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Capítulo 35. ¿Besos?

Besar a alguien es, sin dudas, una expresión de amor.

Nace en el momento menos esperado, cuando todos aquellos sentimientos por alguien son llevados al límite dentro de nosotros, cuando queremos demostrar de alguna manera, sin palabras, lo que sentimos.

Pareciera simple, pero en verdad besar está lleno de significados.

Cerrar tus ojos, abandonarte a tus sentidos, guiarte únicamente por el instinto…

Y puede ser tan desastroso como maravilloso, solo depende de con quien se haga y con qué intención se realice. Existen muchos tipos de besos, algunos guiados por el cariño y otros mucho más románticos, dedicados solo a esa persona especial.

Naruto Namikaze era el tipo de chicos que pensaba que besar a alguien debía provocar un efecto parecido al fin del mundo en las personas. Una explosión que afectaba a cada átomo dentro el cuerpo, que destruía todo lo creado y lo rearmaba a gusto propio. Una acción tan poderosa que era capaz de convertir todo en pura energía, de elevar los pies sobre la tierra, de hacer que alguien fuera inmune a la gravedad por, aunque sea, solo unos segundos…

O bueno, al menos así lo había sentido la primera vez que había sido besado.

Como si el cielo y la tierra se estuvieran moviendo…

¿Y entonces? ¿Qué pasaba ahora?

Apenas Shion se hubiera apartado él había inventado una patética excusa para alejarse de ella y volver a casa rápidamente. Luego de eso se había encerrado en su cuarto aludiendo a un repentino dolor de estómago, incapaz de explicar de otra manera el motivo de su nerviosismo y su torpe caminar.

La chica había insistido un poco, le había llamado por teléfono y enviado mensajes, pero al ver su rechazo tan constante decidió retroceder y disculparse por haber sido demasiado atrevida con él, explicándole también que no estaba enfada porque se hubiera ido tan repentinamente.

Eso último lo hizo replantearse su reacción.

¿Pero por qué había actuado así?

Ella no había hecho nada malo, solo lo había besado. Eso significaba que estaba interesada en él, ¿cierto? Es más, todo lo que le había dicho antes del beso solo daban a entender eso.

Que ella le gustaba a él.

¿Y entonces? ¿Cuál era el problema?

Cualquier chico hubiera correspondido gustoso aquel beso. ¿Por qué él no? ¿Por qué había salido huyendo al instante apenas sus labios hubieran rozado los suyos?

Sinceramente se sentía como un idiota. Shion se trataba de una chica bonita e inteligente, también madura, pero por sobre todo lo que le gustaba de ella era que no se sentía por completo un idiota en su presencia. Hablar y estar con ella le resultaba cómodo. Incluso estaba seguro de que, de llegarla a conocer mejor, se convertiría en una gran amiga.

Para cualquier chico ella sería la novia perfecta.

Solo que para él… para él…

“Shion no es ella…”

Y con aquel último pensamiento hundió la cabeza bajo la almohada y se acurrucó nuevamente entre las mantas, deseando desaparecer por completo. Su mano viajó hasta su pecho, en donde aquel collar con dije de corazón descansaba en lugar de su propio collar. Nuevamente el roce del frio metal consiguió que se calmara.

Sí, era cierto. Estaba seguro de que aquel era el motivo de su rechazo.

Shion no era la chica del armario en casa de Sakura, la chica de la fiesta que lo había besado. Y aunque fuera algo tonto de verdad se había sentido tocado en aquella situación, por aquella joven desconocida.

No, no estaba enamorado. No podía estarlo, sería imposible.

No conocía a la chica, ni siquiera sabía cómo era ella.

Enamorarse en esas circunstancias era imposible, pero aun así… en su mente aquella tonta ilusión de que la volvería a ver pronto se mantenía sin querer apartarse.

Revolvió su cabello frustrado una vez más, intentando no pensar en todo lo que rondaba por su mente. No importa que hiciera, esta vez simplemente encontrar una respuesta sería imposible.

Volvió a dejarse caer sobre la cama, ahogando un grito con su almohada.

“¡¿Por qué tengo que hacerlo todo tan malditamente difícil?!”

***

Sasuke se veía… serio, mucho más que lo de costumbre.

- Me están diciendo que… ¿los siguieron por el centro tres horas e interrumpieron la cita?

Hinata se cruzó de brazos y guardó silencio, Sakura en cambio encaró al chico de cabello azabache, alzando una ceja.

- ¿Hay alguna queja sobre nuestra decisión?

Sasuke frunció el ceño.

- Sí, de hecho. ¿No creen que fueron muy lejos esta vez?

- No puedo creer que la estés defendiendo -exclamó Sakura, indignándose de golpe.

- No la estoy defendiendo -aclaró el chico.

- ¿Entonces?

- Solo digo que Naruto puede malentender las cosas si continúan actuando de esa manera.

- Pues de hecho cree que con Hinata somos novios -continuó la chica, desviando su vista y cruzándose de brazos, como si esperara que Sasuke le gritará.

- ¡¿Qué él qué?! ¡¿Cómo paso eso?!

- ¡No tengo porque responder eso! -replicó la chica, negándose a mirarlo.

- ¡Sakura, por favor! -esperó paciente, pero en cuanto comprendió que la chica no respondería giró hacia Hinata-. ¿Me lo explicas?

La joven Hyuuga se mantuvo en un hosco silencio. En su mente no podía evitar recordar como Naruto se había llevado a Shion, tomándola de la mano, solo para alejarse de ella.

¡Estaba furiosa y por completo celosa, pero simplemente se negaba a aceptarlo!

El pie de Sakura estaba mucho mejor y ellos se encontraban ya en casa de Kiba, su lugar de reunión secreto desde que Naruto se hubiera convertido en vecino de Sasuke -porque claro, no era la mejor idea hablar de la identidad de Hinata en un lugar donde el rubio pudiera oírla, así como del amor que ella sentía por él-. Frente a ellas Kiba se mantenía cruzado de brazos sentado en su cama, así como Sasuke a su lado, esperando atentos una respuesta. Y ninguna de las dos estaba de humor para responder.

- Pero que complicadas -declaró Kiba, Sasuke a su lado asintió.

- Si no nos dicen que rayos sucedió no podremos ayudarlas.

- No necesito tu ayuda -Sakura clavó sus ojos verdes en él con furia.

- Si la necesitas, además el tema también me concierne.

- Oh no, no lo hace -decidió ella-. Mientras Shion esté involucrada no te meterás.

- ¿Qué? ¿Hablas en serio? No puedes alejarme de esto solo por Shion.

- ¡No digas su nombre!

- Pero…

- ¡Ni siquiera lo pienses!

- ¡Basta ya! -gritó Sasuke, frunciendo el ceño con molestia.

Sakura le quedó viendo, sorprendida con el repentino cambio de actitud. Kiba y Hinata aguardaron, sin saber bien que decir o hacer.

- ¿Y a ti qué te pasa? -exigió saber la joven, colocándose de pie y caminando a él.

- Pasa que estoy cansado de tu desconfianza -decidió el chico, haciendo lo mismo para enfrentarla-. Naruto es mi mejor amigo, este tema me incumbe incluso más que a ti. Necesito hablarlo con él.

- Oh no. No quiero que te involucres, no después de…

- ¿De qué? -el chico alzó el mentón, con desafío en la mirada. La mirada de ella brilló con decisión.

- No después de lo que pasó con Shion.

- ¡Sakura, fue hace un año y medio! -Sasuke alzó los brazos, evidentemente frustrado con la situación.

- ¡¿Y?! ¡No confió en ella!

- ¿Y no confías en mí acaso? ¡Sabes que ella no me interesa! ¡Deja de exagerar la situación!

- ¡No exagero!

- ¡Sí, exageras! -Sasuke gritó, por primera vez en la discusión-. ¡¿Qué demonios te importa si le habló o no a Shion de nuevo?! ¡Podría incluso volver a salir con ella! ¡Después de todo tú y yo no somos nada!

Sakura abrió sus ojos como platos al oírlo decir eso, al igual que Kiba y Hinata.

- Oh no -murmuró Sasuke al instante-. Sakura, no quise…

- ¡Pues vete al infierno, idiota! -gritó ella. Volteó y tomó sus cosas, y con una leve cojera en su pie, se marchó tan rápido que nadie reacciono sino hasta que la puerta principal hubiera resonado con un fuerte golpe.

Sasuke se dejó caer de rodillas, aun observando la puerta abierta por la cual la chica había salido hacia solo un par de segundos.

- ¿Eso fue real? -cuestionó Hinata, quien había olvidado toda la situación con Naruto y Shion.

Kiba lanzó un largo silbido.

- Viejo, cruzaste la línea. Mamá está muy enojada.

- Acabo de arruinar toda mi vida -declaró el azabache.

- Por completo -asintió Hinata.

- Y sin solución -confirmó Kiba.

Ay, a veces el amor en la escuela parecía lo más complicado de todo…

***

Naruto tomó asiento, dando un nuevo suspiro.

Odiaba tomar decisiones.

Shion quería verlo, según ella para disculparse apropiadamente por aquella impulsiva decisión.

Solo que él aún no estaba seguro de querer volver a juntarse por ella. Y no era por temor a ser besado nuevamente, sino porque hacerlo implicaría darle una respuesta.

No quería rechazarla, realmente le agradaba ella, pero simplemente no le gustaba como algo más que una amiga.

“Si Sasuke se entera de esto, estoy muerto…”

Sentía que tenía que hablarlo con alguien, el problema era que su mejor amigo estaba temporalmente incapacitado para ayudarlo.

Naruto lo había visto ayer, actuando como si fuera un zombie, incapaz de dar dos pasos sin chocar contra algo. Kiba le había contado de la gran pelea con Sakura. No había mencionado la causa, pero era obvio que debía tratarse de Shion, no había nada más que alterara tanto a la chica.

De alguna forma se sentía culpable, estaba seguro de que la pelea debió haber nacido en torno a alguna conversación sobre él, pero no tenía mucho que hacer ante aquella situación.

No quería empeorar nada más.

Sin embargo, ahora no podía charlar a gusto con Sasuke, lo que lo dejaba solo con una sola opción: Hina. Estaba seguro de que su amigo lo escucharía hasta el final, entendiéndolo por completo y ofreciéndole una solución a sus problemas. Después de todo el chico Hyuuga era el más calmado de todos y también el más racional.

Con aquella decisión tomada, y por ende sintiéndose más seguro sobre lo que hacer, salió al pasillo, topándose de inmediato con Kiba y su mejor amigo, el último en un claro estado de depresión, abrazado a su mochila y apoyado contra una pared.

- ¿Cómo está? -preguntó, refiriéndose al cadáver en el que se había convertido el chico, sosteniéndose apenas en un claro estado de shock.

- Sobrevivirá -diagnostico Kiba, tras una rápida mirada.

- Me merezco esto, soy un cretino -murmuraba el azabache-. Una basura que no puede agradecer lo bueno en su vida…

- Sí, sí, Sakura solo está enfadada, se le quitara pronto y ustedes volverán a ser como antes -las palabras de Kiba no sonaban reconfortantes en ninguna forma, pero Naruto supuso que Sasuke tampoco lo estaba escuchando.

- Eh… démosle una semana -decidió, apuntando a Sasuke con la cabeza-. Siempre podemos arrojarlo a la piscina si no mejora.

Kiba sonrió.

- Buen plan. ¿Qué quieres?

- Hablar con Hina un momento -respondió, antes de dirigirse al interior del salón.

- Yo no iría ahí si fuera tú -le advirtió el castaño, deteniendo su avance-. Está enesos días.

- ¿Esos días? -preguntó Naruto, sin comprender de que rayos le hablaba.

