Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 43. Dos días...

Sasuke Uchiha suspiró, por décima vez en el día.

Definitivamente oír a Sakura Haruno había sido una mala idea.

Si bien es cierto por fin había abierto los ojos ante la situación que llevaba semanas viviendo, desde que supiera la verdad podía notar como sus amigos se separaban cada vez más, camino a un dramático final orgullo de un escritor demente.

La rebeldía de Naruto había sido solo el inicio. Ahora el chico ya no buscaba excusas, simplemente había dejado de juntarse con ellos sin dar explicaciones, como si, para empezar, jamás hubiesen sido amigos. Kiba y Hina, por otro lado, se mantenían en perfecto silencio, sin presionar ni un poco a Naruto para que volviese a ellos pensado que tal vez esa era la manera correcta de actuar, como si hubieran decidido que era mejor darle tiempo y espacio para él mismo. El problema con esa decisión, pensaba Sasuke, es que Naruto podía tomarlo como desinterés por parte de los chicos, motivo para alejarse aún más de ellos.

Y al parecer esa era justamente la situación que se había formado ahora.

No podía creer lo surrealista de todo, pues era increíble la velocidad y el poco control con que las cosas tomaban forma. Aquella bola de nieve se había convertido en una gran avalancha que ahora iba directo a ellos.

Sasuke lo sabía. Las cosas no saldrían bien para ninguno.

¿Y qué cosa hacía él? Mantenerse como un observador, claro, a la espera de que las cosas se desencadenaran y deseando que los daños no fueran tan graves como habían calculado él y la joven del cabello rosa. Pero no podría ser un observador por siempre, tarde o temprano debería tomar partido en todo eso.

Solo que no sabía cuándo exactamente hacerlo…

- Parece que su manada se ha separado.

Sasuke suspiró. Por algún motivo pelear con el chico de cabello oscuro no le apetecía hoy.

- ¿Qué quieres, Kyoto? -cuestionó sin mirarlo. El muchacho a su lado se apoyó en el barandal, al igual que él, para observar a sus amigos en el patio de la escuela.

- Pues no he podido evitar notar que mis días en la escuela son mucho más tranquilos de lo usual… y no precisamente porque Zentraedi se haya enfermado y este en casa -comenzó con sarcasmo y desinterés, como si solo hablaran del clima-. No he podido evitar preguntarme que les ha sucedido a tus amigos para que estén tan callados.

- No te interesa -respondió Sasuke, sin apartar la vista de sus amigos. Kyoto lo meditó un instante.

- Tienes razón, no me interesa -contestó, con su clásica sinceridad-. Pero me siento algo aburrido, dame algo con lo cual pueda divertirme un rato.

Sasuke giró a verlo, con sus cejas alzadas llenas de sarcasmo y, secretamente, esperando que las noticias fueran lo suficientemente dramáticas para sacarle una expresión de sorpresa.

- Naruto se ha enamorado de Hinata… pese a creer que es un chico.

Kyoto no pudo evitar formar una sonrisa con una mezcla entre burla e incredulidad.

- No me jodas.

- No lo hago -contestó el azabache, encogiéndose de hombros con desinterés y una secreta satisfacción por haberlo conseguido-. Ahora el muy idiota no sabe qué hacer y por lo mismo ha dejado de juntarse con Kiba y Hinata, quienes al no tener ni idea de lo que está sucediendo han preferido simplemente dejarlo en paz.

Kyoto devolvió la mirada al patio, como si tratara de verificar lo que Sasuke le había dicho. No le costó para nada encontrar a los protagonistas de la historia, apartados por varios metros de distancia y decenas de estudiantes.

Lucían como perfectos desconocidos.

- ¿Cómo averiguaste todo eso? Tú eres un idiota, es imposible que lo vieras todo por tu cuenta. Alguien tuvo que haberte ayudado -Sasuke volvió a dirigirle una rápida mirada cargada de sarcasmo-. Fue Haruno, ¿cierto?

El azabache frunció el ceño.

- No creas que no me siento culpable por no haberlo notado antes -volvió a hablar Sasuke.

- ¿Bromeas? Podría haber un apocalipsis zombie y no lo sospecharías hasta haber

- Jamás imagine que Naruto se enamoraría de Hina creyendo que era un chico. No tengo ni idea de que cosa le vio.

- Amor es amor, ¿sabes? -preguntó el chico, antes de que Sasuke pudiera añadir algo volvió a hablar-. Además de eso lo hecho, hecho esta. No puedes cambiarlo, solo te queda arreglarlo.

- Sí, pero ¿cómo puedo hacerlo? No puedo ir y decirle a Naruto que Hina es una chica, no con lo alterado que está por la situación. Ni siquiera es capaz de verlo.

- Bueno, yo creo que es mucho más complicado que eso -meditó Kyoto-. Si Namikaze lo averigua, se enfadará por la mentira. Sentirá que se han burlado de él a sus espaldas y no querrá ver a ninguno de ustedes. Tal vez incluso deje de gustarle Hyuuga -y para terminar agregó-. Si crees que las cosas están mal ahora, luego de que sepa la verdad empeoraran en serio. Mi recomendación es que digan la verdad ahora, antes de que la situación empeore.

- Ya lo sé.

- ¿Entonces?

Sasuke lo miró, haciendo una expresión de sufrimiento.

- Voy a esperar hasta después del concurso y le diré la verdad, lo juro.

Kyoto se apartó de la baranda, preparado para marcharse y seguir su camino.

- Como digas -declaró, sin ningún tipo de emoción en sus palabras-. Pero cuando las cosas salgan mal solo recuerda que te lo advertí.

- Gracias por tu animo -rebatió el azabache con sarcasmo. Kyoto sonrió para si mismo.

- No hay nada como la sinceridad con los amigos, ¿no crees?

El chico no respondió, maldiciéndose a si mismo por toda la situación y deseando arrojar a aquel chico por el barandal. Y es que de solo pensar en todo lo que vendría más adelante comenzaba a dolerle la cabeza. Kyoto tenía la razón: en cuanto supiera la verdad… Naruto no los perdonaría.

No había forma de solucionar las cosas o evitar el desastre que pronto vendría.

No había forma de escapar de todo eso.

***

- ¿Un vestido?

- Violeta, esponjoso y con un gran escote.

Kiba hizo una mueca de inmediato.

Durante toda su vida conociendo a la chica, solo había una forma en que podía describir aquellos escasos instantes en que su amiga era forzada a utilizar ropa femenina.

Graciosos.

Ver a Hinata con ropa de mujer resultaba siempre algo gracioso.

No lo malentiendan, claro, Kiba creía que Hinata era una chica bonita. Pero siempre sentía gracia debido a la manera en que ella manejaba la situación. Como si se tratara de un pez fuera del agua, ahogándose y con lápiz labial. En cierta manera incluso le recordaba a su pequeño perrito, Akamaru, cuando su madre o su hermana le colocaban uno de esos adorables y pomposos trajecitos de marinero, los cuales la pequeña criatura odiaba con tanta energía que se bamboleaba por la casa hasta deshacerse de ellos.

Algo así lucía Hinata al ser forzada a usar ropa de chica. Aunque bueno, Hinata era peor, Akamaru al menos podía caminar sin tropezar.

- ¿Y qué le dijiste a tu madre? -cuestionó el castaño.

- Que ningún chico me había invitado al baile… -respondió la joven, suspirando desanimada-, entonces paso la siguiente hora diciéndome que eso se debía a mi ropa, mi cabello, mi actitud y la lista continuó por un largo rato…

Dio un nuevo suspiró al terminar, siendo observada por el muchacho.

- ¿Entonces deberás ir con el vestido?

- Sí.

- Bueno, eso es un problema, claramente no puedes tocar en el concurso con un vestido -explicó Kiba, recalcando lo obvio.

- ¿Entonces qué hacemos?

- Hmm… Aún tengo mi viejo traje -respondió su amigo, sonriendo ante la idea que de pronto se había manifestado en su mente-. Me queda algo estrecho a mí, pero de seguro a ti te quedara fantástico.

Hinata no pudo evitar la sonrisa que aquellas palabras le generaron, que aquella idea le generó.

La idea de usar un traje había atravesado su cabeza en más de una ocasión, pero había sido descartada al instante ya que resultaba casi imposible.

Ahora Kiba le ofrecía el poder realizar aquel sueño.

- ¿Hablas enserio?

- Sí, claro, es decir… no creo que prefieras usar el vestido que tu madre te compró, ¿no es así?

- Esa cosa serviría para encender una hoguera.

- Entonces, en el día del baile, iras a mi casa para ponerte el traje -decidió el chico-. ¿Crees tener problema con ello?

- No, no realmente. El único problema en el baile sería…

Guardó silencio, desviando su vista para observar al muchacho rubio que, a varios metros de distancia, tenía su cabeza enterrada en un libro. Lucía calmado, leyendo en una banca en medio del patio, como si fuera feliz solo con eso.

Como si no extrañara para nada estar junto a ellos…

Kiba la distrajo, acariciando su cabeza con cariño.

- Se resolverá, no te preocupes.

- ¿Lo crees? Se ve tan… solo…

- Vamos, no te preocupes. Luego de mañana averiguara la verdad. Lo prometo.

Hinata guardó silencio, sin saber que decir.

Había esperado meses al concierto, con el único fin de poder decir la verdad al muchacho.

Luego de eso, pensaba siempre, todo se resolvería y las cosas seguirían su curso normal. El problema es que ahora eso parecía imposible, aquel final feliz no se visualizaba tan claramente como antes. En vez de eso, ahora solo podía divisar una abrupta caída.

No quería decirle la verdad todavía, esperaba poder seguir extendiendo aquella farsa hasta el final, pero sabía que la simple idea era imposible.

Todo caería en algún momento y ella no lo podría evitar.

- ¿Qué cosa puede salir mal de aquí a mañana?

- Muchas, pero pelearemos para evitarlo -decidió el muchacho. Sonrió una última vez para darle aliento-. Ya verás, después de mañana las cosas mejoraran.

- Así lo espero… -mintió, tal vez para hacerlo sentir mejor.

Ella no creía que las cosas fueran a mejorar.

Sí, había sido estúpida al no decirle la verdad a Naruto. Podía verlo con claridad ahora, pero en su defensa se había sentido asustada de solo pensar en que el chico pudiera verla como lo que en verdad sentía que era: una niña tonta disfrazada de chico. Y contra todo, ahora no faltaba demasiado para que eso pudiera ser claro para el muchacho de cabello rubio.

Y ella no sabía cómo él lo tomaría…

Hinata sentía que no podía respirar.

No, no tenía nada que ver con el hecho inminente a que Naruto supiera la verdad, cosa que afectaría su amistad y, probablemente, la destruiría.

Tampoco tenía que ver con la presión que le causaban todas sus mentiras en casa, provocadas por su doble vida, las cuales comenzaban a tener efecto en la relación con su madre que, ya de por si, era bastante tensa.

Era que, literalmente, no era capaz de respirar.

El vestido estaba demasiado ajustado a la altura del pecho.

- Hinata, ¿has estado comiendo más de lo normal?

- ¡Mamá, no estoy gorda! -exclamó ella, avergonzada-. ¡Me tienes a dieta!

- No me mientas jovencita -murmuró la mujer, frunciendo sus labios y enfrentándola con la mirada. Hinata tuvo que desviar la vista en esa ocasión: sabía que la hamburguesa que Kiba le había dado por la tarde iba a afectar la especifica dieta a la que su madre la había impuesto. Pero no había podido evitarlo: ¡estaba desfalleciendo del hambre!

- Entrarás en ese vestido de la forma que sea -determinó la mujer. Hinata no pudo evitar hacer una mueca ante sus palabras.

- Sí, mamá…

De pronto, para su mala suerte, dos pares de ojos aperlados se asomaron a través de la puerta. Con espanto, en solo un instante, pudo reconocer a su primo y a su hermana menor, mirándola de pies a cabeza como si no creyeran lo que llevaba puesto encima.

Ese también era un problema que cada cierto tiempo enfrentaba.

- Oh por Dios -Hanabi lucía asombrada. Sin esperar permiso corrió hacia ella para revisar cada detalle del vestido, palpando la tela como si fuera única e inigualable-. Es precioso.

- Ya lo sé -suspiró la joven, atrapada en su papel de hija perfecta. Su madre sonrió al oírla decir eso-. El problema es que no entra como debería.

- Ya lo hará, hija -su madre apoyó las manos sobre sus hombros, observando con ella el reflejo del espejo-, no te preocupes. Te quedará hermoso.

Neji se mantenía aún en la puerta, silencioso. Hinata no necesitaba preguntarle para saber lo que pensaba con todo eso:

Que ella estaba cometiendo un error.

- Yo quiero un vestido así -exigió Hanabi.

- Te lo regalo -murmuró Hinata, levemente hastiada. Su madre sonrió.

- Niñas, niñas, no peleen. Este vestido es especial para Hinata, pero no te preocupes Hanabi, pronto tú también tendrás uno.

- ¿El mío puede ser azul? -preguntó la pequeña, entusiasmada.

- Sí, puede serlo. En mi habitación tengo una revista de modelos.

Su madre salió del cuarto, seguida de Hanabi, concediéndole a Hinata algunos segundos de paz.

- Hay formas menos dolorosas de auto torturase -comentó el chico de cabello castaño, de pie tras ella.

- Aceptaría con gusto cualquiera -respondió ella, dando un largo suspiro a continuación.

- ¿Por qué aceptaste usar el vestido?

- Mamá no cree que haya otra cosa que yo pueda utilizar en un baile.

- Podría ser un traje, ¿no? -preguntó el muchacho, mientras se encogía de hombros como si aquel ofrecimiento fuera algo normal.

- Soy una chica, Neji-niisan -replicó ella débilmente.

- Eres mi prima -rebatió él-. Y me niego a aceptar que solo digas “sí” a todo esto.

Hinata miró hacia la puerta, verificando que su madre no estuviese cerca aún.

- La verdad es que tengo un plan.

- ¿Ah sí? -Neji lucía escéptico, como ella esperaba-. ¿Y cuál es?

- La noche del baile me iré a casa de Kiba y él me dará un traje para usarlo durante la noche.

- Hinata, por el amor de…

- No quiero oír lo que podría salir mal con eso -pidió ella.

- Muchas cosas pueden hacerlo -replicó su primo, con completa seriedad-. Si tu madre te descubre, estarás muerta. En serio estarás muerta. No será como los castigos de siempre.

- No puedo ir con un vestido al baile, Neji.

- Hinata, no puedes arriesgarte. Ya estás en el límite de todo esto.

- ¿Entonces solo dices que debo aceptar esto? -preguntó ella, con dolor.

- No -negó él, con voz comprensiva-. Me refiero a que digas la verdad. Basta de mentiras, Hinata. Yo puedo ayudarte, lo sabes.

Ella abrió la boca para replicar, justo en el instante en el que Hanabi y su madre regresaron al cuarto. Al verlos Hinata suspiró, rendida de ante mano.

Sin embargo, Neji no parecía sentir lo mismo.

- Tía, Hinata tiene algo que decirle -informó el muchacho, provocando que la chica diera un respingo de sorpresa.

- ¿Eso es cierto Hinata? -preguntó su madre, fijando la vista en ella-. ¿De qué se trata?

Hinata no supo que decir en un inicio.

Neji estaba loco. Ella no creía que todo se solucionara con charlarlo, no creía que su madre fuera capaz de entenderla. Le parecía imposible si quiera imaginar eso.

Ella tenía que comenzar a ser realista, dejar de pensar en que todo podía ser perfecto en su vida y solucionarse solo con charlar. Tenía que comenzar a aceptar la verdad: que era una chica y tenía ciertas pautas que seguir. Su madre no trataba de perjudicarla, solo trataba

Abrió su boca, formando una sonrisa tímida.

- Quería saber qué clase de zapatos deberé usar -murmuró de forma débil-. Ya sabes… para no hacerme alguna herida o caer.

- Bueno Hinata -su madre pareció meditarlo-. Lamentablemente tienes muy poca práctica con tacones, pero la estarás pasando tan bien en el baile que ni siquiera notarás el dolor.

- Eso es… genial… -murmuró ella, sin saber qué otra cosa decir.

- No te preocupes, valdrá la pena. La pasarás muy bien.

Ella suspiró.

Tal vez era cierto, tal vez solo era cosa de acostumbrarse.

Tal vez no era tan malo como creía… tal vez solo era necesario esforzarse un poco más.

Después de todo era una chica y pronto, en dos días, su secreto saldría a la luz…

…y ella perdería su identidad para siempre…

CONTINUARA…

Notas finales:

Y si les digo que esto puede tener aún más drama?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro