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Capítulo 50. Limites de tiempo

- ¡¿Un internado?!

Kiba y Sasuke arrojaron el grito sin pensarlo, ganándose varias miradas de reprobación de sus compañeros de escuela. Aunque, en ese momento, eso no les interesaba comparado a la noticia que Sakura Haruno acababa de darles.

- ¡Exacto! -la joven también lucía espantada. Había tenido que esperar hasta el día lunes para poder encontrarse con sus amigos, en la entrada de su escuela, por lo que habían perdido algunos días a causa de eso-. ¡Esto va a terminar muy, muy mal!

- ¡No es posible!

- ¿Quién ha decidido esa locura?

- Su madre -informó Sakura, recordando toda la información que había sido capaz de recolectar durante los últimos días que había estado en casa de Hinata-. Han tomado la decisión de inscribirla en el Internado Femenino de Konoha.

- ¿El que queda a las afueras de la ciudad?

- Sí.

- ¿Y Hinata solo ha dicho que sí a todo esto?

Esta vez Sakura desvió la vista.

¿Cómo explicar la serie de sentimientos por los cuales su amiga estaba pasando en ese momento? Ni siquiera ella misma podía entenderlos con claridad, pero sabía que eran la clave de todo.

Las continuas decepciones provocadas durante los últimos meses a su madre eran sin lugar a dudas el motivo por el cual estaba aceptando la decisión del internado. Y, muy probablemente, lo sucedido con Naruto había sido el catalizador de lo demás.

"Lucía tan cansada... como si estuviera demasiado exhausta como para buscar una salida a su problema..."

- Hinata siente que lo que su madre hace está bien -respondió tras algunos segundos-. Su decisión ha sido no luchar contra esto. Cree que, de esta forma, dejará de ser una decepción para sus padres... y también dejará de interponerse entre Shion y Naruto.

Algo brilló en la mirada de Sasuke en el momento en que mencionó las últimas palabras.

- Se lo has contado -la acusó, ganándose una mirada de sorpresa de Kiba.

- ¿Contado? ¿Qué cosa?

- No he podido ocultarlo -se disculpó Sakura de inmediato, haciendo una leve reverencia.

- ¿De qué me he perdido esta vez?

- Nada -la respuesta de Sasuke fue automática, pero tras algunos segundos de que Kiba mantuviera su ceño fruncido el chico suspiró, evidentemente derrotado-. Naruto y Shion fueron juntos al baile de la preparatoria de Sakura y... bueno, hubo un momento en el que Naruto besó a Shion.

- ¡¿Qué él hizo que cosa?!

- Pero Shion lo rechazó -continuó Sakura, con urgencia en su voz-. Ella se va de Japón, así que rechazó a Naruto pese a estar enamorado de él.

- Chicos -Kiba lucía sorprendido-. ¿Por qué no me lo han contado antes?

- No queríamos que nadie más lo supiera -se disculpó Sasuke-. La idea era que Hinata tampoco lo supiera.

- No pude ocultárselo, me dejé llevar por mis emociones -exclamó ella, a modo de explicación-. Sé que hice mal, pero creí que ella necesitaba saber todos los detalles.

- Olvidemos eso, no nos ayudara a salvar a Hinata -Sasuke frunció el ceño-. ¿Qué cosa haremos? ¿Cuánto tiempo nos queda?

- La inscribirán dentro de dos días -informó Sakura-. He hablado con Neji y con Hanabi, pero simplemente tienen demasiados problemas. Han intentado con todas sus fuerzas convencer a Hinata, pero ella se niega a todo.

- D-Debemos idear un plan -Sasuke, que usualmente era el de la cabeza fría, lucía más preocupado que el resto-. ¿Y si le contamos a nuestros padres? Ellos tal vez podrían hablar con los padres de Hinata.

- Ya lo intenté -informó Sakura-. Mi madre dijo que no era algo en lo que nos podíamos involucrar.

- ¿Y si entonces hablamos nosotros con ella? ¿Crees que sería suficiente como para...?

- Olvídalo, no funcionara -le frenó Kiba, con mayor seriedad. La mirada en su rostro fue suficiente como para hacer callar a ambos-. Nosotros no podremos hacer nada para convencer a Hinata.

- Kiba... -susurró Sakura.

- ¡No podemos dejarla marchar fácilmente, Kiba! -Sasuke perdió la calma, como pocas veces hacía. Ante eso Kiba avanzó y lo sostuvo de la camisa, acercando su cuerpo al suyo para hacerlo reaccionar.

- Sasuke, se racional. Si Hanabi y Neji no han podido hacerla cambiar de opinión en todo este tiempo, ¿cómo podríamos hacerlo nosotros?

Esta vez el chico guardó silencio, atrapado. Finalmente, solo se dedicó a arrojar una maldición al aire.

- Hinata se siente culpable de todo lo sucedido, sin embargo, es obvio que no desea ir -Sakura cerró sus ojos, recordando el rostro de su mejor amiga. Tras eso abrió sus ojos, decidida-. Creo que todos juntos podemos hacerla cambiar de opinión. Y si ella decide oponerse, sus padres no podrán hacer nada.

- ¿Crees que en verdad funcione? -Sasuke fijo su mirada en ella, evidentemente desesperado-. ¿Crees que todos juntos podremos salvar a Hinata?

- Tal vez nosotros tres no podamos hacer nada por nuestra cuenta -murmuró Kiba, de forma reflexiva-, pero definitivamente todos juntos podremos hacerla cambiar de opinión.

- ¿Ese es el plan entonces?

- Es nuestra mejor opción.

- Entonces hablare con Neji y Hanabi -decidió Sakura. Sasuke asintió, conforme con aquella idea.

- Yo invitare a un par de personas que tal vez quieran apoyarnos.

Kiba mantuvo el silencio, admirando como la energía comenzaba a fluir nuevamente entre ellos. Definitivamente aquel era un plan que no aseguraba el éxito, pero de cualquier forma era mejor que solo sentarse y observar las consecuencias de sus actos.

Y con ello, de pronto, pareció recordar algo importante.

- Sé de alguien que puede ayudarnos a hacer la diferencia.

***

Naruto suspiró agotado mientras terminaba de arreglar su bolso.

Algunos de sus compañeros de clase se despidieron de él antes de salir, bromeando y riendo sobre cosas triviales, dejándolo solo en el salón. De esa forma, como siempre, era el único alumno que quedaba al final del día.

Era inevitable. De alguna forma, los últimos días se había sentido completamente agotado. Se movía mucho más lento y dormía muchas más horas de las acostumbradas; no comía como antes e incluso no recordaba cuando había sido la última vez que había cantado en su cuarto. Incluso ahora estaba todo su tiempo libre encerrado, viendo la televisión o navegando por internet.

"Deprimido" -había sido el diagnostico de su madre, comentado en voz baja a su padre en cuanto había pensado que él no podía oírla.

No era realmente algo alentador, si se pensaba con seriedad. Desde entonces reservaba su energía para fingir que las cosas iban binen en casa, para así no llamar la atención. Sin embargo, la cosa no era tan fácil.

"¿Y qué ha sucedido con la chica del baile?" -la pregunta hecha por su padre, surgida durante la cena, había sido suficiente como para desarmarlo.

Justamente habían discutido horas atrás. Ante su insistencia de que se vieran por última vez para una despedida, ella se había negado con todas sus fuerzas. Él la entendía, de seguro era difícil decir "adiós", pero aun así... aún así deseaba generar al menos un último buen recuerdo.

"Se ira de Japón" -había sido su respuesta, justo antes de pedir permiso para retirarse de la cena.

Tras ese evento su madre le había permitido cenar en su cuarto, comprendiendo su deseo de estar a solas. No tenía idea de cuánto su joven hijo se lo agradecía. Y es que de ser por él se quedaría el día entero en su cuarto, pero las últimas semanas de clases lo forzaban a asistir a la escuela para mantener una buena asistencia.

Allí era donde siempre se encontraba a solas.

Al menos hasta ese momento.

- Naruto.

El nombrado no necesito voltear para reconocer aquella voz. Aun así, giró a verlo realmente sorprendido de su presencia.

- Kiba, ¿qué haces aquí?

- Vine a hablar contigo sobre Hinata.

Naruto apretó sus puños, sintiendo la ira recorrer su cuerpo, pero por primera vez no fue capaz de enfrentarlo. Simplemente estaba muy cansado como para intentarlo...

- Creí que habían prometido que no se me acercarían.

- Olvida eso ahora, hay algo más importante de lo que debemos hablar.

Esta vez el chico alzó su vista, levemente atraído por las palabras del chico.

- ¿Qué sucede?

- Quiero decirte que... todo lo que sucedió... yo, yo me apeno de ello -comenzó Kiba, intentando ordenar las palabras en su mente antes de soltarlas, sin mayor éxito al parecer-. Las mentiras de Hinata... son solo mi responsabilidad. Y lo que paso... también es mi culpa. Y, bueno, no fue mi intención lo que sucedió.

El muchacho rubio le quedo mirando, tratando de analizar las palabras del chico.

- ¿Te estás disculpando? -preguntó, sin entender a donde iba toda la plática. Kiba alzó la mirada para enfrentarlo, como si realmente odiara lo que estaba a punto de decir.

- Sí, me estoy disculpando. Soy un idiota orgulloso y te he hecho pasar un mal rato con el asunto de Hinata.

- Como digas -respondió él, tomando sus cosas-. Si es todo lo que querías decirme, tengo que ir a casa.

- No, espera -Kiba se le interpuso en el camino, bloqueándole el paso de esa manera-. Necesito que me ayudes con Hinata.

- ¿Algo sucedió? -su corazón latió de angustia de solo pensar en esa posibilidad.

Desde el baile no la había visto y mucho menos tenido noticias de ella. La última cosa que recordaba era su expresión a punto de romperse, mientras él le informaba que ya no podían ser amigos.

Desde entonces parecía que habían pasado meses.

- Hinata necesita tu ayuda -informó Kiba, trayéndolo nuevamente a la realidad.

- Hinata y yo ya no somos amigos -le recordó él, con un sabor amargo en la boca. ¿Realmente esas eran las palabras que quería decir?

- ¡Maldita sea, Naruto! -gruñó el castaño ante aquella respuesta-, deja el estúpido orgullo de lado.

Naruto frunció el ceño casi al instante: Kiba seguía sin entender las cosas.

- No es algo de orgullo, -replicó molesto-, simplemente quiero dejar esto atrás. Olvidarlo por completo. No quiero recordar nada de lo que sucedió, ¿lo entiendes?

- ¡Lo sé! ¡Estás enojado y es por mi culpa! Pero Hinata no tiene nada que ver en esto -insistió el chico-. Hinata no hizo nada malo.

- Kiba...

- ¡La mentira es mi culpa y lo sabes! -siguió el chico, ante la inexpresiva mirada del muchacho rubio-. Yo la obligue a ser parte de la banda y ocultar el secreto. De no ser por eso, Hinata te lo habría dicho hace mucho tiempo.

- Kiba, basta ya -murmuró Naruto, deseando desesperadamente acabar con la conversación-. Las cosas ya sucedieron, no se pueden cambiar.

- Sé que no puedo cambiar nada de lo sucedido, pero al menos puedo intentar arreglar las cosas -replicó el joven, con convicción-. Si quieres dejar de hablarme el resto de tu vida, está bien. Pero por favor, no ignores a Hinata más tiempo. Ella te necesita ahora.

Naruto iba a replicar en el momento en el que Kiba se arrodilló frente a él, llevando directamente la cabeza hacia el suelo, en señal de perdón.

- ¡Por favor!

- Kiba, levántate ya -pidió el chico, sorprendido de aquel actuar. Los nervios comenzaban a invadirlo-. No es tu culpa todo esto.

- ¡Si lo es!

- Claro que no -exclamó Naruto, perdiendo el control-, ¡no es culpa de ustedes! ¡Ahora levántate y deja de actuar como un idiota!

Kiba se colocó de pie, de pronto furioso.

- ¡¿Y entonces a quien pretendes culpar?! ¡Hinata no ha querido...!

- ¡No he culpado a Hinata, maldito idiota! -gritó ya enfurecido, sorprendiendo a Kiba con su respuesta-. ¡No es culpa de ella! ¡Sí, me mintió, pero no todo es su culpa! ¡Es mía!

- ¿Tuya? -eso fue suficiente para desconcertar al joven.

- ¿Cómo puedo echarles la culpa a ustedes de eso si fui yo quien no notó que era una chica? -gritó molesto-. ¡¿Crees que no me he sentido como un verdadero idiota desde que lo supe?! ¡Ciertamente estoy mucho más enfadado conmigo mismo por no haberlo notado!

- Naruto...

- ¡Ahora déjame en paz, ¿quieres?!

- ¡Espera! -Kiba lo detuvo, interponiéndose en su paso nuevamente. Naruto creyó que el chico comenzaría a gritar, pero para su sorpresa solo había desesperación en su mirada-. Ayúdame a salvar a Hinata -suplicó, de forma inmediata.

- ¿Salvarla?

- Si no hacemos algo... a Hinata la inscribirán en el Internado Femenino de Konoha.

Una sonrisa de incredulidad se formó en el rostro del muchacho rubio al oír aquellas palabras.

¿Hinata Hyuuga en un internado femenino?

- Hinata no pudo haber aceptado eso -musitó en respuesta, antes de forzarse a mantener la boca cerrada.

No, no podía saber eso realmente.

La persona que él había conocido en la escuela sin duda no hubiese aceptado entrar a un internado... ¿pero la Hinata real lo haría?

Él no podía saberlo. Definitivamente no podía saber si eran la misma persona.

No recordando que todo era una mentira.

- Ayúdame a salvarla, Naruto -pidió Kiba, ajeno a todos sus pensamientos-. Hinata nos necesita.

- ¿Qué crees que puedo hacer yo por ella? -replicó él, desviando su vista para intentar esconder lo herido que en verdad se sentía-. Ni siquiera confía en mí. No realmente...

- La persona a la que conociste era la verdadera Hinata... -Kiba fue firme y directo, como si fuera capaz de entender sus dudas-, y es a quien perderemos si no hacemos algo al respecto. Sé que estás decepcionado de nosotros, pero, por favor... ¡por favor ayúdame a salvar a la real Hinata!

Él se mantuvo en silencio, indeciso sobre lo que podía o no hacer.

Casi de forma automática rodeó a Kiba, tratando de escapar nuevamente del salón.

- Yo... tengo que irme... ¡Lo siento!

- ¡Espera! -su orden, parecida más bien a una súplica, consiguieron que se detuviera en la puerta del salón.

- La oficina en donde la inscribirán queda en el centro de la ciudad. El día de mañana, antes de las cinco de la tarde, estaremos allí. Por favor, ve.

Naruto no contestó, ni dio alguna señal que pudiera ser interpretada como una respuesta.

Simplemente se marchó lo más rápido posible, corriendo por el pasillo, como si pretendiera escapar de la situación de esa manera.

Para su pesar, no era así.

El día no paso tan lento como hubiese querido y, a la mañana siguiente, no le costó trabajo notar la tensión que había entre Sasuke y Kiba.

Era evidente hasta para él, ya fuera desde la forma en que se movían hasta las rápidas miradas que le dirigían cada vez que lo encontraban por la escuela. El nerviosismo era palpable en sus rostros, o al menos eso pensaba el muchacho rubio.

Solo que ellos no eran los únicos que se veían de esa manera. Un sentimiento de ansiedad también recorría a Naruto con el pasar de las horas.

Él simplemente no lo entendía. Hinata Hyuuga ya no tenía nada que ver con su vida.

Y si así era... ¿por qué le preocupaba tanto lo que fuera a sucederle?

Sin embargo, aquellos sentimientos ya estaban allí y no había forma de que se marcharan. No importaba lo mucho que quisiera distraerse, le resultaba imposible.

Por ende, tras las clases volvió a su hogar, ignorando nuevamente la petición de ayuda de Kiba.

"No me necesitan" -había sido su respuesta final. Pero no lo decía para librarse de todo ello, sino porque de verdad lo creía.

¿Cómo podría marcar él la diferencia?

No notó el instante en el que llegó al parque, pero pronto se encontró sentando en un columpio, balanceándose ligeramente y preguntándose como las cosas habían llegado a tal punto.

Shion se marcharía el día de mañana y, pese a que él le había pedido encontrarse por última vez, ella había negado la solicitud argumentando que odiaba las despedidas. Desde ese momento no habían hablado.

Y Hinata... bueno, él nunca más vería a Hinata, independiente de si se quedaba o no en la escuela.

Aunque... ¿realmente deseaba eso? ¿Realmente estaba conforme con las cosas como estaban? ¿Con todos sus amigos alejados?

No, claro que no.

No quería eso, así como no quería que Shion se marchara... o que Hinata entrara a un internado.

Sin embargo, las cosas ya habían sucedido, no tenían marcha atrás.

Ellos habían elegido mentirle; Shion había escogido ocultar las cosas.

Y en respuesta él había optado por alejarse. Un tiempo solo era la mejor opción para permitir que las heridas sanaran. Solo que, ahora, se preguntaba si definitivamente había sido la mejor idea alejarse de todos.

No podía negarlo, se sentía más solo que nunca. Y no podía hacer nada para cambiar las cosas.

Shion se iría; Hinata se iría.

Su vida ya no sería como antes, jamás...

Cerró sus ojos tratando de alejarse de todo. Inspiró profundo y, con los segundos, fue capaz de huir a un lugar mucho más alejado en su mente en el que aquella soledad era incapaz de alcanzarlo. Reforzó la entrada con las cosas que le gustaban, desde su platillo favorito hasta los días de lluvia que tanto le gustaban. Y solo por un segundo, fue capaz de olvidar todos sus problemas.

Hasta que pensó en Hinata.

El nerviosismo no tardó en invadirlo al pensar que, dentro de unas horas, ella tal vez se marcharía para siempre... y al recordar, nuevamente, que él no quería que eso pasará.

No quería perderla.

Seguía molesto con ella, claro, pero eso no significara que le deseara el mal. Al contrario, estaba inmensamente preocupado. ¿Qué cosa había hecho la chica para ganarse aquello? Tal vez, como él, su familia también había descubierto lo que hacía en la escuela. Pero no eso no era motivo suficiente para aquel castigo.

Simplemente no sería justo que ella se marchará contra su voluntad. Imaginarla en un internado era hasta cómico, pues era evidente que ella no pertenecía a ese mundo. Es más, todo lo que pudiera recordar de Hinata desde que le hubiera conocido indicaba ello: ella no podía ir a un internado.

¿Pero acaso él podía hacer algo para cambiar todo eso? ¿Para evitar que Hinata se marchara?

"Sé que no puedo cambiar lo sucedido, pero al menos puedo intentar arreglar las cosas"

Las palabras de Kiba, resonando tan de pronto en su mente, lo hicieron reaccionar.

Era cierto.

Todo había sucedido ya y no había marcha atrás.

Hinata y los chicos le habían mentido, de la misma forma en que Shion le había ocultado información. Él no podía arreglar nada de eso... ni ellos tampoco por mucho que lo desearan.

No se podía reparar lo que ya estaba roto... pero si se podía comenzar a hacer algo para contrarrestar el daño que se generaría.

"La oficina en donde la inscribirán queda en el centro de la ciudad. El día de mañana, antes de las cinco de la tarde, estaremos allí"

Dio un respingo. Sus ojos se movieron hacia el reloj de la plaza, que marcaba quince minutos para las cuatro de la tarde.

Una idea loca surgió en su mente al pensar en que el centro no estaba tan lejos y en que si se daba prisa... podía llegar a tiempo.

Pero... ¿realmente era el indicado para ir?

¿Qué pensaría ella en cuanto lo viera allí? ¿Realmente estaría conforme con verlo a él? ¿Estaría molesta por lo que le había dicho la última vez? Había tantas interrogantes no le permitían estar seguro de si era un buen plan o no.

Y sin embargo la urgencia de correr era mucho mayor en ese momento. Por lo mismo casi ni lo pensó en el momento en que sus pies lo forzaron a moverse.

No importaba que, antes de que el tiempo se acabara, antes de que el día terminara...

...él deseaba volver a verla.

La estación de trenes no se encontraba tan lejos y, con el ritmo que llevaba podría llegar a tiempo.

Hasta ese momento se había conformado con observar como todo se desmoronaba, sin pretender actuar en ningún momento. Pero ahora que por fin se ponía en acción toda la gama de emociones en su interior se manifestaba.

Era cierto. Estaba enojado y decepcionado con sus amigos, y sobre todo con Hinata, quien solo le generaba una tremenda inseguridad y un conflicto único de emociones, pero simplemente era incapaz de ver como se marchaba contra su voluntad.

Le preocupaba... le preocupaba su bienestar, así como ella se había preocupado decenas de veces por él. Y, más que eso, era incapaz de apagar el desenfrenado latir de su corazón cada vez que pensaba en ella.

Como siempre, Naruto Namikaze no era capaz de controlar sus propios sentimientos.

La entrada a la estación de trenes le permitió tomar un descanso.

Mientras observaba la línea buscando abordar el tren correcto, sintió como su teléfono comenzaba a sonar. Sin esperar nada lo tomó, sorprendiéndose al notar el número escrito en la pantalla.

Tuvo que apoyarse en uno de los pilares, mientras trataba de en vano recuperar la respiración

- ¡Shion! -habló al contestar, luchando contra el cansancio de su cuerpo.

- ¿Naruto-kun? -su voz sonó sorprendida del otro lado de la línea.

- Sí, lo siento -hizo una pausa para poder respirar apropiadamente, sintiendo el dolor en sus pulmones con cada inspiración.

- ¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?

- Sí, sí. Es solo que... hoy ha sido un día muy ajetreado... para mí.

- Lo entiendo -respondió ella, tras varios segundos.

- ¿Qué sucede?

- Es solo que... yo quería disculparme, Naruto-kun, por la discusión que tuvimos.

Él mantuvo el silencio.

Recordar que Shion se iría al día siguiente, y que él no podría hacer nada para evitarlo, ciertamente lo lastimó. Pero entonces pensó en que, tal y como con Hinata, él podía hacer algo para contrarrestar aquel daño.

- Sé que dijiste que odiabas las despedidas -fue su respuesta, dotada de decisión y sincerdidad-, pero realmente necesito despedirme de ti. No te puedes marchar sin que nos veamos.

- ¿Qué sucederá con Hyuuga-san?

Esta vez el chico guardó silencio.

- Hinata será inscrita en un internado femenino -comenzó, respirando profundamente-. Y yo... yo planeo detenerla.

- ¿Detenerla?

- No dejare que Hinata haga algo que no desea.

- ¿Y cómo la detendrás?

- Iré allí y tratare de convencerla de que se quede aquí. Justamente estoy en la estación de trenes.

- Naruto-kun ha escogido salvar a Hyuuga-san entonces, ¿eh?

Él no respondió, incapaz de generar un pensamiento racional en su cabeza. El reflejo de un ventanal le permitió observarse a si mismo, haciéndole caer en la cuenta de que realmente se encontraba allí, corriendo para poder evitar que Hinata cometiera una locura.

Incluso había olvidado lo enojado que, en algún momento, estaba con ella.

Ahora lo único que le importaba era salvarla.

- Shion...

- Está bien, hace mucho tiempo he sabido que esto sucedería, sin embargo, ahora me encuentro en un dilema -su voz sonó extraña del otro lado de la línea, cosa que llamó su atención de forma inmediata-, es complicado amar a alguien que ama a otra persona.

- Shion, ¿acaso sucede algo?

Hubo silencio del otro lado de la línea, provocando que el corazón del chico se mantuviera latiendo rápidamente. De fondo, el pitido que anunciaba la llegada de un nuevo tren, resonó.

- Mi vuelo ha sido modificado... -murmuró la joven, con total calma-. Mis padres están tan emocionados han cambiado la fecha para hoy.

- ¿Qué tu vuelo... despega hoy?

- En una hora, de hecho -continuó la joven-, y yo... yo realmente quería verte una vez más antes de partir, Naruto-kun.

- Eso... eso no puede ser -la incredulidad volvió, seguida de un sentimiento completo de derrota-. ¿Hace cuánto lo sabes? ¿Por qué no me lo has dicho antes?

- Eso no importa ahora, ¿no crees? -ella río, pero para él fue obvio que hacia un esfuerzo por controlar el llanto-. Naruto-kun, sé que dije que odiaba las despedidas, pero realmente... realmente quisiera que vinieras por mi ahora.

Él mantuvo silencio, sin saber que responder.

El reloj, ajeno a su dilema, continuaba corriendo. El tren que tanto había esperado, ingresaba en la estación por fin.

Pero el aeropuerto quedaba demasiado lejos del centro de la ciudad, casi en direcciones diferentes. No había forma de conseguir ir a ambos, por más que quisiera intentarlo.

Tenía que elegir.

- Hinata está en el centro de la ciudad -musitó, sin saber qué otra cosa decir-. Y si no voy...

- Lo sé.

- Entonces, eso significa que...

- Sí. Debes elegir -ella sonrió del otro lado de la línea, aunque él no pudo verlo ni mucho menos sospecharlo-. Ella o yo.

- ¿Qué?

- Mi avión despega dentro de una hora... el mismo momento en el que Hyuuga-san será inscrita en el internado. Tú decides cual de nosotras dos es más importante, Naruto-kun.

CONTINUARA...

Notas finales:

Un final de pelicula?

Solo dos capitulos más para el final!


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