Capítulo 2 (Dalila Petrov)
Siempre he tenido problemas con muchas personas por mi actitud, no es que sea mal hablada o no tenga modales, solamente doy en trato que recibo. Si no me gusta algo de ti, te lo diré y si me molesta más rápido te lo comunico.
No soy falsa, me gusta ser honesta.
Subo a mi auto y pongo música a todo volumen, hoy tendré mi primer día de trabajo. Ayer apenas llegué a mi casa llamé a mi familia para contarle la maravilla noticia.
You mate it los líderes it's magic' Cause I se nobody, nobody but you ,you ,you I'm never.
Bajo del coche con los mejores ánimos que podía tener, visualizando con ello la hora. Había llegado quince minutos antes, ya que necesitaba ponerme al día lo más rápido posible.
Al entrar a aquella recepción lo primero que encuentro es a la misma chica que me había atendido el día ayer. Llevaba el cabello recogido en una coleta baja y un traje azul marino que resaltaba su cuerpo operado.
— Buenos días señorita Ross..— posa sus grandes ojos negros en los mios, no aún antes evaluarme.— . El señor Petrov, me informo sobre tú nuevo puesto de trabajo.— informa con cierta naturalidad. — . Usted será la ayudante de la secretaria, la segunda después de su mano derecha.
<< Seré muy breve con usted, al señor le gusta tener todo en orden y bajo control. Eventos, cenas, reuniones, galas y todo lo que tenga que ver con negocios.
— Perfecto.
— Supongo que ya tienes conocimiento sobre su carácter. Además, debo recalcar que debes estar disponible para cualquier evento o atrocidad las veinticuatro horas al día, los siete días a la semana.
¿24/7?.
Debo estar disponible para él, las veces que lo necesite y lo requiera. ¿¡En qué problema me he metido yo?!.
— Sin más nada que agregar. Bienvenida.— vuelve a sonreírme —. En el piso treinta la espera su compañera de trabajo.
Esto a salido mucho más extraño de lo que imaginé. Este hombre era un jodido grano en el culo y yo me estaba metiendo en la boca del lobo. Con un poco de nervios camino hacia el elevador para presionar el piso correspondido.
Supongo que debo estar preparada para todo lo que se aproxima.
Al abrirse las grandes puertas de metal localizo a una chica absorta en la computadora, tecleaba de una manera muy extraña y a la misma vez muy rápida, dejándome aún más atónita.
— ¡Oh!..— suelta, al verme.
—Hola..— me atrevo a saludar.
— Hola hermosa. Bienvenida..— sonríe, emocionada.— . Me llamo Kelly, es un placer conocerte. Ven adelante, yo al igual que tú soy la secretaria de Demián así que debemos conocernos.
Kelly es una chica increíble, tiene veinticuatro años y es cuñada de Demián Petrov, mi querido y tedioso jefe, es graduada en diseño de moda y trabaja aquí para estar pendiente de su pareja. Tenía ojos azules, cabello oscuro y un carisma impresionante.
Me comentó que no tenía hermanos y que había pasado toda su vida viviendo en un orfanato, y también que conoció a su actual pareja a los veinte años en un club de la ciudad.
— Ambas tenemos el mismo color de ojos. Pero, vamos. Cuéntame de tí, ¿Que te gusta?. No has hablado nada, todo el tema lo he sacado yo.
— Soy Keityn Ross, aunque eso ya lo sabías. Tengo veintiuno, actualmente estoy terminando de estudiar administración de empresas. También, tengo otro trabajo aparte de este, mi familia vive en Nueva York lo que significa que estoy aquí sola..— suspiro, intentando tomar aire.— . Por cierto, soy latina.
— Interesante..— suelta, asombrada. — . ¿Tienes pareja?¿Amigos?¿Pretendientes?.
— Llevo cuatro años sin novio.
— ¿¡Tanto!?
— La verdad no creo en el amor.
— Yo si..— suspira.— . Yo si encontré al amor de mi vida.
— Que afortunada e..
— ¡Ya viene!..— me corta.— métete en la computadora y finge hace algo.
— ¿Por qué?. Todo está en orden.
— Supongamos que tiene un carácter algo fuerte. Y si no te ve haciendo algo la cogera contigo.
Era mi primer día, así que debía llevar la fiesta en paz. Tomo mis gafas para comenzar a organizar en la agenda las citas que tenía programada.
Los minutos comienzan a pasar y con ellos la puerta del elevador. Pasan tan solo unos segundos cuando veo a mi intimidante y odioso jefe salir de este, lucía realmente formal con su traje negro hecho a la medida, aquel que le daba ese aire tan frío y tedioso que tanto lo caracterizaba.
Ahora que lo miraba de frente con tanta naturalidad, puedo darme cuenta de su grandioso físico. Porque enserio no podía mentir, ese hombre parecía que había salido de algún libro.
— Quiero que en cinco minutos lleven a mi escritorio todas las citas que tengo programadas para hoy.— Demanda.
Buenos días para usted también.
Ahora que lo pienso mejor. Lo que tiene de bello, lo tiene de odioso y mal educado.
— Llévale esto..— Me entrega una hoja. — . Todo está organizado a la perfección, rodas las citas fueron aprobadas.
Un poco nerviosa tomo la hoja entre mis manos para caminar directamente hacia la puerta en la que había entrado hace unos pocos segundos.
— Buenos días..— salido, al entrar.
— Buenos días señorita Ross..— responde, sin apartar la mirada de su computado. —. Puedes sentarte.
Necesitaba fingir tranquilidad así no la tuviera. Era evidente que este hombre no se había levantado con el pie derecho el día de hoy.
— Creo que fui bastante claro a la hora de decir que no me gustaba este tipo de cosas..— señala mi fleco, el cuál ahora se encontraba rubio.
Sabía que esto podía suceder, así que venía preparada. Ignorando su capricho quito mis lentes para mirarlo a la cara.
— Usted ayer me dijo que me quitara el morado, más no me recalcó que quería mi cabello completamente de un solo color.
— Ahora que lo sabes. ¿Puedes quitártelo?
— No puedo. Lo siento. —Vuelvo a bajar mis lentes para leer la información que le había traído. —. Solo vine a informarle sobre sus citas y reuniones de hoy, otro día hablamos de mi físico.
Supongo que no quería discutir porque solo se limitó a asentir.
— A las 10:30 tiene una reunión con Giordi para la nueva Farmacéutica, luego tendrá un almuerzo con el contador de la Farmacéutica de New York. — le explico todo detalladamente.
A medida que leo y escribo lo que me informa me sorprendo. Este hombre era maravilloso, era abogado y además tenía viñedos, fábricas y empresas que quizás jamás imaginé que tenía.
— Cancela la cena con la señora Jons y pásala para mañana. Además, manda nuevos vinos a él restaurante de California.
— Perfecto señor Petrov. Todo está en orden, es momento de retirarme
Me encontraba con la corbata desecha y un poco despeinada cancelando reuniones y haciendo gráficas. Kelly, se tuvo que retirar a las tres de la tarde porque una amiga se había desmayado.
— Su horario de trabajo termino hace media hora señorita..— Demián, señala el reloj.— . Ya puede retirarse.
— Lo siento.— me disculpo.—.No me di cuenta de la hora.— menciono agarrando mis cosas.—. Se que no es mi trabajo hacer estas gráficas, pero estaba algo aburrida y las ví fáciles.— le entrego las hojas que llevaba esto haciendo. —. Espero tenga una excelente noche Señor Petrov.— me despido.
~~~~~~~~~~~~~~~~°•°•°~~~~~~~~~~~~~
Ya había pasado una semana desde que había comenzado a trabajar en esta empresa tan importante, no tenía mucho que agregar, era perfecta en todo lo que hacía. De lo único que puedo quejarme es del carácter de su líder: "El Señor Petrov", el tenía un carácter fuerte, más de lo que quisiera admitir.
Esta semana estuvimos en una especie de discusión por algunos papeles, obviamente la culpa era de él, pero no quería aceptarlo.
Debo admitir que a veces me provoca darle unos buenos golpes, pero me limito porque es mi jefe y no quiero perder mi empleo.
— Buenos días..— saludo, a través de la línea telefónica.— empresa Petrov.
— Kelly es Dalila. ¿Demián se encuentra en la oficina?..— me corta una dulce voz femenina.
— Lo siento, soy Keityn. Kelly, ahora no se encuentra. Hoy es su día libre.
— ¿Y tú eres?.
— La nueva secretaria.
— Yo soy Dalila, la hermana pequeña de Demián. ¿De casualidad se encuentra en estos momentos?.
— No se encuentra, esta en una reunión, pero a las 12:30 estará aquí.
— Muchas gracias..— Me despido de ella para volver a hacer lo correspondido.
Está semana había sido un caos. Los nuevos inversores nos volvían el trabajo un poco más fuerte de lo que era. Se quejaban de cualquier mínima cosa o simplemente cancelaban, lo cuál era sofocante.
— ¡Cancela todas mis reuniones!.— Ruge, a través del celular.
¿¡Queee!?.
Por poco sentí mi tímpano reventar.
Este hombre es un desquiciado.
De verdad que este señor estaba demente. Como se atreve a gritarme por una línea telefónica, molesta por lo ocurrido comienzo a hacer lo que dice, disculpandome con personas por la horrible personalidad de él.
El sonido del elevador hace que levante mi mirada para lidiar con su presencia, asumiendo que es él decido levantarme para tener en orden lo comentado. Lo cuál no ocurre, al abriste las puertas la figura de una chica se hace visible. Alta, rubia, elegante y ciertos rasgos rusos.
— Buenas tardes..— sonríe al tenerme cerca.— . Soy Dalila Petrova, un gusto conocerla..— me entiende la mano.— . Tú debes ser Keityn.
— Sí, un gusto conocerla. El señor aún no ha llegado, si deseas puedes esperarlo en su oficina.
— No, lo espero aquí. Por cierto, me encanta tu cabello. Te gusta jugar con los colores por lo que veo.
— Solo me gusta ser diferente al resto.
— ¡Me encanta!. Debes enseñarme.
— Yo estaría feliz..— cuando intento continuar con la conversación él ascensor hace un fuerte sonido. Y a los pocos segundos la presencia de dicho hombre.
Estaba molesto, lo podía ver en su mirada y en su cuerpo rígido en cada movimiento que daba. No fui consciente de que estaba tan cerca hasta que ví como tomo a su hermana por el brazo de mala manera, llevándose.
Ambos entran a la oficina, no sin antes escuchar el golpe seco de la puerta ser golpeada. Era evidente que iban a discutir.
Ojalá no deje un moretón.
Mientras estoy sentado en mi escritorio, la atmósfera en la oficina se vuelve tensa y palpable. De repente, se escucha el estruendo de una puerta que se cierra de golpe. Es el jefe. Su voz, que a menudo resuena con autoridad, ahora se convierte en un grito estridente que atraviesa los cubículos.
— "¡Esto es inaceptable!" — Su voz retumba en las paredes, y en ese momento, un papel vuela por el aire, como si tuviera vida propia.
Las hojas se dispersan por la oficina, y yo no puedo evitar mirar hacia la puerta de su oficina, donde se vislumbra una sombra agitada. El sonido de un objeto que impacta contra la pared resuena con fuerza, seguido de un profundo suspiro que parece ser una mezcla de frustración e impotencia.
Mi hora de almuerzo ya había pasado y había decidido saltarla para esperar que ambos salieran.
Se perfectamente que no la conozco o que no debo meterme en este tipo de peleas, pero los gritos y las cosas estrellándose contra la pared me daban mucho a la imaginación.
Al cabo de unos minutos sale de la oficina fulminando con la mirada a todo aquel que se le atravesará. Al verlo entrar al ascensor corro directamente hacia su oficina, encontrándome con una Dalila llorando desconsoladamente en un rincón del lugar.
No sabía que hacer o qué decir, así que decido acercarme a ella y abrazarla. Sus sollozos comienzan a hacerse presente y al notar que ya se había calmado la ayudó a levarse del suelo.
No dice nada y yo tampoco, por ahora lo menos que quiero es incomodarla. Con los pies temblorosos al igual que la voz me pide que la lleve al baño, así que le ayudo a montarse en el lavamanos.
— Tengo ganas de vomitar, me siento horrible..— suelta, débil. Estaba pálida.
Estaba de más decir que pronto se desplomaria en el suelo.
— Ya vuelo. Agarrate con fuerza.
Corro nuevamente a mi pequeño lugar para marcar el número de Demián. El cuál responde que no está disponible para nadie, lo cuál respondo con un: " Si te da la gana, me despides. Ahora debo irme".
— necesito ayuda. Tengo que llevar a la señorita Petrova al hospital, manden a alguien a ayudarme.
Nerviosa corro nuevamente al baño para ayudarla a bajarse, al llegar uno de los empleados la toma entre sus brazos para ayudarme a llevarla a mi coche.
— Me siento muy mal, creo que vomitare..— vuelve a insistir en su malestar.
— Ya vamos al hospital, solo aguanta un poco.— asiente.
Ambas llegamos a mi coche con ayuda de aquel sujeto. Él cuál estaba igual de preocupado que yo.
— Mi bebé..— suelta, al sacar sus manos de su entrepierna.
¡Mierda!¡Está mujer está embarazada!.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro