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Capítulo 4

Luke espera y reza para que el martes no sea día de lectura en historia.

Sube a rastras las escaleras del edificio de historia, frotándose los ojos y reprimiendo un bostezo tras otro. Es uno de esos días. De alguna manera, sus plegarias son escuchadas, y Stevens dice que harán una actividad en grupo en lugar de tomar apuntes. Luke choca los puños internamente y agradece al amo del universo, sea quien sea, que se haya apiadado de él.

—He repartido varios documentos sobre el Sendero de Lágrimas, etiquetados de la A la J. Hay cinco de cada documento distribuidos por la sala. Cuando yo lo diga, buscaran a los otros cuatro alumnos que han recibido el mismo documento que ustedes y escribirán un breve resumen, seguido de un brevísimo análisis. Una vez que hayan terminado, irán por la sala, encontrando a una persona de cada grupo de letras y copiaran lo que hayan escrito. Será como una yincana; su objetivo al final del periodo es tener todos los resúmenes de los documentos, desde la A hasta la J, escritos en su papel. ¿Entendido?

Luke baja la mirada a su papel mientras la clase murmura un disonante. —Sí.

Tiene el documento E. Echa un vistazo al trabajo de Jamie. Documento D.

Maldita sea. Tan cerca.

Stevens les dice que busquen sus grupos, y Luke encuentra el suyo al otro lado de la habitación. Todos hablan de una fiesta a la que fueron el fin de semana anterior y de las personas con las que se enrollaron. Luke hace todo lo posible por no prestarles atención.

Cruza la mirada por la habitación y ve a Ryan, que le sonríe. Luke levanta las cejas, lanzándole una mirada, como diciendo: '¿Qué quieres?'

Ryan señala a su izquierda con un rápido movimiento de cabeza, donde está sentado el resto de su grupo, y los ojos de Luke saltan dos asientos más allá y wao, Jamie está en su grupo.

Abre los ojos de par en par y mira hacia Ryan, que se ríe silenciosamente ante la reacción de Luke.

—Suerte —dice Luke, cruzándose de brazos.

Ryan no responde, en su lugar tiene un brillo malvado en los ojos. Luke se aterroriza de repente.

—Así que, Jamie —dice Ryan en voz alta, sonriéndole con maldad a Luke, y sí, el se quiere morir. Jamie se vuelve para mirar a Ryan inquisitivamente. El pelirrojo continúa—. Estás en el equipo de waterpolo, ¿no?

Jamie parece confundido. —Sí, si estoy.

—Así que obviamente consigues muchas chicas, ¿no?

Luke quiere encontrar un agujero en el suelo para llorar. Jamie se encoge de hombros, sonriendo ampliamente.

—No lo sé, tal vez —dice con indiferencia, aunque hay un brillo en sus ojos.

—¿Y chicos?

Luke cree que ya se le ha quemado la cara. Resiste el impulso de taparse la cara con el jersey y esconderse, como una tortuga que se mete en su caparazón. La sonrisa de Jamie no vacila.

—Chicos también, puede ser —dice en voz baja, antes de que Stevens les indique que empiecen.

Luke está muerto. Muy, muy muerto. Tan muerto como se puede estar. Intenta no sonreír y fracasa estrepitosamente. La emoción burbujea en su estómago.

¿A Jamie le gustan las chicas y los chicos? A Jamie le gustan los chicos. Dios mío.

Después, sólo escucha a medias la conversación de las chicas sobre su documento. Mira a la rubia más cercana y copia lo que escribió, palabra por palabra. No es que importe, de todos modos. Cuando está terminando su frase,

Ryan se acerca a él, sonriendo como un loco. —De nada.

—Debería matarte, sabes.

—No, no creo que quisieras. Me quieres demasiado.

—Discutible.

—¿Pero lo haces? ¿Verdad?

Luke resopla y deja el bolígrafo antes de mirar a Ryan. Hace una pausa. Luego, dice: —Gracias. Supongo.

La sonrisa del pelirrojo se ensancha. —Eso es lo que pensaba.

Luke está copiando el documento B cuando mira a su izquierda y ve que Jamie está sentado solo. Está copiando algo furiosamente, mirando el móvil de vez en cuando. Lo más probable es que esté mirando una foto que ha hecho de los resúmenes de los documentos de alguien.

Pero...

No está Nick.

No está Cara.

No está Lou.

Nadie.

¿Es esta su oportunidad? ¿Debería Luke ...debería intentar hablar con él? ¿Obtener de él el resumen de su documento? Se levanta y se dirige hacia él antes de que tenga tiempo de pensárselo más. Cuanto más lo piense, más se asustará.

Respira hondo mientras se acerca, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Jamie aún no se ha dado cuenta de que se acerca. Ya está.

—Hola Jamie, ¿qué documento tienes?

Se sorprende a sí mismo con la firmeza y confianza de su voz. Jamie se sobresalta, saltando un poco en su asiento. Levanta rápidamente la vista hacia Luke, con los ojos muy abiertos al principio. Pero enseguida se suavizan y sonríe, con las mejillas sonrosadas.

—Oh, erm, documento D. ¿Quieres verlo?

—Sí, eso... eso estaría bien.

Jamie empuja ligeramente el papel hacia el centro de la mesa mientras Luke se arrodilla en el suelo junto al escritorio, coloca su propio papel sobre la superficie de madera y empieza a copiar el trabajo de Jamie.

—¿Qué documento tienes tú? —pregunta Jamie en voz baja mientras Luke escribe, y responde sin levantar la vista.

—E.

—Ese aún no lo tengo, ¿puedo ver el tuyo también?

—Sí, claro —dice Luke, aún sin levantar la vista. Ajusta el brazo para que Jamie pueda ver la parte superior de su papel, donde el resumen del documento E está garabateado desordenadamente. Se aparta ligeramente de Jamie mientras escribe, no tanto como para que el chico se dé cuenta y se sienta herido, pero...

Pero... Luke, francamente, aún no está preparado para la interacción física. Ni siquiera puede estar tan cerca de Jamie sin que su cuerpo pierda los estribos y se acelere; no se sabe lo que podría pasar si se tocaran accidentalmente. Luke probablemente lloraría. Aún no está lo bastante preparado mentalmente

¿Es estúpido? Sí, un poco.

Así que tiene cuidado de tener el brazo en un ángulo tal que Jamie no lo toque accidentalmente. Y Jamie acerca su brazo también, dándole a Luke espacio para escribir. Y el rubio empieza a asustarse de verdad, porque su cara está a menos de medio metro de la de Jamie y, joder, tiene tanto miedo de levantar la vista, porque nunca había estado tan cerca.

Están en silencio, el único sonido es el de la pluma rascando la superficie de sus papeles. Jamie ha abandonado su teléfono; se lo metió en el bolsillo después de que Luke se acercara, optando en su lugar por copiar su resumen. Se siente incómodo. Tiene que romper el silencio de alguna manera. Dice lo primero que se le ocurre.

—¿Hiciste los deberes de español anoche?

Le echa un vistazo, y joder, la cara de Jamie es mucho más bonita de cerca. No puede ser. Está sonriendo, con los ojos arrugados en las comisuras, bajando la mirada hacia su papel mientras escribe, sus mejillas naturalmente sonrosadas resaltando el verde de sus ojos-. No, no tuve tiempo. El rubio asiente torpemente con la cabeza y quiere darse un puñetazo en la cara por ser tan aburrido. Un minuto más de silencio.

—Avísame si no puedes leer lo que escribí o algo así —murmura Jamie en voz baja, mirando a Luke antes de volver a sonreír a su papel.

—Puedo leerlo bien. Avísame si tú tampoco puedes leer mi letra. Todo el mundo me dice que no puede leer lo que he escrito —dice y Jamie se ríe.

—Todo el mundo también dice eso todo el tiempo.

—Lo dudo mucho, tu letra no es mala.

Jamie mira a Luke, sonriendo, y luego vuelve a escribir.

Al cabo de unos instantes dice: —Oye, Luke, no te importa que copie también algunos de los otros documentos que has conseguido, ¿verdad?

—Adelante.

—¿Los tienes todos?

—No del todo, creo que me quedan tres o así.

—Si los tengo, siéntete libre de copiarlos .

—Sí, vale, gracias.

Jamie sigue sonriendo. Quiere prenderse fuego. Entonces Jamie mueve un poco el brazo y sus antebrazos se rozan. La sangre corre a la parte de la piel de Luke que Jamie ha tocado y, sí tiene muchas ganas de prenderse fuego.

Hiperventilación. Por eso Luke intenta evitarlo. No. Joder. No está preparado.

Ambos dan un respingo y apartan los brazos rápidamente, murmurando 'Lo siento' en voz baja exactamente al mismo tiempo. Está bastante seguro de que el rubor de sus mejillas es extraordinariamente visible ahora.

Agachan la cabeza y siguen escribiendo.

Una vez que Luke ha copiado uno de los documentos de Jamie y está empezando el segundo, Cara se acerca.

—Eh, Jamie, ¿tienes el documento F? —pregunta dulcemente, ignorando la presencia de Luke

—Sí.

—¿Puedo verlo?

Luke agacha aún más la cabeza, preparándose para que Jamie le pida a Luke que le devuelva el documento. Luego se iría a sentar junto a Cara y hablarían y flirtearían y tendrían citas y se casarían y Luke estaría solo y desdichado para siempre. Se muerde el labio, intentando que no le invada la ola de decepción. No pasa nada. No tiene importancia. Más o menos. Jamie se da la vuelta desde donde había estado mirando a Cara y mira a Luke, y él sigue escribiendo, haciéndose el distraído. Al cabo de un momento, vuelve a mirar a Cara.

—¿Podrías pedírselo a Lou? Su letra es más clara que la mía, probablemente no serías capaz de leerlo.

Cara hace una pausa, sorprendida. En cuanto a Luke. Bueno... En este momento no está procesando nada de lo que está pasando.

—Sí, vale. Iré a preguntarle a Lou —dice Cara en voz baja, y se marcha. Jamie vuelve a mirar hacia delante, mira a Luke y sonríe de nuevo, y continúa escribiendo.

No significa nada, solo está siendo amable. No quería ser malo contigo, no quería herir tus sentimientos, le das pena. No significa absolutamente nada. No fue porque esté interesado, o porque quiera estar cerca de ti. Es sólo una buena persona, es lo que cualquier buena persona haría. No te hagas ilusiones.

Luke repite este mantra una y otra vez, sin permitirse siquiera considerar ninguna razón positiva de por qué Jamie acababa de decirle a Cara, aunque amablemente, que se fuera. Inspira. Exhala.

Luke termina el segundo documento y quiere empezar el tercero, pero Jamie sigue echando un vistazo a su papel. No puede sacar un nuevo papel para escribir, porque taparía su escritura e impediría a Jamie terminar su propio trabajo. Y no lo consentirá. Así que se queda ahí sentado. Es realmente incómodo.

Jamie lo mira un par de veces y finalmente reconoce el silencio de Luke.

—Hum, ¿no puedes leer algo que he escrito? ¿Necesitas que te devuelva el papel? O, ¿has terminado y quieres irte? Puedo... quiero decir, si tienes que volver a tu asiento o algo así, no pasa nada, puedo hacerle una foto a tu trabajo. No quiero que sientas que te estoy obligando a quedarte aquí.

Suena ligeramente cauteloso, pero tal vez un poco preocupado al mismo tiempo. Si es que eso es posible.

Luke intenta no reírse ante la sinceridad de Jamie. —No, es sólo que mi hoja está llena, y tú aún no has terminado, así que pensé en esperar a que terminaras para conseguir una hoja nueva.

Los ojos de Jamie se abren de par en par. —No, no pasa nada, sólo... sí, ve a por una nueva.

—¿Seguro?

—Sí, está bien, puedo copiarlo más tarde, si me lo permites.

—Sí, no hay problema.

Luke abre su carpeta y busca papel en el bolsillo izquierdo, y suspira al no encontrar ninguno.

—Eh, Jamie, se me han acabado. ¿Por casualidad tienes una hoja?

-Sí, ya te la cojo. Un segundo.

Luke se congela.

Te la cojo.

¿Te la cojo? No. ¿Desde cuándo está permitido decir algo así? No es como si fuera un puto burdel, pidió una puta hoja de papel, joder.

¿Qué carajo? La sensación de ardor ha vuelto.

Jamie se inclina hacia la derecha y busca su mochila al otro lado de la mesa. Es un buen trecho, y Luke piensa por un momento que Jamie podría caerse de su asiento.

—Jamie, puedo dar la vuelta y tomarla, de verdad que no pasa nada.

Se levanta para ir a traer la mochila de Jamie, pero el chico se las arregla para agarrar una de las correas antes de que Luke pueda siquiera dar un paso

—No pasa nada, ya lo tengo —dice, sacando un cuaderno, arrancando con cuidado un trozo de papel y entregándoselo a Luke.

—Gracias —dice en voz baja, sonriendo para sí mismo.

—De nada —responde Jamie, y el silencio vuelve a apoderarse de él.

Nick pronuncia entonces el nombre de Jamie en voz alta desde algún lugar detrás de ellos, y luego dice algo más que Luke no puede oír, ¿algo sobre biología? No está seguro, y Jamie se ríe, diciéndole a Nick que no ha hecho ninguna hoja de ejercicios. Bromean un rato antes de que Jamie se dé la vuelta y siga escribiendo.

Lou entonces se acerca para sentarse en el pupitre detrás de Jamie. —Oye Jams, ¿has hecho ya el borrador para tu presentación de español?

Jamie niega con la cabeza. —Ni siquiera sé de qué voy a hablar. Tiene que ser un infomercial, ¿no?

—Sí. ¿Todavía no te has decidido por un producto?

—No, no tengo ni idea de lo que voy a hacer. ¿Quieres que trabajemos juntos en ello esta noche? Puedes ayudarme.

Los celos desgarran la boca del estómago de Luke.

—¡Sí, claro!

Intercambian unas palabras más antes de que Jamie se vuelva de nuevo. Unos minutos después, Cara se acerca y empieza a hablar con Lou, y entonces Jamie se gira para mirar a las dos, de espaldas a Luke, y se une a su conversación. Los tres se ríen y hablan, Lou hace que Jamie le ate el zapato y él se hace el ofendido, aunque sonríe todo el rato, y Luke vuelve a sentirse patético. Suena el timbre y se levanta en silencio, recoge su papel y murmura un –Gracias –a Jamie, que sabe que ya no lo oye, y luego se acerca a su mochila, lo mete todo dentro y sale del aula lo más rápido que puede sin mirar atrás.

—Yo lo he visto. —Ryan dice, sin aliento, mientras alcanza a Luke.

Luke camina hacia inglés tan rápido como le permiten sus piernas. Necesita alejarse de la sala de historia, de Jamie y de todos sus irritantemente hermosos y adorables amigos lo más rápido posible.

—¿Qué es lo que has visto? —murmura Luke, apretando el libro de texto contra su pecho.

—Vi de quién sacaste todos tus resúmenes de los documentos.

Luke aprieta los dientes y no dice nada.

—¿Estás bien?

—No lo sé.

—Oh. Vale.

El resto del camino transcurre en silencio.

Al día siguiente, cuando Luke entra en el aula de historia, Jamie lleva una gorra al revés en la cabeza.

Piensa que Jamie es una de las pocas personas a las que les queda bien.

Y lo lleva tan bien que le duele el estómago.

No hablan y se acabó.

Más tarde ese mismo día, cuando Luke se abre paso por el abarrotado pasillo de taquillas para encontrar a Parker, pasa junto a Jamie que sigue llevando ese estúpido sombrero de mierda, que está rodeado de chicas. Está apoyado en la pared de las taquillas, sonriéndoles torpemente mientras ellas se ríen y le adulan. Parece disfrutar de la atención. Luke quiere golpear la pared. Espera a que Jamie lo mire, a que vea que está allí, a que lo salude o algo así. Sólo quiere llamar su atención.

Jamie nunca mira. Luke suspira y sigue caminando.

Al día siguiente es Halloween, y Luke no se disfraza.

Para ser sincero, nunca ha tenido tiempo de pensar en un disfraz. La combinación de colegio, deberes y Jamie no le ha dado mucho tiempo para pensar en un buen disfraz.

Llega al colegio antes de lo habitual, pero se encuentra la puerta del aula de historia cerrada. Espera fuera con los demás alumnos de su clase, examinando los disfraces de la gente. Es divertido

Ryan se acerca un minuto después de Luke y le saluda con la cabeza. —¿Dónde está tu disfraz, Ryan?

—A la mierda los disfraces -murmura el pelirrojo, bostezando—. Tú tampoco te disfrazaste.

Luke se encoge de hombros y se apoya en la pared.

Permanecen un rato en silencio y entonces oyen unas voces que se acercan por la derecha.

Miran y ven a un pequeño grupo de gente doblando la esquina, y a Luke se le salen los ojos de las órbitas. Jamie Stone lleva pantalones cortos, muy, muy cortos, y una camiseta ajustada. También lleva rodilleras y tiras de cinta adhesiva blanca alrededor de los dedos.

Nick le sigue de cerca, vestido exactamente igual. Lou, que estaba esperando fuera del aula, un poco alejada de Jamie y Ryan, estalla en carcajadas.

—¿Qué coño se supone que eres?

Jamie parece ofendido. —Jugadores de voleibol —murmura, y Nick hace estiramientos simulados detrás de él.

Ryan, mientras tanto, observa la reacción de Luke, y parece muy divertido con lo que ve. Luke no se da cuenta. Está demasiado preocupado por los músculos de las piernas de Jamie.

Traga profundo, mirando a Ryan con impotencia. —¿Porqué?¿Por qué me está pasando esto? -?—susurra frenéticamente.

Ryan se ríe.

En clase, Stevens les hace hacer más trabajos en grupo. —Rellenen esta hoja de ejercicios sobre la revolución industrial en América en grupos de ocho. Esta vez los dejaré elegir sus propios grupos, como mi pequeño regalo de Halloween para ustedes.

Luke pone los ojos en blanco. Qué generoso es, joder.

Naturalmente, lo primero que hace Jamie es girarse para captar la mirada de Nick, en su forma de acordar en silencio estar en el mismo grupo. Ryan hace lo mismo con Luke, lo mira y asiente.

Cuando Stevens los suelta, Ryan se acerca a Luke, junto con un pequeño grupo de personas liderado por un chico más alto llamado Joshua Adams.

—Oye, ¿podemos estar en su grupo? —pregunta Joshua a Luke y Ryan, y Luke sonríe y asiente. Siempre le ha caído bien Joshua, desde que se conocieron en tercer curso. A veces puede ser un poco estirado, pero es un buen chico. Una vez que consiguen formar un grupo, se ponen en marcha. Luke y Ryan no hacen absolutamente nada, naturalmente, y Joshua decide tomar las riendas del asunto.

—Pueden copiarlo todos cuando acabe, no pasa nada.

—¿Estás seguro? —pregunta una chica pelirroja.

—Sí, completamente —dice Joshua y Luke intenta no reírse.

Está bastante seguro de que la única razón por la que Joshua quiere hacerlo él mismo es que no confía en que nadie más lo haga lo suficientemente bien. O, mejor dicho, a la altura de Joshua. Mientras tanto, está recostado en su silla, observando sutilmente a Jamie desde el otro lado de la habitación. Se está riendo con Nick, señalando sus pantalones cortos y haciendo caras estúpidas. No puede oír lo que están diciendo, pero no le importa mucho; la vista es lo suficientemente bonita como para compensarlo.

Ryan le da un golpe en el brazo y Luke se sobresalta. —¡Ay! —grita un poco más alto de lo que probablemente debería—. ¿Qué coño?

—Estás mirando mucho —murmura Ryan, y Luke pone los ojos en blanco.

—No me digas Sherlock —dice en voz baja—. Tal vez estaba mirando porque quería que me viera mirarlo.

Ryan se queda mirándole un momento.

—Eres realmente espeluznante.

—Cállate, no lo soy.

—Sí que lo eres.

—No.

—Sí.

—Para.

—No.

—Hugh, eres molesto.

—No, tú lo eres.

—No.

—Tu madre es molesta.

Luke mira a Ryan con incredulidad. Por un momento, contempla la posibilidad de ni siquiera responder a una réplica así de mala, pero entonces dice: —Pensé que habíamos terminado con las bromas de 'tu mamá', como en el jardín de infantes.

Ryan no tarda en darle un puñetazo en el estómago como respuesta, y Luke chilla. —¡Para!

Ryan vuelve a hacerlo, y Luke se ríe.

—¡No, hace cosquillas!

Jamie se ha dado la vuelta en este punto, y está mirando a Ryan y Luke, Luke riéndose del pinchazo y Ryan riéndose de la reacción de Luke. Se miran a los ojos, pero cuando aparta rápidamente la mirada, Jamie sigue mirándolos.

—Está mirando —le murmura Luke a Ryan.

A Ryan le brillan los ojos. —Vamos a montar un espectáculo, entonces.

Ryan coge el teléfono de Luke.

—¡No! ¡Devuélvemelo!

—Noooope, ¡no lo creo! —Ryan canta.

—¡En serio, devuélvemelo, Ryan!

Ryan lo desbloquea y empieza a revisar cosas.

—¡No! ¡Ryaaaan!

Luke se levanta de un salto y le quita el teléfono a Ryan. —¡Eres tan estúpido! —casi grita, y entonces cuando levanta la vista, Jamie Stone está de pie justo delante de él.

—Hola —dice, mirando de Luke a Ryan y luego de nuevo a Luke.

—Hola —responde sin aliento, sorprendido.

—Eh, me preguntaba Luke, ¿hiciste los deberes de español anoche?

—¿Los deberes de español?

—Sí, ¿el borrador del guion para la presentación del infomercial?

Luke tiene que pensar mucho para acordarse, porque las piernas de Jamie le distraen (como siempre). —Sí, los hice.

Ryan está observando la conversación de la misma manera que uno observaría a dos personas jugando a atrapar la pelota; su cabeza se mueve de izquierda a derecha, luego a izquierda, etc.

—¿Cuánto escribiste?

Luke piensa, brevemente, que Jamie podría habérselo preguntado a Lou. Ella estaba sentada a su lado. Jamie tuvo que levantarse y venir hasta aquí sólo para hacerle una pregunta a Luke, cuando podría habérsela hecho a la chica guapa que estaba sentada a su lado.

¿Quizás ya se lo había preguntado y ella no lo hizo o algo así? Sí, probablemente fue eso. De nuevo, no se permite considerar ninguna otra opción.

—Uh, no sé, ¿alrededor de una página y media?

—¿A doble espacio?

Qué preguntas más raras.

—Sí, a doble espacio.

Jamie asiente. —Ah vale, entendido, gracias —dice, antes de mirar a Ryan por última vez, darse la vuelta y volver con su grupo.

Una vez que está fuera del alcance de sus oídos, se hunde en su asiento, dejando escapar un gran suspiro. Se hace un ovillo en el asiento y mira a Ryan con los ojos muy abiertos.

El pelirrojo levanta las cejas. —¿En serio? ¿Te has vuelto loco porque te ha hecho Una pregunta de deberes?

Luke se limita a parpadear.

Ryan se burla. —Jodidamente ridículo —murmura, antes de sacar el móvil del bolsillo y escribirle un mensaje a su novia. Luke permanece en posición fetal durante el resto de la clase.

****

La noche de Halloween es deprimente. Luke va a casa de Parker y se sientan a hacer los deberes juntos, comiendo comida, caramelos y cualquier otra cosa, mientras todos los demás están de fiesta.

Luke intenta olvidarse de Jamie y del hecho de que lo más probable es que esté saliendo con chicas -o chicos- en cualquier momento. Pero no lo consigue.

El fin de semana de Halloween transcurre de la misma manera. Todo el mundo sale el viernes y el sábado por la noche, disfrazado y con la cara pintada, emborrachándose, drogándose y haciendo cualquier otra cosa.

Luke no estaba invitado a ninguna fiesta. No es que hubiera ido, incluso si lo hubieran invitado. Pero solían invitarle. Oía hablar de esas fiestas y la gente le pedía que fuera, y él se negaba todas las veces.

Cree que la gente ya ha entendido el mensaje. Luke Jones no sale de fiesta.

Aun así, le duele que nadie se moleste en preguntarle.

Piensa de nuevo, en el transcurso de este fin de semana, que todo sigue siendo un montón de mierda de perro que nunca cambia.

Así es la vida.

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