CAPÍTULO 12:
Digamos que no tuve tiempo para pensar las cosas, pero ahora que estoy en el delgado límite entre el dormir y el despertar podría tomar estos escasos momentos para asimilar la nueva información que recibió mi marchitado y semi depresivo cerebro, junto, por supuesto, con las interrogantes a plantear:
1) Existen espectros (ya de por sí los fantasmas son raros, ahora hay espectros, genial).
2) Esas cosas quieren comerme, o tomarme, o lo que sea. El punto es que no será lindo si lo hacen, he visto bastantes películas de zombies (son casi lo mismo) como para saber que uno nunca debe entregar su cuerpo en bandeja de plata.
3) Cuando estuve inconsciente Kevin llegó entre las nubes y habló conmigo, ¿qué rayos era ese lugar?, tal vez pueda decírmelo... ¡Ah, hablando de él!:
4) Kevin cree que soy un estúpido Rayito que debe ser conservado en bolitas de algodón. ¡Él es el que necesita algodón!
5) Se quedó a montar guardia. ¡Ni siquiera fue capaz de preguntar "Oye, ¿quieres que te proteja?", le hubiese dicho un no rotundo, simplemente porque es absurdo!
6) Estoy dedicando demasiados tips a Kevin, eso no está bien.
7) Bah, mejor me despierto de una vez...
Y eso es todo, abro los ojos y me encuentro en el hospital, debe ser temprano porque el sol ya salió un poco, aunque no lo suficiente como para formar rayos nítidos a través de la cortina de tela blanca a un lado de la camilla.
Me muevo sutilmente pera que él no me note, devolviéndome a la puerta solo por una sardónica curiosidad. Y allí está, casi intacto, como clavado al marco de la puerta...claro que para describir objetivamente su estado tendría que agregar unas ojeras del tamaño de bananas (maduras, por cierto), boca, expresión y postura cansadas. Su espalda está recargada a un lado y tiene los brazos fuertemente cruzados. Pero sip, continúa en el puesto que él mismo se otorgó. Decido interrumpir lo que sea que esté haciendo además de eso con un casual y alegre comentario matutino:
– ¿Qué parte de no soy una niña que tienes que cuidar no entendiste?–. Realizo una sonrisa de comercial de dentífrico.
Él se sobresalta ente mi voz pero un instante después me devuelve la sonrisa, más cansada es cierto, pero más real también...desearía poder sonreír así.
<<La parte en la que dices "¡Hola Kevin, ¿cómo estás?,¿quieres un café?">>
Contengo la risa y ruedo los ojos:
–Los muertos no beben café.
Se encoge de hombros:
<<Pero aceptamos amablemente el convite. >>
Mi madre llega de la nada atravesando a Kevin en dos, él da una exclamación de sorpresa mezclada con queja.
– ¡Cariño!–me abraza fuertemente y me besa ambas mejillas mientras sus revoltosos cabellos cubren mi rostro– ¿Cómo estás?, ¿cómo dormiste?–. Son esos clásicos bombardeos de preguntas maternales.
–Bien, ma, bien.
Ella sonríe pues sabe que las respuestas cortas y evasivas representan un estado óptimo de salud en mi caso.
–Mi amor, debes cambiarte para ir a casa, el doctor por fin nos dio el sí, además aclaró que no es nada, simplemente una leve alteración–. Veo que tras su sonrisa de madre que por fin tiene hija en casa se oculta una leve nota de preocupación.
–Mamá, estoy bien–. Mi semblante es más serio de lo que pretendo, pero de todas formas lo dejo así. Suelta un suspiro
–Lo sé, pero aun así me gustaría que estos días no te presionaras tanto, ya sabes, ¿qué tal si reduces un poquito tus auto reflexiones?–al mencionar la palabra "poquito" estrecha los ojos y realiza una disminución con el pulgar y el índice– Te haría bien algo de optimismo, ¿no?
Casi sin darme cuenta levanto mis hombros junto a una profunda respiración sin llegar a ser suspiro...irritación.
–Ok.
Llegamos a casa y yo me estoy muriendo de hambre, así que voy a buscar a mi creativo y cambiante cereal que ya no tiene un mono-manager que lo apoye, sino que descansa cómodamente en un envase plástico, tardé más en servirme, pero al menos ya no tiene una caja horrible. Mamá está cambiándose en el cuarto, por lo que Kevin me habla después de un rato, obviamente para iluminar mi existencia con sus muy elocuentes comentarios...sí señor.
<<Deberías consultar a un especialista. >> Está sentado de piernas semi abiertas en el taburete continuo al mío, observando con cejas arqueadas la masacre de hojuelas inocentes que sucumben entre mis dientes.
–Debería–. Digo con la boca llena (de cuerpos mutilados de copos de maíz).
<<No, lo digo en serio, ¿tanto cereal es normal?>>
Me encojo de hombros. Necesito tragar para dar respuestas más largas que una palabra:
–Me da igual.
<< ¿No comes otra cosa?>>
–Nop, vivo a expensas del cereal–. Le muestro mecánicamente la cuchara cargada hasta el tope y luego, sin dejar de mirarlo, la ingreso en la boca con gesto abrazador (no es la gula o la falta de modales, es hambre).
<<Oye, ya me está aburriendo este escenario, cada vez que tenemos una conversación que podría llamarse casual tiene que ver con el cereal, el mono...>>
–No menciones al mono–. Interrumpo secamente.
<<Ah, lo siento.>> Mueve los brazos y luego pone un codo en la superficie, apoyando su mandíbula en la mano mientras ve a la lejanía...así puedo apreciar su perfil, no es tan redondeado como supuse, tiene cierta inclinación angulosa, como el equilibrio entre ambos extremos. Su nariz es sin dudas más corta que la mía, pero mantiene un no sé qué que se le asemeja. A pesar del agotamiento impregnado en todo su rostro logra mantener la juventud, y te das cuenta que es esa clase de personas que sin abrir la boca te dice mucho. Ojos con brillo infantil y risueño, pero abundantes de suspicacia. Su cabello se desborda hasta la nuca, podría enterrar mis manos en él sin llegar esconderlas...parece suave. A través de la tela de su camisa se distingue un poco la musculatura de sus hombros, humm...algo atlético. Pareciera que con cada momento que pasa lo defino aún más, descubro más cosas. Sí, como cuando observas una pintura y te das cuenta que la estabas viendo al revés. Entonces su boca sonríe tanto que sus labios se hacen delgados, y el ojo de perfil me enfoca.
<< ¿Qué ?>>
Me sonrojo levemente apartando la vista:
–Nada, estaba pensando en lo que dijiste del cereal.
<<Tu cara de deleite dio a entender otra cosa. >>
Si antes estaba rosa, ahora estoy en rojo, pero igualmente puedo formular una sonrisa triunfante, e incluso contestar:
–Ya sabes que amo el cereal–. Por un momento olvido que está muerto e intento darle un leve golpe de forma fraternal, pero lo atravieso como si nada–. Lo, lo siento.
Se muestra apenado al principio, pero luego se encoje de hombros a manera de aceptar las disculpas.
<<No es nada, suele pasar todo el tiempo. >>
Como soy una experta en presentir los momentos incómodos debido a mi vida social, cambio de tema tan sagazmente que hasta yo me sorprendo.
–Tienes razón, cambiemos el escenario de nuestras conversaciones convencionales.
Me levanto con el tazón sin decir una palabra y él me sigue hasta mi cuarto. Mamá, que ya sale de la habitación con su traje dominguero que consta de un deportivo, zapatos (deportivos también) y una campera sencilla, me detiene.
–Recuerda lo que dije de tus reflexiones, ¿eh?, nada de encrucijadas demasiado profundas, pueden afectarte mientras estés débil. –me acaricia la cara– Mira, amor, ve a descansar, yo me tomé el día libre así que voy a estar aquí para ti, ¿sí?
–Está bien, gracias ma.
Me siento en la silla de mi computadora (digamos que tengo un estándar de habitación, es igual a la otra con papá, solo que esta súmale un tocador) y él se acuesta en la cama tan fuertemente que hace rechinar la madera, aunque pudo ser un juego de mi percepción.
– ¡Oye, por lo menos pide permiso!
<<Es una cama, por favor. >>Lo dice como si eso explicara todo.
Coloca los brazos detrás de la cabeza y noto que comienza a adormecerse sin darse cuenta, pero todavía necesito evacuar unas dudas muy importantes antes de retomar mi tarea en la búsqueda de toda la cuestión...si sé cuál es la maldita cuestión.
–Kevin.
<< ¿Mmmm?>>Sus ojos continúan cerrados y los músculos se le aflojan a medida que pasan los segundos, debo apresurarme si no quiero perderlo.
– ¿Sabes qué era ese lugar en el que estábamos antes de que despertara en el hospital?–. Trato de sonar clara y fuerte como para que se despeje, pero no como para alertar a mamá (ni crean que voy a volver al hospital).
<<Tu subconsciente. >>Susurra.
