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Único capítulo


Trató de convencerse de que era su imaginación. De buscar diferentes razonamientos a por qué Donnie lo estaba evadiendo. 

Cada vez que Casey jr entraba en alguna habitación en donde estaba Donnie, este último murmuraba una excusa y se alejaba mientras trataba de evadir la mirada del chico. 

Tal vez simplemente Donnie estaba incómodo estando a solas con un extraño. Daba igual si en su lína de tiempo fueron tío y sobrino. Para esta versión de Donnie eso no significaba nada. No sabía de los miedos de Casey, los cuáles aún lo acechaban en sus pesadillas a día de hoy; o tampoco lo había visto crecer, perder sus dientes de leche, los dibujos que le había regalado; no estuvo ahí para cuando perdió a su mamá u a sus amigos por la invasión.  

Así que tenia sentido la idea de que Donnie del presente estuviese incómodo a solas con él.

... pero eso no explicaba que cuando estaban en grupo, Donnie nunca le dirigía la palabra. Nunca respondía a lo que Casey decía o a las historias que contaba. Nunca lo miraba a los ojos. Quizás no era algo con Casey, quizás algo más le estaba pasando. 

Pero eso tampoco concordaba, porque con sus hermanos actuaba como siempre, relajado, bromeando con ellos, soltando comentarios sarcásticos y poniendo los ojos en blanco ante sus estupideces.

Además, cuando Donnie sí lo miraba... eran miradas cortas pero con una emoción intensa. Miradas que podía sentir clavarse en su nuca. A veces lo pillaba, por breves segundos, antes de que Donnie rápidamente apartara la mirada. 

Se moría de ganas de preguntarle, de querer saber cuál era su problema, pero no se atrevía. Tenía miedo de su respuesta. 


                                                                                   ***


Fue en el momento que lo vio. Cuando Leo se dio la vuelta y pudo ver su caparazón. Las grietas tan grandes que habían en el centro. El pedazo de caparazón que le faltaba en uno de los bordes, específicamente el que estaba detrás de su hombro izquierdo.

Era su culpa. Leo fue herido y marcado y fue por su culpa

Estaban desayunando, cuando Leo se levantó para ir al baño y se dio la vuelta, mostrando su caparazón. Todos los sentimientos y recuerdos relacionados con aquel fatídico día, y los cuáles había tratado de ignorar empujándolos en un rincón de su mente, regresaron de golpe como un puñetazo en el estómago. Tragó saliva para contener las náuseas y apartó la mirada... encontrándose con la de Donnie, quien se encontraba sentado justo enfrente de Casey. Lo miraba fijamente y de forma fría. Era como si tratase de apuñalarlo con sus pupilas. Un escalofrío le recorrío la columna vertebral a Casey durante los eternos segundos que mantuvieron contacto visual. Hasta que Donnie finalmente apartó la mirada y continuó desayunando en silencio. 

A Casey se le quitó el hambre. 


                                                                                ***


–¿Casey? ¿Todo bien? 

Era Leo el que preguntó mientras asomaba la cabeza por la entrada del salón. Desde que habían derrotado al Kraang y Casey se había mudado a la guarida con ellos (TEMPORALMENTE, se repetía siempre) parecía que Leo habia tomado el rol de ser su cuidador, asegurándose de que estuviese cómodo y probase todo lo divertido que había en la Tierra y no pudo disfrutar en su futuro.

–Estoy bien, no te preocupes –mintió Casey mientras forzaba una sonrisa que obviamente Leo no se creyó. 

–Ajá, y yo definitivamene no me robé las patatas que Donnie tenía escondidas en su cuarto –respondió mientras se acercaba y se dejaba caer en el sofá al lado de Casey. Notó la mueca del chico al escuchar el nombre de Donnie–. Hey, ¿cuál es el problema? –preguntó en un tono más gentil. apoyando una mano en su espalda–. Mikey dice que no te sentías bien.

Permaneció un par de segundos en silencio jugueteando con sus pulgares, debatiendose internamente si debería contárselo o no. Finalmente...

–... creo que Donatello está enojado conmigo -confesó, evitando su mirada.

–¿Y por qué iba a estarlo? 

–Ese es el problema –murmuró–. No sé.

–A ver, a ver, retrocedamos un poco. ¿Por qué piensas que mi gemelo está enojado contigo? 

Casi pudo oír la respuesta monótona de su tío Donnie replicando "no somos gemelos". Sacudió la cabeza y suspiró.

–Me evita, no me mira a los ojos, no me habla, y.... esta mañana, mientras desayunábamos, lo pillé mirándome y... -su voz tembló ligeramente y sus hombros se encogieron-. Parecía furioso.

Durante un par de segundos, Leo no respondió, aparentemente procesando lo que acababa de oír. 

-... ¿Hiciste algo para que estuviera furioso? -preguntó finalmente en un tono serio. 

Casey negó con la cabeza.

-No que yo sepa.

-¿Has hablado con él? 

-No, pero... tengo miedo.

-¿Miedo de qué? 

Se encogió de hombros.

-¿Quieres que le pregunte yo? -preguntó en un tono suave. 

-¡No! -exclamó asustado, finalmente mirando a Leo-. ¿Y si eso empeora las cosas?

-Escucha, entiendo que estés asustado -empezó con un tono firme pero calmado, apoyando ambas manos en los hombros de Casey-, pero nada va a cambiar si no haces nada.

Casey apretó los puños sobre su regazo. 

-No creo que Donnie te lastime. Tenle fé. Y si intenta algo, cosa que dudo, estaré allí para ti, ¿okay?

-Okay -sonrió un poco, sintiendo que se había quitado un peso de encima. Ya sólo faltaba quitarse otro mucho más pesado. 


                                                                                 ***

-¿Donnie? Casey jr quiere hablar contigo.

Esperaron en la entrada del laboratorio durante un par de minutos. Leo puso los ojos en blanco y añadió:

-Sé que estás ahí, Dontron, de nada sirve fingir que no. Casey necesita hablar contigo de algo importante. 

Detrás de Leo, estaba Casey, mordiéndose el labio inferior y con las manos en los bolsillos de sus vaqueros nuevos (regalo de Abril) tratando de verse calmado. 

Finalmente, la entrada al laboratorio se abrió, aumentando los nervios de Casey. Leo notó su expresión y le dio unas palmaditas en el hombro.

-Estaré afuera.

Casey asintió y a paso (fingido) calmado, se adentró al laboratorio. Una vez adentro, la entrada se cerró de golpe, poniendo los pelos de nuca en punta. 

-Bienvenido, joven Casey Johnes.

-Ho-Hola. 

Donnie estaba sentado en su asiento favorito, aparentemente trabajando en algo en su ordenador, con sus anteojos especiales puestos. 

-¿A qué debo el honor de esta visita? -preguntó en un tono educado, aún trabajando y sin mirarlo a los ojos. Casey tragó saliva, sintiendo su garganta arder.

"Tú puedes, tú puedes, tú puedes..."

-No tengo todo el día -soltó de repente en un tono frío, poniendo a Casey la piel de gallina.

Inspiró y exhaló hondo. 

-Perdona, es que.... Bueno, quizás sólo es cosa mía, pero...

-¿Sí? 

-... ¿por qué... estás enojado conmigo?

Los dedos de Donnie frenaron su movimiento sobre el teclado de golpe. Se mantuvieron suspendidos en el aire. Su rostro no expresaba nada. Casey trató de no moverse mucho, pero los nervios se lo estaban comiendo por dentro.

-... ¿Donatello...?

-No sé a que te refieres -respondió finalmente, girando su silla hasta estar cara a cara-. No estoy enojado contigo, Casey jr. 

-¿Estás seguro? -insistió. 

-Absolutamente, no hay motivo para estarlo -aseguró-. No es como que hayas algo que personalmente me afecte -concluyó, forzando una gran sonrisa que mostraba sus dientes. 

Casey deseaba creerle, de verdad que quería. Pero para bien o para mal, de los cuatro hermanos, Donatello siempre había sido el peor en mentir.

-No me mientas -suplicó-. Se ve en tu cara que por algún motivo, estás enojado conmigo, y quiero saber el por qué. 

-Ay, Casey, no sé de donde sacas que.... 

-Donatello, por favor -interrumpió, alzando la voz, desesperado-. Sólo dímelo y quizás... quizás, ¿pueda arreglarlo? -añadió de forma improvisada.

Fue como si el tiempo se hubiese congelado en ese momento. Despacio, la falsa sonrisa de Donnie se esfumó. Apartó la mirada, y se quedó en silencio, como si se debatiese entre contarle o no. 

Finalmente suspiró.

-No creo que contarte sirva de nada, porque no puedes arreglarlo, Casey junior -explicó de forma fría y sin mirarlo.

-¡Eso no sabes a no ser que me lo digas!

-Casey, no insistas -masculló, apretando los puños sobre sus muslos.

-¿Por qué estás tan enfadado conmigo? -le preguntó, odiándose por como se le quebró la voz. Tras otra eterna pausa, Donnie suspiró y evitando su mirada, confesó en voz baja:

-Es porque lo encerraste.

Casey oyó claramente. Entendió claramente a qué se refería. Y aún así, preguntó, porque deseaba estar equivocado. 

-¿Qué... que dijiste? -preguntó debilmente.

-Es porque encerraste a Leo -aclaró Donnie, alzando la voz y pronunciando cada palabra con fuerza. Se subió las gafas para que estuvieran sobre su cabeza, y finalmente lo miró a los ojos. Con esa familiar mirada llena de rencor-. En esa prisión. Con ese... ese monstruo -escupió.

Fue como si esas palabras le hubieran cortado la respiración de golpe. Le costó encontrar las palabras al principio, con la mirada de Donnie (esa mirada) clavada en él.

-Yo... Yo.... 

-Sí, al final lo acabamos salvando a Leo, gracias a Mikey -lo interrumpió, agitando una mano-. Pero no sabíamos que él podía abrir portales. Por lo que sabíamos, incluyéndote, Leo habría muerto ahí dentro. Y aún así cerraste el portal -masculló furioso, levantándose de su silla.

Era peor que si lo hubiese gritado.

Casey jr apretó los labios y bajó la cabeza, siendo inpacaz de sostener la mirada. Sabía que Donnie tenía razón. No tenía derecho a llorar. Se merecía sufrir su ira. 

Oyó los pasos de Donnie acercándose a él, y Casey cerró los ojos con fuerza. Estaba dispuesto a aceptar cualquier castigo. 

Hasta que de repente sintió una mano apoyarse suavemente sobre su hombro.

-... pero no fue tu culpa -dijo Donnie de forma suave. Esas palabras hicieron que Casey levantara la mirada de golpe-. Sé que no es tu culpa, Casey. Leo te lo pidió. Fue su plan. Y tú trataste de convencerlo. Además... aunque me duela admitirlo, funcionó. 

-Pero... tú...

-Y aún así, no puedo evitar sentirme enojado -interrumpió, cerrando sus ojos fuerza. Podía notar verguenza en sus palabras, como si se sintiese avergonzado de sentirse enojado-. Es... Leo es mi hermano, y si lo fuese a perder... -sacudió la cabeza-. Por eso te estuve evitando. Porque no quería gritarte o hacerte sentir mal por algo que no fue tu culpa -concluyó, apoyando su otra mano en el otro hombro de Casey, quien sentía su rostro arder y sus ojos humedecerse. 

¿Por qué? ¿Alivio? ¿O porque deseaba sufrir un castigo?

-Deberías estar enojado conmigo -balbuceó-. Si no fuese por mí, Leo...

-Ahí te tengo que parar, porque no fuiste tú quien lastimó a Leo, fue el Kraang. Y como ya sabes, ahora esta encerrado, y no hay forma de que vuelva a lastimar a nadie. Además -añadió, alzando un dedo para interrumpir al muchacho-, acabo de decirte que mi enojo hacia ti es irracional. 

-... vaya, no sabía que eras tan maduro sobre tus emociones.

-No lo soy. Hablé con Mikey y con su ayuda puse mis emociones en orden -de su caparazón metálico sacó un pañuelo-. Ten, secáte las lágrimas... y los mocos por favor.

-Gracias -tomó el pañuelo, avergonzado, y en silencio se limpió la cara.

-¿Te sientes mejor?

-Un poco.... Creo... 

-... no te lo tomes a mal, pero, necesito estar sólo.

-Lo entiendo. 

Una vez fuera, y mientras Leo le interrogaba sobre lo sucedido en el laboratorio, Casey Johnes jr había tomado una decisión. 


                                                                                    ***

-¿Tienes tu cartera?

-Sí.

-¿Con las tarjetas de crédito y el dinero?

-Sí y sí.

-¿Y el almuerzo que te hice?

-También.

-¿Y tu nuevo móvil?

-Síp.

-Y obviamente tu bolsa de viaje, ¿verdad?

-Claro.

Leo le sonrió.

-Entonces estás listo para irte.

Casey agachó la cabeza antes de hablar.

-No sé por donde empezar para agradeceros.... 

Toda la familia se le acercó y le dio un fuerte abrazo (menos Draxum quien miraba de lejos de brazos cruzados, y Donnie, aunque estaba sonriendo) asegurándole que no hacía falta que dijera nada.

-Lo hicimos porque ahora eres uno de los nuestros -le aseguró Rafa.

-¡Siempre serás bienvenido aquí! -añadió Mikey. Splinter hizo un sonido de afirmación ante las palabras de su hijo.

-Que no se te olvide visitarnos -le recordó Abril, fingiendo un tono severo, aunque la sonrisa en su cara delataba que no lo decía en serio.

-Te extrañaremos -concluyó Leo, con una sonrisa triste, y abrazándolo con fuerza. Casey devolvió el abrazo y parpadeó para evitar derramar lágrimas.

-Yo también los extrañaré. 

Le dolía en su alma hacer esto, pero sabía que era lo mejor. 

Sólo separados podrían él y Donnie recuperarse y seguir adelante.



                                                                            -*-*-*-

¡Espero les haya gustado! Siento mucho que me tomara tantos meses en subir algo nuevo, pero aquí está. ¡Por favor dejenme su opinión, y prometo no volver a tardar tanto!

Mil besitos.


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