Capítulo 4
Entender
–Tú si que no pierdes el tiempo, Rogers.– Dijo arrastrando las palabras, aún algo drogado.
Ambos voltearon sorprendidos al escuchar esa voz familiar.
–¡Tony!– ¡Señor Stark!– exclamaron al unísono.
–Sí, sí, no doy autógrafos, muchacha. ¿Podrían calmarse un poco? Me duele la cabeza.
–¿Tony, te duele algo? ¿Necesitas algo? ¿Tienes hambre?–El capitán lo bombardeó de preguntas, pero, mierda, su voz sonaba demasiado fuerte. Parecía estar pasando la peor resaca de su vida, sus ojos pesaban, una asquerosa sensación en su estómago, los mínimos sonidos dolían y todo daba vueltas.
–Maldita sea, Steve, sólo cállate.– Murmuró frotándose la sien.
–Lenguaje.
Suspiró.
–Steve, ¿Qué demonios me hicieron? No siento nada.
–Te colocaron algunos sedantes. Es un milagro que estés despierto.
–Es un milagro que esté vivo.–Masculló viendo como la mirada del capitán se tornaba triste. –Capi, siento ser tan pesimista, pero... sólo estoy cansado.
–No, es culpa mía. Lo siento.–Un apenado capitán murmuró en respuesta.
–Ehm, sí, momento incómodo. Es culpa tuya. Dime, señorita, ¿Crees que ya pueda irme de aquí?–Dijo mirando a la enfermera que le miró como si acabara de patear a un cachorrito frente a ella.
–No. Eso no es posible, señor Stark. Debe recuperarse por completo antes de ser dado de alta.
–¡Pero ya estoy bien!
–No lo está.
–Tony Stark siempre está bien.
Steve no dijo nada, pero colocó una mano sobre el hombro de la enfermera, acompañada con un asentimiento, indicándole que los dejé solos. Ella lanzó un suspiro y obedeció.
–¿Qué le pasa a los jóvenes hoy en día? ¿Sus padres no les enseñan a respetar a sus ma– El castaño dejó de parlotear al darse cuenta de lo iba a decir “a sus mayores” era cierto, ya le estaba llegando la edad, pero no lo admitiría frente a nadie. Además las canas le sentaban muy bien. Era como un buen vino. Sí.
–A sus mayores.–Concluyó el capitán, sonriendo divertido.
–Tú más que nadie debes saberlo.– Sonrió de vuelta.
Un silencio se instaló en la habitación, algo incómodo, de nuevo.
–¿No me vas a contar cómo están las cosas?
Y allí estaba el genio Stark que no podía controlar su boca. Steve tragó saliva.
–No. Eso no sería bueno para tu salud, no lo encuentro necesario.
–Cap, quiero saberlo. No me puedes negar información como miembro del equipo.
–No, Tony.
–¡Oh, vamos! ¿Qué podría ponerme peor?
–¡Es suficiente! ¡Perdimos demasiado! ¿Podrías entender que no deseo hablar de eso? ¿No entiendes lo que siento?
–¡Pero claro que entiendo! ¿Pero que podrías entender tú? No tenías una vida, los fósiles de tus contemporáneos estaban muertos o a punto de morir antes de que abrieras los putos ojos de nuevo, ¡¿Cómo podrías entender?!
El capitán se acercó peligrosamente hasta él, con el ceño fruncido y un color rojizo extendiéndose por toda su cara. Lo tomó de la bata de hospital, y levantó un puño... pero no lo golpeó. Porque, claro, no podía golpear a un enfermo.
–... Bucky– Soltó en un hilo de voz mientras arrugaba aún más el cuello de la bata.– Él... mi amigo... ya...
No pudo continuar sin que gruesas lágrimas cayeran sobre el rostro de un sorprendido Tony Stark.
–No... No vuelvas a decir algo como eso, Stark. Todos eran amigos míos... y los amaba. Pero si quieres ser egoísta... como siempre y sentir que eres el único que sufre en el mundo está bien, pero no vuelvas a decir algo como eso. Por favor.
El capitán apretó la mandíbula y se tragó sus lágrimas. Lo soltó dedicándole una última mirada, compasivo como siempre.
Se retiró de la habitación en silencio, gracias a Dios ninguno abrió la boca.
Tony se quedó solo. No había dicho nada malo ¿O sí? ¿Por qué se enfadó? ¿Por qué lo miró de esa forma? ¿Por qué lloraba por ese zombie?
¿Por qué él estaba llorando ahora?
No. Secó sus lágrimas con el dorso de sus manos y dirigió la mirada hacia la puerta que se hallaba abierta.
–¿No te enseñaron tus papis a respetar la privacidad de las personas no espiando conversaciones ajenas?
Una tímida enfermera entró a al habitación.
–Sí, sí. A mí también me tomó por sorpresa su actitud. Es un histérico.
–Me sorprende que no te golpeara. Yo lo habría hecho.–Dijo acercándose para cambiar la intravenosa.
–Oh, ¿Qué pasó, amiguita? ¿No estabas asustada de él hace unos segundos?
–Sólo me sorprendió.–Dijo sin dirigirle la mirada al multimillonario, ocupada buscando una aguja en la mesa de al lado.
–Si claro.
–Es verdad. El cap tenía motivos para ponerse así.–Afirmó mientras se acercaba a colocar la nueva vía.
–¿El cap?–Preguntó arqueando una ceja.
–... itán América. Argh, en fin, el señor Rogers, tenía razón. Pero seguramente te preguntas qué fue lo que hiciste mal, ¿No es verdad?–Dijo mientras buscaba una vena.
–Error. En realidad me preguntaba por qué me pusieron a una enfermera tan confianzuda con sus mayor–¡Auch!
–Oh, vaya, lo siento.–Se disculpó ahogando una risita.
–¡Lo hiciste a propósito!–Le reclamó haciendo un puchero.
–No es verdad.–Sonrió.
–Si que lo es. Así que, además de confianzuda eres torpe, vaya niña.–Dijo pasando su mano libre por su sien.
–Tengo 25, pero sí, supongo que para ti si soy una niña.
–No es como si hubiera hecho algo para que lo hagas, pero ¿No podrías respetarme al menos un poco y dejar de meterte con mi edad? Tengo más experiencia que tú y eso es bueno–Le sonrió encantadoramente ganándose un remedo por parte de la muchacha.
–Oh, vaya. Lo siento mucho, Señor Stark, ¿Acaso herí sus sentimientos con mis palabras? Lo siento mucho, es sólo que no soy buena controlando mi boca, en eso nos parecemos, espero lo entienda y le perdone la vida a esta pobre mujer.
–Así está mejor.–Asintió Stark, la joven rodó los ojos.
–Volveré para el desayuno de mañana a eso de las 6:00am, señor. O sí algo ocurre en el transcurso de la noche, ¿Se le ofrece algo más?
–Mmm... Nop, creo que no, por ahora. Yo te llamo.
–Por supuesto, su majestad. Me retiro entonces.
–Una última cosa, niña, ¿Cuál es tu nombre?
–Diana. ¿Por qué lo pregunta, mi señor?
–Por nada en especial, bien, puedes irte, Diana.–Dijo agitando la mano en señal de despedida.– Ah, creo que te llamaré en medio de la noche, ya sabes para ir al baño.
–Vaya, entonces creo que voy ignorarlo.–Rió la muchacha retirándose de la habitación y cerrando la puerta sin esconderse detrás de ella esta vez.
Tony lanzó un suspiro. Eso había estado bien. Al menos no le había tocado una vieja amargada. No era un enfermera sexy, pero era algo, era alegre, justo lo que necesitaba.
Tal vez la dejaría llamarlo Tony a secas.
Sí. No parecía justo que nadie más lo llamé así.
“Señor Stark” era sólo suyo. De nadie más. No quería oír ese nombre de nadie más que de él, pero ya no lo haría nunca más.
¿Eh?
Era verdad. ¿Ahora quién lo llamaría así? No sería lo mismo. Nada era lo mismo.
No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No. No.
Bien. Estaba bien, sólo necesitaba calmarse. Sólo necesitaba que su respiración se calmara. Sólo necesitaba que el puto oxígeno ingresara a la habitación.
Calma. No quería estar sedado el resto de su vida, ¿No es verdad?
Demonios, mataría por un trago.
Wiii, reviví.
Cada vez que intentaba escribir mi conciencia estaba como:
Conciencia: “Infiel. Lloras por tu Stucky y estás escribiendo un Stony. Me das asco. Arrepiéntete, aún tienes tiempo.” Y cosas por el estilo.
Yo como: Le quitas lo divertido a la vida :c
Ah, lo que callamos los multishipper.
Pero nunca le hago caso a mi conciencia, así que este fanfic lo hago o lo hago. No lo abandonaré (comoellameabandonóamí)
Actualizaré más seguido.
En fin, gracias por leer esto ;)
Nos vemos pronto.
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