9
Le tuvo que demostrar a Clara que ella no le iba a robar nada, y que estaba de su lado. Con algunos trucos de magia, y un viejo diario que cargaba a todos lados para evitar perderse de mas, logro convencerla que estaba de su lado.
—Niña, escucha —White salto al frente—, si ella fuese la mala bruja que alguna vez fue, tu no estarías aquí.
—White guarda silencio —murmuro—, no le hagas caso, ha visto mucho.
—Si, soy mas vieja de lo que crees —dijo la gata—. Pero de verdad, Arabella es como lo que ves.
Clara sonrió frente al familiar que trataba de respaldar a la bruja. Aunque le costaba, estaba segura de que podía confiar en aquel extraño dúo. Entre tanto caos que se ocultaba cuando la noche caía, ellas dos era una bocanada de aire fresco.
—Sonríe, eso es bueno —dijo Arabella—. Este es mí numero, Clara. Si necesitas ayuda, lo que sea. Solo escríbeme.
—Gracias por esto Arabella.— sonrió.—Por un momento pensé que iba a tener que enfrentar esto de la magia por mí cuenta.
—Bueno, ya no hace falta.— dijo.—Me tienes a mí, otra bruja.
Clara la abrazo, tomándola por sorpresa, y sonrió por la magia que le transmitía. Le era tan cálida y familiar, que solo le hizo pensar en todas esas brujas amigas que se quedaron atrás. En lo mucho que extrañaba estar con las de su clase, y no tener miedo de dejar libre su identidad.
Clara la soltó al sentir que alguien se acercaba, y sonrió tímida al ver que era el mago, haciendo que Arabella girada también para verlo. Esta le hizo seña de silencio y le guiño el ojo, así la conversación quedaría entre ellas a pesar que él sabia de que hablaban.
—Hola, chico malo.— saludo Arabella junto con un abrazo a Hisirdoux.— Recién terminamos la audición, y ella es ideal para el papel de la gran bruja.
Tras el abrazo, se apartaron, y se vieron por un instante, haciendo que sus sonrisas crecieran.
—Genial, me alegro por eso.— dijo mientras pasaba un brazo sobre el hombro de la rubia.— ¿Vamos mí lady? Hoy tenemos un turno muy largo.
—¿Lo notaste? Ahora uso bien el término chico malo, chico malo.— dijo Arabella.
—Aprendes rápido, princesa.
—Ya deja de decirme así.— bufó, y sonrió.
—Pero si te encanta serlo, princesa —dijo con cierta gracia en la voz.
—Dioses, pasado pisado cariño.
Antes de retirarse, Clara se detuvo a verlos, sentía curiosidad por aquel dúo.
—Ustedes realmente son una pareja extraña— aseguro Clara antes que de irse.—No deberían pelear tanto, no se les da bien.— agrego tras dar unos pasos.
•
Aquello que dijo Clara le quedo resonado todo el día.
Con Hisirdoux eran pocas las veces en las que hablaban sobre su relación, siempre fue tomada como algo que ocurría pero no se sabía que, y casi siempre quedaba en la nada. Para Arabella él fue su primer enamoramiento, igual él con ella. Nunca se dieron el tiempo para fortalecer dicho enamoramiento, porque algo les decía, que su amor estaba asegurado.
Desde que ella llegó a Arcadia nunca se dio la oportunidad para nada, y lo único que había entre ambos era una especie de relación amistosa, no tan romántica, pero llena de coqueteó y complicidad. Era extraño desde los ojos de Arabella. Y todo parecía ponerse aun mas extraño desde el día que despertó en su cama tras el desmayo.
Y así como siempre que sentía curiosidad lo resolvía sin pensarlo demasiado, lo hizo esa misma tarde en el trabajo.
—¿Alguna vez pensaste en nosotros?— preguntó Arabella en la hora del descanso.—Me parece muy tonto que no tratemos nuestra relación, y ya estamos muy grande ¿No crees?
Se apartó de donde estaba sentada, y dio un par de vueltas en el lugar.
—Hemos hecho demasiado, como para no hablar.— añadió, un tanto nerviosa.—Mucho. Hasta en broma me pediste casamiento.
Hisirdoux la vio sorprendido, casi nunca era ella quien daba pie para tratar lo que una vez vivieron.
—Todo el tiempo.— dijo.
—¿Todo el tiempo?— pregunto un tanto confundida.
—Si, es raro, pero verte me hace pensar en nosotros, en lo que hemos vivido, y si algún día podríamos vivir algo diferente.— sonrió un tanto nostálgico.
—¿Tu crees que ahora pueda haber un nosotros? Digo, ahora coincidimos, y yo no me voy a ir de acá.— indago con suma tranquilidad, aun que por dentro gritaba por una respuesta clara.
Hisirdoux se acercó a Arabella que no le quitaba los ojos de encima. Tomo su rostro para que sus miradas se encuentren. Dio un leve suspiro, uno que nacía cada vez que la veía a ella, y que daba a entender como es que se sentía cada vez que la tenia cerca.
—Siempre hubo un nosotros Arabella de Pericles.— le aseguro.
—Quiero que vivamos un nosotros desde ahora.— murmuro.
Arabella cerro los ojos por un momento, y con un leve envión, rompió la distancia que los separaba. Beso sus labios con tranquilidad pese a las grandes ansias que sentía. Fue suave, cálido y nostálgico. El tiempo pareció detenerse por un instante, y aun sintiendo sus manos abrazar su cintura, no hizo nada para apurar aquel beso. Solo se separó para tomar una bocanada de aire, y volver a besarlo.
Cuando se volvió mas rápido, y necesitado, ella lo correspondió hasta que el aliento no le alcanzo mas. Perdió todas las formas, y delicadeza con la que siempre le deba un primer beso, y deliro al pensar lo mucho que extrañaba sus labios.
Lo mucho que lo extrañaba a él.
—Señor Casperan.—rio Arabella cuando finalizaron el beso.—No así, aun tenemos tiempo ¿No?
Él sonrió, y le dio un fugaz beso.
—Por suerte, tenemos mas tiempo.— le aseguro.—Después del trabajo seguiremos esta charla, no puede terminar así.
Arabella paso los brazos sus hombros, y enredó las manos en su cabello. Aplastado el pecho contra el suyo, sintiendo su corazón nervioso contra los bordes de la camisa rosa.
—¿Así como?— pregunto sin falta de vergüenza.
Hisirdoux aclaro la garganta, y aseguró que el aire le faltó, y el control por dejar las manos quietas, y no querer devorar aquella sonrisa coqueta, pronto lo iban dejando.
—Eres cruel, lo sabes y te encanta.
—No pienso negar nada.— sonrió.
Le plantó un beso en la nariz y se marcho.
Arabella se quedo, y lo vio irse. Dio un suspiro, y así como estuvo dichosa entre sus brazos, se sintió abrumada con la misma rapidez. Cayo en cuenta que ese beso fue el primer contacto que tuvo luego de muchos años. Que otra vez, Hisirdoux lograba entrar a su corazón, y que como siempre, ella se lo permitía sin pensar en el futuro, su presente, o como es que les fue en el pasado.
—¿Ahora que hago? Si no soy mas que una intrusa en su vida.— se reprocho.
Tomo su mandil, una bandeja, y volvió al trabajo. Sin poder quitar de su mente el beso con el mago, y como es que lo deseaba pero a la vez quería que estuviera lejos.
•
La noche fue larga, y la propina pobre, algo que le molestaba a la bruja, pues prometió no usar su encanto para aumentar lo que le dejaban los clientes.
Al llegar a su departamento se desplomo sobre la cama mullida, estirando sus brazos para acariciar a la gata que se despertó por el salto. Cerro sus ojos dando un suspiro de agotamiento. Cuando los abrió de nuevo, su cuerpo se paralizo, tras un gran esfuerzo pudo ver que a White le pasaba lo mismo.
No podía hacer ningún movimiento, ni emitir ruidos, solo podía ver. La habitación se fue oscureciendo, y una silueta dorada se formo para luego sentarse a su lado, Arabella solo podía ver. Sentía que aquello ya lo vivió antes.
—Arabella, me decepciona un poco que te opongas a mi — decía aquella silueta con una voz de tristeza fingida—. Mi propia hija, te aliaste con el aprendiz de Merlín, que cuando pueda hará trizas tu corazón.— se pauso para acariciarle el rostro y secar las lagrimas que escurrían por los inmensos ojos marrones de la bruja.—Otra vez.
Solo quedo un eco de su voz. Morgana lo hacia otra vez.
De a poco la oscuridad se fue disipando al igual que la parálisis del cuerpo. Cuando recobro los sentidos y la movilidad, se acurruco en la cama, llorando desconsoladamente. White se hizo bolita al lado de ella, olfateando sus lagrimas, y tratando de meter su cabeza entre los brazos de su familiar. Era el único consuelo que le podía brindar, hasta que las dos se durmieron.
•
La ultima frase de su madre sonó como un eco durante todo el sueño. La pudo ver a ella, y a la niña que alguna vez fue, jugando y riendo. Con esa voz, transformando la escena en una verdadera pesadilla.
Arabella se despertó tras el constante golpeteo a la puerta. Después de lo ocurrido solo quería permanecer en la cama con su gata hasta que le tocara un turno de trabajo.
De muy mala gana, salió de su suave coraza rosada, para echar a quien interrumpiese su malestar.
—Hola bonita.— saludo Douxie de muy buen humor.—Te traje el desayuno ¿Puedo pasar o... ocurre algo?— pregunto al ver que los ojos de la chica se llenaban de lagrimas.
Esta apoyo su cabeza sobre le pecho del mago, y volvió a llorar, solo que ahora su consuelo le traía un gran desayuno. Era como si no se acabara mas, estaba cansada del hostigamiento, pero mas aun de no saber como lidiar contra alguien a quien ni siquiera podía tocar.
Al menos un desayuno en la cama le daba algo de color al día.
—Ella me hablo.— dijo mientras se llevaba una tostada a la boca.—Pero no era ella ¿Entiendes?
—Lo que entiendo es que Morgana se perdió hace mucho, el poder y su convicción la volvió loca.
—Eu, cálmate, es de mi madre de quien hablas, Merlín es un tonto pero no te lo recuerdo cada vez que puedo.— dijo mientras le pegaba con una esponjosa almohada rosada.
—Es mentira.— exclamo.—Me lo recuerdas cada vez que puedes. Te encanta hablar de él.
Ella se burlo, y volvió verlo.
—No, lo que me gusta de él, solo eres tu.— dijo un tanto avergonzada.
Pues estaban en la misma cama, y ella sabía como una frase como esa resultaba, mas aun después de una vida sin verse, ni tocarse.
—En ese caso.— dijo él.
Hisirdoux le quito la almohada de las manos para acercase mas ella y poder besarla.
—Lo que me gusta de Morgana, siempre fuiste tu.— murmuro en sus labios.—Y le agradezco eso.
—¿Lo dices en serio? ¿Te gusta que este en tu vida?— pregunto en un murmuro.
Hisirdoux le respondió con otro beso. Uno al cual no le hizo falta mas palabras para decirle la verdad. Arabella le correspondió todo lo que quería decir, todo lo que quería hacer con simpleza de ese beso.
Se entrego a lo cálido de sus manos sobre la piel herida por el tiempo y las malas decisiones.
Se entrego a la necesidad de tenerlo cerca. De que otra vez su calor sea parte del suyo.
Se entrego al deseo que parecía nunca desaparecer, y que sólo se hacía más evidente con los años.
Y quizás no era el mejor momento para jugar a ser algo pero estar con él de esa manera la distraía de la cruel realidad que podía ser su madre. Le hacía pensar que solo eran ellos. Que siempre fueron ellos.
—Esto no es hablar de nosotros.— regaño cariñosamente Arabella mientras dibujaba círculos en el pecho mago.—Pero estoy feliz de que ocurriera.
—Bueno, pienso que fue el inicio de una conversación ¿Quieres seguirla?—preguntó Douxie quitándole un mechón de cabellos rubio de la cara.
Arabella se puso sobre sus codos para tener una mejor visión del mago que no le quitaba la mano de la mejilla.
—Si, si quiero Casperan.— sonrió.—Quiero que sigamos hablando de nosotros, y esto que tenemos, tuvimos y tendremos.
—Es un plan excelente, Pericles.— dijo.
Lo que resto de la mañana y parte del medio día la pasaron en el departamento, recordando el tiempo que pasaron juntos años atrás, siglos atrás. Sin embargo, algo le impedía ser completamente feliz a Arabella, no le había contado todo lo que le dijo Morgana a Hisirdoux, sus palabras se habían metido en su cabeza y se clavaron como astillas.
Ahora se cuestionaba si Morgana tenia algo de razón, después de todo él le dio la espalda cuando a los veinte años le pidió que se marche junto a ella.
—Bueno, hoy hacemos doble turno.— le recordó antes de marcharse.
—Gracias por la agradable noticia.
Se despidieron con un beso, que le supo amargo a Arabella pero que oculto tras una sonrisa dulce. Cerro la puerta tras él, y golpeo su frente contra esta, quejándose sin decir palabras.
White se acercó a ella, con mirada de irritada. Pasar de un momento tan dulce a verla hacer una escena penosa le causaba repulsión.
—Si tanto te gusta el mago, vas y se lo dices; olvídate de lo que dijo Morgana, ella lo hace para molestar.— reprocho la gata blanca. —A demás sus sentimiento, por muy asquerosos que sean, son muy obvios y hasta correspondidos.
Arabella la ignoro, sabía que su familiar tenía razón, pero prefería ignorarla. Se baño, se puso el uniforme del trabajo, y se echó en la cama para descansar un poco antes de irse a trabajar dos turnos largos con propinas pobres.
Antes de que se pudiera dormir le llego un mensaje de clara al celular.
***Hoy tengo una cita doble, vamos a ir cenar donde trabajas.
No me sentido muy bien, pero creo que esto me va ayudar a
despejar un poco. Nos vemos***
Arabella sonrío al notar que Clara confiaba en ella, y se durmió.
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Muy buenas, a la hora que leas esto, si quieren saber como es Arabella véanla en Instagram _.ethereal.girl , que también soy dibujante. Es uno de mis oc preferidos, y hay mucho contenido de ella y los demás! Otra cosita, ya casi se acaba esta parte, que mal, pero estoy planificando otra, que bien. Nada mas, gracias por el apoyo y todo eso!
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