Genial, ahora tengo más interrogantes que antes, ¿subconsciente?, ¿cómo rayos podría meter a alguien (difunto o no) allí?, ¿así luce el interior de mi cabeza?, si es así no soy deprimente...ya toqué fondo.
–Emm, ¿podrías empezar por definir exactamente "subconsciente"?.
Pero el silencio inunda la habitación, ya ni siquiera está su instintiva respiración. Lo perdimos. Está noqueado y no lo culpo; debe ser difícil enfrentar un espectro y cuidar de alguien todo en un mismo día, bueno, noche, bah, tampoco conozco del todo esto de lo sobrenarural. Podría despertarlo con un grito o algo, pero no llego a ser tan mala, digamos que es un regalo de mi parte.
Me doy vuelta y comienzo a buscar en la computadora lo que sea que tenga que hallar, y como es demasiado, decido empezar por lo principal: Noticias de diarios viejos. No puedo evitar sentir la punzada del recuerdo anterior, esa acusación de asesinato me hace girar para verlo: Está tranquilo y sonriente incluso cuando duerme, como un niño. La única diferencia es que su pecho permanece inmóvil, mostrando más del contorno se su torso distorsionado por los pliegues de la tela....Sacudo la cabeza con una leve curva de graciosa resignación en los labios, es demasiado tierno como para matar a cualquiera.
Escribo en el buscador local: Asesinato de 1850,12 de agosto, hogar de los Dankworth.
Presiono intro y saltan varios anuncios a la vista, inservibles. Estoy un buen rato leyendo hasta que uno capta mucho mi atención:
"JOVEN ASESINA A LA HIJA DE LOS DANKWORTH Y LUEGO SE QUITA LA VIDA"
Mmm, el título difiere de lo que había leído en la biblioteca:
"...Un joven víctima del amor enfermizo hacia una dama, al no poder casarse con ella decidió acabar con la mencionada. Única hija del prestamista Dankworth cuyo nombre no revelaremos a petición de la familia (...) El muchacho se quitó la vida instantes después(...)el prometido los encontró a ambos y terminó en el manicomio "Dr. Geremías Tompson",donde fue hallado muerto en su habitación con múltiples disparos, se cree que pudo haber sido otro interno( ...) "
Ok ahora sí que no entiendo, ¿no era que el novio mató al muchacho y luego se suicidó?, aquí los hechos cambian y además menciona un manicomio.
Tomo rápidamente del escritorio una libreta y un lápiz para registrar esto:
CASO 1: Novio mata al joven que mató a la chica y se suicida.
CASO 2: Joven mata a la chica y se suicida, novio loco y asesinado.
CONCLUCIÓN: En ambos casos matan a la chica, uno de los dos muere asesinado y hay tres involucrados.
Introduzco el nombre del manicomio, y ta-da, allí está:
"HOSPITAL MENTAL DR GEREMÍAS TOMPSON" luego puede leerse el eslogan, "Cuidamos a los nuestros desde 1830." Quiere decir que se abrió veinte años antes que ocurriera aquello, bien. Ingreso a la página, es como una especie de blog que cuenta con las fotos antiguas del local, ciertamente escalofriante, como en las películas de terror. Entro a la lengüeta que dice "Historia". Allí hay una línea del tiempo que va desde el principio hasta hoy mostrando hechos importantes; quedo congelada por una nota de 1850,15 de agosto. Hago click frenéticamente con la esperanza de encontrar algo y entonces salta un título "El SR. DANKWORTH DONA GRAN CANTIDAD DE DINERO A LA FUNDACIÓN"
Ahora veo la información:
"El prestamista Dankworth dona dinero (...) "Mi hija la apreciaba mucho, es lo mínimo que puedo hacer por ella..." ".
¿Quién?, continúo buscando alguna cosa que haga encajar las piezas: "...Se sabe que la nana de la hija es ahora nueva residente, sufre de alucinaciones y agresividad, se le está intentando calmar con tratamientos eficientes pero no perece funcionar. El amable señor Dankworth destinó parte de su donación a la recomposición de esta mujer. Esperamos que podamos hacer algo para auxiliarle. (...)".
Presiono mis dientes con frustración, ¿cómo rayos se llama la mujer, quién es?
Pongo en el buscador "Nana de la hija del prestamista Dankworth" y como esperaba, no apareció nada (pérdida de tiempo, pero no tengo más ideas).
Anoto en la libreta lo único que sé claramente:
NOVIO: Desconocido (posiblemente Kevin).
ASESINO: Desconocido (muy poco probable que sea Kevin).
CHICA: J.D posiblemente, Dankworth (Nombre completo desconocido).
PADRE: Dankworth, un prestamista.
NANA: Internada por alucinaciones poco después de la muerte de la chica.
KEVIN: Presenta tres impactos de bala en el torso, está vinculado.
Y justo cuando pensaba buscar otra cosa la electricidad falló y la PC se durmió tanto como el fantasma de atrás.
Veo mi celular (el cual papá tuvo la amabilidad de traer junto con mis otras cosas) y marca las nueve.
Escucho a mamá gritar desde la cocina:
– ¿Estás bien cariño?
Observo a Kevin y está tan a gusto que no puedo gritar, por lo que me acerco a la puerta para responder:
–Sí, solo estaba con la computadora y se apagó.
–No te preocupes, debe ser cosa de un minuto.
Y antes de que pueda hacer nada llega por el pasillo muy sonriente con un vaso recién hecho de jugo de naranja.
–Pensé que podría hacerte bien, ya sebes, la vitamina E.
Asomo por la puerta con el menor espacio posible para que no vea al chico desconocido descansando en mi cama y le dé un ataque, pero recuerdo que soy idiota porque hasta donde sé mamá no puede ver fantasmas, así que la abro un poco más.
Ella continúa sonriente con el vaso entre las manos:
– ¿Puedo pasar?
Veo hacia atrás y luego de un segundo asiento.
Mamá ve mi habitación y suspira:
–No sé cuándo decorarás esto.
–Un día, supongo–. Me encojo de hombros.
Intenta sentarse en la cama pero la detengo con un – ¡No!– en secreto mientras me inclino como el que quiere detener al gato que va a cruzar la calle. Antes de que pregunte me las arreglo con lo que puedo–Es que no quiero que derrames jugo de naranja.
Me observa seriamente, oh no, aquí viene:
– ¡Juliet, no puedes hablarme así!–. Sube su voz un tono, lo que provoca que él se revuelva en sueños dándonos la espalda.
Inclino la cabeza hacia abajo, apenada:
–Lo siento, es que amo este juego–honestamente me importa un pomo la manta, pero bueno–Mamá, ¿podrías hablar más bajo?, me duele la cabeza.
Solo basta usar el término "dolor de cabeza" para que el duro rostro de mi madre se vuelva más tierno que un peluchito perfumado.
–Está bien, cariño–me acaricia, pero su expresión se torna un poco seria de todas formas–pero no debes ser así de grosera con la gente, ¿quedó claro?
–Sí, mamá.
–Esa es mi niña–. Sonríe dándome el vaso y me besa la frente para marcharse después.
Doy unos de mis tantos suspiros sonoros mientras ahogo mis penas en el dulce y sofocante sabor de la naranja. No es que no me guste sentir el amor ajeno, no tengo ninguna afección que me impida amar a los demás. Pero tampoco soy esas chicas que necesita constantemente una muestra de cariño, soy más bien de las que lee un libro realista y chocante, sí...nada de romance feliz, no tengo estómago que soporte eso, de ninguna manera.
Como no puedo salir de la habitación debido a que el roba-camas está tomando su siesta (espero por mi bien que no sea el descanso eterno) y no sé bien cuál es nuestro límite de separación, me pongo a leer un libro, uno el cual ni siquiera me molesté en ver el título.
Unos minutos después escucho un quejido mezclado con suspiro y finalmente está de vuelta.
–Y así señoras y señores, es como se ve el despertar de los muertos–. Levanto mi brazo desde el piso en donde estoy sentada de forma teatral, agravando mi voz como presentador de circo o algo así.
Se incorpora de golpe y como está hacia la pared su sorpresa es mayor, se gira hacia mí como un loco.
<< ¿Qué me pasó?>>Pregunta atontado por el sueño mientras se rasca la cabeza. Lanzo una corta risa plagada de sarcasmo.
–Adivina genio, te precipitaste a mi cama y decidiste quedarte ahí.
Una vez está del todo despierto me sonríe ampliamente con los ojos estrechos.
<<Wow, ¿no es tierna?>>
Ahora le dedico una mirada desconfiada y confundida:
– ¿Qué?, ¿por qué?
<<Dejas dormir a tu invitado e incluso velas por él, cada día me conmueves más, Rayito. >>
–No, ¡no es eso!–. Presento un leve resplandor en mis mejillas.
<<Oh, además modesta...cariño, no puedes ser mejor. >> Menea la cabeza conteniendo la risa, se ve que está disfrutando esto.
–Oh, cariño, cállate.
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