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Capítulo 8. Ventana al pasado. ¿¡NaruSasu!?

El sábado comenzó con el sol brillante, claro signo de que sería un buen día.
Hinata se estiró bajo los rayos de luz, aprovechándolos antes de que el clima volviera a enfriarse. Se acercaba la Navidad y con ella la nieve, pero por el momento podía fingir que estaba en pleno verano.
- Hey, hey -las manos de Kiba en torno a sus brazos la hicieron reaccionar-. Bájalos ya antes de que alguien te vea.
Ella frunció el ceño mientras obedecía.
-¿De qué hablas?
- De que tu maravilloso... -guardó silencio, sin saber cómo continuar-...ya sabes...
- ¿El chest binder?
- Shh, no en voz alta -se quejó el chico, apenado-. La cosa es que... eso... no termina de esconder tu pecho, sobretodo si levantas los brazos así.
- Actúas como un niño de doce años.
- Trato de mantener tu identidad de niña en secreto -le recriminó-, lo que, si me permites quejarme, era mucho más fácil antes de que comenzaras a crecer más en algunas partes.
Ella se sonrojó de golpe: sabía que tenía su pecho más desarrollado que otras chicas... ¡pero no era la idea que él lo dijera de esa manera!
- ¡Kiba! -gritó, avergonzada.
- ¡Hina, Kiba! -unas voces a un par de metros llamaron su atención. De inmediato voltearon encontrándose con Sasuke y Naruto, quienes venían corriendo a un par de metros.
Hinata olvidó todo su enfado de golpe.
- Oh, cuidado con que se te vea la baba -se burló Kiba, consiguiendo que Hinata lo golpeara en el hombro.
- Cállate ya -le ordenó, sin dejar de admirar al muchacho rubio, quien el día de hoy usaba jeans negros y un poleron naranja. Sin quererlo se observó por el rabillo del ojo su reflejo en una vitrina: ¿serían acaso sus jeans azules y aquel poleron negro algo apropiado para salir?
Los pantalones eran de Kiba y el poleron en cambio de Neji, quien en un acto de compasión se lo había prestado por ese día.
Como siempre Hinata le había dicho a su madre que saldría con Sakura e iría a quedarse en casa de Kiba por la noche. A su madre no le importaba: la noticia de que había vuelto a verse con Sakura la emocionada, después de todo esperaba que la joven de cabello rosa pudiera orientar a su hija.
- ¿Tardamos demasiado? -preguntó Sasuke , respirando agitado.
- No -respondió Hinata.
- Todo es tu culpa, Teme -se quejó el rubio, fingiendo indignación-. Si no te hubieras tardado tanto en despertarte...
- ¡No inventes excusas! -le retó Sasuke, molesto.
- Vamos chicos, no peleen...
- ¿Cuál es el panorama para hoy? -preguntó Kiba, sonriente.
- Comer.
- Comprar.
- ¡Y divertirnos!
- ¡Muy bien! -Sasuke alzó el puño-. Primera parada: la tienda de ropa. Personalmente recomiendo esa ubicada junto al cine.
Hinata no pudo evitas sonreír al reconocer que hablaba de su tienda favorita. ¡Su amigo era simplemente el mejor!

La tienda estaba llena de ropa y de, obviamente, chicos y chicas comprando.
Hinata amaba ese tipo de tienda: podía hallar muy buenas cosas y a muy buen precio. Era básicamente la mejor oferta de todas.
En poco más de diez minutos se había hecho con tres pantalones y seis camisetas que podía combinar de distinta forma. Y estaba dirigiéndose a la caja, lugar en el que Sasuke trataba de convencer a Kiba de que la cazadora negra que llevaba en sus manos no era la mejor opción, cuando la vio:
Una camiseta.
Pero no una camiseta común y corriente, sino que una camiseta negra, holgada y con un cuello que aseguraba no estrangulaba, y que, además de eso, llevaba consigo el diseño de un gato blanco en la espalda.
¡Era perfecta!
Se acercó emocionada a revisar la etiqueta del precio.
Y entonces dolió. ¡No podía pagar aquello!
- Ah... demonios... -suspiró. Naruto llegó a su lado, interesado.
- Está bonita. ¿Por qué no la compras?
Ella le miró, indecisa. ¿Cómo explicarle su complicado sistema de compras que se veía ya de por si limitado?
- Ah... bueno...
- ¿Te falta dinero?
- N-No es eso -aseguró de prisa-. Es que... es que a mamá no le gusta cómo me visto.
Y era verdad.
Adoraba aquella polera, pero si la compraba ¿quien le aseguraba que la tendría más de una semana?. Por eso optaba por la ropa de segunda mano, porque era barata y podía sacar cosas muy buenas de allí.
Naruto la observó fijamente antes de asentir, con la mirada sería.
- Entiendo.
- ¡Qué no te vas a llevar la maldita cazadora!
- ¡Tú siempre quieres lo que yo quiero!
Voltearon atraídos por el grito y observaron, asombrados, como Kiba y Sasuke comenzaban a discutir. Naruto alzó las cejas sorprendido, Hinata en cambio se cubrió el rostro humillada.
Ese par era tan idiota cuando se trataba de ropa...
Luego de eso continuó el almuerzo seguido de un largo rato en las tiendas de manga y videojuegos. Para su mala suerte el día había terminado terriblemente rápido, pero aquello no importaba: la habían pasado muy bien juntos.
Ahora solo quedaba volver a casa de Kiba, que era donde Hinata se quedaría junto a Sasuke para una improvisada pijamada. Naruto, claro, no tenía permiso.
- No es personal -le había explicado a Kiba-, solo que mi madre es un tanto exigente con esos temas...
- Mejor así -le había susurrado Sasuke a Hinata-, podemos hablar de la banda con normalidad.
Y entonces...
- Oh, Hina -Naruto la llamó en el último segundo, justo antes de entrar en al estación-. ¿Quieres ir por algo de beber?
Sasuke y Kiba se miraron al instante, aunque Hinata se quedó estática en su lugar.
¿Acaso eso era... una invitación a salir?
- Hey, Dobe ¿qué planeas? -preguntó Sasuke, mirando fijamente a Naruto.
- ¿Envidia, Teme?
- No es eso, pero... -Sasuke miró preocupado a Hinata, pero no dijo nada.
- No es nada extraño -lo regañó Naruto-, solo quiero beber algo. No te preocupes, me asegurare de que no nos maten ni nos secuestren un montón de terroristas.
- Ahora se la pasara pensando en eso -se quejó Kiba-. Con su sentido de "súper papá".
- Ja, ja -Sasuke frunció el ceño-. Muy gracioso.
- Ya vámonos -le apuró el castaño-, mi madre me matara si no llego antes del anochecer.
Sasuke en cambio parecía más reacio a marcharse.
- Hinata, ¿seguro que estarás bien?
Ella ni siquiera debía pensarlo. ¡Su primera cita con Naruto!
- ¡Claro que sí!
Después de todo se trataba de Naruto. Sin dudarlo escogería un sitió tranquilo y...

- ¡¿Un bar?!
Su primera reacción fue negarse al ver el pequeño letrero, pero la mirada de Naruto se lo impidió.
- ¿Te preocupa el asunto de la edad? Tranquilo, conozco al dueño.
- Bueno... -le siguió sintiendo el aire desaparecer. No quería hacerse una idea adelantada de lo que encontraría dentro, pero pronto las imágenes de un par de ancianos ebrios, una mesa de billar sucia y manchas en las paredes llegaron a su mente.
-Vamos, confía.
Y sin decir más el chico ingresó dentro.
Hinata aguantó unos cuantos segundos antes de entrar tras él, porque sinceramente la opción de quedarse fuera sola era mucho peor.
Lo primero que noto fue la mesa de billar en una esquina... pero era completamente diferente a la que tenía en su mente: estaba limpia y bien cuidada. El lugar era pequeño, pero reconfortadle y cálido. Bien iluminado y son aroma a cigarrillo, como tanto temió. Ordenado, sin polvo ni manchas, parecía casi un restaurante familiar. Lo único que resaltaba era el tipo de personas: adultos.
Al instante estuvo segura de que debían ser los únicos adolescentes en el lugar.
- Apuesto a que te imaginabas un sitio de mala muerte -la reprendió el chico rubio, mientras la guiaba a la barra.
- L-Lo siento...
- No te preocupes, siempre sucede -tomó asiento y ella hizo lo mismo a su lado.
- ¡Niños no! -gritó un hombre mayor, con un largo cabello blanco peinado mientras caminaba a ellos. Hinata casi dio un salto para escapar, pero la sonrisa de Naruto la calmó de inmediato.
- ¡Ero-sennin! -Naruto fingió superioridad, de una forma que ella jamás había visto-. ¡Ya no soy más un niño!
- Siempre serás un mocoso, Naruto -le respondió el hombre, antes de lanzarle una mirada a Hinata-. ¿A quién me traes ahora?
- Él es Hina, un amigo. Hina, él es Jiraiya, mi padrino -le contestó de forma automática. El hombre frente a ellos suspiró.
- Ay, mocoso... ¿cuándo será el día en que me traigas a tu novia?
Hinata se sonrojó, no pudo evitarlo. Naruto en cambio bufó.
- Cuando dejes de ser un pervertido.
- Pues tenemos toda la vida por delante -rió largamente-. ¿Qué vas a tomar?
- Lo de siempre -respondió con calma, justo antes de girar hacia Hinata-. ¿Qué quieres tú? ¿Una cerveza?
- ¿B-Bebes?
- A veces, como el bar es de este viejo pervertido tengo permiso de mis padres.
Frente a ellos el hombre sacó una jarra y destapó una de las cervezas.
- Sí, pero ya sabes, si llega un inspector ¿qué debes decir?
- "Me he perdido y pedía indicaciones" -respondió Naruto, con calma. Hinata estalló en una risa-. ¿Qué?
- Parece la excusa de un niño de siete años -le explicó.
- Es porque la cree a los siete años -respondió el chico, orgulloso-. Antes de venir aquí el bar estaba en la ciudad de donde vengo, y siempre después de la escuela debía quedarme una hora allí esperando a que llegara papá.
- Entiendo.
- Extraño tanto esos días -Jiraiya fingió que una lagrima escapaba de su ojo-. ¿Qué vas a querer tú, chico?
- A-Ah... bueno... -Hinata dudó: la única vez que había probado alcohol había sido durante una reunión familia... ¡y había terminado haciendo el ridículo!-. N-Nada por ahora...
- Cuando quieras algo, avísame.
- ¿Y-Y para qué me has invitado aquí? -preguntó con timidez a Naruto. El chico sonrió.
- En verdad quería preguntarte por Sasuke...
Hinata suspiró.
- Una cerveza, por favor -pidió, sin poder evitar la decepción que aquello le produjo. Naruto rió.
Pronto un par de jarras con rebosante espuma blanca se posaron frente a ellos.
- Cortesía de la casa.
- ¡Gracias!
Ella dio un pequeño sorbo sintiendo el sabor agrio de inmediato.
¿Cómo aquello podía saberle bien a otros?
- ¿Y qué quieres saber de Sasuke?
- Bueno, específicamente mamá me pidió que le comprara un regalo, pero no sé bien que darle.
- Creí que eran mejores amigos... -replicó débilmente.
- Sí, pero no nos vemos hace cuatro años. El nuevo Sasuke tal vez sea diferente.
Hinata lo pensó detenidamente un rato.
- Pues... ¿qué le regalarías al viejo Sasuke?
Naruto rió.
- Un tomate.
- ¿Eh?
- Una broma interna -confesó-, aunque la verdad un tomate sería un muy buen regalo...
Ella sonrió, pese a no entender.
- Pues, si te parece bien, entonces será el regalo perfecto.
- Oh, gracias por ayudarme.
- De nada.
- A veces es difícil elegir un buen regalo.
- Ni que lo digas -sonrió ella-. Sasuke y Kiba comienzan a planear que obsequiarme por mi cumpleaños un mes antes, se complican demasiado y al final siempre terminan obsequiándome un chocolate.
Naruto la miró.
- Tú... ¿estarás de cumpleaños pronto?
- El 21 de diciembre, de hecho -sonrió-. ¿Y tú cumpleaños?
- Fue durante las vacaciones de otoño -contestó con calma-. Lo celebre en casa.
Hinata le observó fijamente.
- ¿No extrañas tu ciudad?
El chico guardó silencio un instante, el cual aprovecho para darle un trago a su cerveza.
- No realmente -respondió, con seriedad-. Lo único bueno de mi vieja vida era Sasuke, pero se fue antes de acabar la secundaría... así que imaginaras que volver aquí ha sido algo muy especial para mí.
Sonrió al final, consiguiendo que Hinata sonriera.
- Parece que Sasuke es alguien muy importante en tu vida.
El chico rió, con ternura.
- Sí -respondió-. De hecho... mi vida no sería la misma de no ser por él. Realmente... realmente Sasuke es especial para mí, creo que no podría vivir sin él...
Lo último lo susurró suavemente, con un brillo de añoranza en su mirada, como si en ese mismo instante estuviera pensando en el chico de cabello azabache.
Y de pronto Hinata tuvo un extraño presentimiento.
Aquella mirada en Naruto era de...
- Por casualidad... -él clavó sus ojos azules en ella, expectante a que terminara la pregunta-. Por casualidad... ¿estás enamorado de Sasuke?

***

- ¡Achis!
- Salud -respondió Kiba de inmediato, mientras continuaba leyendo su historieta.
- ¿Habrá alguien hablando de mí?
- ¿Con tus mejores amigos solos? Pff... ya deben haber revelado todos tus secretos oscuros.
Sasuke frunció el ceño.
- Maldito Naruto, lo llamare por teléfono -decidió. Sacó el teléfono, marcó el número y esperó...-. ¡Agh, maldito!
- ¿No contesta? -preguntó Kiba, desinteresado.
- No. Y ya es tarde.
- Dijo que volverían a las diez, ¿no?
- Sí, pero...
- ¿Qué cosa?
- ¿Qué pasa si descubre la identidad de Hinata?
- Ah, relájate, eso no pasara -volteó a hojear la historieta y al no oír respuesta giró a verlo-. ¿Por qué te preocupa tanto? -sonrió burlesco-. ¿No será que estas enamorado de él?
Sasuke enrojeció de golpe.
- Oh, eres un idiota, no es así.
- ¿Entonces?
- No es nada especial... -bufó, sonrojado-. Solo me preocupo, es todo.
- A mi me huele a gato encerrado -decidió el chico castaño-. Y como se que eres tsundere debes tener más de un motivo oculto. Escupe o difundiré un rumor. Tengo contactos... -canturreó, señalando su teléfono.
- No lo harías.
Por toda respuesta Kiba alzó sus cejas y comenzó a teclear palabras en su celular.
- "Hey, Zentraedi, ¿sabías que Naruto y Sasuke están...?"
- ¡Está bien, está bien! -gritó Sasuke apenado-. ¡Pero no lo envíes!
Su amigo sonrió y cerró el teléfono.
- Escupe.
- Tsk... a Naruto lo molestaban un montón en la primaria -explicó Sasuke, con calma-. Y luego en la secundaria nos hicimos amigos así que comencé a cuidarlo y todo...
- ¿Tú lo defendías de los chicos que lo molestaban?
- Sí.
- ¿Y qué tan malo era?
- Bueno, la verdad es que era bastante -hizo una mueca-. Naruto no lo soportaba y solía quedarse callado al respecto, creía que no era justo involucrar a los demás en sus problemas.
- ¿Y es por eso que es tan inseguro siempre?-Sasuke asintió-. Woah...

***

-¿Ena... morado? -susurró, mirándola con asombro-. Ah...
Desvió la vista y se mordió el labio, tal vez indeciso sobre si seguir hablando o no.
Hinata tragó.
No, no era posible.
¿En verdad él...?
Y de pronto el chico estalló en una carcajada.
- ¡Tiene que ser una broma! -gritó Naruto, con lágrimas en los ojos. Cayó sobre la barra y comenzó a golpearla, mientras se sostenía el estomago-. ¡¿Yo enamorado?! ¡¿Y... Y... de Sasuke?!
Aquello la sorprendió, jamás había visto a Naruto tan enérgico. Solía ser tímido y reservado, a menos que estuviera con Sasuke.
- Eh...
Él volvió a verla, tratando de aparentar seriedad, justo antes de volver a estallar en una risa.
- Es que... ¿es en serio?
- P-Perdón -ella le miró, sin comprender. El chico siguió riendo un rato, antes de detenerse y observarla, con la ceja alzada.
- ¿Por qué crees eso?
- A-Ah... bueno... es porque siempre pasan mucho tiempo juntos.
- Eso no hace que me guste... -replicó él. Hinata guardó silencio, indecisa-. ¿En verdad quieres saber? -ella le asintió y él suspiró, tranquilizándose por fin-. La verdad es que mi infancia no fue particularmente agradable... ir a la escuela fue un completo asco, odiaba cada día que pasaba y no le veía fin... Nadie lo sabía en verdad, yo lo escondía bastante bien, pero cuando trate de suicidarme fue como cruzar una línea y todo... sobretodo porque...
Ella le detuvó, anonadada.
- ¿Qué tú qué...?
- Agh, lo siento... no es una forma agradable de decirlo... -susurró, nervioso-. Yo... bueno, jamás he hablado de eso con otra persona, no sé cómo debería decirlo...
Hinata asintió.
- Entonces... ¿cómo es que...?
Por toda respuesta Naruto alzó su brazo derecho, aunque primero verifico que su padrino no estuviera cerca, y subió la manga de su poleron. Hinata creyó que vería marcas en su muñeca, pero para su sorpresa se encontró con una larga cicatriz en el antebrazo.
- Leí que si querías hacerlo de verdad esto era más fácil que cortarte las muñecas -explicó, con los labios curvados en una sonrisa tímida-. Ahora es un recordatorio de lo cerca que estuve de irme...
- ¿Y cómo...?
- ¿Sobreviví? -Hinata desvió la vista y asintió, no aguantaba la profundidad de sus ojos-. Agh... Sasuke me vio desde su cuarto. Como consejo, si tratas de suicidarte, no lo hagas con la ventana abierta.
- ¿Fue a ayudarte?
- Oh, más que eso -contestó, con una sonrisa confiada-, llamó a una ambulancia, corrió a mi casa y me insultó mientras me ayudaba a detener la hemorragia... intente que se fuera pero entonces me mordió.
- ¿De verdad te mordió?
- Dijo que fue el calor del momento -rió el chico-. Luego, en el hospital, inventó una historia por mí para que mis padres no se dieran cuenta y cuando por fin salí me dio la paliza de mi vida... por lo que tuve que volver al hospital. Desde entonces somos mejores amigos.
- Oh...
- Por eso digo que no podría vivir sin él... -repitió, girando un poco la cabeza-, literalmente me salvó la vida, así que no podría vivir sin él.
Ella le miró, asombrada.
Y entonces cayó en la cuenta de lo que había dicho.
- ¡L-Lamento haber confundido todo! -se disculpó, asustada. Él rió, rompiendo la tensión.
- ¿Cómo que enamorado de Sasuke? La simple idea es... ¡puaj! -hizo una mueca de asco y Hinata rió-. Es decir, no saldría con un chico que comió un insecto con mayonesa por una apuesta.
Hinata lanzó una carcajada de solo imaginarlo.
- Ugh, ¡qué asco!
- Salud por eso -rió el chico, llevando la jarra a sus labios. Hinata sonrió y también bebió.
No le gustaba tanto el sabor, pero allí y en la compañía de un amigo, no resultaba tan agrio.

Naruto bostezó y apoyó su brazo sobre la barra mientras observaba al chico frente a él.
Y es que estaba seguro de que ver a Hinata ebrio no era cosa de todos los días.
"Sasuke va a matarme de seguro" -pensó, divertido. No necesitaba ser un genio para saber que su mejor amigo le haría un escandalo.
- No me siento bien -se quejó el chico de cabello azul, tratando de mantener fija la vista en su cerveza.
- Tienes muy poca resistencia al alcohol -rió Naruto, apoyando su rostro sobre su mano para observarlo mejor. Ni siquiera se había tomado media jarra... pero ¡se veía tan divertido intentando mantenerse equilibrado!
Hinata miró hacia la barra, contando las migajas de quien sabe qué cosa que habían caído para tratar de concentrarse.
Había algo. Algo que debía hacer.
Sakura se lo había pedido... ¿pero qué era? Algo relacionado a Naruto...
- ¿Qué tipo de chicas te gustan? -preguntó de pronto, mirando al chico.
- ¿Eh? ¿Qué tipo...? -él lo pensó, indeciso y algo mareado... más bien muy mareado-. Pues... supongo que no lo sé, no lo he pensado muy bien. ¿Y a ti que tipo de chicas te gustan?
Hinata frunció el ceño.
- No me gustan las chicas -declaró, evidentemente ebrio-. Son unas malditas víboras cuando lo desean, siempre riéndose como si fueran superiores. Detesto a las mujeres superficiales...
Naruto hizo una mueca. ¿Qué clase de chica le había roto el corazón al muchacho?
- Bueno, supongo que tienes razón -respondió él, dando otro trago a su cerveza-. Tampoco me agradan esas chicas que siempre se preocupan de su apariencia. Supongo que si tuviera que elegir a una chica, me gustaría una que fuera sencilla y amable...
- ¿Alguien como yo?
Naruto le observó, confundido.
- Supongo... -musitó lentamente, entonces sonrió-. Supongo que si fueras una chica saldría contigo.
Hinata lo observó fijamente.
- Tiene que ser una broma -decidió, volteando a verlo.
- ¿Una broma? ¿De qué hablas, Hina?
- ¿En verdad aún no te das cuenta? -le preguntó, sosteniéndolo de la camisa. Se acercó un poco más, reduciendo el espacio entre ambos-. ¿En verdad?
Sus miradas se encontraron.
- ¿Darme cuenta de qué? -preguntó confundido. Luego de varios segundos de espera los labios del chico frente a él se abrieron lentamente.
Y entonces Hina rió, mientras perdía un poco el equilibrio en el banco debido al hipo que lo invadió un par de segundos. De inmediato Naruto lo sostuvo colocando una mano en su hombro, cuidando que no se fuera a caer.
- Tienes muy lindos ojos... -le susurró, como única respuesta.
Y justo luego de decirlo cayó sobre la barra, roncando ruidosamente.
Naruto se quedó estático, mientras recuperaba lentamente el aire perdido con aquel comentario. Luego observó al chico que dormía a su lado y alzó sus cejas, levemente sorprendido.
Definitivamente Hinata Hyuuga necesitaba una novia...
CONTINUARA...

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