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CAPÍTULO 26:

–Eres una idiota.

Me encuentro de pie en una habitación blanca sin absolutamente nada. Una chica igual a mí está en frente usando un vestido rosa lleno de detalles. Luce mi clásico medio moño pero un poco más alto y tirante provocando que sus bucles caigan a un lado con más gracia que en mi caso. Sus ojos denotan enojo a través de un gris pálido. Sigo sin entender...tengo unos vagos recuerdos de ella, cuando soñaba con las vivencias de Kevin, pero esto no tiene sentido...

–Tú...yo te he visto antes, eres el cuerpo que utilizo para viajar a...la mente de Kevin.

Ella frunce el ceño y libera un suspiro áspero de frustración, estoy sorprendida de cuanto nos parecemos.

– ¿Es que acaso no entiendes?..., ¿tan ciega estás?–hace una pausa mientras cierra los ojos– Yo..., ¡soy tú!

Mi boca cae por la sorpresa:

– ¿Cómo?, no... ¡Tú no puedes ser yo!–. Retrocedo unos pasos.

– ¡Claro que sí!...es más, a él lo recuerdas pero no quieres admitirlo, desde aquella vez en el baile, ¡lo reconociste!, ¡sólo con escuchar su voz!

– ¡Eso no es cierto!–. Grito mientras intento huir, pero no encuentro ni puertas ni ventanas.

La chica avanza firme y sin dudar provocando suaves susurros de su ropa con miriñaque.

–J.D, ¿te suena de algo?

No quiero escucharla, no, ¡no! Presiono mis manos contra los oídos, siento que la cabeza me va a estallar.

– ¡Juliet Dankworth, tú eres Juliet Dankworth!, feneciste en tú decimosexto cumpleaños el 12 de agosto de 1850...

A medida que habla el entorno cambia: En la penumbra de la noche, dos chicos van a batirse a duelo y uno de ellos es...Kevin.

–¡¡KEVIN, NO!!–. Corro lo más rápido que puedo, tengo que llegar, no puedo dejar que muera. Llevo puesto el vestido de la chica y me dificulta avanzar abiertamente con él, pero aun así consigo llegar y abrazarme a su pecho como si fuera algo precioso, escucho sus latidos, está vivo y así quiero que siga.

Entonces un dolor profundamente agudo invade mi espalda y el frío recorre mi cuerpo como una corriente helada. Kevin grita mi nombre y me sostiene, cae de rodillas conmigo en brazos, está llorando. El otro chico también grita y viene hacia nosotros. Mis ojos se abren al ver la sangre saliendo sin control de mi torso, pero se cierran a medida que pasan los segundos. Duele, duele mucho, ¿así se siente morir?...no es bonito, pero quiero que sepa que soy feliz, debo decírselo antes de que suceda:

–Kevin...yo–. Mis cuerdas bocales tiemblan desiguales y solo sale un graznido casi inaudible.

–No hables, vas a estar bien–. Acaricia mi cabello con fuerza mientras me abraza, sus lágrimas golpean mi rostro y ropa. Tomo su mano con las últimas fuerzas que me quedan.

–Soy feliz...por estar contigo.

Sonrío. Realmente sin importar mi muerte, este es el mejor día de mi vida, porque al menos, lo último que he visto antes de dejarla, ha sido él.

Un gran peso sale de mi cuerpo, o mejor dicho soy yo la que sale de él. Puedo ver cómo Kevin no deja de abrazarse a mi cadáver, el cual perdió mucho color. Wow, estoy...muerta. Él insiste diciendo que no lo deje y gritando mi nombre hasta que sabe que es inútil.

El otro chico aparece colérico, no puedo verle bien pero creo que lo conozco, se llama Jeremy, él era mi prometido, el cual yo no quería.

Sus ojos verdes se desbordan con locura mientras tiembla y gime. Los cabellos negros se le pegan a la frente dándole un aspecto todavía más horrible, más desquiciado.

Kevin desvía su mirada de mi cuerpo para echarle veneno por los ojos.

–Jeremy...–. Nunca lo había escuchado pronunciar algo con tanto repudio.

Él tira tres veces impactando en el pecho de mi amigo.

Me cubro la boca horrorizada. Su cuerpo yace inmóvil con los ojos abiertos y vidriosos. Me arrodillo a su lado e intento tocarlo pero lo atravieso.

