El Tango de Roxanne
"¿Y el tal Cupido?" Lado B
Garcés
El 14 de febrero no se celebra el amor, se conmemora la muerte de un sacerdote al que le valieron madres las instrucciones del gobernador de la antigua Roma, todas las mamadas que vinimos a hacer después ya son porque somos a) seres que necesitan vender y comprar cosas compulsivamente y el amor es un buen pretexto para eso o b) sencillamente cursis.
Afortunadamente pude terminar todos mis trámites relativamente temprano y tuve que aguantar todo el vómito de globos y rosas por pocas horas antes de volver a refugiarme en el departamento. Lugar que tampoco fue precisamente neutro.
No estaban Sago ni Mayte. Sago me dijo que no apostaba mucho a su cita de Tinder, por lo que probablemente regresaría temprano al departamento, pero algo me decía que a Mayte no la vería hasta al día siguiente y toda la molestia que ese pensamiento me generaba solo podía deshacerse distrayéndome. Por lo que me puse a hacer que hacer.
Lavé los trastes del fregadero, barrí todo el piso y limpié todas las ventanas y superficies posibles, todo esto al ritmo de covers de Nicole Kidman y Ewan McGregor de Moulin Rouge, los cuales estaban en la playlist de Mayte.
Entonces decidí sacar la basura. Saqué la del baño, la de la cocina, la de mi cuarto y el de Sago y entonces llegué al de Mayte. Recogí el bote y dejé caer toda su basura en una bolsa grande negra, cuando volví a colocar el bote en su lugar vi que una envoltura de condón había caído fuera de este y estaba en el suelo. Me paralicé durante unos segundos y después la recogí, tratando de no darle importancia. Pero las imágenes en mi cabeza se generaron de forma muy rápida y gráfica.
Me senté en la cama de May tratando de despejar mi cabeza. Intenté distraerme viendo sus fotos pegadas en la pared, había una muy arrugada y grande a comparación de las demás instantáneas de ella y Juan de niños abrazándose, otra de Sago y ella maquillados de catrín y catrina, una de Alonso sin camiseta y una toalla a forma de turbante en la cabeza que incluso me dio algo de gracia y la que Mariana nos tomó a los tres el día del cumpleaños de May, con Sago y conmigo besando sus mejillas.
Me acosté en la cama pensando que la última vez que lo hice Mayte me pidió que parara, y mi karma instantáneo fue ver otra foto de Alonso pegada en el techo.
¿Por qué mierda tendría una foto en el techo? ¿Le gusta verlo antes de irse a dormir? ¿Qué pedo?
Por un momento cruzó por mi cabeza la probabilidad de que Mayte tuviera una foto mía así en casa de su mamá y por un rato más largo me sentí celoso de Alonso. Le tenía envidia porque mientras yo jugaba a ser Cenicienta en mi casa probablemente él estaría con Mayte, abrazándola, besándola, tocándola. Pero más me odié a mí porque el único responsable de la situación en la que vivimos hoy soy yo.
-¿Qué haces aquí? -di un respingo cuando la voz femenina interrumpió mis pensamientos. Sentí alivio al ver que no era Mayte, pero ver a mi futura esposa en la puerta no fue precisamente reconfortante.
-Nada. Recogía la basura. -señalé la gran bolsa negra. Ella ladeó la cabeza, mirándome incrédula. Me levanté ignorando su mirada y recogí la bolsa para luego salir al pasillo.
-Ale.
-Es neta. -salí del departamento para tirar la basura por el ducto, cuando volví, Mariana estaba cruzada de brazos junto al pasillo.
-¿Qué hacías acostado en su cama? -suspiré y cerré la puerta, para después recargar mi costado en ella. Me tomé unos segundos para responder.
-Le encontré una basura de condón y, no sé... No me gustó.
Vi cómo le afectó mi confesión, pero no dijo nada, solo me imitó recargándose en la pared.
-Perdón. -expresé tallándome la cara.
-No, está bien... que me digas. -suspiró. -Pero no es como que no supieras que ellos... Bueno, usan condones.
-Pues no, pero... No sé, había logrado no imaginarlo hasta ahora. -ella hizo una mueca. -Esto es horrible, soy patético, olvídalo. -negué y me dispuse a entrar a la cocina, Mariana me alcanzó y tomó mi brazo. Me giré a verla de frente.
-No, está bien. Jessica te dijo que si pensabas cosas así no las ocultaras, ¿No?
-Pues sí, pero no por eso deberías aguantar mis mamadas.
-Técnicamente me comprometí a aguantar tus mamadas. -solté una risita y ella llevó su mano a mi nuca, acariciando mi cabello. -Está bien, amor. Los dos hicimos mamadas y los dos cargamos con ellas. Sólo que...-dejó caer su mano en mi hombro y desvió la miranda, encontrando las palabras. -En sólo un año has dormido con ella y...
-A ver, a ver. -la interrumpí, acariciando sus brazos antes de tomar una de sus manos. -Dormí con ella porque tuvo su ataque de pánico y ya sabes que...
-Ale, no es tu responsabilidad quedarte con ella cada vez que algo así pasa. Estás cruzando el pasillo, con eso es suficiente. -negué.
-No es suficiente.
-¿Hasta cuando te va a entrar en la cabeza que no es tu culpa que ella tenga ataques de pánico? -exclamó soltándose de mi agarre.
-No sabemos.
-¿Te digo qué sí sé? Que Mayte es una mujer adulta que tiene toda una vida más allá de ti. -soltó y se sintió como una apuñalada. -Sí, le hiciste mucho daño. Seguramente Axel también, su mamá, su carrera, incluso Sago en algún momento. No eres responsable de ella, deja de sentirte culpable.
-Es que decirlo es muy fácil.
-Pues no es como que tengas de otra, ¿Qué vas a hacer cuando vivamos lejos y no puedas estar ahí al lado para ella? -no respondí. -No vas a estar, Sago se encargará si sigue teniendo sus ataques. -suspiré.
-Sago no va a saber.
-Entonces Alonso. -rodé los ojos. -¡También es eso! Jamás me has celado como la celas a ella ahorita.
-Nunca has tenido a un hada madrina pegada a ti 24/7.
-Y dijiste su nombre mientras hacíamos del amor. -murmuró.
Tragué fuerte.
-Mi amor...
-Mira, somos un gran equipo y siempre lo seremos, Ale. Estoy aquí para ti. Incondicionalmente. Pero... ¿De verdad te quieres casar conmigo?
Tomé aire y la empujé ligeramente hasta que se sentara en el sillón.
-Te amo y... Sé que quiero pasar el resto de mi vida contigo, tiene sentido.
-No te vas a casar conmigo porque tenga sentido, te deberías casar conmigo porque te mueres de ganas.
-Y sí me muero de ganas.
-¡Estás sufriendo porque Mayte está con Alonso!
-¡Es que...! Se está haciendo real, ¿Entiendes? Realmente estamos saliendo de nuestras vidas poco a poco y ni siquiera sé si ella se dé cuenta.
-Ale...
-Y está bien, sabía que esto iba a pasar, pero no es fácil. La quiero.
Mariana no respondió.
-Es cuestión de tiempo, ¿Sí? Ella es importante para mí y, me cuesta trabajo procesar que... Que ya no va a ser un personaje en mi historia.
-No tendría que dejar de serlo.
-Sí, sí tiene. Si no, esto va a ser igual siempre. Y no es justo ni para ella ni para ti. -presionó los labios y miró su regazo. Puse mi mano en su cuello. -La he cagado en muchas cosas y sé que estoy lejos de ser el mejor novio del mundo...-medio sonrió. -Pero sí me crees cuando te digo que te amo y si de algo estoy seguro es de querer casarme contigo, ¿Verdad? -asintió. -Bien. -puse mi otra mano en su nuca y la atraje a mí para besarla.
-¿Lo de los hijos sigue siendo un No rotundo? -murmuró en mis labios. Me separé.
-¿Quieres hablar de eso ahorita? Porque sigo pensando que el mundo está muy jodido para traer más seres humanos, yo estoy muy jodido para traer más seres humanos. -hablé de forma rápida.
-Sí, tienes razón. -concluyó ella volviendo a besarme.
-Podemos intentar tenerlos sin realmente intentarlo. -propuse, ella sonrió en mis labios.
-O podemos tener gatos. -susurró. Me separé para negar rotundamente.
-Me cagan los gatos. Perro, tómalo o déjalo.
Nos estuvimos besando otro rato en el sillón, sin prisa ni nada. Solo queriéndonos. Sí lo hacía, sí la quería. Solo tenía que recordarme que la etapa de May estaba terminando.
En un momento la puerta se abrió. No nos separamos, pero nos detuvimos. Giré mi cabeza para ver a la puerta. Sago entro con dos cajas de pizza. Estaba hablando por teléfono.
Rodó los ojos cuando vio a Mariana sobre mí.
-...Puta madre, Alejandro y Mariana andan igual. No los soporto. -dejó las pizzas en la mesa y cerró la puerta. -... ¿Cómo que los deje en paz? También es mi casa. -se separó un poquito de la bocina. -Es la Mayte. -nos avisó. Mariana hizo ademan de levantarse, pero yo la abracé con fuerza y dejé muchos besos en su mejilla. -Además, les traje pizzas pa compensar el mal tercio. Vegetariana, para Mariana. -se adelantó a decir cuando Mariana iba a objetar. Ella se limitó a sonreír y musitar un "gracias". Luego Sago frunció el ceño. -¿Neta?... No, está bien. Te la paso. -separó el teléfono de su oreja y lo extendió hacia nosotros. -Te habla May. -le dijo a Mariana.
Ella y yo nos vimos extrañados.
-¿A mí? -Sago asintió y se encogió de hombros. Mariana tomó el teléfono y esta vez sí la solté. Ella se levantó y caminó a mi cuarto. -¿Bueno?
-¿Qué pedo? -miré a Santiago.
-Ni idea.
-Oye, ¿Y tu date? -me burlé. Sago negó con la cabeza, molesto, y caminó a la cocina.
-El pendejo está casado. Y tiene dos hijos.
-Verga, güey.
-Ya sé, cabrón. -dijo mientras sacaba platos. -Buen día para ser la otra. -no pude evitar reírme. Santiago me miró molesto. -Ándale, pendejo, búrlate.
-No. -alargué entre risas. -Perdón, es que... Pinche tino culero que traes. -carcajée. Santiago hizo ademán de golpearme y reaccioné por instinto, lo cual lo hizo reír a él. -Ya, güey, perdón. Yo voy a ser tu date, ven. -lo abracé y dejé un beso en su cabeza. Santiago se alejó extrañado.
-Tas muy de buenas, ¿Te la chupó? -susurró y lo empujé.
-Chinga tu madre.
-Eso ya es más normal, ¿Cómo te fue en la mañana?
-Bien. Ya era escritor, pero ahora soy certificado. -fingí celebrar con mis manos.
-Ahuevo. ¿Y a tu mujer?
-Fíjate que no hemos platicado, güey. -Sago carcajeó. -O sea, de eso. -corregí entre risas.
-Qué envidia. -susurró. -Pues yo creo que ya hasta se hicieron amigas, güey.
-Pero pues... Iban con Alonso, ¿No? -Sago soltó una risita.
-Ay, güey. Me cae muy bien Alonso, pero la neta casi siempre que convive está nomás ahí existiendo.
-¿Sí te cae bien?
-Ey, es buen tipo. -agarró una rebanada de nuestra pizza, que era mexicana, y le dio una mordida, sin quitarme los ojos de encima. -Honestamente, ¿Sí te cae mal o son nomás celos?
-Es que tiene voz de hada...
-Ya, en serio.
-Pues... Nomas me preocupa la May. Eso de los celos y el miedo al compromiso no es algo que necesite en su vida.
-Otra vez- agregó.
-Otra vez. -le di la razón.
-Ta malito de su choya, pero creo que no es malo. Y la May es lista, algo debió aprender contigo.
-Yo sé. Solo es mi complejo de superhéroe, ya sabes.
Sago me sirvió también una rebanada y entonces regresó Mariana.
-Ten. -le dio a Sago su celular.
-¿Qué onda? ¿Ya son comadres? -preguntó él, Mariana sonrió.
-Supongo... Creo que ya me la estoy ganando. -me miró, entre confundida y emocionada.
-Me da gusto. -murmuré.
-¿Y qué te dijo?
-Le dieron a Julieta. -exclamó con emoción. Alejé la pizza de mi boca.
-¿En serio?
-¿Y te dijo primero a ti? -exclamó Sago indignado.
Me tardé en comprender lo que eso significaba, y cuando lo hice fue como sentir ese famoso balde de agua fría.
May definitivamente no estaría en mi obra. Tendría que audicionar a cualquier mujer sabiendo que no va a ser lo mitad de buena que podría ser May. Escribí a María pensando en May, en su cuerpo, en sus gestos, ¿Cómo voy a conseguir a alguien que sea suficiente?
-¿Qué pasó, loco? -preguntó Sago con la boca llena.
-Nada, solo que...-suspiré. -Soy muy mal amigo y quería que May no se quedara con Julieta para salir en mi obra. -Mariana presionó los labios y me abrazó.
-Es bueno para los dos, para salir de sus zonas de confort. -asentí, tenía razón.
-¿Te dijo si iba a hacer algo con Alonso? ¿O vendrá al rato? Pa guardarle pizza.-dijo Sago. Presté atención a la respuesta de mi novia.
-No. -respondió con firmeza. -Que pasa la noche allá, dice.
Por eso necesitaba a Mariana en mi vida. Podía ser dura, pero me recordaba lo que mi cerebro (¿O corazón?) se esforzaba por ignorar; Mayte tenía una vida más allá de mí. No le hago falta.
He vueltooooo!
Espero que haya alguien leyendo esto (aunque sea eventualmente) porque quiero anunciar que, si todo sale de acuerdo a lo planeado, Qué Te Hizo Falta ya no tendría que salir de Wattpad otra vez y aquí va a estar pa quien guste leerlo :)
Este capítulo extra lo tenía pensado como regalo por el día del amor y estoy muy contenta de poder compartirlo. Espero que les guste y de paso agradezco a las personas que me preguntaron por la historia y mandaron mensajillos chidos, es muy bonito sentir ese apoyo.
Antes de que cierren mi querido libro, quiero agradecerles por llegar hasta acá, espero que lo hayan disfrutado mucho y si así fue, compártanlo con quien piensen lo puede disfrutar también. Y si no les gustó, compártanlo con su peor enemigo para que sufra igual que ustedes;)
Por cierto, ¿Cómo dieron con este libro? Me gustaría leerles.
Sigo escribiendo y espero poder seguir compartiendo por aquí. Entonces si a alguien le interesa, estense pendientes.
¡Feliz día del amor! Les mando vibras bonitas <3
-M.
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