- A-Ah… me refiero a que… -Kiba guardó silencio, sin saber que decir-. Mira, le conozco desde que somos niños. Y hay ciertos días en donde Hinata tiene… problemas… ¡sí!, sí, problemas… -murmuró algo que el rubio no consiguió oír-. Y se pone de mal humor por pensar demasiado en ellos… y hoy es uno de esos días. No vayas allí.

- Hina no va a matarme, ¿o sí? -preguntó Naruto, alzando una ceja al castaño.

- No, pero…

- Entonces lo exageras. Realmente necesito hablar con él ahora.

- ¡Espera, Naruto, no vayas o…! -un golpe los hizo girar hacia el azabache, quien había caído al suelo, convirtiéndose en mirada de varios de los chicos y chicas que paseaban por el salón-. ¡Sasuke, quédate quieto un segundo!

- No hay nada en la vida que valga la pena -murmuró el chico, de vuelta en su depresión. Kiba de inmediato trató de ayudarle a ponerse de pie, momento que Naruto utilizó para escapar de la vigilancia del chico.

Esquivó al resto de los chicos del salón hasta llegar a colocarse justo frente a Hinata, quien observaba por la ventana sumido en sus pensamientos. De inmediato notó, en su ceño fruncido, lo que Kiba había querido decirle: claramente no estaba de humor, pero ya era muy tarde para echarse atrás.

Aclaró su garganta, llamando finalmente su atención.

- Hina, yo…

- Oh que bien -su voz cargada de sarcasmo lo sorprendió lo suficiente como para detener la frase-. Eres tú.

- Eh… ¿Hina estás bien?

- Claro, ¿acaso no es obvio?

Auch. Mil veces auch. ¿Cómo lo hacia ese chico para que las palabras dolieran tanto?

- Yo…

- ¿Qué necesitas?

- Yo solo quería… -hizo una pausa-. Lo siento, ¿sucede algo? ¿Por qué actúas como si…?

- ¿…fuera un día asqueroso? -aventuró él, alzando una ceja.

- Mejor dicho, como si yo te hubiera hecho algo malo -terminó él. Hina dio un suspiro.

- Lo siento, hoy no estoy de humor.

- Créeme que lo note -sonrió levemente, esperando una sonrisa similar, pero nada. Optó por otra ruta-. ¿Problemas en casa nuevamente?

- Siempre, pero no es por eso que estoy de mal humor hoy.

- ¿Entonces? Si me lo cuentas tal vez pueda ayudarte…

Él clavó sus ojos aperlados en los suyos, evaluando tal vez la idea de contarle que era lo que le estaba molestando tanto. Naruto le mantuvo la mirada, esperando con ansias que aceptara su idea, realmente deseaba un rato a solas con su amigo.

- La verdad…

- Puede ser de vuelta a casa -aclaró, alzando sus manos para que esperara-. No tiene por qué ser ahora, si quieres hablamos luego y me cuentas si lo deseas. Y ya que las clases están por comenzar volveré a mi salón.

Y antes de que Hina pudiera rechazar la oferta él se marchó, esperando que el paso de las horas ayudará un poco a calmarlo. Paso junto a Kiba, quien le dirigió una mirada sospechosa antes de voltear a ver al muchacho de cabello azul, y emprendió paso rápido a su salón. Volvió a su asiento y arrojó un nuevo suspiro.

Solo le quedaba esperar…

El día paso más rápido de lo esperado.

Pronto se encontró lleno de nerviosismo, mientras terminaba de meter sus cosas dentro de su bolso. Esperó que Hina no hubiera decidido marcharse tan temprano y por lo mismo se alegró al ver que no se alejó con el resto del grupo.

Cuando el resto de sus compañeros abandonó el salón él entró, hallándolo de inmediato en su lugar, todavía sentado. El chico le dirigió una larga mirada antes de fruncir el ceño.

Bueno… parecía que la tenía tomada contra él.

“¿Estará enojado por haberlo descubierto con Sakura?”

- Eh… Hina… -alzó su mano a modo de saludo, solo porque no sabía que otra cosa hacer-. ¿Q-Qué hay?

- Dijiste que querías hablar, ¿no? -respondió él, sentándose sobre la mesa para verlo mejor-. Entonces hazlo, ¿qué sucede?

- Ah, yo… -no supo que decir, de pronto intimidado-. Si, bueno, si quiero hablar, pero… -guardó silencio esperando, aunque su amigo no dijo nada. Volteó a ver si alguien más quedaba, pero para su suerte no era así-. Bueno, es sobre… ya sabes, Shion.

Un brillo de curiosidad inundó la mirada del chico frente a él. De pronto no parecía tan enojado.

- ¿Sí?

- Yo, bueno… ¿cómo lo digo? Sucede que luego de encontrarnos… pues… ah, es complicado -confesó, tratando de hacerle notar que no se sentía cómodo de soltarlo todo tan rápidamente-. Y, en resumen, estoy confundido y no sé qué hacer.

- ¿Confundido por qué motivo?

Naruto desvió la vista. Un repentino nerviosismo lo invadió, seguido de la sensación de que algo malo estaba a punto de suceder. No sabía si estaba paranoico o si de pronto la mirada del chico parecía cargada de amenaza.

- Ugh, es solo que… luego de que me besara, yo…

- ¡¿Qué ustedes qué?!

El grito fue tan inesperado que lo hizo guardar silencio de golpe.

Hina permanecía frente a él, observándolo con los ojos abiertos, demasiado sorprendida como para hacer o decir cualquier cosa. Naruto no supo qué cosa pasaba por su mente, pero en ese momento tampoco deseó averiguarlo.

- Yo… ¿acaso hice algo malo?

Su amigo se veía fuera de si, tal vez intentando averiguar si se trataba de una broma o no. Finalmente pareció comprender que iba en serio.

- ¡No puedo creer que la hayas besado!

- E-En realidad ella me besó a mi…

- ¡Oh, qué asco! -exclamó, más que enfadado-. ¡Simplemente que asco!

Naruto no supo que decir.

- Yo…

- ¡No quiero oír más! -gritó retrocediendo. Tomó sus cosas y se dirigió a la puerta-. ¡Adiós!

Naruto solo tardó un segundo en reaccionar y perseguirlo.

- ¡Hina espera! ¡¿Qué te sucede?!

Lo sostuvo de los hombros y lo obligó a frenar.

- ¡Da igual, no lo entenderías! -replicó él, antes de intentar alejarse nuevamente.

- ¡Entonces explícamelo, dime que te pasa!

- ¡Suéltame!

- ¡No hasta que me digas que sucede! -consiguió detenerlo el tiempo suficiente, verdaderamente angustiado con aquel arranque de ira-. ¿Qué tiene de malo que Shion me haya…?

- ¡No digas su nombre!

- ¿Qué? ¿Por qué no? ¿Qué está sucediendo?

- ¡Ah! -gritó, furiosa. Dejo de intentar escapar y en cambio utilizó su energía para sujetar a Naruto del cuello de la camisa, acercándolo a su cuerpo-. ¡Eres un idiota, ¿lo sabes?!

- ¡Hina, basta! ¡¿Qué te…?!

Y entonces lo besó.

Hina estampó sus labios contra los suyos, tirando aún más de su camisa para atraerlo a él.

Naruto gimió levemente, demasiado sorprendido como para reaccionar los primeros dos segundos. En cuanto se repuso le empujó, alejándose de inmediato y tratando de marcar espacio, apegándose a la pared más cercana y sujetándola por miedo a que sus pies se despegaran del suelo en cualquier instante.

Jadeó avergonzado y asustado, pero no por el beso, ni lo que probablemente significará, sino porque su corazón había comenzado a latir presuroso por algo que definitivamente no debería haberlo causado.

Y no, no era miedo o sorpresa o nervios. Su corazón solo había comenzado a latir y de pronto su estómago se había llenado de pequeñas mariposas, revoloteando furiosas.

Porque justo ahora, en ese mismo instante y lugar, y producto de aquel beso y de aquel chico…

¡Tanto el cielo como la tierra se habían movido!

CONTINUARA…

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