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18 ♡Cumpleaños♡

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Dicen que las despedidas duelen, que son de esos momentos en la vida en los que el alma escapa de tu cuerpo y sientes que todo a tu alrededor se derrumba.

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Elisse.

La tarde del sábado me la pasé con Ángel mirando películas de caricatura. Ese mismo día sus amigos se fueron hechos furia porque les gane un par de veces en un videojuego de zombies.

Al abrir mis ojos compruebo que ya ha amanecido. No recuerdo haberme ido a dormir a mi cuarto anoche, así que cuando me despierto me doy cuenta de que aún sigo recostada en el sillón. Supongo que mi hermano y yo debimos quedarnos dormidos cuando terminamos de ver la película: Maze Runner.

En el instante en el que bajo los pies al suelo, siento el brazo de Ángel a mi lado, quien está dormido en el suelo tirado boca abajo.

Esquivo con precaución el cuerpo de mi hermano que se encuentra inconsciente en el suelo, voy a mi habitación, después me dirijo a mi dormitorio, busco un conjunto de ropa en el armario y entro al baño a darme una ducha. Después de bañarme me seco el cabello con la secadora, lo cepillo, continuamente me pongo un poco de rubor en las mejillas y utilizo un labial brillante al pintarme los labios. Mientras me peino comienzo a tararear la canción que se escucha en la radio.

Salgo del baño con el cabello suelto y lacio. Ese día me he puesto una blusa negra de tirantes, unos shorts de mezclilla y mis tenis negros. Cuando miro mi reflejo en el espejo casi no me reconozco. En mis comisuras se dibuja una sonrisa suave.

Tras asegurarme de que ya estoy perfectamente arreglada, salgo de mi habitación, cruzo el pasillo y me encamino a la cocina.

—¿Estás segura de que eres mi hija? Cariño, casi te desconozco sin todo ese maquillaje que sueles usar, la verdad no entiendo por qué te maquillas así, si al natural luces espléndida —exclama mi mamá, quien está preparando el desayuno en la cocina.

—He querido verme diferente hoy, mamá —le confieso y sonrío—. Por cierto, iba a comentarte que hoy iré a ver a Luka, nosotros teníamos pensado pasar este día juntos, así que eso haré, estaré todo el día en el hospital así que llegaré tarde.

Mi mamá me mira con expresión comprensiva, pero logro distinguir un atisbo de preocupación en su mirada.

—Cariño, sé que quieres demasiado a ese lindo muchacho, pero estoy segura de que él estaría feliz de que pases este día con tus amigos.

Yo niego con la cabeza y me río sin humor.

—No es como si tuviera muchos amigos, mamá.

—El chico que trajiste ayer a casa parecía alguien agradable, tú misma dijiste que era un "amigo" —comenta Ángel repentinamente. Él se encuentra sentado en el suelo y está comiendo un pedazo de sándwich.

—Nadie está hablando contigo —exclamo yo enfadada, dirigiéndole una mirada fulminante.

—No sabía que tenías más amigos, aquí solamente han venido Ryan y Luka —reflexiona mamá. Cuando voltea a verme luce sorprendida.

Todo mi cuerpo se pone rígido ante la mención del nombre de ese chico despreciable que solo por venganza hacia mí le dio una paliza a Matteo.

—No menciones a Ryan —le pido sin ocultar mi disgusto—, Y respeto al chico del que habla Ángel, él se llama Matteo, estoy segura de que si lo conocieras te agradaría tanto como a mí.

—Vaya —mi madre sonríe ampliamente, se ve notoriamente ilusionada—. Nunca te vi hablar tan emocionada acerca de alguien que no fuera Luka.

La sonrisa que había aparecido en mis labios se esfuma instantáneamente.

—No es ilusión, mamá. Matteo solamente es un amigo, y estoy segura de que él tiene muchas cosas que hacer hoy, mi cumpleaños no es tan importante.

—No se cumplen dieciocho a diario, cielo. Yo a esa edad conocí a mi primer novio —las palabras de mamá resuenan en mi cabeza.

—No es mi caso, adoro a Luka y...

—Luka, siempre es Luka —él resopla ruidosamente—. Haznos un favor a todos y ya cambia de aires, hermana —exclama Ángel con aburrimiento.

Le lanzo un cojín a la cabeza, enfadada.

—Deja de molestarme.

Mi mamá nos pide que nos calmemos y suelta un suspiro profundo antes de dirigir su mirada hacia mí.

—Tu hermano tiene razón, Elisse, hay millones de chicos en el mundo, no te quedes con el primero que conociste.

Su comentario me toma por sorpresa.

—Luka salvó mi vida mamá, por mi culpa él se encuentra en ese hospital, no voy a dejarle nunca. ¿Es tan difícil entender que no cualquiera arriesga todo por ti?

Mi mamá se apresura a corregir sus palabras.

—No quise decir que sea un mal chico, me refería a que no quiero que termines como yo atada a una persona que aunque te haga bien también te lastima. Cariño, yo quiero que vivas al máximo tu juventud y seas feliz.

La frustración me invade. No puedo creer que me esté diciendo todo esto.

—Soy feliz con Luka, ¿por qué nadie lo entiende?

—Agh, tengo ganas de vomitar. Neta, hablas tanto de tu novio que ya hasta sueño que estás casada con él —expresa mi hermano con fastidio.

Le saco la lengua y él hace una cara graciosa de burla. Mi mamá nos regaña y nos pide que nos comportemos.

De pronto, siento que mi celular vibra entre mis dedos. Rápidamente, desbloqueo la pantalla y fijo mi atención en el mensaje que acaban de enviarme.

—Me voy, Esmeralda me ha enviado un mensaje, dice que podré quedarme al menos dos horas con Luka.

—Me alegro mucho, cariño —mamá se acerca a mí y besa mi mejilla antes de decir—: Feliz cumpleaños.

—Gracias, mamá.

Mientras me da un cariñoso abrazo, mamá le hace señas a Ángel para que se levante del suelo y venga a abrazarme.

Él se levanta a regañadientes, veo que se acerca y cuando llega hasta mí me abraza con fuerza.

—Feliz cumpleaños, hermana. No te olvides de saludar a tu hermosa amiga de mi parte.

Cuando me suelta me separó de sus brazos y lo miro con desaprobación.

—No me convencerás de pasarle tu número —le dijo en tono de advertencia.

—No necesito de tu ayuda, hermanita.  Estoy seguro de que lo conseguiré por mi propia cuenta tarde o temprano.

Él alza los hombros y vuelve sobre sus pasos para sentarse en el sillón. Yo rodeo los ojos mientras me acerco a él y cuando estoy a un paso de distancia desordeno su cabello para fastidiarlo. Sé que él odia que me meta con su pelo y por eso mismo lo molesto.

—Oye tú —me grita en tono molesto.

Al escucharlo yo salgo del departamento corriendo como loca y cuando estoy segura de que ya no puede alcanzarme bajo las escaleras tarareando una canción en inglés.

Después de cruzar las puertas de entrada me encamino a la pequeña zona del estacionamiento. Detengo mis pasos a un lado de mi motocicleta.

—Hola, imagino que ya sabes quien cumple años hoy, morita. Exactamente, tú y yo.

***

Una hora más tarde, estaciono a Mora en el aparcamiento que se ubica en el patio delantero del hospital. En breves segundos me apresuró en subir los escalones que conducen a la entrada del edificio.

Atravieso la puerta principal y subo al elevador. Cuando se abren las puertas en el piso veinte salgo de allí y camino con tranquilidad.

Algunos minutos después, me encamino por el corredor extenso y al dar vuelta en la intersección de un par de paredes, diviso a mi amiga hablando por el teléfono en el espacio de la recepción.

Aguardo a que termine su llamada telefónica para acercarme.

—Hola, Esme.

—Elisse, qué guapa te ves hoy. Muchas felicidades por tu cumple —ella sale a mi encuentro y me abraza amistosamente—. Dijiste que no querías ningún regalo, pero acéptalo, lo compré en un mínimo tamaño.

Esme me entrega una pequeña cajita con adornos rosas. Ya le dije un centenar de veces que no quería que me regalara nada.

Al quitarle la tapa observo unos hermosos pendientes color esmeralda con figura de corazón. Son absolutamente hermosos.

—Son preciosos, me encantan. Esme, debieron costar una fortuna.

—Nada es tan valioso como tu amistad —me sonríe y volvemos a abrazarnos—. Deberías entrar, seguramente Luka está esperando que le cuentes algo nuevo.

—Créeme, con lo aburridas que son mis platicas, lo terminaría durmiendo si estuviera despierto.

—El doctor me dijo que ha visto un progreso, seguramente en una o dos semanas despertará.

—Espero que sí. De verdad quiero viajar con él a Inglaterra.

—Lo harán, tú confía en que se recuperará pronto —me anima con una sonrisa alegre.

Yo asiento y le agradezco su apoyo. Cuando ella vuelve a la recepción, yo avanzo por el pasillo, recorro el camino que ya me sé de memoria de tantas veces que he venido, al llegar entro a la habitación 330.

Cuando me acerco a la camilla y escucho el pitido de las máquinas descubro que Luka aún tiene los ojos cerrados. Me duele aceptarlo, pero sigue inconsciente. Sería el mejor regalo que él despertara y me abrazara con su habitual dulzura, que me dijera con su dulce voz que todo estará bien.

—He vuelto, tardé un poco en venir porque está semana tuve exámenes a morir. Te aseguro que ni siquiera imaginas lo difíciles que fueron esos cuestionarios —le comento al mismo tiempo que coloco mi mano sobre la suya—. Sé que deberías darme tú un regalo a mí, pero esta vez cambian los papeles, amor. Te he traído tu chocolate favorito, y además, te compré un anillo que va en conjunto con mi collar, seguramente te gustará.

Miro a través de la ventana, el cielo azul de esta mañana alegra un poco mi día gris, muy en el fondo quisiera que este día sin luz se ilumine de los colores del arcoíris y pinte las nubes de esperanzas.

—Ryan me está trayendo bastantes problemas, se ha convertido en un imbécil categoría uno desde que no estás tú, pero sé que cuando despiertes volverá a ser el mismo de antes.

Miro el CD que le di de obsequio hace un mes, ya no tiene el moño que le puse, pienso que quizás se lo quitó alguna enfermera o algún familiar.

—¿Vino alguien de tu familia a verte? No les habrás dicho que soy tu novia, aún no estoy preparada para conocer a mis suegros —le digo en broma para disminuir el opresivo nudo en mi garganta—, pero si te hace feliz, cuando despiertes puedes presentármelos —entrelazo mis dedos con los suyos y sonrío débilmente—. No despertarás hoy, amor, pero cuando lo hagas estaré aquí sujetando tu mano con todas mis fuerzas porque te quiero y sé que tú me quieres, porque los dos nos queremos aún bajo las nubes grises de la dificultad y los días nublados que nos han mantenido separados—estoy a punto de romper el enlace de nuestros dedos cuando de pronto siento un ligero movimiento de su mano, la cual ha sujetado con debilidad la mía. Casi me desmayo de la alegría al sentir su contacto respondiendo al mío. Los ojos me escuecen y se me humedecen de alegría—. Aquí estoy amor, sigo aquí, estoy pasando mi cumpleaños contigo, prometo que seguiré aquí.

No rompí mi promesa. Me quedé con él toda la mañana hasta que tuve que despedirme, después pase gran parte de la tarde en la sala de espera. Cuando me dijeron que el horario de visitas se había terminado, le dije a Esme que me iba a casa, recuerdo que eran las 7:30PM.

Al salir del edificio camino hacia el estacionamiento, perdida en mis pensamientos. Esta es la última semana en el colegio y ciertamente no me quiero perder la asamblea de decoración del salón de baile. Este será el final de una etapa de mi vida, pronto comenzaré una nueva a miles de kilómetros de distancia acompañada del chico que amo.

De camino a casa, dos lágrimas bajan por mis mejillas cuando cruza por mi cabeza la última mirada que Luka me dirigió el día que discutimos, fue una mirada triste, abatida y dolida, me miró tan intensamente que no pude soportar mirarlo. Después cuando salí de ese restaurante y cruce la calle, escuché su voz llamándome antes de caer abruptamente al suelo. Todo paso demasiado rápido, recuerdo que mi corazón dejo de latir tras escuchar un golpe fuerte y detectar que frenaba un auto bruscamente, al voltear solamente pude fijarme en su expresión vacía y perdida. Los segundos se ralentizaron a mi alrededor cuando lo vi porque él ya se encontraba inconsciente.

En el momento en el que ya no puedo soportar más el nudo que quema mi garganta y el aturdidor sonido que palpita en mis oídos, reduzco la velocidad y me salgo del camino para adentrarme al aparcamiento de un establecimiento. Al estacionarme bajo de la motocicleta y decidí entrar a la cafetería que se encuentra a pocos pasos de distancia. Una vez dentro ordeno un capuchino a la chica que atiende detrás de la barra. La joven se tarda algunos minutos en prepararlo, cuando me lo entrega le doy el dinero correspondiente. Le doy las gracias y me despido con amabilidad. De manera inesperada, al dar media vuelta mi mirada se cruza con los ojos cafés de Matteo.

El asombro congela todos mis sentidos y me deja paralizada. De inmediato, Matteo voltea y nuestras miradas cruzan.

Él comienza a caminar hacia mí luciendo radiante de alegría.

—¿Elisse? Qué coincidencia, no pensaba encontrarte aquí.

Cuando se detiene a un par de pasos de distancia lo miro con el ceño fruncido.

—Yo tampoco esperaba verte, ¿qué haces aquí?

—Vine por un café, igual que tú —responde con simpleza. Yo asiento.

—Qué bien —exclamo y le ofrezco una tímida sonrisa—. Yo... ya tengo que irme, nos vemos mañana.

Sin agregar nada más paso por su lado y salgo de la cafetería a toda prisa, esperando que no me siga, solo que para mi mala suerte escucho sus pasos detrás de mí, motivo por el que sé indudablemente que me ha seguido.

Apresuro el paso. A mis espaldas siento que el peso de su mirada me abruma. Rápidamente, subo a mi moto e intento encender el motor, pero no arranca. El nerviosismo se apodera de toda mi estabilidad y me hace presa de un mar de sensaciones incontrolables.

—Parece que tu querida Mora te ha dejado mal parada —exclama él. Cuando volteo lo encuentro bebiendo un sorbo de café. Me causa malestar que él no luce alterado ni preocupado.

¿Qué demonios sucede conmigo? ¿Por qué me siento así?

Vuelvo a intentar encenderlo y nuevamente la motocicleta sigue sin encender. «Genial, este es el mejor momento para que me falles Mora querida», susurra mi subconsciente con ironía.

—¡Maldita sea! Aún estoy a medio camino de mi casa —mascullo con molestia.

En ese instante, Matteo aparece en mi campo de visión.

—Si quieres yo puedo llevarte, le dije a mis padres que saldría con algunos amigos, así que no se preocuparan si llego más tarde de lo habitual —me dice y encoge los hombros con total despreocupación.

—No creo que a Angeline le fascine la idea de que subas chicas a tu coche —le comento de manera casual.

Llena de curiosidad, levantó la mirada y veo que su rostro se mantiene impasible.

—Me da igual lo que piense. Ella y yo terminamos hace una semana.

La seguridad en sus palabras me deja helada. Desde mi lugar, abro los ojos como platos y lo miro impresionada.

—Si ya la habías terminado, ¿por qué no lo mencionaste?

—Ya te lo dije hace un minuto, me da igual —reitera con detenimiento.

Al escucharlo casi quiero soltar una carcajada de burla hacia esa chica.

—¿Y bien? ¿Aceptas que te lleve a casa?

Tras unos segundos de reflexión interna le devuelvo la mirada y sonrío ligeramente.

—Vale, acepto tu propuesta.

Matteo me sonríe y me indica con un movimiento de mano que vaya detrás de él. Yo lo sigo hasta su coche, al detenernos al costado de su deportivo, él abre la puerta del copiloto y se inclina con elegancia.

—Qué caballeroso —menciono con voz suave.

—Es una de mis cualidades —asegura él con arrogancia. Al voltear a verlo vuelve a sonreír y me guiña un ojo.

Yo me río y subo a su coche. Cuando él cierra la puerta camina hacia el otro lado para subirse en el lado contrario. Una vez que los dos estamos dentro del coche y nos colocamos los cinturones de seguridad, él enciende el motor y salimos del estacionamiento a gran velocidad. Mientras el auto avanza por la carretera, veo las calles y los edificios pasar, visualizo a la gente caminando por la acera, autos yendo de un lado a otro.

Al desviar mi mirada de la ventana y pasarla en el interior del vehículo me doy cuenta de que a un lado del asiento trae una lata cerveza, sin pensar en lo que hago la tomo entre mis manos y al mirarlo entrecierro mis ojos:

—Es en serio, ¿cervezas?

—Estoy celebrando mi soltería —admite Matteo con voz alegre.

—Ya, claro —me río mentalmente—. ¿Sabes? Nunca me he tomado una de estas, pero ya que estamos celebrando la probaré.

—No Elisse, detente.

Él intenta arrebatarme la cerveza de la mano, pero rápidamente la alejo de su alcance.

—Hey, hoy cumplí dieciocho años, déjame celebrar.

Abro la lata y bebo un sorbo de cerveza, en un principio siento un sabor amargo en la garganta, pero conforme le voy tomando el sabor se vuelve menos desagradable.

Y cuando menos me doy cuenta ya me he tomado dos latas de cerveza. Cada vez que tiene oportunidad Matteo intenta quitarme la cerveza de la mano, pero como va conduciendo le es imposible concentrarse en ambas cosas.

—Quieres parar de tomar, no quiero que tu madre y tu hermano piensen mal de mí —me pide con la voz ronca. Me giro para mirarlo y notó que se ve realmente preocupado.

—Déjame tranquila, quiero divertirme como nunca.

Es evidente que ya no estoy siendo razonable, de hecho, ya todo me da vueltas. Si me quedo viendo hacia un solo lado no distingo nada con claridad.
Al dirigir mi vista hacia enfrente veo los semáforos repetidas veces y me da la sensación de que están moviéndose de un lado a otro y girando en círculos.

—Ya estás borracha, Elisse —musita Matteo con seriedad.

—No estoy borracha, solamente me siento un poco mareada —me río como tonta y le bebo otro trago a la cerveza—. Qué lindura de chico eres —le confieso, arrastrando las palabras. Me vuelvo sobre mi lugar y extiendo mi mano para presionar su cachete con mis dedos. Me quedo mirándole sin parpadear y vuelvo a reírme como idiota.

—Eh, no me gusta que hagas eso —le escucho decir con neutralidad, pero veo que una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios.

Dejo de mirarlo cuando veo que detiene el carro delante del edificio en el que vivo.

—Esperemos a que se te pase el efecto del alcohol —me dice y yo asiento.

Vuelvo mi atención hacia él con disimulo. En el interior del auto solo se escucha el sonido bajo de nuestra respiración lenta.

Matteo recarga sus manos en el volante y suelta un suspiro de frustración. Yo me quedo mirándolo de perfil y mis ojos lo detallan con detenimiento: lleva puesta una sudadera gris, un pantalón de mezclilla con zapatos de vestir; lleva el cabello desordenado, sus labios se ven rozados y suaves, sus ojos están fijos en el camino. Esta noche él se ve malditamente atractivo.

Sin que pueda contenerme mi boca comienza a emitir palabras, pero ya que mis pensamientos están mezclados debido al efecto del alcohol comienzo a expresarme sin filtros.

—Te contaré un secreto... resulta que desde la primera vez que te vi me perdí en tu sonrisa, y ahora sé que esa es la sonrisa que quiero ver todos los días de mi vida —Matteo sonríe al escuchar mi torpe confesión. Yo me muerdo el labio inferior antes de seguir hablando—. Esto es confuso, si digo que te necesito... te miento, pero si digo que no te necesito... también te miento, de cierto modo, no eres mi aire y no te necesito para respirar Matteo, pero sin ti no siento que respiro.

Al escucharme decir eso, Matteo voltea a verme, me toma de la mano y su palma rodea completamente la mía. Lentamente, se inclina hacia mí hasta que nuestras frentes se rozan.

Su mirada se vuelve profunda al instante en el que sus ojos miran mis labios.

—Elisse, yo también tengo un secreto. A veces en silencio me pregunto por qué estás en mi cabeza todo el tiempo, cuando estoy contigo me haces sentir que estoy en el cielo porque en la tierra ya no hay nadie como tú. Honestamente, me tienes rogando a tus pies como un idiota enamorando.

♡*♡*♡*♡*♡

Narrador.

La música se escucha de fondo en el auto mientras los dos se miran fijamente y sonríen. A Matteo le encanta verla sonreír. Estando allí tan cerca de ella siente que su corazón escapará de su pecho porque lo siente latir cada vez más deprisa.

Matteo se acerca a ella despacio. Para él ella es preciosa, perfecta; su cara es tan linda, su cabello castaño ahora suelto le cae sobre los hombros. Sus ojos azules están perdidos en los suyos.

Matteo fija su mirada en los labios de Elisse. Ambos están cerca, muy cerca y él desea besarla. Esta vez nadie impedirá que eso pase.

—Nunca tuve tantas ganas de besar a alguien, Elisse. Por favor, aunque sea un error no me pidas explicaciones —murmura él.

Lentamente, inclina su rostro a milímetros de distancia y ante la sorpresa de Elisse junta sus labios sobre los suyos.

El primer contacto entre ellos, un beso robado y cautivador, un beso que les acelera el corazón e ilumina de distintos colores la oscuridad de la noche. Matteo acerca su mano al rostro de ella y sigue besando su dulce boca mientras acaricia su mejilla con delicadeza. Él tiene claro que nunca le sucedió nada parecido. Deseaba besarla desde la primera vez que la llevó en su coche, deseaba besarla desde su primer encuentro.

♡*♡*♡*♡*♡

Nico se dirige al edificio donde vive Elisse, quiere decirle «Feliz cumpleaños», y desea abrazarla con cariño. Si lo hubiera sabido desde antes, habría ido a su casa para ser el primero en felicitarla, lamentablemente eso no pasó, casualmente él se enteró por una notificación en su celular, pero ahora eso no importa. Él está a punto de llegar, camina bajo el umbral de la calle con un ramo de rosas en la mano derecha y en la mano izquierda lleva el libro de Elisse con las notas que escribió para ella.

Se detiene en seco al ver a lo lejos un auto estacionado delante de la entrada del edificio. Su corazón fracturado termina echo cenizas al observar a Matteo y Elisse besándose dentro del coche. Al presenciar la escena casi puede sentir espinas clavándose en su corazón. Lo invade un intenso dolor que le atraviesa el pecho. El alma escapa lentamente de su cuerpo. En pocos segundos la ilusión en su rostro es sustituida por tristeza y melancolía. Dos lágrimas bajan por sus mejillas mientras el dolor lo consume por dentro y siente que se le acaba el aire.

Cuando ya no lo soporta más aparta la mirada, da media vuelta y mira hacia el cielo conteniendo las ganas que tiene de gritar. Al bajar la mirada observa el ramo de rosas que sostiene en la mano y con el ánimo decaído lo deja caer al suelo sintiendo un punzante dolor en el corazón. Al recuperar las fuerzas se aferra a su determinación y comienza a caminar sin detenerse, sin mirar atrás, no quiere mirar atrás. Él no podría con ello.

No quiere imaginar las palabras dulces que se estarán diciendo, no quiere pensar, no quiere suponer nada. Desea olvidarse de todo y despertar de ese mal sueño para que termine siendo una terrible pesadilla.

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¡Qué emoción! Estoy ilusionada con el primer beso de Matteo + Elisse, pero no puedo soportar el sufrimiento de Nico 😓

¿Qué parte del capítulo les pareció más linda y cuál les dolió demasiado?

Los leo. Chao por ahora, bellas personitas ʘᴗʘ✿

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