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25, El final y el comienzo de todo.

XXV

El final y el comienzo de todo.

|Young and beautiful|

Arabella se apuró para alcanzar a los familiares, y a Krell en la nave. Sin embargo, a unos pasos, se detuvo, y volteó para ver la cafetería en donde estuvo trabajando por mese junto con el amor de su vida. Él se quedaba para distraer, y ella tenía la leve sensación en su pecho de que lo estaba abandonando.

—No, no puedo hacer esto —dijo con angustia.

White saltó a sus brazos, y la observó con sus grandes ojos verdes, tratando de descifrar una vez mas a la bruja que acompaño por años.

—Oh, brujita —murmuro.

—Lo siento amiga, pero no puedo dejar que haga esto solo —dijo Arabella, y torció la boca.

—Entonces ve —exclamo—. Me encargo de esto, recuerda que soy bastante mas mayor de lo que creen.

—Solo no pilotees la nave, no tienes pulgares —dijo, y le dio beso en la frente peluda—. Bien, White esta a cargo.

Se marchó antes de escucharlos protestar, y se apuró en volver a la cafetería. Entró por detrás, sin hacer nada de ruido. Yendo hacia la parte de adelante, chocó contra Hisirdoux.

—Arabella —exclamo—. No es gracioso, una vez te pido, hazme caso, y vete.

Arabella abrió la boca y los ojos ante sus palabras.

—No, no, no —se negó—. No seremos de esas parejas, yo me quedo aquí. No puedo dejar que cargues con este plan tu solo. Estamos juntos en esto, ¿Recuerdas?

Hisirdoux rodó los ojos, y la tomó de la cintura, para rápidamente, darle un apasionado beso. Arabella se dejo llevar, hasta que fue traicionada por la risa.

—Bien, hagamos esto juntos —dijo Hisirdoux, y le dio un ultimo beso.

—No hay de otra manera —dijo ella, y le guiño un ojo.

Se apartaron al oír que la puerta del frente se abrió. Asintieron a la par, y se tomaron las manos.

—Es hora de que comience el show —murmuro Hisirdoux.

—Voy primera —exclamo Arabella.

Bellrok y Skrael entraron al café. Estaba todo oscuro, no veían a nadie, lo que provocaba que su enojo fuera en aumento, tanto como las ganas que tenían de aniquilar al mundo.

De repente, frente a ellos, se encendieron luces rosas y azules, al igual que saltaba serpentina y confeti de los mismos colores y brillantes. De debajo de la mesa, apareció Arabella, quien llevaba un atuendo distinto. Un body de lentejuelas rosas brillantes, con una chaquetilla negra, medias de red fucsia, y el cabello rubio recogido en un moño.

—Damas y caballeros, deidades dementes y sedientas de poder —exclamo—, démosle la bienvenida a nuestro chico de la fortuna, el maestro hechicero por excelencia, Hisirdoux Casperan. Por favor, un fuerte aplauso.

Hisirdoux apareció, dando las gracias (y vestido como siempre, pues prefirió no hacerlos enojar de más) Tomó una mano de Arabella, y la hizo girar, mientras que los semidioses los veían sin entender nada de lo que estaba ocurriendo.

—Por favor, un fuerte aplauso para la presentadora mas hermosa que sus miserables ojos tuvieron la fortuna de ver —dijo, y le guiño un ojo.

—¿Qué demonios es todo esto? —preguntó Bellrok.

—Oh simple, un juego —respondió Arabella.

—Como la dama dijo, encuentren los sellos y el planeta será suyo —dijo Hisirdoux, mostrando recipientes boca abajo.

—Aceptamos —dijo Skreal.

Hisirdoux vio a Arabella quien no se veía tan relajada como en el momento de la presentación. Ella asintió con un leve movimiento de cabeza, y él comenzó a mover los recipientes de un lado a otro. Cada tanto, le mostraba a sus espectadores lo que había debajo de estos. Hasta que se detuvo.

—Muy bien, elijan sabiamente —dijo Hisirdoux.

Bellrok no tardó en hacerlo, y levantó justo el recipiente del centro, y fue cuestión de unos segundos para que la trampa mágica se activara.

La Orden Arcana se vio envuelta en una gran esfera brillante, que los hizo elevarse del suelo, y dejándolos encerrados, sin poder salir.

—¿Qué es esto? —gruñó Bellrok.

—Diles —exclamo Arabella—. Es un pedazo de Avalon, tecnológicamente mejorado.

—Amor —murmuro Hisirdoux.

—Diles como se llama —dijo emocionada.

Tan emocionado como ella, hizo aparecer su báculo para luego transfórmalo en su guitarra magia, y tocó algunas cuerdas, para el deleite de la rubia que tenia al lado.

—Trampa temporal eterna de Hisirdoux —exclamo.

—¿Te atreves a manipular algo tan poderoso como el tiempo? —cuestiono Bellrok.

—Ahg, no tienes ni el poder ni el talento para hacer algo así —añadió Skreal.

Hisirdoux rodó los ojos, y se acercó a Arabella que ya veía a la orden Arcana con fastidio.

—Oh, ustedes se equivocan —gruño Arabella.

—Toda mi vida, Arturo, Merlín, ustedes, me han dicho cientos de veces eso —dijo Hisirdoux, y tomó la mano de Arabella—. Por desgracia, les creí.

—Oh, amor —dijo Arabella haciendo una mueca de pena.

—Pero mis amigos, y esta hermosa dama de aquí, la historia misma, me han hecho ver que tengo la fuerza suficiente para lo que sea.

—Es cierto, mi novio es genial —afirmó Arabella—. Y es maestro hechicero.

—Ya escucharon a la princesa de Camelot, el tesoro mas codiciado, la bruja que puso al mundo a sus pies —exclamo con orgullo Hisirdoux—. ¿Me concede este ultimo golpe, su majestad?

—Encantada, mi noble mago —dijo ella dando una risilla.

—¡Soy Hisirdoux Casperan, sucesor de Merlín!

—¡Y yo, Arabella Pericles, hija y sucesora de Morgana!

Se tomaron las manos con mas fuerza, y la guitarra de Hisirdoux brillo de color morado por la mezcla de ambas magias.

—¡Juntos somos, los guardianes de este reino! —exclamaron al unisonó.

Dieron un golpe a la mesa, y debajo de la Orden Arcana, que flotaba en la trampa temporal, se abrió un portal.

—¿Quieres los sellos? —preguntó Hisirdoux, y los hizo aparecer en su mano—. Vayan por ellos.

Los lanzó en el portal, y la Orden no dudó en ir tras ellos. A los segundos, el brillante agujero en el suelo del café se cerró, llevándose con ello, el gran caos que era aquel dúo poderoso.

—Encerrados en el tiempo —dijo Arabella—. Amor, lo lograste. Eres el mejor.

—Y no podría haberlo hecho sin ti, lindura.

—Ahora vamos por nuestros amigos.

Llegaron a tiempo para liberar a sus amigos en la torre flotante de la Orden Arcana. La única que no estaba allí era Nari.

—Cuando todo esto pase les diré que hicimos —dijo Hisirdoux ante la pregunta de Clara por los sellos—. Y también lo que descubrimos con Krell.

Habían logrado desmayar a Jim troll, con el objetivo de sacarlo del trance en el que estaba. Entonces el grupo, una vez mas se dividió.

Morgana fue por Arturo.

Arabella iría con Clara y el resto, esta vez de verdad seria así.

Hisirdoux fue por Nari, quien la tenían encerrada en la ultima habitación de la torre.

Y antes de separarse, inseguros del futuro, Arabella e Hisirdoux, hablaron una ultima vez.

—Encuéntrala, y tráela, no te hagas el héroe, Douxie —dijo, y pasó una mano por su mejilla.

—Arabella, no se si lo he dicho lo suficiente —dijo, y puso la mano sobre la de ella—. Estoy feliz de que le hayas robado ese pedazo de Avalon a Merlín, estoy feliz de haberte conocido de esa manera, y de haberte amado de la forma en que te ame estos últimos nueve siglos.

Arabella sorbio su nariz, y parpadeo un par de veces para dejar caer las lagrimas que nublaban su vista.

—Gracias por no haberme acusado nunca con tu maestro, y por haberme amando a pesar de todo lo malo que pude haber hecho en estos últimos nueve siglos —dijo, y se dio un suave beso en los labios—. Te amo como nunca he amado a nadie en esta vida, ni en ninguna otra. El destino nos trajo hasta aquí, y eso me hace feliz.

—Estamos destinados a ser —murmuro Hisirdoux.

—Estamos destinados a ser —repitió ella.

Cuando no hubo mas nada que decir, se alejaron. Arabella subió a la nave, e Hisirdoux volvió a la torre.

[...]

Se habían estrellado, y fueron salvados por poco gracias a la atenta magia de ambas brujas. Jim troll perdió el control, y Morgana cayó junto con Arturo, peleando uno contra el otro. Arabella dejó al pequeño grupo, no dudo en ir ayudar a su madre.

A la par, lucharon contra el antiguo rey, quien no dejaba de acusarla a ambas de brujas traicioneras. Y en un imprevisto, donde Arabella quedó desprotegida, Arturo aprovecho para dar su golpe final.

—Es hora que princesa se vaya a dormir —gruño—, para siempre.

Lanzó contra ella, ciento de esquirlas de piedras mágicas. Arabella no tuvo tiempo de defenderse. Sin embargo, en un ultimo acto heroico, un ultimo acto maternal, Morgana se puso entre ella, y su final. Una vez más, como en el principio de la historia de la bruja de vasija.

—Mamá —exclamo, y la agarró, antes de que cayera al suelo—. Por favor, Morgana, debes resistir.

Arturo, una vez mas fue contra ellas, blandiendo a Excalibur maldita. Entre lagrimas de dolor e impotencia, en un acto por completo inconsciente, impulsivo. Como un último acto de proteger a su protectora, Arabella alzo sus manos al mismo tiempo en que le filo de la sagrada espada caía sobre su cabeza.

—Solo eres un rey de un reino muerto en el tiempo —dijo, y detuvo a Excalibur—. Es hora que cedas tu trono.

Sin pensarlo dos veces, absorbió la magia oscura de la espada, y con ella la del rey. Arabella supo que esa era la peor idea de todas, mas aun por no haberse recuperado, pero era la única alternativa que le quedaba.

El rey Arturo vaciló, y con sus ultimas fuerzas, Morgana tiró sobre el los restos de su amada Camelot.

—Su codicia lo termino —murmuro la hechicera—. Oh hija, has sido tan tonta y valiente.

Arabella parpadeo un par de veces, y llevó la vista a su madre, quien lento, se iba haciendo cenizas.

—Te amo, mi pequeña niña de ojos curiosos —murmuro, y le sonrió—, me alegro que el mundo no te haya corrompido.

—Madre —murmuro Arabella.

La suave brisa de la estación termino por espaciar los restos de Morgana. Arabella llevó la vista al cielo, que poco a poco se iba aclarando, y vio en lo alto a Hisirdoux caer, junto con la Orden Arcana.

Quiso correr, pero al ponerse de pie, cayó al suelo, y esta desapareció en una brillante luz rosa. Fueron unos minutos de oscuridad, hasta que percibió la claridad de la tarde. Al abrir los ojos, a su lado estaba Hisirdoux.

Ninguno de los dos podía creer lo que estaban viendo. Una vez más, en el taller de Merlín. Esta vez, como si fuera un sueño. Brillaba como una soleada tarde de verano, donde el tiempo parecía detenido, y el ambiente cálido.

—¿Qué te paso? —le pregunto Arabella.

—¿Qué te paso a ti? —pregunto Hisirdoux—. ¿Estamos muertos?

—Es lo que me pregunto yo —exclamo Merlín.

Ambos se pusieron de pie, y se acercaron a él.

—Estas vivo —exclamo Arabella.

—No, sigo muerto, él lo puede confirmar, vio que me hice ceniza y todo eso —dijo el hechicero—. Veo que leyeron mi libro, y han hecho todo lo contrario a lo que allí estaba escrito.

Hisirdoux se cruzó de brazos y lo vio con reproche.

—Pudiste haber elegido una lengua más fácil, era draconico —exclamo el pelinegro—, y del antiguo. En fin, en cuanto al plan, el camino que tomamos, no nos arrepentimos por eso.

Tomó la mano de Arabella y le sonrió agradecido de que estuviera a su lado, pese a las extrañas circunstancias.

—Y yo, estoy orgulloso de eso —dijo Merlín—, han sabido luchar contra todas las adversidades, creer lo que es correcto para ustedes, y para el resto.

Merlín los tomó a ambos de las mejillas y les sonrió de una manera cálida, que Arabella nunca creyó que vería.

—Que vida que han vivido, en que seres mágicos se han convertido. Han crecido, protegido a sus seres queridos. Eso me llena de orgullo.

—Nos llenan de orgullo —dijo alguien mas.

Al oír su voz, Arabella corrió en su dirección, y no dudo en abrazarla. No sabía que tan real era, pero no quería desaprovechar la única oportunidad que le quedaba.

—Madre —murmuro—. No pude, yo no pude.

—Si que lo has hecho mi niña, lo has logrado —dijo Morgana y la abrazó—. Merlín será un viejo tonto, pero sabe elegir a la perfección a quien molestar y educar. Ustedes dos, lo han hecho bien, y nadie les hará dudar de eso.

Miro al aprendiz de su antiguo maestro, le sonrió, haciéndolo temblar.  Nunca supo cómo tomar las expresiones de la hechicera. Ella se alejó de su hija, para estar frente a él.  Quitó una mancha de tierra de su mejilla,  acomodó su fleco azul, y plancho las arrugas de la campera negra con sus manos.

—Mi hija te ama como no ha amado a nadie —dijo Morgana—. Mi idea es que se casara con un caballero, o un hechicero de mayor rango, pero este nunca le daría lo que tú, niño. Ah, joven Casperan ella es feliz contigo, y si mi amada hija lo es, entonces yo también.

—Madre —murmuró Arabella.

—De igual manera, si te ordenara que te mantengas alejada de ella, no lo harías. Mi única opción es dejar seguir su corazón,  y eso es a tu lado.

—Juro que a mi lado, Arabella será feliz, estará bien. Nos tendremos, y podremos contra todo —dijo Hisirdoux.

—Lo se —Morgana sonrió—. Si me entero que ha derramado una sola lágrima por ti, haré tu vida un infierno.

Tanto Merlín como Morgana, se apartaron de sus hijos aprendices, y en paz comenzaron a caminar a una gran puerta, que se abrió frente a ellos mostrándoles un pasillo iluminado.

Los dos aprendices se buscaron, y tomaron de las manos, para ir detrás de ellos. Pero Merlín los detuvo.

—Le diría que vengan con nosotros —dijo, y los vio por encima del hombro—, pero ustedes son de los que no hacen caso, ¿Para que comenzar ahora?

—Pero maestro —se adelanto Hisirdoux.

—Pero maestro nada —dijo Merlín y sonrió—. Ahora deberán continuar con nuestro legado mágico, y proteger a Nari, cueste lo que cueste.

—Nos volveremos a ver —dijo Morgana.

Ambos cruzaron la puerta, y la habitación se ilumino hasta dejarlo inconscientes en el suelo. Al volver a abrir los ojos, se vieron rodeados de sus amigos, y sus rostros llenos de preocupación. El cielo azul indicaba un nuevo día, y la suave brisa la tranquilidad que tanto deseaban.

—Pensé que estaban muertos —exclamo Clara.

—Oh, hace falta mas que un rey iracundo para acabar conmigo.

—Si, y yo he caído de lugares mas altos —añadió Hisirdoux.

Ambos vieron un rostro que hacia tiempo no hacían. Jim estaba a un lado de Clara, sonriendo con cierta pena. Cansado, afligido, deseando ser un adolescente normal por un rato.

—El amuleto no esta, y yo no pude sacar a Excalibur de la piedra.

Los dos se sentaron, y tras echarse una mirada, vieron al adolescente afligido.

—No te preocupes, algo haremos —dijo Hisirdoux, y vio a Krell—. Tenemos una corazonada.

—Yo creo que si —añadió Arabella.

• • •

En esa nueva mañana, Arabella comprendido que la pequeña ciudad de Arcadia no era tan aburrida como creyó, y que también dejó de ser segura. Mas ahora con la nueva tarea de proteger a la pequeña Nari de sus hermanos dementes.

—Va a ser imposible estar quietos, debemos irnos de Arcadia Oaks, pero siempre tendrán un amigo en nosotros —dijo Hisirdoux antes de voltear donde estaba Arabella.

Le sonrió con cierta pena. Ambos querían seguir allí, quedarse con sus amigos, seguir viviendo lo que estaban construyendo, pero estaba claro que no iba a ser posible. No con otro posible fin del mundo pisando sus talones, y con Nari como una gran responsabilidad.

—Necesitamos de una guía confiable que sepa moverse. Arabella Pericles, dama de larga cabellera dorada, bruja de vasija —exclamó tomándole la mano—. ¿Me harías el favor de ser esa guía en nuestros caminos? Hacer esto último ¿Juntos?

—Claro que sí, mí noble caballero —respondió dando saltos de alegría en el lugar—. Lo único es que no se usar mapas.

—Podemos con eso —sonrió para luego darle un beso en la sien.

Junto con el nuevo maestro hechicero, los familiares y la nueva integrante que debía proteger, Arabella emprendió otra vez un viaje que traería consigo nuevas aventuras a su vida. 
        

☆☆☆

Por ahora, pausa. Originalmente la historia termina acá, y sigue en otra. Pero, como tengo cierto resentimiento hacia la autora (yo) decidí unificar ambas historias, y continuar esta, haciendo sus buenos cambios en la otra.

Si han llegado hasta aquí, y les ha gustado (si ya leyeron la 1era versión) me alegro mucho. Y si, es la 1era vez que leen esta historia y le ha gustado, me alegro mucho mucho mucho.

Si hay una gran diferencia, y seguirá cambiando. El drama mágico irá 🔝🔝🔝Nos leeremos pronto (acá, o en mi próxima historia)

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