No puedo llorar, en su lugar siento una espantosa angustia que me carcome, quiero matar al que le hizo esto, quiero matarlo ahora.

<< ¡Maldito bastardo!>>Chillo. Me pongo de pie dispuesta a destrozarlo cuando coloca el arma en su sien.

–Oh Dios...perdóname–. Y dispara, cayendo a un lado como un muñeco de trapo.

Me quedo quieta unos segundos procesando la información hasta que alguien habla a mis espaldas:

<< ¿Juliet?>>

No puedo creerlo:

<< ¡Kevin!>>

Está de pie y sus heridas ya no sangran, al igual que las mías. Corremos para fundirnos en un abrazo y luego un beso profundo. Él está aquí, aquí conmigo.

Una vez separados notamos una pequeña perla de luminosa que se está haciendo cada vez más grande ante nosotros..., ¿será esa la luz al final del túnel? Nos tomamos de la mano listos para cruzar, para empezar de nuevo.

Jeremy surge y ataca a Kevin por la espalda, su rostro está completamente desfigurado en un permanente grito de agonía que me hace temblar.

Él se suelta de su agarre y la cara también se le deforma, aunque la suya es como una especie de demonio preparado para la lucha. Pero de la nada, una especie de cadenas brotan de la tierra y lo aprisionan, inmovilizándolo.

<< ¡Déjalo en paz!>>Grito mientras siento como la luz me invade, no permito que mi nuevo poder me sorprenda, junto las palmas para formar un gran cumulo de luminosidad y le apunto directo a la cabeza.

Jeremy volvió a la normalidad y sonríe con sorna:

<<Oh querida, ¿por qué te empeñas tanto en quererlo?, yo puedo darte mucho más. –Con un movimiento de manos presiona un poco más las cadenas, haciendo que libere un alarido de dolor– ¿Ves? Soy más poderoso que él. Humm, veré que tanto tardo en aplastarlo...uno...–los eslabones lo estrujan más y más a medida que pasa el tiempo–dos...– no para de retorcerse de dolor– tres...>>

<< ¡Ya, ya detente!–le suplico–me...me quedaré contigo y haré lo que quieras, pero por favor, no lo lastimes. >>

Sonríe un poco y realiza un gesto para que me acerque, obedezco. En cuando estoy próxima el muy salvaje me besa por la fuerza y me trae hacia él con tanta brutalidad que casi pierdo el equilibrio, es completamente violento y repulsivo, pero no permitiré que le haga daño, nunca.

<<Déjala...maldito cerdo. >>Mustia Kevin apenas consciente y jadeante.

Jeremy me suelta para hablarle con desdén:

<<Tú no me das órdenes. –una de las cadenas en forma de látigo le golpea la cabeza y le hace perder el sentido completamente– Andando, vámonos. >>

Tira de mi brazo dispuesto a llevarme hacia la luz, (que ya tiene el tamaño de una puerta y está rodeada de nubosidad) pero antes le pido un favor:

<<Quiero despedirlo...juro que nunca más te pediré nada. >>

Por un momento se lo piensa pero luego me libera de mala gana, las cadenas se aflojan y vuelven a la tierra, arrojando a Kevin como si fuese basura.

<<Que sea rápido. >>Gruñe.

Corro hacia él y le sostengo la cabeza en mi regazo mientras acaricio su cabello con dulzura:

<<Amor...no quiero que me recuerdes, no admitiré que la tristeza por mi ausencia te corrompa, así que...adiós. >>

Planeo borrarle la memoria mientras aún tenga la oportunidad, todo lo que fuimos...todo lo que soy, debe olvidarlo. Me duele porque sé que es cruel e injusto, pero, si con eso consigo mantenerlo seguro, lo haré, sin lugar a dudas.

Formo una pequeña esfera de luz y se la introduzco por la frente, le doy un último beso en los labios y vuelvo con Jeremy.

Me agarra rápidamente otra vez, se nota algo nervioso. Ve hacia todos lados, de hecho yo también siento una presencia extraña...algo viene. La tierra vibra y comienza a agrietarse.

<<Maldición. – farfulla, me lleva a empujones hacia la luz –Tú te vas por ahí y yo te seguiré, así que ni se te ocurra intentar nada. >>

Dicho eso me lanza directamente hacia ella, logro escucharlo maldecir de nuevo antes de que la entrada se cierre.

Eso es todo, voy a la deriva, no soy nadie. Mis sentimientos, mi nombre, incluso nosotros mismos estamos quebrados, las partes de un todo se dispersan dejándome vacía, sin existencia. Pero hay algo, una cosa que no han podido arrancar y que continúa vivo, latente. Su risa...su aroma...sus ojos...Kevin.

Siento que me voy a ahogar así que tomo una bocanada de aire, mis ojos todavía no se acostumbran a la oscuridad pero igualmente busco en todas direcciones, no está. Yo lo quería y no me di cuenta. Se fue. Por mi culpa.

Sin pensarlo dos veces corro, abro y cierro puestas con increíble rapidez por toda la casa, no hay rastros de él. ¿Cómo pudo dejarme?, ¿dónde está?

Decido salir afuera en su búsqueda, fondo y frente, no hay nada.

Vivo en un suburbio bastante alejado del centro con tintes rurales, posiblemente haya elegido algún lugar tranquilo...maldita sea, ¿cómo pude decirle que se fuera?, ¿qué mi vida sería mejor sin haberlo conocido?, ¿qué es un maldito problema?, yo soy el problema y debo enmendar mi error a toda costa. No dejaré las cosas así.

Mi respiración se descontrola mientras voy como loca por las calles gritando su nombre, no me importa que la gente se dé cuenta, solo necesito verlo, estar con él.

Las luces dejan lamparones de oscuridad entre casa y casa dándole a la calle un aspecto peligroso. Continúo mi trayecto topando con un par de personas que me ven con rareza... Sigo hasta que mi mente se ilumina con otra opción: El bosque.

Hay uno por aquí cerca, bastante pequeño pero frondoso. Tal vez fue allí para estar completamente solo.

Me giro sobre mis talones derrapando para tomar un atajo entre las casas. Incluso tiro un bote de basura activando la alarma de un auto, lo que me hace correr más.

La garganta y los músculos comienzan a arderme, pero aumento la velocidad, dando zancadas largas. Todo mi cuerpo tiene una idea fija tatuada a lo largo y ancho, encontrarlo.

Finalmente llego, la noche llenó absolutamente todos los rincones y en mi desesperación no traje conmigo una linterna, pero al menos la luna llena me permite vislumbrar los detalles más obvios sin mencionar que los fantasmas tienen luz propia, lo cual supone una gran ayuda.

Sigo llamándolo mientras trato de evitar las pequeñas ramas y las raíces que sobresalen. Los susurros de insectos y las plantas cuando paso me desconciertan, y mi propia respiración es inquietante y desalentadora. Justo cuando pienso darme por vencida veo algo de luz un poco más lejos. Con nueva energía avanzo hacia allí apartando cualquier cosa que se me cruce enfrente.

Y allí está, sentado en una saliente del barranco y encorvado en sí mismo, apoyando los brazos en las rodillas con sus piernas colgando mientras ve la luna con nostalgia.

Disminuyo mi trote mientras le grito:

– ¡Maldita sea Kevin! – jadeo– no..., ¡no vuelvas a asustarme así!

Se voltea inmediatamente al oír mi voz, su gesto desprende sorpresa. Me le acerco lentamente, sentándome a su lado y luchando por respirar con más normalidad.

<< ¿Se puede saber qué haces aquí a ésta hora?>>Al principio duda, pero luego me dedica una imperceptible sonrisa irónica.

–Te...te estaba buscando.

Cierra los ojos un momento y ahora me mira con seriedad.

<< ¿Estás loca? Juliet, eso fue muy irresponsable, vagar sola en la noche es arriesgado. >>

Ruedo los ojos:

–Eres idéntico a mi madre–sacudo la cabeza para re-organizarme y luego lo veo directo a esas brillantes avellanas que tiene–mira, tal vez no fue la mejor idea del mundo, pero dime, ¿cómo se te ocurre marcharte así como si nada?, ¡juro que me hiciste pasar un muy mal rato!

Él lanza una risa triste y sarcástica:

<<Oh, porque básicamente dijiste que me fuera, y como soy un problema para ti, eso hice. >> Por suerte para mí se ahorra la parte en la que hablo sobre mi "mejor" vida sin él.

Me muerdo el labio y coloco mis manos en jarras viendo la luna.

–Pero por favor... ¿Cuándo crees lo que yo te digo? Tú...has sido insoportable desde que te conozco como no te imaginas, me has hecho sentir fatal y he tenido ganas irrefrenables de golpearte la cara más de una vez... ¡En verdad eres muy desesperante!–hago una pausa y me doy cuenta de que estoy sonriendo de lleno, con todos los dientes– ¿Sabes qué es lo peor?–continúo con voz más calmada–Que me haces completa, feliz, más que el tonto cereal...y sí, soy una insensible, desquiciada y egoísta que solo se preocupa por lo que le conviene, ¿la verdad?, no me molesta ser así. Y quiero que tú, maldito chico problema, fantasma exasperante, estés conmigo a pesar de mis insoportables cambios de humor y mis bipolaridades, sin mencionar mi falta de escrúpulos al momento de lastimar. –Le dirijo la mirada otra vez sin prestar atención a su expresión (por mi propia estabilidad mental) –Y me importa un comino si tienes otro lugar a donde ir o si quieres ser independiente, eres mi gato obeso de mafioso, y no, no existe un mafioso sin su gato obeso, y sí, lo que acabo de decir sonó como un delirio psicótico, pero no importa. Que dicho sea de paso estoy dándole un monólogo a un chico muerto de 182 años en la mitad de la noche como la excéntrica que soy.–Hago otra una pausa– ¡Ah!, y olvidé el hecho de que me porté como una sucia malnacida con él.

Y mi boca se cierra como tumba egipcia, sin soltar nada más. Veamos, ya es la..., ¿tercera vez que me disculpo con él?, esto sí que es impactante.

Por unos minutos observamos la Luna. Tan brillante, tan grande y blanca...es bonita, sobre todo con los árboles lejanos formando un borde borroso, y las estrellas, que hace unos cuantos días atrás odiaba y ahora resulta que no puedo dejar de apreciar.

Recuerdo algunos retazos de mi..., ¿vida anterior? (rayos, suena raro, incluso mentalmente). Una vez hicimos esto mismo en el mirador de mi casa...la casa de la chica. Allí nosotros...ellos...bueno, ya pasó.

Tengo mis manos a ambos lados de la saliente sin prestar atención hasta que en una de ellas percibo un hormigueo, desvío mi ojos hacia allí y me percato de que él está rozándola con la suya ,es ese extraño, curioso cosquilleo que me provoca su intento de contacto. Solo falta eso para que mis mejillas se enciendan levemente. Tal vez no se dio cuenta y lo hizo de forma inconsciente...es probable. Decido seguir alabando la Luna...sí, es mejor. Mucho mejor que verle la cara en este momento.

<<Me convenciste. >> Rompe el silencio que habíamos creado entre los dos.

Hago una mueca:

–Sí, sabía que funcionaría con lo de sucia malnacida.

Suelta un resoplido por la risa:

<< ¡No por eso!–. Su mano literalmente toma la mía, acariciándola. Las analizo por un momento para luego dirigirme a su rostro, el cual está muy brillante...wow en serio, ¿cómo no me di cuenta de lo lindo que era?, bueno, en realidad siempre me pareció...lindo, pero no soy buena para estas cosas. No, nada de chica dulce, coqueteadora natural o como sea que se le llame a eso. Salgo de mis pensamientos para notar que se acerca, despacio y seguro sin soltar mi mano por un segundo, llega hasta mi oído haciendo que se me erice el cabello de la nuca, y más aún cuando baja el tono de su voz hasta casi un susurro grave–Tendrás mil y un defectos, podrás lastimarme infinidad de veces; pero yo seguiré pensando que eres genial...porque eso eres Juliet Bronson, maldita y condenadamente genial. >>

No puedo evitar sonreír, no puedo evitar acercarme, no puedo evitar querer besarlo. Se aproxima más, esta vez con sus labios increíblemente cerca de los míos, casi rozándolos...oh sí, creo que voy a disfrutar esto.

De repente un grito horrendo nos interrumpe y el cuerpo de Kevin se vuelve intangible, haciendo que mi mano lo atraviese como si nada. Ambos nos damos la vuelta alarmados para descubrir que todo se está por ir al desagüe...

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