¿Quien eres tú?
Los años pasaron y para nada del mundo Ochako se fue del lado de Izuku.
Bakugo y toda su squad no volvieron a mirarlos siquiera y eso era algo que Ochako celebró internamente.
La vida era plena en todo el sentido de la palabra para ambos. Y no solo porque dejaron de fastidiarlos, si no que Izuku con el terrible miedo de que lo vuelvan a golpear comenzó a entrenar su cuerpo.
Esto a Ochako la enamoró más de lo que pensó, ya que a pesar de que Izuku siempre le pareció un hombre hermoso, ahora con el físico que consiguió a base de durísimo entrenamiento, ella comenzó a babear mucho más de lo que ya babeaba cuando el era enclenque.
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-Ya no me quedan quedan mis camisas... - dijo Izuku tratando de ponerse algo de ropa
Ochako quien estaba totalmente desnuda en la cama de su rizado quedó embobada al ver su torso desnudo y muy bien trabajado que ahora cargaba su novio.
-¿Me escuchaste amor? - preguntó el oji esmeralda al no escuchar respuesta alguna de su castaña
-Ah... Sí...
Izuku volteó para verla y la encontró mordiéndose los labios al verlo
-Amor... - dijo Izuku tratando de que su novia entre en razón
-Ha sí... Disculpa... ¿Qué dijiste? - dijo la castaña algo nerviosa
Izuku sonrió algo orgulloso al saber que su novia gustaba mucho de él
-Nada mi amor... Por cierto... Sé que no hemos hablado de ésto aún, pero quería preguntarte... ¿Ya decidiste a qué universidad irás? - dijo Izuku colocándose la polera más grande que tenía
Esto a Ochako la sacó totalmente de su ensoñación.
-No amor... - respondió
-Sabes que lo que tu elijas para mí está perfecto... Solo quiero tu felicidad y si necesitas irte a estudiar lejos o cerca yo estoy de acuerdo en su totalidad ¿Está bien? - dijo Izuku sentándose a su lado
-Tu irás a la universidad de Kioto ¿Verdad? - dijo la castaña algo triste
-Sí... El plan de estudio de arquitectura que tienen allá es de los mejores y sobre todo es que la universidad de Kioto es la mejor en esa carrera...
Era inminente.
A pesar que se amaban hasta la médula, ellos tenían que separarse.
Ochako siempre soñó en estudiar en Tokio la carrera de odontología y a pesar que amaba a Izuku con todo su ser, ella sabia que el sueño que ambos estaban viviendo, se estaba por terminar.
-No quiero que nos separemos... - dijo la castaña al borde del llanto
Izuku al instante la abrazó.
-¿Tu crees que yo si?
Y en ese preciso instante ochako comenzó a llorar.
-Solo prométeme que no nos vamos a separar... - dijo la castaña tratando de mantener la compostura y no comenzar a sollozar
-Yo jamás te dejare ir Ochako... - dijo Izuku haciéndose el fuerte
-Nos veremos todas las veces que podamos ¿Si? Y haremos video llamada cada vez o cada noche ¿Está bien? - dijo la castaña derramando lágrimas en el cuello de su novio
-Te lo prometo mi vida... - dijo Izuku y la abrazó como si su vida dependiera de eso
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-Es un placer verlo joven Kota... - dijo Aurelio, el mayordomo y chofer de los Midoriya
-Muy buenas tardes Aurelio-san - saludó Kota al entrar a la casa de los Midoriya
-¡Kota-kun! - dijo Eri desde la cocina
El peli negro sonrió de solo ver a su amiga.
-¡Ven! Hagamos galletas - dijo la albina con una fuente de mezcla en sus brazos
-¡Sí! - dijo el niño y fue corriendo hacia donde su amiga
Aurelio solo sonrió y cerró la puerta.
Los niños ni bien se juntaron fueron una total amenaza para aquellos que les gustaba la tranquilidad.
Empezaron haciendo galletas de chocolate.
Eri por ser hija de Kyoka tenía algunos conocimientos de cocina y sabía una que otra receta de repostería, ya que vio y ayudó muchísimas veces a su mamá a preparar dulces para su papá y además que en muchas ocasiones fue a los restaurantes de su madre y veía a sus colaboradores trabajar con ella.
Luego con una bandeja llena de estás galletas se internaron en la sala a jugar su tan ansiado juego del que hablaban casi a diario en la escuela.
Jugaron casi unas 2 horas ininterrumpidas, sin embargo y a pesar de que la espalda ya les estaba doliendo por la postura, decidieron que era momento de más azúcar.
-Quiero helado... - dijo Eri a Kota quien estaba a su costado
-Voy por él... - dijo el niño parándose y yendo a la cocina de su amiga
-De vainilla con chocochips por favor - dijo Eri mientras Kota iba a toda prisa
-¡Sí! - respondió el niño llegando a la gran cocina de su mejor amiga
Kota buscó por todo el refrigerador de Eri el tan ansiado helado, sin embargo no lo encontró.
-Ya no hay... No tienes Eri
Eri lo miró asustada y recordó que hace unos días ella misma se había acabado su helado favorito.
-Oh diablos... Acabo de recordar que me lo comí hace días... ¡Aurelio! - llamó la albina a su mayordomo
Y como si estuviera a su lado de ella, el joven apareció a los pocos segundos.
-Dígame señorita Eri...
-Aurelio ¿Crees que puedas ir a comprar algo de helado? - preguntó Eri
-Por supuesto... ¿Qué sabor quiere?
-De todos los sabores - dijo la niña muy alegre
-Claro que sí - dijo el joven de cabello oscuro dando una pequeña reverencia y agarrando las llaves del auto que manejaba y salió de inmediato
-Ojalá hubiera un Aurelio en mi casa... - dijo Kota quien había visto y escuchado toda la conversación de su amiga con su mayordomo
-No no... Aurelio es único...
Ambos niños rieron por esa broma.
-Ahora si... Sigamos - dijo la albina invitando a su amigo a sentarse en la PC que estaba a su costado para seguir jugando
Y justo cuando iba a comenzar sonó el timbre de su casa.
-Oh Dios... De seguro se olvidó el dinero - dijo Kota a Eri al verla levantarse toda desganada
Eri no fué con el mejor humor del mundo pero tenía que abrirle la puerta a su mayordomo.
Sin embargo cuando la abrió no encontró a Aurelio por nada del mundo, si no que encontró a una mujer con el cabello castaño.
La castaña tuvo un pequeño espasmo al ver a la albina y Eri se dió cuenta al instante.
-¿Eres tú Eri-chan? - dijo la mujer misteriosa al ver a la niña que la miraba algo confundida
-¿Quién eres tú? - dijo Eri muy confundida
-¿No me reconoces? Oh bueno... No tiene sentido que me reconozcas... Eri-chan, soy tu mamá...
-¡¿Qué?! - dijo Eri totalmente fuera de si
Continuará...
Ahora si viene lo chido xd
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