ir a donde tu familia.
Axel pegó un brinco al escuchar la voz de Dominic en la entrada de la oficina. El hombre cerró la puerta detrás de él y se acercó a ella.
—No, es mejor así —dijo entonces. Ya era difícil mentirle a su madre por teléfono, no se creía capaz de hacerlo frente a frente nuevamente.
—¿Estás bien? —Dominic se sentó junto a ella en el suelo.
—Sí, es solo que me he dado cuenta de que no extraño tanto a mi familia como debería.
—¿En serio? —Dominic puso una mano sobre su hombro.
—Sí, ¿eso me hace una mala hija?
Dominic se rio.
—Eso te hace una hija normal, te lo aseguro.
—¿Tú extrañas a tu familia? —se atrevió a preguntar ella.
—Un poco, sí —admitió el joven—. En especial a mi hermana.
—¿Tienes una hermana? —el tono de voz de Axel fue de legitima sorpresa.
—Tenía —corrigió él.
—¿Quieres decirme que ocurrió? —Axel le tomó las manos. Estaban frías como témpanos de hielo.
Permaneció en un largo silencio por un momento, pero luego de soltar todo el aire que estaba conteniendo, finalmente habló.
—Al ir de camino a la escuela abusaron de ella y dejaron su cuerpo no muy lejos de casa. Era solo una bebé, tenía doce años.
Axel sintió un escalofrío recorrer por todo su cuerpo cuando escuchó eso.
—Lo siento tanto —murmuró. No podía imaginarse como se sentía.
—Fue tan difícil —dijo él, pero no la estaba viendo a ella, estaba viendo una fotografía que había en el escritorio. Era una chica pelo color de la miel con cierta tonalidad rubia, piel demasiado blanca, con unos ojos verdes preciosos y la misma risa picara de Richard y Dominic—. Richard se siente todavía culpable después de estos años y yo igual. Se suponía era nuestro deber cuidarla y acompañarla a donde fuese que ella estuviera, no lo hicimos y pagó con su vida por nuestro error.
Axel recordó el momento en el que su padre la defendió ante los bandidos que trataron de tocarla. Ese pudo haber sido su mismo destino, de no ser porque su padre dio su vida por ella.
Y también le llegó el recuerdo de tres noches atrás, cuando Dominic le dijo que él no era un violador.
—Tendría tu misma edad en estos momentos —susurró él, con la voz entrecortada.
Axel sintió un nudo en la garganta al verlo de esa forma. Ya lo había visto molesto, burlón, alegre y ahora estaba dolido y no le gustó lo que le hacía sentir a ella también. Dominic estaba sufriendo después de todo ese tiempo, por eso era poco empático, frío y distante. Era su forma de protegerse de los demás.
Axel se acercó y lo besó sin importar nada más, solo deseaba que él volviera a sonreír y alejara esa expresión llena de dolor.
Dominic le respondió el beso con la misma intensidad y Axel estaba teniendo una reacción que ni ella misma se hubiera esperado.
Dominic bajó los labios hasta su cuello y ella echó la cabeza hacia atrás para darle más acceso a este.
La piel se le erizó y un gemido de placer salió de su boca. Dominic lo escuchó y sonrió ligeramente.
—Axel, ¿quieres que me detenga? —le preguntó él, besando sus hombros.
No, no quería. Quería que continuara.
—No —respondió ella, con absoluta seguridad.
Dominic la besó con más pasión y Axel sentía que se derretiría en sus brazos.
Se acostaron el suelo de la oficina, luego de que Dominic le quitara la camisa y quedar con el sostén.
—Eres preciosa —susurró Dom, mientras acariciaba su vientre desnudo.
Axel se sonrojó. Nunca antes le habían visto ninguna otra parte de su cuerpo que no fuera lo normal. Pero extrañamente con Dom no sentía vergüenza.
Dominic dio pequeños besos sobre su estómago y la chica se arqueó ante la sensación que tuvo y soltó un pequeño jadeo.
Dom continúo subiendo hasta encontrarse con los pechos de Axel y tomó uno con sus manos.
Cuando Dominic introdujo un de sus senos en su boca, Axel creyó que se volvería loca.
Tomó con fuerza la alfombra que estaba en el suelo y se mordió el labio inferior para no gritar.
—No te controles —le susurró él—. Deja salir lo que sientes y disfruta de tu placer.
Axel estaba demasiado fuera de sí misma en ese momento y lo único que quería era sentir más, mucho más.
—Hazme el amor —le pidió ella.
Dominic se quedó inmóvil cuando ella dijo eso. Parecía no creer de todo lo que acababa de escuchar.
—¿Estás segura de que eso quieres?
Axel solo asintió con la cabeza y le sonrió con algo de nerviosismo.
Dominic se quitó la camisa y Axel se volvió a morder el labio inferior. Dios, ese hombre era perfecto, al menos físicamente hablando.
Él aplastó su cuerpo con el de ella y sus cuerpos se unieron como uno solo.
La puerta se abrió y Axel pegó un grito debido al susto que se llevó.
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