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Capítulo 66 ( Humildemente).

Había elegido un vestido negro de una sola manga que llegaba hasta mis muslo, unos pequeños tacones blanco al igual que mis prendas .

--Que hermosa..--Mi padre entra a mi habitación sorprendiendome--. Ya Demián te espera allá afuera.

--Gracias padre...-- Me levanto de aquella silla para tomar mi bolsa.

No se porque aún después de tanto tiempo me pongo nerviosa cada vez que veo.

Se supone que ya nos conocemos lo suficiente.

Las miradas no pasaron desapercibidas al salir de la habitación ya que mis hermanos se habían encargado de lanzarme uno y mil cumplidos.

-- Sigan alimentando su ego..-- Emma sale de su cuarto muy arreglada junto a su pareja y su hijo.

--Tu también estas muy wapa hija.--Mi padre camina hacia donde ella para darle un beso en la mejilla.

-- Lo sé..-- Emma sonríe para luego saludar a Demián.--¿Nos vamos?

--Claro..-- Damián camina hacia donde su hermano el cual le entrega una llave.

-- Tengan cuidado por favor...--Demián le habla a su hermano con cierta autoridad.

-- No te preocupes.

Todos bajamos juntos hasta la salida, pero cada pareja toma un rumbo diferente. Se que hoy Damián le pedirá la mano a mi hermana, últimamente ha estado sofocandome con una y mil cosas, espero todo salga muy bien.

-- Ya no soporto mas ...-- exclama, antes de sentir sus manos en mi brazos hablándome hacia el.-- Cada día estas más hermosa...-- me besa apasionadamente.

Sus manos toman mis caderas y las mías sus mejillas, se que a ambos nos gusta estar así pegadito el uno del otro, dandonos ese cariño que sólo el y yo conocíamos.

-- Si no paramos ahora, te haré mía aquí.

Ambos subimos a su coche para poder marcharnos al restaurante, así que muy juiciosa comienzo a conversar con él sobre el desfile y todo lo que me estaba asfixiando, mientras el me escucha con cautela dándome ánimos y algunas indicaciones. Lo menos que el deseaba era verme sufrir por el exceso de trabajo.

-- Cuando estuve en Rusia vi algunas fotografías de nosotros en las revistas...-- Demián me toma de la mano para invitarme a la entrada del restaurante.

--Sorprendente.

-- No tan sorprendente como tú...-- sonríe.

No hubo necesidad de hablar y pedir la mesa, ya que tan solo segundos de pisar aquel local los mesoneros corrieron hacia nosotros.

-- He pedido pelmedi, espero no te moleste. Es comida rusa, quisiera que conocieras un poco de mi gastronomía.

-- No me molesta. ¿Cuéntame qué es eso?. Suena a algo con espagueti.

-- Lo es. Raviolis de pasta gruesa, rellenos de variados ingredientes tales  como carne o fruta.

-- suena bien.

-- Te encantará.

Con una gran sonrisa comienzo a visualizar el ambiente donde nos encontrábamos, era costoso, de eso no tenía dudas.

-- Quita esa cara de loca enamorada...-- espavilo, no me había percatado que me encontraba viendolo fijamente. -- Antes intentabas fingir que no me mirabas embobada y ahora no me la quitas de encima, eso es un pecado señorita.

-- Recuerda que antes no éramos pareja. Así que debía fingir.

--Tienes razón...-- con una sonrisa pícara comienza a mirar discretamente el lugar.

"Ahora que trama este hombre".

Fijamente comienzo a retarlo con la mirada al sentir su pie subir por mi pierna de manera lenta.

--¿Por qué lo alejas?..-- se queja.

-- Solo hago lo mismo que me hiciste tú en Miami.

-- Se me había olvidado que tengo una rencorosa mujer.

Tomando la iniciativa bajo mis manos para pasarlo por debajo de mi vestido y poder quitar mi ropa interior. Sin apartar la mirada de él me deshago de mi prenda.

-- Iré al tocador ya vuelvo...-- Suelto de manera calmada en su oído mientras coloco mi ropa interior en su mano.

Demián quería jugar y a mi me encantaba seguirle el juego. Éramos tal para cual de eso no había duda.

No sabía que hacía con exactitud, pero me gustaba excitarlo al punto de querer perseguirme para saciar aquellas ganas que había provocado de manera simultánea.

-- ¿Desde cuando tan perversa Keityn?...-- llega a mi lado a tan solos minutos.

-- Hasta la mas santa en manos del hombre indicado se vuelve perversa..-- me atrevo a mencionar mientras miro mi silueta en el espejo del lugar.

-- Me encanta saber que el infierno ya no te da pavor, sino satisfacción y eso me prende.

Me toma de la nuca para besarme de manera apresurada.

De manera automática intentando no ser descubierto tomo entre mis manos el botón de su pantalón para ayudarlo a bajarlo. Quería tenerlo dentro de mi lo más rápido que pudiera, necesitaba saciar todo aquello que ya había florecido entre mis piernas a raíz de aquel jugueteo y beso.

-- Quiero que veas quien te folla -- mi mirada rápidamente choca con la de el a través del espejo al ponerme de espaldas..--. Quiero que recuerdes a quien le perteneces cada vez que te veas en el espejo.

Aquellas palabras erizaban mi piel, provocado sensaciones que me hacían sentir cada vez más excitada y con ganas de más.

Coloca una de sus manos en mi nuca impulsandome a llevar mi pecho a la encimera donde se encontraba el lavamos, instantáneamente coloco ambas manos en mi mentón intentando no pegar la cara de aquel lugar.

-- ¡¡Ey!!..-- me quejo al sentir una nalgada. --..., estamos en un lugar público, no te puedes poner creativo.

-- Shhhh...-- está vez muerde una de mis nalgas.

De manera tranquila introduce su amigo en mi cavidad provocando que aquellas sensaciones se enfarizaran aún más, me gustaba tenerlo dentro de mi. Sus movimientos eran rápidos y profundos, pero no dolía en absoluto, incluso estando en aquella posición, supongo que ya lo grande de su ser no me afectaba como los primeros días.

                            ●°●°●

El menú fue exquisito, sacando lo del sexo en el baño del restaurante. Esa parte fue la mejor sin duda.

Después de salir de aquel lugar no pudimos evitar percatarnos que habían personas esperando para entrar, lo que hacía que me sintiera incómoda. Si alguien nos llegará a reconocer estaríamos sin duda en la primera página del periódico.

-- Espero vuelvan pronto...-- el chico de la recepción se despide de Demian mientras yo intento no salir corriendo.

Me había lavado las entrepiernas y el hecho de no tener pantis hacía que tuviera aún más frío de lo habitual.

Al llegar al coche veo a Demián sacar mi braga de su bolsillo para olerla y luego ponerla en el tablero.

-- Quita esa cara bonita. Esto ya me pertenece.

-- Como usted diga señor.

-- Hoy te llevaré a mi nuevo hogar, he comprado un departamento nuevo.

-- ¿Otro?

-- Si, pretendo vivir en este. Es lindo y cálido.

El camino hacia su nuevo hogar fue un poco más corto que el de mi casa al restaurante.

Ambos bajamos tomados de la mano para llegar hacia la recepción y tomar el elevador que nos llevaría hacia el nuevo humilde hogar de Demián. Como era de esperarse puso su gran código a prueba de intrusos para así poder entrar a gusto y que tal vez no nos maten en el intento.

Es un poco exagerado todo esto, pero aquellos enemigos de Demián se encontraban en todas partes. Y lo menos que deseaba el y yo era que muriera cuando estaba en su punto débil, durmiendo.

Creí que enserio era humilde su hogar, pero de aquello no tenía absolutamente nada. Todo aquí señalaba dinero, mucho para ser exacto.

-- Si que te encanta vivir como un rey.

-- Soy el rey, Keityn.

Boquiabierta por todo lo que había a mi alrededor decido seguirlo en silencio llevándome a un pequeño espacio donde se encontraba un mini bar. La verdad no entendía porque está sorprendida por todo lo que había aquí dentro.

Es Demián, el hombre al que le encanta presumir todo su dinero y darse la vida que tanto le había costado conseguir.

Al paso que voy quizás al entrar al baño en lugar de papel hay billetes de cien dólares.

-- ¿Te gusta?.

-- Sí, es muy bonito.

-- Y humilde. Intenté no meterle muchas cosas para que no dijeras que quiero alardear de mi dinero.

¿¡Que!?.

-- No te preocupes. Ya con el hecho de tener un mini bar me has callado la boca..-- bromeo.

-- El alcohol es necesario para la paz mental.

-- Si que lo es.

-- El alcohol y el sexo. Y adivina, yo tengo ambas.

-- Que suertudote eres.

-- Sí, ahora que lo pienso tengo todo lo que deseo. Amor, sexo, dinero y más dinero.

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