Capítulo 29. Inocencia
- ¿Qué tú… estas enamorado de mi?
Hinata sintió la sangre subir a sus mejillas de golpe, mientras que veía sorprendida como Naruto se sonrojaba también. Incluso de esa manera no pudo evitar encontrarlo apuesto.
- Y-Yo…
Sus latidos se aceleraron con violencia y su respiración se volvió irregular de un momento a otro. Sintió que sufriría un ataque en cualquier segundo. No, ¡ya estaba sufriendo uno!
Porque para empezar… ¡¿qué rayos hacía Naruto allí escuchando su confesión?!
- ¡L-Lo siento mucho! -exclamó Matsuri, consciente de lo que había generado. De inmediato miró hacia Naruto, completamente avergonzada con lo sucedido-. ¡N-No fue mi intención que sucediera esto!
- ¡E-Esperen! -pidió Hinata, alzando las manos para pedir tiempo. Por algún motivo estaba segura de que Naruto saldría corriendo en cualquier segundo-. ¡Esto tiene una explicación!
- ¿Ah sí? -preguntó el rubio totalmente incrédulo-. ¿Y cuál es?
El silencio inundó el cuarto pesadamente.
- Hanabi, ¿quieres un helado? -preguntó Neji de pronto, tratando de escapar de la situación. Su prima menor no dudo en saltar del sofá y correr hacia él.
- No tienes ni que preguntarlo -respondió, mientras se dirigían a la puerta.
Matsuri también se dirigió a la salida, luego de hacer una rápida reverencia.
- ¡Lo siento tanto! -repitió, antes de marcharse corriendo.
El silencio inundó la casa, tan pesado que incluso llegaba a asfixiar. Hinata dio un paso hacia el chico, pero este retrocedió de manera instantánea.
- Tú no me gustas, ¿d-de acuerdo? -puntualizó de inmediato, intentando sonar por completo convencida de sus palabras para que el chico le creyera.
Para su desgracia no funcionó.
- Hina… -partió él con lentitud, intentando dominar la dirección de la conversación que estaban a punto de tener-. M-Me halagas, en verdad, pero…
- Por el amor de Dios -murmuró ella, incapaz de decir otra cosa. Se cubrió el rostro que a esa altura estaba por completo rojo-. Esto es tan surrealista.
- Es sólo que… b-bueno, verás… -Naruto alzó sus manos, preocupado-. Ya sabes, a mi me gustan las chicas y además creo que te veo más como un amigo que como un posible…
- ¡Que no me gustas! -repitió, ya desesperada. Naruto la miró llenó de sospecha-. ¡Sólo lo dije para quitármela de encima!
Y es que al diablo con que Naruto creyera que era un chico gay: básicamente se había confesado frente a él.
¡Eso era lo único que necesitaba arreglar!
- ¿C-Cómo sé que eso es verdad? -preguntó, completamente desconfiado. Sus mejillas estaban rojas y claramente el estar a solas con ella en el mismo lugar le incomodaba más de lo que quería admitir.
Hinata sintió ganas de gritar.
- ¡Porque lo es!
- ¿Entonces porque le has dicho eso a Matsuri?
- ¡Necesitaba quitármela de encima! ¡S-Sólo surgió, no sabía que otra cosa decir! -juró.
- P-Pudiste haber inventado otra cosa -reclamó el chico.
- ¡Pues le has dicho en donde vivo! -siseó, de pronto molesta con aquel detalle-. ¡He tenido que improvisar de la nada porque había llegado sólo cinco minutos antes que tú!
De inmediato el foco de la discusión cambió a aquel detalle. La expresión de Naruto indicó un claro arrepentimiento ante lo último.
- ¡No creí que vendría! -admitió, sorprendido-. Me pidió la dirección por la mañana, pero en verdad no creí que lo haría.
- ¡Está enamorada de mi! ¡Claro que iba a hacerlo! -gritó frustrada. Dio un suspiro tratando de calmarse ya que, al final, no valía la pena molestarse con el rubio-. ¿Y-Y en todo caso que haces aquí?
- V-Vine a pedirte ayuda para la canción -explicó avergonzado, mientras tomaba asiento en el sofá y desviaba su vista. Hinata no se atrevió a moverse de su sitio-. Lamento no haber avisado.
- Pues para la otra sería mejor si me lo dices -replicó, cruzándose de brazos-. Así no me tomas por sorpresa.
- Creo que en verdad al que tomaron por sorpresa es a mi -replicó el muchacho, entrecerrando sus ojos. Hinata se sonrojó de golpe.
- ¿Sigues con eso? ¡Ugh! Sólo suprímelo de tu mente, hagamos como que nunca sucedió, ¿sí?
- P-Pero…
- Tú no me gustas -le interrumpió ella, caminando directamente hasta estar frente a él. Creyó que Naruto sólo asentiría, pero contrario a lo esperado alzó su vista para desafiarla.
- ¿Y entonces cuál es tu secreto? -exigió saber, mientras se colocaba de pie.
- ¿M-Mi secreto? ¿Y eso que tiene que ver?
- ¡Todo! -respondió él, sonrojándose nuevamente-. Es decir, ¿es eso, no? ¿Te gustan los chicos?
- ¡No! -respondió ofendida, enfrentándolo-. ¡No es eso!
Bueno… técnicamente eso si era mentir. ¡Pero Naruto no podía saber la verdad!
- ¿Seguro? Es decir, no habría nada de malo con que…
- ¡Ugh! ¡Qué no es así! -declaró, enfadada.
Naruto guardó silencio, evidentemente indeciso sobre si creerle o no.
- ¿En verdad no te gustan los chicos? -cuestionó.
Hinata dio un suspiro ya hastiada, mientras que alzaba las cejas para verlo y se cruzaba de brazos tratando demostrar su cansancio.
- No te ofendas, pero si me gustaran los chicos definitivamente no serías mi tipo.
El muchacho rubio frunció el ceño, de pronto indignado.
- ¿Ah no? ¿Y por qué?
Hinata le sonrió con leve actitud de burla.
- No me interesaría un chico que se la pasa leyendo como un ratón de biblioteca.
Naruto sintió la sangre subir a sus mejillas, sintiéndose de pronto por completo expuesto.
¿En verdad así era como Hina lo veía?
- Pues tú tampoco serías mi tipo -replicó, frunciendo su ceño y desviando su vista con molestia-. No me gustaría un chico debilucho y flacucho que parece y actúa como si fuera una chica.
- ¡Bien! -exclamó ella.
- ¡Bien! -repitió él.
Ambos guardaron silencio, justo antes de comenzar a reír con fuerza por lo dicho. Gracias a eso la tensión existente desapareció en un segundo.
- Lamento eso de "como si fuera una chica" -se disculpó Naruto primero-. No lo dije en serio.
- ¿No te parezco una chica? -preguntó ella, levemente dolida ante sus palabras. Aunque bueno, no era como si pudiera esperar lo contrario.
- Ugh, es sólo por tu físico -reconoció, sorprendiéndola-. No te ofendas pero… eres algo pequeño y delgado, justo como las chicas…
Ella asintió, sin atreverse a decir nada.
Aunque de pronto… bueno, no era necesario explicar el porqué su corazón había comenzado a latir tan presuroso, ¿cierto?
Que a pesar de lo poco femenina que era y el hecho de esconder siempre su identidad… que él la viera como una chica sólo podía generar una sonrisa automática en su rostro.
- ¿De qué te ríes? -preguntó él, al notar lo último.
- Es sólo que, de todo, jamás espere oír algo así -contestó de manera sincera. Naruto mantuvo el silencio, de pronto serio nuevamente.
- ¿Cuál es tu secreto?
- ¿Sigues con eso? -preguntó ella, sin evitar la mueca que se formó en su rostro. El muchacho asintió, a la espera de una respuesta clara.
- Quiero saberlo.
Ella tragó. ¿Qué inventar ahora?
No podía decirle la verdad a Naruto, se lo había prometido a Kiba y a Sasuke. No sería justo traicionarlos, pero tampoco lo era inventar decenas de mentiras para mantener todo eso oculto.
Parte suya comenzaba a cansarse de todo eso.
- No -decidió de pronto, con completa firmeza. El chico la observó con sorpresa.
- ¿Qué?
- Que no te diré mi secreto, Naruto -explicó, con completa seriedad-. No quiero decírtelo.
- Hazlo -exigió el rubio, entre sorprendido y enojado-. Dime la verdad.
- No lo haré. Y si en verdad eres mi amigo lo entenderás -y sin decir más se cruzó de brazos, a la espera.
Creyó que el chico la mandaría al diablo, exigiéndole la verdad nuevamente, pero para su sorpresa el muchacho pareció ser consciente de la situación.
- Lo siento -musitó de pronto, incrédulo ante lo que había generado. Hinata sonrió.
- Da igual, tranquilo. Solo es algo de lo que no me gusta hablar -admitió, deseando calmarlo. El chico asintió, aunque era obvio en su mirada que continuaba sintiéndose culpable por lo dicho. Hinata no pudo evitar sentir culpa de la misma manera-. ¿Q-Qué te parece si vemos lo de la canción?
- ¿Estás seguro?
- Claro, ya estás aquí, ¿no? -cuestionó, esbozando una leve sonrisa. Naruto hizo lo mismo.
- Yo realmente jamás he escrito una canción. Y no sé ni siquiera como partir.
- Para eso puedo ayudarte -informó ella, confiada.
- ¿En verdad?
- Kiba básicamente me amenazó con eso, así que en verdad no tengo opción -respondió, rodando sus ojos con fingido fastidio. Naruto sonrió al ver lo último-. Estamos juntos en esto.
- Gracias Hina -respondió él, fijando sus ojos directamente en ella-. Eres verdaderamente genial.
Hinata desvió la vista, tratando de pasar desapercibida y de calmar el latir presuroso de su corazón.
- Lo sé.
***
Naruto suspiro cansado, mientras tomaba asiento en un columpio del parque cercano a su casa.
¿Cómo las cosas habían terminado de esa manera?
El resto de la tarde había resultado ser por completo agradable junto a Hina. Su amigo le había explicado las bases de una buena canción y como su primer deber era escoger un tema para la misma. De igual manera luego se la habían pasado analizando algunas conocidas canciones, con el objetivo de que el viera las partes existentes.
En resumidas cuentas ambos se la habían pasado conversando y oyendo música, descubriendo algunos nuevos gustos en común, mientras que Hina lo animaba con aquella tarea y le prometía constantemente que lo ayudaría a realizarla. Había sido agradable aquel tiempo de calidad juntos, y además de eso no había resultado para nada incomodo, como si el incidente de la "declaración" jamás hubiese sucedido.
El problema es que él no estaba conforme con ello.
No pudo evitar la pequeña opresión en el pecho el pecho al recordar la expresión de su amigo negándose ante su exigencia de saber el secreto. ¿Pero qué le había sucedido al pedirle que le contara la verdad? Él no era así. Él tenía sus propios secretos y nadie jamás lo había forzado a contarlos, pues él odiaba aquello…
¿Entonces por qué se lo exigía a su amigo?
"Estoy enamorado de Naruto"
En cuanto había oído esas palabras no había podido evitar asustarse.
Una reacción natural, claro, y es que jamás se había esperado algo similar. Por lo mismo lo había aliviado profundamente el que su amigo luego aclarara las cosas, diciéndole que solo había sido una improvisada e impulsiva forma de deshacerse de Matsuri. Pero claro, su inquieta mente no le había permitido ni siquiera un respiro. De inmediato las dudas lo habían abordado, recordando la seguridad con la que su amigo había admitido estar enamorado de él.
¿Era posible que a Hinata si le gustaran los chicos?
Había cierto sentido en esa idea, como si el hecho encajara a la perfección.
Aquello lo había asustado y por lo mismo había exigido saber el secreto. Una tontería claro, porque en verdad no había nada de malo con que a Hina le gustaran los chicos.
El problema era que él había reaccionado verdaderamente mal y ahora la vergüenza lo golpeaba profundamente.
¿Desde cuándo se comportaba como un idiota?
Había cruzado la línea y ahora se sentía arrepentido. Necesitaba disculparse apropiadamente, no hacer como que nada había sucedido como había hecho Hina.
Sacó el teléfono, decidido a llamar a marcar el número de su amigo, cuando el miedo nuevamente lo invadió.
No, no. De seguro su amigo continuaba enojado, no era necesario empeorarlo aún más. Aunque aún así… sentía que tenía que arreglarlo de alguna manera.
Marcó al instante otro número, mientras continuaba observando el sol avanzar y comenzaba a columpiarse un poco. Pronto los padres también se llevaban a sus hijos, prueba de que el día se encontraba finalizando.
- ¿Sasuke? -llamó, tratando de disimular su malestar, justo en el instante en el que la llamada comenzó.
- ¿Humm? ¿Naruto, qué sucede?
- Nada, es sólo que… -guardó silencio sin saber que decir.
Un montón de preguntas golpearon su mente en un segundo. De inmediato recordó que Sasuke estaba por completo al tanto del secreto de Hina, cosa que le hizo preguntarse qué tan difícil sería que le contara la verdad a él.
Conocía a Sasuke desde que eran niños. No era tan difícil engañarlo para que le contara las cosas, solo era cosa de hacer las preguntas indicadas y luego analizar sus respuestas.
O no. Lo estaba haciendo de nuevo. Obsesionarse con averiguar la verdad.
Sin evitarlo arrojó un suspiro
- ¿Tú crees que soy un idiota insensible?
- ¿Ah? ¿Y esa pregunta?
- Nada malo -respondió, haciendo una mueca sin poder evitarlo.
- ¿Te sucedió algo? ¿Acaso tu madre te castigo otra vez?
- Algo así -musitó como excusa. Era una mentira, pero no podía evitar sentir que había sido regañado aquel día.
- Pues, no eres un idiota -explicó su amigo, con la evidente intención de hacerlo sentir mejor-. Solo… bueno, ya sabes, algo inocente.
- ¿Inocente?
- Sí. Eres muy crédulo cuando quieres, es algo fácil engañarte.
Naruto tragó, sin poder evitarlo.
De pronto volvió a dudar, sobre todo recordando la desesperación de Hinata por aclarar la situación.
Su corazón se aceleró.
- ¿Tú crees?
- Sí.
- Entonces… si alguien me mintiera, ¿cómo lo averiguó?
- Supongo que atrapándolo en la mentira, ¿no crees?
El rubio asintió, le dio las gracias y cortó la llamada, alegando no sentirse demasiado bien. Sasuke no sospechó nada, lo dejo estar.
Los siguientes veinte minutos Naruto se mantuvo sentado en el parque, observando el atardecer y pensando en las palabras de su amigo.
No creía en que Hinata le estuviera mintiendo, pero si le ocultaba algo…
La cosa era, ¿cómo lo comprobaba?
CONTINUARA…
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro