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12 ♡Verdad♡

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Al siguiente día asistí al colegio con una sonrisa tranquila en el rostro. Finalmente, llegue a la conclusión de que extraño a Luka y por esa razón lo vi frente a mí, lo recordé porque lo echaba de menos, pero no era él, lamentablemente no estaba conmigo.

Inesperadamente, escucho que alguien habla detrás de mí:

—Hola, Elisse.

Doy media vuelta y me encuentro con Nico y su radiante sonrisa. De inmediato sonrío y le devuelvo el saludo.

—Hola, Nico.

—Me acerque para saber si tú estudiaste para el examen de hoy —exclama con aire despreocupado.

Se me cae el alma a los pies al oír que ese día tenemos examen. Maldición, me habré olvidado de ese detallito porque no estudie absolutamente nada.

—¿Lo dices en serio? ¿Habrá examen hoy? Como me pude olvidar... —expreso muy sorprendida y comienzo a buscar en la mochila mi libreta de apuntes para darle un repaso a mis anotaciones.

Para mi gran alivio Nico sujeta mi muñeca con delicadeza y dice:

—Hey, espera. Solo bromeaba, por el momento no habrá ningún examen sorpresa.

—Me has dado un susto de muerte —suspiro aliviada.

Los dos caminamos juntos y seguimos conversando.

—Nada más quería comprobar si estabas atenta, no era mi intención asustarte. De verdad, lamento lo que dije.

—Tranquilo, no pasa nada, tengo claro que no fue tu intención —le digo para que se tranquilice y no piense que me he molestado con su broma.

Los dos entramos juntos al salón de clases, notamos que la mayoría de nuestros compañeros ya están ocupando sus lugares.

—Hablamos en un rato —le comento a Nico dirigiéndole la mejor de mis sonrisas y él asiente.

En el transcurso de la clase trabajamos en equipos y realizamos una actividad en el libro. Yo comienzo a realizar los ejercicios y sigo pensando en lo que sucedió el día anterior. Apenas lo recordaba. Había estado dándole tantas vueltas al tema de Matteo y Luka que no recordé preguntarle a mamá nada acerca del dinero.

Bufo con frustración mientras mis pensamientos dan mil vueltas causándome confusión. Sí, me siento terriblemente confundida.

♡*♡*♡*♡*♡

Narrador.

En el transcurso de la clase Nico no ha dejado de mirar a la castaña de ojos claros, y es que nadie imagina que detrás de su seriedad habitual en su interior hay un gran corazón esperando abrirse a la chica ideal. No lo admite al resto del mundo, pero él sería feliz si esa chica fuera Elisse.

Cuando suena el timbre, el profesor les dice a los alumnos que ya pueden retirarse, de inmediato todos salen del aula y van directo a comprar el almuerzo. Nico es el último en salir. Al salir al patio el joven mira a su alrededor; hay algunos chicos jugando fútbol en la cancha, chicas sentadas en el césped que conversan a la distancia y a ella la ve al otro lado del amplio patio, está sentada en una banca de concreto, alejada de todos. Se acerca y la saluda con un leve movimiento de mano.

—¿Puedo sentarme? —le pregunta. Ella asiente y se hace a un lado para dejarle espacio.

Él se sienta a su lado en la banca, se aclara la voz y habla:

—No quiero parecer entrometido, pero desde ayer te noto distraída, un poco preocupada.

—No te equivocas —afirma ella y voltea a verlo cuando agrega—: Nunca pensé que pudiera ver en alguien a otra persona, creo que... algo en mí está cambiando y no puedo evitarlo.

—¿Qué quieres decir exactamente?

—Es complicado... olvídalo. No te preocupes, estoy bien —sus palabras no le dicen nada, la siente evasiva y pensativa.

Un profundo silencio se impone entre los dos. La confianza entre los dos se fractura y se pierde por completo.

—¿Cuándo tienes tiempo libre? —le pregunta ella de la nada.

—Los fines de semana —responde él.

—Vale. Si estás de acuerdo, salgamos el sábado, quiero ver una película en el cine ¿Te parece bien? Si no tienes planes podemos ir juntos, como en una cita.

El corazón de Nico comienza a latir en descontrol al escucharla. La chica de sus sueños quiere salir con él y acaba de invitarlo a una cita. Él cree que debe estar alucinando.

—Así que no hagas planes para ese día, tienes algo pendiente conmigo —le guiña un ojo con diversión y sonríe. Nico jamás olvidaría esa sonrisa sincera y dulce.

—Perfecto, ya voy reorganizando mi agenda —afirma él en un tono bromista.

Al compartir esa complicidad ambos sonríen. Casualmente, la bonita sonrisa de Nico atrae la atención de Elisse, ella no se había dado cuenta de que la sonrisa del chico era preciosa, pero la verdad era que tenía cierto encanto y lo hacía verse incluso atractivo a la vista. Desde luego Nico no parecía ser del tipo de chicos que sonríen muy a menudo, pero cuando lo hacía se veía mucho más guapo y sus ojos brillaban de un azul profundo e hipnotizante.

Elisse está perdida en los ojos hipnotizantes de Nico, se ha quedado sin palabras, fascinada con aquella sonrisa de lo más divina.

Nico no sabe cómo ni en qué momento se acercó más a ella, y ahora se pregunta: ¿Cuándo se acercaron tanto uno a otro?

Para su mala suerte, el timbre suena en los altavoces anunciando que el receso se ha terminado.

—Debemos entrar, ya es hora —escucha que dice ella.

Él sigue tan perdido en su cercanía con la chica que no le presta la más mínima atención a sus palabras.

—Hey —ella chasquea los dedos frente a sus ojos para traer a Nico de vuelta a la realidad—. Ya todos entraron. Vamos, debemos darnos prisa.

Mientras ambos caminan devuelta al salón, Nico piensa que el sábado podría ser el mejor momento para confesarle sus sentimientos a Elisse. Ella no lo sabe aún, pero él ya sufrió demasiado observándola en silencio durante los últimos dos años, pero ahora que ella confiaba en él y lo escuchaba ya seguiría escapando de lo que sentía, enfrentaría lo que tuviera que enfrentar y se lo diría. Él creía firmemente que se merecía una oportunidad.

Tal vez Nico jamás se olvidaría de Elisse porque aún después de todo lo ocurrido su recuerdo se mantiene en cada uno de sus pensamientos. Hay personas que dicen que el amor más intenso se oculta tras el silencio más profundo y no hay duda de que los silencios expresan más que mil palabras.

Durante la última clase del día, Nico se pregunta una y otra vez: «Elisse, ¿Por qué te pienso tanto si no somos nada?»

No obtiene respuesta alguna y no le hace falta responder esa pregunta porque sabe que la quiere con todo su corazón y no permitirá que ella sufra por ningún motivo, tiene claro que estará a su lado pase lo que pase.

♡*♡*♡*♡*♡

Durante la tarde, Matteo y Elisse están trabajando en la boutique, ellos ya han atendido a varios clientes. En ese momento Elisse está limpiando los vidrios del mostrador y tiene la cabeza metida dentro del mismo. De repente, Matteo, que se encuentra colocando etiquetas en las prendas de ropa, saca un tema muy inesperado.

—Ese chico de tu salón te agrada demasiado, ¿verdad? —exclama él repentinamente.

—Sí, creo que seremos buenos amigos —le responde ella, todavía concentrada en lo que está haciendo.

—¿Amigos? Creí que tú no eras de hacer amigos.

—No suelo ser así, pero con él es diferente, digamos que es... especial.

Matteo piensa para sí mismo: «Especial». Sí claro, como si otro chico pudiera ser mejor que él.

—Supongo que se están llevando de maravilla —menciona él hablando entre dientes.

—Nos llevamos bien, sí.

El encogimiento de hombros de Elisse le hace sospechar a Matteo que ella le oculta información. Él indaga un poco más en el asunto.

—¿Y ya no se han encontrado fuera del colegio?

—Estos días no, pero ahora que lo mencionas, el sábado vamos a salir al cine, hay una película de ciencia ficción que quiero ir a ver.

—Me parece que están pasando demasiado tiempo juntos, ¿acaso ese chico te gusta? —pregunta él con curiosidad.

A causa de la impresión, Elisse intenta incorporarse rápido y termina chocando contra el vidrio de la parte superior del mostrador.

—Mierda, esto es tu culpa idiota —pronuncia la joven muy molesta.
De inmediato, se sienta en un banco de madera que hay detrás de ella.

—Discúlpame Elisse, yo solamente quería saber si él te gusta.

—No, él no me interesa de esa manera y por si también te lo preguntas, ayer en la noche me fui del edificio porque tenía que hablar con mi mamá de algo importante, resulta que pasar la noche cenando con tu novia y contigo no estaba en mis planes.

—Bien, no volveremos a invitarte —aclara él, decidido, alzando los hombros—. Déjame ver.

Matteo se inclina para revisar el golpe en la frente de Elisse, quien al parecer no se ha golpeado al punto de abrirse la cabeza.

—¡Ya suéltame! —exclama ella mirándolo con frialdad.

Él retrocede y le dice:

—Ese chico no te conviene y honestamente no parece ser tu tipo.

—No sabía que tenía un tipo de chico, gracias por aclarármelo —puntualiza ella sarcástica.

—Hazme caso, no va a funcionar. Te harías un favor cancelando esa cita.

Elisse le observa con los ojos entornados.

—No sé por qué me dices todo esto, supongo que quisiste decir que Nico no me conviene pero ¿tú si? ¿Eso es lo que piensas decirme? —cuestiona ella dudosa y cruzándose de brazos se queda esperando que Matteo le responda.

Elisse enseguida se arrepiente de lo que dijo y maldice por lo bajo. El tema no iba por ese camino, no tenía que haberlo dicho.

—No, yo tampoco —aclara Matteo mirándola con atención.

Elisse supone que él está mintiendo, porque las palabras le suenan como si en realidad con ellas estuviera diciendo lo contrario, pero ninguno dice nada más.

—Tienes razón, tú no me convienes, eres tan bipolar que ni siquiera tú te comprendes.

—Sigue pensando eso y no te enamorarás de mí —exclama él en tono cortante.

La conversación entre los dos llega a su fin y Matteo se da la vuelta para seguir acomodando algunas cajas en lo alto de un mueble. El resto del tiempo los dos actúan como si aquella conversación nunca hubiera tenido lugar.

♡*♡*♡*♡*♡

Elisse.

Llegada la noche, entro al departamento tarareando una canción en voz baja. Después de cerrar la puerta doy media vuelta y encuentro a mamá mirando la TV.

—Hola mamá.

—Hola, cariño ¿Cómo estuvo el día?

Me aproximo hacia el sofá en el que ella está sentada. Apoyo las manos en el respaldo y respondo a su pregunta.

—Estuvo bien, bastante tranquilo.

—Me alegra que haya sido así.

Me sonríe y vuelve a prestar atención al programa de televisión de recetas de comida.

—Oye ma, tengo que preguntarte algo —le digo con seriedad.

Rodeo el sofá y me siento al lado de ella.

Al oírme ella apaga el televisor y voltea a verme.

—Claro, te escucho cariño.

—En el colegio me dijeron que pagaste la cuota del mes y los pagos anteriores que debíamos. No me mientas, por favor dime que no es lo que estoy pensando.

La contemplo fijamente y noto la expresión seria de su rostro cuando extiende su mano para tomar la mía.

—Ayer tu padre fue a pagar al instituto de tu hermano y al tuyo, también pago lo que debíamos de renta, le dije que no lo hiciera, pero insistió demasiado.

No puedo contenerme, la molestia, la incredulidad y el resentimiento me invaden. Simplemente, me altero y exploto.

—¿Y dejaste que lo hiciera? Mamá, no quiero que le debamos nada a ese hombre, ya suficiente daño nos ha hecho cuando nos abandonó.

Mi mamá me mira muy intranquila y preocupada.

—No quiero hablar de eso ahora mismo Eli, por el momento dejaremos todo como esta —me pide con la voz suave y tranquila. Su mano me acaricia la mejilla con cariño—. Le pagaremos ese dinero después. Quiero que sepas que solamente acepte su ayuda porque me preocupo por ustedes, no quiero que abandonen los estudios, sabes que haría lo que este a mi alcance para que ustedes estén bien, incluso esto.

Asiento al comprender sus razones y le doy un abrazo emotivo.

—Tienes razón, por ahora dejémoslo así, no quiero que te preocupes más, solamente por eso no le reclamaré nada a ese señor.

No quería admitirlo, pero la verdad era que estaba muy resentida con aquel hombre que algún día fue mi padre. Cuando nosotros apenas éramos unos niños él se fue sin mirar atrás, sin importarle sus propios hijos o su esposa, se marchó y nos abandonó sin dar explicaciones, su partida nos causó mucho dolor y tristeza, tiempo más tarde mi madre le sugirió tener la custodia compartida y él se negó a hacerse cargo de nosotros y eso no se lo perdonaría.

♡*♡*♡*♡*♡

Algunas horas más tarde estoy en mi habitación, recostada en mi cama pensando en lo que mamá me dijo acerca de mi padre. Vuelvo a la realidad cuando escucho que algo choca contra mi ventana, me levanto alarmada de la cama y camino a pasos lentos hacia la ventana, abro de par en par la misma, miro hacia abajo y mis ojos se abren como platos cuando veo a Matteo mirándome en la acera. Él está parado en medio de la calle, su rostro está iluminado por el pequeño resplandor de la luz blanca del alumbrado de la calle.

—¿Qué haces aquí arrojando piedras a la ventana? —le pregunto mostrándome confundida.

El departamento se encuentra en el tercer piso del edificio, estoy segura de que él me escucha perfectamente.

—Quería verte, me quede preocupado desde que te pegaste contra el mostrador —se limita a responder y mete sus manos en los bolsillos de su chamarra, como si esa fuera la razón más lógica.

—¿Eres un maldito acosador o qué? Despertarás a los vecinos.

—Solamente quería despertarte a ti, se vale que me emocione ver tu lindo cabello largo bajo la luz de la noche. Debería llamar al cielo y avisar que ha caído una hermosa chica con apariencia de ángel ¿Sabes? Me siento tan afortunado cuando te miro, Elisse.

Vaaale, este chico está borracho o está haciéndome una pésima broma.

—En realidad vine para preguntarte cómo te sientes, ya sabes, por tu herida.

—La herida que me hice por tu culpa sigue punzándome, ¿Estás feliz? ¡Ahora largo! Si querías preguntarme eso hubiera bastado una llamada por teléfono.

—Elisse, de hacer eso no habría sido tan patéticamente romántico.

Sus palabras hielan mi sangre. Maldito loco de mirada angelical.

Me siento repentinamente nerviosa y antes de que las palabras comiencen a fallarme me apresuro a pedirle que se vaya.

—Haré como si está conversación no hubiera existido, ok. Vete a casa y descansa.

Él me sonríe ampliamente demostrándome su mirada más desarmante, a continuación, sube a su auto, enciende el motor y se aleja del edificio desapareciendo de mi vista.

—Que chico tan demente eres, Matteo Meyer —murmuro en el silencio de mi habitación, cierro la ventana y camino de vuelta hacia mi cama.

♡*♡*♡*♡*♡

Matteo.

El miércoles, igual que cualquier otro día fui temprano al instituto, tuve práctica de fútbol así que no pude ver a Elisse en el receso, tampoco fui a clase de literatura, la única clase que compartimos juntos. No pude verla en toda la mañana y eso me tenía de mal humor, no iba a negarlo.

Ese día llego aproximadamente a las 2:00 pm al hospital. Avanzo tranquilamente hacia la entrada, empujo la puerta de cristal, subo al ascensor y pulso la tecla del piso 20. Al llegar arriba aguardo en la sala de espera a que me llamen para entrar. Quince minutos más tarde la enfermera me dice que ya puedo pasar.

Entro a la habitación y camino hacia la camilla para pararme junto a él.

—Hola hermano, me alegro de saludarte. Quisiera poder venir todos los días, aunque seguramente no necesitas de mi compañía porque sospecho que tu novia desconocida ha venido a visitarte constantemente eh. Ok, todavía no me olvido de que te reservaste ese pequeño secreto, no entiendo porque nunca nos presentaste, pero espero conocerla pronto. Ella debe de ser una chica genial, con eso de que tú eres demasiado especial y no sales con cualquier chica guapa —le hablo con entusiasmo y me siento en una silla de madera que se encuentra al lado de la ventana, junto a la camilla—. Ya lo sé, seguramente tu novia es la típica chica rubia, radiante y encantadora, la hija de unos inversionistas millonarios —suelto una carcajada al inventarme aquello—. Oye hermano, date prisa en despertar o la buscaré por mi cuenta. ¿Sabes? Sería bueno que tuviera una hermana y puedas presentarme con ella... ¿Cómo dices? Claro, dejaré de hablar si eso te hace feliz —no puedo evitar mirar mi celular—. No te lo conte antes porque no creí que fuera momento de hablarlo, pero he conocido a alguien, tengo una amiga, no sé si nuestra amistad va a durar mucho, pero espero que sí. Si me preguntas cómo es ella te diría que es radiante, linda e incluso graciosa, y me encanta, me fascina su manera de ser... yo de verdad no creí que pudiera sentir algo como esto ni expresar nada tan patéticamente cursi. En este momento seguramente me estarías diciendo: «Te gusta», y yo te aclararía que me agrada, pero no de esa manera. Ella y yo solo somos grandes amigos —al voltear y encontrar un curioso objeto sobre el mueble,lo tomo y descubro que se trata de un CD—. Este probablemente fue un regalo de tu novia, eh, ella debe conocerte bien, el CD es de tu banda favorita —me quedo pensativo unos minutos. Suelto un prolongado suspiro—, espero conocer a alguien así —confieso en voz alta y guardo silencio un segundo antes de agregar—: Ok, a quién engaño, está clarísimo que la chica de la que te he hablado me interesa. Estoy perdido, no pienso negarlo.

El tono de llamada de mi celular comienza a sonar, lo saco de mi chaqueta y al ver el nombre en letras blancas de quien me llama deslizo mi dedo hacia la opción Contestar.

—¿Si, hola?

—Eres tú, ¿en dónde estás?

—Bueno, yo...

—Eso no importa. Matteo, necesito que vengas a la dirección que te enviare por mensaje de texto. Es urgente —exclama ella al otro lado de la línea. Asumo por su tono de voz que algo le sucede porque la escucho muy alterada.

—Bueno, tranquilízate, voy para allá enseguida. Respira y cálmate, todo estará bien.

—Bien, no tardes. Te espero —vuelvo a oírla muy angustiada.

Cuando estoy a punto de decirle algo para calmar su angustia abruptamente se corta la llamada. Contemplo la pantalla con el ceño fruncido y me vuelvo hacia la camilla.

Inspiro profundo para recuperar la voz.

—Hermano, la chica de la que te hablaba necesita mi ayuda ahora mismo. Ya tengo que irme, pero el sábado vendré a visitarte sin falta.

Igual que en las ocasiones anteriores, no recibo respuesta alguna y me precipito a abandonar la habitación a toda prisa. Salgo de allí muy agitado y me introduzco al pasillo de inmediato. No presto atención a nada ni nadie en el hospital, intento bajar por el ascensor, pero al parecer esta fuera de servicio.

«¡Grandioso; Tendré que bajar por las escaleras»

No sé cómo consigo bajar veinte pisos en menos de cinco minutos, pero lo hago y, a continuación salgo del edificio, tomo un taxi y le doy la dirección que ella envió a mi celular por mensaje de texto.

Al llegar allí observo a poca distancia un lugar deslumbrante que parece ser un centro comercial, al adentrarme a las instalaciones la busco con la mirada por todos lados y la veo sentada en una banca con sus manos cubriendo su rostro. Al acercarme más distingo que sus ojos están llorosos, también noto que su frágil cuerpo tiembla mientras solloza con debilidad. Tras algunos segundos de desorientación total, ella me mira, se levanta de la banca y corre hacia mí para abrazarme dulcemente. Yo rodeo su cintura con mis brazos y la consuelo con palabras dulces al oído. Todo me resulta confuso, espero pacientemente una explicación lógica a lo que está sucediendo. El desconcierto me nubla la mente.

Con su rostro hundido en mi cuello la escucho balbucear palabras incomprensibles. Le cuesta algunos segundos recuperar la voz.

—Matteo, estás aquí, pensé que estabas en peligro —murmura con angustia—. Estaba afuera, y escuché... los escuché y tenía miedo de que te hicieran algo, por esa razón no abrí la boutique. Entendí rápidamente que ellos estaban esperando que llegaras y yo... no sabía que hacer, estaba muy preocupada por ti —se explica con la voz rota y ronca. No comprendo nada, pero todo lo que dice me suena a una situación peligrosa.

Ella me abraza aún más fuerte, el aroma de su perfume de cerezas se impregna en mí. La envuelvo entre mis brazos y le acaricio el cabello muy despacio.

—Tranquila Elisse. Estoy bien, no me ha pasado nada. No llores más.

La aparto de mí lentamente, con mis manos sujeto su dulce rostro. Al encontrarme tan cerca de ella veo que sus ojos están rojos; debe de haber llorado durante horas, el rímel negro bajo sus párpados deja claro que en serio estaba preocupada por mí.

—Explícame cómo eran esos tipos y por qué me buscaban.

—Ok —asiente ella y ambos nos sentamos en la banca que hay a escasos pasos de distancia. Apenas nos miramos de frente, Elisse comienza a explicarse—: Ellos entraron al centro comercial, los vi acercarse a la boutique, así que me escondí antes de abrir la cortina, cuando pude oírlos note que hablaban de ti, dijeron que te buscarían por todos lados —menciona muy angustiada y respira profundamente antes de tomar mis manos entre las suyas y decir—: ¿Recuerdas al chico que golpeaste el otro día?

—El idiota que quiso sobrepasarse contigo, claro que le recuerdo.

—Pues fue él, ese chico los mando a buscarte, lo sé porque los seguí cuando se marcharon, y vi que un chico los esperaba afuera en una camioneta negra y era él, estoy completamente segura. Sé que estuvo mal seguirlos, que fue un riesgo, pero necesitaba comprobar que mis sopechas eran ciertas —al describir ese episodio ella se pone tensa y sujeta con firmeza mi mano—. Creí que te habían encontrado, por eso te llame tan alterada. No sabía qué hacer, si te pasaba algo sería culpa mía y yo no podría perdonarme jamás que hubieras salido herido o...

No le permito terminar de expresarse porque de inmediato extiendo los brazos y la abrazo con alivio. Esos idiotas pudieron haberle hecho daño a ella y yo la protegería siempre de cualquier situación de peligro. Fui un completo imbecil al dejarla sola y no haber advertido que algo como esto podía suceder.

—No tienes idea de cuánto me importas, eres una amiga increíble —murmuro a su oído suavemente y me aferro a su cuerpo con intenciones de no soltarla jamás.

Acaricio su largo cabello castaño, entrelazo los dedos en algunos mechones y respiro el aroma que desprende de ella, perdido en su esencia, importándome un cuerno que esos tipos sigan buscándome.

Es en momentos como este donde los corazones de dos personas laten en sincronía. Las palabras no hacen falta porque un abrazo lo dice todo, un abrazo de amigos o será ¿más que solo eso?

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Debo admitir que los abrazos compartidos y el afecto que se tienen Matt y Eli va más allá de una amistad.

¿Ustedes qué opinan?

Elitteo
Si ( )
No ( )

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