Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1, 2, 3.

"¿QUÉ TE HACE SENTIR MÁS FUERTE CADA DÍA?"


El sol comienza salir esta mañana. Ha sido un proceso algo lento pero me da paz y tranquilidad el esperarlo. Vale la pena.

Mis piernas cuelgan de la cornisa de la terraza, hacia afuera. Intento no moverme para no caer o parecido, no estoy del lado del acantilado como para caer y estar segura. Y no me interesa moverme después de todo. Sólo pienso, como lo he estado haciendo la última semana a partir de las cuatro de la mañana hora de Nueva York, ya que en Los Ángeles en realidad es un poco más temprano.

He estado hablando con Ben los últimos cuatro días, pues los pasados cinco después del último jueves había hecho hasta lo imposible por ignorarlo. He pasado casi una semana sin atenderle el teléfono, no quiero hablar con nadie. Sin embargo, el martes pasado lo hice, respondí a su llamado. Y no lo traté, ni dije nada que no hubiese dicho o hecho la primera noche que hablamos. Y él no hizo referencia alguna sobre el porqué no había atendido sus llamadas anteriores. Por alguna razón, antes de atender su llamada ese pasado martes, empecé a hacerme ideas de varias excusas que pudiese decirle en tal caso de que preguntase. Pero no. Él sólo me respondió con entusiasmo, tal cual no imaginé que fuese a hacer, así que aproveché el que estaba con tal entusiasmo e intenté unirme a él, quizás había sido por eso que he atendido sus pasadas cuatro llamadas.

Había hablado con mis hermanos más que nada, y han subido mi ánimo. Y el que Marcus también hubiese llamado el día anterior para decirme que todo estaba bien y que intentaba recuperarse poco a poco también ha subido mi estado de ánimo. Me dijo que con su familia se mudaría a Cape Town el próximo fin de semana, le pregunté por qué había sido tan rápido el mudarse de país ya que en verdad me daba curiosidad, y me respondió que su familia había planeado la mudanza mucho antes de que nuestro último año de clases comenzase.

También dijo que había tenido una fuerte discusión con sus padres porque pensó que el mudarse tuvo que ver con que Sandra y él estuviesen juntos y que pensó que ellos los habían querido separar desde hace un buen tiempo. Pero al final se dio cuenta de que no había sido así y estuvo un par de días llorando en su habitación sin salir, siquiera comer, pero que eso le había dado algo de tiempo para reflexionar y darse cuenta de que sus padres no querían nada de eso y que la mudanza después de todo le beneficiaría tanto a su familia como a él.

Incluso bromeó con que en África del Sur hay chicas bonitas que tendría el tiempo de conquistar y hacer una vida nueva con nuevos amigos, nuevo colegio y chicas nuevas. Habló sobre que podría regresar para el último año escolar y graduarse con nuestro grupo, cosa que me pareció una gran idea. Quise creer que él ya había superado la muerte de Sandra, pero sabía que no había sido así, sino que él sólo intentaba ser fuerte y dar la cara hacia la vida que se le ponía en frente, buscar nuevos ángulos y expectativas nuevas.

El que estuviese intentando seguir adelante no quería decir que hubiese superado a Sandra, o peor, que se hubiese olvidado de ella. Él jamás la olvidaría, de eso puedo estar segura. De igual forma me alegró de manera sincera el que se hubiese tomado el tiempo de desahogarse conmigo, y creo que le hizo bien el que alguien lo escuchara, porque eso era parte de lo que Sandra hacía por él, ella lo escuchaba, siempre. Y a mí me dio el gusto de saber que se dio una oportunidad de ser feliz, por lo que me dio gusto el gusto de haberlo escuchado.

Se disculpó graciosamente porque ya no tendría apoyo para escaparme de clases, y le respondí que ya no iba a hacer falta, y que daría lo mejor de mí. Lo cual es en parte realmente cierto.

Le hice prometerme que seguiría adelante a pesar de todas las porquerías que la vida le traería, y él lo hizo. Seguido, me hizo prometerle que escribiría sobre Sandra, pero lo que él no sabía era que ya yo lo había intentado. Le dije que no había podido y que lo único que me salió fue frase que escribí en una pequeña tarjeta amarilla con lapicero:

"Grandes personas se van, y grandes personas sólo vienen. Y yo quiero escribir sobre ellas de una manera en la que nadie nunca pueda llegar a hacerlo"

Lo leí para él y le dije sinceramente que no lo creía para nada suficiente a lo que Sandra en verdad se merecía. Y él río, y me dijo:

"Sea donde sea que Sandy esté, te puedo asegurar con mi vida que para ella es más que suficiente, Lil"

Y de alguna forma eso me hizo sentir mucho mejor. Lo creí suficiente. Así que lo guardé en una pequeña caja que calladamente me he desvelado ésta noche para terminar. La pequeña caja no contiene absolutamente nada más que el papel doblado con la pequeña pero suficiente frase para Sandra. Y creo que ahí permanecería por un largo tiempo. O quizás hasta que tuviese el valor para ir a visitarla al cementerio donde sería enterrada y dejar la pequeña caja a un lado de su lápida. Le pregunté a Marcus cuál era su flor favorita y me dijo que los girasoles. Y entonces fue cuando se despidió de mí porque tenía varias cosas que hacer y la llamada terminó.

Tenía esa misión pendiente de comprar girasoles cuando regresase a Los Ángeles.

— ¿Lil? —escucho que pronuncian mi nombre haciéndome dar un pequeño salto—. ¡Cuidado, cuidado!

—Estoy bien, Rooster, estoy bien —libero mi brazo de su mano.

—Casi me das un susto, ¿qué haces aquí y sentada justo aquí?

—Te refieres a ¿por qué no más hacia el centro? —casi río. Él asiente y respira hondo.

Giro mi cabeza nuevamente hacia el frente y veo cómo él se posiciona lentamente de la misma forma en la que estoy yo.

— ¿Esto no te da vértigo? —hace una mueca mirando hasta donde puede hacia abajo y enseguida regresa su mirada hacia el frente.

—Si no nos movemos, entonces no hay razón como para caernos, ¿no crees?

—Es cierto —ríe luego de un par de segundos de analizar el espacio—. ¿Qué haces levantada tan temprano? Ya son casi las seis.

—Llevo más de hora y media aquí sentada. Sólo pensaba. He estado viniendo aquí a la misma hora desde el otro viernes.

—Vaya. De hecho es la primera vez que vengo, ya que el coach dijo que podíamos venir siempre que nos sintiésemos abrumados. ¿Te sientes así?

—En verdad, no lo sé, Rooster.

No es que Rooster hubiese interrumpido mi aura de paz y tranquilidad. Quizás es todo lo contrario y necesito hablar con alguien. Lo cual he evitado toda la semana. Ni siquiera a Sight le había dirigido la palabra, sólo para razones necesarias.

—Has estado bastante callada últimamente, Lil. Y Sight ha estado teniendo una actitud bastante similar a decir verdad. Y no es que me quiera entrometer, y tampoco es que los conozca a ambos desde hace mucho tiempo, pero ¿pasa algo entre ustedes?

Doy un suspiro. También noté que la actitud de Sight se ha tornado algo diferente, pero pensé que era mi cabeza haciéndose ideas otra vez. Aun así, con esas palabras de Rooster me doy cuenta de que no, que no estaba inventando nada y que era cierto lo que suponía. Sight se nota serio, mucho más de lo normal, ya no se divierte con los demás del equipo como hacía los primeros días que llegamos aquí. No lo he visto, tampoco hemos entablado una conversación. Teníamos desayuno, entrenábamos, luego almuerzo, practicábamos, acabábamos a las ocho de la noche y luego cada quien a su habitación. A eso me refería con que sólo le había dirigido la palabra para lo necesario. Ando estancada en mi mundo posesivo como para darle importancia a su actitud, pero bien puedo empezar a dejar ese mundo y enfrascarme en por qué mi padre ha durado casi una semana sin entablar con una buena conversación conmigo.

—Creo que siempre he sido callada estando alrededor de ustedes. Pero no hay que preocuparse mucho por ello, que te lo digo yo. Sobre Sight, en verdad no sabría qué decirte, pero te puedo asegurar que su actitud no influye ni tiene nada que ver con la mía, puedo jurar que son por cosas diferentes.

—Bien. Si tú lo dices, entonces, te creo.

—Y, ¿qué hay de ti? ¿Qué te trae por aquí?

—Yo... —respira hondo y frota sus manos. En verdad sí hace algo de frío—. Extraño casa, Lil. Extraño a mi familia, mi vecindario, mi madre, mis amigos, por más que Anis esté aquí, ¿sabes? Extraño... Las mañanas cálidas. Extraño a mi hija en casa, por más que hable con ella todas las noches. Me hace extrañarla mucho más.

—Espera, ¿tienes una hija? —lo miro expectante.

Él ríe levemente y pasa su mano por sus bolsillos sacando su billetera, la abre y apunta a la foto de una hermosa niña morena con sus ojos cerrados recostada en su hombro mientras él la rodea con sus manos y su pequeña mano está posicionada sobre su pecho tatuado.

—Su nombre es Royalty —musita con una pequeña sonrisa que se ha escabullido por su rostro—. Tiene cuatro años. Hace dos años no sabía sobre ella porque tuve varios problemas, pero desde entonces ha sido como mi luz. Es muy hermosa, ¿no lo crees?

Callo. Y puedo sentir cómo los vellos mis brazos y piernas se erizan bajo la enorme chaqueta y pantalones de pijama. Mi nariz está fría y puedo observar como al respirar sale algo de humo. Eso no impide que mis ojos se muestren cristalinos ante la hermosa imaginen de Rooster sosteniendo en sus brazos a su pequeña y delicada hija.

Recordé las zapatillas en el maletín de Daniel. Recordé la fotografía con la frase favorita de la canción de Sight. Recordé mi pared de fotografías incompleta y la caja con la frase de Sandra que Marcus había dicho que era más que suficiente. Recordé mi libro favorito y el por qué Sam le había dado un significado a los faros de luces amarillas de la carretera que para ese entonces nos pertenecía a todos. Recordé ese abrazo que me dio Luke y que Ben me había llamado, sobre todo que había hecho lo que le había pedido sin poner pretextos. También recordé la carta que escribí para Sam en el segundo semestre del primer año de secundaria para la clase de inglés que la profesora me había pedido que tradujera al español, y lo hice.

Sin embargo, le entregué a Sam la carta original. No era exactamente una carta para él, era una para todos, pero Sam era mi mejor amigo y sólo quise que él la leyera porque a final de cuentas, terminé hablando sobre él. Recordé que cuando la leyó, me abrazó tan fuerte que casi me asfixia, y se lo dije y me soltó inmediatamente. Recordé que me dejó en mi cama y me acobijó dejando la luz de la lámpara encendida y dejando la ventana cerrada porque la noche era fría en California y tenía miedo de que me enfermara o agarrara un fuerte resfriado.

Recordé que una hora después de que se asegurara de que estaba supuestamente dormida, él regresó a su cama y lloró en silencio. Abrí mis ojos porque lo escuché sollozar, y entonces me acerqué a su cama y me acosté a su lado rodeando su torso con mi brazo por la parte de su espalda. Él se dio media vuelta y me abrazó fuerte nuevamente, besó brevemente mi cabeza y susurró: "Gracias" en mi oído. No entendí por qué lloró, en realidad jamás lo supe. Fue ahí cuando pude caer dormida hasta despertar la mañana siguiente para asistir al instituto.

Absorbo por mi nariz y con mis puños limpio mis ojos, entonces digo:

—Lo es.

Porque en verdad lo es. No lo decía porque es su hija, ni por ser cortés. Ella en verdad lo es. Muy profundo, sólo deseaba que fuese una persona normal, una persona que pudiese vivir sus sueños al pie de la letra, una persona viva y llena de razones para seguir respirando. Una persona que no pensara más allá. Aunque eso sería increíble. Sólo deseaba que no se complicara la vida, ni se hiciera ideas en su cabeza no acorde a la realidad. Deseaba que nadie la lastimara. Deseaba que se enamorara tan profundamente como lo había hecho Marcus y tan delicado como lo había hecho Sandra. Tan bonito como un retrato, o un valle lleno de sus flores favoritas. Que fuese como su película favorita, o su olor preferido. Cómo la canción que le recuerda los buenos momentos y aquella pizza que comería riendo mientras veía a su familia ser feliz. Deseaba que fuese feliz junto a ellos, sin ser quebrada por las acciones de los demás. De verdad. De verdad lo hacía.

—Gracias —responde y guarda su billetera de vuelta en su bolsillo. Vuelve a frotar sus manos y yo sacudo mi cabeza enderezando mi espalda—. ¿Sí has hablado con Richard y Stacy?

—Sí, todas las noches a decir verdad, aunque anoche no pude ya que Richard acompañó a Stacy al doctor y yo quise quedarme para terminar algo que estaba haciendo, quizás vaya luego.

En el transcurso de la semana, me he hecho más unida de lo normal a Stacy y Richard. Es como si ellos pudiesen entenderme y no protestaran porque una niña de catorce pensase como una chica de dieciocho. Fue lo que me dijo Stacy, pensé sobre ello y no sé cómo sentirme al respecto. Y tampoco quiero alardear sobre ello, pero quizás es cierto. Les comenté sobre Ben, desde el principio hasta el fin, dijeron que sonaba como un chico bastante agradable y que quizás debería de darle una oportunidad. No entendí lo que quisieron decir así que les pregunté a que se referían con "darle una oportunidad", y ellos no dijeron nada, si decía la verdad, ellos se miraron como solían hacerlo todo el tiempo entre ellos y después negaron con su cabeza restándole suma importancia a la pregunta.

En cuanto a Stacy y al coach Blake, él ha tomado muy bien la noticia del embarazo según lo que nos contó Stacy después de que regresó de su cena la noche del pasado sábado. Estaba más que feliz, y entre Richard y yo la abrazamos fuertemente.

Por parte del coach, podíamos ser testigos de su felicidad, ya que no había parado de hablar de eso en toda la semana, le había prohibido a Stacy que fuese coreógrafa del grupo para mantener con cuidado su salud y la del bebé, por lo que ahora sólo estaba con nosotros y nos daba instrucciones de lo que teníamos que hacer. Tiene casi cuatro meses de embarazo por lo que su panza empieza a notarse un poco.

—El coach ha estado bastante feliz —ríe balanceando un poco sus pies.

—Lo sé, lo he notado. Stacy también —sonrío a la par.

— ¿Has seguido ejercitándote?

—No, no lo he seguido haciendo, siempre estoy muy cansada y llegamos a el acuerdo con Richard y Stacy de que con el entrenamiento de nosotros en general estaba bien. Sería desgasto y para la mañana siguiente todo dolía más de lo normal así que paramos éste lunes.

¿Desgasto? Perdón, quise decir: "Miserable asma innecesaria". Había tenido un ataque de asma justo estando en mi habitación con Adonis y Stacy la vez que ella regresó de su cena, incrementado los ataques a un par de veces más. Comprobando que lo que dijo Luke sobre que los ataques de asma no sólo ocurren en actividades físicas, es cierto. Había usado el tonto objeto rojo, y eso es parte de lo que me ha llevado a subir aquí cada madrugada.

—Quizás sea cierto —se encoge de hombros para luego mirarme y darme un pequeño empujón de lado con su mano derecha—. Estás bien de todas formas.

Río y asiento. Quiero preguntarle algo que no viene al caso con nuestro tema, pero de eso se tratan las buenas conversaciones, ¿no? De dar ideas varias para discutir.

—Rooster, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Por supuesto.

Pienso.

— ¿Alguna vez... Llegaste a hacer algo generoso, y aun así nadie se dio cuenta de ello?

A decir verdad, no tengo ni la menor idea de dónde ha venido esa pregunta. Es la primera vez que pienso en eso, y sólo quise hacerlo. Él piensa en una respuesta por unos segundos que parecen eternos y luego habla.

—Lili, ¿quieres saber algo? —yo asiento—. Bien. John Lennon era uno de mis cantantes favoritos de toda la historia. Él decía que, no nos preocupásemos por cosas como esas, es decir, muchas veces hemos hecho cosas nobles y generosas y nadie nunca lo ha llegado a notar, porque sólo observa esto.

Él abre sus manos apuntando el hacia el frente, por lo que supongo que se refiere al amanecer.

—Las palabras exactas de Lennon fueron: "Cuando hagas algo noble y hermoso y nadie se dé cuenta, no estés triste. El amanecer es un espectáculo hermoso y sin embargo, la mayor parte de la audiencia duerme todavía"

Y es cierto. Sonrío gracias a sus palabras. He sacado una pregunta fuera de ninguna parte y la contestó con las palabras adecuadas como si alguien le hubiese hecho la misma pregunta una y otra vez.

—Gracias.

—No hay de qué, Lil. Oye, de verdad creo que ya tenemos que irnos, tenemos práctica y en treinta minutos exactos serán las seis en punto, así que mejor bajamos.

— ¿Me puedes decir por qué demonios tenemos práctica los sábados? —bufo tomando sus manos, él ríe ayudándome a levantar.

—Cuida esa boca, chica.

—Sólo digo.

Lo escucho reír nuevamente mientras caminamos hacia las escaleras.

Giro repentinamente mi cabeza hacia la izquierda y de igual forma paro en seco haciendo que el abdomen de Rooster choque con mi brazo y que él pare de caminar. Subo mi cabeza para poder observarlo bien.

— ¿Confías en mí?

Y camino hacia la cornisa del enorme acantilado con una divertida sonrisa.

—Lil, ¿qué haces? —me sigue y para justo a mis espaldas.

— ¿Confías en mí? —repito mirando hacia abajo.

— ¿Te refieres a...? —y apunta hacia el mismo lugar donde yo miro.

—Hagamos algo —me doy media vuelta y subo mi vista para observarlo nuevamente—, vamos hacia allá, y hacemos una larga pirueta hasta caer.

Y su expresión de terror se intensifica mucho más al verme sonreír. Pero entonces ríe.

—Sí, está bien, Lia. En verdad se hace tarde.

— ¿No me crees capaz?

— ¿Capaz de qué? ¿Saltar? Pues no. Ahora, por favor bajemos.

—Rooster...

Y le explico lo que hay al final del acantilado. Y no lo cree. No lo creyó. Pero yo no sólo he mirado al vacío cada vez que fui ahí toda la semana. Y también se lo dije. Le pido que por favor no enloquezca ya que lo ha hecho antes. Así que voy hacia un extremo y le pido que se haga a un lado, lo cual se rehúsa a hacer, pero no le doy importancia e intento dar varios pasos hacia los lados y dar volteretas hasta caer, lo cual también impide.

Corro hasta él y lo hago inclinarse un poco para que compruebe que lo que yo decía, era cierto —y no, no tengo intención alguna de hacer algo como empujarlo—, le explico cómo haremos y una vez que lo nota, intenta tranquilizarse.

—Lia, ¿de verdad estás segura de esto? —truena los dedos de sus manos. Está nervioso.

Cuando por fin lo convenzo de saltar junto a mí, me acompaña hasta el otro extremo de la cornisa que hace que el acantilado quede justo en frente de nosotros.

— ¿Confías en mí? —repito por tercera vez.

Él se nota dudoso y sigue tronando sus dedos de forma nerviosa. Pero termina por asentir repetitivamente.

—Sí, sí... Aún sigo creyendo que estás algo loca pero te sigo apreciando por más que quieras intentar matarme, pero sí. Confío en ti. Lo hago.

—Bien. Entonces, ¿a la cuenta de tres?

Él asiente rápidamente otra vez y río gracias a su nerviosismo. Él sólo me mira de mala forma aún dudoso. Sé que esa expresión dudosa se irá justo cuando estuviésemos al final de la caída. Así que cuento en un murmuro del uno al tres. Y corremos con adrenalina hasta la mitad de la terraza dando un salto en seco juntando nuestras manos contra el suelo en un salto hacia atrás que se convierten en otros tres a la par de cada uno. Cuando llegamos a la orilla de la cornisa, damos un fuerte salto, tomando nuestras piernas y haciendo presionar nuestros muslos contra nuestro pecho de forma que quedamos girando en el aire, para justo después no tener más opción sino caer al enorme vacío.

Al parecer todo sucede en cámara lenta, puesto que mi momento favorito es el ver a Rooster respirar profundamente con alivio y alegría mientras ríe y rebotaba en el enorme trampolín.

¿A qué clase de idiota se le ocurre ubicar un trampolín al final de un enorme acantilado?

Fuese quien fuese, le estoy muy agradecida. Pero creo que no más que Rooster después de haber enfrentado su pequeño miedo por las alturas. Esto es lo que ha necesitado todo éste tiempo, y sólo sonrío cuando me agradece por haberlo convencido de saltar. Y yo le agradezco por haber confiado en mí.

*

—Bien, buenas noches, descansen, hasta del lunes —se despide el coach con una sonrisa mientras cierra la puerta del comedor.

Stacy pasa sus brazos por mi cuello desde mi espalda y da un breve beso en la coronilla mi cabeza para luego despedirse tanto de mí como de los demás, me avisa a mí y a Richard que irá directo a su habitación con el coach Blake y que podíamos conversar mañana, Richard también avisa que está cansado y que sólo tomará una ducha y luego dormiría, ambos me abrazan fuertemente y seguido desaparecen por la pálida puerta amarilla.

Tengo una amplia sonrisa en mi rostro luego de haber presenciado tan excelente cena con tan excelentes personas cuando ésta se desvanece poco a poco al momento que Sight toma sus pertenencias de la mesa dejando su espacio limpio y pasa detrás de mí sólo murmurando: "La puerta está abierta" sin siquiera mirarme. Él ni siquiera me miró. Él no lo ha hecho. Y al parecer los únicos que tomaron eso en cuenta han sido Ryan y Dominic, quienes ladearon sus cabezas de un lado a otro difamando sin decir palabra alguna la escena que acababan de presenciar.

Ellos notan mi reacción al escuchar a Sight decir más nada que sólo eso hacia mí en todo el día. Sus expresiones hablan por sí solas, y simplemente no están de acuerdo con la manera en la que Sight se ha expresado, no sólo hacia ellos, sino hacia mí, la última semana. Ellos intercambian miradas con Hirano y Feng en un extremo, Darrel hace una mueca y Chris pasa su brazo por mi cuello besando con fervor el tope de mi cabeza gracias a su altura. Él no es alto, pero sí lo es más que yo. Por lo que antes de salir del comedor, cada quien pasa sus brazos a mi alrededor apretujando mi cuerpo contra sus torsos. Me desean buenas noches y entonces salen del lugar dejándome totalmente sola. Sin embargo, Darrel ha frotado con firmeza mis hombros con las palmas de sus manos y de igual forma también me ha deseado buenas noches con una sonrisa.

No supe identificar si sentía lástima o pena de mí por lo que había tenido que escuchar minutos atrás. Pero decidí no echarle más leña al fuego y no empezar a hacerme ideas en mi cabeza sobre qué tan triste es la situación al respecto. Y respiro hondo.

Sí, ha dolido. El quedarme callada. El tener que observar cómo hombres que conocía desde hace un buen tiempo pero que no tenía ninguna clase de vínculo especial con ellos ha significado tanto por un momento. El estar lejos de casa y el que la línea de llamadas hacia Los Ángeles estuviese cortada hasta nuevo aviso, por lo que no podía llamar a casa y dejar que mis hermanos me hiciesen sentir mejor. Duele sentirse sola. Duele querer llorar y simplemente no poder, porque quiero ser fuerte. Soy fuerte. Tal como las palabras de Kian. Yo puedo con eso. Puedo con las palabras de Sight y el dolor físico del entrenamiento de esa noche y los días anteriores. Yo puedo con eso. Con eso y mucho más.

Recojo todo lo mío de la mesa del comedor con rapidez para luego tomar el ascensor de ida a la habitación de Sight. Pero sólo me quedo ahí, observando mi pálida mano tocar el dorado pomo de la oscura puerta. Respiro hondo y me alejo. Quizás esa vez duele más que la primera, pero jamás lo sabré. Mi espalda toca la puerta de mi habitación y giro lentamente el pomo dejándome pasar. Mis piernas flaquean al ver una oscura y vacía habitación, pero no quería que fuese así.

Tomo mi mochila y sentándome en la cama saco rápidamente mi computador junto a mis auriculares, y los posiciono primero en el computador y seguido cada uno en el respectivo lugar de mis oídos. Espero a que inicie sesión y no dudo ni dos segundos en colocar el CD de canciones que Logan ha hecho para mí. Quizás no es para mí, pero en verdad quiero creer por un momento que lo es. Entonces doy doble click sobre la primera canción que tiene por nombre: "BFAM" y sólo hago que mi interior disfrute de la buena música fabricada por uno de mis más grandes mejores amigos, mi hermano. Logan.

Una y veintitrés de la mañana y la música sigue distrayéndome de la enorme tormenta que se ha avecinado hace casi más de una hora. Repito las canciones una y otra vez, no sólo para distraerme de la lluvia, porque sé que amo la lluvia, pero disfruto de esas canciones. También tenía por misión golpear a Logan cuando estuviese en Los Ángeles por haber creído que diría que su música es mala. Ese chico está loco, esas canciones son increíbles. Y desde ahora lo denomino como mi productor favorito de música electrónica en todo Estados Unidos y el mundo entero. De verdad lo hago, no porque es mi mejor amigo, sino porque era cierto estúpidamente cierto.

Se puede decir que ha sido un día emotivo, ya que me rehúso a pensar que ha sido uno depresivo. ¿Y qué si no es cuestión de pensarlo sino de aceptarlo? Eso. No quiero aceptar que mi día ha sido tontamente depresivo. Tampoco quiero aceptar el hecho de tener que hacerlo en algún punto, pero temo que debo.

Mi día ha sido depresivo.

Pero lo acepto. Me siento triste y no es algo por lo que deba alardear de manera exagerada. Quiero imaginar que estoy en los años ochenta. Donde John Travolta hacía películas buenas y Robin Williams seguía vivo, Matt LeBlanc era el amor de mi vida y Jamie Lee Curtis no había hecho ninguna película con Lindsay Lohan. Y si puedo mencionar que Lindsay Lohan había sido mi actriz favorita antes de Jennifer Aniston incluso mucho después de los ochenta, entonces creo que está muchísimo mejor. Donde podías caminar por las calles escuchando a los Bee Gees, o a Air Supply. Quiero vivir en esos buenos momentos. No quiero sentirme triste. Pero aun así no sé en qué cambia ya que si lo veo desde otro punto de vista, la tristeza era igual de intensa en los años ochenta. Sólo sé que ver películas ochenteras me hace sentir feliz. Como también que la palabra "ochentera" no existe. Pero demonios, no lo sabía. Y ojalá pudiese saberlo. Quizás algún día lo haría.

Llevo mi vista como por septuagésima sexta vez al vídeo que recuerdo perfectamente que Logan ha dicho que mirara sólo en caso de que estuviese sintiéndome triste. Y puedo contar éste como uno de esos casos, ¿no?

El vídeo lleva por título: "Live Forever". Doy doble click sobre éste poniéndolo en pantalla completa y de repente los profundos ojos claros de Logan se apoderan de la pantalla.

Bien, Lil, ésta es una canción con un vídeo incluido como podrás saber. Creo que hay que tener en claro que la canción no es mía, si es eso lo que pensabas. De hecho, la canción fue producida por éste idiota y cantada por éste otro —lo observo apuntar a James y luego a Kyle.

No pasa mucho cuando la cámara le es arrebatada por Ethan quien empieza a correr mientras Logan lo persigue ya que puedo escuchar su voz gritándole que le regrese la cámara.

¡Hola, Lil! ¡Te explicaré cómo es todo antes de que Logan me quite la cámara si es que lo logra! —carcajea agitado ya que corre, pero entonces, abre una puerta y se encierra en un lugar que no logro reconocer pero aun así hay algo de ruido—. Estamos en casa de Jake y Paul. Por si te preguntabas, éste vídeo es una compilación de vídeos anteriores algo viejos con una canción en piano algo emotiva que quizás te hará llorar, así que prepárate.

¡Tenemos camisas que dicen: #TeamLia!

La cámara le es arrebatada por un alegre Grayson quien elevando un brazo muestra un par de camisas negras con las letras "#TeamLia" en blanco. Río.

¿Es la introducción al vídeo emotivo? —puedo reconocer la voz de Christian.

Grayson le asiente y la cámara le es arrebatada nuevamente por parte de Christian.

¡Hola, Lili!...

¡Espera, espera! ¿Cómo me veo? —un extrovertido Bach interviene en su saludo llegando a su lado. Christian rueda sus ojos y camina lejos de él.

A nadie le importa, negro.

¿Acaso eres racista, imbécil? —Bach lo empuja y la cámara cae.

Me hace reír porque sé que entre ellos siempre hay ese tipo de peleas que terminan en un "lo siento, hermano" o "más te vale, degenerado".

Como soy el único cuerdo en ésta habitación, te explicaré, Lil —la cámara es recogida por Rudy quien rueda los ojos y seguido les grita a los otros dos que se callen—. Como podrás ver, nadie de tu familia está en esta habitación, porque Ethan de imbécil nos acaba de encerrar aquí y ellos están en la sala junto a los otros de la empresa que no ves aquí ahora mismo.

>>Ésta probablemente sea la peor introducción hacia un buen vídeo y canción que hayas podido ver jamás, ya que sólo estamos nosotros y no los que en verdad te importan, pero ya no hay tiempo como para filmar otro vídeo, editarlo y entregárselo a Logan para dártelo a ti, entonces haré lo que imagino que ellos harían y simplemente le daré paso a el vídeo y canción emocional. Si quieres llora, valdrá la pena.

Me guiña un ojo y tapa lentamente con su mano el lente, pero momento después lo quita y habla nuevamente.

Oh, otra cosa. Lamento si estoy demasiado serio y no digo ninguna clase de idiotez como suelo hacer. No quiero ser egocéntrico en realidad sí; pero sé que te hace feliz. Es que Panda Express no tenía mi bebida favorita y no estoy necesariamente feliz por lo que estoy aguantando golpear a personas. Te quiero, es por parte de todos, y antes de que explote, disfruta el vídeo.

Entonces sonríe dándole paso a una bonita melodía en piano junto a la melódica voz de Kyle.

Río al ver que empieza con vídeos de navidad. Madison sabe que son mis favoritos, quizás ha sido por eso que los ha puesto primero. No me sorprende ver a Sam en ellos. No me sorprende vernos a todos. No me sorprende que Kyle golpeara a Logan y tampoco que Jai estuviese celoso del regalo de Sight a Luke. No me sorprende ver a todos unidos y felices. Veo la vez que fuimos al campamento donde conocimos a James y a Daniel. Sí, de no haber sido porque Sight nos obligó a Madison, Nick, Jason y a mí a ir a ese campamento no hubiésemos siquiera conocido a James y a Daniel, pero yo estaba lo suficientemente pequeña como para saber qué pasaba así que no tuve problema alguno. Jack llegó al día siguiente de haber conocido a los otros dos. Y el mismo día un poco más tarde fue cuando Sam llegó a nuestras vidas. A mi vida.

Ese día, antes de partir de casa, Sight me había pedido que tomara el puesto del lado derecho junto a la ventana, donde él podría verme y así despedirse de mí. La vez que fuimos a Wal-Mart e hicimos desastres sólo por grabar un par de vídeos. Kyle en uno sus juegos de béisbol y yo subiendo a la espalda de Sight cuando tenía unos nueve años. Ryan estaba ahí e Hirano también. Mi cumpleaños número siete y el pastel de chocolate, plastilina y harina que había hecho junto a Nick para el cumpleaños de Cameron. Jason corría por la playa y Nick lo perseguía. Cuando lloraba y Daniel me abrazaba. Puedo recordar que entre él y Brook me decían que todo iba a estar bien y no tenía por qué llorar, pero dolía y no podía parar de hacerlo.

Esa vez que James me regaló un enorme bote de helado y lo compartí con todos y cuando fuimos a pedir dulces por todo el vecindario en Halloween y bailaba sobre los pies de Madison. Cuando era ese cumpleaños de Jason y el me cargaba en sus brazos y me pedía que saludara a la cámara. Cuando Logan corría conmigo enganchada en su espalda y aquella batalla de Rap malo que Sam había tenido con Daniel en una cena, Kyle tenía su cabello tapando su frente y Luke trepaba un árbol. Matt me subía en uno de los carros de correspondencia de la empresa y se subía en la parte trasera mientras Sight nos empujaba a través de toda la editorial. Justo antes de ser jefe. Cuando todos dormimos juntos porque yo tenía miedo y la vez que conocí a Paul y me aferré a sus brazos porque Jake no dejaba de hacer caras que solían asustarme. Jai palmeaba el rostro de Luke y éste se largaba a llorar. Espantábamos las palomas en la playa, y Sam se recostaba conmigo en medio de la carretera. Íbamos en auto cuando él explicó el por qué seguían habiendo faros de luces amarillas y no blancas.

Cuando fuimos al parque de diversiones y apreté las mejillas de Daniel junto a mi helado y mis manos regordetas. También el día en que partimos a nuestro viaje a San Francisco y metimos un montón de almohadas al auto, así no tendríamos problemas para dormir. Y por último, el momento en que la foto en el retrato que sostenía Brook en sus brazos la vez que durmió en mi habitación fue tomada, Sight nos hizo creer que tomaba una foto cuando en verdad estaba grabando y reía por nuestra inocencia.

Y lloro. Lloro porque la canción de fondo no me ayudaba. Lloro porque Rudy e Ethan tuvieron razón en que lloraría. Lloro porque me tomaron en uno de mis momentos más vulnerables, y no me ha importado. Lloro porque odio que la línea aún esté cortada. Y lloro porque no lo he hecho en mucho tiempo. Lloro porque Sight está en la habitación del frente y quiero abrazarlo y decirle que lo quiero por ser el mejor padre del mundo. Y lloro por admitir una vez más que extraño mi vida. Lo he repetido tantas veces en mi cabeza que ya estaba cansada.

Muchas personas alguna vez me llegaron a decir: "¿Por qué? Si no hiciste nada en todo el día" cada vez que yo decía que estaba cansada. Siempre quise decirles que el cansancio no era físico. Era mental. Pero sólo hice silencio, tal cual como hacía todo el tiempo.

Cierro el computador dejándolo a un lado de la cama y me propuse a observar las gotas de lluvia que retumban cada vez más en el ventanal. Los truenos y relámpagos ya no dan miedo, la oscuridad no es tenebrosa y el sonido de los autos pasar ya no son ensordecedores. Se han vuelto mi compañía esa noche.

Esa noche Ben no llamó. Esa noche ni Stacy ni Richard se fugaron de sus habitaciones para tener una buena charla conmigo y Sight no cruzó la puerta para decirme que también me quería. Esa noche dormí por mi cuenta por primera vez en dos años, estando lejos de mi ciudad, lejos casa. Esa noche no me sentí sola. Y eso estaba completamente bien.

"¿QUÉ TE HACE SENTIR MÁS FUERTE CADA DÍA?

A veces encuentro ridícula la manera en la una sola persona puede arruinar tu mañana, incluso parte del día que has hecho desde que te despertaste ésta mañana, en sólo cinco estúpidos minutos, incluso menos que eso. Las personas cometen errores y yo no soy la excepción, he cometido errores, soy una adolescente, sólo necesito recordarme a mí misma qué estoy haciendo en éste planeta, por qué Dios me puso aquí y no a nadie más en vez de mí, necesito recordarme a mí misma qué me hace feliz, necesito recordarme a mí misma qué me hace sentir más fuerte cada día y me encantaría compartir absolutamente mis razones a pesar de que nadie más, a parte de mí, está leyendo esto.

Mi familia me hace feliz, no sé dónde estaría si alguna vez llego a perder a mi familia porque la familia lo es todo. Ellos son la primera razón de por qué estoy agradecida de estar viva, ellos son la primera razón que sé de por qué Dios me puso aquí, ellos son la primera razón que me hace sentir más fuerte cada día de mi vida.

Mis amigos me hacen feliz, soy la clase de persona que no tiene muchos amigos, pienso que sólo tengo los necesarios, no importa si están del otro lado de país, esos de hecho son los mejores amigos, y nunca me voy a arrepentir de tenerlos en mi vida. Ellos son la segunda razón que sé de por qué Dios me puso en éste planeta, la segunda razón que me hace sentir más fuerte cada día.

Y finalmente la tercera razón. Oh. La tercera razón. Algunas personas pensaran que es la razón más patética, pero no lo es. Para mí. La tercera razón es él. Y no, no estoy hablando sobre algún chico sentado a mi lado en la clase de Castellano, o sobre alguien más que conozca, o bueno, que él conozca. Estoy hablando sobre éste cuidadoso, asombroso, estúpido y tonto chico castaño. Que también comete errores por supuesto, como yo, como tú, y como todos los demás en éste injusto mundo, él no es perfecto, y eso es lo que lo hace ser una persona perfectamente imperfecta. Sinceramente le agradezco a Dios todos los días por ponerlo en mi camino. Él me hizo ver la vida de una manera diferente. Llámame todo lo que quieras, pero sé que soy una de las personas más felices en ésta extremadamente extraña galaxia. Y por eso es que él es la última pero no menos importante razón que sé que nada nunca podría ser tan malo porque lo tenía, la tercera razón que sé de por qué Dios me puso en éste mundo tan cruel que él creó. La tercera razón que me hace sentir más fuerte cada día, cada segundo, minuto y hora de mi día, tal cual como mi familia y amigos hacen.

Quizás cuando regrese a casa de la escuela hoy, me sentiré como basura una vez más, pero éstas agradables mujeres acaban se venir a mi salón de clases y nos dieron ésta plática que quizás pueda ayudar a alguno de nosotros, e iré a la academia de baile, y mi papá me va a recibir con éste delicioso plato y tomaré mi teléfono y le hablaré a mi amiga, a pesar de que está sentada a mi lado en la clase de Inglés, y lo voy a seguir teniendo a él, así que nada nunca podrá ser tan malo porque tengo éstas tres razones que me hacen sentir más fuerte cada día.

Jueves, 19 de octubre de 2013.

Lia Marie Terada."

Esa ha sido la carta que he escrito para Sam. No sé si en verdad es una carta o más bien una redacción. Pero mi profesora lo ha llamado así y Sam también lo había hecho y confiaba en ello. Él había llorado silenciosamente la noche en que terminó de leerla y no me pasó por la cabeza el preguntarle por qué lo hacía, simplemente lo abracé, porque eso hacía él conmigo. Cuando desperté la mañana siguiente, él tenía una enorme, enorme sonrisa en su rostro y entonces condujo hasta el instituto y me dejó hasta la tarde cuando fue a recogerme, llegamos a casa y me dejó prepararle un sándwich. Entonces guardé esa carta en un lugar donde podría reposar por siempre. Donde sólo yo sabía que estaba ahí y que nadie nunca podría saber de ella. Nunca tuve una idea concreta del por qué. Pero me di cuenta de que no sabía el porqué de muchas cosas y no me hizo preocuparme.

Me hizo dudar la vez que encontré a Sam leyendo la carta, pues él había encontrado mi lugar secreto en donde yo escondía mis pertenencias más preciadas. Y releí la carta junto a él. Esa noche él no lloro, sólo sonrió. Sonrió firme y reía sinceramente. Fue cuando me acobijó como siempre lo hacía, besaba mi frente y regresaba su cama hasta el día siguiente.

Quizás mi día si ha sido depresivo, pero si tenía que verlo desde un buen punto de vista, desde el punto de vista que alguna vez tuvo Sam; éste día ha sido depresivamente perfecto.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: