CAPÍTULO 21:
Mi casa, mi vieja, aburrida y monótona casa color maíz con un maldito castaño sin nada que darme, pedazo de árbol mal agradecido. Cuando me bajo de Jenny...quiero decir la furgoneta, mamá sale a recibirme de brazos abiertos y gran sonrisa, sin mencionar la esponja de aluminio que tiene por cabello, ¿por qué nunca se lo peina mientras está en casa?, es como si guardara su mejor cara para el trabajo. Y ya me enojé con mi madre sin razón aparente, debe ser Kevin, me arruinó el día, ¡muchas gracias por eso!
Decido corresponder al abrazo de forma poco comprometedora, pero por desgracia lo nota:
–Cariño, ¿estás bien?, ¿qué pasó?
Papá se está acercando y no quiero a los dos en esto, es demasiado. Así que niego.
–Hablaremos luego, ¿sí?, pero no es nada importante, te lo prometo.
Le dedico una sonrisa cansada la cual es honesta y ella asiente no del todo satisfecha.
A papá no le gusta dejarme, él siempre me dijo desde pequeña "Eres mi gotita de inspiración", lo aprecio mucho, de verdad, pero sería mejor si las cosas en las que lo inspiro fueran decentes...de todas formas, es tierno. Se quitó los lentes para verme mejor y ahora me está ahogando con sus abrazos de gorila y su barba rasposa, ¿por qué no se afeita?, me haría un gran favor...y no estaría de más que se pusiera ropa más acorde a su edad, se ve ridículo... ¡¿Y ahora me enojé con papá?! , mejor dejo de pensar de una buena vez.
–Te voy a extrañar, princesa.
Tuerzo la boca con cierto fastidio, odio que me limite a un personaje superficial que surge de historias con denotación machista, pero bueno, así es como llaman a la las chicas que son ideales. Pero no soy una chica ideal, más bien lo contrario. Bah, ya no importa, le palmeo la espalda y respondo:
–Yo también papá, de todas formas pienso visitarte más seguido–. Increíblemente le tengo apego al lugar, realmente me hacen sentir en casa...no me malinterpreten, esta también es mi casa, pero no sé hasta qué punto...mamá está sola y trabaja, yo estoy sola y estudio, ambas estamos solas y ocupadas.
La sonrisa de papá se hace tan amplia como si le hubiese metido una sandía en la boca, súper feliz.
Luego va y saluda a mamá con otro abrazo igual de apretado, es como Winnie de Pooh, no sabe hacer otra cosa, incluso si se trata de su ex-esposa.
– ¿Cómo estás, Fred?–. Ella usa ese tono clásico de incomodidad cuando la envuelve con sus brazos, pero le tiene cierto cariño, después de todo tuvo una hija con él.
–Bien, Janet, ¿y tú?
Mi madre se rasca la cabeza moviendo su cabello hacia cualquier lado.
–Bien, gracias, tú sabes, el trabajo...
Papá asiente despreocupado, él no tiene idea de lo que es el horario obligatorio ni nada que se le parezca, beneficios del artista, supongo.
Ellos se quedan hablando afuera un rato más mientras yo me resguardo en casa, simplemente deseando que acabe el día, ¿por qué?, porque el descerebrado de Kevin me lo arruinó, por eso.
A pesar de creer que había pasado una eternidad solo son las once y no sé qué hacer con mi vida...tal vez a Ann se le ocurra alguna idea y pueda involucrarme, necesito despejar mi cabeza, ahora.
Tomo el celular del bolsillo y la llamo:
"Este es el celular de Ann, wow, siempre quise decir eso, tener contestadora te hace sentir importante, ¿qué más puedo decir? ah..." y suena el beep del mensaje, mejor no le dejo ninguno, total...sabrá que la llamé.
Mamá es lo que toda madre debe ser, curiosa. Me preguntó básicamente lo que hice y dejé de hacer en mis vacaciones. Esperé durante toda la conversación a que Kevin inventara de las suyas, pero solo se limitó a vagar por ahí y callarse. Sé que debería alegrarme, por fin un fantasma sumiso, pero...por alguna razón, su silencio me pone peor de lo que ya estoy (definitivamente es un tonto).
Comimos pizza para festejar mi regreso, aunque no supo muy bien, pues me distraje pensando en que fue lo que ocurrió en Los Cocos de Chanel, creo que mi cabeza no procesa bien la información, nada bien. Recibí mi primer beso, se supone que es especial o algo así, pero no sé si en ese sentido, al menos yo no siento nada. Por otro lado está Kevin, un día es tu amigo y te hace sentir genial y al otro está hecho una maraña...bah, se le pasará tarde o temprano, si soy mala obteniendo amigos debo ser mala perdiéndolos.
Luego de almorzar me di una ducha larga, muy larga, lo bastante como para poder aclarar todo, pero la verdad, no sirvió de nada.
El resto del día Ann ni siquiera se molestó en un mensaje de texto, espero que no le haya pasado nada, ya probé dos veces más con el mismo resultado. No soy de las chicas que deja diez mil llamadas en el buzón, pero caigo de aburrimiento y mi única compañía en este momento se empeñó en no hablarme. Mamá está por irse al trabajo, creo que son como las diez...hoy toca de noche, ella odia esos turnos pero es lo que tiene si quiere alimentarnos. No voy a mentir si digo que me siento culpable por ser tan dependiente...al menos puedo conducir, eso un gran avance, al menos a mí me lo parece.
Estoy frente al espejo lista para irme a dormir, me doy una mirada..., ¿por qué alguien querría besarme?, de seguro no soy lo que se dice horrible, pero mi nariz es demasiado larga y mi piel casi parece transparente, estoy más muerta que...que Kevin, ¿otra vez pensando en ése? Juliet no seas idiota. Volvamos al asunto, se supone que como Daniel te besó debes quedar absorta con su persona...bueno, eso dicen las adolescentes promedio, pero yo no encajo en el criterio. Los ojos grises del reflejo me escudriñan con una frialdad espantosa, como si me echaran en cara algo que hice mal (ok..., ¿ni yo misma quiero hablarme?). Los evito lo mejor que puedo, bajando la cabeza al cepillarme los dientes.
Desato mi cabello, casi nadie lo ha visto demasiadas veces así, es más, podría contarlos con los dedos de una mano, mamá, papá, Ann,Ambar y...¡¡ESE MALDITO NOMBRE OTRA VEZ NO!! Lanzo un gruñido de rabia, ¡quiero que se vaya de mi cabeza!, ¡ya tengo bastante con verlo pasar cerca sin hacer absolutamente nada!
Suelto un suspiro aireado y me retiro a mi habitación con paso lento, como si dormir fuese una obligación moral. Honestamente estoy tan enojada que compraría al estúpido mono déspota del cereal, solo para apuñalarlo una y otra vez (maldito mono, ¿ahora tú también vienes a arruinarme la existencia?, ¡sí, que se sumen todos a la fiesta de "Molestemos a Juliet"!).
Justo cuando me cubro con la sábana a mi celular se le ocurre bambolearse al recibir una llamada (otro más que quiere joderme hoy).
Es Ann, siento opresión en el pecho así que no debe tratarse de nada bueno...por favor, que solo sea cosa mía:
– ¿Ann, qué pasa?
Escucho llanto a través de la línea, esto es malo, muy malo.
–Ann dime por favor que te pasa...–. Mi tono se vuelve más serio, sabe que si quiero respuestas debe dármelas, más con ella en este estado.
Luego de unos instantes logra articular unas palabras:
–La...la abuela murió–. Luego de que dice eso el resto sale a chorros– ¡Por favor ven Ju, te necesito!–. Chilla con voz deforme por la tristeza, me parte el corazón escucharla así...no puedo creerlo, ¿cómo es posible que muriera?, ¡ayer la vi, estaba sana! Qué mal, sí que está mal, Ann era muy apegada a su abuela, decía que era su "yo más vieja", definitivamente tengo que ir hacia allá.
– ¿Dónde estás?
Escucho más gimoteos:
– En la funeraria Descanso... ¡No soporto más esto, ven por favor!–. Me suplica.
–Estaré ah–. Le corto.
Ya desperdicié mucho tiempo en mi misma, no pienso dejarla sola en estas circunstancias, no señor. Abro el armario y tomo un vestido sencillo negro que usé para el funeral de mi abuelo el año pasado, casi que ni lo conocí porque vivía de viaje en viaje, pero eso no quiere decir que no vistiera de forma adecuada.
Esta noche hace frío así que me coloco unas medias transparentes con zapatillas de cuero negras y un sobretodo, también negro.
Kevin llega al cuarto y veo su repentina preocupación:
<< ¿Qué pasó?>>
Mi expresión continúa dura y fría, como un bloque de hielo.
–La abuela de Ann murió, y voy a acompañarla.
Pensé que por estar muerto no le daría importancia, pero ciertamente se apena.
<<Lo siento por ellos. >>
Lo ignoro mientras salgo y pido un taxi rápidamente, acto seguido llamo a mamá para decirle que estaré con Ann.
En cuanto el coche llega me subo casi sin pestañear:
–A la funeraria Descanso, calle 4. Y que sea rápido, por favor–. Le ahorro al conductor cualquier pregunta que tuviera que hacer.
Le pago justo y bajo corriendo para llegar a Anna.
Antes de que dé otro paso ella aparece destrozada y se lanza a mis brazos, tan fuerte que tengo que afirmarme para no caer. Está llorando mucho y me empapa, pero no importa; ya que...por hoy serviré de pañuelo, se lo debo.
Una vez se calma un poco ingresamos al lugar...silencio, ese horrible silencio de los funerales que ni siquiera se ve interrumpido por el llanto ya que forma parte del paisaje. Están sentados por todas partes, familiares, amigos...personas que nunca he visto en mi vida. Pero las que no lucen hundidas, al menos demuestran respeto hablando por lo bajo.
El cuerpo de la abuela yace en el cajón abierto, está pálida y su semblante calmo es perpetuo. Se encuentra rodeada de telas, flores, coronas...
<<Pobres flores, ¿por qué marchitarlas por un muerto?, es ridículo. >>
Me giro rápidamente para ver si es Ann, pero ahora está con sus padres recibiendo a las otras visitas. Al devolverme doy un respingo que casi me hace volar por los aires:
– ¡¿Señora Greta?!–. Mis ojos se me abren de par en par, allí frente a mí, está la impasible abuela de Ann, con una sonrisa pícara al ver mi expresión. Coloca su dedo índice sobre los labios indicando silencio.
<<Querida, será mejor que no andes gritando así por aquí, más si el nombre es el mío. >> Lanza una risa sonora como la de mi amiga, pero rasposa por los años.
Veo hacia ambos lados para asegurarme de que nadie lo haya notado, finalmente decido tratar de establecer comunicación mental:
<<Pero..., ¿qué pasó con usted?>>Estoy anonadada, primero muere sin previo aviso, ¡¿y ahora se me aparece como si nada?! ¿Por qué todos quieren sorprenderme así?
Ella tuerce la boca y levanta las manos como queriendo indicar lo obvio:
<<Morí. Tú sabes que no soy una jovencita, ese cacharro de ahí–señala hacia atrás con el pulgar lo que fue su cuerpo–ya no servía para más. >>
Me deja sin palabras, ¿cómo puede estar tan tranquila?, es raro, muy raro.
En eso ella se fija en Kevin y luego me ve a mí.
<< ¿Y...no piensas presentarme a este buen mozo?>>Tiene una de esas sonrisas de abuela que dan a entender mucho, pero creo saber a qué se refiere.
<<Él...es Kevin, Kevin, ella es la señora Greta.>>
Da un paso y se inclina hacia adelante, oh, todo un chico de sociedad:
<<Es un placer conocerla. >> Le toma la mano y se la besa.
Greta da una risita, ruborizada:
<<Pero que muchacho tan encantador, hacen muy buena pareja. >>
Los dos no quedamos perplejos por la acotación, Kevin tose y yo simplemente desvío la vista para que no vean bajo ningún concepto mi sonrojo (vamos Juliet, concéntrate, fuiste besada por Daniel, Daniel, Daniel...esto no sirve).
Él es quien aclara la situación:
<<Emm...nosotros no–baja la cabeza ocultando lo que creo que es una sonrisa–no somos pareja. >>
Ella asiente débilmente.
Entonces aparece Anna, tomándome del brazo sumamente triste. Entiendo que es mi deber animarla, pero no sé cómo hacerlo, yo suelo ser la que se deprime y los demás cumplen con su trabajo, así de fácil.
Nos sentamos en las sillas un poco cercanas al cajón, Marcos se nos sitúa al lado y luego sigue la abuela, Kevin está de pie.
El rostro del pequeño choca con todo el lugar, mientras los invitados desconocidos fingen estar compungidos o al menos apenados, él tiene un gesto normal, incluso hasta aburrido (y aunque suena mal, estoy de acuerdo).
<<Es irónico que se llame Descanso, se darán cuenta de que no estoy haciéndolo. >>
Greta se cruza de brazos, a ella siempre le molestaron las ironías, desde que la conozco.
Marcos intenta explicarle a su abuela el significado del nombre y su connotación con la muerte, ambos se meten en una especie de mini-debate ciertamente tierno, a no ser que te detengas a ver que la señora con la que habla está muerta, pero esos son detalles.
<<No puedo creer que sea tan gorda, debí haber hecho ejercicio. >>
Está al lado..., ¿suyo?, viéndose de pies a cabeza con desaprobación. Nunca pensé que asistiría a un velatorio donde la muerta fuese la mayor crítica, no sé si reírme o llorar. O sea, esta habilidad mía no me incomoda demasiado, pero aún me resulta extraño, hay algo que falta y tengo que saber qué es si no quiero volverme loca.
En toda la noche no hablé con Kevin a no ser que fuese absolutamente necesario, y eso fueron...sí, dos veces. Greta nos dijo que no se iría de aquí hasta terminar su preciada telenovela, así que es posible que la siga viendo por un buen tiempo más, lo cual no me desagrada, pero siento pena por Ann. Tanto Marcos como yo somos capaces comunicarnos con ella como si fuese la vecina de al lado, sin embargo su propia nieta no puede siquiera saber que está aquí, cansada de verla llorar. En cierta forma lo veo injusto, pero yo no elegí esto, así son las cosas y no hay más que hacer...a pesar de que Kevin sea un idiota tiene razón en que debo dejar de ser tan egocéntrica y depresiva, creo que hasta yo me cansé de mí.
Estamos despidiendo a la abuela, bah, el cuerpo, porque en lo respecta a ella no ha dejado de hablar...ahora sé de donde Ann sacó la personalidad.
El cementerio no está nada mal (para ser un cementerio, por supuesto), hay unas cuantas losas iguales y algunos árboles frondosos que desembocan en un amplio bosque el cual ni por asomo visitaría de noche (es cierto, no soy muy crédula, pero con todo esto de los espíritus y los espectros, Slenderman no queda fuera de mis preocupaciones).Greta ya tiene su pozo correspondiente y hasta su lápida....que también criticó alegando que fueron avaros con la inscripción.
La hierba no ha crecido mucho en esta zona porque es nueva, pero la sección antigua se ve un poco descuidada, algunas tumbas se encuentran torcidas, corroídas y otras siquiera con plantas que las adornen. Deben ser como las cinco o seis de la mañana por como el sol aparece tímidamente en el cielo con esa tibieza especial que solo pueden darle los días de verano, además, las nubes apenas si tomaron un color azul, un azul pastel, como para el cuarto de un bebé.
Estoy tan cansada que no logro mantenerme en pie, Marcos tiene suerte porque al ser pequeño puede dormir donde quiera (está siendo cargado por su padre), pero donde yo pegue una cabeceada quedaré en evidencia y Ann me echará a patadas del lugar no sin antes regalarme un título de amiga solo para arrebatármelo después.
Decido, por primera vez desde que soy un ser consciente, que lo mejor es tragar mi orgullo para entablar conversación con (lo quiera o no) mi compañero de habitación y morada, Kevin (es eso o caerme dormida).
Lanzo una mira furtiva hacia donde estaba hoy y para mi sorpresa no se encuentra allí, ¿ahora dónde se metió?... Al principio me sorprendió la cantidad de fantasmas que había aquí, pero luego los tomé como parte del tapiz, si puedo ignorar algo tan desagradable y feo como un espectro, los muertos comunes no son nada. Aun así no dejo de apreciar la diversidad, hay desde hace casi doscientos años a hoy mismo, de todas las edades. En realidad no son tantos como huesos yacen en la tierra, pero sí una docena al menos.
Entonces escucho una voz familiar acompañada con una risa de muchacha...y por alguna razón, no me siento cómoda.
Resulta que Kevin está hablándole a una chica perteneciente a los 70' con sus pantalones acampanados, blusa colorida y banda en la frente, revoleando su lacio cabello rubio como una estúpida superficial, y riendo como una estúpida superficial.
Resuelvo ignorarlos pues no es de mi incumbencia, que haga lo que quiera...después de todo está libre ¿no? Bueno, puede ser una amiga...aunque espero que no olvide que yo fui la primera en abrirle las puertas..., ¡¿pero qué me importa?! Ya dije, él es libre se hacer lo que quiera... Ay mira, la idiota se ríe como histérica; le está diciendo un secreto, ¿por qué habla en secreto?, no debe ser importante, ¿pero si lo es? Ahora..., ¿se están acercando?, ¿por qué?, ¡pero si es una estúpida!, ¿acaso?, no...¿sí?....¡¿PERO QUE RAYOS ESTOY DICIENDO?!, al diablo, iré a ver qué pasa.
Y ahí voy yo, caminando hacia ellos sin saber qué carajo decirles.
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