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Capítulo 47. Enjaulada

Impensable.

Inaceptable.

Inconcebible.

¡Una verdadera vergüenza!

O bueno, al menos eso pensaba su madre de ella y de su pequeño desafío durante la noche del baile.

¿Cómo sabía Hinata Hyuuga aquello? Bueno, era fácil. Lo sabía porque su madre no hacía más que gritarle aquello desde hace casi una hora, tiempo en el que ella no le había respondido ni si quiera una vez, determinada a mantenerse en un silencio implacable.

Habia llegado a casa por la mañana, tras pasar la noche en casa de Kiba, con el traje del baile todavía puesto y los ojos rojos por el llanto. Sin embargo, su madre no cedió al verla, como ella hubiese esperado, ni la llenó de besos ni mucho menos de palabras reconfortantes.

Solo la observó atónita, como si no creyera que aquel muchacho desaliñado se trataba de su joven hija. Si Hinata había creído estar en problemas antes, se había equivocado por completo. Su doble vida simplemente le había explotado en el rostro, tal y como una bomba. Era imposible no salir lastimada de algo así, ella había sido demasiado ingenua al creerlo.

Y ahora, como castigo, Naruto no quería saber nada sobre ella… y su madre…

- ¡¿Qué crees que pensarán de ti si se enteran?! ¡Qué vergüenza, Hinata! ¡Qué vergüenza! ¡¿Cómo puedes hacerme pasar por esto?!

Silencio. Solo silencio. Esperando que todo terminará pronto. Estaba decidida a aguantar con ello sola.

El resto de su familia -Hanabi, Neji e incluso su padre-, solo observaban el desenlace. Hinata se preguntó también qué pensarían de su atuendo, qué pensarían de la forma en que ella gustaba de verse. Se preguntó cuál sería la opinión de su padre, aunque, por la mirada triste que le dirigía, Hinata no creía que estuviera orgulloso de ella.

- ¡¿Hinata, me estás escuchando?!

La voz de su madre la obligó a reaccionar. Alzó su vista hacia ella y la observó, tratando de transmitirle con la mirada que no era necesario seguir con aquel espectáculo, que era inútil, que nada de lo que le dijera podría hacerla desistir de su lucha…

Porque no había nada por lo que pelear ahora.

Era todo. Se había rendido de forma oficial.

Su silencio era otra forma de decirle que ella había ganado.

Pero al parecer su madre aún no comprendía aquello, o tal vez solo deseaba desahogarse.

- ¡Estoy seriamente considerando el enviarte al Internado Femenino de Konoha!

- ¡Basta ya!

Hinata se sorprendió.

El grito no vino de ella, como creyó inicialmente, sino que de otra persona.

Lentamente tanto su madre como ella, giraron la vista hacia el otro lado de la habitación, en donde Hanabi se encontraba de pie observándolas con ira. O bueno, más bien observando a su madre con ira.

- Hanabi Hyuuga, ¿tienes algo que opinar? -desafió su madre.

- Sí -decidió la pequeña, avanzando a ella-. ¡Onee-chan no ha hecho nada malo!

- Esta es una discusión entre tu hermana y yo. No te involucres.

- ¡Pero no es justo! ¡Onee-chan solo quería divertirse!

- ¡Esto no es divertido! -gritó su madre interrumpiéndola, mientras apuntaba hacia la ropa que Hinata aun llevaba-. ¡Me parece una broma de mal gusto! ¡Ella es una señorita, no un muchacho!

- ¡Que sea mujer no quiere decir que solo pueda usar vestidos! -Hanabi lucía determinada, como si fuera su libertad la que estuviera en juego en ese momento-. ¡No es una muñeca, ella puede…!

- ¡Hanabi, una palabra más y te castigare el fin de semana!

- ¡Pero…!

- Déjalo ya -habló Hinata, por primera vez desde que todo hubiese empezado. Su hermana menor le miró con sorpresa, interrumpiéndose a si misma-. Hazle caso a mamá, Hanabi.

- ¡Pero onee-chan, ella…!

- Hanabi, no me hagas castigarte -amenazó su madre nuevamente. Su hija menor le dirigió una mirada a su hermana, esperando provocar algo en ella, pero está solo se limitó a asentirle para que obedeciera.

Ese fin de semana sería la excursión de su clase a la que tanto ansiaba ir. Y Hinata sentía que no sería justo que su pequeña hermana fuera castigada por solo defenderla.

- Vete a tu cuarto. Ahora.

La pequeña cerró sus ojos y apretó sus puños, furiosa.

- ¡Esto no ha terminado! -exclamó, antes de girar y marcharse a toda velocidad directamente a su cuarto.

La habitación se sumió en el silencio sepulcral tras eso.

- Continúo esperando una explicación para tu comportamiento de ayer por la noche.

Hinata guardó silencio, sin nada que decir.

Simplemente no había nada que decir.

Se había rendido hacia horas.

- ¿No dirás nada en tu defensa? -preguntó su madre nuevamente, obteniendo solo un largo silencio de su parte-. ¿No dirás nada por el espectáculo que creaste ayer? Y para… ¿para esto? -cuestionó, apuntando nuevamente al traje que llevaba-. No lo entiendo. No te eduque de esta forma. Yo crie a una hija, una dama.

- Lo sé -respondió ella, con la mirada firme.

- ¿Entonces por qué me haces todo esto, Hinata? ¿Por qué me avergüenzas así?

No supo que responder, de pronto atrapada en aquella pregunta que ella misma se había hecho cientos de veces.

¿Por qué no podía ser una chica normal? ¿Por qué insistía tanto vestirse y actuar de esa manera?

¿Por qué haber fingido que se trataba de un chico por un par de meses le había proporcionado más libertad de la que había tenido en casi toda su vida?

- Estoy decepcionada, hija -su madre continuó, sin esperar respuesta-, de tu comportamiento y tu impulsividad. A veces me pregunto si hice algo malo contigo para que fueras… esto…

- Creo que es suficiente -esta vez, la voz calmada de su padre, fue suficiente para detener aquel interminable discurso.

- Hiashi.

- Creo que Hinata ya aprendió su lección, ¿cierto, hija?

Ella asintió de forma automática, sin nada más que decir.

En el fondo le daba igual si su madre continuaba o no, pues no creía que las palabras pudieran dañarla más de lo que estaba. Todo lo que su madre le llevaba diciendo, ella ya lo sabía hace mucho.

Bastaba con ver como la observaba cada día, como si su sola presencia fuera una decepción.

- No es necesario continuar -su padre apoyó una mano sobre su hombro, consiguiendo que ella alzara su vista para verlo. ¿Qué pensaría él de su pequeña hija vestida de hombre?, ¿de todo lo que su madre había dicho de ella? -. No creo que Hinata vuelva a cometer los mismos errores que ayer.

- No es algo que solo haya sucedido una vez, es un comportamiento que no tiene fin. Su rebeldía no parece detenerse.

- ¿Entonces cuál sería tu solución?

- El Internado Femenino -las palabras de su madre sonaron duras, pero no parecieron tener un efecto mayor en el silencio de la joven. No era necesario: Hinata había pensado por si misma que ese sería su castigo.

- Tal vez deberíamos pensarlo de mejor manera, ¿crees que esa ha de ser la solución definitiva?

Por primera vez su madre guardó silencio. Hinata volvió a mirarla, sorprendiéndose al ver la duda en sus ojos.

Tal vez, por primera vez, no estaba segura de la decisión.

Tal vez también sentía que era un paso sin retorno, un camino que si tomaban no tenía vuelta atrás.

- Meditaremos la idea, con mayor calma -determinó su padre, con su voz tranquila-. Hasta el momento Hinata, será mejor que te quedes en tu habitación. ¿Está claro?

- Sí, padre -respondió ella, colocándose de pie y marchándose. Tras salir del cuarto Neji, quien la esperaba tras el umbral, detuvo su camino al sostener su mano.

Con una señal le indicó guardar silencio, probablemente para oír la conversación que surgiría. Hinata no deseaba lo mismo, a sabiendas de lo que sucedería, pero mantuvo el silencio. Su agotamiento era tal que no tenía energías para nada.

- ¿Crees que realmente sea una buena idea? -su padre, en el otro cuarto, debía referirse al Internado.

- Hiashi, ¿viste a tu hija? -la voz de su madre era espanto puro-. Parecía un muchacho.

- Lo sé, también la vi.

- ¿Entonces? ¿No crees que haya algo malo con ella? Dijo que cortaba su cabello a propósito y que, en la escuela, fingía ser un chico.

- ¿Le has preguntando directamente por qué lo ha hecho?

Silencio.

- No. No lo he hecho. ¿Pero cuál podría ser el motivo para ese tipo de conducta? Si fuera un muchacho estaría bien, comprendería sus actos, pero nuestra hija es una chica. ¿Acaso se estará burlando de nosotros?

- No creo que nuestra hija haga lo que hace para burlarse de nosotros.

- ¿Y cuál podría ser el motivo entonces?

Otra vez silencio… un largo, largo silencio.

- No lo sé -la respuesta de su padre la decepcionó finalmente, pero Hinata no habría esperado otra cosa.

- Nunca debimos haber permitido que entrará a una escuela mixta -su madre parecía haber recuperado la confianza-. Fue un error de mi parte.

- Fue Hinata quien nos pidió entrar a esa escuela, en primer lugar, ya que sus amigos estarían allí.

- Debimos haber sido más inflexibles, Hiashi. El Internado Femenino podría ser una gran oportunidad para arreglar lo que está mal con ella.

- Sigo sin ver que está mal en nuestra hija.

- ¡Todo! ¿Acaso no lo ves? Ella es…

Hinata no continuó escuchando, a sabiendas de que aquel sería un largo discurso.

Estaba exhausta, solo quería darse una ducha caliente y dormir por siempre. Neji, a su lado, pareció percibir aquello pues soltó su mano y la dejo marchar en silencio.

El joven solo observó a su prima, subir las escaleras en derrota, como si supiera de antemano cual sería el veredicto. Pero de alguna forma él continuaba esperando una solución, e incluso estaba dispuesto a luchar por ella. Era la fe, fe de que todo pudiera salir bien, la que lo mantenía allí, escuchando cada palabra.

La fe que Hinata parecía haber perdido durante la noche del baile.

***

- ¿Naruto-kun?

El chico alzó su mirada para observar a la recién llegada. De inmediato una cansada sonrisa se dibujó en su rostro al reconocerla.

- Oh Shion, que sorpresa.

Ella sonrió también, de la misma forma.

- Que coincidencia encontrarte -comentó, mientras tomaba asiento en el columpio vacío a su lado y depositaba a la vez varias bolsas en el suelo-. Venia de la tienda y decidí tomar un atajo.

- ¿Fuiste de compras? -cuestionó el rubio, observando la gran cantidad de bolsas a sus pies-. ¿Acaso son cosas de chicas?

- Comida -y tras decir aquello se inclinó, abriendo la bolsa y sacando de ella un par de latas de refresco. Sin dudar le entregó una al muchacho-. Sé que pareciera lo contrario, pero no soy ese tipo de chicas que ve la moda como algo esencial. Soy más simple, un punto medio.

Naruto mantuvo el silencio con su comentario, como si de pronto hubiese recordado algo.

- Tipo de chicas, ¿eh? Sí… supongo que existen varios tipos de chicas…

Shion le dio un sorbo a su refresco, manteniendo el silencio y mirándolo de reojo. Tras unos cuantos segundos dio un suspiro, decidida a acabar con todo aquel aire de misterio que rodeaba al chico.

- Haruno-san me comentó lo que sucedió con Hyuuga-san -comenzó, provocando que él volteara sorprendido a verla-. Descubriste que era una chica y por eso estás tan silencioso, ¿cierto?

- ¿Cómo…?

- ¿Cómo sé lo que sucedió? Bueno… -ella pareció meditarlo-. Básicamente Haruno-san me llamó furiosa para informarme de que mi malvado plan para apoderarme de ti había resultado, pero que se negaba a dejar que una bruja como yo se saliera con la suya y bla, bla, bla. Algo así creo, en verdad no le preste atención -y luego de eso se encogió de hombros, sonriendo como si hubiese hecho una travesura-. Solo corte la llamada en el punto máximo de su ira.

Naruto se la quedó observando detenidamente, meditando sus palabras con calma, como si algo hubiese hechoclick en su cabeza de un momento a otro.

- ¿Sabías lo de Hinata también?

Esta vez Shion guardó silencio y, tras algunos segundos, solo asintió. La sonrisa había desparecido de su rostro y ahora se dedicaba a jugar con la lata entre sus manos.

- Haruno-san me lo contó antes de conocernos. La primera vez que la vi realmente me sorprendió que pareciera un chico de verdad.

- Pues al parecer fui el único idiota que de verdad lo creyó -Naruto se mantuvo sentado, pero llevó las manos a su rostro cubriéndolo de pronto-. Creo que me siento enfermo.

- ¿Deseas que me vaya? -preguntó ella lentamente, asustada-. Comprenderé si estas enfadado conmigo por haberte ocultado la verdad también.

- No, no te vayas. No soporto esto -respondió él, al cabo de varios segundos-. En verdad… en verdad solo creo que estoy enfadado conmigo mismo. Me siento como el perfecto idiota.

- No creo que seas un idiota, Naruto-kun, solo algo…

- ¿Ingenuo? -cuestionó él, alzando su ceja-. A mi edad creer en Santa es ser ingenuo. Confundir a una chica con un chico va mucho más allá, es algo que solo un perfecto idiota haría. No sé cómo rayos pude caer por tanto tiempo. No, espera, si lo sé -frunció su ceño, comenzando a enfadarse-. Mis supuestos amigos mantuvieron viva la farsa todo este tiempo -de pronto se colocó de pie y comenzó a caminar a su alrededor. Shion creyó que aquella era una buena forma de que descargara todos sus sentimientos, por lo que lo dejo continuar-. Arreglaron las situaciones para que yo lo siguiera creyendo y para que, aun cuando me diera cuenta de que algo no iba bien, pudieran distraerme. Solo que sigo sin entenderlo, ¿qué había de malo con que yo lo supiera? ¡No iba a delatarla! Me dijo decenas de veces que confiaba en mí, pero no tuvo el valor de decirme algo tan simple como eso. Sin embargo, ¡casi todo el mundo a mi alrededor lo sabía!

Continuó caminando, dando vueltas en torno a ella, expresando todo lo que sentía en ese momento. Tras varios minutos por fin consiguió calmarse, deteniéndose solo para arrojar un suspiro.

- ¿Has hablado con Hyuuga-san de esto?

- No, y tampoco quiero verla -exclamó molesto. Shion lo observó como siempre hacía, con una sonrisa en su rostro.

- Eso no es cierto, claro que quieres verla. Estás enamorado de Hyuuga-san.

- No, lo que menos deseo es verla. ¡Estoy realmente enfadado con ella!

- Tú solo estás enfadado por la mentira -explicó Shion-, pero eso no cambia lo que sientes por ella, ¿sabes?

- No siento nada por Hinata Hyuuga -declaró él, desviando su vista. Shion volvió a sonreír.

- Vaya… era más fácil que lo aceptarás cuando creías que Hyuuga-san era un chico.

Naruto guardó silencio, apretando sus puños.

- ¿Por qué no me lo dijiste? Lo sabías, sabías que era una chica y aun así tratabas de convencerme de lo que sentía, de que estaba enamorado. ¿No habría sido más simple el decírmelo y ya?

- Creo que no habría sido correcto el delatarla -respondió la joven de inmediato, con seguridad-. Creo que Hyuuga-san estaba asustada de tu reacción, por eso te oculto la verdad tanto tiempo. No habría sido correcto delatarla, ¿sabes? -y, antes de que Naruto pudiera rebatir, ella agregó-. Y además de eso, ¿qué interesaba lo qué fuera ella si al final de todo estabas enamorado? ¿Acaso no era eso lo importante?

Él mantuvo el silencio, recordando las decenas de conversaciones con la joven a su lado, solo en torno a lo que él sentía por Hinata. Ciertamente Shion jamás había participado en la farsa… solo lo había ayudado a aclarar sus propios sentimientos, a aceptar que si estaba enamorado. Y aún lo hacía… pese a estar enamorada de él lo continuaba ayudando.

Naruto simplemente no podía entender el motivo de su actuar.

- Creo que estás loca -respondió, solo por decir algo. No se sentía capaz de enfrentar la verdad aún.

- Tal vez lo este. Después de todo sigo esforzándome para que aceptes tus sentimientos por otra chica, en vez de utilizar esta oportunidad para que te enamores de mí.

Él guardó silencio. La conversación había muerto tan rápidamente como había surgido.

- El baile de tu escuela es la próxima semana, ¿cierto? El siguiente viernes…

- Sé que amas que gane cada partida que jugamos, Naruto-kun, así como todo el servidor que no puede aguantar la idea de perder ante una chica -sonrió ella dulcemente, provocando que el chico riera también-. Pero sí, efectivamente estaré ocupada esa noche, no podré jugar contigo.

- Es una lástima.

- No necesariamente -argumentó ella. Naruto alzó su ceja con interés.

- ¿Qué planeas para mí?

- Podrías ocupar esa noche para arreglar las cosas con Hyuuga-san, ¿sabes? Ir por la noche a su casa, encontrar la ventana de su cuarto e inventar una forma de subir hasta su habitación y, cuando estés allí, sorprenderla y decirle que… bueno, la amas… -sonrió, aunque sus ojos no brillaron. Claramente la idea no la hacía tan feliz como pretendía.

Y él lo entendía.

Bueno, no realmente. Pero parte de él quería entenderlo.

- Preferiría ocupar mi noche de otra manera -decidió él, con un fingido tono de indiferencia en su voz-. Ya sabes, como ir al baile contigo.

- ¿El… baile? -ella se vio desconcertada por algunos segundos. Naruto no, por el contrario. De inmediato se arrodillo frente a ella, tomándola por sorpresa.

- Quiero ir al baile contigo, Shion -exclamó firmemente. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro al ver como al chcia frente a él se sonrojaba sin poder evitarlo.

- ¿Q-Qué tú qué?

Naruto se encogió de hombros.

- Que quiero que tengamos una cita. Solo nosotros dos.

CONTINUARA…

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