V (Final)
Maldecía el tiempo y su mente tan distraída, el calor y la ropa que tenía puesta, el sol al tope y el transporte malísimo, todo en un día, pero ey, no estaba tan mal, claro, lo que le faltaba es que ya se hubiera ido.
Corría por las calles para llegar al aeropuerto de aquella ciudad, había guardias en varios lugares pero no le tomó mucha importancia, al llegar entró resbalándose por los pasillos, casi pudo sentir su rostro en el piso pero siguió corriendo. El corazón en la garganta y las gotas de sudor corriendo por su cuerpo, podría ser una situación muy divertida en otras circunstancias pero no en esta. Cuando se aproximaba al lugar cometió el error de no bajar la velocidad en la que iba, logró ver al ruso sentado en una banca no muy lejos, sonrío por no haber llegado tan tarde pero se cayó de jeta por distraído.
El golpe contra el piso lo aturdió por momentos, sintió la vista nublarse y escuchó su nombre en la lejanía. Cuando el mayor intentaba incorporarlo no pudo evitar soltar su tan risa escandalosa. Sin importar lo preocupado que estaba, el ruso se mordió la lengua en un intento de no acompañar aquella risa tan contagiosa, el latino balbuceaba entre risas lo recién sucedido e intentaba colaborar con el más alto para él mismo poder mantenerse de pie pero no podía con el bochinche que acababa de montar él solito.
Cuando por fin el ruso lo pudo sentar en una de las bancas cercanas habló divertido: — Parece que ese golpe te aflojó más los tornillos ¿estás bien?
Sonriendo el latino le respondió: —Bien salao es lo que estoy, coño 'e su madre creo que esto me dolerá mucho más mañana —indicó tocándose el codo que fue el primero en tocar el piso en un intento por impedir esa caída, volteó a ver la expresión del contrario que portaba una ligera sonrisa, se notaba lo cansado que estaba —. Verga chamo, te ves acabado.
Resopló y buscó cambiar el tema, miró al latino y preguntó: — ¿Por qué llevas ese uniforme?
Llevaba puesto un traje militar y cargaba un bolso rojo en su espalda, la ropa estaba desarreglada con la camisa mal abotonada —Si te soy sincero era lo único "formal" que tenía limpio, de lo apurado se me quedó la correa y se me anda cayendo esta vaina.
Era adorable.
Antes de poder decir algo el tono de una voz femenina llamaba a los pasajeros que tomarían el vuelo hacia Moscú, no negaría la alegría de regresar a su hogar pero le hubiera gustado despedirse del latino de una mejor forma y con más tiempo, se levantaron y el latino lo acompañó por aquellos pasillos.
—Ay coño, casi se me olvidaba —soltó el venezolano abriendo su bolso —. Espero que no se me haya botado.
Cuando encontró lo que buscaba sacó una taza con algo oscuro dentro y se la extendió al ruso —Toma —este le recibió el regalo algo curioso —. Tenía guardado algo de dulce de lechosa y antes de salir lo vi y no pude evitar no traerte, pues, para que no sea tan estresante el viaje, algo dulce para el camino —dijo avergonzado con un sonrojo en su rostro —. Lamento no haber llegado antes.
El ruso negó con la cabeza y lo tomó de la mano acariciándolo —No importa, no es como si yo te hubiera dicho antes, se decidió a último momento —Siguieron el camino tomados de las manos hasta estar cerca de la puerta que lo guiaría hasta un avión con vuelo hasta su nación —. Gracias por el obsequio, me hubiera gustado poder dejarte algo antes de irme.
— ¿Seguro? Porque sinceramente hay algo que me gusta mucho y que me puedes dar —comentó con una sonrisa traviesa.
Esto preocupó un poco a Rusia poniéndose en estado de alerta para cualquier acción del otro.
El venezolano deshizo con fastidio los botones de aquella camisa dejando ver una franela abajo, era de color negro con la figura de un oso que tenia los colores de la bandera de Rusia —Es muy cómoda, yo diría que ya te la expropié, pero hoy tú decides si me la robé, o me la regalaste o me la prestaste...
No puedo evitar reír ante el divague del venezolano, vaya pareja que se había encontrado —Me había preguntado dónde estaba —Le acarició la mejilla al sudamericano y se quedó mirando ese rostro alegre pintado con un ligero sonrojo —. Es tuya, pero evita que te la vean —escuchó un "si va" de mala gana del contrario y apartó su mano para seguir su camino —. Volveré en unos meses.
Vio al ruso caminar hacia aquella puerta y antes de entrar se despidieron los dos con un movimiento de mano y una sonrisa. Ellos lo quisieron así, sin mucho escándalo, sin un adiós de por medio, se sabía desde un principio que cada uno tenía que estar en su nación, que estarían ocupados y que a veces no tendrían ni tiempo de poder hablarse por teléfono, pero estaban bien con eso, mantenía un buen ritmo y había muchas posibilidades de seguir así. Tiempo para ellos, para sí mismos y para todo un pueblo entero, era mucho para un solo ser pero ya estaban acostumbrados, sí, acostumbrados.
ºººººº
Oh boy. Bueno, este es el final, le agradezco a mi hermana, la que hace esto posible. Gracias de nuevo por los comentarios y por leer, se les quiere mucho ♥♥♥ Peroooo, dejaré unos extras, o datos, o curiosidades. Las veces que escribí el resumen y otras vainas, jej.
Si tienen alguna duda, yo la responderé con mucho cariño. Cuídense el dulce ♥♥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro